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29 diciembre 2008

El Testimonio de Martin Harris

¿Hipotecarías tu casa por algo falso que no te dará ninguna utilidad? Esta es la posición en que se encontró Martin Harris cuando José Smith le transcribió los caracteres del Libro de Mormón y los llevó para que un experto los revisara. Esta es una prueba de que el experto sí los confirmó, ya que él luego de esto hipotecó su granja para pagar la publicación del Libro de Mormón, otra prueba de su veracidad.


Sí hubiera entre los testigos un "Tomás que dudaba," me temo que sería Martín Harris.  Si recuerdan, Martín Harris fue quien en el bosque le dijo a José Smith y a los otros testigos: "Lo siento, José, pero tengo la culpa de no recibir una contestación; yo no tengo suficiente fe," y luego pidió permiso de alejarse a otra parte del bosque, se alejó a cierta distancia de los demás, se arrodilló y oró con toda el alma para tener suficiente fe. Es que él no quería dudar. Dijo:
"Oí un ruido detrás de mí, me dí vuelta y vi al profeta José Smith que venía hacia mí. Solo un vistazo me certificó que ellos habían recibido un testimonio maravilloso como respuesta a sus ruegos. Me contó la historia del ángel que apareció para enseñarles las planchas a los otros testigos y luego dijo que se sentía como si se hubiera quitado un enorme peso de encima, porque ahora otros habían visto y oído y Oliverio Cowdery y David Whitmer sabían que existían tales cosas como ángeles en el día de hoy y que sabían que las planchas de oro existían."
Martín le suplicó a José que se arrodillara a orar junto a él, a fin de que él pudiera llegar a ser uno de los testigos especiales. José asintió con gusto, y antes de que hubieran orado por mucho tiempo, la idéntica visión que habían visto José Smith, Oliverio Cowdery y David Whitmer, se represento delante de los ojos de los dos —José Smith y Martín Harris—, el mismo ángel de lo alto, pasando las hojas de las mismas planchas de oro —la misma voz del cielo proponiendo ser la voz de Dios, testificando de la veracidad del archivo y lo exacto de la traducción.

Martín Harris ya no podía mas y gritó: "Ya basta, ya basta; mis ojos han visto, mis ojos han visto!

No obstante, por ser extremadamente cauteloso, Martín Harris indagó con cuidado la experiencia de Oliverio Cowdery y David Whitmer individuamente, para tener la absoluta certeza de haber visto y oído la mismísima visión que habían visto y oído y solamente entonces se unió con ellos en el testimonio escrito en las primeras páginas del Libro de Mormón.

Martín Harris testificó que nació en el año 1783, teniendo así unos veintidos años más de edad que los otros testigos ya mencionados. Era campesino en toda la extensión de la palabra. No era rico, pero tampoco era pobre. Se le estimaba mucho en el área, era buen vecino, pero bastante cauteloso. No le gustaba entrar en nada sin saber todas las salidas. Pero él dijo:
"Cuando oí a José Smith contar de sus grandes visiones, no había lugar a dudas en mi mente. Yo sabía que lo que dijo haber visto y oído era verdad. Por cauteloso que yo fuera, yo sabía esto." 
 

Su testimonio continuó;
"Conocí al profeta dos años antes que los otros testigos, en 1827, y cuando fui a hipotecar mi chacra para costear los gastos de la publicación del "Libro de Mormón, destrocé la felicidad de mi hogar." 
Su esposa debiera de haberle dicho, "Pues, viejo tonto, sí quieres malgastar tu mitad de nuestra propiedad para ayudar a pagar la impresión de ese libro ficticio, bien, pero la mía nunca." Ella se divorcio de él y Martín Harris hipoteco su mitad de la propiedad por $3,000.00 para costear los gastos de impresión de las primeras cinco mil copias del Libro de Mormón.

Ahora algunos de los pastores de otras iglesias que tildaban de "blasfemias" las afirmaciones y declaraciones del profeta, se pararon majestuosamente detrás de sus púlpitos, diciendo: "Testificamos, en el nombre de Jesucristo, que aun llegará a reconocerse la tontería de Martín Harris al hipotecar su propiedad por tres mil dolares, para pagar la impresión de las primeras cinco mil copias del Libro de Mormón, cuando aquellas copias se están pudriendo polvorientas en los estantes por falta de interés."

Ustedes sabrán que una de las pruebas de un profeta es que sus profecías se cumplan.

Aquellos pastores no eran profetas, ¿verdad? Las primeras cinco mil copias del Libro de Mormón, sí, se vendieron, y unas cincuenta y cinco ediciones en inglés se han vendido desde aquel entonces, cada una más numerosa que la última.

Martin dijo repetidas veces que lo que parecía ser una duda de su parte, no lo era en realidad; él nada más buscaba más ayuda para convencer a otros. Insistió en llevar a casa las primeras 116 páginas del manuscrito del Libro de Mormón; quería enseñárselas a su esposa para comprobar que el libro no estaba basado en el espíritu de Satanás, sino, en verdad, sobre el Espíritu de Jesucristo. Pues bien, se perdieron aquellas 116 páginas y, como resultado, esto dio mucho  qué hablar en la temprana historia de la Iglesia.

También Martin Harris llevó a Nueva York ciertas transcripciones de los antiguos jeroglíficos, junto con la interpretación dada por José Smith, al egiptólogo o maestro de antiguos idiomas en aquel entonces de más renombre, el profesor Carlos Anthon, de la Universidad de Columbia. Habiendo facilitado esta información, Martín testifico que recibió un certificado del profesor, afirmando que no sólo eran de tipo egipcio los caracteres, sino que también su traducción era la más perfecta de toda traducción del antiguo Egipto que había visto.

Cuando Martin Harris estaba a punto de salir, con el certificado en el bolsillo, el profesor le preguntó que de dónde vino el registro. Contestó que un ángel de Dios había bajado del cielo y le había enseñado donde el archivo estaba escondido. El profesor, según el testimonio de Martin Harris, le pidió el certificado que había escrito. Al tenerlo en sus manos, lo hizo pedazos diciendo que no había tales cosas como el ministerio de ángeles. (¿Verdad que no había leído con mucho cuidado el Apocalipsis 14:6-7?).

Más tarde, en una reunión de científicos, el Profesor Anthon verificó que le había dado a Martin Harris un certificado respecto a la traducción del antiguo manuscrito. Luego explicó que lo había hecho pedazos cuando supo que las antiguas planchas habían sido traídas por ángeles, y guiñando el ojo, les dijo a los otros científicos: "Cualquiera de nosotros sabe que no hay ángeles en el día de hoy."

Después de su experiencia con el Profesor Anthon, Martin Harris llevó la copia de los jeroglíficos y su traducción al Dr. Mitchell; otro perito en idiomas de civilizaciones antiguas, y recibió la reiteración de lo mismo que le había dicho el Profesor Anthon, en cuanto a la corrección de los caracteres y su traducción.

¿Qué le paso a Martin Harris después de diez años de actividad en la Iglesia? La iglesia se trasladó al oeste. Dijo a la gente que le rodeaba: "Yo nunca dejé la Iglesia; la Iglesia me dejó a mí." Desde un punto de vista geográfico, era verdad, porque cuando la Iglesia se trasladó al oeste, les dijo a los hermanos que se estaba poniendo algo viejo y que se quedaría donde estaba hasta que ellos hubieran preparado el terreno.

Eran buenas sus intenciones, pero le llevaron a convertirse durante treinta y tres años,  una isla de fe en un mar de infieles. Sus vecinos testificaron, por escrito, que era un vecino de los mejores. Creían, sin embargo, que en un punto estaba "un poco loco" — seguía afirmando que había visto un ángel de Dios y las planchas de oro, de las cuales declaraba que José Smith tradujo el Libro de Mormón. Y declaraba que Dios mismo le habló desde lo alto y le dijo que la traducción era auténtica y divina.

En el ocaso de la vida de este señor, algunos de los Santos en Lago Salado juntaron un donativo y se lo mandaron para que se juntara con ellos en el oeste. Allí, centenares de miles de personas escucharon su agradable testimonio en relación con su papel en dar al mundo el Libro de Mormón, y afirmando la actualidad de la existencia de las antiguas planchas de oro, ¡Y aconteció por tercera vez — tres veces de tres! Al punto de juntarse con su Hacedor y de dar el último suspiro sobre esta tierra, llamo alrededor de su lecho de muerte a sus seres queridos y murió con el testimonio del Libro de Mormón en los labios.

Así, todos los "Tres Testigos", afirmaron la veracidad del Libro de Mormón hasta el momento de morir. Y, con esto, damos fin al testimonio de Martín Harris.

22 diciembre 2008

El Testimonio de Oliverio Cowdery

Uno de los 3 testigos especiales del Libro de Mormón fue Oliverio Cowdery. Un hecho digno de destacar, es que a pesar de ser excomulgado de la Iglesia, nunca negó su testimonio. Si éste hubiera sido falso, podría haberlo negado, sin embargo, en vez de hacerlo, lo defendió públicamente en un juicio donde el fue su propio abogado. Esta defensa quedó registrada en el acta del caso y sirvó como testimonio al mundo de la veracidad del Libro de Mormón. Con el paso del tiempo, Oliverio,  pidió ser admitido nuevamente en la Iglesia y ser simplemente un diácono en ella y no un sumo sacerdote como le pudo corresponder. Es increíble el analizar cada uno de estos puntos; este es un extracto del libro "El Juicio al Palo de José".


"Veo aquí su nombre firmado en este libro (el Libro de Mormón) (le hablaban a Oliverio Cowdery), como uno de sus testigos especiales. ¿Creé usted en este libro?" 

Es verdad que la contestación empezó: "No, señor," pero siguió para decir: "Mi nombre está firmado en este libro, y lo que dije en aquel entonces es la verdad. Yo, sí_, ví esto, y yo sé que lo vi. Creencia y fe no tienen nada que ver con ello, ya que un conocimiento perfecto ha desplazado a la creencia y fe que antes tenía en la obra, al saber que la obra es verdadera."

Ya comprenderán por qué los acusadores hubieran deseado no haber suscitado ese punto.

Oliverio Cowdery pidió permiso para ser admitido de nuevo en la Iglesia en el año 1848, no como sumo sacerdote, no como apóstol en el sacerdocio mayor de Melquisedec-, sino como diácono en el sacerdocio de Aarón. Fue bautizado de nuevo en la Iglesia, y muchas miles de personas escucharon su testimonio sin par.

Aún cuando estuvo fuera de la Iglesia, y todavía algo enemistado con el profeta José Smith por haberle excomulgado y públicamente humillado ante sus amigos y el mundo, Oliverio Cowdery nunca negó su testimonio.

Algún tiempo después de su excomunión, estaba en una sala de justicia actuando como abogado. En un esfuerzo para desacreditar a Cowdery y ganar su caso, el abogado de la otra parte, en forma despectiva, acusó a Oliverio Cowdery de falta de credibilidad porque él creía en ángeles y visitas angelicales igual que José Smith, el de la famosa "Biblia de oro." La acusación fue debidamente anotada en el acta de ese caso particular que estaba en proceso de juzgarse, y, como respuesta, Oliverio Cowdery se paró, pidió que su testimonio a su vez se anotara, y formó parte del registro del caso. Tengo las notas tomadas por uno que estaba en esa sala de justicia que no era miembro de la Iglesia.

Aquel individuo dijo que cualquiera que hubiera oido a Oliverio Cowdery hacer aquella bellísima declaración en esa ocasión y visto la verdad destacándose y brillando en sus ojos, no podría menos que pensar que era una persona digna de confianza. La gente estaba hondamente impresionada. Se le llegó a estimar mucho a Oliverio Cowdery. En parte, ésta fue su respuesta a la acusación y el testimonio escrito en el registro oficial:
"Con el beneplácito de la corte y los estimados señores del jurado: Mi colega de la contraparte me ha acusado de participar de las ideas de José Smith y la "Biblia de oro. Se me ha echado encima la responsabilidad, y no puedo menos que responder.

Ante Dios y los hombres no osaría negar lo que he dicho — lo que contiene mi testimonio, tal como está escrito y publicado en la primera página del Libro de Mormón. Con la indulgencia de su Señoría y los caballeros del jurado, esto lo digo:
Vi el ángel y oí la voz del cielo. ¿Como puedo negarlo? Aconteció durante el día cuando brillaba el sol en el firmamento, no de noche mientras dormía. El glorioso mensajero de lo alto, vestido de una túnica blanca, parado en el aire con una gloria sin comparación con ninguna cosa jamás vista en este mundo, ni el sol se le podía comparar, nos dijo que si negáramos aquel testimonio  no habría perdón ni en esta vida ni en el mundo venidero. ¿Como puedo negarlo? No me atrevo, ni lo haré nunca jamás." (Por Jack West)
Muy cierto, Oliverio Cowdery jamás negó su testimonio. En verdad, cuando estaba en su lecho de muerte, pidió que se acercaran todos los que mas quería, y con su último aliento, testifico de la veracidad del Libro de Mormón y que las planchas de oro existían en la realidad.

Fuente:
www.bibliotecasud.blogspot.com

19 diciembre 2008

La tierra de Nahom


La siguiente información, es un aporte de José Luis Díaz, quien ha creado un grupo en facebook bajo el título "Estudios científicos del Libro de Mormón". Nos adherimos a su invitación de unirse, cementar y hacer aportes positivos a esta investigación que consideramos una excelente iniciativa.




Una de la críticas comunes al Libro de Mormón, siempre ha sido que el hecho de que José Smith haya escrito acerca de "la tierra de Nahom " la cual no se conocía en esos años.

Gracias a los avances en la arqueología, esta tierra ha sido encontrada, descubriéndose que en el lugar se haya un enorme cementerio, lo que concuerda perfectamente con la muerte de Ismael (el padre de la esposas de los hijos de Lehi) que fue enterrado en una tierra llamada "Nahom". 
"Y aconteció que murió Ismael y fue enterrado en el lugar llamado Nahom.
Y sucedió que las hijas de Ismael se lamentaron sobremanera a causa de la muerte de su padre..." (1 Nefi 16: 34 - 35)
En los últimos años, los arqueólogos han descubierto estos altares de piedra, que tienen inscripciones con el nombre de Nahom y la fecha correspondiente al sexto o el séptimo siglo a.C., coincidente con los días de Lehi.

Cabe destacar además, que este lugar ya tenía el nombre de Nahom, al encontrarlo Lehi y su familia; no así muchos otros lugares a los que ellos dieron nombre al descubrirlos. 

15 diciembre 2008

El testimonio de David Whitmer.

Una de las evidencias claras de que el Libro de Mormón es verdadero, es la existencia de los testigos presenciales. Tres de ellos, que vieron al ángel quién les mostró las planchas y los otros ocho que además las tocaron y palparon con sus manos.

Por: Jack H West.




Como sabemos, algunos de estos testigos se apartaron de la Iglesia; incluso algunos de ellos fueron excomulgados, y en este punto es importante destacar que José Smith no dudó en excomulgarles, debido a que la situación lo requería correctamente.  

¿Por qué estos hermanos nunca negaron su testimonio, aún encontrándose fuera de la Iglesia? Aún sintiéndose ofendidos con el Profeta tal vez, nunca lo hicieron, es más, siempre defendieron con ímpetu la verdad acerca del Libro de Mormón. ¿Será acaso que pesaron sobre ellos las palabras del ángel que decían que si negaban lo vivido y sentido durante esa tarde, no tendrían perdón ni en esta vida ni en la venidera?

Es el caso de David Witmer, el único de los testigos excomulgado que jamás volvió a la Iglesia, pero que sin embargo, fue capaz de entregar este poderoso testimonio que quedó registrado en los periódicos de la época, el "London Times" y el "New York Times".  

He aquí su historia...

"David era un hijo rico de una familia acomodada de campesinos en la zona donde vivía José Smith. De acuerdo con su testimonio, nació en el mismo año que José Smith, en el año de 1805.

Testifico que era amigo muy íntimo de Oliverio Cowdery. Cuando Oliverio decidió ir a Pensilvania de la parte oeste del Estado de Nueva York para conocer al Profeta y ver si podría saber, mediante una visita personal, si era una persona honesta o no, David le pidió a Oliverio le escribiera una carta diciéndole su opinión del Profeta.
"Es verdad que recibí la carta de Oliverio Cowdery," declaro David, "y no solo me dijo que él creía que el Profeta era un profeta verdadero, sino que también me pidió que me apurara en ir donde él yo también, porque estaba muy deseoso de que yo le conociera."
David Whitmer era muy bien educado. Su visita al Profeta José constituyo la segunda vez que un joven bien educado, en cuanto a enseñanza formal, había hablado con el joven campesino que ni había llegado al octavo grado. En muy poco tiempo, David también llego a convencerse tanto de que José decía la verdad, que estaba dispuesto a dejar todos los asuntos que llevaba entre manos, para seguir a este Profeta de Dios de nuestros días. Vivió para ver el día en que sus familiares llegaron a ser miembros muy activos de la iglesia.

Al seguir su historia desde el principio, como se ve dellatada en la lamina de la pagina 7, conoció por primera vez al Profeta José Smith en 1829. Durante nueve años, David fue muy activo en la iglesia.

¿Sobre qué testifico el? "Su testimonio fue casi idéntico al de Oliverio Cowdery, en cuanto al ángel en el bosque; el traer las planchas de oro; su contacto visual con el archivo, mientras se pasaron las páginas delante de sus ojos. Ahora nótese esto: Él, igual que los otros testigos especiales, declaró que no sólo había visto las planchas, sino que también las tocó con sus propias manos.

De modo que no podía haber dudas en cuanto a la existencia física y real en aquel día y época de alrededor de 1830.

¿Qué paso con David Whitmer después de estar activo por unos nueve años? También declaró que más tarde en su vida pareció que el espíritu del mal había entrado en su corazón. Por haber escrito una carta muy insultante en la cual puso su firma como Presidente de la Iglesia y ademas por otras cuatro acusaciones más, que fueron probadas contra este hombre en un juicio de la Iglesia, él, también, fue excomulgado, públicamente humillado y abandonado.

Los asuntos relacionados con dinero son la causa muchas veces de conflictos entre los llamados criminales. En asuntos criminales, se ha sabido que cada crimen se comete por alguna razón, y que algunas de las razones mas potentes son el deseo de poder, de riqueza y de fama. El poder, la riqueza y la fama, son los tres motivos más básicos y potentes para el crimen. Hallamos entre los doce testigos —(los tres testigos especiales, el testigo principal y los otros ocho testigos)— unas condiciones casi ideales para la traición entre sí mismos, si el Libro de Mormón hubiera sido una obra fraudulenta. Si hubiera existido una confabulación entre el Profeta y los testigos, ellos, por necesidad, hubieran tenido que mantenerse como una banda unida.

Un desacuerdo de parte de cualquiera de ellos, hubiera significado la destrucción de todo fraude, si tal hubiera sido. Sin embargo, la acción firme del Profeta José y de la Iglesia cuando estos hombres se desviaron, es una evidencia de que su obra no era fraudulenta. No había nada que temer. Y, sin embargo, los desacuerdos que iban en aumento dieron toda oportunidad de desbaratar la obra, ai hubiera sido falsa. Primeramente, vino la enemistad porque se le quito a Oliverio Cowdery posibles fuentes de poder. Con relación a David Whitmer, ocurrieron cuestiones sobre dinero.

Cuando la Ley de Consagración fue dada, José Smith se dirigió a David Whitmer, uno de los hombres más ricos de la iglesia, y le pidió que fuera uno de los primeros ejemplos en traspasar, con título de pleno derecho y permanente, todas sus propiedades; toda su riqueza, al Obispo de la Iglesia, David lo hizo sin titubear. Eso ocurrió durante los nueve años en que era miembro activo de la iglesia. Cuando fuée excomulgado de la iglesia, no pidió ni recibió de vuelta ni un centavo de esa riqueza.

Con la ocurrencia de circunstancias tan extremas, ciertamente Oliverio o Whitmer hubieran puesto al descubierto el fraude de José Smith, si no hubiera sido un verdadero Profeta de Dios y si el Libro de Mormón no hubiera sido la obra de Dios.

David Whitmer es el único de los tres testigos especiales que murió fuera de la iglesia. Sin embargo, al seguir su vida después de haber dado su testimonio, vemos que ocurren unas cosas muy raras. En el ocaso de su vida, como él mismo lo llama, supo que alguien había dicho que él había negado su testimonio como uno de los tres testigos del Libro de Mormón. Acuérdese que él había firmado aquella declaración que también había firmado Oliverio Cowdery en las primeras páginas del Libro de Mormón, como uno de los testigos especiales.

David se preocupó tanto como resultado de este rumor —basado en el dicho de algunos señores— sobre que él había negado su testimonio, que visitó a diecinueve de los hombres más respetados de la comarca donde él había vivido por más de cuarenta años —jueces, magistrados, presidentes de bancos, dueños de casas editoras y otros—, diecinueve de ellos, sin ser ni uno solo miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos  Días. Les dijo a estos señores:
"¿Estarían ustedes dispuestos a tomar un juramento y testificar delante del mundo que me han conocido desde hace muchos años como íntimo amigo y que mi palabra es como el oro? Y ellos dijeron: "Por cierto que sí, David." Entonces querían saber de qué se trataba. Y el dijo: "No les voy a contestar esa pregunta hasta que me hayan dicho un sí o un no inequívoco. Pues le dijeron que sí, que darían tal testimonio. Entonces se les aclaró lo que David tenía pensado. Dijo: "De una vez por todas, voy a testificar por escrito y publicarlo para que todo el mundo lo sepa, que en mi vida he negado mi testimonio como testigo del Libro de Mormón, y aún más, voy a declarar que siempre he sido fiel a aquel testimonio. Entonces, a renglón seguido, quiero el juramento de ustedes que soy honesto y de buena reputación." Luego dijo: "Creí seguramente que algunos de estos señores faltarían a su palabra cuando les dije eso, pero todos la cumplieron."
Lo que sigue, es la declaración que hizo publicar David Whitmer por primera vez bajo fecha del 25 de marzo de 1881, más de cincuenta años después de haber testificado sobre la veracidad del Libro de Mormón. Apareció por primera vez en el Conservator de Richmond, Condado de Ray, Estado de Misuri. Nótese la delicadeza de David Whitmer al referirse al hombre que le acusó falsamente. En vez de llamarle un mentiroso, se limitó a decir: "Con el fin de que él me comprenda ahora, si es que no me comprendió en aquel entonces, y para que el mundo sepa la verdad."

A todas las naciones, lenguas y pueblos a quienes llegaren estos presentes: Habiendo sido aludido por uno llamado Jacob Murphy de Palo, condado de Caldwell, Misuri, que yo, en conversación con él el verano pasado, negué mi testimonio como uno de los tres testigos del Libro de Mormón. Con el fin de que él me comprenda ahora, si es que no me comprendió en aquel entonces, y para que el mundo sepa la verdad, deseo ahora, en el ocaso de mi vida y en el temor de Dios, de una vez y por todas, hacer esta declaración pública: Jamás en mi vida he negado aquel testimonio ni ninguna de sus partes. Siempre he sido fiel a aquel testimonio. Yo vuelvo a afirmar la verdad de todas mis declaraciones, tal como fueron hechas y publicadas en aquel entonces. No era ninguna con tabulación. En el espíritu de Cristo presento estas declaraciones al mundo, siendo Dios mi juez respecto a la sinceridad de mis intenciones.

Firmado y sellado: David Whitmer

A renglón seguido, viene esta declaración:

Bajo nuestra firma, nosotros, los ciudadanos de Richmond, condado de Ray, Misuri donde David Whitmer, padre, ha vivido desde el año 1838, certificamos que hace mucho que le conocemos íntimamente, y sabemos que es un hombre de una moral intachable y de indudable honradez y veracidad.

en Richmond, Misuri, este día 20 de marzo, D.C. 1881.

Firmado y sellado;

A. W. Doniphan
Jorge W. Dunn (Juez del circuito judicial)
T. J. Woodson (Gerente de la Caja de Ahorros del Condado de Ray) 
J. T. Child (Editor del Conservator)

Y si hubiera tiempo, se podría repasar la lista de los otros quince.

David Whitmer no estaba satisfecho de ver aparecer estas declaraciones nada más en los periódicos de Richmond, Condado de Ray; por lo tanto, hizo mandar una copia certificada al New York Times, y pidió que la publicaran en la parte delantera de su periódico. Así lo hicieron.

Luego mando una copia al gran London Times. Aquel periódico, junto con el New York Times, circulaba en todo el mundo. ¡Y esta declaración y afirmación era noticia de interés!

Muchos capitanes de barco que venían de todas partes del mundo habían entrado en el puerto de Nueva York y testificado que habían estado, en muchos países donde el nombre del gran presidente de los Estados Unidos, Abraán Lincoln, no se había oído jamás; pero nunca habían estado en ningún país donde no se conociera el nombre del profeta José Smith y donde la gente no tenía ninguna opinión ni en pro ni en contra de su obra. Cualquier cosa que tuviera que ver con el Libro de Mormón valía como noticia y, por lo tanto, estos periódicos publicaron este artículo con gusto.

Inmediatamente ante la idea de morir, David pidió que el New York Times publicara otra vez el artículo; esta vez en la primera página y así lo hicieron.Cuando David Whitmer se veía en su lecho de muerte (el único miembro de los tres testigos especiales en morir fuera de la iglesia), todavía se sentía con tanta exigente necesidad de reiterar el testimonio que había dado sobre la publicación del Libro de Mormón y su veracidad, que junto a todos sus seres más queridos y les declaro que no se había unido a ninguna otra iglesia porque no creía que existiera ninguna otra iglesia verdadera sobre la faz de la tierra. Lo más probable en su caso es que se sentía herido en su amor propio. No se encentraba tan amargado hacia el Profeta como lo había estado Oliverio en una época, pero nunca volvió a bautizarse miembro de la iglesia.

Sin embargo, al juntar a sus seres queridos alrededor de su cama, les dijo:
"Nunca he negado mí testimonio; quiero que vosotros me defendáis ya que no estaré yo aquí para hacerlo en persona y decidles, que en mi lecho de muerte, en el temor de Dios, mi Hacedor, os declaré, con mi ultimo suspiro, que no había negado jamás mi testimonio respecto a la salida del Libro de Mormón."

23 noviembre 2008

¿Existía metal antes de la conquista en América?

Este artículo fue tomado y traducido del discurso pronunciado por el élder H. W. Hunter, durante la Conferencia General de la Iglesia que se llevó a cabo en abril de 1970. (Improvement Era, junio de 1970, págs. 100-101.)

Por Rafael Diogo, 
Extracto del libro aún inédito “Testimonios Adicionales de la Veracidad del Libro de Mormón – Insertos en el Propio Libro”.


Durante muchos años, los científicos que se especializan en el área de Mesoamérica afirmaron que la metalurgia era desconocida en esta región hasta después del final de la era clásica, alrededor del año 900 d.C. Por otra parte, el Libro de Mormón indicaba que los nefitas utilizaron el hierro, el cobre, el bronce, el acero, el oro y la plata casi desde principios de su historia (2 Nefi 5:15), y los jareditas utilizaron el oro, la plata y otros metales más de mil años antes. 

Sin embargo, los nuevos datos e interpretaciones apoyan las afirmaciones del Libro de Mormón. La mayoría de los artefactos metálicos de Mesoamérica pertenecen a los siglos previos a la Conquista Española. Aún en esos tiempos, no había una provisión abundante de metales en la región, de modo que es posible que éstos los volviesen a utilizar, o los fundieran y los volvieran a moldear. Claramente, si estos objetos eran de tanto valor, serían en ocasiones muy raras que sus dueños los dejaran en donde los arqueólogos pudieran descubrirlos. Los objetos metálicos que se han llegado a descubrir generalmente son pequeños o fueron colocados a propósito como ofrenda en tumbas y sitios sagrados. El hecho de que ya se hayan encontrado una docena o más, de piezas de metal que datan de antes de 900 años d.C. y se remontan hasta 100 años a.C. nos asegura que este pueblo tenía conocimientos de la metalurgia.

Pero sin duda, estos objetos de metal eran relativamente raros y muy valiosos. Patterson supone que la razón por la que había comparativamente poco metal en los tiempos precolombinos es que era sumamente difícil minar los depósitos con la tecnología tan limitada con que contaban. No obstante, es intrigante el hecho de que no encontremos mayor evidencia de las habilidades metalúrgicas aparte de la pequeña cantidad de piezas que se han encontrado.

Sabemos que los peruanos usaban ciertas técnicas metalúrgicas sencillas poco después del año 2.000 a.C. ya que es ampliamente aceptado que hubo contacto entre Perú y Mesoamérica, sería asombroso que un conocimiento cultural tan valioso como lo es la metalurgia no se hubiera transmitido del primer pueblo al segundo. Tomamos en consideración la posibilidad de que esta técnica haya procedido del otro lado del océano, el que los peruanos hayan tenido este conocimiento nos sugiere firmemente que la teoría arqueológica aceptada a este respecto ha sido errónea, y que de hecho los pueblos mesoamericanos tenían mayor conocimiento de esta tecnología de lo que se ha podido descubrir hasta el momento.

Los estudios que se han verificado con relación a los idiomas apoyan el concepto de que se usaron metales en Mesoamérica a principios de su historia. Durante muchos años los lingüistas han estado comparando los idiomas que aún sobreviven y que están relacionados entre sí, con el fin de reconstruir los proto-idiomas de los que se derivaron. Los profesores Longacre y Millon han reconstruido parte del idioma proto-mixteco que se habló en el estado de Oaxaca, México y áreas circunvecinas.

De acuerdo con sus datos, parece haber existido una palabra alrededor del año 1.000 a.C. que quería decir metal (o cuando menos campana de metal). El estudio que realizó Kaufman de los idiomas Tzeltal-Tzotzil mostró que en la región maya hubo otra palabra para metal que se originó cerca del año 500 d.C; pero también se encuentra la misma raíz en el idioma huasteco, un idioma maya que se piensa se separó del grupo principal alrededor del año 2.000 a.C. Mientras tanto, Campbell y Kaufman, en un estudio importante sobre el idioma proto-mixe-zoqueo, demostraron en forma bastante conclusiva que éste era el idioma principal de la civilización Olmeca.

Este idioma también tenía una palabra para metal, que ellos pensaban que se había originado a más tardar en el año 1.500 a.C. Así que los lingüistas históricos ahora nos demuestran que mucho antes del año 1.000 a.C. parece haberse conocido y probablemente utilizado el metal en las tres familias lingüísticas más importantes de la Mesoamérica más antigua. Podemos confiar en que en el futuro los arqueólogos encontrarán artefactos metálicos, por muy raros que sean, para complementar la escasa información que se tiene en la actualidad.

Entre los metales que el Libro de Mormón menciona se encuentra el ziff. (Véase Mosíah 1 1:8.) Hay varias derivaciones hebreas de este término que son razonables, con el sentido de "brilloso o "laminado". Entre las substancias mesoamericanas conocidas, quizás sea la tumbaga la posibilidad más lógica. Esta aleación de cobre y oro se producía comúnmente en Colombia y Centroamérica pero también se ha encontrado en un sitio maya. Otra posibilidad es la singular aleación de cobre y estaño que descubrieron Rubin de la Borbolla, Caley y Easby en el occidente de México. O quizás el Ziff haya sido el estaño solo. Los científicos metalúrgicos modernos tienden a creer que en la actualidad ya se conocen todas las aleaciones y que no hay nada nuevo, como el ziff, aún sin identificar.

20 noviembre 2008

La cultura de los olivos en el Libro de Mormón, Jacob 5

En Jacob 5 se narra la alegoría del olivo. El profeta Zenos presenta esta parábola como un relato muy exacto. Lo sorprendente es que en la época de José Smith no se sabía mucho sobre el cultivo de los olivos, específicamente en la zona donde vivía José no existía este árbol  lo mas seguro es que el Profeta nunca hubiese visto uno. ¿Podríamos nosotros producir un documento con esta cantidad de información y mas aun que sea exacto a la realidad, sin conocer a su protagonista?


Autor: Álvaro Figueroa


En un simposio realizado en la U. Brigam Young, se menciona que el único error en el relato de Jacob 5, es que si se injerta una rama de olivo silvestre a una cultivada, ésta produciría fruto cultivado, lo que teóricamente no sucede. Sin embargo, Daniel C. Peterzon indica que existen registros de que esto sí podría suceder, pero cuando ocurre no tiene explicación, si no mas bien como decían los griegos, solo es algo que puede hacer Dios.

Esto es lo maravilloso de esta situación, ya que representa claramente la alegoría del cambio del corazón de una persona (silvestre) que acepta los convenios y se une a la casa de Dios (cultivado).

Estos son algunos ejemplos de lo antes mencionado :
El Libro de Mormón pinta un cuadro notablemente preciso de la horticultura del olivo. Hay dos puntos en los cuales la alegoría/parábola se desvía de los principios conocidos del cultivo del olivo; en ambos casos, los personajes de la alegoría atraen la atención del lector a estas desviaciones con algo de asombro. Así, estos 'errores' hacen un papel dramático para demostrar el significado de la alegoría/parábola.

1.- Olivos silvestres vs. olivos cultivados

Hay muchas especies [por lo menos 35-40] de olivos, pero sólo uno, Olea europaea, es cultivado. Olivos cultivados tienen aceitunas más grandes y con un contenido mayor de aceite, habiendo sido engendrados para estas características deseadas. Olivos silvestres a menudo tienen espinas, que los hace menos agradable manipular.

2.-La propagación entre especies silvestres y cultivados de olivos

Olea europaea L. es infértil con algunos especies de olivos silvestres.


3.- La propagación de olivos silvestres

La aceituna es la semilla del olivo. Uno puede plantar la semilla, pero esto tiene una desventaja: las semillas se producen sexualmente (por la unión de materia genética macho y hembra). Así, es posible que no tengan todas las características deseadas de una planta madre específico, ya que uno no puede controlar siempre cuál otro árbol fertiliza a cada semilla.

4.-Todo olivo silvestre se propaga sólo por semillas.

Así, hasta los árboles con características deseadas tenderán a producir descendientes que "revierten" a silvestres, ya que sus genes se mezclan y se combinan por la propagación por semillas.

6.- El cultivo de olivos nuevos

Afortunadamente para los cultivadores de olivos, los olivos cultivados (i.e., domésticos) se pueden propagar asexualmente [i.e. sin la propagación sexual, o la mezcla de materia genética — algo como una bacteria que se divide en dos, haciendo una copia perfecta de sí misma), y esto también es más rápido que el cultivo de semillas.

Esta propagación asexual implica que un olivo emite ramas o raíces, que pueden ser cortadas y simplemente "plantadas" en la tierra, donde crecerán como árboles genéticamente idénticas — un clon, en términos genéticos, una copia exacta de la planta madre (con todas sus características buenas).

Esto puede sugerir qué puede hacer el evangelio del lector — un clon de Cristo, digamos, en su comportamiento y carácter.

7.- El uso de olivos silvestres como "rizoma"

El pariente silvestre del olivo cultivado, Olea Oleaster puede ser usado como parte de la propagación por "raíces" anteriormente descritas. Una raíz puede ser injertada en un olivo no doméstico ("silvestre") para la nutrición, pero continuará produciendo aceitunas según so propia genética. (Este es el modelo del cual se desvía cuando el olivo silvestre comienza a producir fruto cultivado)

Esto se hace a menudo para obtener los beneficios de cierto rizoma (resistencia a la enfermedad, habilidad de perseverar con menos agua, etc.) con cierta categoría deseada del fruto de la rama doméstica.

8.- Los olivos son valiosos

Viven por siglos. El comenzar un nuevo campo de olivos en la antigüedad implicaba una inversión significativa, ya que no se podía esperar ninguna producción en menos de 40 años. No sorprende que los olivos eran características comunes de la civilización: se necesitaba una sociedad estable y asentado para poder contemplar su cultivo. [De hecho, los olivos los griegos consideraban los olivos un regalo de la diosa Atenas. Esto era una creencia común del mundo antiguo — el aceite de olivo servía para dar luz, para fines medicinales, para limpiar o adornar el cuerpo, y para la comida. Las aceitunas eran la fuente clave de lípidos (ácidos grasos) en la agricultura antigua de Europa-Asia, y una fuerza impulsora económica importante para los griegos y el imperio romano (entre otros).]

9.- El podar es importante

El tamaño del fruto varía con las condiciones ambientales; a veces el fruto exceso debe ser podado para que el restante crezca más grande, aumentando el rendimiento de aceite.

El fruto sólo crece en ramas que tienen dos años de edad, así que las ramas más viejas deben ser podadas como se precisa para concentrar los "esfuerzos" del árbol en las ramas productivas. [Uno no puede podar demasiadas ramas a la vez, como dice la alegoría, o no habrá hojas suficientes para la fotosíntesis, etc.]

10.- ¿Por qué amenaza el Señor frecuentemente que va a quemar la viña?

Los olivos usualmente vuelven a crecer después de ser quemados, produciendo ramitas de las raíces viejas. Esto a menudo es más eficiente en cuanto a tiempo que tratar de comenzar un nuevo grupo de árboles partiendo de cero.

11.- ¿Por qué se cortan y se queman ramas?

Esto destruye cualquier enfermedad o parásito que pueda haber causado el fruto malo, y previene que infecte el resto de la viña. También la madera del olivo en la tierra impediría el abonar, arar, etc. que son necesarios para cuidar los árboles valiosos.
La madera vieja también tiene nudos y está torcida y quebradiza: "para nada sirve", se podría decir, excepto para quemar.

12.- El estiércol es un fertilizante importante

5-10 toneladas por hectárea cada 1-2 años se necesitan en los climas secos; y cada 3-4 años en áreas húmedas.

13.- ¿Por qué se cava alrededor de los árboles?

Esto ventila la tierra, y permite que minerales como potasio y fosfatos llegan a las raíces alimenticias (ya que a menudo los niveles superiores de tierra absorben estas materias nutritivas). El cavar profundamente generalmente se requiere, y se debe hacer dos veces por año.

14.- Los olivos no necesitan cuidado constante

Estos árboles has sido llamados la "Cenicienta" de la agricultura, ya que uno puede dejarlos por un rato y luego volver "fuera de temporada" cuando no hay otro trabajo de cultivo que hacer. Esto cuadra con la alegoría, cuando el Señor y el siervo se van por un rato, y luego vuelven y ven cómo van las cosas.

15.- ¿Es mala la "altura"?

Sí. Los olivos fácilmente pueden alcanzar 15-20 metros de altura. Esto:
  • dificulta la cosecha del fruto y,
  • malgasta la energía del árbol por sostener madera que no produce fruto.
Probablemente es por eso que el Señor de la viña "arranca" [en vez de "podar"] los árboles — cada dos o tres años hay que quitar todo el crecimiento no deseado, para mantener los árboles más pequeños y productivos/manejables.

16.- ¿Cómo se paga típicamente a los trabajadores?

Era típico pagar a los empleados con dinero. La oferta de compartir la cosecha y sus ganancias "probablemente se debe considerar muy generosa"

17.- ¿Por qué siempre "baja" el Señor a la viña?

Existen unos manuales romanos sobre el cultivo del olivo (preparados para ciudadanos romanos nuevamente hechos "cultivadores" en terrenos que habían sido confiscados por el imperio — un tipo de latín Cultivo de olivos para tontos).
Estos manuales siempre recomiendan que la villa (casa) se ubique cuesta arriba de las áreas cultivadas y los animales: y, sin sorpresa, ¡corriente arriba del montón de estiércol!

Información no común del cultivo de olivos

A.- Ramas injertadas no "toman" las características genéticas y productivas de fruto del tronco al cual han sido injertado, a pesar de lo que dice el capítulo 5 de Jacob 5.

Esto no sucede con olivos "verdaderos", pero Cristo y su evangelio pueden transformar la misma naturaleza de uno cuando un creyente es "injertado." El autor de la parábola sabe que exagera la verdad — el siervo (que sabe algo del cultivo del olivo) se asombra, y llama al Señor: "He aquí, mira; contempla el árbol." (versículo 16). Esto es asombroso, e intencionalmente — es un milagro, tal como cada transformación de pecador a santo es un milagro que no se puede explicar, pero que no se puede negar cuando uno "prueba el fruto."

Asimismo, el fruto cultivado no "se vuelve silvestre" en un sentido genético, aunque puede tomar los aspectos del fruto "silvestre" de ser más pequeño, más amargo, y tener menor contenido de aceite por causa de cultivo pobre, enfermedad, problemas nutritivos o ambientales, etc.

B.- Los árboles cultivados en terreno estéril no crecerán tan bien, como dice, como árboles cultivados en terrenos buenos si se les da el mismo cuidado y atención.

Otra vez el siervo claramente conoce el cultivo del olivo. Pregunta al Señor qué está pensando: "¿Cómo fue que viniste aquí a plantar este árbol, o esta rama del árbol? Porque he aquí, era el sitio más estéril de todo el terreno de tu viña." (vers. 21) El Señor responde "No me aconsejes" — Sé lo que hago. Él es el Señor de la viña, y el producir fruto (almas santificados) es su oficio. Las pruebas, los sufrimientos, las desventajas y las tribulaciones del hombre son claves en ese proceso — véanse Éter 12, 2 Corintios 12. El creyente no debe "aconsejar" al Señor en estos temas: Él ya los conoce. Al contrario, el creyente debe confiar en la habilidad del Señor el la viña de almas.

El capítulo 5 de Jacob es un rendimiento virtuoso por José Smith como traductor. Él presenta un relato intrincado y preciso del cultivo del olivo, y utiliza variaciones de la técnica "correcta" como herramienta de enseñanza. Se debe notar que no había (y no hay) ningún cultivo de olivos en Nueva Inglaterra. Además, el manuscrito original todavía existe para esta parte del capítulo — Jacob 5:46-48, 57-61, 69-70, y 77. Sólo una palabra fue alterada después de haberse dictado: "cavado" se cambió a "cavado alrededor" del versículo 47. Así que José produjo esta materia por dictado, sin ninguna modificación.

Fuente:

19 noviembre 2008

Transcripción de Anthon tercera parte de 3


En febrero de 1947 en el Improvement Era, fue publicado un completo estudio efectuado a la transcripción del Libro de Mormón que fue presentado a Anthon. Se comparó signo por signo la similitud que mostraba con caracteres egipcios, demostrando una increíble cercanía. Es importante mencionar que en la época de José Smith no existía ningún trabajo de investigación profundo sobre el idioma Egipcio, el primero de ellos fue publicado en ingles solo en 1927.

A continuación,  imágenes de estas comparaciones:








La información completa para su propia investigación, se encuentra en:

http://www.shields-research.org/Scriptures/BoM/Anthon_Transcript-Crowley/Anthon_Transcript-Crowley.htm

15 noviembre 2008

¿Se necesita otra Biblia.? (El Libro de Mormón)

¿Por qué es necesario un registro adicional a la Biblia, en este caso el Libro de Mormón?, ¿por qué 2 libros?, ¿qué significa esto y qué importancia tiene?, ¿La Biblia enseña sobre el Libro de Mormón?, Cada una de estas preguntas son contestadas en este artículo.

Autor: Jack H. West.


Al presentar esta tesis, los acusadores dijeron: "Usted tiene que admitir que aunque la Biblia no parece contener la total palabra de Dios, y que no están cerrados los cielos tampoco, aún tendrá que admitir que no se necesita otra Biblia."

Se respondió a aquella afirmación así: "Cuantos más testigos, mejor." ¿No se robusteció nuestro caso por el hecho de tener doce hombres parados aquí delante de ustedes como testigos a favor de los doce testigos presenciales, que si hubiera habido solo uno? Abrase la Biblia misma a 2 Corintios 13:1. Allí nos cuenta que, "... En la boca de dos o de tres testigos consistirá todo negocio."

¡Dos o más testigos siempre! Vaya usted delante del juez de su parte con solo un testigo y que de la otra parte vayan dos. Es excelente la posibilidad de que el juez falle a favor de la otra parte, a menos que se pueda comprobar que los dos testigos no son competentes, honestos, etc.

En la boca de dos o más testigos; dos o más individuos; dos o más anales; dos o más naciones; sí le plazca, dos o más de las tribus de Israel. Pues yo no sé de qué forma mejor se podría responder a esta afirmación que ir a las palabras de Jesucristo otra vez. Se ve que el respondió a tal afirmación aun antes de hacerse. Pues él le mostraba a uno de sus profetas sobre este continente,en tiempos antiguos, que iban a pasar ciertas cosas.
Y porque mis palabras resonarán,—muchos de los gentiles dirán: ¡Una Biblia!
¡Una Biblia! ¡Tenemos una Biblia, y no puede haber más Biblia!
(2 Nefi 29:3.)
Los misioneros mormones oyen esta afirmación repetidas veces en el mundo. Por donde quiera que van, la escuchan. Ahora pasemos al sexto versículo.
¡Oh necios, vosotros que decís; Una Biblia; tenemos una Biblia y no necesitamos más Biblia! ¿Tendríais una Biblia, de no haber sido por los judíos?
¿No sabéis que hay más de una nación? ¿No sabéis que yo, el Señor vuestro Dios, hé croado a todos los hombres y me acuerdo de los que viven en las islas del mar; que gobierno arriba en los cielos y abajo en la tierra, y llevo mi palabra a los hijos de los hombrea, sí, a todas las naciones de la tierra? . .
¿Por qué murmuráis por tener que recibir más de mis palabras? ¿Acaso no sabéis que el testimonio de dos naciones os es un testigo de que yo soy Dios y que me acuerdo tanto de una nación como de otra? Por tanto, hablo las mismas palabras, así a una como a otra nación. Y cuando las dos naciones se junten, su testimonio se juntara también. (¿Así ha pasado? cierto que sí. Los testimonios de las dos naciones ciertamente obran juntos como uno.) Así que no por tener una Biblia, debéis suponer que contiene todas mis palabras; ni tampoco suponer que no hé hecho escribir otras mas.
Porque mando a todos los hombres. . . que escriban lo que yo les hable; porque de los libros que se han escrito juzgaré al mundo, cada cual según sus obras, conforme a lo que se haya escrito. (Ahora, escuchen su lógica. Acuérdense que habla Jesucristo.)
Porque hé aquí. Hablaré a los judíos y lo escribirán (la Biblia); y hablaré también a los nefitas, y éstos lo escribirán (¿De qué tribu son los nefitas? La tribu de José de Israel. ¿Escribieron? Sí, escribieron el Libro de Mormón, o el Palo de José, como lo llama la Biblia); y también hablaré a las otras tribus de la casa de Israel que hé conducido lejos, y lo escribirán; y también hablaré a todas las naciones de la tierra, y ellas lo escribirán. (2 Nefi 29:6-8, 10-12.)
¿Cuántas otras tribus hay? Diez. ¿Cuántas biblias más que esperar? Hay los que dicen que podría ser una cosa combinada, pero al leer el texto entero, me parece que se podrían esperar diez anales más; uno de cada tribu de las diez restantes. ¿Cuántas Biblias se necesitan antes de tener la absoluta certeza de que Jesús es el Cristo, el Salvador del mundo, antes de tener la absoluta seguridad de habernos dado un plano para vivir que, si lo incorporamos en nuestra vida, nos traerá paz, gozo y armonía? ¿Cuántas necesitan ustedes? ¿Basta con una? ¿Los ayuda dos? ¿O van a ser ustedes de los tercos y esperar a que haya media docena antes de creer de veras estas cosas? ¿O van a ser de los verdaderos testarudos y cabezas duras y esperar hasta tener una docena o más de ellas? 

Acuérdense de que Cristo dijo que hablaría a todos los hombres — toda nación— y que ellas escribirían, y que cuando las naciones se juntaran, su testimonio se juntaría y crecería hasta formar una defensa inquebrantable. (Véase 2 Nefi 29:8.)

A veces me pongo un poco alarmado. Cuando llego a saber, por ejemplo, que el consejo de aquellos que prepararon la versión de normas enmendadas de la Biblia — plenamente aceptada por muchas de las iglesias cristianas—se compuso de muchos hombres que no eran ni cristianos, que querían que toda referencia a Jesucristo, como el Hijo de Dios, se quitara de la Biblia, pues entonces me pongo nervioso. ¿Hasta qué punto podemos descarrilarnos de la verdad? Ellos, sí,tuvieron éxito en quitar toda referencia a María como la virgen madre del Hijo de Dios. Llegaron hasta allí con su perfidia. ¿Hasta dónde se pueden desviar de estas cosas?.

Pues la Biblia nos ha dicho que iba a haber dos grandes libros, uno escrito para Judá y otro escrito para José. Al indagar en el Libro de Mormón desde 1 Nefi 5:14 hasta cerca del fin del libro, 3 Nefí 10-17, se halla la constante repetición de que aquel pueblo es de la tribu de José — cuyos profetas están escribiendo el registro religioso de este continente.

Entonces, ¿tenemos nosotros otra Biblia? A mí no me importa si la gente quiere llamar al Libro de Mormón la Biblia Mormona sí, al llamarlo así, no haya la implicación de que por el hecho de tener una Biblia Mormona, no aceptamos ni utilizamos la otra Biblia. Claro que no puede haber nada mas lejos de la verdad. Ningún pueblo sobre la faz de la tierra, creo yo, entiende y aprecia la Santa Biblia como los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días. La comprendemos mejor porque tenemos el segundo registro. ¿Cuáles eran las palabras de Mormón?:
... con el fin de que créais en aquellos (la Biblia); y si creéis en aquellos, 
creeréis también en éstos (el Libro de Mormón);...

(Mormón 7:9.)
Entonces había de haber dos grandes anales obrando como uno.

Me gustaría ilustrar este punto. Vamos a imaginar que se enciende primero un grupo de luces eléctricas y después otro gupo de luces. Vanos a suponer que los dos grupos de luces son iguales en brillo. Piensen en la iluminación total cuando los dos juegos de luces están encendidas. De repente, se apaga uno de los juegos de luces. ¿Es menos brillante el primer juego que antes  por sí solo? Pues, no. Sigue brillando con la misma fuerza de antes, pero por haber perdido el apoyo del segundo juego de luces, su compañero.- la iluminación total ha sido reducida mucho ¿verdad? Pues, es lo mismo con la "luz de la Santa Biblia" y la "luz del Libro de Mormón." Si se apaga la "luz del Libro de Mormón" y sólo se enciende la "luz de la Santa Biblia," o como quiera que se haga, hay más brillo en total cuando las dos grandes luces obran juntas que cuando cualquiera de las dos esté obrando sola.

Piensen en dos brillantes juegos de luces obrando juntos —sesenta y seis (el primer juego) en la "biblioteca de libros" de la Santa Biblia, y los quince libros (el segundo juego) en la "biblioteca de libros" del Libro de Mormón. Cuanta más iluminación haya sobre cualquier problema de hoy, mejor. Hay los que dicen, "no necesitamos más Biblia." Escojan cualquier principio del evangelio que quieran: no importaría el que fuere — el amor, por ejemplo. Es una gran ley. Escojan el principio de fe o del ayuno, o de la imposición de manos para recibir el don del Espíritu Santo, o de los Diez Mandamientos. No importa el principio que estudien. Al dilucidar todo lo que se pueda de uno de los dos grandes anales y luego sacar todo lo posible del otro, la total iluminación es mucho mayor cuando los dos grandes anales obran juntos — como uno en las manos del pueblo y como uno en las manos de Dios, de acuerdo con lo que El tenía pensado. (Véase Eze. 37:16-20; 2 Nefi 29:3-12.)

No sé qué mejor ejemplo se pudiera escoger que el bautismo, la primera ordenanza exterior del evangelio, uno de los cuatro principios fundamentales del evangelio de Jesucristo. ¿Hasta qué punto se podrá variar de un principio hermoso y aun sencillo? ¿Hasta donde? Vamos a recapitular un poco:

En las iglesias cristianas del mundo existe el bautismo por inmersión; bautismo por rocío; bautismo al mojar; bautismo mediante el uso de otros líquidos diferentes al agua; bautismo sin usar ningún líquido. Hay bautismo por los que afirman tener autoridad; por los que afirman no tener ninguna autoridad; por los que afirman que la autoridad no es necesaria. Hay bautismo donde se dicen ciertas palabras; donde se dicen otras; donde no se pronuncia ninguna. Hay un bautismo donde todo lo necesario es sentarse a meditarlo y ¡hé allí, se está bautizando de muchas formas! Pues, ¿hasta dónde se puede desviar  un principio tan sencillo, pero tan poderoso?

Tomemos los dos grandes anales y dejemos que obren juntos en las manos del pueblo.

Pasemos, por ejemplo, a las palabras directas de Jesucristo, como aparecen anotadas en el Libro de Mormón, cuando El estuvo en este continente con este pueblo. Esta escritura ayuda a aclarar el principio del bautismo, sobre el cual parece haber tanta confusión en el mundo.
De cierto os digo que de este modo bautizaréis a quien se arrepintiere de sus pecados a causa de vuestras palabras, y deseare ser bauti-zado en mi nombre: He aquí, iréis y entraréis en el agua. (Nótese eso "entraréis en el agua," ¿verdad que va a ser buena maniobra si todo lo que se tiene es una taza de agua?) y en mi nombre Y he aquí las palabras que pronunciareis, llamando a cada uno por nombre:

Habiéndoseme dado autoridad de Jesucristo, yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. (Aparentemente la autoridad era necesaria para que ciertas palabras se dijeran y se hicieran en su nombre.)

Y entonces lo sumergiréis en el agua, y volveréis a salir del agua.

(3 Nefi 11:23-26.)
¡Con qué ganas nos dificultamos la vida!, torciendo la sencillez de palabras tan bellas. Se acordarán que la Biblia nos cuenta que mucha gente iba al Río Jordán para ser bautizada "porque había allí muchas aguas," (Véase Juan 3:23.) Si lo único necesario era una taza de agua, ¿por qué ir al Río Jordán? También se iban allí porque había alguien con la autoridad para bautizar. En este caso, se está hablando de Juan el Bautista.

Estuve en los altos valles de los Andes en un viaje reciente. Zigzagueamos 38,500 millas, equivalente a vuelta y media alrededor del mundo, para sacar más diapositivas a colores y visitamos todas las ruinas principales incaicas y pre-íncaicas del pueblo de este continente que habían sido excavadas en detalle, y luego seguimos nuestro viaje por Centro América y América del Norte. Allá lejos, en la cumbre de los Andes, en la antigua capital incaica, Cuzco, alguien había construido un hotel moderno para turistas, como yo, que van allí y quieren acomodarse entre sus viajes de exploración a las afueras. Sobre la pared de uno de los cuartos del hotel hay un mural hermoso. Se ve a Juan el Bautista y a Jesucristo parados en las aguas del Río Jordán hasta los tobillos, mientras Juan derrama el contenido de una taza de agua sobre la cabeza de Jesucristo. Al mirar el mural pensé otra vez en las dificultades en que nos metemos torciendo palabras e ideas sencillas. 

Pero, escuchen ahora las palabras de Jesucristo otra vez al pueblo de este continente, como aparece en el Libro de Mormón. Aparentemente, habían habido ciertas disputas en este continente, en cuanto al método del bautismo.
Y de acuerdo con lo que os he mandado, así bautizaréis; y no habrá disputas entre vosotros, como hasta ahora há habido; no habrá controversias entre vosotros sobre los puntos de mi doctrina, como hasta aquí las há habido.
(3 Nefi 11;28.)
Ojalá que existiera una declaración tan clara como esa en la Biblia. Estoy seguro que había una hace mucho; pero no se olviden, muchas de las cosas más claras y preciosas se han quitado de la Biblia (Véase 1 Nefi 13: 26, 29).

¿Se necesita otra Biblia? ¡Pues, seguro que sí, necesitamos otra Biblia! Cuantos más testigos, mejor. Los mismos mandamientos que Ezequiel recibió de Dios nos dijeron que necesitábamos otro gran registro —un palo para Judá; uno para José. Aquí está la única respuesta sobre este punto que se ha dado jamás sobre la tierra. Que yo sepa, ningún otro pueblo ha afirmado tener el Palo de José, con excepción de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Sabemos, que es el Palo de José, porque versa sobre la Tribu de José. Sabemos que es el registro de que se ha hablado que se juntaría "como uno" con el otro registro, porque si lo leemos, vemos que sí corrobora, comprueba y verifica a la Biblia, así que hoy, en el Libro de Mormón, tenemos más que verificación. 

Me gusta expresarlo así — corroboración de la Biblia y más. Muchas cosas se ven con mayor claridad. 

A la luz de lo que hemos aprendido del bautismo del Libro de Mormón, volvamos a la Biblia. Se nota que en realidad verifica lo que ha dicho el Libro de Mormón. Véase Mateo 3:16; Juan 3:23; Hechos 8:38; Efesios 4:5.* Léanlas otra vez, teniendo en cuenta lo que acabamos de leer en el segundo gran registro de este mundo. Verán que sí verifica que la gente iba grandes distancias porque había allí muchas aguas; que había gente con la autoridad de bautizar, que aún Jesucristo, por puro que fuera, sabía que era necesario bautizarse para cumplir toda justicia. Se acordarán que Juan el Bautista se resistía mucho porque no se sentía digno de bautizar al Hijo de Dios, pero Jesús insistió. Y ¿cómo fue bautizado Jesús? Por inmersión en agua, por uno que tenía la autoridad. (*) Estas y otras escrituras han quedado registradas en la lámina de notas relacionadas con el acto segundo, en la página 33 así como la número 34. Dejamos, con este pensamiento, la segunda acusación de que no se necesitaba mas Biblia.

Acuérdense de una de las cosas que Jesucristo les dijo a sus discípulos sobre el antiguo continente: "Tengo otras ovejas que no son . de este redil. . ." (Juan 10:16.) Y les dijo que iba a visitar al otro pueblo y que habría "un rebaño y un pastor." (Juan 10:16.) Y cuando Cristo vino a este continente y apareció a este pueblo en persona, declaró: 
Y de cierto os digo que vosotros sois aquellos de quienes dije: Tengo otras ovejas que no son de este redil; a éstas también debo yo traer y oirán mi voz, y habrá un redil y un pastor.(3 Nefi 15:21.)
Esto dice, pues, que el antiguo pueblo sobre este continente que ahora, llamamos América eran las "otras ovejas", a quienes se refería Jesucristo cuando desempeñaba su ministerio en tierras de la Biblia. 

Claro que no le entendieron, pero cuando se juntan los dos libros, solo entonces —y no antes— se comprende lo que quería decir cuando dijo en el antiguo continente que tenía otras ovejas, y luego en este continente, ". . .vosotros sois aquellos de quienes dije: Tengo otras ovejas. . ."

Fuente:
www.bibliotecasud.blogspot.com

13 noviembre 2008

¿La Biblia es toda la palabra de Dios y por tanto los cielos están cerrados?

Una gran explicación de por que no solo la Biblia es la Palabra de Dios, nos entrega Jack H. West en su escrito "El Juicio del Palo de Efraín".

Autor: Jack West.


¿La Biblia es toda la palabra de Dios y por tanto los cielos están cerrados?

¿De donde habrán sacado esa idea? -  les pregunté.

Pues,- dijeron - busque usted en el último capítulo de la Biblia, Apocalipsis 22:18-19 — el último libro y casi el último versículo.
"Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro.
Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida ...." (Apocalipsis 22:18-19)
Así que me dijeron: Ahí esta. No se puede añadir ni quitar nada del libro de la palabra de Dios.

¡La Biblia, pues, contiene toda la palabra de Dios!

Suena lógico, ¿verdad? pero cuando miramos las pruebas con detalle, percibimos que hay varias discrepancias.

Primero, cuando Juan escribió aquellas palabras, ¿escribía en la Biblia? No.

La Biblia, como la conocemos hoy día, ni estaba en existencia.

¿Qué quiere decir Biblia? Viene de la palabra "biblio" que quiere decir, literalmente, "una biblioteca de libros pequeños." ¿Cuántos libros hay en la versión King James? Sesenta y seis libros — treinta y nueve en el Antiguo Testamento y veintisiete en el Nuevo Testamento.

Ahora bien, Juan escribía en solo uno de este conjunto de sesenta y seis libros, el libro de Apocalipsis, no en el "libro de la Biblia."

Entonces, ¿Qué habrá querido decir con aquellas palabras? ¿que estaba sellado y cerrado un registro que llegaría a ser un conjunto de varios libros pequeños muchos años después?

Muchos de los grandes estudiantes de la Biblia nos cuentan que Apocalipsis nunca debe haber sido último en la cronología del Nuevo Testamento, sino que otras escrituras, incluso las de Juan mismo, por ejemplo, vinieron más tarde que Apocalipsis.

Luego les dije: - Si ustedes se empeñan en esa interpretación dogmática de esos dos versículos, vamos a regresar al Antiguo Testamento, Deuteronoronomio 4:2. Pues aquí estamos casi al principio del Antiguo Testamento, ni cerca del principio del Nuevo Testamento, analicemos un pensamiento casi idéntico al de Apocalipsis:
"No añadiréis a la palabra que yo os mande, ni disminuirés de ella, para que
guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno."(Deuteronomio 4:2)
- ¿Verdad que son casi las mismas palabras? les dije. Se quedaron asombrados. Son casi las mismas palabras. No se puede añadir ni quitar, según esto, seguí. - Pues ya que es verdad, vamos a arrancar y tirar el resto de la Biblia. Por poco se desmayan los acusadores y el juez.

¿Y sí no tuviéramos el resto del Antiguo Testamento después de Deuteronomio? ¿Y qué si no tuviéramos el Nuevo Testamento y su bello testimonio del ministerio personal de Cristo? ¡Cuánto menos sabríamos de la palabra de Dios!

Se sabe, pues, que las palabras de Juan no podrían interpretarse como quisieron los acusadores. Entonces, ¿cómo deben de interpretarse?

Del mismo modo que se nos pide interpretar en el día de hoy la revelación moderna; por que el mandamiento está con nosotros aún en la actualidad. Cuando Dios se ha comunicado con sus profetas y a causado que escriban sus palabras, no está en la facultad del hombre añadir ni quitar de aquellas palabras; osea, no  cambien ustedes los mandamientos de Dios ni los adapten a los requerimientos de los hombres.

Si comparáramos con cuidado más de mil copias antiguas del Nuevo Testamento en griego, no encontraríamos ni una sola copia totalmente igual a  otra. En aquel tiempo no existía la imprenta como hoy día, las copias se hacían laboriosamente a mano, y era muy fácil cometer errores, omisiones o adíciones si no se tenía muchísimo cuidado.


Lo que quería decir Juan el Revelador era que cuando copiamos o cuando queremos informar a otros de estas cosas, debemos tratar de ser fieles a las palabras originales y no inyectar nuestras propias ideas.

¿Por qué proceso llegaron a ser estas mil copias del Nuevo Testamento tan diferentes una de la otra? A veces el que copiaba sería igual que usted y yo. Una señora de otra iglesia miró mi Biblia en cierta ocasión y dijo: "Sr. West, eso es un sacrilegio." Es que yo tenía notas al margen; había subrayado en muchas partes; había hecho círculos, es decir, yo había marcado mi Biblia conforme a mis necesidades, de modo que cuando yo abría esa Biblia en cierta pagina, algo me indicaba mis reacciones anteriores. Ustedes hacen lo mismo, supongo — poner su sello personal a los libros que estudian.

Imaginen lo mismo en aquellas copias griegas del Nuevo Testamento. Pero acuérdense que aquellas personas no tenían la hoja impresa como punto de partida; tenían que copiar las escrituras a mano. Se encuentran notas al margen por algunos de los que copiaban. Cuando otra persona copiaba de una copia que había sido copiada de otra copia, no se sabía si una nota al margen era para corregir una omisión o si representaba el pensamiento personal o una idea del traductor o de la persona que copiaba el texto. De modo que a veces se encuentran notas marginales que ya forman parte del texto cuando no deben estar allí y otros pensamientos han sido omitidos, quizás como simples errores de omisión.

En cualquier caso, eso es lo que quería decir Juan. Cuando Dios había dado una profecía a un profeta, el hombre no tenía derecho de añadir o quitar de ella como profecía. El hombre no debe añadir. No dijo que Dios no añadiría ¿verdad? ¿Al libro de qué profecía? De "esta" profecía, no esta profecía de la Biblia en su totalidad, sino a la profecía de Apocalipsis.

Como prueba adicional, la terminología de la Biblia misma nos enseña que tampoco es la Biblia toda la palabra de Dios, ni tampoco están cerrados los cielos. Miremos los anales otra vez.

Se nota que Dios reveló todo desde el principio al fin, profeta tras profeta; a Adán, a Moisés, a Abrahám y a otros. Empezaban a anotar aquellas revelaciones y progresaban hasta cierto punto cuando Dios les paraba y les decía, en efecto. - Basta por ahora. El pueblo tiene que aprender a digerir la leche antes de poder digerir la carne. El resto se le revelará al hombre algún día, pero aun no es el momento. El pueblo tiene que aprender a caminar antes de correr.

Por ejemplo, el Antiguo Testamento nos dice — y debe estar bastante claro a todas las personas:
"¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina?
¿A los quitados de la leche? ¿a los arrancados de los pechos?
Porque mandamiento debe estar tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá." (Isaías 28:9-10)
Mas tarde Isaías cuenta que aún en extraña lengua hablará el Señor a su pueblo.
"Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como de pitón, y tu habla susurrará desde el polvo." (Isaías 29 :4)
 

Pues es claro que Dios no tenía intención de que fueran cerrados los cielos. Nunca han estado cerrados, excepto al grado que el hombre los cierra en su propia alma y dice dentro de sí: "Yo sé que no puedo recibir nada de lo alto." Seguro que aquella persona no puede ser inspirada de lo alto. Aún en la revelación moderna, Jesucristo a dicho claramente que fue prohibido dar ciertas bendiciones a ciertos individuos, porque había "duda en su alma".

Sí, cada uno de ustedes tiene el poder de cerrar los cielos respecto a sí mismos, si quieren, pero Dios no los ha cerrado, ni jamás tuvo la intención de que la Biblia fuera toda su palabra, de hecho faltan ciertas partes de la Biblia misma. Entonces dijeron los acusadores, "Si falta algo de la Biblia, seguramente no tenía mucha importancia." 

Algunas personas postulaban que hasta las marcas de puntuación se pusieron bajo inspiración divina. Claro que no estamos muy al tanto de las condiciones que regían entre los religiosos doctos que se juntaron durante el reinado del Rey Jaime (Santiago) de Inglaterra para darnos su versión de la Biblia. Al juntarse ese cuantioso grupo de peritos religiosos para ponerse de acuerdo en cuanto a la traducción más exacta de la Biblia, lo único en que pudieron ponerse de acuerdo era que estaban en desacuerdo y cuando no hubo modo de ponerse de acuerdo, adoptaron la técnica de poner la palabra o frase en letra bastardilla para señalar al lector la falta de correlación entre los peritos. No importa la página que se abra en el Antiguo Testamento o el Nuevo Testamento, sin excepción se encuentra allí algo en letra bastardilla. En otras palabras, hubo dificultades en cuanto a la interpretación de lo que ponían, qué debían hacer, qué debían poner y qué debían quitar.

Ahora vamos a ver lo importante de algunas de las cosas que faltan de la Biblia.

El origen de la siguiente escritura es que Dios había mandado que Moisés juntara a los hijos de Israel para leerles de cierto libro.
"Y tomó el libro de la alianza, y leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos." (Éxodo 24:7.)
Seguro que deben haber habido muchos mandamientos. Seguro que habrán, sido de gran importancia como para juntar al pueblo de Israel a que escuchara las palabras de este libro. Pues bien, puedo ahorrarles tiempo. No vayan ustedes a buscar página por página en la Biblia en busca del "libro de la alianza" porque no está. Si la Biblia es toda la palabra de Dios ¿dónde está ese elemento tan importante de las escrituras?.

¿Y esto es todo? Con seguridad no lo es. Nótese, por ejemplo, la referencia en Números, capítulo 21, versículo 14, "el libro de las batallas de Jehová", el que tampoco encontramos en la Biblia actual.
"Por tanto se dice en el libro de las batallas de Jehová: Lo que hizo en el Mar Rojo y en los arroyos del Arnón..." (Números 21: 14).
Luego pasen a Crónicas, capítulo 29, versículo 29. Allí, se nos habla de tres libros de escrituras, y sin embargo, sólo uno de ellos se encuentra en nuestra Biblia de hoy; faltan dos de ellos.

"Y los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel Vidente, y en las crónicas del Profeta Nathan, y en las crónicas de Gad Vidente." (1 Crónicas 29:29.)
Leemos de dos videntes y un profeta. Tenemos el libro de Samuel Vidente, pero no tenemos el libro de Nathan el Profeta. No está. Falta también el libro de Gad Vidente. Si son escrituras, y están mencionadas en la Biblia, y si no aparecen en la Biblia, pues entonces, ¿como podría ser la Biblia toda la palabra de Dios?

Aún en el Nuevo Testamento, en 1 Corintios, capítulo 5,versículo 9, en lo que se acepta como la primera epístola de Pablo a los Corintios, vemos que hace referencia a una epístola anterior. ¿Era importante? ¡Claro que sí! Pablo estaba reprendiendo a los Corintios; estaba algo enojado con ellos por no haber cumplido los mandamientos de Dios que les había enseñado en su epístola anterior. Pues bien, si tenemos la primera, ¿donde está el numero cero de sus epístolas a los santos en Corinto?

No, la Biblia no está completa. Los cielos no están cerrados y jamás hubo intención de que así fuera, a menos que el hombre los cerrara por cerrar su propio corazón. Esto no le parecería raro al mundo, si solo prestara atención al segundo gran registro. Nos testifica de ciertas cosas que iban a pasar en esta época —los últimos días—, que destrozarían una porción de la palabra de Dios.
"Has visto que el libro salió de la boca de un judío, y cuando salió de la boca del judío contenía la claridad del evangelio del Señor, de quien dan testimonio los doce apóstoles, ...
Y después de transmitirse, por conducto de los doce apóstoles del Cordero, de los judíos a los gentiles, tu ves la fundación de una iglesia grande y abominable, que es más abominable que todas las otras iglesias, porque ha despojado el evangelio del Cordero de muchas partes que son claras y sumamente preciosas, y también ha quitado muchas de las alianzas del Señor.
A causa de que se han quitado del libro muchas cosas claras y preciosas que
eran clarass al entendimiento de los hijos de los hombres, según la claridad que hay  en el Cordero de Dios, sí, a causa de estas cosas que se han suprimido del evangelio del Cordero, muchísimos tropiezan, sí, de tal modo que Satanás tiene gran poder sobre ellos.... (1 Nefi 13:24, 26, 29.)
Sí, claro que las cosas quitadas de la Biblia tenían importancia, ¿Por qué están en existencia mas de setecientas religiones cristianas o facciones de religiones cristianas? Todas afirman creer en la Biblia y precisamente lo que iba a pasar según la profecía del "Palo de José," sí paso y, como resultado, "muchísimos tropiezan."

Pues, de este modo, se logró contestar la acusación de los acusadores y comprobar, a satisfacción de la corte (del juez), que la Biblia no es toda la palabra de Dios y que los cielos no están cerrados. Otras escrituras "salieron desde el polvo" y aún recibiremos muchas cosas grandes y preciosas por conducto de los profetas y apóstoles de Dios que hoy viven sobre la tierra.

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