¿Por qué es necesario un registro adicional a la Biblia, en este caso el Libro de Mormón?, ¿por qué 2 libros?, ¿qué significa esto y qué importancia tiene?, ¿La Biblia enseña sobre el Libro de Mormón?, Cada una de estas preguntas son contestadas en este artículo.
Autor: Jack H. West.
Al presentar esta tesis, los acusadores dijeron: "Usted tiene que admitir que aunque la Biblia no parece contener la total palabra de Dios, y que no están cerrados los cielos tampoco, aún tendrá que admitir que no se necesita otra Biblia."
Se respondió a aquella afirmación así: "Cuantos más testigos, mejor." ¿No se robusteció nuestro caso por el hecho de tener doce hombres parados aquí delante de ustedes como testigos a favor de los doce testigos presenciales, que si hubiera habido solo uno? Abrase la Biblia misma a 2 Corintios 13:1. Allí nos cuenta que, "... En la boca de dos o de tres testigos consistirá todo negocio."
¡Dos o más testigos siempre! Vaya usted delante del juez de su parte con solo un testigo y que de la otra parte vayan dos. Es excelente la posibilidad de que el juez falle a favor de la otra parte, a menos que se pueda comprobar que los dos testigos no son competentes, honestos, etc.
En la boca de dos o más testigos; dos o más individuos; dos o más anales; dos o más naciones; sí le plazca, dos o más de las tribus de Israel. Pues yo no sé de qué forma mejor se podría responder a esta afirmación que ir a las palabras de Jesucristo otra vez. Se ve que el respondió a tal afirmación aun antes de hacerse. Pues él le mostraba a uno de sus profetas sobre este continente,en tiempos antiguos, que iban a pasar ciertas cosas.
Y porque mis palabras resonarán,—muchos de los gentiles dirán: ¡Una Biblia!
¡Una Biblia! ¡Tenemos una Biblia, y no puede haber más Biblia!
(2 Nefi 29:3.)
Los misioneros mormones oyen esta afirmación repetidas veces en el mundo. Por donde quiera que van, la escuchan. Ahora pasemos al sexto versículo.
¡Oh necios, vosotros que decís; Una Biblia; tenemos una Biblia y no necesitamos más Biblia! ¿Tendríais una Biblia, de no haber sido por los judíos?
¿No sabéis que hay más de una nación? ¿No sabéis que yo, el Señor vuestro Dios, hé croado a todos los hombres y me acuerdo de los que viven en las islas del mar; que gobierno arriba en los cielos y abajo en la tierra, y llevo mi palabra a los hijos de los hombrea, sí, a todas las naciones de la tierra? . .
¿Por qué murmuráis por tener que recibir más de mis palabras? ¿Acaso no sabéis que el testimonio de dos naciones os es un testigo de que yo soy Dios y que me acuerdo tanto de una nación como de otra? Por tanto, hablo las mismas palabras, así a una como a otra nación. Y cuando las dos naciones se junten, su testimonio se juntara también. (¿Así ha pasado? cierto que sí. Los testimonios de las dos naciones ciertamente obran juntos como uno.) Así que no por tener una Biblia, debéis suponer que contiene todas mis palabras; ni tampoco suponer que no hé hecho escribir otras mas.
Porque mando a todos los hombres. . . que escriban lo que yo les hable; porque de los libros que se han escrito juzgaré al mundo, cada cual según sus obras, conforme a lo que se haya escrito. (Ahora, escuchen su lógica. Acuérdense que habla Jesucristo.)
Porque hé aquí. Hablaré a los judíos y lo escribirán (la Biblia); y hablaré también a los nefitas, y éstos lo escribirán (¿De qué tribu son los nefitas? La tribu de José de Israel. ¿Escribieron? Sí, escribieron el Libro de Mormón, o el Palo de José, como lo llama la Biblia); y también hablaré a las otras tribus de la casa de Israel que hé conducido lejos, y lo escribirán; y también hablaré a todas las naciones de la tierra, y ellas lo escribirán. (2 Nefi 29:6-8, 10-12.)
¿Cuántas otras tribus hay? Diez. ¿Cuántas biblias más que esperar? Hay los que dicen que podría ser una cosa combinada, pero al leer el texto entero, me parece que se podrían esperar diez anales más; uno de cada tribu de las diez restantes. ¿Cuántas Biblias se necesitan antes de tener la absoluta certeza de que Jesús es el Cristo, el Salvador del mundo, antes de tener la absoluta seguridad de habernos dado un plano para vivir que, si lo incorporamos en nuestra vida, nos traerá paz, gozo y armonía? ¿Cuántas necesitan ustedes? ¿Basta con una? ¿Los ayuda dos? ¿O van a ser ustedes de los tercos y esperar a que haya media docena antes de creer de veras estas cosas? ¿O van a ser de los verdaderos testarudos y cabezas duras y esperar hasta tener una docena o más de ellas?
Acuérdense de que Cristo dijo que hablaría a todos los hombres — toda nación— y que ellas escribirían, y que cuando las naciones se juntaran, su testimonio se juntaría y crecería hasta formar una defensa inquebrantable. (Véase 2 Nefi 29:8.)
A veces me pongo un poco alarmado. Cuando llego a saber, por ejemplo, que el consejo de aquellos que prepararon la versión de normas enmendadas de la Biblia — plenamente aceptada por muchas de las iglesias cristianas—se compuso de muchos hombres que no eran ni cristianos, que querían que toda referencia a Jesucristo, como el Hijo de Dios, se quitara de la Biblia, pues entonces me pongo nervioso. ¿Hasta qué punto podemos descarrilarnos de la verdad? Ellos, sí,tuvieron éxito en quitar toda referencia a María como la virgen madre del Hijo de Dios. Llegaron hasta allí con su perfidia. ¿Hasta dónde se pueden desviar de estas cosas?.
Pues la Biblia nos ha dicho que iba a haber dos grandes libros, uno escrito para Judá y otro escrito para José. Al indagar en el Libro de Mormón desde 1 Nefi 5:14 hasta cerca del fin del libro, 3 Nefí 10-17, se halla la constante repetición de que aquel pueblo es de la tribu de José — cuyos profetas están escribiendo el registro religioso de este continente.
Entonces, ¿tenemos nosotros otra Biblia? A mí no me importa si la gente quiere llamar al Libro de Mormón la Biblia Mormona sí, al llamarlo así, no haya la implicación de que por el hecho de tener una Biblia Mormona, no aceptamos ni utilizamos la otra Biblia. Claro que no puede haber nada mas lejos de la verdad. Ningún pueblo sobre la faz de la tierra, creo yo, entiende y aprecia la Santa Biblia como los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días. La comprendemos mejor porque tenemos el segundo registro. ¿Cuáles eran las palabras de Mormón?:
... con el fin de que créais en aquellos (la Biblia); y si creéis en aquellos,
creeréis también en éstos (el Libro de Mormón);...
(Mormón 7:9.)
Entonces había de haber dos grandes anales obrando como uno.
Me gustaría ilustrar este punto. Vamos a imaginar que se enciende primero un grupo de luces eléctricas y después otro gupo de luces. Vanos a suponer que los dos grupos de luces son iguales en brillo. Piensen en la iluminación total cuando los dos juegos de luces están encendidas. De repente, se apaga uno de los juegos de luces. ¿Es menos brillante el primer juego que antes por sí solo? Pues, no. Sigue brillando con la misma fuerza de antes, pero por haber perdido el apoyo del segundo juego de luces, su compañero.- la iluminación total ha sido reducida mucho ¿verdad? Pues, es lo mismo con la "luz de la Santa Biblia" y la "luz del Libro de Mormón." Si se apaga la "luz del Libro de Mormón" y sólo se enciende la "luz de la Santa Biblia," o como quiera que se haga, hay más brillo en total cuando las dos grandes luces obran juntas que cuando cualquiera de las dos esté obrando sola.
Piensen en dos brillantes juegos de luces obrando juntos —sesenta y seis (el primer juego) en la "biblioteca de libros" de la Santa Biblia, y los quince libros (el segundo juego) en la "biblioteca de libros" del Libro de Mormón. Cuanta más iluminación haya sobre cualquier problema de hoy, mejor. Hay los que dicen, "no necesitamos más Biblia." Escojan cualquier principio del evangelio que quieran: no importaría el que fuere — el amor, por ejemplo. Es una gran ley. Escojan el principio de fe o del ayuno, o de la imposición de manos para recibir el don del Espíritu Santo, o de los Diez Mandamientos. No importa el principio que estudien. Al dilucidar todo lo que se pueda de uno de los dos grandes anales y luego sacar todo lo posible del otro, la total iluminación es mucho mayor cuando los dos grandes anales obran juntos — como uno en las manos del pueblo y como uno en las manos de Dios, de acuerdo con lo que El tenía pensado. (Véase Eze. 37:16-20; 2 Nefi 29:3-12.)
No sé qué mejor ejemplo se pudiera escoger que el bautismo, la primera ordenanza exterior del evangelio, uno de los cuatro principios fundamentales del evangelio de Jesucristo. ¿Hasta qué punto se podrá variar de un principio hermoso y aun sencillo? ¿Hasta donde? Vamos a recapitular un poco:
En las iglesias cristianas del mundo existe el bautismo por inmersión; bautismo por rocío; bautismo al mojar; bautismo mediante el uso de otros líquidos diferentes al agua; bautismo sin usar ningún líquido. Hay bautismo por los que afirman tener autoridad; por los que afirman no tener ninguna autoridad; por los que afirman que la autoridad no es necesaria. Hay bautismo donde se dicen ciertas palabras; donde se dicen otras; donde no se pronuncia ninguna. Hay un bautismo donde todo lo necesario es sentarse a meditarlo y ¡hé allí, se está bautizando de muchas formas! Pues, ¿hasta dónde se puede desviar un principio tan sencillo, pero tan poderoso?
Tomemos los dos grandes anales y dejemos que obren juntos en las manos del pueblo.
Pasemos, por ejemplo, a las palabras directas de Jesucristo, como aparecen anotadas en el Libro de Mormón, cuando El estuvo en este continente con este pueblo. Esta escritura ayuda a aclarar el principio del bautismo, sobre el cual parece haber tanta confusión en el mundo.
De cierto os digo que de este modo bautizaréis a quien se arrepintiere de sus pecados a causa de vuestras palabras, y deseare ser bauti-zado en mi nombre: He aquí, iréis y entraréis en el agua. (Nótese eso "entraréis en el agua," ¿verdad que va a ser buena maniobra si todo lo que se tiene es una taza de agua?) y en mi nombre Y he aquí las palabras que pronunciareis, llamando a cada uno por nombre:
Habiéndoseme dado autoridad de Jesucristo, yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. (Aparentemente la autoridad era necesaria para que ciertas palabras se dijeran y se hicieran en su nombre.)
Y entonces lo sumergiréis en el agua, y volveréis a salir del agua.
(3 Nefi 11:23-26.)
¡Con qué ganas nos dificultamos la vida!, torciendo la sencillez de palabras tan bellas. Se acordarán que la Biblia nos cuenta que mucha gente iba al Río Jordán para ser bautizada "porque había allí muchas aguas," (Véase Juan 3:23.) Si lo único necesario era una taza de agua, ¿por qué ir al Río Jordán? También se iban allí porque había alguien con la autoridad para bautizar. En este caso, se está hablando de Juan el Bautista.
Estuve en los altos valles de los Andes en un viaje reciente. Zigzagueamos 38,500 millas, equivalente a vuelta y media alrededor del mundo, para sacar más diapositivas a colores y visitamos todas las ruinas principales incaicas y pre-íncaicas del pueblo de este continente que habían sido excavadas en detalle, y luego seguimos nuestro viaje por Centro América y América del Norte. Allá lejos, en la cumbre de los Andes, en la antigua capital incaica, Cuzco, alguien había construido un hotel moderno para turistas, como yo, que van allí y quieren acomodarse entre sus viajes de exploración a las afueras. Sobre la pared de uno de los cuartos del hotel hay un mural hermoso. Se ve a Juan el Bautista y a Jesucristo parados en las aguas del Río Jordán hasta los tobillos, mientras Juan derrama el contenido de una taza de agua sobre la cabeza de Jesucristo. Al mirar el mural pensé otra vez en las dificultades en que nos metemos torciendo palabras e ideas sencillas.
Pero, escuchen ahora las palabras de Jesucristo otra vez al pueblo de este continente, como aparece en el Libro de Mormón. Aparentemente, habían habido ciertas disputas en este continente, en cuanto al método del bautismo.
Y de acuerdo con lo que os he mandado, así bautizaréis; y no habrá disputas entre vosotros, como hasta ahora há habido; no habrá controversias entre vosotros sobre los puntos de mi doctrina, como hasta aquí las há habido.
(3 Nefi 11;28.)
Ojalá que existiera una declaración tan clara como esa en la Biblia. Estoy seguro que había una hace mucho; pero no se olviden, muchas de las cosas más claras y preciosas se han quitado de la Biblia (Véase 1 Nefi 13: 26, 29).
¿Se necesita otra Biblia? ¡Pues, seguro que sí, necesitamos otra Biblia! Cuantos más testigos, mejor. Los mismos mandamientos que Ezequiel recibió de Dios nos dijeron que necesitábamos otro gran registro —un palo para Judá; uno para José. Aquí está la única respuesta sobre este punto que se ha dado jamás sobre la tierra. Que yo sepa, ningún otro pueblo ha afirmado tener el Palo de José, con excepción de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Sabemos, que es el Palo de José, porque versa sobre la Tribu de José. Sabemos que es el registro de que se ha hablado que se juntaría "como uno" con el otro registro, porque si lo leemos, vemos que sí corrobora, comprueba y verifica a la Biblia, así que hoy, en el Libro de Mormón, tenemos más que verificación.
Me gusta expresarlo así — corroboración de la Biblia y más. Muchas cosas se ven con mayor claridad.
A la luz de lo que hemos aprendido del bautismo del Libro de Mormón, volvamos a la Biblia. Se nota que en realidad verifica lo que ha dicho el Libro de Mormón. Véase Mateo 3:16; Juan 3:23; Hechos 8:38; Efesios 4:5.* Léanlas otra vez, teniendo en cuenta lo que acabamos de leer en el segundo gran registro de este mundo. Verán que sí verifica que la gente iba grandes distancias porque había allí muchas aguas; que había gente con la autoridad de bautizar, que aún Jesucristo, por puro que fuera, sabía que era necesario bautizarse para cumplir toda justicia. Se acordarán que Juan el Bautista se resistía mucho porque no se sentía digno de bautizar al Hijo de Dios, pero Jesús insistió. Y ¿cómo fue bautizado Jesús? Por inmersión en agua, por uno que tenía la autoridad. (*) Estas y otras escrituras han quedado registradas en la lámina de notas relacionadas con el acto segundo, en la página 33 así como la número 34. Dejamos, con este pensamiento, la segunda acusación de que no se necesitaba mas Biblia.
Acuérdense de una de las cosas que Jesucristo les dijo a sus discípulos sobre el antiguo continente: "Tengo otras ovejas que no son . de este redil. . ." (Juan 10:16.) Y les dijo que iba a visitar al otro pueblo y que habría "un rebaño y un pastor." (Juan 10:16.) Y cuando Cristo vino a este continente y apareció a este pueblo en persona, declaró:
Y de cierto os digo que vosotros sois aquellos de quienes dije: Tengo otras ovejas que no son de este redil; a éstas también debo yo traer y oirán mi voz, y habrá un redil y un pastor.(3 Nefi 15:21.)
Esto dice, pues, que el antiguo pueblo sobre este continente que ahora, llamamos América eran las "otras ovejas", a quienes se refería Jesucristo cuando desempeñaba su ministerio en tierras de la Biblia.
Claro que no le entendieron, pero cuando se juntan los dos libros, solo entonces —y no antes— se comprende lo que quería decir cuando dijo en el antiguo continente que tenía otras ovejas, y luego en este continente, ". . .vosotros sois aquellos de quienes dije: Tengo otras ovejas. . ."
Fuente:
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