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15 diciembre 2013

El Libro de Mormón: Evidencias internas, parte I

El Libro de Mormón como manuscrito antiguo, necesariamente debe entregar luces de su composición literaria Hebrea, estos son algunos ejemplos de la poética hebrea del tiempo de Lehi.

Autor(es): www.filmesviajedefe.com



Viaje de Fe narra el viaje iniciado en el año 600 a.C. por el profeta israelita Lehi y su familia cuando hicieron su éxodo de Jerusalén a través del desierto de Arabia a la costa, y de ahí al Nuevo Mundo. El hijo de Lehi, Nefi, empieza el relato en el año 600 a.C., y lo conserva por medio de grabados en planchas de metal. La narración no salió a la luz hasta la década de 1820 cuando, por revelación divina, José Smith fue guiado a las planchas y las desenterró de una colina al norte del estado de Nueva York. De ellas y por el poder de Dios, él tradujo el Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo.

El Libro de Mormón contiene relatos de varias personas diferentes, en su mayoría profetas y en un período de mil años, armonizados y compilados en una sola narración por un padre y su hijo, Mormón y Moroni, quienes vivieron alrededor del año 400 d.C. El relato se centra en la visita de Jesucristo al pueblo nefita en las Américas luego de Su resurrección. Aunque el descubrimiento de evidencia arqueológica de la civilización nefita en el Antiguo y el Nuevo Mundo está en su infancia, se ha realizado una cantidad razonable de trabajo en el texto mismo que arroja luz a sus orígenes antiguos.

La primera parte de este artículo presenta algunos fragmentos de información obtenidos a partir del texto que señala su escenario antiguo y el carácter de su idioma original tal como se inscribió en planchas de metal por autores nefitas y jareditas.[1]

Una de las características más distintivas del idioma en el Libro de Mormón es la traducción algo literal de lo que ahora son obviamente hebraísmos. Como el profesor Donald W. Parry afirma, “debido a que algunas formas del hebreo eran utilizadas entre los nefitas, el Libro de Mormón suena como un libro hebreo antiguo, aún en su traducción al inglés”.[2] Parry nos da sólo uno de muchos ejemplos de lo que se denomina amplificación plural. Explica que “con el fin de ampliar o enfatizar una idea, el hebreo bíblico en ocasiones utiliza un sustantivo en plural cuando se espera uno en singular”. Aquí hay algunos ejemplos: 

(In English) (In Spanish)

there shall be bloodsheds (2 Nephi 1:12)

(In Spanish it’s singular)

the understandings of the children of men (Mosiah 8:20)

(In Spanish it’s singular)

grandes condescendencias para con los hijos de los hombres (Jacob 4:7)

trabajaron con todas sus fuerzas (Jacob 5:72)

great slaughters with the sword (1 Nephi 12:2)[3]

y vi multitudes de gentes (1 Nefi 12:1)[3]

En su trabajo sobre los manuscritos originales y de imprenta, Royal Skousen ha descubierto una expresión frecuente que no suena verdadera en inglés, pero tiene perfecto sentido en hebreo:
"En el texto original del Libro de Mormón, encontramos una serie de apariciones de una cláusula condicional similar a la hebrea. En inglés, tenemos cláusulas condicionales como “if you come, then i will come” (“si tú vas, entonces yo iré”), con “entonces” que es opcional. En hebreo esta misma cláusula es expresada como “if you come and I will come” (“Si tu vas y yo iré”). En el texto original del Libro de Mormón, había al menos catorce ocurrencias de esta expresión no inglesa."
Unos impresionantes siete ejemplos de esto se encuentran en un pasaje en el manuscrito original, Helamán 12:13–21 (en inglés), como es detallado por Skousen:

13 Sí, y si dice a la tierra: Muévete, se mueve

Sí, y si dice a la tierra: Vuélvete atrás, para que se alargue el día muchas horas, es hecho. . . 

16 Y he aquí, también, si dice a las aguas del gran mar: Secaos, así es hecho.

17 He aquí, si dice a esta montaña: Levántate y ve y cae sobre esa ciudad, para que sea enterrada, he aquí, se hace. . . .

19 Y si el Señor dijere: Maldito seas para que nadie te encuentre desde hoy para siempre jamás, he aquí, nadie lo obtiene desde entonces para siempre jamás.

20 Y he aquí, si el Señor dijere a un hombre: Maldito seas para siempre por causa de tus iniquidades, será hecho.

21 Y si el Señor dijere: Por causa de tus iniquidades serás separado de mi presencia, él hará que así sea. [4]

Tal vez la forma literaria más célebre en el Libro de Mormón es la del quiasmo. Descubierto por primera vez en el Libro de Mormón por John W. Welch mientras estaba en una misión SUD en Regensburg, Alemania, el quiasmo o paralelismo poético es una forma anidada hebraica antigua de explicar una idea, donde las ideas son expresadas en series de declaraciones y luego repetidas con lo primero al final. El tema central se encuentra, y no es de extrañar, en el centro del quiasmo.

Welch describe el primer quiasmo que confirmó en el Libro de Mormón:
No creo que hubiera podido jamás encontrar esto por medio de mi propia capacidad intelectual. Sin duda, probablemente no lo habría encontrado para nada excepto por la tipografía en esa edición particular del Libro de Mormón en alemán, porque las dos palabras centrales en Mosíah 5:11 estaban apiladas justo encima una de otra. En una buena tipografía, uno nunca debería apilar palabras al final de una línea, ya que una pila puede confundir al ojo cuando pasa del final de una línea al principio de la siguiente. Pero mientras leía la columna izquierda de esta página, las dos palabras Übertretung y Übertretung saltaban a la vista (esa traducción alemana de las dos palabras inglesas transgression (transgresión)y transgress (transgredir) había utilizado la misma palabra). Inmediatamente miré en la línea de abajo y vi la palabra ausgerottet (que significa borrado) y en la línea superior, nuevamente, ausgerottet (borrado). Y sobre eso, linken Hand (mano izquierda) de Dios, y abajo, linken Hand, otra vez. El patrón quiástico en este pasaje apareció instantáneamente, de la siguiente manera:
“Y acontecerá que quien no tome sobre sí el nombre de Cristo, tendrá que ser llamado por otro nombre; por tanto, se hallará a la izquierda de Dios. Y quisiera que también recordaseis que éste es el nombre que dije que os daría, el cual nunca sería borrado, sino por transgresión; por tanto,” y esta palabra marca un punto decisivo, “tened cuidado de no transgredir, para que el nombre no sea borrado de vuestros corazones. Yo os digo: Quisiera que os acordaseis de conservar siempre escrito este nombre en vuestros corazones para que no os halléis a la izquierda de Dios, sino que oigáis y conozcáis la voz por la cual seréis llamados, y también el nombre por el cual él os llamará.”[5]
Hugh Nibley y otros han realizado una extensa investigación de los nombres utilizados en el Libro de Mormón, algunos de los cuales tienen raíces egipcias así como otros, semitas. El estudio de estos nombres, un proyecto conocido como Onomasticon del Libro de Mormón encabezado por el profesor de la BYU, Paul Y. Hoskisson, está en ejecución.[6] Pero hay una observación intrigante del gran Hugh Nibley:
"... como Hermounts, eso ya es un asunto de él, hay un nombre que siempre le dio una sacudida a este escritor: Hermounts. ¡Vaya nombre! Como nada que se haya escuchado antes. …¿Qué es Hermounts? No es una persona, es el nombre utilizado para designar a un país desierto, “que estaba infestado de animales salvajes y voraces” (Alma 2:37). De inmediato pensamos en Min (el buen Ammorón del Libro de Mormón), en Hemonthis, la Olla egipcia, el dios de los lugares y animales salvajes. Algunos explican el nombre Hermonthis como que significa “Casa de Month” (¡el buen Manti del Libro de Mormón!), refiriéndose a la ermita de la frontera sur. “Month” es el patrón de la guerra y la colonización, y está al lado de Ammón. Manti es el nombre más común de las personas y lugares en el Libro de Mormón. Cualquiera que sea la explicación, Hermounts no ofende a nadie ya. Si los egipcios quieren designar a su país salvaje como Hermonthis y a los nefitas os."[7]
Fuentes
  1. El Instituto Neal A. Maxwell para Becas Religiosas han publicado varios libros que aportan mayor luz sobre los orígenes antiguos del Libro de Mormón desde el texto en sí. Por ejemplo, Daniel C. Peterson, Donald W. Parry, y John W. Welch, eds., Echoes and Evidences of the Book of Mormon (Provo, UT: FARMS, 2002); Noel B. Reynolds, ed., Book of Mormon Authorship: The Evidence for Ancient Origins; and Reynolds, ed., Book of of Mormon Authorship Revisited: New Light on Ancient Origins (Provo, UT: FARMS, 1997). La publicación insignia del Instituto, ahora titulada Journal of Book of Mormon and Other Restoration Scripture, ha publicado varios artículos que tratan sobre evidencias internas y externas a través de los años.
  2. Donald W. Parry, “Hebraisms and Other Ancient Peculiarities in the Book of Mormon,” in Echoes and Evidences.
  3. Parry, “Hebraisms.”
  4. Royal Skousen, “The Original Language of the Book of Mormon: Upstate New York Dialect, King James English, or Hebrew?” JBMS 3/1 (1994).
  5. John W. Welch, The Discovery of Chiasmus in the Book of Mormon: Forty Years Later,” JBMS 16/2 (2007). Since that time many parallelisms have been identified. See John W Welch, Chiasmus in Antiquity; y Donald W. Parry, Poetic Parallelisms in the Book of Mormon: The Complete Text Reformatted (Provo, UT: Neal A. Maxwell Institute, 2007).
  6. For an introduction to this project, see Paul Y. Hoskisson, “Seeking Agreement on the Meaning of Book of Mormon Names,” JBMS 9/1 (2000).
  7. Hugh Nibley, The Prophetic Book of Mormon, (Salt lake City, Deseret Book, 1989).
  8. http://filmesviajedefe.com/acerca-del-libro-de-mormon/evidencia-del-libro-de-mormon/el-libro-de-mormon-evidencias-internas-parte-1

25 noviembre 2013

Necesitamos traductores para integrar el equipo de Evidencias del Libro del Mormón

El Departamento de traducción de nuestra página web, dirigido por Antonio Caballero, necesita más traductores. Necesitamos tu apoyo y ayuda debido al gran trabajo que se está realizando, ya que aún existe una gran cantidad de artículos en  inglés, que poseen un gran valor para el conocimiento y testimonio de quienes los leerán. Tienes un talento y un don que compartir y esta es tu oportunidad de fortalecer a otros.

Si tu deseo es apoyar esta especial obra puedes hacerlo en cualquiera de las siguientes modalidades:

A) Traductor de evidencias del Libro de Mormón:  produce 1 artículo al mes 

B) Colaborador: produce 1 artículo cada 3 meses

C) Colaborador esporádico: produce un artículo cada 5 meses

En cualquiera de estas modalidades el procedimiento es el siguiente:

1) El Jefe del Departamento asigna un artículo a traducir de fuentes aprobadas por nuestro sitio.

2) El traductor o colaborador recibe el artículo a traducir en el Drive de Google, donde estará en contacto con el Jefe del Departamento y allí realizará la traducción.

3) Cuando el traductor o colaborador finaliza el trabajo se lo entrega al Jefe del Departamento quien lo revisa y aprueba o bien realiza correcciones coordinadas.

4) Luego el Jefe del Departamento entrega la traducción a la editora online quien realiza una revisión exhaustiva del artículo, y determina con el jefe de traductores si necesita revisar algún punto del trabajo para alcanzar el máximo de fidelidad y comprensión para el lector.

5) Luego, la editora entrega el artículo a uno de los Directores para la elaboración del abstract y revisión del trabajo.

6) El Director que realiza el abstract, entrega el articulo a un nuevo Director quien hará la revisión final del artículo completo y afinará detalles con la editora.

7)  Finalmente este Director revisará la aprobación del artículo y lo entregará a la editora para su publicación en la página web con los creditos del traductor o colaborador.

Cada uno de nuestros artículos en inglés, pasa por esta rigurosa revisión para conseguir un trabajo final de alta calidad.

Podrás elegir la clasificación del artículo que traducirás, es decir el tamaño del texto a traducir, el que está distribuido de la siguiente forma.

Clasificación 4 :   Texto de 1 a 2 páginas

Clasificación 3:    Texto de 3 a 4 páginas

Clasificación 2:    Texto de 5 a 6 páginas

Clasificación 1:    Texto extenso y de alta complejidad.

Tu podrás escoger la clasificación que deseas traducir de acuerdo a tus capacidades y al tiempo que dispongas. Debes especificar esta información al solicitar tu artículo con el Jefe del Departamento.

La invitación esta hecha, te necesitamos para hacer crecer aún más esta obra y tu tienes la posibilidad de ayudar a otros a comprender, defender y fortalecer sus testimonios sobre el Libro de Mormón, otro testamento de Jesucristo.

14 octubre 2013

Los anteojos, la piedra, el sombrero y el libro: la imagen que tiene un creyente del siglo XXI sobre la traducción del Libro de Mormón (Tercera parte)

¿Cómo fue el proceso de traducción del Libro de Mormón? Un análisis a partir de algunos registros históricos sobre este acontecimiento, en los inicios de la restauración de la Iglesia (Tercera parte).

Autor: Roger Nicholson.
Traductor: Antonio A. Caballero.


¿No habló José del Urim y Tumim?

Durante la última parte de su vida, José Smith claramente llamaba Urim y Tumim a los instrumentos usados para la traducción. En el “Elders Journal” de 1838 José Smith dijo: “Las obtuve y junto a ellas el Urim y Tumim, mediante los cuales traduje las planchas y de ese modo llegó el Libro de Mormón.”[1] 

Un ejemplo más conocido es la carta Wentworth, impresa en la edición del uno de marzo de 1842 de la revista “Times and Seasons.” José Smith escribió, “Junto con los anales se encontró un instrumento curioso, el cual los antiguos llamaban “Urim y Tumim”, que consistía en dos piedras transparentes montadas en unos aros en forma de lazo asegurado a un pectoral. Por medio del Urim y Tumim traduje el registro por el don y poder de Dios.”[2]

Pero, ¿Utilizó José el término Urim y Tumim para referirse a los instrumentos de traducción durante la época en que traducía el Libro de Mormón? En el manual “Las enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: José Smith”, se da crédito a José Smith cuando leemos: “El ángel se regocijó al devolverme el Urim y Tumim.”[3] En principio, a partir de esta declaración, parece que José usa el término Urim y Tumim para referirse a los anteojos nefitas durante la época en que estaba traduciendo. Sin embargo, un vistazo a la nota a pie de página del comentario, revela que el texto procede de un manuscrito de Lucy Mack Smith de 1845 sobre la historia de la vida del profeta, el cual fue escrito mucho después de que el término Urim y Tumim se usara de forma generalizada. Además, al examinar el texto original del manuscrito de 1845 de Lucy, podemos ver algunas alteraciones interesantes. En su origen, el texto fue escrito parcialmente en tercera persona por Lucy.
“Entonces continué (José) con mis súplicas a Dios sin cesar para que, a lo mejor, ejerciera nuevamente su misericordia sobre mi y el 22 de septiembre tuve la alegría y satisfacción de recibir nuevamente los anales, he empezado la traducción y ahora Emma escribe para mi, pero el ángel dijo que si obtenía las planchas otra vez, el Señor mandaría a alguien para escribir por mí y confío en que así sea” -también dijo que el ángel parecía alegrarse cuando le devolvió las planchas y le dijo que estaba complacido con su fe y humildad, así como que el Señor estaba complacido con él y que lo amaba por su arrepentimiento y diligencia en la oración, con la que había realizado su deber los suficientemente bien como para recibir el registro y se me permitía volver a trabajar en la traducción.[4]
Después del descarte y sustitución de palabras y con todas las menciones de “las planchas” y “el registro” sustituidas ahora por “el Urim y Tumim, el texto completo se lee como si hubiese sido escrito por el propio José.”
“Continúo,” dijo José, “mis súplicas a Dios sin cesar para que, a lo mejor, ejerza nuevamente su misericordia sobre mi y en el 22 de septiembre tuve la alegría y satisfacción de recibir nuevamente el Urim y Tumim; he empezado la traducción y ahora Emma escribe para mi, pero el ángel dijo que el Señor mandaría a alguien para que escribiera para mí y confío en que así sea - también dijo que se alegraba de devolverme el Urim y Tumim y que Dios estaba complacido con mi fe y humildad y me amaba por mi arrepentimiento y diligencia en la oración, con la que había realizado su mandamiento lo suficientemente bien como para recibir el Urim y Tumim y se me permitía volver a trabajar en la traducción.”[5]
Puesto que Lucy es quien escribió originalmente el texto de la declaración de José [Smith], hemos determinado que esta referencia al Urim y Tumim es una declaración tardía de segunda mano. El uso de ese término para referirse a los instrumentos de traducción no es sorprendente, pero su uso como sustituto para las referencias de las planchas es inusual. Cuando la historia de Lucy fue publicada en 1853, originalmente no había indicios de que el nombre "Urim y Tumim" hiciera referencia a las planchas y ahora parece que fue el mismo José Smith quien había dicho esas palabras.
[José] dijo, “cuando el ángel se fue continué, sin cesar, con mis súplicas a Dios y el día veintidós de septiembre, tuve la alegría y satisfacción de volver a recibir el Urim y Tumim, con los que nuevamente he comenzado a traducir y Emma escribe para mi, pero el ángel dijo que el Señor me mandaría un escriba y confío en que su promesa será verificada. El ángel parecía estar complacido conmigo al devolverme el Urim y Tumim y me dijo que el Señor me amaba por mi fidelidad y humildad.”[6]
En el siglo XIX, era una práctica común reescribir los registros en tercera persona como si fueran en primera persona. Lo mismo pasó con “History of the Church.”

Oliver Cowdery y el Urim y Tumim

Cabe la posibilidad de que Oliver Cowdery, como escriba de José durante la época de traducción que desembocó en el texto actual del Libro de Mormón, sea el mejor testigo del método utilizado para la traducción. Algunos de los registros de Oliver sobre el proceso de traducción, hacen referencia al Urim y Tumim y los intérpretes nefitas. Por ejemplo, en 1834, W.W. Phelps escribió una carta a Oliver Cowdery resaltando que la traducción se llevó a cabo “gracias a la ayuda del “Urim y Tumim,” y “de los intérpretes nefitas” o anteojos divinos.”[7] Oliver escribió un artículo en el “Latter Day Saint´s Messenger and Advocate” en el que describía el proceso de traducción:
Fueron días que nunca serán olvidados -el sentarse bajo el sonido de una voz dictada por inspiración del cielo, ¡despertando, a más no poder, la gratitud de este pecho! Desde su boca, continué escribiendo día tras día sin interrupción, al mismo tiempo que traducía con el Urim y Tumim, o como dirían los nefitas: “intérpretes”, la historia o registro llamado “El Libro de Mormón.”[8]
El “Messenger and Advocate” era un periódico de la Iglesia y su audiencia era principalmente miembros de la Iglesia. Está claro que, entre los miembros de la iglesia, para el año 1834 se aceptaba el nombre Urim y Tumim para los instrumentos utilizados durante la traducción. No apreciándose ninguna distinción entre los intérpretes nefitas y la piedra clarividente.

Cabecera del periódico Latter Day Saints´Messenger and Advocate

Después de que Oliver dejara la Iglesia, continuó manteniendo su testimonio sobre el Libro de Mormón, a pesar de que dejara de creer que José Smith fue llamado para liderar la Iglesia. Hay una cita muy conocida circulando por internet atribuida a Oliver Cowdery que se usa como evidencia de que Oliver se volvió escéptico con su papel en la traducción del Libro de Mormón y que mencionó de forma específica el uso de la piedra clarividente como Urim y Tumim. Se cree que Oliver dijo lo siguiente en 1839:
A veces, cuando traducía de las planchas por medio del “Urim y Tumim” sin que siquiera éstas estuvieran a la vista, tuve momentos de escepticismo en los cuales me preguntaba seriamente si el profeta y yo éramos hombres con sentido común.
Pero creí en ambos, tanto en el vidente como en la “Piedra clarividente,” así como en lo que el primer élder proclamó como revelación de Dios, lo acepté como tal y me comprometi con una mente alegre y un corazón contento y una pluma rauda; puesto que creí que él era el alma de honor y verdad, un joven que moriría antes que mentir.[9]
El documento que contiene estas declaraciones está reconocido como fraude histórico, aunque, después de que saliera a la luz en 1906, fué aceptado como genuino durante muchos años. El documento esta constituido básicamente por frases escritas por Oliver Cowdery, extraídas de varios estudios de 1834 y 1835 del periódico “Latter Day Saints´ Messenger and Advocate” y posteriormente colocadas en diferentes contextos. El documento también reformula conceptos discutidos en “An Address to All Believers in Christ” de David Whitmer. [10] Richard Lloyd Anderson explica el origen de éste fraude en la revista “Ensign” de abril de 1987.
En 1906 “the mountain evangelist” (la montaña evangelista) R. B. Neal, un líder de la Asociación Anti-mormona Americana, publicó un documento con mucha algarabía pero ninguna evidencia de autenticidad. El reverendo Neal declaró que lo publicado era una reimpresión que procedía de otro documento de 1839 que explicaba la apostasía de Oliver Cowdery: “Defence in a Rehearsal of My Grounds for Separating Myself from the Latter Day Saints.” R. B Neal aseguró: “No ha salido a la luz ningún documento más importante desde que me involucré en esta contienda.” Con tales convicciones, uno puede estar seguro de que el reverendo Neal pudo haber presentado alguna evidencia para probar que el original realmente existía. Pero lo único que tenemos es su primera impresión de 1906, la cual no dice nada sobre por qué nunca se ha oído hablar de dicho documento hasta mediados del siglo en el que falleció Oliver Cowdery.[11]
Hay otro asunto concerniente a Oliver Cowdery que tenemos que tener en cuenta. Sabemos que, en algún momento durante el proceso de traducción, Oliver Cowdery deseaba traducir. Su intento y subsecuente fracaso al hacerlo, ha proporcionado a la Iglesia una de las lecciones básicas más conocidas. La mayoría de los miembros de la Iglesia están bastante familiarizados con la lección ofrecida en Doctrina y Convenios 9:7-9:
He aquí, no has entendido; has supuesto que yo te lo concedería cuando no pensaste sino en pedirme. Pero he aquí, te digo que debes estudiarlo en tu mente; entonces has de preguntarme si está bien; y si así fuere, haré que tu pecho arda dentro de ti; por tanto, sentirás que está bien. Mas si no estuviere bien, no sentirás tal cosa, sino que te sobrevendrá un estupor de pensamiento que te hará olvidar lo que está mal; por lo tanto, no puedes escribir lo que es sagrado a no ser que lo recibas de mí.
La lección aprendida es una muy poderosa y define para los Santos de los Últimos Días el modo por el cual podemos recibir revelación personal. Elder Richard G. Scott habló sobre esto en la Conferencia General de abril de 2007.
Algunas malas interpretaciones acerca de la oración se pueden aclarar al comprender que las Escrituras definen los principios de una oración eficaz; sin embargo, ellas no aseguran cuándo se va a recibir la respuesta. De hecho, Él responderá de una de estas tres maneras, Primero: sentirás la paz, el consuelo y la seguridad que confirma que tu decisión es correcta. O segundo: sentirás un sentimiento de inquietud, de estupor de pensamiento que indica que lo que has escogido no es lo correcto. O tercero -y ésta es la más difícil- no sentirás ninguna respuesta.[12]
El intento fallido de traducir por parte de Oliver proporcionó esta valiosa lección a las generaciones venideras. Sin embargo, cuando consideramos el proceso de traducción en sí mismo, ¿nos preguntamos alguna vez qué método habría utilizado Oliver en su intento de traducir? Sabemos que Oliver no estaba autorizado para ver las planchas o los intérpretes nefitas hasta que se convirtió en uno de los tres testigos. Es más, normalmente asumimos que el proceso de traducción requirió el uso de los intérpretes nefitas y la observación de las planchas. Aquí tenemos una contradicción: El intento de traducir por parte de Oliver no cuadra con la imagen cotidiana de José y Oliver sentados en una mesa y separados por una cortina.

La traducción del Libro de Mormón se suele asociar con esta imagen

Entonces, ¿cómo intentó Oliver traducir las planchas durante el período de tiempo anterior a ser un testigo? ¿Que instrumento de traducción utilizó? Aunque el intento de traducir de Oliver no cuadra en el caso en el que los intérpretes nefitas fueron utilizados, si cabe perfectamente con el uso de las piedras y el sombrero, con Oliver y José sentados a simple vista y las planchas tapadas. 

En un artículo de la “Ensign” de septiembre de 1977, Richard Lloyd Anderson resaltó ésta inconsistencia con respecto a Oliver y las planchas.
Oliver Cowdery dijo, “Yo… toqué las planchas de oro con mis manos.” Sin embargo otro testigo, David Whitmer, insistió en que él nunca tocó las planchas; sólo las miró en una visión mientras el ángel mostraba las planchas y otros objetos sagrados. Ya que Whitmer y Cowdery estaban juntos en esta impresionante visión, debemos deducir que Cowdery no manipuló las planchas en ese momento. Por lo tanto surge una discrepancia entre el escriba principal y su testigo y cuñado: evidentemente en algún momento durante el proceso de traducción Oliver Cowdery manipuló las planchas.[13]
La conclusión de Anderson es que “Oliver Cowdery perfectamente pudo haber manipulado las planchas durante su intento de traducción.”[14] Ésta se basa en la cotidiana suposición de que el uso de los intérpretes nefitas, como anteojos, requería que el traductor mirara directamente las planchas a través de ellos. Anderson asume que el proceso involucraba “el acto físico de posicionar los instrumentos de traducción directamente sobre las planchas.” Anderson también cita la declaración de otra persona que según él “dice explícitamente que el traductor colocaba el Urim y Tumim sobre los caracteres de las planchas, aunque se debe juzgar con mucha cautela.” La declaración es dada por el miembro de la Iglesia Samuel W. Richards quién visitó a Oliver Cowdery y describió la visita de la siguiente manera:
“Él [Oliver Cowdery] se sentó al igual que José en una mesa con las planchas frente a [José], traduciéndolas por medio del Urim y Tumim, mientras que él se sentaba al lado escribiendo cada palabra tal como José se las decía. Ésto se hizo sujetando los “intérpretes” sobre los jeroglíficos, la traducción aparecía de manera clara en el instrumento, el cual había sido tocado por el dedo de Dios y dedicado y consagrado expresamente con el propósito de traducir lenguas.”[15]
Anderson califica la declaración resaltando que “es improbable que Samuel Richards pudiera citar a Oliver, de manera precisa en 1907, cincuenta y nueve años después de esa visita personal. De hecho, continuó la declaración anterior describiendo a Oliver Cowdery traduciendo correctamente por sí mismo, aprendiendo así como realizó José Smith esa tarea. Pero la revelación contemporánea de Oliver Cowdery dice lo contrario (D. y C. 9), lo que quiere decir que nadie, salvo José Smith, conocía personalmente el proceso exacto de traducción.”[16]

Esta declaración también implicaría que en realidad Oliver sí vio los instrumentos de traducción nefitas y las planchas, antes de convertirse en uno de los tres testigos. Sin embargo, parece más razonable que Oliver hubiera intentado traducir sin tener que ver las planchas, aun pudiendo haber “manipulado” las planchas mientras estaban tapadas.

¿Intentó Oliver traducir usando la piedra clarividente de José? Esta es una posibilidad. Otra posibilidad es que Oliver poseía su propio instrumento de revelación e intentó utilizarlo para traducir. Existe tal conclusión en el texto original de Doctrina y Convenios Sección 8, el cual menciona el “don” de Oliver.[17] Este tema se aclara en la página web oficial de la Iglesia “Historia de la Iglesia,” history.lds.org. En el artículo “Oliver Cowdery´s Gift,” por Jeffrey G. Cannon, aprendemos que Oliver poseía una vara divina, que utilizaba para recibir revelación.
Oliver Cowdery vivió en una cultura inmersa en ideas, lenguaje y prácticas bíblicas. Probablemente la referencia sobre la revelación de Moisés se refería a él. El relato del Antiguo Testamento sobre Moisés y su hermano Aarón contaba con varios casos de uso de varas para manifestar la voluntad de Dios (véase Éxodo 7: 9-12; Números 17:8). En los tiempos de José Smith y Oliver Cowdery muchos cristianos creían de forma similar en las varas divinas como instrumentos de revelación. Cowdery se encontraba entre aquellos que creían  y usaban una vara divina.[18] 
Puesto que anteriormente Oliver había usado su vara divina para recibir revelación, no es descabellado asumir que Oliver pudiera haber intentado usar su propio instrumento profético durante su intento de traducción. Esto podría satisfacer el requerimiento de que no observara las planchas ni los intérpretes nefitas antes de convertirse en uno de los tres testigos.

Menciones del Urim y Tumim en Doctrina y Convenios

En Doctrina y Convenios hay varias referencias al Urim y Tumim. ¿Se podría utilizar alguna de estas para determinar cuándo se empezó a usar el término? Doctrina y Convenios menciona una serie de revelaciones que se recibieron por José Smith mediante el Urim y Tumim. La sección 130 de D. y C., la cual contiene numerosas referencias, se recibió en 1843, mucho después de que el término se usara de forma habitual. De mayor interés son las secciones 10 y 17 de D. y C., que fueron recibidas mientras la traducción estaba en proceso.

Doctrina y Convenios 10 se recibió en el verano de 1828. Al leer el primer versículo parece que el término Urim y Tumim se utilizaba en el momento en que se recibió la revelación.
“He aquí, te digo que por haber entregado en manos de un hombre inicuo esos escritos para lo cual se te dio el poder de traducirlos por medio del Urim y Tumim, ahora los has perdido.”
Sin embargo, el término Urim y Tumim fue añadido en 1835, cuando la revelación fue incluida en la primera edición de Doctrina y Convenios. La misma revelación en el Libro de Mandamientos de 1833 no hace referencias al instrumento utilizado para traducir. “He aquí, ahora te digo que por haber entregado en manos de un hombre inicuo tantos escritos, para lo cual tenías el poder de traducir, los has perdido.”

Más intrigante es D. y C. 17, que fue recibida “por medio del Urim y Tumim” en junio de 1829. El versículo 1 informa a los tres testigos que “veréis las planchas, y también el pectoral, la espada de Labán, el Urim y Tumim que le fue dado al hermano de Jared en el monte, cuando habló cara a cara con el Señor, así como la milagrosa guía que recibió Lehi mientras se hallaba en el desierto, en las inmediaciones del Mar Rojo.”

Los instrumentos de traducción no son sólo el tema principal de la revelación, sino que el término Urim y Tumim está directamente asociado con los intérpretes nefitas, “que le fue dado al hermano de Jared.” El texto original de la sección 17 no formaba parte del Libro de Mandamientos y originalmente fue impreso como sección 42 en la edición de Doctrina y Convenios de 1835.[19] El texto original de esta revelación se puede encontrar en “Revelation, June 1829-E [DyC 17], Joseph Smith Papers [(JSP)].”
He aquí, os digo que tenéis que confiar en mi palabra, y si lo hacéis con íntegro propósito de corazón, veréis las planchas, y también el pectoral, la espada de Labán, el Urim y Tumim que le fue dado al hermano de Jared en el monte, cuando habló cara a cara con el Señor, así como el director milagroso que recibió Lehi mientras se hallaba en el desierto, en las inmediaciones del Mar Rojo.[20]
La introducción histórica a esta sección en JSP declara que “el segundo libro de revelaciones contiene la copia más antigua de esta revelación. No tiene fecha y aparentemente fue copiada por el escriba Frederick G. Williams en algún momento posterior al 25 de noviembre de 1834. No existe una copia anterior. El libro de Doctrina y Convenios de 1835 y documentos posteriores determinan que la fecha era 1829.” Si 1829 es realmente la fecha en que la revelación se plasmó en papel, demostraría que el término Urim y Tumim estaba asociado a los intérpretes nefitas durante el período en el que la traducción estaba en proceso. Desafortunadamente, la versión escrita de esta revelación no puede ser fechada como anterior a 1834.

La piedra y el sombrero

Antes de la aparición del ángel Moroni, José poseía varias piedras que usaba para buscar cosas, siendo el uso más conocido la búsqueda de objetos perdidos o tesoros enterrados. Esta no era una actividad tan inusual como podría parecer desde nuestra perspectiva moderna. En 1825 el “Wayne Sentinel” de Palmyra informó que un tesoro enterrado había sido encontrado “por medio de la ayuda de una piedra mineral, (que se volvía transparente cuando se ponía en un sombrero y se excluía la luz al poner la cara de aquel que miraba dentro).”[21] En relación con la familia Smith y la búsqueda de tesoros, el erudito Santo de los Últimos Días Richard Bushman dijo,
Por lo tanto, en cuanto disipas esa acusación, de modo que José Smith no es una rara versión de la búsqueda del tesoro y que era una práctica muy común, deja de ser una mancha en su carácter personal o familiar. No era más escandaloso que decir hoy en día apostador o jugador de poker. Un poco desacreditado y algo desprestigiado moralmente, pero en realidad nada diabólico; y cuando se descubrió que entre todas las clases de buscadores de tesoros también había cristianos serios, ¿por qué no también los Smith? Así que en vez de ser un rompecabezas o una contradicción, sólo era un aspecto más de la cultura familiar Smith y nada que realmente debiera preocupar demasiado.[22]
Tiene lógica pensar que el Señor eligiera acercarse a alguien que pudiera aceptar de buena gana la idea de que uno pudiera “ver” usando una piedra. José ya creía que la piedra podía usarse para “ver” cosas y la transición, entre estar usando la piedra para recibir información y un medio para recibir revelación de Dios, pudo haber sido directa. Recordad que para José, los anteojos que recibió de Moroni eran simplemente una versión más poderosa de la piedra que él ya poseía.

Élder Dallin H. Oaks habló sobre la cultura de la búsqueda de tesoros de la época, resaltando que “se permitió por hombres honestos y religiosos como Josiah Stowell,” quién dió trabajo a José Smith “a catorce dólares al mes, en parte por causa de la demoledora pobreza de la familia Smith.”[23]

El Manual del Estudiante de la Iglesia nos dice que “durante el día José y sus hermanos ofrecían sus servicios para cualquier trabajo que hubiera disponible. La búsqueda de tesoros o “desenterrar monedas” (“money digging” en inglés), como se decía por aquel entonces, era habitual en los Estados Unidos durante esa época. En octubre de 1825, el granjero, dueño de un aserradero y diácono de una iglesia presbiteriana, Josiah Stowell de South Bainbridge, Nueva York, fue a pedirle a José que le ayudara en tal aventura.”[24] La madre del profeta, Lucy Mack Smith, declaró que “después de haber trabajado sin éxito para el anciano caballero durante apróximadamente un mes, José lo persuadió para que cesara sus actividades.”[25] En marzo del año siguiente, varios de los familiares del Sr. Stowell sentían que José había estado estafando al propio Stowell y lo acusaron ante la justicia. José fué llevado ante un juez y acusado de “glasslooking.” De hecho, la revista Ensign de junio de 1994 menciona el juicio y su absolución por “glasslooking” como algo destacado en la vida del profeta.”
Aspectos destacados de la vida del profeta, 20 de marzo 1826: juzgado y absuelto de la creativa acusación de ser una "persona alborotadora," South Bainbridge, Condado de Chenango, Nueva York. La ley de Nueva York define a una persona alborotadora, entre otras cosas, como un vagabundo o un buscador de “mercancías perdidas.” El profeta fue acusado de ambos casos: La primera acusación era falsa y se hizo simplemente para causar problemas; que José usara una piedra clarividente para ver cosas que otros no podían ver a simple vista causó la segunda acusación. Los que presentaron los cargos estaban aparentemente preocupados de que José hubiera estafado algo de dinero a su empleador, Josiah Stowell. El testimonio del Sr. Stowell decía claramente que no era así y que confiaba en José Smith.[26]
Acusación formal a José Smith por fraude

Brant Gardner aclara el papel que José y su piedra protagonizaron dentro de la comunidad de Palmyra:
El Joven José Smith era miembro de una subcomunidad especializada muy ligada a estas antiguas y muy respetadas prácticas, aunque a principios del año 1800 solo era respetada por un marginado sector de la sociedad. Poseía un talento parecido al de otros en comunidades similares. Incluso en Palmyra no era el único. En palabras de D. Michael Quinn: “Hasta que el Libro de Mormón lo convirtió en el centro de atención, el vidente más notable de Palmyra era Sally Chase, quien usaba una piedra de color verde. William Stafford también poseía una piedra y Joshua Stafford tenía una “piedravidente” que parecía de mármol blanco y tenía un agujero que atravesaba el centro.” Richard Bushman añadió a Chauncy Hart y a un hombre sin nombre del condado de Susquehanna, de los cuales ambos poseían piedras con las que encontraron objetos perdidos.[27]
La revista “Ensingn” de agosto de 1987 relata cómo Brigham Young habló de José obteniendo su primera piedra clarividente “escarbando a 15 pies (4,6m) bajo tierra” después de haberlo visto con otra piedra clarividente.”[28] Esto ocurrió mientras José construía un pozo acompañado de Willard Chase, quien en sí mismo era un buscador de tesoros. El propio relato de Chases sobre lo ocurrido señalaba que “después de escarbar casi 20 pies (6m) bajo la superficie de la tierra, descubrimos una piedra con apariencia singular, la cual avivó mi curiosidad. La llevé a lo alto del pozo y mientras la examinábamos, José la puso dentro de su sombrero y seguidamente puso su cara encima.”[29] Al final José terminó quedándose con la piedra y es la misma que pudo haber usado durante la traducción. La declaración de Chase, se realizó varios años después de la publicación del Libro de Mormón, aseguró que era el dueño de la piedra por derecho propio, reclamando que sólo se la prestó a José.

Antes de recibir las planchas, José usó la piedra para “ver” cosas como un vidente. En 1835, Oliver Cowdery describió cómo el ángel Moroni reveló a José Smith donde estaban las planchas doradas, declarando que “la visión de su mente abriéndose al mismo tiempo que fue capaz de verlo de forma concisa; y habiéndose familiarizado previamente con el lugar, después fue capaz de seguir las indicaciones de la visión, de acuerdo con la voz del ángel, y obtener el libro.”[30] Cuando Moroni lo visitó, José estaba muy familiarizado con el uso de la piedra clarividente para “ver” cosas. No es descabellado suponer que José utilizara su piedra para ver la visión del monte en el que se escondían las planchas después de recibir las instrucciones de Moroni con respecto a su localización. Una declaración similar que apoya esta idea se realizó en 1833 por Henry Harris, en la que dijo, “tuve una conversación con [José], y le pregunté donde encontró [las planchas] y cómo llegó a saber donde estaban. Dijo que tuvo una revelación de Dios que le dijo que estaban en cierto monte y miró en su piedra y las vió en el lugar donde estaban.”[31]

Joseph Knight también cuenta que José usó la piedra para identificar a su futura esposa Emma como la persona que debería de acompañarlo para recuperar las planchas, señalando que José “miró en su cristal y descubrió que era Emma Hale, hija del anciano Sr. Hale de Pennsylvania, una chica que ya había visto antes.”[32]

Los anteojos, la piedra y la cortina

La imagen de José traduciendo usando la piedra y el sombrero no cuadra con la típica imagen que tenemos en nuestra mente de José mirando las planchas a través de unos “anteojos,” mientras está sentado detrás de una cortina. Sin embargo, el uso de la piedra y el sombrero nos brinda una clara ventaja que refuerza la afirmación de que José recibió el texto del Libro de Mormón por medio de revelación. La ausencia de una cortina durante la última parte de la traducción, mientras que se producía todo el texto del Libro de Mormón que tenemos hoy, debilita sustancialmente el argumento crítico de que José dictaba el Libro de Mormón por medio del plagio de diferentes obras. En vez de tener a José oculto por una cortina o una sábana, con la que pudiera haber escondido cualquier cantidad de material de consulta, José se sentaba a plena vista, dictando el texto del Libro de Mormón a Oliver, mientras miraba los intérpretes dentro del sombrero. Ahora, en vez de “José el plagiador,” aquellos que desean ofrecer una explicación alternativa sobre la traducción deben asegurar que era “José el plagiador que tenía una memoria fotográfica.” Esto tiene un valor peculiar con respecto a los pasajes bíblicos que aparecen en el Libro de Mormón, los cuales recrean la estructura textual de la versión “King James” de la Biblia. A José nunca se le vió consultando la Biblia mientras dictaba el texto del Libro de Mormón. Uno está obligado a asumir una de dos opciones o consultaba una Biblia cuando otros no lo veían y memorizaba el texto o aceptar el hecho de que el texto le era revelado mientras lo dictaba.

Habiendo dicho esto, hay suficientes evidencias sobre que una cortina o algún tipo de sábana se utilizó durante los inicios de la traducción. A Martin Harris se le cita diciendo tal cosa en un artículo de 1831 del “Palmyra Reflector.” Según “The Reflector,” “Harris declaró que, cuando desempeñó el trabajo de amanuense (escriba) y escribió la traducción, mientras que Smith dictaba, su temor era tal por la desaprobación divina, que un separador (sábana) se suspendía entre el profeta y él mismo.”[33] Esto podría corresponder al período inicial de la traducción, durante el cual Harris desempeñó el trabajo de escriba, antes de la pérdida de las 116 páginas de manuscrito.

El Palmyra Reflector
El uso de una cortina para separar al traductor del escriba, sin duda tiene sentido si el instrumento de traducción que se utilizaba eran los intérpretes nefitas. El crítico Eber D. Howe en su libro de 1834 “Mormonism Unvailed” indica que Harris mencionó el uso de un “separador.”
[Martin Harris] dice que, mientras José dictaba, él escribió una parte considerable del libro y en una ocasión la presencia del Señor era tan grande, que se colgó un separador entre el profeta y él; en otras ocasiones el profeta se sentaba en otra habitación, o arriba, mientras que el Señor le transmitía el contenido de las planchas. No quiere pretender que vio las maravillosas planchas más que una sola vez, aunque Smith y él estuvieron inmersos en el descifrado de su contenido durante meses.[34] 
La declaración de Harris sobre que vio las planchas “sólo una vez” concuerda bastante con la etapa del proceso de traducción, durante la cual se utilizó una cortina. Harris sólo las vio una vez cuando se convirtió en uno de los tres testigos. Al parecer, durante la etapa inicial del proceso de traducción, los objetos sagrados eran necesariamente ocultados de la mirada de los demás. Charles Anthon, cuyo único conocimiento sobre el proceso se le transmitió durante una visita por parte de Martin Harris, declaró:
A este joven hombre lo colocó detrás de una cortina, en el desván de una casa de granja y ocultándolo así de la vista, se ponía de vez en cuando los anteojos, o en vez de eso, miraba por uno de los cristales, descifraba el símbolo del libro y habiendo transmitido algunos de ellos en el papel, entregaba copias desde detrás de la cortina a aquellos que esperaban afuera. Sin embargo ni una palabra se decía sobre las planchas, habiendo sido descifradas “por el don de Dios:” Y así, todo se efectuó por medio del gran par de anteojos.[35]
John A. Clark, en el capítulo de un libro de 1834 que criticaba el mormonismo, también asocia el uso de la cortina con la época en la que Harris desempeñó el trabajo de escriba.
El modo en que Smith creó sus transcripciones y traducciones para Harris fue de la siguiente forma: Aunque estaban en la misma habitación, entre ellos colgaba una gruesa cortina o manta, con Smith oculto tras la sábana, haciendo como el que miraba a través de sus anteojos o piedras transparentes, y entonces escribía o repetía lo que veía, lo cual, al repetirse en voz alta, era escrito por Harris, quien se sentaba al otro lado de la manta.[36]
Que Clark mencionase las “transcripciones” tendría sentido con el uso de una cortina, ya que es sabido que José copió los caracteres de las planchas y por aquel entonces hubiera necesitado ocultarlas de la vista. 

Otro documento enfrentado publicado diez años después, en 1844, señala que “por supuesto, el “profeta,” tal como lo llaman ahora, se preocupó de que ni ellos ni nadie más, pudiera ver las planchas, habiendo separado la zona de la habitación donde se sentaban, de la que él ocupaba con una sábana.”[37]

Pomeroy Tucker, un amigo de Martin Harris, el cual se volvió escéptico con la implicación de Harris con el mormonismo, declara que José dictaba “desde detrás de una cortina situada en una esquina oscura de la habitación de su residencia -puesto que en aquel momento todavía la revelación original, dejando únicamente al profeta el derecho de ver las planchas sagradas, no había sido cambiada e incluso mirar con el instrumento utilizado era demasiado brillante para sus ojos espiritualizados para la luz!”[38] Ya que Tucker nunca presenció el proceso de traducción, es probable que oyera la historia por medio del propio Martin Harris.

Hasta ahora, todas las declaraciones que describen el uso de una cortina parecen haber sido originadas por Martin Harris. Sin embargo, durante una entrevista para el “Chicago Tribune” en 1885, el testigo del Libro de Mormón, David Whitmer, también mencionó el uso de una cortina, aunque éste documento en particular contiene algunas inexactitudes obvias.
[José] Smith [hijo], también dijo que se le había ordenado comenzar inmediatamente la traducción de la obra en presencia de tres testigos. Según éste mandamiento, Smith, Cowdery y Whitmer procedieron a ir a la casa de éste último acompañados por la esposa de Smith y llevando consigo las preciosas planchas y los anteojos. La casa del Sr. Whitmer era una estructura primitiva y mal diseñada, pero debido a las amenazas que se habían hecho contra Smith por parte de sus vecinos mercenarios, fue considerada la más segura para la realización de la sagrada tarea. Para poder ofrecer privacidad al proceso se dispuso una manta, la cual servía como cortina, cruzando el salón familiar para proteger a los intérpretes y las planchas de los ojos de cualquiera que pudiera llamar a la casa mientras se realizaba la obra. Esto, dijo el Sr. Whitmer, era la única utilidad de la cortina y su propósito no era ocultar las planchas o al traductor de la vista de los escribas. De hecho, en ningún momento Smith se ocultó de sus colaboradores y la traducción no sólo se llevó a cabo en presencia de las personas mencionadas, sino que también delante de todos los que habitaban la casa de Whitmer, además de varios familiares de Smith.[39]
Hay algunas cosas en este documento que insinúan que el entrevistador mezcló varios aspectos del proceso de traducción. Por ejemplo, no se requería que José realizara la traducción en presencia de tres testigos -evidentemente es una referencia hacia los tres testigos. Sin embargo, es interesante destacar que el entrevistador declara que Whitmer realmente se esforzó por especificar que se utilizó una cortina simplemente para ocultar el proceso de traducción de otros que pudieran pasarse por allí. Ésto podría indicar que, en la casa de Whitmer, se usó una cortina de un modo distinto a cuando Martin Harris desempeñaba la labor de escriba. A Whitmer se le pidió que describiera el propio proceso de traducción.
Cada vez que íbamos a retomar la obra, todos los presentes se arrodillaban en oración e invocaban una bendición divina para lo que se iba a realizar. Después de la oración Smith se sentaba en un lado de la mesa y los escribientes, por turnos según se iban cansando, en el otro. Aquellos que estaban presentes y no involucrados activamente en la obra se sentaban en cualquier lugar de la habitación y empezaba el trabajo. Después de colocar los anteojos mágicos en sus ojos, Smith cogía las planchas y traducía los caracteres de uno en uno.[40]
En este caso, Whitmer parece indicar el uso de los intérpretes nefitas a plena vista de los demás. Ya que a Whitmer no se le habría permitido ver los anteojos o las planchas antes de convertirse en uno de los tres testigos, esta declaración no concuerda con otras, incluso con otras declaraciones que proceden del propio Whitmer. Es posible que Whitmer describiera ambos aspectos de los inicios de la traducción, el uso de los anteojos y la cortina, así como la situación posterior en la que José ponía los instrumentos de traducción dentro de su sombrero y dictaba a simple vista de otras personas. El entrevistador pudo no haber distinguido los diferentes elementos presentes durante los distintos períodos de traducción y simplemente mezclara estos elementos en el único relato que se originó.

En el momento en que se retomó la traducción después de perder las 116 páginas, el modo de traducción parece que cambió de forma significativa. Incluso si se usó una cortina o una manta en la casa Whitmer durante cualquier período de tiempo, parece ser que desapareció de forma repentina. La traducción de todo el texto del Libro de Mormón que tenemos hoy día tuvo lugar principalmente en la casa de David Whitmer. No sólo es inapreciable el uso de una cortina, sino que en realidad existe una negación categórica de que se usara en el proceso. La hija de David Whitmer, Elizabeth Ann Whitmer Cowdery, dijo:
Certifico alegremente que estaba familiarizada con la forma que tenía José Smith de traducir el Libro de Mormón. La mayor parte la tradujo en la casa de mi padre. A menudo me sentaba cerca y les veía y oía traducir y escribir juntos durante horas. Mientras traducía, José nunca tuvo una cortina corrida entre su escriba y él mismo. Depositaba el guía en su sombrero, y después ponía [su cara en] su sombrero, para excluir la luz, y seguidamente [leía] a su escriba las palabras mientras aparecían delante de él.[41] 
Elizabeth asegura que la traducción en la casa Whitmer se realizaba usando el instrumento de traducción del sombrero, eliminando así cualquier necesidad de una cortina para proteger los intérpretes nefitas y las planchas de las miradas. Incluso el anómalo relato, que se informó que procedía de David Whitmer, concerniente al uso de una cortina en su casa incluye la declaración de que la traducción tuvo lugar a simple vista, donde cualquiera pudiera observarla. El simple hecho de que Elizabeth sintiera la necesidad de realizar tal declaración implica que todavía había una historia circulando entre los Santos de los Últimos Días sobre el uso de una cortina durante el proceso de traducción. En 1887, David Whitmer, quien dos años antes, durante una entrevista en el “Chicago Tribune” en 1885, afirmó el uso de los intérpretes nefitas y una cortina, describe también el método de traducción usando la piedra y el sombrero.
Ahora le daré una descripción de la manera por la cual se tradujo el Libro de Mormón. José Smith ponía la piedra clarividente en un sombrero y ponía su cara en el sombrero, ajustándolo cuidadosamente a su cara para excluir la luz; y en la oscuridad la luz espiritual brillaba. Un trozo de algo parecido a un papiro se manifestaba, y en él aparecía la escritura. De uno en uno los caracteres se sucedían, y debajo de ellos la traducción en inglés. El hermano José leía en voz alta a Oliver Cowdery, quien era su escriba principal, lo que estaba en inglés y entonces cuando lo escribía y éste repetía al hermano José, para ver si estaba bien, desaparecía y otro símbolo con su interpretación aparecía. De ese modo el Libro de Mormón fue traducido por el don y poder de Dios y no por otro poder del hombre.[42][43]
Fuentes
  1. Elder’s Journal, julio de 1838, 1:43.
  2. “Church History,” Times and Seasons, 1 de marzo de 1842. Véase también “The Wentworth Letter,” por José Smith hijo. (1805–44), Ensign de julio de 2002. https://www.lds.org/ensign/2002/07/the-wentworth-letter.
  3. Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: José Smith, (2007), 71. Citado por Lucy Mack Smith, “The History of Lucy Smith, Mother of the Prophet,” manuscrito 1844–1845, libro 7, p. 11, Archivos de la Iglesia.
  4. “Lucy Smith History, 1845,” en Early Mormon Documents, 1:370–71. La ortografía y puntuación se ha modernizado para facilitar la lectura. La ortografía original, descartes y adiciones indicados por  el editor Vogel son los siguientes: I then continued[,] <said> Joseph[,] my supplications to God without cessation that his mercy might again be exercised towards me and on the 22 of September I had the joy and satisfaction of again receiving the record <urim and Thummin> into my possession and I have commenced translating and Emma writes for me now but the angel said that if I get the plates again that the Lord woul[d] send some one to write for me and I trust that it will be so-he also said that the ange<l> <he> seemed <was> rejoiced when he gave him <me> back the plates <urim and Thummin> and said that he <God> was pleased with his <my > faithfulness and humility also that the Lord was pleased with him and loved him <me> for his <my> penitence and diligence in prayer in the which he <I> had performed his duty so well as to receive the record <urim and Thummin> and he <was> able to enter upon the work of translation again.
  5. “Lucy Smith History, 1845.” La ortografía original, descartes y adiciones indicados por  el editor Vogel son los siguientes: I then continued[,] <said> Joseph[,] my supplications to God without cessation that his mercy might again be exercised towards me and on the 22 of September I had the joy and satisfaction of again receiving the record <urim and Thummin> into my possession and I have commenced translating and Emma writes for me now but the angel said that if I get the plates again that the Lord woul[d] send some one to write for me and I trust that it will be so-he also said that the ange<l> <he> seemed <was> rejoiced when he gave him <me> back the plates <urim and Thummin> and said that he <God> was pleased with his <my > faithfulness and humility also that the Lord was pleased with him and loved him <me> for his <my> penitence and diligence in prayer in the which he <I> had performed his duty so well as to receive the record <urim and Thummin> and he <was> able to enter upon the work of translation again.
  6. “Lucy Smith History, 1845,” 370–71.
  7. W. W. Phelps, “Letter No. 4,” Latter Day Saints’ Messenger and Advocate 1/5 (Feb. 1835), 65. http://en.fairmormon.org/Messenger_and_Advocate/1/5.
  8. Oliver Cowdery, Latter Day Saint’s Messenger and Advocate 1/14. Emphasis in original. http://en.fairmormon.org/Messenger_and_Advocate/1/1.
  9. Oliver Cowdery, Defence in a rehearsal of my grounds for separating myself from the Latter Day Saints, (1839), 5. Éste documento es una falsificación histórica. http://books.google.com/books?id=imVVAAAAYAAJ&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false.
  10. Las frases de  Cowdery fueron extraidas del “Messenger and Advocate” 1/1; 2/1; 1/ 5; 1/7 y 1/10 . El material de  Whitmer se sacó de “An Address to All Believers in Christ,” 27, 31, 35, 42, 45, 61, 62, y 95.
  11. Richard Lloyd Anderson, “I Have a Question,” Revista Ensign de abril de 1987. https://www.lds.org/ensign/1987/04/i-have-a-question.
  12. Richard G. Scott, “Using the Supernal Gift of Prayer,” Revista Ensign de mayo de 2007. http://www.lds.org/ensign/2007/05/using-the-supernal-gift-of-prayer.
  13. Richard Lloyd Anderson, “‘By the Gift and Power of God’,”revista Ensign de septiembre de 1977, 79. http://www.lds.org/ensign/1977/09/by-the-gift-and-power-of-god.
  14. Anderson, “By the Gift and Power,” 79.
  15. Declaración personal de S. W. Richards, 25 de mayo de 1907, en la biblioteca Harold B. Lee, BYU, Colecciones especiales, citado en Anderson, “By the Gift and Power,” 79.
  16. Anderson, “By the Gift and Power,” 79.
  17. Una práctica común de José era editar y supervisar a otros en la edición de los textos de las revelaciones. La Iglesia ha publicado recientemente los textos originales de las revelaciones que comprenden DyC, sección 8, en la que el Señor le dice a Óliver, “[R]ecuerda que éste es tu don, ahora, ésto no es todo, porque tienes otro don, el cual es el don de trabajar con lo que empieza a crecer. He aquí, te ha manifestado muchas cosas; he aquí, no hay otro poder, sino el de Dios, que haga que una cosa de esta naturaleza funcione en tus manos.” Revelación de abril de 1829–B [D&C 8], en Robin Scott Jensen, Robert J. Woodford,y Stephen C. Harper, eds., Manuscript Revelation Books, vol. 1 de las series the Revelations and Translations of The Joseph Smith Papers, ed. Dean C. Jessee, Ronald K. Esplin y Richard Lyman Bushman (Salt Lake City: Church Historian’s Press, 2009), 17. Las frases encontradas en el libro de revelaciones “trabajar con lo que empieza a crecer” y “cosa de esta naturaleza funcione en tus manos” fueron editadas primeramente por Sidney Rigdon y subsecuentemente por José Smith, Oliver Cowdery y Frederick G. Williams para incluirlo en el Libro de los mandamientos como sigue: “trabajando con la vara” y “vara natural, para trabajar con tus manos.” Este texto ha guiado a algunos a especular sobre si Óliver tenía en su poder algún instrumento de revelación y lo usó durante su intento de traducción. Durante la preparación de la publicación de ésta revelación como parte de Doctrina y Convenios de 1835, estas frases fueron editadas a última hora tal como sigue: “el don de Aarón” y “don de Aarón esté contigo.
  18. Jeffery G. Cannon, “Oliver Cowdery’s Gift,” Revelations in Context (The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 15 de diciembre de 2012). https://history.lds.org/article/doctrine-and-covenants-oliver-cowdery.
  19. Doctrina y Convenios, 1835. P. 171. Joseph Smith Papers, Church Historians Press. http://josephsmithpapers.org/paperSummary/doctrine-and-covenants-1835#179.
  20. Revelación de junio de 1829-E [DyC 17], situado en la página web de “the Joseph Smith Papers”. La ortografía y puntuación ha sido modernizada y las marcas de inserciones y tachones se han quitado para facilitar la lectura. El texto original es el siguiente: “Behold I say unto you that you must rely upon my word which if you do with full purpose of heart you shall have a view of the plate and also the brestplate the sword <of Laban the> Urim, and Thumim of Laban the Urim and Thumim <which was> given to the brother of Jared upon the mount when he talked with the Lord face to face and the marveelus directors which was given to Lehi while in the wilderness on the borders of the red sea . . .” http://josephsmithpapers.org/paperSummary/revelation-june-1829%e2%80%93e-dc-17.
  21. “Wonderful Discovery,” Wayne Sentinel, Palmyra, Nueva York (27 de diciembre de 1825).
  22. Richard L. Bushman, “Joseph Smith Miscellany” (Mesa, Arizona: FAIR, 2005 FAIR Conference). http://www.fairlds.org/fair-conferences/2005-fair-conference/2005-a-joseph-smith-miscellany.
  23. Dallin H. Oaks, “Recent Events Involving Church History and Forged Documents,” revista Ensign de octubre de 1987, 63. El nombre “Stowel” a veces se escribía “Stowell” o “Stoal.” http://www.lds.org/ensign/1987/10/recent-events-involving-church-history-and-forged-documents.
  24. Church History in the Fulness of Times Student Manual, 42.
  25. Lucy Mack Smith, in Scott Facer Proctor and Maurine Jensen Proctor, The Revised and Enhanced History of Joseph Smith by His Mother, (Salt Lake City: Bookcraft), 124. Citado también en “Lucy Smith History, 1845,” en Early Mormon Documents, 1:310. La declaración de Lucy con respecto al trabajo de José para Stowell (escrito “Stoal” en su manuscrito) sólo aparece en la versión de 1853 y no aparece en el manuscrito original de 1845.
  26. “Highlights in the Prophet’s Life,” revista Ensign de junio de 1994, 24.
  27. Brant A. Gardner, en “Joseph the Seer” o “Why Did He Translate With a Rock in His Hat?” 2009 FAIR Conference presentation. Las referencias de Gardner [9] D. Michael Quinn, Early Mormonism and the Magic World View (Salt Lake City: Signature Books, 1987), 38. y [10] Richard L. Bushman, Joseph Smith and the Beginnings of Mormonism (Urbana and Chicago: University of Illinois Press, 1984), 70. http://www.fairlds.org/fair-conferences/2009-fair-conference/2009-joseph-the-seer-or-why-did-he-translate-with-a-rock-in-his-hat.
  28. Wilford Woodruff journal, 11 de septiembre de 1859, citado en Richard Lloyd Anderson, “The Alvin Smith Story: Fact and Fiction,” revista Ensign de agosto de 1987. http://www.lds.org/ensign/1987/08/the-alvin-smith-story-fact-and-fiction.
  29. “Willard Chase Statement, Circa 11de diciembre de 1833,” en Early Mormon Documents, 2:65–66. Publicado en Eber Dudley Howe, Mormonism Unvailed (Painesville, OH: Telegraph Press, 1834), 240-8. Chase proclamó, “Se ha dicho por parte de Smith que trajo la piedra de un pozo; pero es falso. No había nadie en el pozo salvo mi persona. A la mañana siguiente vino a mi y deseó recibir la piedra, alegando que podía ver en ella; pero le dije que no quería desprenderme de ella porque se trataba de una curiosidad, pero la podría prestar.”
  30. Oliver Cowdery, Latter Day Saints’ Messenger and Advocate 1/5 (febrero de 1835), 80.
  31. Henry Harris, declarado en Howe, Mormonism Unvailed, 252.
  32. Dean Jessee, “Joseph Knight’s Recollection of Early Mormon History,” BYU Studies17/1 (1976), 2. Texto original: “looked in his glass and found it was Emma Hale, Daughter of old Mr. Hail of Pensylvany, a girl that he had seen Before.”
  33. Palmyra Reflector, 1829–1831, “Gold Bible, No. 6,” (19 de marzo de 1831) in Early Mormon Documents, 2:248.
  34. Howe, Mormonism Unvailed, 14.
  35. “Charles Anthon to E. D. Howe, 17 de febrero de 1834,” in Early Mormon Documents, 4:379.
  36. John A. Clark, “Gleanings by the Way” (Philadelphia, 1842), 230. Disponible en Google Books: http://books.google.com/books/about/Gleanings_by_the_way.html?id=Q-sQAAAAIAAJ.
  37. Robert Baird, Religion in the United States of America (Glasgow: Blackie and Son, 1844), 647–49.
  38. Pomeroy Tucker, Origin, Rise, and Progress of Mormonism (Nueva York: D. Appleton and Co., 1867), 36. Disponible en Google Books: http://books.google.com/books/about/Origin_rise_and_progress_of_Mormonism.html?id=1SPym5-HSN4C.
  39. “Entrevista a David Whitmer en el Chicago Tribune, 15 de diciembre de 1885,” in Early Mormon Documents, 5:153. También reimpreso en the Deseret News, 6 de enero de 1886.
  40. “Entrevista a David Whitmer en el Chicago Tribune,” in Early Mormon Documents, 5:153–54.
  41. Elizabeth Ann Whitmer Cowdery, “Elizabeth Ann Whitmer Cowdery Affidavit, 15 de febrero de 1870,” en Early Mormon Documents, 5:260.
  42. David Whitmer, An Address to All Believers in Christ (1887), 12.
  43. Artículo orignial: http://www.mormoninterpreter.com/the-spectacles-the-stone-the-hat-and-the-book-a-twenty-first-century-believers-view-of-the-book-of-mormon-translation/

04 octubre 2013

7° Simposio del Libro de Mormón en Talcahuano Chile

Simposio del Libro de Mormón organizado por el Barrio Cruz del Sur para la Estaca Talcahuano, Chile y apoyado por nuestro Sitio Web.

Autor: Álvaro Figueroa Z.


Una muy buena asistencia tuvo el 7° Simposio del Libro de Mormón realizado en la ciudad de Talcahuano y apoyado por nuestro Sitio Web.

Los expositores y sus presentaciones fueron las siguientes:
  • Álvaro Figueroa, Director del Sitio Web Evidencias del Libro de Mormón, quien expuso:
Presentación N° 1: Evidencias del entorno geográfico y cultural del viaje de Lehi por el desierto siguiendo esta ruta a través de Google Earth.

Presentación N° 2: Evidencias arqueológicas y registros precolombinos de la llegada hasta América de Lehi, Jareditas y Mulekitas e introducción a evidencias de la visita de Cristo a la América antigua.

  • Elder  Kent J. Arrington, Presidente de la Misión Concepción, quien habló del legado espiritual y aplicación práctica del Libro de Mormón a nuestras vidas.
La recepción por parte de los asistentes fue muy positiva, demostrando con énfasis el deseo de realizar un nuevo Simposio, ocasión en que nuestro Sitio Web podría dar a conocer las presentaciones 3 y 4 de 10 existentes.

Algunos de los participantes compartieron en forma escrita sus impresiones sobre este Simposio:
“ Agradezco de todo corazón haber participado de este Simposio, de haber podido nutrirme de las evidencias del libro de Mormón que me permitirán transmitir su veracidad  e importancia a quienes dudan de él y derrumbar las ideas preconcebidas que hay acerca de su doctrina , además me permite fortalecer  mi testimonio y mi fe.”

 Ruben Vasques Castillo Barrio Cruz del Sur
“Gracias por educarnos... estas evidencias solo confirman mi testimonio del Libro de Mormón, ha sido un placer y un privilegio escuchar este Simposio. Esperamos una pronta nueva visita.”
                                                Roxana Farias de Jara, Barrio Las Salinas
“  Muchas gracias por tan interesante charla, si bien la confirmación por medio del espíritu es la más importante, este conocimiento como historia nos sirve para hacer un análisis en todo ámbito de estas cosas y de alguna manera nos ayuda a aclarar a nuestros familiares y amigos la veracidad de estas cosas, esperamos tener un nuevo Simposio.”
                                                           Familia Leal Torres Barrio Cruz del Sur

 

Para nosotros fue un agrado participar en esta actividad llena de instrucción y espíritu. 

Expresamos nuestro más sincero agradecimiento al hermano Luis Burboa, del Barrio Cruz del Sur, Estaca Talcahuano, Chile, por contactarnos y realizar  las gestiones necesarias  para el buen desarrollo del Simposio y también al Obispo Eduardo Maldonado de la misma unidad,  por ayudar en la organización esta gran actividad.

Estaremos muy atentos y dispuestos a apoyar a todos quienes necesiten y soliciten de nosotros para organizar y llevar a cabo otros Simposios del Libro de Mormón.

22 septiembre 2013

La Colonia Nefita en el contexto religioso antiguo mesoamericano y la deificación

¿Cómo habrá sido el arte Nefita cristiano en el contexto mesoamericano de la época del Libro de Mormón? 

Revisión del artículo “Deification: Divine Inheritance and the Glorious Afterlife in the Book of Mormon and AncientMesoamerica” de Mark Alan Wright, publicado en la página web de  The Maxwell Institute, perteneciente a la Universidad de Brigham Young.
Resumen, comentarios y traducciones de las citas por Jorge Albarrán Riquelme. 


Existe un argumento que señala que según las investigaciones arqueológicas actuales, no hay evidencias de que el cristianismo haya existido alguna vez en la mesoamérica antigua. Dicho argumento estaría en contradicción con el Libro de Mormón como un registro antiguo cristiano escrito por autores que probablemente vivieron y compartieron dentro de un contexto mesoamericano.

En su artículo, el hermano Mark Alan Wright nos sugiere que tal aseveración puede considerarse en parte una apreciación correcta pero engañosa. Efectivamente, no se han encontrado hasta ahora símbolos o frases que revelen mensajes cristianos tal y como los conocemos en la actualidad.

En primer lugar debemos recordar que la arqueología es una ciencia  y como tal se reescribe continuamente en base a los nuevos descubrimientos. Esto es mucho más patente en la arqueología mesoamericana si recordamos que todavía queda un 95% del área potencial por excavarse, lo que me recuerda la cita de otro erudito SUD, Michael R. Ash, quien declaró que “la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia”.

En segundo lugar recordemos que el mismo Libro de Mormón nos indica que su cultura sufrió cambios en su lenguaje y escritura con el pasar del tiempo (Mormón 9: 32-34). Y si como el mismo registro sagrado lo evidencia en numerosas instancias, también compartieron con otras culturas, entonces muy bien pudieron haber surgido modificaciones en la expresión de su simbología religiosa. Basta ver las diversas manifestaciones de arte y simbología cristianos en las diferentes culturas y cómo éstas han adoptado símbolos ajenos, incluso de culturas paganas, pero que les han dado un significado cristiano.

Por ejemplo, tomemos el símbolo del pez durante el primer siglo del cristianismo. Según Armando H. Toledo, en su publicación en Internet  El Origen del Pez,  explica:
“Tanto griegos como romanos y miembros de otras culturas paganas usaron el símbolo del pez antes que los cristianos. Por tanto, el pez, en contraste con -por ejemplo- la cruz, causaba menos sospecha, convirtiéndose éste en el símbolo secreto perfecto para los cristianos perseguidos. Cuando la Iglesia se vio amenazada por los romanos de los primeros siglos d. C., los cristianos usaron el símbolo del pez para marcar los lugares de reunión y sus tumbas, o para distinguir a los hermanos de los que no lo eran.” (1)   
El símbolo del pez, según Toledo, apuntaba a diversos aspectos del cristianismo tales como el milagro de los panes y los peces, el llamado a los apóstoles a ser pescadores de hombres y hasta la ordenanza del bautismo. Sin embargo, uno de los significados originales del símbolo del pez era el dios pagano Dagón, asociado en la Biblia con una divinidad filistea, llamada Poseidón por los griegos y asociada a otras divinidades paganas de diferentes culturas y distintos nombres. De esta manera vemos cómo un símbolo dentro de un contexto cultural diferente puede ser importado y adaptado con significados totalmente diferentes y hasta opuestos.

En este sentido el hno Wright destaca: 
“…necesitamos entender que al buscar evidencias del Libro de Mormón en mesoamérica, necesitamos tener presente que la gente del Libro de Mormón habría empleado imágenes locales y culturalmente significativas para expresar sus creencias. Eso es precisamente lo que las personas hacen. Si mirásemos obras de arte cristianas del renacimiento y les creyésemos de pie y juntillas, entonces Jesús y Sus apóstoles se habrían vestido como aristócratas europeos.”
Con todas estas variaciones en las expresiones cristianas, con sus símbolos y metáforas en las artes, el lenguaje, las escrituras de cada cultura y tiempo desde el ministerio de Cristo en la tierra, podemos preguntarnos si un cristiano del siglo I d.c. reconocería el arte cristiano medieval o si nosotros, de una cultura occidental cristiana podríamos reconocer las normas artísticas de expresión de la cultura nefita. 

¿Cómo sería el arte nefita cristiano? ¿Cuán diferente sería de nuestras expresiones de adoración y de alabanza a Cristo y Su evangelio?

Lo que Wright nos sugiere, es que abramos nuestra mente para ver un poco más allá y “reconstruir” el mundo religioso mesoamericano en que los nefitas habrían vivido según las evidencias arqueológicas y así tener una idea más clara de cómo habrían interactuado estas culturas en el plano religioso. Por ejemplo, ¿habría sido muy chocante para los nefitas las creencias y tradiciones religiosas de otras culturas mesomericanas? Y otra pregunta, ¿qué les habría parecido a estas culturas las creencias nefitas? Para intentar mostrar este contexto religioso y cultural, el Hno Wright tomará como ejemplo a una sola cultura representativa: Los Mayas.

La cosmovisión maya

Primero comencemos por echar un vistazo a las divinidades mayas. A diferencia de nuestro concepto occidental de un Dios perfecto, todopoderoso y omnipresente, los mayas veían a sus dioses como seres imperfectos, con debilidades humanas, orgullosos y hasta en algunos casos sometidos a la muerte. Podemos imaginar a las divinidades mayas como un gran número de deidades divididas en grupos, cada grupo con un número de dioses con funciones distintivas y opuestas pero complementarias en su conjunto, incluyendo divinidades locales, donde de similar manera cada grupo comparte rasgos afines físicos, en su vestimenta y en sus funciones.  Y para complicar esta visión religiosa maya, cada divinidad se transformaba según la estación del año con diferentes funciones y nombres pero reteniendo su identidad original. Dada su concepción monoteísta y cristiana, es muy posible que los nefitas al insertarse en este contexto religioso puedan haberse sentido impresionados por el marcado politeísmo, los ritos y simbolismos de sus vecinos.

¿Cuán impresionados se podrían haber visto las culturas mesoamericanas por la religión de los “recién llegados” nefitas? (Desde aquí usaré el término “nefita” en el sentido más amplio de la palabra, como la colonia donde se originaron los pueblos mencionados en todo el Libro de Mormón y a esos mismos pueblos originados con el paso del tiempo). Según el hno Wright, para los mayas, las divinidades nefitas no les habrían resultado tan extrañas. Desde el punto de vista maya, los nefitas también poseían un grupo de divinidades opuestas pero complementarias: Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo, cada una de estas divinidades teniendo sus propias funciones y manifestaciones múltiples. Por ello es posible que, cuando por ejemplo Alma predica que estas tres divinidades constituyen “un eterno Dios” (Alma 11:44), sus oyentes les habrían comprendido perfectamente bien.

Y es necesario agregar que para los mayas, Satanás también sería considerado una divinidad (un ser sobrenatural según la concepción maya), obviamente con una función opuesta a Dios pero complementaria. Si esto nos parece algo blasfemo, el hno Wright nos recuerda que Pablo definió a Satanás como “el dios de este mundo (2° Corintios 4:4).”

Tampoco les hubiera extrañado a los mayas que los dioses nefitas “tomasen diferentes formas” o tuviesen diferentes manifestaciones sin perder sus propias identidades (tal como sucedía con sus propios dioses.) Por ejemplo, en el Libro de Mormón se menciona a Jesucristo en sus diferentes manifestaciones (y funciones): como un bebé (1° Nefi 11.20); un ser resucitado (3° Nefi 11); el creador (Jacob 2:5); un destructor (3° Nefi 9), un dios de la lluvia (Éter 9:35); un dios de la fertilidad de las cosechas (Alma 34:24); una deidad solar (1° Nefi :9 ; Helamán 14: 4,20), un dios del fuego (1° Nefi 1:6 ; Helamán 13:13) ; un rey (Mosíah 2:19); un dios de la medicina (Alma 46:40) y un pastor (Alma 5:38). Y además, según señala Wright, “al igual que en el caso de los dioses mayas, a Cristo también se le asocia con animales y objetos inanimados” como por ejemplo un cordero (1° Nefi 14) o una roca (Helamán 5:12).   

En el caso de Satanás, los mayas tampoco estarían sorprendidos por las diversas manifestaciones de esta deidad negativa que también aparece como una serpiente (Mosíah 16:13); un ángel caído (2° Nefi 2:18), un dios de la muerte (Jacob 3:11); un regidor del inframundo (2° Nefi 2:29); un engañador (Alma 30:53) y un dios de la tormenta (Helamán 5:12).

Dicho en resumen, para una cultura mesoamericana antigua como la maya, las divinidades nefitas les resultarían familiares en varios aspectos: un grupo de nuevas divinidades con dioses celestiales y dioses del inframundo, los cuales cumplen roles opuestos pero complementarios. La concepción religiosa maya también aceptaría a otros seres superiores nefitas tales como los ángeles y espíritus ministrantes (Moroni 10:14), los seres trasladados tales como los 3 Nefitas (Mormón 8:11). Además añadiremos los seres sobrenaturales malignos tales como los demonios (Alma 30:53) y los espíritus inmundos (1° Nefi 11:31). Es importante destacar que para los mayas, estos seres sobrenaturales también caerían dentro de la categoría de dioses. En este sentido, el hno Wright nos hace notar que en las planchas de bronce –que contenían los cinco primeros libros del Antiguo testamento (o Pentateuco)- se equipara a los “demonios” con el término “dioses” (Deuteronomio 32:17), y el mismo profeta Mormón los llama “ídolos” (Mormón 4:14) [Nota del Traductor: En la versión del Libro de Mormón en Inglés la palabra “ídolos” se traduce como “dioses ídolos”, lo cual refuerza este punto].

Dicho de otra manera, la tesis general de Wright es que para las diversas culturas mesoamericanas antiguas tales como la maya, la inserción religiosa de la cultura nefita habría sido relativamente fácil porque sus dioses compartían ciertas similitudes. En las palabras de Wright, 
“A modo de reiteración, mi análisis asume que los pueblos del Libro de Mormón vivieron dentro de una cultura mayor que era la mesoamericana, y fueron influidas por ella pero no eran lo mismo.” 
Por ello y a pesar de todo lo anteriormente expuesto, es importante recordar que la cultura nefita no era mesoamericana ni tampoco politeísta sino monoteísta. Declaraba la existencia de un Dios único y verdadero (y con ello implicando que los demás dioses eran falsos). Aunque tuvieran algunos rasgos afines la religión nefita era algo único, ellos “estaban en el mundo pero no eran del mundo.” De hecho los nefitas realizaron obra misional extensiva y permanente. En este sentido, y según otro estudioso, la conversión de un número importante de mesoamericanos originarios a través del tiempo podría ser uno de los factores que ayuden a explicar el gran crecimiento demográfico de los pueblos del Libro de Mormón.

Al estar insertos en las culturas mesoamericanas antiguas, es prácticamente inevitable que no hayan convivido ni se hayan influido mutuamente en un mayor o menor grado. Para los nefitas, por ejemplo, existen varios aspectos conectados con el rol y función de los reyes vecinos, su veneración, la deificación de sus reyes y sus divinidades. Wright nos dice que uno de sus objetivos es, 
“demostrar que las creencias y prácticas concernientes a la realeza y la vida más allá de la muerte que se discuten en el Libro de Mormón, son un reflejo de ciertas prácticas y creencias mesoamericanas, creo fortalecen la declaración de que los eventos del Libro de Mormón ocurrieron allá.”
La deificación

Se entiende por deificación el proceso mediante el cual una persona puede ser divinizada, es decir, convertirse en un dios. Los nefitas indudablemente deben haber conocido cómo las culturas vecinas creían, en la deificación al entrar en contacto y convivir con ellas.

En el caso de la cultura maya, como en otras culturas alrededor del mundo, sólo el rey podía ser deificado. Dicho poder, bajo la supervisión de los sacerdotes, se le brindaba en la ceremonia político-religiosa de ascensión al trono real (o coronación). Según Wright, el futuro rey “era transformado de ser un ser completamente humano a un ser con cualidades sagradas.” Aún hasta hoy los arqueólogos debaten hasta qué punto los reyes eran dioses vivientes pero de lo que no hay duda es de que quedaban investidos con una naturaleza sagrada. Dicho proceso de deificación así iniciado terminaría después con su muerte, cuando finalmente resucitarían como seres celestiales -tal como el dios solar- y se unirían a sus antepasados, reyes anteriores que ya se habían convertido en dioses. Ahora era uno de los “hijos del sol”, según Wright, investidos con “la gloria del sol”. No deja de maravillar el asombroso parecido con la cultura de deificación egipcia, donde el faraón al morir y ser depositado en la “cámara  de resucitación” de la pirámide, asciende inmortalizado para transformarse en un dios estrella en la constelación de sirio y así unirse a sus antepasados faraones-dioses.

En el Libro de Mormón existen varios pasajes que nos revelan que los nefitas conocían las creencias deificatorias de sus vecinos mesoamericanos pero que le dieron un sentido totalmente cristiano. Este daría un mensaje mucho más poderoso dirigido a aquellos conversos mesoamericanos que se unieron a la religión nefita y les mostrarían el verdadero significado del evangelio de Cristo, la vida eterna y la exaltación por medio de Su expiación.

Por ejemplo, cuando el rey Benjamín confiere el trono a su hijo Mosíah lo hace precisamente a través de la ceremonia oficial de ascensión al trono. Es de suponer que para los conversos mesoamericanos –que probablemente traían todavía frescas en sus mentes ceremonias similares de sus propias culturas- deben haber creído que sería otra ceremonia tradicional, donde su monarca se transformaba en casi un dios. Pero sólo podemos imaginar cuál habrá sido su sorpresa cuando el monarca les dice al iniciar su mensaje: “No os he mandado subir hasta aquí para que me temáis, ni para que penséis que yo de mi mismo sea más que un ser mortal. Sino que soy como vosotros.” (Mosíah 2: 10-11). Para los conversos extranjeros este debe haber sido un cambio dramático. Y era sólo el principio.

Los lamanitas también parecían conocer este proceso de deificación del rey de sus culturas vecinas. Cuando el misionero Amón mostró el poder de Dios los lamanitas le temieron grandemente y creyeron que él era un dios o “un poderoso gran rey” (Alma 18:13). Técnicamente no estaban tan equivocados ya que Amón era un príncipe y heredero al trono del rey Mosíah pero que lo rechazó (Mosíah 29:2-3) precisamente para predicar el evangelio a los lamanitas. Nuevamente, y al igual que el rey Benjamín, Amón tuvo que aclararles que no era un dios pese al hecho de que al haber estado en contacto con seres sobrenaturales (ángeles) o la divinidad, los hacía casi sagrados ante los ojos mesoamericanos y que el hecho de ser reyes (o herederos al trono) los separaba casi automáticamente de los demás mortales para resucitar como reyes-dioses.
  
El derramamiento de sangre

También se sabe que existía un  rito -parte de un conjunto de ritos de la ceremonia de coronación- en que los reyes debían punzarse ciertas partes del cuerpo para extraer su propia sangre y ofrendarla a los dioses. Por medio de esta ceremonia, y en su calidad de intermediario entre los hombres y los dioses, el rey aseguraba la fertilidad de las cosechas y la continuidad de las lluvias. A nuestros ojos occidentales esta ceremonia nos parecería casi expiatoria donde este rey-Salvador, a semejanza de Cristo, redimiría a todo su pueblo. Pero el Hno Wright nos advierte que no existía esta función sino que sólo servía para que los dioses bendijeran al pueblo con fructíferas cosechas y lluvias. Es posible que para que no se confundieran, los nefitas enseñaran claramente esta diferencia a los nuevos conversos como parte de su aprendizaje del verdadero evangelio de Jesucristo. Por ejemplo, el misionero Amulek les aclara a sus hermanos zoramitas que el sacrificio expiatorio de Jesucristo “no [es] un sacrificio de hombre” (Alma 34:10), también una probable alusión a la ceremonia del derramamiento de sangre ceremonial del rey mesoamericano, y para enfatizar aún más este concepto nos dice que “no hay hombre alguno que sacrifique su propia sangre, la cual expíe los pecados de otro…” Entonces Amulek les explica que sólo Jesucristo podría derramar la verdadera sangre expiatoria que tiene el poder de redimir y exaltar a todo el género humano.

Volviendo al histórico discurso del rey Benjamín, no sólo les dice a su audiencia desde el principio que el no es más que un ser mortal “sujeto a toda clase de enfermedades de cuerpo y mente” (Mosíah 2:11) y que a su edad avanzada “[su] cuerpo entero tiembla en extremo, mientras [se] esfuerza en hablarles” (Mosíah 2:30). Este es un enorme contraste con la divinización maya del rey en la ceremonia de ascensión al trono. El rey Benjamín también aprovecha de enseñarles que su verdadero rey es Cristo, el “Rey Celestial” (Mosíah 2:19) y que sólo “su sangre expía los pecados” del mundo (Mosíah 3:11), no la sangre derramada por un rey humano.

El hermano Wright también nos hace notar que aunque el rey Benjamín muestra y declara su mortalidad tan evidentemente, el hecho de que haya declarado estar en contacto con un “ángel” –un ser sobrenatural para los mayas, lo convierte automáticamente en un intermediario con la divinidad. Por ello que cuando el rey Benjamín les habla del poder redentor de la expiación de Cristo, y les invita a concertar un convenio con Cristo, la multitud no ora directamente a Cristo sino que se dirige al rey Benjamín como Su intermediario. Al aceptar este convenio divino, el rey Benjamín les enseña que serán llamados “progenie de Cristo” (Mosíah 5:7), se convertirán en los hijos del verdadero Rey Celestial, limpiados y transformados por Su sangre expiatoria.

Toda esta experiencia sagrada toma lugar en el templo, otra asociación poderosa para los nuevos conversos mesoamericanos. Los templos mayas, por ejemplo, eran pensados para efectuar rituales públicos y privados de naturaleza sagrada. De hecho la iconografía de los murales de los templos mayas muestran imágenes de la creación, la pérdida del paraíso, las ofrendas de sacrificio a los dioses, el derramamiento de sangre divino como sacrificio de un dios, y el ascenso al trono divino transformado en un dios (la deificación). Esto muestra que los templos mayas también tenían una función didáctica y preparatoria para realizar ciertas ceremonias sagradas. Los templos mayas son un claro ejemplo de la importancia de la deificación para las culturas mesoamericanas y de otras civilizaciones del mundo a lo largo de los siglos.

En este artículo he tratado de resumir los puntos principales del ensayo del hno Wright, tratando de mostrar por qué no sería tan fácil para nosotros distinguir la iconografía religiosa nefita en las culturas mesoamericanas a medida que la arqueología avanza en sus descubrimientos y cómo debemos enfrentar ese desafío. Para ello exploramos el hecho de cómo la cultura nefita se habría podido insertar dentro del contexto religioso mesoamericano sin mayores problemas y finalmente hemos visto como el Libro de Mormón refleja algunos de estos aspectos en común, teniendo en cuenta que tanto el lenguaje escrito y hablado nefita, así como su iconografía religiosa pudo haber sufrido modificaciones en base a la influencia de símbolos vecinos mesoamericanos.

Al finalizar, es de vital importancia aclarar que pese a todas estas asombrosas similitudes y ejemplos sacados del mismo Libro de Mormón, es esencial ver dónde surgen las diferencias, y la verdadera doctrina de Cristo. Recordemos –al igual que los israelitas rodeados de civilizaciones paganas-  los Nefitas “estaban en el mundo pero no eran del mundo”. Había similitudes y diferencias claves. Y esto es otro testimonio adicional del evangelio de Jesucristo. Tomemos como ejemplo el discurso del rey Benjamín: él declara al pueblo que no es un dios sino un intermediario divinamente autorizado, lo cual hace toda la diferencia; porque efectivamente él posee el verdadero santo sacerdocio de Dios para enseñar el evangelio de Cristo y efectuar ordenanzas divinas en Su nombre. Tan sólo podemos imaginar lo maravillados que los conversos mesoamericanos pudieron haberse sentido cuando se dieron cuenta que ellos ahora pasaban a ser descendientes de un rey (no un súbdito de un rey mortal mesoamericano), sino de un rey más poderoso que todos los reyes terrenales. Al concertar este convenio con Cristo, pasaban a ser “progenie de Cristo”, hijos e hijas de un rey divino, el único ser que tenía el verdadero poder de derramar su sangre expiatoria. Y no sólo serían redimidos sino que si seguían fieles al Señor y perseveraban hasta el fin, vivirían con Él para siempre jamás y serían exaltados. Esta era la verdadera doctrina de Jesucristo, y no el cúmulo de ciertas similitudes, verdades corruptas mezcladas con doctrinas de hombres que hasta entonces pudieron haber conocido.

Fuentes
  1. (http://es.scribd.com/doc/13410915/El-origen-del-simbolo-cristiano-del-pez-Armando-H-Toledo)

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