Autores: John A. Widtsoe
y Franklin S. Harris, Tr.
La Historia de Cristo en la América antigua
El Libro de Mormón relata que el Salvador después de su resurrección, pero antes de su ascención visitó América, enseñó el evangelio, organizó la Iglesia y ordenó a hombres para llevar a cabo la obra evangélica.
La idea de la venida de un Cristo sería común entre los indios americanos, si ellos fueran de origen hebreo y hubieran tenido acceso a los libros sagrados hasta el año 600 a.C. Una gran acumulación de tradiciones prueba que un esperado Salvador era parte de la primitiva tradición religiosa americana. Hay también muchas tradiciones y leyendas al efecto que este esperado caudillo y salvador efectivamente habría venido. Tan extensa es esta tradición y tan sólidos los detalles suplidos, que las evidencias de la visita de Cristo a América, son convincentes.
Parece fuera de la cuestión atribuir estas leyendas y creencias a la influencia cristiana después de Colón. Están muy extensamente difundidas y muy inherentes en la fe de todos los pueblos.
"La diseminación de las ideas cristianas, desde la conquista, no es suficiente razón para responder por estos mitos". (Nadaillac, p. 431).
"Entre los mexicanos, mayas, incas y pre-incas del Perú, había una tradición persistente y generalmente creída de un hombre blanco y barbudo que visitó sus tierras, les enseñó su religión y civilización y después desapareció misteriosamente. La tradición dice de este dios barbudo, que llegó a México y Yucatán en un 'barco mágico'; y la tradición del primer Inca, Manco Capac, es que apareció en el lago Titicaca, declarándose a sí mismo el 'Hijo del Sol". (Verrill p. 28).
"Los aztecas tienen una tradición de un dios sufriente y crucificado llamado Quetzalcoatl, y de uno que le precedió para preparar el camino y llamarles al arrepentimiento.
"Tezcaltlipoca le ofreció una copa llamándole 'hijo mío'; habla también de su aversión para probarla y de su llanto amargo después de haber bebido su contenido, despreciando los reinos temporales por el espiritual, siendo después llamado por el Padre. A su partida hubo cuatro terremotos. Prometió volver otra vez y redimir a su pueblo", (Kings-borough, 8:3; Lesueur, pp. 236-237).
Aunque teniendo varios nombres y apareciendo en diferentes países, los héroes de la cultura americana presentan todos las mismas características. Todos son descritos como blancos, barbudos y generalmente vestidos con largas túnicas, apareciendo repentina y misteriosamente en el lugar de su obra; tratando de mejorar a la gente, instruyéndoles en artes beneficiosas y ornamentales; dándoles leyes, exhortándoles a practicar el amor fraternal y otras virtudes cristianas e introduciendo una forma mejor de religión. Habiendo completado su misión, desaparecen tan de improviso y misteriosamente como vinieron y finalmente ellos son deificados y tenidos en gran reverencia por una agradecida posteridad.
"En tal carácter o en tal misión Quetzalcoatl apareció en Cholula, Votan en Chiapas, Wixepecocha en Oaxaca, Zamrna y Cukuícán con sus diecinueve discípulos en Yucatán, Gucumatz en Guatemala, Viracocha en Perú, Sume y Paye-Tome en Brasil, el misterioso apóstol mencionado por Rosales en Chile y Bochica en Colombia". (Bancroft, 5:23-24).
Las Casas, obispo de Chiapas, relata en su apología, manuscrito que está en el convento de Santo Domingo, que cuando él pasó a través del reino de Yucatán encontró allí a un respetable eclesiástico de edad madura. Le pidió que siguiera al interior de su país dándole un cierto plan de instrucción para predicar y al final de un año, así le escribió al obispo:
"-que habían encontrado a un señor quien le había informado que ellos creían en Dios que residía en los cielos, aun el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo-. El Padre era llamado 'Yeona', el Hijo 'Bahab' quien fue nacido de una virgen llamada 'Chibirías' y que el Espíritu Santo era llamado 'Euach'. Bahab, el hijo, decían ellos, fue muerto por Eupuro, quien le azotó y puso en su cabeza una corona de espinas, y le puso con sus brazos abiertos sobre un madero, y que al tercer día volvió a la vida y ascendió a los cielos donde está con su Padre. Que inmediatamente después vino Euach en su lugar como un mercadero trayendo preciosas mercaderías, llenando a aquellos que quería, con abundantes y divinos dones y gracias." (Kingsborough, Mill. Star 60:86-87).
"Solamente Quétzalcoatl entre todos los dioses era preeminentemente llamado Señor, de tal manera que cuando alguien juraba, diciendo por nuestro Señor, significaba Quétzalcoatl y no otro; aunque había muchos otros dioses muy estimados". (Baneroft, 3:253).
"El (Quétzalcoatl) se despidió de sus seguidores prometiéndoles que él y sus descendientes volverían a visitarles en el futuro". (Prescott, México, 1:50).
"Los mexicanos creían que Quétzalcohuatl era dios y hombre, y que previamente a su encarnación, existió desde toda la eternidad". (Kingsborough, 6: 507).
Particularmente, la serpiente era el símbolo del Cristo, de ahí que la serpiente emplumada se encuentra representada en las esculturas y los pocos manuscritos de la América Antigua.
La concepción hebrea del reino del Mesías es expresada por la imagen de una serpiente 'volando' o 'alada'. La palabra usada por Isaías 14:29 es 'seraph' (ceraste) que nos podría ser familiar a nosotros en su forma plural 'seraphim' que leemos serafines, y entendemos que significa una alta orden de ángeles que atienden al Señor. (Isaías 6:2, 6). Son representados como teniendo seis alas, tal es la celeridad de su servicio. Alas son ángeles. (Hebreos 1:7). Ellos son príncipes, nobles, en los cielos. Pero, Gesenius dice, 'si uno elige seguir los usos hebreos, Loquendi, en el cual 'seraph' es serpiente, puede en verdad traducirlo (serafines) por serpientes aladas; dado que la serpiente, entre los hebreos antiguos y los egipcios, era el símbolo de la sabiduría y del arte de curar. (Véase Números 21:8; 2 Reyes 18; 4)". (Smith,.p. 60).
"El tema o motivo de la serpiente controlaba el arte maya, y era de primordial importancia en todas las artes subsecuentes en América Central y México. La serpiente muy pocas veces era representada al natural y, sin embargo, podemos en verdad inferir que la culebra de cascabel era el modelo prevaleciente. Partes de otras creaciones eran el 'trogon o quetzal', los dientes del jaguar y los ornamentos del hombre. La serpiente fue idealizada y sus líneas características entraban en la delineación de muchos sujetos distintos de la serpiente misma.
Espirales y otros detalles sinuosos eran asignados al cuerpo de la serpiente, y ornamentos humanos tales como aros para las orejas y narices y aun adornos eran agregados a su cabeza.
Finalmente, una cabeza humana era puesta en sus fauces. Los mayas pueden haber intentado expresar la inteligencia humana de las serpientes en esta figura. La serpiente con una cabeza humana en la boca, per-tenece sin duda a la misma categoría de los dioses parcialmente humanizados de Egipto, Asiria e India. Ilustra la apropiación parcial de la forma humana por una bestia divina. Los rasgos combinados son tan peculiares y afectados que la influencia del arte maya puede ser distinguida en toda la América Central y México, por un estudio comparativo del tema o motivo de la serpiente". (Spinden, p. 85).