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30 abril 2013

Evidencia, educación y pérdida de fe

¿La fe y el razonamiento se hallan en conflicto?. Este artículo responde la interrogante.

Autor: Michael R. Ash.
Traductor: Antonio A. Caballero.



“La fe religiosa no sólo carece de evidencia, sino que grita a los cuatro vientos que su independencia de la evidencia es su orgullo y satisfacción” Richard Dawkins.(1)
Para ateos como Dawkins, la religión es para los débiles de mente que creen en cuentos de hadas, no sólo por la ausencia de evidencia, sino a pesar de la evidencia. Asimismo, la mayoría de expertos anti-SUD (incluso críticos SUD sectarios que aceptan a Dios, Jesús y la Biblia) dicen que los Santos de los Últimos Días creen en un Libro de Mormón ficticio que no sólo carece de apoyo de pruebas, sino que hace afirmaciones que están en contra de evidencias históricas y científicas conocidas.

Mientras que incluyo esta nueva columna para la revista Meridian, me gustaría expresar que dirección espero tomar.

A pesar del hecho de que la cristiandad es la religión más extendida de Europa y ha sido practicada desde el siglo I,(2) los estudios revelan que el ateísmo está mostrando rápidos signos de crecimiento, especialmente en Europa Occidental (3).

Aunque el movimiento ateo todavía no es lo suficientemente fuerte en los Estados Unidos, las encuestas indican que uno de cada cinco americanos es reacio a indicar una identidad religiosa (4). También existe un creciente número de personas que se declaran ateas en los medios, las noticias e incluso en los grupos de campus universitarios (5) y varios libros, que denunciaban la religión, han mantenido las mejores posiciones en la lista de “best seller” (mejor vendidos).

Como era de esperar, con el incremento de la popularidad atea en muchos países desarrollados, también hemos visto un incremento en las actividades y el predominio anti-SUD. Mucho de este material anti-religioso y anti-mormón ha surgido debido al crecimiento de Internet. Esta combinación ha causado que se tambalee el testimonio de más de un Santo de los Últimos Días.

Por ejemplo, en una reciente sesión de preguntas y respuestas en la Universidad Estatal de Utah (Utah State University) con Elder Marlin K. Jensen, Elder Jensen dijo: “…puede que desde Kirtland, nunca hayamos tenido un período de, lo llamaré apostasía, como el que tenemos ahora mismo; mayormente sobre estos asuntos. ...estamos sufriendo pérdidas...” (6). Mientras que los críticos exageran el alcance de las pérdidas de membresía SUD, (7) es innegable que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está experimentando un descenso de miembros a causa de las hostiles páginas de Internet.

En la presente columna me gustaría hablar sobre el daño al testimonio, qué lo causa, cómo podemos prevenir dicho deterioro y cómo fortalecer nuestro testimonio gracias a los eruditos modernos y las evidencias.

El ateísmo y el anti-mormonismo no son los únicos grupos relacionados con la religión que han visto un crecimiento en las últimas décadas. Los eruditos SUD, afianzados en los campos más amplios del mundo académico (incluyendo disciplinas como: historia, arqueología, antropología, egiptología, biología molecular y otras tantas áreas de la ciencia), han incrementado nuestro entendimiento y apreciación de lo que José Smith sacó a la luz por medio de revelación. Este aumento de entendimiento trae consigo nuevas evidencias que apoyan las creencias de los Santos de los Últimos Días.

Puede que algunos miembros piensen que la fe se basta sola, que nuestros intelectos no necesitan, o no deberían contar en un testimonio. Es posible que para algunos miembros sólo cuente como necesario la fe, pero para otros, el apoyo intelectual a la creencia no sólo es útil sino necesario.

Cuando Oliver Cowdery falló al intentar traducir las planchas, el Señor le dijo: 

“He aquí, no has entendido; has supuesto que yo te lo concedería cuando no pensaste sino en pedirme. Pero he aquí, te digo que debes estudiarlo en tu mente; entonces has de preguntarme si está bien; y si así fuere, haré que tu pecho arda dentro de ti; por tanto, sentirás que está bien.” (Doctrina y Convenios 9:7-8).

 


Estúdialo en la mente, pregúntale al Señor y de Él recibirás respuestas por medio del Espíritu Santo



Moroni (Moroni 10:3) y otros profetas (2 Nefi 32:1) nos han aconsejado que meditemos las cosas en nuestro corazón (lo cual suena más como un acercamiento emocional que intelectual). Sin embargo, generalmente, la mayoría de las personas de la época antigua no sabían que el cerebro era la cuna de los pensamientos y el razonamiento. Normalmente creían que el alma así como el origen de los pensamientos residían en el corazón.

Por ejemplo, los egipcios creían que el corazón (no el cerebro) era el productor de los pensamientos, a pesar de que experimentaban con la cirugía cerebral. El “meditar las cosas en nuestros corazones” significa que incluyamos a nuestro cerebro en nuestra búsqueda espiritual.

Como Santos de los Últimos Días que creemos que la gloria de Dios es la inteligencia (DyC 93:36), se nos ha dicho que busquemos la sabiduría en los mejores libros (DyC 88:118) y aprender más que simplemente lo que oímos en la escuela dominical. Se nos insta a aprender sobre astronomía, geología, historia, acontecimientos actuales y del extranjero, así como otras muchas cosas (DyC 88: 79).

“Cada uno de nosotros,” dijo el Presidente Boyd K. Packer, “tiene que alojar una mezcla de razonamiento y revelación en sus vidas. El evangelio no sólo lo permite sino que lo requiere.” (8)

En 2007, la iglesia publicó un comunicado sobre la doctrina mormona, donde se podía leer lo siguiente: 
“La iglesia exhorta a toda persona a acercarse al evangelio, no sólo intelectualmente, sino con el intelecto y el espíritu, un proceso en el cual el razonamiento y la fe trabajan juntos.” (9)
Los Santos de los Últimos Días (como la mayoría de las personas que creen en un ámbito espiritual) piensan que algunas evidencias, como podría ser un testimonio espiritual, sólo pueden venir por medio de la fe, pero también sostienen que normalmente la fe y el razonamiento no están en conflicto y que la evidencia basada en la lógica puede apoyar la fe.

Incluso los estudios sugieren que, para los SUD, incrementar la educación fortalece el testimonio y que la educación más alta contribuye a la religiosidad. Espero que el pensamiento racional pueda jugar un papel activo en el aumento de los testimonios.

“La evidencia” para creer y la evidencia que apoya las defensas contra las declaraciones anti-mormonas, son, en contradicción con algunos ateos, una parte prominente de los estudiosos SUD. Algunos de los recursos web que ofrecen este apoyo intelectual son:

The Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship (ateriormente llamado FARMS): (www.maxwellinstitute.byu.edu/). Mientras que actualmente la dirección del Maxwell Institute es la de encontrar un camino diferente, el Institute ofrece una cantidad ingente de información, artículos y libros sobre varios temas relacionados con estudios SUD.

The Interpreter (www.mormoninterpreter.com): Este nuevo diario en línea e impreso (al solicitarlo) fue creado por varios de los miembros originales de FARMS. En un corto período de tiempo han producido una impresionante cantidad de material.

Y por supuesto está FAIR (the Foundation for Apologetic Information and Research www.fairlds.org) una organización internacional de voluntarios SUD que han producido un mastodóntico repertorio de respuestas para las declaraciones de críticos SUD. FAIR presenta una conferencia anual (el evento para 2013 está previsto para el 1 y 2 de agosto) así como, redifusiones multimedia, vídeos, DVDs y la wiki más entendible que puede relacionar los estudios SUD más desafiantes.

Para terminar, FAIR ha producido mi libro “Shaken Faith Syndrome: Strengthening One’s Testimony In the Face of Criticism and Doubt”. Éste libro fue publicado inicialmente en 2008 y justo en esta semana, una segunda edición (revisada y alargada en más de un 20%) ha salido de la imprenta. (http://bookstore.fairlds.org/product.php?id_product=10).

La cura para los testimonios temblorosos (como se mostrará en los meses venideros) no suele ser estudiar menos, sino estudiar más (10).

Fuentes
  1. Richard Dawkins, “Is Science a Religion,” The Humanist (enero/febrero de 1997), 26-27.
  2. http://en.wikipedia.org/wiki/Christianity_in_Europe
  3. Nigel Barber, “The Human Beast: Why We Do What We Do,” Psychology Today (18 de mayo de 2010).
  4. Barry A. Kosmin y Ariela Keysar, “American Religious Identity Survey [Aris 2008],” (Trinity College, marzo de 2009)
  5. Laurie Goodstein, “More Atheists Shout It From the Rooftops,” The New York Times (16 de abril de 2009)
  6. "Reports of the Death of the Church are Greatly Exaggerated"
  7. Peggy Fletcher Stack, “Mormons Confront ‘Epidemic’ On Line Misinformation,” The Washington Post (1 de febrero de 2012)
  8. Boyd K. Packer, “I Say Unto You, Be One,” BYU Devotional (12 de febrero de 1991)
  9. Approaching Mormon Doctrine,” (4 de mayo de 2007, ver traducción libre abajo "Aproximación a la Doctrina Mormona) 
  10. Enlace artículo original: http://www.ldsmag.com/article/1/12334
Aproximación a la Doctrina Mormona

Muchos malentendidos acerca de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días gira en torno a su doctrina. Los medios de comunicación están solicitando cada vez más lo que distingue a la Iglesia de otras religiones, y los periodistas tratan de constrastar un conjunto de creencias con otros.

La Iglesia celebra la curiosidad, pero el desafío de entender la doctrina mormona no es meramente una cuestión de acceso a la abundante información disponible. Más bien, es una cuestión de cómo esa información se examina y evalúa.
  • Los principios doctrinales de cualquier religión se comprenden mejor dentro de amplio contexto, y se requiere un análisis profundo para entenderlos. Los periodistas presionados por plazos diarios a menudo encuentran eso problemático. Por lo tanto, ya que la Iglesia sigue creciendo en todo el mundo y recibe cada vez mayor atención de los medios, algunos principios simples pueden permitir para un mejor entendimiento pueden ser de utilidad:
  • No toda las declaración hecha por algún líder de la Iglesia, pasado o presente, necesariamente constituye doctrina. Una declaración aislada de un líder en una sola ocasión a menudo representa una opinión personal, aunque bien considerada, no pretende oficialmente ser vinculante para toda la Iglesia. Con la inspiración divina, la Primera Presidencia (el profeta y sus dos consejeros) y el Quórum de los Doce Apóstoles (el órgano de gobierno de segundo más alto de la Iglesia) dirimen en conjunto para establecer la doctrina que es constantemente proclamada en las publicaciones oficiales de la Iglesia. Esta doctrina reside en los cuatro "libros canónicos" de Escritura (la Biblia , el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio), las declaraciones oficiales y las proclamaciones, y los artículos de la fe. Declaraciones aisladas a menudo se toman fuera de contexto, dejando a su significado original en forma distorsionada.
  • Algunas doctrinas son más importantes que otras y podrían considerarse como doctrinas fundamentales. Por ejemplo, la ubicación precisa del Jardín del Edén es mucho menos importante que la doctrina de Jesucristo y Su sacrificio expiatorio. El error que amenudo los comentaristas públicos cometen es tomar una una enseñanza oscura o periférica a la finalidad de la Iglesia y de colocarla en el mismo centro de ésta. Esto es especialmente común entre los periodistas o los investigadores que dependen de cómo otros cristianos interpretan la doctrina de los Santos de los Últimos Días.

Basado en las Escrituras, José Smith declaró. "Los principios fundamentales de nuestra religión son el testimonio de los apóstoles y profetas concernientes a Jesucristo: que murió, fue sepultado, se levantó al tercer día y ascendió a los cielos; y todas las otras cosas que pertenecen a nuestra religión son únicamente dependencias de esto"

  • Debido a que los diferentes tiempos presentan diferentes retos, los profetas de hoy en día reciben revelación pertinente a las circunstancias de sus días. Esto sigue el patrón bíblico (Amos 3:7), en la que Dios comunica mensajes y advertencias a Su pueblo a través de los profetas con el fin de asegurar su bienestar. En nuestros días, el presidente Gordon B. Hinckley (1910-2008) ha subrayado en varias ocasiones la importancia de la familia en nuestra sociedad cada vez más fraccionada. Además, la Iglesia no se opone a las adiciones o cambios a sus enseñanzas y prácticas. En esta vida, el aspecto dinámico de la Iglesia proporciona flexibilidad en el cumplimiento de esos desafíos. De acuerdo con los Artículos de Fe: "Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios."
  • Los Santos de los Últimos Días ponen gran énfasis en la aplicación de su fe en la vida diaria. Por ejemplo, la participación activa de los Santos de los Últimos Días en su comunidad y en todo el mundo en programas de asistencia humanitaria refleja la preocupación por los demás. Como Jesucristo declaró: "Por sus frutos los conoceréis."
  • Se anima a los miembros de forma individual a luchar de forma independiente para recibir su propia confirmación espiritual de la veracidad de la doctrina de la Iglesia. Por otra parte, la Iglesia exhorta a todas las personas que se acercan al evangelio a hacerlo no sólo intelectualmente, sino con el intelecto y el espíritu, un proceso en el que la razón y la fe, el trabajo en conjunto.
  • Quienes escriben o comentan la doctrina de los Santos de los Últimos Días también tienen que entender que ciertas palabras en el vocabulario mormón tienen a veces diferentes significados y connotaciones que las mismas palabras tienen en otras religiones. Por ejemplo, los Santos de los Últimos Días generalmente ven nacer de nuevo como un proceso de conversión, mientras que muchas otras denominaciones cristianas a menudo lo ven como una conversión que sucede en un momento decisivo. A veces lo que algunos pueden considerar una discusión o controversia sobre la doctrina es realmente una falta de comprensión de simples diferencias en la terminología.

Periodistas, académicos y laicos son alentados por igual a proseguir sus investigaciones sobre la Iglesia, reconociendo el contexto amplio y complejo dentro del cual sus doctrinas han sido declaradas, en un espíritu de razón y la buena voluntad.

14 marzo 2012

Respuestas a preguntas anti-mormonas

Este artículo contesta preguntas publicadas en páginas anti-mormonas.

                                                                                Autor :  Alvaro Figueroa Z.



Hace tiempo, alguien publicó ocho afirmaciones que aparecen en sitios anti-mormones. Según esta misma persona, dichas afirmaciones no tendrían respuestas. Pues bien, las respuestas podemos encontrarlas en nuestro sitio. Revísenlas ustedes mismos.

Crítica : "Ninguna ciudad del Libro de Mormón ha sido localizada."
Respuesta: Localidad encontrada que confirma el Libro de Mormón
http://www.evidenciaslibrodemormon.org/2010/06/descubrimiento-arqueologico-confirma-el.html

Critica : "Ninguno de los nombres del Libro de Mormón han sido encontrados en inscripciones del Nuevo Mundo."
Respuesta: Nombre encontrado en Palenque del Libro de Mormón.
http://www.evidenciaslibrodemormon.org/2010/04/ukish-kan-y-el-libro-de-mormon.html

Critica : "Ningunas inscripciones genuinas han sido encontradas en Hebreo."
Respuesta: Publicación de un diario que muestra milenarias inscripciones Hebreas en América
http://www.evidenciaslibrodemormon.org/2009/03/articulo-publicado-cuando-en-mayo-de.html

Critica: "Ninguna inscripción genuina ha sido encontrada en Egipcio o algo similar al Egipcio, que podría corresponder al “Egipcio Reformado” de José Smith." 
Respuesta: Evidencia de Egipcio reformado por arqueólogos no mormones en Egipto.
http://www.evidenciaslibrodemormon.org/2011/01/tel-arad-y-el-libro-de-mormon.html

Critica: "Ninguna copia de escrituras antiguas del Libro de Mormón han sido encontradas."
Respuesta: Tradiciones respaldadas en el libro de Mormón se descubren en la actualidad por la arqueología.
http://www.evidenciaslibrodemormon.org/search?q=tradiciones

Critica: "Ninguna inscripción antigua de cualquier clase indica que los habitantes antiguos sostuvieron creencias Hebreas o cristianas. Todos eran paganos.
Respuesta: Conocimiento de habitantes antiguos de América con creencias Hebreas
http://www.evidenciaslibrodemormon.org/2008/11/conocimiento-de-caracteres-y.html

Critica: "Ninguna mención de la gente, naciones, o sitios del Libro de Mormón ha sido encontrada."
Respuesta: Localidad mencionada en el Libro de Mormón que fue confirmada hoy en día
http://www.evidenciaslibrodemormon.org/2009/10/tierra-de-abundancia.html

Critica: "Ningún artefacto mencionado  en El Libro de Mormón ha sido encontrado."
Respuesta: El Libro de Mormón menciona carros, aún cuando la arqueología planteaba que no se usaba la rueda en Mesoamérica. La arqueología confirmó su uso.
http://endefensadelarestauracion.blogspot.com/2011/02/relacionan-kukulcan-con-un-dios-blanco.html

01 mayo 2011

La falsa contradición del pecado en los niños atribuída al Libro de Mormón

¿Es realmente contradictorio el texto de Salmos 51:5 con Moroni 8:8 respecto al pecado en los niños?
Autor: Israel González

Como la crítica propone que Salmos 51:5 y Moroni 8:8 supuestamente se contradicen, empecemos por dar una definición a contradicción.

Definición de contradicción

El término contradicción se define como la presencia de una  “afirmación y negación que se oponen una a otra y recíprocamente se destruyen” (Diccionario Real Academia, 2011).

Durante el análisis de cada “contradicción” atribuída por los detractores del Libro de Mormón a la escrituralidad del mismo en supuesta oposición al Evangelio contenido en la Santa Biblia, veremos que cada una de ellas caerá como falsa en alguno de los siguientes tres casos:
  1. Las afirmación que la crítica pone como bíblica realmente no es de la Biblia.
  2. Las afirmación mormónica* que la crítica pone como mormónica realmente no es del Libro de Mormón.
  3. Las afirmaciones que la crítica pone como opuestas realmente no se contradicen, es decir, no se destruyen entre sí sino que pueden convivir en uno o más contextos escriturales juntas, dandole un sentido de riqueza a la verdad del Evangelio.
* Notas: acuñaremos un nuevo sentido al termino “mormónico(a)” para resumir que cierto contenido se deduce directamente del Libro de Mormón, y lo preferiremos al termino “mormón” que folkloricamente es asociado a todo el canon y la cultura de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

El presente es sólo un extracto del futuro articulo "Las falsas contradicciones atribuídas al Libro de Mormón", articulo aún en edición de una lista de "serias supuestas contradicciones doctrinales", que el autor publicará en el presente año 2011,  a modo de defensa apologética del libro y para confirmar la fe de los Santos de los Últimos Días y sus simpatizantes.

El método de refutación

Dado que las críticas exponen contradicciones, hemos seguido un método que respete la definición, de modo de verificar si es efectivo de que las afirmaciones se destruyen. Para ello seguiremos la siguiente metodología:
  1. Trataremos de identificar de forma concisa cuales son las dos afirmaciones contrapuestas por cada crítica.
  2. Evaluaremos si la afirmación es bíblica, haciendo referencias cruzadas sola y únicamente con el contenido Bíblico.
  3. Evaluaremos si la afirmación es mormónica, haciendo referencias cruzadas sola y únicamente con el contenido del Libro de Mormón
  4. En el caso que 2 y 3 sí sean correctos, pasaremos evaluar si las afirmaciones en realidad se contradicen. Para ello veremos si la afirmación mormónica destruye a la bíblica y/o si bíblica destruye a la mormónica; o realmente pueden convivir.
  5. En el caso que 2 o 3 no sean correctos, trataremos de trazar una hipótesis del porqué las críticas llegan a ser descritas por su autor como contradicciones.
Crítica

"El Libro de Mormón enseña que los niños pequeños no son capaces de [cometer] pecado porque no tienen una naturaleza pecaminosa (Moroni 8:8). En contraste, la Biblia en el Salmo 51:5 enseña claramente que tenemos una naturaleza pecaminosa desde nuestro nacimiento: "He aquí en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre" (Fuente: http://www.irr.org/mit/espanol/bib-bom-sp.html, anexo agregado entre corchetes cuadrados)

La crítica plantea, entonces, estas dos afirmaciones contrapuestas:
  1. Afirmación bíblica: La humanidad tiene una naturaleza pecaminosa desde su nacimiento.
  2. Afirmación mormónica: La humanidad no tiene una naturaleza pecaminosa desde su nacimiento.
La afirmación sí es bíblica

Para la respuesta a esta crítica definiremos la naturaleza pecaminosa como la presencia de corrupción en el cuerpo y/o espíritu que lo hacen estar manchado en el cielo, nos referiremos a una naturaleza intrínseca, del ser, que se manifestará en el tiempo en los actos y no se hará visible en la niñez primera.

En este sentido en la Biblia encontramos numerosa evidencia que la humanidad completa - incluyendo a los infantes - es efectivamente pecaminosa desde o a partir (y no antes) de la caída de Adán:
  1. Porque el día en que de él comieres, de cierto morirás (Génesis 2:17)
  2. Porque no hay hombre que no peque (1 Reyes 8:46)
  3. He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre (Salmos 51:5)
  4. Tu primer padre pecó, y tus enseñadores transgredieron contra mí (Isaías 43:27)
  5. Nuestros padres pecaron y han muerto, y nosotros llevamos su castigo (Lamentaciones 5:7)
  6. ¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón; limpio estoy de mi pecado? (Proverbios 20:9)
  7. Ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y nunca peque (Eclesiastés 7:20)
  8. Sea recordada ante Jehová la maldad de sus padres, y el pecado de su madre no sea borrado. (Salmos 109:14)
  9. La muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron (Romanos 5:12)
  10. En Adán todos mueren (1 Corintios 15:22)
  11. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros (1 Juan1:8)
La afirmación no es mormónica

Asombrosamente también el Libro de Mormón respalda total y absolutamente que la humanidad tiene naturaleza pecaminosa intrínseca tal cual la Biblia. El libro a menudo se referirá a este estado pecaminoso, como un estado  “caído” y “perdido”. Otras veces como “estado natural”. Otras, como “pecaminoso”, “carnal” y “corrupto”. Veremos que ese estado el libro lo enseña como “para siempre”. El hombre por sí sólo no podrá librarse de él.

Estas múltiples citas hechas por diferentes personajes, desde diferentes culturas, en diferentes períodos de tiempo, respaldan directa o indirectamente una naturaleza caída para toda la humanidad como raza independiente de su edad (bebés, niños, jóvenes o adultos), sexo (hombres o mujeres) u otro patrón de clasificación.

Aquí agregaremos a cada cita, el autor, la cultura y el año aproximado para poder demostrar que esta creencia era transversalmente aceptada por todos los pueblos del Libro de Mormón:
  1. Todo el género humano se hallaba en un estado perdido y caído, y lo estaría para siempre, a menos que confiase en este Redentor. (1 Nefi 10:6, Lehi el Patriarca, 600 a.C.)
  2. Y el Señor volverá a extender su mano por segunda vez para restaurar a su pueblo de su estado perdido y caído (2 Nefi 25:17, Nefi Primer Rey y Vidente Nefita, 559 a.C.)
  3. Si el conocimiento de la bondad de Dios en esta ocasión ha despertado en vosotros el sentido de vuestra nulidad y vuestro estado indigno y caído (Mosíah 4:5, Benjamín Rey y Vidente Nefita, 124 a.C.)
  4. Porque el hombre natural es enemigo de Dios, y lo ha sido desde la caída de Adán, y lo será para siempre jamás (Mosíah 3:19, Idem)
  5. De modo que toda la humanidad estaba perdida; y he aquí, se habría perdido eternamente si Dios no hubiese rescatado a su pueblo de su estado caído y perdido. (Mosíah 16:4, Abinadí el Profeta, 148 a.C)
  6. Pero recordad que quien persiste en su propia naturaleza carnal, y sigue las sendas del pecado y la rebelión contra Dios, permanece en su estado caído, y el diablo tiene todo poder sobre él. (Idem)
  7. Y el Señor me dijo: No te maravilles de que todo el género humano, sí, hombres y mujeres, toda nación, tribu, lengua y pueblo, deban nacer otra vez; sí, nacer de Dios, ser cambiados de su estado carnal y caído (Mosíah 27:25, Alma Profeta Nefita en su conversión, 82 a.C.)
  8. Vemos que Adán cayó por comer del fruto prohibido, según la palabra de Dios; y así vemos que por su caída, toda la humanidad llegó a ser pueblo perdido y caído. (Alma 12:22, Alma Profeta Nefita en Tierra de Ammoníah, 82 a.C.)
  9. ¿Quién se hubiera imaginado que nuestro Dios fuera tan misericordioso como para sacarnos de nuestro estado terrible, pecaminoso y corrompido? (Alma 26:17, Ammón el misionero en tierra Lamanita, 90 a.C.)
  10. Decís que éste es un pueblo culpable y caído a causa de la transgresión de un padre. He aquí, os digo que un niño no es culpable por causa de sus padres. (Alma 30:25, Korihor el anticristo en su crítica a la enseñanza de que los niños también participaban de la Caída de Adán enseñada por el Profeta Alma, 74 a.C.)
  11. Porque es necesario que se realice una expiación; pues según el gran plan del Dios Eterno, debe efectuarse una expiación, o de lo contrario, todo el género humano inevitablemente debe perecer; sí, todos se han endurecido; sí, todos han caído y están perdidos, y, de no ser por la expiación que es necesario que se haga, deben perecer. (Alma 34:9, palabras de Amulek compañero misional del Profeta Alma en su misión entre los zoramitas, 74 a.C.)
  12. Todos los hombres que se hallan en un estado natural, o más bien diría, en un estado carnal, están en la hiel de amargura y en las ligaduras de la iniquidad (Alma 41:11, palabras del Profeta Alma en su comisión misional a sus hijos, 74 a.C.)
  13. Y no habría medio de redimir al hombre de este estado caído, que él mismo se había ocasionado por motivo de su propia desobediencia (Idem)
  14. Por la caída de Adán, todos los hombres son considerados como si estuvieran muertos, tanto en lo que respecta a cosas temporales como a cosas espirituales. (Helamán 14:16, palabras del profeta Samuel Lamanita, 6 a.C.)
  15. Porque sabemos que tú eres santo y habitas en los cielos, y que somos indignos delante de ti; por causa de la caída nuestra naturaleza se ha tornado mala continuamente (Éter 3:2, Hermano de Jared Profeta Jaredita, 4.000 a.C)
Por lo tanto la afirmación no es mormónica y por ende es falsa la supuesta contradicción.

No hay contradicción

Lo que posiblemente haya confundido a los autores de la crítica original en Moroni 8:8 sea algo muy sutil en la enseñanza del profeta Mormón en su epístola acerca del bautismo de infantes practicados en el siglo IV en la Iglesia Nefita, y que es el error transversal cometido también por el cuerpo episcopal de los primeros siglos en Roma acerca del mismo tema.

Para ello citemos textual el versículo mencionado así como los versículos del contexto:
“Hijo mío, quisiera que trabajaras diligentemente para extirpar de entre vosotros este craso error; porque para tal propósito he escrito esta epístola. 
Porque inmediatamente después que hube sabido estas cosas de vosotros, pregunté al Señor concerniente al asunto. Y la palabra del Señor vino a mí por el poder del Espíritu Santo, diciendo: 
Escucha las palabras de Cristo, tu Redentor, tu Señor y tu Dios: He aquí, vine al mundo no para llamar a los justos al arrepentimiento, sino a los pecadores; los sanos no necesitan de médico sino los que están enfermos; por tanto, los niños pequeños son sanos, porque son incapaces de cometer pecado; por tanto, la maldición de Adán les es quitada en mí, de modo que no tiene poder sobre ellos; y la ley de la circuncisión se ha abrogado en mí
Y de esta manera me manifestó el Espíritu Santo la palabra de Dios; por tanto, amado hijo mío, sé que es una solemne burla ante Dios que bauticéis a los niños pequeños. 
He aquí, te digo que esto enseñarás: El arrepentimiento y el bautismo a los que son responsables y capaces de cometer pecado; sí, enseña a los padres que deben arrepentirse y ser bautizados, y humillarse como sus niños pequeños, y se salvarán todos ellos con sus pequeñitos. 
Y sus niños pequeños no necesitan el arrepentimiento, ni tampoco el bautismo. He aquí, el bautismo es para arrepentimiento a fin de cumplir los mandamientos para la remisión de pecados. 
Mas los niños pequeños viven en Cristo, aun desde la fundación del mundo; de no ser así, Dios es un Dios parcial, y también un Dios variable que hace acepción de personas; porque ¡cuántos son los pequeñitos que han muerto sin el bautismo! 
De modo que si los niños pequeños no pudieran salvarse sin ser bautizados, éstos habrían ido a un infierno sin fin. 
Porque he aquí, todos los niños pequeñitos viven en Cristo, y también todos aquellos que están sin ley. Porque el poder de la redención surte efecto en todos aquellos que no tienen ley; por tanto, el que no ha sido condenado, o sea, el que no está bajo condenación alguna, no puede arrepentirse; y para tal el bautismo de nada sirve.” (Moroni 8:6-14,22)
En este contexto, es claro que Moroni 8:8 no se dice que los niños son inocentes “de sí mismos”. Si fuese una inocencia esencial o propia del ser.  ¿Porque Mormón usaría el argumento de la “inocencia en Cristo”, es decir, por los méritos del mismo Cristo para apelar a la santidad de los niños pequeños? No habría necesidad de un Redentor si la inocencia celestial de los bebés fuese una inocencia intrínseca. Más aún, si fuese una inocencia esencial, no-ganada por Cristo ¿Qué méritos tiene entonces un Salvador?. Simplemente no se requeriría una redención y una santificación para los infantes.

Moroni 8:8 aduce una segunda razón para la inocencia en Cristo de los bebés y es que “no cometen pecado”. Otra vez aquí no se refiere a la esencia del individuo, sino a intención pecaminosa propia del individuo. Mormón nunca habla que no existe una naturaleza intrínseca pecaminosa en los niños, sino habla de la naturaleza de comisión pecaminosa, la cual, evidentemente no se haya en los bebés e infantes menores. ¿Es lo mismo la naturaleza pecaminosa que la comisión de pecaminosa? No. De la primera por genética adámica todos participamos, dice el Libro de Mormón. De la segunda se hace necesaria la conciencia de la ley, porque es comisión no omisión (Santiago 4:17).

Un antecedente a tomar en cuenta, es que esta inocencia ganada “en Cristo”, queda clara para Mormón sólo después de un proceso reflexivo y luego de una nueva revelación directa de parte del Señor. Entonces, podemos suponer sin equivocarnos, que incluso el mismo Mormón también se cuestionó si el bautismo de bebés era correcto, y ello seguramente debido a que él tenía absolutamente claro que la maldición de Adán incluye a todo hijo de Adán independiente de su edad.

Por ende esta inocencia debiese entenderse como una santificación por gracia libre más que una limpieza esencial de los niños pequeños: un perdón gratis en Cristo, tan libre y universal que no exige arrepentimiento ni sacramento religioso alguno. Por ende podemos, efectivamente concluir que hay un pequeño y muy breve lapsus de tiempo (8 años según la Tradición revelada en el mormonismo) entre la concepción dentro de la matriz de la madre y el despertar de conciencia del individuo, donde es perdonado y santificado por medio de la gracia redentora del Salvador de forma libre y universal hasta que la conciencia se arraiga en su ser y ese individuo deje de ser inocente (sin conocimiento del Evangelio) y empiece a pecar vía comisión voluntariosa (u omisión voluntariosa).

Esta “inocencia ganada” por el Expiador para los que posean pecados en un estado de inocencia, entonces, puede incluir perfectamente a los que nunca pudieron oír la ley como los discapacitados mentales de por vida o los miles y millones a quienes jamás llegó el conocimiento de la ley, los principios y las ordenanzas (sacramentos) del Evangelio de Jesucristo.

Esta “inocencia en Cristo” haya su justificación en pasajes de las Escrituras bíblicas también (mencionar otros como Juan 1:10, donde el teólogo explica que la luz de la gracia de Cristo ilumina a cada concebido independiente de condición alguna), así como en la revelación moderna de la tradición mormona, pero el más relevante y clarificador, y seguramente el que ocupaba la mente de Mormón al meditar en la función de Jesucristo como el Sumo Sacerdote Expiador y Redentor la naturaleza pecaminosa - dado que Mormón tenía acceso a los Libros de Moisés - haya sido el que sigue:

“Y el sacerdote hará expiación por la persona que haya pecado inadvertidamente; cuando peque sin darse cuenta delante de Jehová, hará expiación por ella, y le será perdonado”. (Números 15:28)

Así vemos que la ley de Moisés guardaba de tiempos antiquísimos el simbolismo del perdón también para el inocente. No eran inocentes de sí mismos, sino que era la expiación la que posibilitaba el perdón a tales pecadores. Tal perdón por gracia requerirá de una acción activa de parte del pecador solamente cuando haya adquirido conciencia de sus actos ante la ley. Ello concuerda en todo con el pasaje de Moroni 8:8.

Por todo lo expuesto hemos demostrado que la “contradicción el pecado en los niños” no existe en el Libro de Mormón. El Libro de mormón jamás expone que los niños no tienen una naturaleza intrínseca pecaminosa (es más, dice que sí la tienen; ver referencias citadas) sólo expone que Cristo los justifica y santifica por medio de Su Expiación y que esa santificación es válida en sus primeros años de vida o hasta que entiendan la Ley. Luego de ésto se les requiere el arrepentimiento y el bautismo.

30 enero 2011

Orar a Dios por el Libro de Mormón es bíblico

¿Debemos orar para saber si el Libro de Mormón es verdadero? ¿Existe fundamento suficiente en la Santa Biblia para poder tener confianza en “orar a Dios para saber si el Libro de Mormón es verdadero” o es un subterfugio astuto para ser engañados por el diablo? ¿Qué dice la palabra de Dios en la Biblia?

Autor:  Israel González.


En este documento demostraremos que el acto de orar a Dios para saber si el Libro de Mormón es verdadero es bíblico de forma total y absoluta. Concluiremos que existe tan abundante evidencia bíblica de este acto, que es asombroso que algunas denominaciones hagan rehuir a sus feligreses de este acto.

Primero especificaremos:
  • Lo que el Libro de Mormón dice
  • Lo que la crítica dice
Para luego demostrar los siguientes tres postulados básicos:
  • Postulado 1: Orar a Dios para saber un asunto es bíblico
  • Postulado 2: Orar a Dios para consultar un asunto es bíblico
  • Postulado 3: Orar a Dios para consultar si un libro nuevo de Escritura es verdadero es bíblico

Lo que nos llevará, necesariamente, a concluir que la exhortación de "preguntar a Dios si el Libro de Mormón es verdadero" es absolutamente correcta y que habla de una necesidad imperiosa para todo aquel que haya recibido un ejemplar del Libro de Mormón.

Lo que el Libro de Mormón dice:

El Libro de Mormón, en palabras de su último escriba y profeta, dice que el proceso para saber por uno mismo si es cierto, es el siguiente:
"He aquí, quisiera exhortaros a que, cuando leáis estas cosas, si Dios juzga prudente que las leáis, recordéis cuán misericordioso ha sido el Señor con los hijos de los hombres, desde la creación de Adán hasta el tiempo en que recibáis estas cosas, y que lo meditéis en vuestros corazones. Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo; y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas" (Moroni 10:3-5)
Esto enseña un procedimiento establecido que culmina con una oración de consulta. Enumeremos los pasos del proceso que se plantea en la cita anterior:
  1. Creer que sí hay un Dios
  2. Creer que Dios es nuestro Padre Celestial
  3. Creer que Dios es amoroso y misericordioso. (De hecho implícitamente Moroni nos dice que debemos conocer los hechos precedentes de misericordia de Dios, antes del tiempo del Libro de Mormón, es decir que debemos conocer las enseñanzas de la Biblia)
  4. Meditar profundamente en el amor de Dios
  5. Tener fe en Cristo, manifestándola en una vida en armonía con él (Santiago 2:17)
  6. Creer que podemos consultar a Dios en oración
  7. Creer que Dios puede contestarnos por medio del Espíritu Santo
  8. Haber recibido un ejemplar del Libro de Mormón
  9. Haber dudado de la veracidad del Libro de Mormón (para que nazca la necesidad de la consulta)
  10. Haber leído el Libro de Mormón por completo
  11. Haber realizado una potente oración consultando si el Libro de Mormón es verdadero
  12. Haber finalizado la súplica en el nombre de Cristo
  13. Haber reconocido la respuesta de Dios por medio de la manifestación personal e inequívoca del Espíritu Santo (que no siempre es un ardor en el pecho, al menos el Libro de Mormón no lo encasilla solamente a eso, como dice la crítica)
  14. Estar dispuesto a vivir en conformidad a los principios del Libro de Mormón *
* Al defender la postura de que sí es bíblico el acto de orar a Dios para saber si el Libro de Mormón es verdadero, también llevará de la mano el hecho de que el lector subentiende todos y cada uno de los pasos del proceso. Que cada punto es importante y debe ser cumplido. Que el desafío del Libro de Mormón no es un acto simplista y con un esfuerzo de mala gana, de solo una plegaria más. Creemos que orar por orar no será más provechoso que un rezo repetitivo sin sentimiento y que orar solamente para saber por curiosidad y posteriormente no actuar - conocido como tentar al Señor en las Escrituras - también será igualmente inútil que el ejemplo anterior.

Lo que la crítica dice:

La crítica dice es que el proceso de consultar a Dios para saber si el Libro de Mormón es verdadero no sería bíblico. Algunos críticos incluso van más allá y aducen que es una práctica satánica. Se dice que no debiésemos tener suficiente “confianza” en este proceso de consulta por oración, y consecuentemente, no debiésemos practicarlo. Que el consultar incluso sería un asunto innecesario.

Sin embargo, si esta crítica fuese cierta, no podríamos hallar evidencia en la Biblia de los siguientes tres postulados (mencionados con anterioridad):

Postulado 1: Orar a Dios para saber un asunto es bíblico


Probaremos la necesidad que tenemos de orar para saber un asunto: que la oración, ruego, inclinación, humildad de corazón y diálogo de nosotros para con Dios es parte del proceso de adquisición de conocimiento espiritual en todas las épocas bíblicas. Se verá en las siguientes escrituras que de forma explícita o implícita, la oración es fundamental en el proceso de adquisición de sabiduría:

2 Crónicas 1:9-10. “Ahora pues, oh Jehová Dios, que se cumpla tu palabra dada a David, mi padre, porque tú me has hecho rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. Dame ahora sabiduría y conocimiento ...”. Salomón ora para que Dios le de sabiduría y conocimiento para su reinado.

Job 12:13; 28:20-21 “Con Dios están la sabiduría y el poder; suyos son el consejo y el entendimiento... ¿De dónde, pues, procede la sabiduría?¿Y dónde está el lugar del entendimiento? Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, y a toda ave del cielo le es oculta.” Job enseña que la sabiduría solamente se obtiene de Dios directamente.

Salmos 51:6. “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.” David señala que su comprensión de los asuntos de Dios lo halló en la privacidad de su relación con Él. Esto implica los momentos de estudio, meditación y súplicas en la intimidad personal de David. Jesús llegará a usar la expresión “en lo secreto” para justamente referirse a la oración sincera que se hace al Padre Celestial (ver Mateo 6:18)

Proverbios 2:2,10; 22:17:  “Dando oído a la sabiduría e inclinando tu corazón al entendimiento ... Cuando la sabiduría entre en tu corazón y el conocimiento sea grato a tu alma. Inclina tu oído, y oye las palabras de los sabios, y aplica tu corazón a mi conocimiento...”. Se da énfasis que sólo escuchar no era suficiente - recordemos que ley se aprendía en su mayoría de forma oral, es decir por el escuchar, eso equivaldría en nuestra época a leer - sino que se necesitaba inclinarse a Dios, cosa muy propia de la humilde, penitente y sincera oración que se hace de rodillas.

Eclesiastes 1:13, 7:25 “Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo ha dado Dios a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.” La sabiduría se halla en más partes que sólo las Escrituras que poseemos. Pablo posteriormente dirá: “Examinadlo todo, retened lo bueno”(1 Tesa. 5:21) bajo este mismo contexto. La tarea de buscar la sabiduría en todas las fuentes posibles es impuesta por Dios para todos los hombres.

Daniel 2:21-22,30. “Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios desde la eternidad hasta la eternidad, porque suyos son la sabiduría y el poder. Y él es el que ... da sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos; él revela lo profundo y lo escondido; Y a mí me ha sido revelado este misterio.” Daniel explica que sólo Dios sabe todo y que el hombre necesita conocer ‘asuntos desconocidos’, que a él por el proceso de la revelación personal se le ha posiso manifestar uno de ellos. La historia consta que Daniel y sus compañeros oraron intensamente (ver Daniel 2:16-18)  y solamente fue después de ello es que Daniel recibió la respuesta de Dios.

Lucas 21:15. “Proponeos, pues, en vuestros corazones no pensar de antemano cómo habéis de responder; porque yo os daré palabras y sabiduría, a las cuales no podrán resistir ni contradecir ninguno de los que se os opongan.” Jesús hace incapié a sus discípulos de la necesidad de depender de la influencia de Dios en una relación más estrecha que sólo la lectura o solamente el razonamiento (el pensar de antemano), que sí es necesario que es necesario el espacio de la revelación personal.

1 Corintios 2:5-7,12-13: “Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta … Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque, ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha dado; lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por humana sabiduría, sino con las enseñadas por el Espíritu”. Pablo hace incapié en que el proceso de adquisición de sabiduría de Dios difiere de la del mundo, que se basa sólo en el estudio y el razonamiento - como lo era el común pensar de los griegos siendo los Corintios una comunidad inmersa en ese mundo, era muy propio recordarlo -  sino que hace necesario involucrar al Espíritu Santo en el proceso del aprendizaje.

Efesios 1:17. “No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él;” Pablo evidentemente les cuenta de sus oraciones a los Efesios por ellos, para comprobar que ese acto es necesario para que Dios les diera sabiduría; y es muy razonable de suponer que también se los menciona para que ellos supiesen que también ellos podían orar por lo mismo, él les puso el ejemplo (Timoteo 4:12).

Colosenses 1:9. “Por lo cual también nosotros, desde el día en que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual;” Recalca el papel de la oración nuevamente con la misma finalidad explicada en el párrafo anterior.

Santiago 1:5. “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”. Santiago vuelve a mencionar la acción de orar  a Dios si no sabe un asunto y agrega que Dios dará el conocimiento sin reprochar, es decir que el acto de orar para pedir saber un asunto es algo que desea Dios que hagamos.

Sin embargo, los críticos dicen que estas evidencias no bastan. Argumentan que esto no es suficiente prueba para demostrar la necesidad de consultar a Dios en oración acerca de un asunto de importancia. Dicen que pedir sabiduría sería distinto a consultar a Dios un asunto. Por ello se hace necesario demostrar el siguiente postulado.

Postulado 2: Orar a Dios para consultar un asunto es bíblico


Ahora pasaremos a demostrar que no solamente se debe rogar la sabiduría para los asuntos, además es bíblico preguntar a Dios por asuntos desconocidos que debemos conocer. El hecho explícito de que la oración no sólo se agradezca y se pida, como un monólogo como lo haríamos en una carta, sino que también incluya preguntas directas y textuales a modo de diálogo con el Señor, es bíblico:

Éxodo 18:5: “Y Moisés respondió a su suegro: Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios”. Moisés dice que el pueblo hebreo tenía el hábito de consultar los hechos de la vida diaria a Dios y lo hacían a él, ya que él estaba “en el lugar de Dios” (Exodo 4:6). Sin embargo, el pueblo más tarde maduraría y sabría que ellos mismos podían recurrir en consulta al Señor, como veremos en las siguientes citas.

Jueces 18:5: “Y ellos le dijeron: Pregunta, pues, ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar este viaje que hacemos. Y el sacerdote les respondió: Id en paz, porque el viaje que hacéis está delante de Jehová.” Las consultas al Señor son “para que sepamos”, es decir para que estemos absolutamente seguros del conocimiento que necesitamos obtener.

1 Samuel 9:9. “Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios decía así: Venid y vamos a ver al vidente; porque al que hoy se le llama profeta, antes se le llamaba vidente”. Se refuerza la idea que Israel, el pueblo de Dios, tiene de consultar a Dios por medio del profeta vidente. Más tarde, se verá que la consulta al Señor se hará por medio o en el nombre de Jesucristo (Zacarías 13:9, Juan 16:24), donde él es el Mediador Celestial por excelencia.

1 Samuel 22:15: “Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando tú le diste pan y espada, y consultaste a Dios por él, para que se levantase contra mí y me acechase, como lo hace hoy? … Entonces Ahimelec respondió al rey y dijo: ¿Acaso he comenzado yo desde hoy a consultar a Dios por él?”. Este episodio es evidencia que la costumbre hebrea de consultar al Señor estaba mucho más arraigada en su cultura que lo que la crítica piensa, al grado que el acto de orar y consultar a Dios es tomado en cuenta como muy relevante en la vida.

2 Reyes 1:6,16-17:  “Y ellos le respondieron: Encontramos a un hombre que nos dijo: Id y regresad al rey que os envió, y decidle: Así ha dicho Jehová: ¿Acaso no hay Dios en Israel, para que tú envíes a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? ... Y le dijo: Así dice Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón (¿acaso no hay Dios en Israel para consultar su palabra?), no descenderás, por tanto, del lecho al que subiste, sino que de cierto morirás. Y murió conforme a la palabra de Jehová que había hablado Elías.” El profeta Elías encontró tan grave que no se consultara al Señor por parte el rey politico de Israel que decreto la drástica pena de muerte sobre él. ¿No es aún más importante en este tiempo practicar consultar al Señor en oración para evitar una muerte espiritual?

1 Crónicas 14:14: “Entonces David consultó a Dios, diciendo: ¿Subiré contra los filisteos? y, ¿los entregarás en mis manos? Y Jehová le dijo: Sube, porque yo los entregaré en tus manos”. Este es un gran ejemplo de lo que estamos hablando. Aquí David plantea su interrogante de forma explícita a Dios. Así vemos que la oración puede, y debe,  involucrar preguntas explícitas y no sólo peticiones o agradecimientos.

2 Crónicas 34:26: “Pero al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a Jehová, así le diréis: Jehová, el Dios de Israel, ha dicho así”. Se refuerza la idea de consulta a Dios.

Isaías 8:19-20: “Y si os dijeren: Preguntad a los que evocan a los muertos, y a los adivinos, y a los que susurran y a los que murmuran, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?. ¡A la ley y al testimonio!”. Isaías enfatiza incluso que el hecho de consultar a Dios es la base para que la ley y el testimonio del Señor se impregnen en el alma.

Ezequiel 20:3,31 “Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Jehová el Señor... Di, pues, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres y os prostituís tras sus abominaciones? Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar a vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿y he de responderos yo, casa de Israel? ¡Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no os responderé!” El Señor enfatiza que para obtener respuesta celestial a nuestras consultas en oración, debemos hacer un esfuerzo por vivir vidas acordes de uno que desea tener comunión con los cierlos o si no él no responderá, lo cual es completamente de acuerdo con lo que enfatiza el Libro de Mormón en la frase “teniendo fe en Cristo”, que se muestra tanto por la fuerza de la creencia en Cristo como por los frutos de la obediencia a los principios de su Evangelio.

Sin embargo un grupo reducido de la crítica dice que sí es bíblico orar para consultar a Dios, pero que no existe evidencia bíblica alguna que se haya consultado por un libro de escrituras nuevo, lo cual restaría importancia a consultar por un supuesto nuevo libro de Escrituras.

Postulado 3: Orar para consultar a Dios si un libro nuevo de escritura es verdadero es bíblico

Es un episodio casi pasado por alto, pero en sí mismo e independiente de su brevedad es muy significativo para el tema de este estudio. Quizá sea la brevedad de éste que es casi ignorado por la mayoría de los detractores así como de los conocedores del Libro de Mormón.

Es una prueba indiscutible que sí es correcto consultar a Dios en oración para saber si un nuevo libro de supuesta escritura sagrada es efectivamente de Dios: el episodio del hallazgo del libro de la ley contenido en 2 Reyes 22:
“Josías ... reinó en Jerusalén treinta y un años ... 
E hizo lo recto ante los ojos de Jehová y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda ...
Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías a Safán, el escriba: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó... Y Safán, el escriba, declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro [Nota: Como escriba, Safán hubiese detectado enseguida si era un libro ya conocido o nuevo de escritura sagrada]. Y lo leyó Safán delante del rey. 
Y sucedió que cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos. Y mandó el rey al sacerdote Hilcías, y a Ahicam hijo de Safán, y a Acbor hijo de Micaías, y al escriba Safán, y a Asaías, siervo del rey, diciendo: Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado, porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que está escrito de nosotros... Pero al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a Jehová, diréis así: Así dice Jehová, el Dios de Israel: En cuanto a las palabras que has oído, ya que tu corazón se enterneció y te humillaste delante de Jehová cuando oíste lo que yo hablé contra este lugar y contra sus moradores, que llegarían a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová. 
Por tanto, he aquí, yo te reuniré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traeré sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.” (2 Reyes 22: 1-2,9-10,12-14,18-20)

¿Porque entonces sí debo orar a Dios para saber si el Libro de Mormón es verdadero?

La evidencia es demasiado contundente como para ser rebatida. Ahora sólo nos queda preguntarnos las razones de porqué Dios nos ha puesto este desafío en frente a muchos, un desafío que prueba por sobre todas las cosas la humildad de la persona: consultar a Dios si el Libro de Mormón es verdadero.

Primero, porque el Libro de Mormón, a diferencia de otros libros de escritura supuestamente sagrados que la crítica suele citar como el Corán y otros poniéndolos a la par que el Libro de Mormón, ninguno de ellos clama ser “Otro Testamento de Jesucristo”. Ninguno apoya a la Biblia como palabra de Dios. En cambio, el Libro de Mormón se presenta como un compañero adicional que da más luz acerca de la divinidad del Señor Jesucristo y de la veracidad de la Biblia.

Segundo, porque el Libro de Mormón es para nosotros. Ningún jaredita, nefita, lamanita, zoramita, etc ni ningún prueblo pre-colombino de los que leemos en el libro tuvo acceso a él. Fue escrito y preservado por siglos especialmente para nuestra época. Eso tampoco tiene paralelo en la historia.

Tercero, porque existe salvación por gracia en la inocencia, pero condenación en la ignorancia. La sutil gran diferencia es que el inocente no pudo saber, el ignorante rechaza lo que sí pudo haber conocido. Así, de ser verdadero este proceso que culmina al orar para saber si el Libro de Mormón es verdadero, explicado al principio de Moroni 10:3-5; el rechazar a sabiendas la oportunidad de vivir este proceso, de conocer la veracidad de este Nuevo Testamento es tan importante que la consecuencia de rechazarlo es caer de la gracia del Señor:
“Mi pueblo perece por falta de conocimiento. Porque tú has rechazado el conocimiento, yo te rechazaré de mi sacerdocio; porque has olvidado la instrucción de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” (Oseas 4:6, TBJ)
Cuarto, el juicio final se basará en todos los libros sagrados. Si el Libro de Mormón fuese verdadero y si usted ya tenía un ejemplar de antemano en su poder y nunca lo apreció, ¿Que hará cuando, en frente de sus ojos, en la mesa del Juicio Final vea un ejemplar del Libro de Mormón abierto de par en par para juzgar su vida? Porque usted y yo “seremos juzgados por todos los libros sagrados” y no solamente los que más nos agraden (ver Apocalipsis 20:12). Así es de vital que usted sepa si este libro es Otro Testamento de Cristo o no lo es:
“Pero he aquí, hay muchos que endurecen sus corazones contra el Espíritu Santo, de modo que no tiene cabida en ellos; por tanto, desechan muchas cosas que están escritas y las consideran como nada.

Mas yo, Nefi, he escrito lo que he escrito; y lo estimo de gran valor, especialmente para mi pueblo. Porque continuamente ruego por ellos de día, y mis ojos bañan mi almohada de noche a causa de ellos; y clamo a mi Dios con fe, y sé que él oirá mi clamor.

Y sé que el Señor Dios consagrará mis oraciones para el beneficio de mi pueblo. Y las palabras que he escrito en debilidad serán hechas fuertes para ellos; pues los persuaden a hacer el bien; les hacen saber acerca de sus padres; y hablan de Jesús, y los persuaden a creer en él y a perseverar hasta el fin, que es la vida eterna.

Y hablan ásperamente contra el pecado, según la claridad de la verdad; por tanto, nadie se enojará con las palabras que he escrito, a menos que sea del espíritu del diablo.

Y ahora bien, mis amados hermanos, y también vosotros los judíos y todos los extremos de la tierra, escuchad estas palabras y creed en Cristo; y si no creéis en estas palabras, creed en Cristo. Y si creéis en Cristo, creeréis en estas palabras, porque son las palabras de Cristo, y él me las ha dado; y enseñan a todos los hombres que deben hacer lo bueno.

Y si no son las palabras de Cristo, juzgad; porque en el postrer día Cristo os manifestará con poder y gran gloria que son sus palabras; y ante su tribunal nos veremos cara a cara, vosotros y yo, y sabréis que él me ha mandado escribir estas cosas, a pesar de mi debilidad.” (2 Nefi 33: 2-5,10-11)
Por último, quisiera testificar mi experiencia personal. Sé que el proceso que clama el libro es cierto: que si lo leemos, meditamos y oramos a Dios en el nombre de Jesucristo para preguntarle si el Libro es verdadero, sabremos por nosotros mismos que es de Dios por medio del poder del Espíritu Santo. Yo lo he hecho y ahora sé por mí mismo que el Libro de Mormón también es la palabra de Dios.

Entiendo el resquemor y prejuicio que pueda tener antes de hacerlo. Nos ha pasado a todos los que hemos seguido el proceso ya que este parte por dudar acerca del Libro. El arrodillarse y preguntar, luego de haber un arduo esfuerzo por meditar y leer, es algo que requiere valentía y por sobre todo mucha humildad. He tratado de hacer mi mejor esfuerzo para que al menos usted confíe que el proceso es total y absolutamente acorde a lo que la Biblia enseña y que la crítica sensacionalista que tacha el proceso de “no-necesario” e incluso de “satánico” es totalmente errada y sin base bíblica alguna.

Lo invito que Ud confié y lo haga.

¡El Libro de Mormón es verdadero! ¡Que el Señor le bendiga en su esfuerzo!

13 noviembre 2008

¿La Biblia es toda la palabra de Dios y por tanto los cielos están cerrados?

Una gran explicación de por que no solo la Biblia es la Palabra de Dios, nos entrega Jack H. West en su escrito "El Juicio del Palo de Efraín".

Autor: Jack West.


¿La Biblia es toda la palabra de Dios y por tanto los cielos están cerrados?

¿De donde habrán sacado esa idea? -  les pregunté.

Pues,- dijeron - busque usted en el último capítulo de la Biblia, Apocalipsis 22:18-19 — el último libro y casi el último versículo.
"Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro.
Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida ...." (Apocalipsis 22:18-19)
Así que me dijeron: Ahí esta. No se puede añadir ni quitar nada del libro de la palabra de Dios.

¡La Biblia, pues, contiene toda la palabra de Dios!

Suena lógico, ¿verdad? pero cuando miramos las pruebas con detalle, percibimos que hay varias discrepancias.

Primero, cuando Juan escribió aquellas palabras, ¿escribía en la Biblia? No.

La Biblia, como la conocemos hoy día, ni estaba en existencia.

¿Qué quiere decir Biblia? Viene de la palabra "biblio" que quiere decir, literalmente, "una biblioteca de libros pequeños." ¿Cuántos libros hay en la versión King James? Sesenta y seis libros — treinta y nueve en el Antiguo Testamento y veintisiete en el Nuevo Testamento.

Ahora bien, Juan escribía en solo uno de este conjunto de sesenta y seis libros, el libro de Apocalipsis, no en el "libro de la Biblia."

Entonces, ¿Qué habrá querido decir con aquellas palabras? ¿que estaba sellado y cerrado un registro que llegaría a ser un conjunto de varios libros pequeños muchos años después?

Muchos de los grandes estudiantes de la Biblia nos cuentan que Apocalipsis nunca debe haber sido último en la cronología del Nuevo Testamento, sino que otras escrituras, incluso las de Juan mismo, por ejemplo, vinieron más tarde que Apocalipsis.

Luego les dije: - Si ustedes se empeñan en esa interpretación dogmática de esos dos versículos, vamos a regresar al Antiguo Testamento, Deuteronoronomio 4:2. Pues aquí estamos casi al principio del Antiguo Testamento, ni cerca del principio del Nuevo Testamento, analicemos un pensamiento casi idéntico al de Apocalipsis:
"No añadiréis a la palabra que yo os mande, ni disminuirés de ella, para que
guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno."(Deuteronomio 4:2)
- ¿Verdad que son casi las mismas palabras? les dije. Se quedaron asombrados. Son casi las mismas palabras. No se puede añadir ni quitar, según esto, seguí. - Pues ya que es verdad, vamos a arrancar y tirar el resto de la Biblia. Por poco se desmayan los acusadores y el juez.

¿Y sí no tuviéramos el resto del Antiguo Testamento después de Deuteronomio? ¿Y qué si no tuviéramos el Nuevo Testamento y su bello testimonio del ministerio personal de Cristo? ¡Cuánto menos sabríamos de la palabra de Dios!

Se sabe, pues, que las palabras de Juan no podrían interpretarse como quisieron los acusadores. Entonces, ¿cómo deben de interpretarse?

Del mismo modo que se nos pide interpretar en el día de hoy la revelación moderna; por que el mandamiento está con nosotros aún en la actualidad. Cuando Dios se ha comunicado con sus profetas y a causado que escriban sus palabras, no está en la facultad del hombre añadir ni quitar de aquellas palabras; osea, no  cambien ustedes los mandamientos de Dios ni los adapten a los requerimientos de los hombres.

Si comparáramos con cuidado más de mil copias antiguas del Nuevo Testamento en griego, no encontraríamos ni una sola copia totalmente igual a  otra. En aquel tiempo no existía la imprenta como hoy día, las copias se hacían laboriosamente a mano, y era muy fácil cometer errores, omisiones o adíciones si no se tenía muchísimo cuidado.


Lo que quería decir Juan el Revelador era que cuando copiamos o cuando queremos informar a otros de estas cosas, debemos tratar de ser fieles a las palabras originales y no inyectar nuestras propias ideas.

¿Por qué proceso llegaron a ser estas mil copias del Nuevo Testamento tan diferentes una de la otra? A veces el que copiaba sería igual que usted y yo. Una señora de otra iglesia miró mi Biblia en cierta ocasión y dijo: "Sr. West, eso es un sacrilegio." Es que yo tenía notas al margen; había subrayado en muchas partes; había hecho círculos, es decir, yo había marcado mi Biblia conforme a mis necesidades, de modo que cuando yo abría esa Biblia en cierta pagina, algo me indicaba mis reacciones anteriores. Ustedes hacen lo mismo, supongo — poner su sello personal a los libros que estudian.

Imaginen lo mismo en aquellas copias griegas del Nuevo Testamento. Pero acuérdense que aquellas personas no tenían la hoja impresa como punto de partida; tenían que copiar las escrituras a mano. Se encuentran notas al margen por algunos de los que copiaban. Cuando otra persona copiaba de una copia que había sido copiada de otra copia, no se sabía si una nota al margen era para corregir una omisión o si representaba el pensamiento personal o una idea del traductor o de la persona que copiaba el texto. De modo que a veces se encuentran notas marginales que ya forman parte del texto cuando no deben estar allí y otros pensamientos han sido omitidos, quizás como simples errores de omisión.

En cualquier caso, eso es lo que quería decir Juan. Cuando Dios había dado una profecía a un profeta, el hombre no tenía derecho de añadir o quitar de ella como profecía. El hombre no debe añadir. No dijo que Dios no añadiría ¿verdad? ¿Al libro de qué profecía? De "esta" profecía, no esta profecía de la Biblia en su totalidad, sino a la profecía de Apocalipsis.

Como prueba adicional, la terminología de la Biblia misma nos enseña que tampoco es la Biblia toda la palabra de Dios, ni tampoco están cerrados los cielos. Miremos los anales otra vez.

Se nota que Dios reveló todo desde el principio al fin, profeta tras profeta; a Adán, a Moisés, a Abrahám y a otros. Empezaban a anotar aquellas revelaciones y progresaban hasta cierto punto cuando Dios les paraba y les decía, en efecto. - Basta por ahora. El pueblo tiene que aprender a digerir la leche antes de poder digerir la carne. El resto se le revelará al hombre algún día, pero aun no es el momento. El pueblo tiene que aprender a caminar antes de correr.

Por ejemplo, el Antiguo Testamento nos dice — y debe estar bastante claro a todas las personas:
"¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina?
¿A los quitados de la leche? ¿a los arrancados de los pechos?
Porque mandamiento debe estar tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá." (Isaías 28:9-10)
Mas tarde Isaías cuenta que aún en extraña lengua hablará el Señor a su pueblo.
"Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como de pitón, y tu habla susurrará desde el polvo." (Isaías 29 :4)
 

Pues es claro que Dios no tenía intención de que fueran cerrados los cielos. Nunca han estado cerrados, excepto al grado que el hombre los cierra en su propia alma y dice dentro de sí: "Yo sé que no puedo recibir nada de lo alto." Seguro que aquella persona no puede ser inspirada de lo alto. Aún en la revelación moderna, Jesucristo a dicho claramente que fue prohibido dar ciertas bendiciones a ciertos individuos, porque había "duda en su alma".

Sí, cada uno de ustedes tiene el poder de cerrar los cielos respecto a sí mismos, si quieren, pero Dios no los ha cerrado, ni jamás tuvo la intención de que la Biblia fuera toda su palabra, de hecho faltan ciertas partes de la Biblia misma. Entonces dijeron los acusadores, "Si falta algo de la Biblia, seguramente no tenía mucha importancia." 

Algunas personas postulaban que hasta las marcas de puntuación se pusieron bajo inspiración divina. Claro que no estamos muy al tanto de las condiciones que regían entre los religiosos doctos que se juntaron durante el reinado del Rey Jaime (Santiago) de Inglaterra para darnos su versión de la Biblia. Al juntarse ese cuantioso grupo de peritos religiosos para ponerse de acuerdo en cuanto a la traducción más exacta de la Biblia, lo único en que pudieron ponerse de acuerdo era que estaban en desacuerdo y cuando no hubo modo de ponerse de acuerdo, adoptaron la técnica de poner la palabra o frase en letra bastardilla para señalar al lector la falta de correlación entre los peritos. No importa la página que se abra en el Antiguo Testamento o el Nuevo Testamento, sin excepción se encuentra allí algo en letra bastardilla. En otras palabras, hubo dificultades en cuanto a la interpretación de lo que ponían, qué debían hacer, qué debían poner y qué debían quitar.

Ahora vamos a ver lo importante de algunas de las cosas que faltan de la Biblia.

El origen de la siguiente escritura es que Dios había mandado que Moisés juntara a los hijos de Israel para leerles de cierto libro.
"Y tomó el libro de la alianza, y leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos." (Éxodo 24:7.)
Seguro que deben haber habido muchos mandamientos. Seguro que habrán, sido de gran importancia como para juntar al pueblo de Israel a que escuchara las palabras de este libro. Pues bien, puedo ahorrarles tiempo. No vayan ustedes a buscar página por página en la Biblia en busca del "libro de la alianza" porque no está. Si la Biblia es toda la palabra de Dios ¿dónde está ese elemento tan importante de las escrituras?.

¿Y esto es todo? Con seguridad no lo es. Nótese, por ejemplo, la referencia en Números, capítulo 21, versículo 14, "el libro de las batallas de Jehová", el que tampoco encontramos en la Biblia actual.
"Por tanto se dice en el libro de las batallas de Jehová: Lo que hizo en el Mar Rojo y en los arroyos del Arnón..." (Números 21: 14).
Luego pasen a Crónicas, capítulo 29, versículo 29. Allí, se nos habla de tres libros de escrituras, y sin embargo, sólo uno de ellos se encuentra en nuestra Biblia de hoy; faltan dos de ellos.

"Y los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel Vidente, y en las crónicas del Profeta Nathan, y en las crónicas de Gad Vidente." (1 Crónicas 29:29.)
Leemos de dos videntes y un profeta. Tenemos el libro de Samuel Vidente, pero no tenemos el libro de Nathan el Profeta. No está. Falta también el libro de Gad Vidente. Si son escrituras, y están mencionadas en la Biblia, y si no aparecen en la Biblia, pues entonces, ¿como podría ser la Biblia toda la palabra de Dios?

Aún en el Nuevo Testamento, en 1 Corintios, capítulo 5,versículo 9, en lo que se acepta como la primera epístola de Pablo a los Corintios, vemos que hace referencia a una epístola anterior. ¿Era importante? ¡Claro que sí! Pablo estaba reprendiendo a los Corintios; estaba algo enojado con ellos por no haber cumplido los mandamientos de Dios que les había enseñado en su epístola anterior. Pues bien, si tenemos la primera, ¿donde está el numero cero de sus epístolas a los santos en Corinto?

No, la Biblia no está completa. Los cielos no están cerrados y jamás hubo intención de que así fuera, a menos que el hombre los cerrara por cerrar su propio corazón. Esto no le parecería raro al mundo, si solo prestara atención al segundo gran registro. Nos testifica de ciertas cosas que iban a pasar en esta época —los últimos días—, que destrozarían una porción de la palabra de Dios.
"Has visto que el libro salió de la boca de un judío, y cuando salió de la boca del judío contenía la claridad del evangelio del Señor, de quien dan testimonio los doce apóstoles, ...
Y después de transmitirse, por conducto de los doce apóstoles del Cordero, de los judíos a los gentiles, tu ves la fundación de una iglesia grande y abominable, que es más abominable que todas las otras iglesias, porque ha despojado el evangelio del Cordero de muchas partes que son claras y sumamente preciosas, y también ha quitado muchas de las alianzas del Señor.
A causa de que se han quitado del libro muchas cosas claras y preciosas que
eran clarass al entendimiento de los hijos de los hombres, según la claridad que hay  en el Cordero de Dios, sí, a causa de estas cosas que se han suprimido del evangelio del Cordero, muchísimos tropiezan, sí, de tal modo que Satanás tiene gran poder sobre ellos.... (1 Nefi 13:24, 26, 29.)
Sí, claro que las cosas quitadas de la Biblia tenían importancia, ¿Por qué están en existencia mas de setecientas religiones cristianas o facciones de religiones cristianas? Todas afirman creer en la Biblia y precisamente lo que iba a pasar según la profecía del "Palo de José," sí paso y, como resultado, "muchísimos tropiezan."

Pues, de este modo, se logró contestar la acusación de los acusadores y comprobar, a satisfacción de la corte (del juez), que la Biblia no es toda la palabra de Dios y que los cielos no están cerrados. Otras escrituras "salieron desde el polvo" y aún recibiremos muchas cosas grandes y preciosas por conducto de los profetas y apóstoles de Dios que hoy viven sobre la tierra.

04 octubre 2007

¿Qué es El Libro de Mormón?

¿Qué es el Libro de Mormón? ¿Qué contiene? ¿Dónde fue escrito y por quién? ¿Cómo lo obtuvimos?... Algunas preguntas que contesta el siguiente artículo...
Autor: John A. Tvedtnes.
Traductora: Estrella La Font Díaz.

Uno de los libros más populares del mundo, después de la Biblia, es el Libro de Mormón. Desde que saliera a la luz, por vez primera, en 1830, se han publicado unos 78 millones de ejemplares en 94 idiomas; tan sólo en 1997 se distribuyeron más de cuatro millones de ejemplares.

La historia del Libro de Mormón comenzó en la primavera de 1820, cuando un chico americano de catorce años llamado José Smith fue a orar a un bosque que se encontraba cerca de la granja de su familia, en el estado de Nueva York, en Estados Unidos. Él explicó cómo Dios el Padre y su hijo Jesucristo se le aparecieron y dieron respuesta a las preguntas que tenía en lo tocante al tema de la religión. Este fue el principio de su llamamiento como profeta contemporáneo.

Tres años después, se encontraba de nuevo orando cuando recibió la visita de un ángel que le dijo que se llamaba Moroni. "Dijo que se hallaba depositado un libro," escribió José Smith más adelante, "escrito sobre planchas de oro, el cual daba una relación de los antiguos habitantes de este continente [americano], así como del origen de su procedencia. También declaró que en él se encontraba la plenitud del evangelio eterno cual el Salvador lo había comunicado a los antiguos habitantes. (José Smith-Historia 1:34)

Se le dijo que las planchas de oro estaban escritas en egipcio reformado y que las habían escondido y enterrado en la ladera de una colina que se encontraba cerca del hogar de José, en una caja cuadrada de piedra cubierta por otra piedra redonda más grande. Con el registro se encontraba un antiguo pectoral que contenía dos piedras llamadas Urim y Tumim, que el Señor había preparado para ayudar a José Smith a traducir el antiguo registro. (En la época de la Biblia, los israelitas recibían revelación de Dios mediante el Urim y el Tumim, que el sumo sacerdote llevaba sujetos a un pectoral; cf. Éxodo 28:30. Números 27:21).

Los escritos que se encontraban en las planchas de oro narraban la historia de un antiguo profeta israelita llamado Lehi, que vivió en Jerusalén seiscientos años antes de Cristo. Dios avisó a Lehi de que se aproximaba la destrucción de la ciudad a manos de los babilonios y le dijo que se marchara con su familia y algunos amigos.

Vivieron en tierras deshabitadas por las que viajaron durante ocho años. Cuando llegaron al mar, probablemente en la costa sur de la península arábiga, el Señor les mandó que construyeran un barco en el cual navegaron hasta las Américas. La mayor parte de los estudiosos que aceptan el Libro de Mormón creen que ellos y sus descendientes habitaron principalmente en lo que actualmente es el sur de Méjico y Guatemala.

Una vez en el Nuevo Mundo, este grupo no tardó mucho en dividirse en dos naciones: una de ellas se llamó nefita, en honor del nombre de Nefi, uno de los hijos de Lehi; la otra se denominó lamanita, por ser seguidores de Lamán, hermano de Nefi. Durante los siglos posteriores se produjeron muchas disputas entre ambas. La mayor parte del tiempo los nefitas fueron justos y escucharon a una serie de profetas que predijeron la venida de Cristo y que explicaron detalladamente la Expiación que Él llevaría a cabo. Durante la mayor parte de su historia, los lamanitas no creyeron en Cristo, mientras que los nefitas guardaron por escrito su historia y sus creencias religiosas. El Libro de Mormón contiene un compendio de dichos escritos. 

Es debido a sus comentarios doctrinales acerca de la Expiación de Jesucristo por lo que se dice que el Libro de Mormón contiene "la plenitud del evangelio" (José Smith-Historia 1:34; Doctrina y Convenios 20:9; 27:5; 42:12; 135:3).

De las muchas historias de las que habla el Libro de Mormón, la más importante trata de cómo Cristo se apareció a su pueblo del continente americano después de su resurrección y ascensión a los cielos. Les enseñó los mismos principios que había enseñado a sus discípulos judíos del Viejo Mundo y organizó la iglesia entre ellos, eligiendo a doce discípulos, los cuales, según Él dijo, iban a ser juzgados, en los últimos días, por los doce apóstoles que Él había elegido durante su ministerio mortal en Tierra Santa. Aún antes de volver a su Padre, Jesús continuó revelando sus deseos a los discípulos nefitas. A su visita le siguió una era de paz durante la cual nefitas y lamanitas vivieron unos doscientos años como un solo pueblo.

Finalmente, la paz se vio desbaratada por el pecado y antes del cuarto siglo después de Cristo, volvieron a producirse nuevas guerras entre las dos naciones. Sabiendo que su pueblo iba a ser destruido pronto por los lamanitas, un profeta nefita llamado Mormón preparó un compendio de los anales sagrados de su pueblo y los dejó en las manos de su hijo Moroni para que los enterrara en un lugar donde Dios los preservaría hasta que otro profeta fuera llamado para traducirlos. Este era el mismo Moroni que, como ángel de Dios, se le apareció a José Smith 1.400 años después.

Los profetas que guardaron los anales que luego se convertirían en el Libro de Mormón testificaban de Cristo tanto antes como después de su venida. El primero de ellos, Nefi, escribió: "Y ahora bien, mis amados hermanos, y también vosotros los judíos y todos los extremos de la tierra, escuchad estas palabras y creed en Cristo; y si no creéis estas palabras, creed en Cristo. Y si creéis en Cristo, creeréis en estas palabras, porque son las palabras de Cristo, y él me las ha dado, y enseñan a todos los hombres que deben hacer lo bueno" (2 Nefi 33:10). Cien años después, en su prefacio, Mormón escribió que el propósito de este libro era "convencer al judío y al gentil de que Jesús es el Cristo, el eterno Dios, que se manifiesta a sí mismo a todas las naciones." Por esta razón en 1987, se le dio al libro el subtítulo de "Otro Testamento de Jesucristo."

Las planchas de las que se tradujo el Libro de Mormón fueron devueltas al ángel antes de que se publicara la traducción en inglés. Pero varias personas más las vieron y las tocaron. Entre estas personas hubo tres testigos, Oliverio Cowdery, David Whitmer y Martín Harris, que dieron testimonio de que el ángel Moroni les había enseñado las planchas y el pectoral con el Urim y el Tumim; testificaron que el ángel había pasado las hojas una a una para que pudieran ver los grabados que había en ellas; también declararon que habían oído la voz de Dios, proveniente del cielo, que les dijo que la traducción del registro era correcta. En otra ocasión, José Smith llevó a un grupo de otros ocho hombres al bosque, donde les enseñó las planchas y les permitió cogerlas y pasar las páginas. Todos estos hombres hicieron un relato escrito de sus experiencias, que aparece al comienzo del Libro de Mormón. Aunque, más tarde, algunos de ellos se indispusieron con José Smith y ya no le siguieron más, nunca negaron su testimonio, y muchos de ellos continuaron reafirmándolo hasta su muerte.

Durante el transcurso de la traducción del Libro de Mormón, José Smith y su escriba, Oliverio Cowdery, oraron en cuanto a algunas de las cosas que encontraron en el texto, como por ejemplo la necesidad de un bautismo realizado por la autoridad apropiada del sacerdocio. A José se le había dicho, en su visión de 1820, que esta autoridad se había perdido en la tierra, pero que sería restaurada en un futuro próximo. El 15 de Mayo de 1829, cuando estaban orando en el bosque, al lado del río Susquehanna, cerca de Harmony, Pennsylvania, José y Oliverio recibieron la visita de Juan el Bautista, ahora resucitado, quien había bautizado a Cristo unos dieciocho siglos antes. Juan puso sus manos sobre sus cabezas y les ordenó al Sacerdocio Aarónico, confiriéndoles así autoridad para bautizar. En el transcurso de algunas semanas después de este suceso, tres apóstoles de la antigüedad, Pedro, Santiago y Juan, vinieron y ordenaron a los jóvenes al Sacerdocio de Melquisedec, lo que les daba autoridad para imponer las manos y otorgar el don del Espíritu Santo, así como para volver a organizar la Iglesia de la antigüedad.

El seis de abril de 1830, se organizó oficialmente la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Fayette, Nueva York, reconociéndose a José Smith como profeta de Dios. Durante los años siguientes la iglesia creció y se restauraron varios oficios del sacerdocio; entre éstos se incluían los de apóstol, setenta, patriarca, obispo, élder, presbítero, maestro y diácono, todos los cuales se conocían en la antigua Iglesia Cristiana.

A partir de este pequeño comienzo, la Iglesia ha crecido hasta tener más de diez millones de miembros en más de 200 países. Casi la mitad de ellos se encuentran en América Latina y en las naciones que bordean al Océano Pacífico. Una cuarta parte de los miembros de la Iglesia son de habla hispana y se espera que, con el rápido crecimiento en la América Latina, el español llegará a ser algún día la lengua fundamental de la Iglesia. El portugués, el tercer idioma más utilizado entre los Santos de los Últimos Días, sólo se habla por uno de cada diecisiete miembros.

Frecuentemente a los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se les llama incorrectamente "mormones" porque creen en el Libro de Mormón; pero son seguidores de Jesucristo, no de Mormón que fue un siervo de Cristo. Aceptan tanto la Biblia como el Libro de Mormón, pero también creen en la revelación moderna. El octavo artículo de fe de la iglesia declara: "Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde este traducida correctamente: también creemos que el Libro de Mormón es la palabra de Dios." El noveno artículo declara: "Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela y creemos que aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios."

Durante los próximos meses, examinaremos algunos de los contenidos del Libro de Mormón y los compararemos con lo que se conoce de la Biblia y con los descubrimientos históricos y arqueológicos que se han producido desde la época de José Smith. Comenzaremos viendo cómo el Libro de Mormón nos ayuda a entender la Biblia como registro histórico y como la palabra de Dios. Después de esto, estudiaremos el origen del Libro de Mormón, que compararemos con el de otros documentos antiguos que han sido descubiertos a lo largo del último siglo, como es el caso de los rollos de pergamino del Mar Muerto. Después examinaremos varios aspectos de las investigaciones actuales que se están haciendo sobre el Libro de Mormón, incluyendo sus orígenes lingüísticos y su relación con el antiguo Israel.

Nota biográfica

John A. Tvedtnes es director jefe de proyectos de la Fundación para la Investigación de la Antigüedad y de Estudios Mormones, que reside en Provo, Utah, Estados Unidos. Ha estudiado en la Universidad de Utah, la Universidad de Brigham Young, la Universidad de California (Berkeley) y la Universidad Judía de Jerusalén. Es licenciado en Antropología, y posee otros títulos universitarios en estudios del Oriente Medio y en lingüística; actualmente se encuentra terminado su trabajo de cara a la obtención del título de doctor en egipcio y lenguas semíticas. Nacido en Estados Unidos, el señor Tvedtnes también ha vivido en Suiza (un año), en Francia (un año y medio) y en Israel (ocho años y medio). Ha escrito cuatro libros y alrededor de 120 artículos; lleva diecisiete años ejerciendo la docencia universitaria en Israel y Estados Unidos.

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