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25 septiembre 2015

José el vidente

El registro histórico aclara la manera en que José Smith cumplió su función de vidente y tradujo el Libro de Mormón.

Por Richard E. Turley, Jr., historiador y registrador auxiliar de la Iglesia, 
Robin S. Jensen y Mark Ashurst-McGee, Departamento de Historia de la Iglesia
(Liahona, Octubre de 2015)

José Smith, atribuido a David Rogers, cortesía de la biblioteca y los archivos de la Comunidad de Cristo, Independence, Misuri
El 6 de abril de 1830, el día en que José Smith organizó la Iglesia de Cristo (que más tarde se llamaría La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días)1, él proclamó las palabras de una revelación a los que se habían congregado. En ella, la voz del Señor declaró: “He aquí, se llevará entre vosotros una historia; y en ella [tú, José Smith] serás llamado vidente” (D. y C. 21:1).

La evidencia más clara de la función de vidente de José Smith en la Iglesia que acababa de establecerse era el Libro de Mormón, el cual, como él explicó reiteradamente, se tradujo “por el don y el poder de Dios”2. El año previo a la organización de la Iglesia, muchos de los más allegados a José habían sido testigos del proceso mediante el cual el Libro de Mormón salió a la luz y, en cierta medida, entendían el significado de la palabra vidente.

El significado de vidente

¿Qué significaba la palabra vidente para el joven profeta y sus contemporáneos? José se crio en una familia que leía la Biblia, en la cual con frecuencia se hace mención a videntes. Por ejemplo, en 1 Samuel, el escritor explica: “Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios decía así: Venid y vamos a ver al vidente; porque al que hoy se le llama profeta, antes se le llamaba vidente” (1 Samuel 9:9).

La Biblia también hace alusión a personas que recibían manifestaciones espirituales por medio de objetos tales como varas 3, una serpiente de bronce sobre un asta (la cual llegó a ser el símbolo generalizado de la profesión médica) 4, un efod (parte de la vestimenta sacerdotal que incluía dos piedras preciosas) 5 y el Urim y Tumim 6.

Los conceptos de “ver” y de “vidente” formaban parte tanto de la cultura estadounidense como de la cultura de la familia en donde José Smith se crio. Debido a la influencia del lenguaje de la Biblia y a la mezcla de culturas angloeuropeas que los inmigrantes llevaron consigo a Norteamérica, algunas personas a principios del siglo XIX creían que era posible que hubiera personas con ciertos dones que les permitían “ver” o recibir manifestaciones espirituales por medio de objetos como piedras videntes 7.

El joven José Smith aceptaba las creencias y prácticas de su época, incluso la idea de utilizar piedras videntes para ver objetos extraviados u ocultos. Ya que los relatos de la Biblia muestran que en la antigüedad Dios se valía de objetos para promover la fe de las personas o para comunicarse espiritualmente, José y otras personas aceptaban que también era posible que eso sucediera en su época. Los padres de José, Joseph Smith, padre, y Lucy Mack Smith, fomentaron la incorporación de esa cultura y el uso de objetos de esa manera en la familia, y los pobladores de Palmyra y Manchester, Nueva York, donde vivían los Smith antes de mudarse a Pennsylvania a fines de 1827, acudían a José para que les ayudara a encontrar objetos extraviados 8.

A aquellos que carecen de un entendimiento de la forma en que la gente del siglo XIX en la región donde vivía José practicaba su religión quizás las piedras videntes les sean desconocidas, y los estudiosos han debatido mucho ese período de la vida de él. En parte como resultado de la Ilustración, o la Edad de la Razón, período en el cual se hacía hincapié en la ciencia y en el mundo visible por encima de las cuestiones espirituales, en la época de José muchos llegaron a considerar que el uso de objetos como piedras y varas era supersticioso o inadecuado para fines religiosos.

Años después, cuando José contaba su asombroso relato, él hacía hincapié en sus visiones y otras experiencias espirituales 9. Por el contrario, algunas personas que antes eran sus allegados, centraban la atención en el uso que él había hecho anteriormente de piedras videntes con el afán de destruir su reputación en un mundo que cada vez más rechazaba ese tipo de prácticas. En sus labores proselitistas, José y otros de los primeros miembros optaron por restar importancia a la influencia de la cultura local en sus actividades proselitistas, ya que muchos posibles conversos estaban atravesando una transformación en cuanto a la forma de entender la religión en la Edad de la Razón. No obstante, en lo que llegó a ser revelación oficial, José siguió enseñando que las piedras videntes y otros objetos similares, así como la capacidad para utilizarlos, eran dones importantes y sagrados que provenían de Dios 10.

Instrumentos empleados para traducir el Libro de Mormón

Las piedras videntes también se mencionan en los relatos históricos sobre José Smith y la traducción del Libro de Mormón. En la historia oficial de José, la cual se comenzó en 1838, se describe la visita de un ángel que se llamaba Moroni y que le habló de unas planchas de oro que estaban enterradas en una colina cercana. José narra que mientras conversaba con el ángel “se manifestó a [su] mente la visión de tal modo que [pudo] ver el lugar… con tanta claridad… que [lo reconoció]… cuando lo [visitó] (José Smith—Historia 1:42).

A lo largo de la historia de la Iglesia, los miembros han procurado comprender el relato de José Smith y la forma en que encontró y tradujo las planchas de oro. En esta obra del pintor C. C. A. Christensen, hecha en 1886, se representa a José Smith recibiendo las planchas de manos del ángel Moroni.

El ángel Moroni entrega las planchas a José Smith, por C. C. A. Christensen

En la historia que José empezó a bosquejar en 1838, Moroni le advierte “que Satanás procuraría [tentarle] (a causa de la situación indigente de la familia de [su] padre) a que obtuviera las planchas con el fin de [hacerse] rico”. El ángel le prohibió eso, cuenta José, y le dijo que si tenía “más objeto” que el de edificar el reino de Dios, “no podría obtenerlas” (José Smith—Historia 1:46). En su anterior relato de 1832, José explica: “Tuve el deseo de procurar las planchas para obtener riqueza y no guardé el mandamiento de tener la mira puesta en la gloria de Dios” 11. En consecuencia, se le pidió acudir a la colina cada año durante cuatro años hasta que estuvo preparado para recibir las planchas (véase José Smith—Historia 1:53–54).

José relató que cuando finalmente obtuvo las planchas de manos de Moroni en 1827, también recibió dos piedras que le servirían para traducirlas. Él y otras personas allegadas a él dejaron relatos sobre esas piedras en los que las describen como de apariencia blanca o transparente puestas en un arco, como el de las gafas o los anteojos modernos, y aseguradas a un pectoral grande 12. De la forma en que se describió, ese dispositivo habría sido voluminoso. La madre de José Smith contó que él quitaba las piedras del pectoral para usarlas con más comodidad 13.

En el Libro de Mormón, a esas piedras se les llama “intérpretes” y se explica que “fueron preparadas desde el principio, y se transmitieron de generación en generación con objeto de interpretar idiomas; y la mano del Señor las ha preservado y guardado” (Mosíah 28:14‒15, 20).

En el libro también se relata la forma en que el Señor entregó “dos piedras” al hermano de Jared, con la promesa de que servirían a futuras generaciones para recuperar las palabras que él escribiera. El Señor le indica: “Escribe estas cosas y séllalas; y en mi propio y debido tiempo las mostraré a los hijos de los hombres”. El Señor explicó que: “… estas piedras [clarificarán] a los ojos de los hombres las cosas que tú escribirás” (Éter 3:24, 27).

Detalle de una página del manuscrito original del Libro de Mormón en el que se encuentra la partida de la familia de Lehi de Jerusalén, en lo que se conoce hoy como 1 Nefi 2. José Smith dictó el texto del Libro de Mormón a varios escribas, uno de los cuales fue Oliver Cowdery, quien transcribió estas líneas.

Cortesía de la Biblioteca de Historia de la Iglesia; Fotografía ampliada para mayor claridad.

Para cuando José Smith terminó de dictar su traducción del Libro de Mormón a sus escribas, a mediados de 1829, el significado de la palabra vidente ya se había aclarado aún más en el libro. En el Libro de Mormón se encuentra una profecía que se atribuye a José de Egipto, en la cual declara que uno de sus descendientes —claramente José Smith— sería “un vidente escogido”, el cual llevaría a otros de sus descendientes “al conocimiento de los convenios” que Dios hizo con los antepasados de ellos (2 Nefi 3:6, 7).

En otro relato del Libro de Mormón, Alma, hijo, entrega los intérpretes a su hijo Helamán. Alma aconseja a su hijo que “[preserve] estos intérpretes”, refiriéndose a las dos piedras puestas en aros de plata. Sin embargo, Alma también cita una profecía en la que parece que se trata de una sola piedra: “Y dijo el Señor: Prepararé para mi siervo Gazelem una piedra que brillará en las tinieblas hasta dar luz” (Alma 37:21, 23).

Al parecer, aunque se dieron en el contexto de “intérpretes” (en plural), esta profecía indica que a un futuro siervo se le entregaría “una piedra” (en singular), que brillará en las tinieblas hasta dar luz” 14. Los Santos de los Últimos Días de los primeros días creían que ese siervo de quien se había profetizado era José Smith 15.

De hecho, las evidencias históricas demuestran que, además de las dos piedras videntes conocidas como “intérpretes”, José Smith utilizó por lo menos otra piedra al traducir el Libro de Mormón, la cual colocaba a menudo adentro de un sombrero a fin de bloquear la luz. Según personas allegadas a José, eso lo hacía con el fin de ver mejor las palabras que estaban en la piedra 16.

Para 1833, José Smith y sus allegados comenzaron a emplear el término bíblico “Urim y Tumim” para referirse a cualquiera de las piedras que se usaban para recibir revelaciones divinas, incluso los intérpretes nefitas y la piedra vidente sola 17. Esa terminología imprecisa ha complicado los intentos que se han hecho para reconstruir el método exacto mediante el cual José Smith tradujo el Libro de Mormón. Según Martin Harris, además de utilizar los intérpretes, José también utilizó una de sus piedras videntes por cuestiones de comodidad durante la traducción del Libro de Mormón. Otras fuentes corroboran que José cambiaba de instrumentos para traducir 18.

Después de la publicación del Libro de Mormón

Tras publicarse el Libro de Mormón en marzo de 1830, José Smith y sus escribientes comenzaron a trabajar en lo que hoy se conoce como la Traducción de José Smith de la Biblia, la cual es una revisión profética de la versión del rey Santiago [en inglés] 19. Según lo narra José, el uso de los intérpretes nefitas ya no era una opción para realizar ese proyecto de traducción, debido a que ya no los tenía en su poder.

En la historia de José, él explica: “… mediante la sabiduría de Dios [las planchas y los intérpretes] permanecieron seguros en mis manos hasta que cumplí con ellos lo que se requirió de mí. Cuando el mensajero, de conformidad con el acuerdo, llegó por ellos, se los entregué; y él los tiene a su cargo hasta el día de hoy” (José Smith—Historia 1:60).

Como lo explicó el presidente Brigham Young (1801–1877), “José volvió a colocar el Urim y Tumim con las planchas cuando terminó de traducir” 20.

José Smith ha sido conocido como profeta, vidente y revelador por los miles de miembros que vivieron en su época y por los millones que ha habido desde su muerte.

José Smith, atribuido a David Rogers, cortesía de la biblioteca y los archivos de la Comunidad de Cristo, Independence, Misuri

José tenía otras piedras videntes, pero en las palabras del élder Orson Pratt (1811–1881), miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles y posteriormente historiador de la Iglesia, para ese entonces José también había madurado en su entendimiento espiritual. En una reunión llevada a cabo el 28 de junio de 1874, en la cual estuvieron presentes el presidente Brigham Young y muchas otras Autoridades Generales, el élder Pratt le contó a los concurrentes que había estado “presente muchas veces” mientras José Smith “traducía el Nuevo Testamento”. Al ver que no usaba ningún instrumento interpretativo en el proceso de traducción, se preguntaba por qué José “no utilizaba el Urim y Tumim como lo hizo al traducir el Libro de Mormón”.

Mientras el élder Pratt observaba al profeta traducir, “José, como si le leyera el pensamiento, levantó la mirada y explicó que el Señor la había dado el Urim y Tumim cuando no tenía experiencia con el espíritu de inspiración; pero ahora había avanzado tanto que comprendía la forma de trabajar de ese espíritu y ya no necesitaba la ayuda del instrumento” 21.

Brigham Young expresó a un grupo de personas sus ideas en cuanto a recibir una piedra vidente. “No estoy seguro de haber tenido alguna vez el deseo de tener una”, reflexionó 22. En esa declaración, Brigham demostró su entendimiento de que no era necesario tener piedras para ser vidente.

El 25 de octubre de 1831, José Smith asistió a una conferencia celebrada en Orange, Ohio. Durante la conferencia, su hermano Hyrum dijo que “creía que sería mejor que el propio José contara a los élderes presentes el relato de la salida a la luz del Libro de Mormón a fin de que supieran por ellos mismos”. Según las minutas de la reunión, José “dijo que no se había tenido el propósito de dar a conocer al mundo todos los detalles de la salida a la luz del Libro de Mormón” y “que no era conveniente que él los contara” 23. Habiendo madurado en su función de vidente, y al tener claro que no era indispensable tener piedras videntes para recibir revelación, lo que tal vez le preocupaba era que la gente se concentrara demasiado en la forma en que el libro salió a la luz y muy poco en su contenido.

El aspecto de la traducción del Libro de Mormón que José Smith recalcó más fue que lo hizo “por el don y el poder de Dios” 24. Él enseñó a los líderes que el libro en sí “era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios al seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro” 25.

¿Qué le sucedió a la piedra vidente?


La piedra que se muestra en esta imagen se ha asociado por mucho tiempo con José Smith y con la traducción del Libro de Mormón. La piedra que José Smith utilizó en la tarea de traducción del Libro de Mormón a menudo se describía como una que era de color chocolate y ovalada. La piedra pasó de las manos de José Smith a las de Oliver Cowdery y luego a la Iglesia mediante Brigham Young y otras personas.

Fotografía por Welden C. Andersen y Richard E. Turley Jr.

Según el relato de José Smith, él devolvió el Urim y Tumim, o los “intérpretes” nefitas al ángel. Sin embargo, ¿qué sucedió con la piedra o las piedras videntes que José utilizó para traducir el Libro de Mormón?

David Whitmer escribió que “después de que se terminó la traducción del Libro de Mormón, a principios de la primavera de 1830 y antes del 6 de abril, José entregó la piedra a Oliver Cowdery y me dijo a mí y a los demás que no la necesitaba y que ya no la usaba” 26.

Oliver estuvo fuera de la Iglesia durante una década hasta que se volvió a bautizar en 1848, y sus planes eran estar con los santos en Utah, pero murió en 1850 en Richmond, Misuri, antes de hacer el viaje 27. Phineas Young, quien había ayudado a Oliver Cowdery a volver a la Iglesia, obtuvo la piedra vidente de la viuda de Oliver, Ann Whitmer Cowdery quien, a su vez, era hermana de David Whitmer. Phineas, en un momento dado, se la entregó a su hermano Brigham Young 28.

Phineas Young, que aparece sentado en medio de los hermanos Young y a la izquierda de Brigham Young, obtuvo de Oliver Cowdery una piedra vidente que se utilizó en la traducción del Libro de Mormón y la entregó a su hermano Brigham.

Fotografía tomada alrededor de 1866, cortesía de la Biblioteca de Historia de la Iglesia.

“Tengo en mi poder la primera piedra vidente de José, la cual recibí de Oliver Cowdery”, afirmó el presidente Young en 1853. También había otras piedras. “José tenía 3, las cuales Emma tiene en su poder”, agregó, “2 pequeñas y 1 grande” 29. Dos años después, Brigham Young dijo a un grupo de líderes de la Iglesia en una reunión: “Oliver me envió la primera piedra vidente de José; Oliver siempre la tuvo en su poder hasta que me la envió” 30.

Después de que Brigham Young murió, Zina D. H. Young, una de sus esposas, y quien más adelante llegó a ser la tercera Presidenta General de la Sociedad de Socorro, obtuvo una piedra vidente color chocolate de las pertenencias de él, la cual coincidía con la descripción de la piedra que José utilizó para traducir el Libro de Mormón, y la donó a la Iglesia 31. Desde entonces, líderes de la Iglesia subsiguientes han declarado que la Iglesia tiene en su poder la piedra vidente 32.

Representaciones artísticas del proceso de traducción

A lo largo de los años, artistas han intentado representar la traducción del Libro de Mormón mostrando a quienes participaron en ella en distintos lugares y poses, con diferentes objetos. Las interpretaciones artísticas se basan en el punto de vista, la investigación y la imaginación de los artistas, y a veces se han hecho con la ayuda de la opinión y guía de otras personas. Las siguientes son algunas escenas que se han producido a lo largo de los años.

Interpretación de un artista en la que José Smith está estudiando las planchas. José relató haber “[copiado] un número considerable” de caracteres de las planchas. Después de traducir algunos de esos caracteres “por medio del Urim y Tumim”, Martin Harris llevó los caracteres a Charles Anthon y a otros expertos a fin de que confirmaran la traducción (José Smith—Historia 1:62–64).

Por el don y el poder de Dios, por Simon Dewey, cortesía de Altus Fine Arts.

Representación de un artista en la que José Smith y Oliver Cowdery están trabajando en la traducción del Libro de Mormón. A diferencia de lo que aquí se representa, Oliver Cowdery aseveró que él no vio las planchas sino hasta después de que se terminó la traducción. Testigos del proceso afirmaron que durante la traducción las planchas no se podían ver y se cubrían, entre otras cosas, con una tela.

José Smith traduce el Libro de Mormón, por Del Parson.

Representación de un artista en la que José Smith está con el pectoral puesto junto con los intérpretes o anteojos, más tarde conocidos como el Urim y Tumim.

Ilustración por Robert T. Barrett.

Representación de un artista en la que José Smith y un escriba están traduciendo con una manta entre ellos. Aunque en la mayoría de las narraciones del proceso de traducción no se menciona ninguna manta, aparentemente en un principio se utilizó una a fin de impedir que el escriba viera las planchas, los anteojos o el pectoral. Más adelante, en la tarea de traducción, es probable que se haya utilizado una manta para ocultar al traductor y al escriba a fin de impedir que otras personas curiosas observaran la traducción.

La traducción de las planchas, por Earl Jones, cortesía del Museo de Historia de la Iglesia.

Fuentes

  1. Véase Doctrina y Convenios 115.
  2. Prefacio del Libro de Mormón, aproximadamente en agosto de 1829, en Documentos, Tomo I: julio de 1828–junio de 1831, Tomo I de la serie de los Documentos de José Smith, 2013, pág. 93. Véase también “El Testimonio de Tres Testigos”, Libro de Mormón.
  3. Véanse Éxodo 4:1‒5, 17, 20‒21; 7:8‒21; 8:16‒19; 9:22‒26; 10:12‒15; 14:15‒18; 17:1‒13; Números 17:1‒10; 20:7‒11; Hebreos 9:4.
  4. Véanse Números 21:7‒9; Juan 3:14‒15.
  5. Véanse Éxodo 28:12; 35:9, 27; 1 Samuel 23:9‒12; 30:7‒8.
  6. Véanse Éxodo 28:30; Levítico 8:8; Números 27:21; Deuteronomio 33:8; 1 Samuel 28:6; Esdras 2:63; Nehemías 7:65.
  7. Para obtener más información sobre esa cultura religiosa del siglo XIX, véanse Journals, Tomo I: 1832–1839, Tomo I de la serie Journals de los Documentos de José Smith, 2008, pág. xix; y Revelations and Translations, Tomo III: Printer’s Manuscript of the Book of Mormon, Tomo III de la serie Revelations and Translations de los Documentos de José Smith, 2015, págs. xv–xvi; Dallin H. Oaks, “Recent Events Involving Church History and Forged Documents”, Ensign, octubre de 1987, págs. 68–69.
  8. Véase declaración de José Smith, padre, como se cita en Francis W. Kirkham, A New Witness for Christ in America: The Book of Mormon, Tomo II, 1959, pág. 366; véase también Lucy Mack Smith, “Lucy Mack Smith, History, 1844–1845”, libro 3, página 10, josephsmithpapers.org/paperSummarylucy-mack-smith-history-1844-1845. Martin Harris contó que le había pedido a José que encontrara un alfiler en un pajar para poner a prueba su habilidad (véase “Mormonism—No. II”, Tiffany’s Monthly, julio de 1859, pág. 164).
  9. Véase, por ejemplo, José Smith—Historia, en la Perla de Gran Precio.
  10. Véase Doctrina y Convenios 130:10‒11. Véase también la primera redacción de lo que ahora es Doctrina y Convenios 8, la cual iba dirigida a Oliver Cowdery cuando tuvo el deseo de ayudar a José Smith a traducir el Libro de Mormón (Revelation, abril de 1829–B, en Documentos, Tomo I: julio de 1828–junio de 1831, págs. 44–47).
  11. José Smith, “History, ca. Summer 1832”, en Histories, Tomo I: 1832–1844, Tomo I de la serie Histories de los Documentos de José Smith, 2012, pág. 14.
  12. Véanse José Smith—Historia 1:35; José Smith, “Church History”, en Histories, Tomo I: 1832–1844, 495; Martin Harris, en “Mormonism—No. II”, págs. 165–166; “Lucy Mack Smith, History, 1844–1845”, libro 5, págs. 7–8, josephsmithpapers.org.
  13. Véase, por ejemplo, “Lucy Mack Smith, History, 1844–1845”, libro 5, josephsmithpapers.org.
  14. Es comprensible que esta distinción haya desconcertado a los críticos. Véanse, por ejemplo, Bruce R. McConkie, Mormon Doctrine, 2da. edición, 1966, págs. 307–308; Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet, Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 4 tomos, 1987–92, 3:278; y Matthew B. Brown, All Things Restored: Confirming the Authenticity of LDS Beliefs, 2000, pág. 62.
  15. Véanse de William W. Phelps, discurso en el funeral de José y Hyrum Smith, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City; de Orson Pratt, “Explanation of Substituted Names in the Covenants”, The Seer, marzo de 1854, pág. 229; William W. Phelps, carta a Brigham Young, 10 de abril de 1854, en Brigham Young, archivos de oficina, 1832–1878, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City; y Revelations and Translations, Tomo II: Published Revelations, Tomo II de la serie Revelations and Translations de Documentos de José Smith, 2011, págs. 708–709.
  16. Para obtener más información sobre la traducción, véase “Book of Mormon Translation”, disponible en lds.org/topics/book-of-mormon-translation. Véanse también Russell M. Nelson, “A Treasured Testament”, Ensign, julio de 1993, págs. 61–65; Neal A. Maxwell, “By the Gift and Power of God”, Ensign, enero de 1997, págs. 36–41.
  17.  Wilford Woodruff, por ejemplo, llamó Urim y Tumim a una piedra vidente que vio en Nauvoo (diario de Wilford Woodruff, 27 de diciembre de 1841, Biblioteca de Historia de la Iglesia). Véase también Revelations and Translations, Tomo III: Printer’s Manuscript of the Book of Mormon, pág. xix.
  18. Véase Revelations and Translations, Tomo III: Printer’s Manuscript of the Book of Mormon, págs. xviii–xix.
  19. Para ver un breve resumen del inicio de este empeño, véase Documentos, Tomo I: julio de 1828–junio de 1831, págs. 150–152.
  20.  Minutas, 17 de abril de 1853, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
  21.  “Two Days’ Meeting at Brigham City, June 27 and 28, 1874”, Millennial Star, 11 de agosto de 1874, págs. 498–499.
  22.  Minutas, 30 de septiembre de 1855, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
  23.  Minutas, 25–26 de octubre de 1831, en Documentos, Tomo II: julio de 1831 – enero de 1833, Tomo II de la serie Documentos de José Smith, 2013, pág. 84.
  24.  Prefacio del Libro de Mormón, aproximadamente en agosto de 1829, en Documentos, Tomo I: julio de 1828–junio de 1831, pág. 93. Véase también “El Testimonio de Tres Testigos”, Libro de Mormón.
  25. José Smith, en el diario de Wilford Woodruff, 28 de noviembre de 1841, Biblioteca de Historia de la Iglesia; o Introducción del Libro de Mormón.
  26.  David Whitmer, An Address to All Believers in Christ, 1887, pág. 32.
  27.  Para obtener más información sobre el regreso de Oliver Cowdery a la Iglesia antes de su muerte, véase Scott F. Faulring, “The Return of Oliver Cowdery”, en John W. Welch y Larry E. Morris, editores, Oliver Cowdery: Scribe, Elder, Witness, 2006, págs. 321–362.
  28. Véanse Minutas, 30 de septiembre de 1855, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City; “David Whitmer”, The Historical Record, octubre de 1888, pág. 623; carta de Maria L. Cowdery Johnson para David Whitmer, 24 de enero de 1887, biblioteca y archivos de la Comunidad de Cristo, Independence, Misuri; y diario de Franklin D. Richards, 9 de marzo de 1882, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
  29.  Minutas, 17 de abril de 1853, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
  30.  Minutas, 30 de septiembre de 1855, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
  31. Véase la carta de Zina Young para Franklin D. Richards, 31 de julio de 1896, en Journal History of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 31 de julio de 1896, pág. 4, Biblioteca de Historia de la Iglesia.
  32. Véanse B. H. Roberts, A Comprehensive History of the Church, Tomo 6 , págs. 230–231; Joseph Fielding Smith, Doctrina de Salvación, compilación de Bruce R. McConkie, 3 tomos, 1954–1956, 3:225; Bruce R. McConkie, Mormon Doctrine, 2da. edición, 1966, págs. 818–819.

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