POR JOHN A. WIDTSOE Y FRANKLIN S. HARRIS, TR.
Las menciones sobre el uso de planchas de metal u otras substancias para la confección de anales, no son desconocidas en la historia escrita. Informaciones importantes; tratados, conocimiento sagrado e historia, fueron preservados por los antiguos en pergaminos, madera,arcilla y piedra; pero, en países de muchas lluvias o frecuentes cambios de temperatura, los grandes pensamientos y acontecimientos fueron preservados en algo más durable —planchas de metal.
En el Museo Británico hay veinticinco planchas de plata de 18. por 2 pulgadas aproximadamente, encuadernadas con tiras de cuero; un manuscrito Pali el cual está hermosamente grabado con caracteres Singaleses, y, de acuerdo a leyendas, es el primer sermón predicado por Buda en Henares, India, También está en exposición, contigua a las planchas de plata, una plancha de oro muy delgada de 2x91/2 pulgadas, estando grabada en ambas caras en caracteres Javaneses, probablemente una carta de uno de los príncipes nativos.
En el Museo Evkaf, de Estambul, Turquía, hay algunas, planchas de plata de poco más o menos una pulgada de grueso por 41/2 por 3 pulgadas," en las cuales están grabadas partes del Corán, en escritura muy hermosa. (Número del Museo 1440.)
Cerca del año 1254 A. C, después de una larga guerra entre los Hititas, cuya tierra estaba al Norte de Palestina, y los Egipcios, fué celebrado un tratado entre Ramses II de Egipto y Khattusil, rey de los Hititas, Una traducción de la copia egipcia de este tratado, empieza así: "Esta es una copia del contenido de la plancha de plata que el gran Rey de los Hititas, Khattusil, ha ordenado hacer la cual fué presentada al Faraón por la mano de su embajador Tal-tesub y su embajador Re-mes, proponiendo amistad al rey Ramessu-Miamun (Ramses II)". (A. H. Sayce, Los Hititas, 1925, pág. 41.)
Esto no era una cosa rara en aquel tiempo de acuerdo con Sayce, famoso escolar,
"Podemos inferir que el material de escritura más antiguo de los Hititas, consistía. en planchas de metal, en cuyas superficies los caracteres eran grabados desde el reverso". (Saycc, Los Hititas, pág. 170).
"Los reyes de Egipto empleaban planchas de plata y oro, grabadas para rendir homenajes a sus dioses". (Seck; Desde las pirámides hasta Pablo, pág 224),
Ramses II dice: ' He hecho para ti grandes planchas de oro repujadas y grabadas con el nombre de vuestra majestad, portadoras de mi reconocimiento. He hecho para ti grandes planchas de plata repujadas, grabadas con las herramientas del grabador, llevando los decretos y las invenciones, de las casas y templos que he hecho en Egipto", (Breasted, Registros Antiguos, párrafo 202).
Desde tiempo inmemorial los documentos legales en general, lo mismo que los tratados
han sido inscriptos en planchas metálicas, tales como el bronce. Polibio menciona (III, 28) que los tratados entre Roma y Cartago escritos en planchas, estaban aun en su época preservados en Roma. (Biblia de Cambridge, nota en I Macabeos 8: 22).
Las crónicas griegas más antiguas son inscripciones esculpidas en piedras o grabadas en superficies metálicas; y los tratados entre estados griegos eran frecuentemente grabados en bronce y adheridos a las paredes de los templos. (Enciclopedia Chambers, 1927, vol. 10, pág. 755-756). Tales planchas de bronce se encuentran ahora en el Museo Nacional de Atenas.
Pero, las más interesantes de todas las referencias a anales e inscripciones en metal, están en la Historia Hebrea. "Hicieron asimismo la plancha de la diadema santa de oro puro, y escribieron en ella de grabadura de sello, el rótulo, "'SANTIDAD A JEHO-VÁ" (Exodo 9:30). "El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro, y con punta de diamante: esculpido está en la tabla de su corazón''. (Jeremías 17:1). Refiriéndose a estos dos pasajes el élder J. J. Sjodahl, finaliza: "Esto prueba, fuera de duda, que los israelitas estaban familiarizados con las planchas grabadas, porque de otra manera las palabras del Profeta habrían sido ininteligibles para ellos". (Introducción al estudio del Libro de Mormón, página 46). Isaías, al registrar instrucciones que el Señor le diera, dice: "El Señor me dijo: Tómate una plancha grande y escribe en ella en fáciles y legibles caracteres. Date prisa a quitar despojos, apresúrate a la presa. Toma testigos fieles para justificar el escrito, a Urías, el Sacerdote y a Zacarías, hijo de Jerebechias". (8: 12; traducción de Smith y Goodspeed). Sobre este pasaje el Dr, Adam Clarke, en su "Comentario", dice: "Yo tengo un espejo metálico encontrado en Herculano, el cual no tiene más de tres pulgadas cuadradas. El Profeta es mandado tomar un espejo, o chapa de bronce pulida, no
iguales a esos pequeños espejos de mamo, sino uno grande, lo suficientemente grande para poder grabaren él en profundos y perdurables caracteres.., con herramientas de grabador, las profecías que tenía que comunicar".
En el libro apócrifo: Macabeos 8: 22, dice : "Y éste es el rescripto que hicieron grabar en tablas de bronce, y enviaron a Jerusalem para que lo tuviesen allí como un monumento de alianza y paz". Más adelante, en el capítulo 14, versos 16 al 18, está inscripto que los espartanos escribieron a Simón, en planchas de bronce, para renovar la amistad que ellos tuvieron con judas y Jonatán sus hermanos.
Ricardo Watson en su Diccionario Bíblico y Teológico, en el artículo sobre escritura,
dice: "Los hebreos adelantaron tanto como para escribir sus libros sagrados en oro, como podemos verlo en Josefo comparado con Plinio". De acuerdo con Juan Kitto, también fueron usadas planchas de piorno. (Enciclopedia de Litératura Bíblica, art. Plomo).
El litigio que también debía encontrarse en el Nuevo Mundo, escrito en planchas, está
apoyado por evidencias, mayormente disponibles desde la publicación del Libro de Mormón.
En el Nuevo Mundo se han usado varios metales como material para escritura. A menudo ha sido usado cobre puro o mezclado con otros metales. Recientemente fueron encontradas plan-chas de cobre; en "el Estado de Georgia por el Dr. Moorhead. (Improvement Era 30:531).
Ensu libro sobre "La historia de los indios norteamericanos", Adair había de cinco planchas de cobre y dos de bronce entre los indios Tuccabatchey. Old Bracket, un indio, dió la siguiente descripción de ellas: "La forma de las cinco planchas de cobre: una es de un pie y medio de largo por siete pulgadas de ancho; las otras cuatro son más cortas y estrechas. La figura de las dos planchas de bronce es circular, cerca de un pie y medio en diámetro". (Improvement Era 30:531), Estos registros, de acuerdo con la tradición, "les fueron dados a ellos por el hombre llamado Dios". (Roberts, 3:64, 65). Las planchas del Libro de Mormón eran de oro. El oro se encontraba en abundancia en la América antigua, especialmente en las civilizaciones grandemente desarrolladas de México y Perú, En efecto, el Inca de Perú compró su rescate a los españoles lle-nando de oro un salón de 17 por 22 pies, hasta una altura de 9 pies. El valor de este oro fué calculado en 3.500.000 libras esterlinas. (Prescott, Conquista del Perú, páginas 205, 221.) Moctezuma, el gobernante nativo de México, al tiempo de la llegada de los españoles, comía de "una fuente de oro primorosamente trabajada; tan grande como un escudo".
Marshall H. Saville en su libro, El arte joyero en el México antiguo, habla de la buena calidad de la mano de obra del trabajo en oro y menciona muchos de los artículos de oro que han sido encontrados, incluyendo varias referencias sobre planchas de oro (pág. 44, 115, etc.)- Como un ejemplo de la excelencia del arte y artesanía en metal de los indios, los Chimúes del Perú, son especialmente destacados. Eran expertos en el repujado, fundición, soldadura, plateado, estampado, etc. A. Hyatt Verrill, dice: "Ellos trabajaron grandes vasos de oro puro y tambien de oro mezclado con plata y cobre, objetos de gran belleza magníficamente
cincelados, estampados, grabados y calados". (Bajo Cielos Peruanos, pág. 27).
Tal habilidad permitió a los antiguos americanos trabajar planchas delgadas de oro
adecuadas para grabar caracteres en ellas, cuya calidad es atestiguada por Rivero y Tschudi. quienes dijeron: "Los jeroglíficos de los mexicanos eran muy claros y grabados en piedra o metal". (Tschudi, pág. 105).
Durante el curso de una excavación para una cisterna cerca de Cincinati, Ohío, en 1847, fué descubierta una plancha de oro de tres o cuatro pulgadas de largo, tres cuartos de pulgada de grueso con los bordes festoneados. Encima de ésta estaba montada otra plancha del mismo material sujetada por dos pernos que atravesaban a ambas. Esta última plancha estaba llena de caracteres antiguos en relieve bonitamente grabados en la superficie; exhibiendo una
magnífica mano de obra. La plancha fué examinada por el Dr. Wise, un erudito Rabino de la Sinagoga Judía en Cincinati, editor del diario hebreo, quien declaró que los caracteres eran, en su mayoría, en idioma egipcio antiguo. (Millennial Star, vol. 19, página 103, facsímil de la plancha en pág. 632).
El Padre Gay menciona (Historia de Oaxaca, vol. 1, cap. 4, página 62) que los indios
mexicanos "vendieron a algunos anticuarios europeos, planchas de oro muy delgadas,
trabajadas evidentemente a martillo, y que sus antecesores habían preservado, en las cuales habían grabado jeroglíficos antiguos". (Saville, El arte joyero en el México antiguo, 1920, pág. 175).
"Sus tumbas (indios de Colombia) contenían planchas de oro y ladrillos de tierra
(arcilla) con varios caracteres curiosos, los cuales probablemente, entre ellos tendrían significado convencional". (Geografía y compendio histórico del Estado de Antioquia en Columbia, Paris, 1885, pag. 517) Aunque muchos de los artículos de oro han encontrado su destino en el crisol, hay aun algunos que han sido preservados hasta nuestros días, como por ejemplo, en el museo Fieíd de Chicago, y museo Británico, en Londres. El élder Melvin J. Ballard describe así, algunas de las planchas que él vió: "El élder Pratt y yo vimos en Un museo en Lima, Perú, una pila de planchas de oro casi idénticas a la medida de las hojas del Libro de Mormón,
aproximadamente ocho pulgadas de largo por siete de ancho, tan finas como el papel. Toda la pila tenía cerca de una pulgada de grueso, sin nada en ambos lados, sino justamente planchas de oro preparadas para un trabajo tal como las planchas del Libro de Mormón". (Deseret News, abril 30, 1932).
2. Peso de las Planchas.
Las planchas sobre las cuales fué grabado el Libro de Mormón eran de oro y han sido
descritas como de seis pulgadas de ancho por ocho pulgadas de largo y seis pulgadas de espesor aproximadamente. Un cubo de oro sólido de esa medida, siendo de oro puro, pesaría doscientas libras (90 Kgs. 720 gr.), lo cual sería algo pesado para ser nevado por un hombre, aunque fuera del tipo atlético de José Smith. Esto ha s:do usado como una evidencia en contra del Libro de Mormón, dado que es sabido que en varias ocasiones el Profeta llevaba las planchas consigo. Es improbable, sin embargo, que las planchas fueran de oro puro.
Ellas habrían sido muy blandas y con peligro de ser retorcidas o destruidas. Para el
propósito de confeccionar registros, las planchas de oro mezcladas con cierta cantidad de cobre serían mejores, porque tales planchas serían más firmes, más durables y, generalmente, más adaptables a la obra en cuestión. Si las planchas hubieran sido de oro de ocho kilates, el cual es el más frecuentemente usado en nuestros tiempos en joyería, y tomando en cuenta un diez por ciento de espacio entre las láminas, el peso total no sería mayor de 117 libras (53 kilos 71 gramos), peso que fácilmente podría ser llevado por un hombre fuerte como José Smith. El élder J. M. Sjodahl, basando sus conclusiones en un experimento con monedas de oro, llega a la determinación de que las planchas pesaban menos de 100 libras (45 kilos 360 gramos), Él peso probable de las planchas aparece también como evidencia de la veracidad del Libro de Mormón.
3. Capacidad de las Planchas. A primera vista, "uno que desconozca el asunto, pone en duda la posibilidad de escribir 522 páginas (479 en la versión en castellano) del Libro de Mormón en una serie de planchas de oro de un espesor aproximado de dos pulgadas (un tercio de todo el volumen de planchas).Este asunto ha sido investigado a fondo y las afirmaciones de José Smith probadas como verdaderas.
"La cuestión ante nosotros es: ¿Podía un tercio (dos tercios estaban sellados) de un
volumen de hojas de metal de seis por ocho por seis pulgadas (según José Smith, u ocho por siete por cuatro pulgadas (según Martín Harris), u ocho por siete por seis pulgadas (según Orson Pratt) contener un número suficiente de planchas, cada una del espesor del pergamino u hojalata, para dar el espacio necesario para el texto íntegro del Libro de Mormón? Siendo así,¿qué se puede decir en cuanto a su inmenso peso?' Sobre "una hoja de papel, de ocho por siete pulgadas ha sido escrita una traducción hebrea de catorce páginas del texto americano (en inglés) del Libro de Mormón en letras hebreas modernas de uso común... Está demostrado en esta hoja dé papel que, el texto íntegro del Libro de Mormón, como lo tienen los lectores americanos, puede haber sido escrito en hebreo en cuarenta páguias y tres séptimas, veintiuna planchas en total. (Sjodahl, Introducción al Estudio del Libro de Mormón, pág. 39). Si hubiesen usado caracteres fenicios —los caracteres conocidos por Lehi y suscontemporáneos— y concediendo para la pérdida de una parte del primer manuscrito, senecesitarían cerca de cuarenta y cinco planchas. "El señor Lamb admite cincuenta planchas por pulgada, o doscientas planchas por cuatro pulgadas (el número menor). Sólo fué traducidoun tercio, es decir, sesenta y cinco planchas y una fracción. Pero nosotros hemos demostradoque el libro íntegro, incluyendo las páginas perdidas, pudo haber sido escrito en cuarenta ycinco planchas; Si concedernos sesenta y seis, o aun cincuenta, tenemos amplio espacio para un texto grabado en caracteres grandes y legibles". (Sjodahí, páginas 42-43),
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