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29 noviembre 2009

Más datos sobre Mesoamérica

Mientras los críticos cantan su mantra: "No hay evidencias, no hay evidencias..." ignorando las impresionantes evidencias del Libro de Mormón procedentes del Viejo Continente, existen además algunas del Nuevo Mundo que merecen atención.

Traducción: Marco Royo



Mientras los críticos cantan su mantra: "No hay evidencias, no hay evidencias..." ignorando las impresionantes evidencias del Libro de Mormón procedentes del Viejo Continente, existen además algunas del Nuevo Mundo que merecen atención. 

El mejor trabajo sobre geografía del Libro de Mormón sitúa su asentamiento en una área pequeña en Mesoamérica (Sur de México, Guatemala), y es allí donde se espera encontrar mayor evidencia. Ya he mencionado evidencia referente a fortificaciones, jardines y templos en entradas anteriores. Pero fíjense en otras nociones que sabemos de la región para compararlas con el Libro de Mormón (algunas de ellas se han analizado en An Ancient American Setting for the Book of Mormon de John L. Sorenson, Deseret Book Comp., Salt Lake City, UT, 1985). Es el único lugar del Nuevo Mundo con una larga tradición de literatura escrita, como requeriría el Libro de Mormón; es el lugar donde repentinamente aparecieron ciudades, consistente con el hecho de inmigración de pueblos que construyeron una ciudad y también con las épocas jaredita y nefita-lamanita; es el lugar plagado de reyes y reinos, guerras y políticos, comercio y comerciantes, disputas religiosas y cuestiones filosóficas, todas ellas consistentes con el contexto cultural presentado en el Libro de Mormón.

Considerénse, por ejemplo, las implicaciones culturales de 3 Nefi 6:10-12:
Pero aconteció que en el año veintinueve empezaron a surgir algunas disputas entre los del pueblo; y algunos se ensalzaron hasta el orgullo y la jactancia, por razón de sus sumamente grandes riquezas, sí, al grado de causar grandes persecuciones;porque había muchos comerciantes en la tierra, y también muchos abogados y muchos oficiales. 
Y empezó el pueblo a distinguirse por clases, según sus riquezas y sus oportunidades para instruirse; sí, algunos eran ignorantes a causa de su pobreza, y otros recibían abundante instrucción por motivo de sus riquezas.
Si José Smith describiera lo que conocía de la cultura de los indios en la frontera norte del estado de Nueva York, ¿por qué presentaría tales ideas extrañas en el texto? Atribuir mercaderes, oficiales, abogados, educación de élite, etc. a los antiguos americanos estaba fuera de lugar si utilizara su conocimiento de los indios de allí. Pero esos versículos describen exactamente aspectos de la sociedad mesoamericana. ¿Es una conjetura afortunada?. Ciertamente no era de conocimiento común en 1830.

Otro ejemplo de los sistemas políticos descritos en el Libro de Mormón sugiere una jerarquía de ciudades como el factor organizador de los gobiernos nefita y lamanita (véase Brant A. Gardner, FARMS Review of Books, Vol. 13, No. 2, 2001, pp. 44-45, reviewing John L. Sorenson, Nephite Culture and Society, Salt Lake City: New Sage Books, 1997). Incluso se muestran a reyes lamanitas sometidos a reyes de superior autoridad. Como Gardner sugiere, si José Smith inventara el Libro de Mormón usando lo que conocía, se podría esperar ver un sistema federal de gobierno o divisiones entre ciudad, condado, estado. En lugar de ello, se encuentra un sistema basado en la jerarquía de ciudades, tal como lo conocemos en la antigua Mesoamérica.

Mesoamérica es también el lugar de las leyenda del Gran Dios Blanco que visitó al pueblo antiguamente y que prometió regresar, tal como informa el Libro de Mormón. Y es el lugar tiene leyendas de antiguas emigraciones en barco. Por ejemplo, un príncipe amerindio del siglo XVI llamado Ixtlilxochitl escribió:
"Los que poseyeron este nuevo mundo en esta tercera edad fueron los olmecas y los Xicalanas; y según lo que se relatan en sus historias, llegaron en barcos o barcas del este de la tierra de Pontochan desde donde empezaron a asentarse." (Ixtlilxochitl, Fernando de Alva "Obras Historicas," Editora Nacional, S.A. Mexico, 2 vols., 1950, p. 19, citado por John K. Wise, "Clouds Without Water, Zeal Without Knowledge," Journal of Mormon Apologetics, Vol. 1, 1999, pp. 116-140.)
Esto concuerda con la descripción del Libro de Mormón de los jareditas, que vinieron del Viejo Mundo en barcos ajustados o barcos en el momento del nacimiento de la civilización.

Cortés informó que el rey azteca Moctezuma, en el primer encuentro de los hombres blancos con los pobladores de Texcoco, dijo:
"Durante mucho tiempo por conocimiento de nuestros escritos hemos poseído el conocimiento transmitido por nuestros antepasados de que nadie que habitó esta tierra era nacido aquí. Somos extranjeros y vinimos aquí de partes muy remotas. Poseemos información de que a nuestro linaje se le condujo a esta tierra por un señor a quien le debemos lealtad. Él posteriormente dejo esta [tierra] de su país nativo .....pero siempre hemos creído que sus descendientes de cierto vendrían a subyugar esta tierra y a nosotros que somos por derechos sus siervos. Debido a lo que dices concerniente a la región de donde vienes, que es donde nace el sol...creemos y mantenemos por cierto que él debe ser nuestro legítimo ...." (Nuttal, Zelia, "Some Unsolved Problems in Mexican Archaeology," American Anthropologist, XIII, 1, 133-149, 1906, p. 135, as cited by Wise, op. cit., p. 129.)
Bernardino de Sahagún, sacerdote español del siglo XVI, después de estudiar los registros mayas y aztecas (los españoles quemaron la mayor parte de ellas), escribió:
Han pasado innumerables años desde que los primeros colonizadores llegaron a estas partes de Nueva España que es casi otro mundo, y llegaron en barcos por el mar, fondeando en el puerto que hay al norte." (Bernardino de Sahagun, Historia General de las Cosas de Nueva Espana, S.A. Mexico, 3 vols., 946, II, 306, citado por Wise, op. cit., p. 129.)
Aunque se debe ser cauto para distinguir lo auténtico de lo cuestionable cuando llegan informes de leyendas antiguas entre los antiguos habitantes de las Américas, existen numerosos relatos que parecen haber derivado de la antigua visita de Cristo a las Américas, como se informa en el Libro de Mormón. Las leyendas de Mesoamérica parece particularmente interesantes en este respecto. La práctica maya de los bautismos encontrada por los españoles, por ejemplo, tiene numerosos paralelos con el bautismo como lo enseñó Cristo y sus profetas en el Libro de Mormón. Véase Diego de Landa, Relación de las cosas de Yucatan, traducida por William Gates y publicada como Yucatan Before and After the Conquest, New York: Dover Books, 1978, pp. 42-45, del cual se cita y analiza con más detalle en la página LDSFAQ de Questions about LDS Baptism. Este rito se asocia con la confesión a un sacerdote, la pureza, nacer de nuevo, arrepentirse de los pecados, alcanzar una mejor vida después de la muerte, y se le designaba por un nombre que significaba "la ascendencia del dios". Combínenlo con las antiguas leyendas del Gran Dios Blanco o figuras relacionadas que se decían haber visitado a pueblos en Mesoamérica, y se tendrá algo digno de considerar.

De hecho, sobre la base de las numerosas leyendas entre los amerindios un escritor no SUD se ha convencido de que Cristo estuvo alguna vez en las Américas y y compiló esos relatos en el libro He Walked the Americas, Amherst, Wisconsin: Amherst Press, 1963. Algunas selecciones se pueden consultar en la Web en http://www.geocities.com/willow1d/amer.html. L. Taylor Hansen obtuvo maestrías en Arqueología, Antropología y Geología de la Universidad de Stanford y pasó una estancia significativa con los indios para comprender mejor sus tradiciones y leyendas.

Aunque vestigios de de algunas prácticas inspiradas como el bautismo pueden haber sobrevivido en Mesoamérica, hubo muchas formas de mal entre los antiguos pueblos del Libro de Mormón cuyos vestigios se descubren más fácilmente. Por ejemplo, el Libro de Mormón describe sacrificios humanos como práctica de los grupos más corruptos, lo cual se atestigua extensamente en Mesoamérica, incluyendo el concepto de las sangre sacrificada (se alude en Alma 34:11, como si fuera una práctica cultural conocida). "Las combinaciones secretas, particularmente las sociedades secretas mafiosas para ganar poder y riqueza, se describen con detalle en el Eter 8 y en otras partes del Libro de Mormón, y también se atestiguan en la cultura mesoamericana. De hecho los detalles aportados coinciden notanblemente con lo que se conoce de tales sociedades secretas de la erudición e investigaciones criminales modernas. Las prácticas culturales, la estructura de la sociedad , los tipos de edificios y de ciudades, los modelos del arte de la guerra, calzadas y cemento, jardines y mercados, etc. mencionados en el Libro de Mormón se pueden encontrar en la antigua Mesoamérica, lugar muy desconocido para José Smith , cuando se tradujo el Libro de Mormón.

Además José Smith y sus seguidores casi con certeza no sabían nada de las grandes civilizaciones prehispánicas cuando se publicó el Libro de Mormón. De hecho, la idea de civilizaciones antiguas avanzadas sobre el continente americano era tan completamente extraña que los testigos del Libro de Mormón temían que fueran rechazados por esa razón. David Whitmer dijo en una entrevista con James H. Hart en 1883:

Cuando se nos pidió [a los testigos] publicar por primera vez nuestra declaración, teníamos la seguridad de que la gente no la creería, porque el Libro de Mormón hablaba de un pueblo que se perfiló y vivió en grandes ciudades; pero el Señor nos dijo que lo haría saber a la gente, y la gente descubriría la evidencia de la verdad de lo que está escrito en el Libro.

(Entrevista con James H. Hart, Richmond, Mo., Aug. 21, 1883, registrado en la libreta de notas de Hart, reimpreso en Lyndon W. Cook, David Whitmer Interviews: A restoration Witness (Orem, Utah: Grandin Book, 1991), p. 76, citado por Daniel C. Peterson, FARMS Review of Books, Vol. 9, No. 1, 1997, p. xxvi.)

Otros detalles interesantes del Libro de Mormón encuentran apoyo en lo que se conoce ahora de la Mesoamérica antigua. Un ejemplo incluye el relato de Ammón que luchó y literalmente desarmó a los bandidos, cuyos brazos se presentaron al rey como prueba de la escaramuza. Los detalles se pueden consultar en el artículo Ammon and the Mesoamerican Custom of Smiting off Arms, Journal of Book of Mormon Studies, Vol. 8, No. 1, 1999.

Fuentes

  1. www.jefflindsay.com/BMEvidences.shtml
  2. Para más información sobre lo poco que se sabía de Mesoamérica hacia 1830, véase Joseph's Knowledge of Mesoamerica y "Joseph Smith and the Beginning of Book of Mormon Archaeology" en AncientAmerica.org. Véase también "The Book of Mormon and the Writings of Alexander von Humboldt." Como un plus adicional, léase relato satírico, "One Day in the Life of Joseph Smith, Translator Extraordinaire of the Book of Mormon."

26 noviembre 2009

Pesos y medidas en el Libro de Mormón

Fuente : www.jefflindsay.com/BMEvidences.shtml
Traducción: Marco Royo.



Caso tras caso se encuentran "errores" ridículos en el Libro de Mormón que se convierten en hechos completamente plausibles e incluso en "dianas" a la luz de la erudición moderna. El tema de las "monedas" en el Libro de Mormón representa un caso típico. Los críticos han atacado con intensidad al capítulo 11 de Alma. No existen evidencias de que se utilizaran monedas en el Nuevo Mundo antes de la llegada de Colón. Pero el texto en cuestión no menciona monedas o que implique su uso, sino que habla de varias medidas aparentemente pesos de oro y de plata y su equivalencias en grano. (El encabezamiento moderno del capítulo 11 de Alma 11 en la edición de 1981 del Libro de Mormón se refiere al sistema monetario nefita, pero esto es una suposición injustificada.)

Se ha mostrado que el refinado sistema de pesos mencionado en Alma 11, sistema que se normalizó bajo el reinado del rey Mosiah hacia el 100 antes de Cristo, se corresponde con el sistema egipcio que Nefi y Lehi pudieron haber traido con ellos al Nuevo Mundo. John Welch presenta la evidencia en "Weighing and measuring in the Worlds of the Book of Mormon," Journal of Book of Mormon Studies, Vol. 8, No. 2, pp. 37-47 (1999), disponible online en http://farms.byu.edu/display.php?id=198&table=jbms.

Welch encuentra varios paralelos con los antiguos sistemas de pesos y medidas del Viejo Continente que coloca al sistema del Libro de Mormón perfectamente en un contexto antiguo:

Los antiguos reyes desarrollaron típicamente su progreso económico mediante decretos oficiales. En este contexto es interesante que el estatuto del rey Mosíah contuviera similitudes con otros antiguos códigos legislativos anteriores al sistema nefita. Por ejemplo, aparecen similitudes casi sin esfuerzo en el código de leyes de Eshnunna, que se compiló hacia 1800 antes de Cristo en la ciudad Babilonia del mismo nombre que se encontraba aproximadamente a 75 km. al nordeste de Bagdad en el moderno Irak. De hecho, las similitudes son bastante sorprendentes. En primer lugar, las líneas de encabezamiento en el código de leyes de Eshnunna exponen una importante equivalencia que se convierte en la base del comercio: "un kor de cebada es igual a un shekel de plata." También se utilizaba una conversión parecida entre la plata y la cebada entre los hititas. Acaso es coincidencia, pero la ley de Mosiah comienza con un a comparación de valor basada en una parecida fraseología: "un senum de plata que equivale a un senine de oro, . . . y uno y otro valía una medida de cebada" (Alma 11:3, 7).

Welch descubre otros paralelos, que al menos asombrarían a los que pretenden entender, que incluirían la relación entre el sistema fraccionario nefita y las fracciones del Viejo Continente con posibles relaciones de uso de fracciones entre los mayas. Existen también relaciones entre algunos nombres del Mundo Antiguo y los del Libro de Mormón para las unidades de medida. El paralelo que sería considerado el más intrigante, involucra a los valores relativos de las medidas nefitas y las del antiguo sistema egipcio:

Aunque el sistema egipcio posee ciertas similitudes con el de los nefitas ambos son binarios, ambos tienen seis medidas definidas, y ambos presentan la suma total adicional que es la suma de las partes menores o sumando los dos sistemas no son absolutamente idénticos. Tal observación concuerda, por supuesto, con el reconocimiento de Mormón de que su pueblo había "alterado su modo de contar y medir" de generación en generación (Alma 11:4). Sin embargo, la escala relativa de las unidades de medida encontradas en el Egipto del Imperio Nuevo y entre los nefitas de la época de Alma coinciden exactamente, como se desarrolla en la tabla 6 [del artículo de Welch]. En otras palabras, si se asume que el "limnah" de oro nefita(Alma 11:5-10) es afín o se relaciona con la antigua mina "ligera" de unas 17.6 oz, entonces todas las medidas nefitas se pueden interpretar como múltiplos exactos delqdt o kite -peso de 0.31 oz (muy cercano al "shekel" babilónico de 0.3 oz) egipcio de los períodos del Imperio Nuevo y del Tercer Período Intermedio. Desde el "leah" nefita (Alma 11:17) hasta el peso más pequeño nefita conocido, se pueden correlacionar todas las fracciones de medida de grano egipcias mencionadas en el párrafo anterior con el peso nefita, identificando el "leah" nefita con el kite egipcio -peso que representa uno. La correspondencia es sistemática y notable, y parece ser una alteración del seqel, por lo que 50 shekels valdrían una mina. Tal adaptación o reorientación del sistema israelita ya pudo haber estado en proceso en la época de Lehi, a juzgar de la aparición frecuente de numerales hieráticos egipcios en los pesos del shekel hebreo en el coetáneo reino de Judá. Por tanto la norma nefita implica que un limna (¿mina?) equivalga a 56 teóricos leahs (¿shekels?).

Welch, en su estilo típico, facilita extensas referencias a la literatura erudita para sus hallazgos.

21 noviembre 2009

Espadas en El Libro de Mormón



Hablar de espadas de acero en El Libro de Mormón e imaginarse un ejército con ellas, es muy poco lógico y habla de un pobre estudio del Libro.

Primero consideremos la arqueología en el medio oriente. Que un arqueólogo encuentre una espada en ese lugar, se convierte en algo poco común, ya que es muy difícil encontrarlas, a pesar de que en el medio oriente las condiciones climáticas deberían conservarlas mejor que acá en el nuevo mundo.

En primera instancia si son armas escasas, como en el caso del Libro de Mormón, el pensar que alguien la dejara tirada es absurdo, ya que si alguien moría en una guerra usándola ésta era recuperada por su enemigo y eso especialmente en América donde el metal era mucho mas escaso que en el medio oriente.

El Libro de Mormón indica que al menos algunas espadas eran de metal. Solo algunas, no las de todo el ejército,  el sugerir esto es un error.

Nefi dice que el trajo una Espada del viejo mundo, "la espada de Laban". Sabemos que esta espada fue traspasada de líder a líder. Las espadas metálicas eran muy escasas y usadas excepcionalmente. Veamos.

Una de las primeras referencias de espadas en El Libro de Mormón es en una guerra donde el príncipe Shule quien se describe como fuerte en juicio (Eter 7:8), narra que él fundió metal y formó espadas para los que habían salido con él; después dio batalla con Corihor y obtuvo el reino. Solo habla que este príncipe tenia el conocimiento sobre la fundición de metales, luego el pasaje no dice si el traspaso su conocimiento y en toda la historia Jaredita no se vuelven a mencionar las espadas.

Después de esto Nefi dice traer una espada del viejo mundo y en base a ésta, fabrica otras. No dice que para todo un ejército, si no que perfectamente podrían ser solo ser algunas.

Algo sobresaliente aquí, es que la descripción de Nefi habla de una espada de doble filo, y efectivamente las espadas de esa época y del lugar en que provenía Nefi eran de doble filo. ¿Coincidencia?. Interesante punto que después se vuelve a mencionar con la espada de Jarom.

Entonces, los versículos indican que las espadas eran escasas y usadas por la elite, los líderes, príncipes o capitanes, pero en ningún caso, todo un ejército. 

En Jacob se habla del rey Mosiah, se anuncia que para defender al pueblo estaría dispuesto a tomar la "espada de Laban". Si las espadas fuera algo común, ¿que necesidad tendría de especificar la espada a utilizar?

Investigaciones modernas en América del norte hablan de manejo del cobre y los estudiosos se preguntan por qué este conocimiento no fue traspasado a otras culturas de América. En el Libro de Mormón ocurre lo mismo, muy pocos conocían el trabajo del metal, que pudo ser conseguido por ejemplo de los meteoros.

¿Existían espadas en Mesoamérica?.

Si, al macahuitl, el arma de madera y obsidiana que usaban los guerreros, se le llamó espada por muchos historiadores. A continuación, ejemplos de libros y citas en que esto se menciona:
  • Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España, trad. Doris Heyden (Norman: University of Oklahoma Press, 1994), 66, 76, 109, 135, 139, 150, 152–53, 171, 198, 279, 294, 323, 375, 378, 412, 428, 437, 441, 451, 519, 552–53; 
  • Diego Durán, Book of the Gods and Rites and the Ancient Calendar , trans. Doris Heyden (Norman: University of Oklahoma Press, 1994), 66, 76, 109, 135, 139, 150, 152-53, 171, 198, 279, 294, 323, 375, 378, 412, 428, 437, 441 , 451, 519, 552-53; 
  • Diego Durán, Libro de los dioses y ritos y el calendario antiguo, trad. Doris Heyden and Fernando Horcasitas (Norman: University of Oklahoma Press, 1971), 124, 178–80, 234, 236; 
  • El macuahuitl "era equivalente a la espada del Viejo Continente"; S. Francisco Clavijero, Historia de México, trans. Charles Cullen, 3 vols. Charles Cullen, 3 vols. (Philadelphia: Budd and Bartram, 1804), 2:165. (Filadelfia: Budd y Bartram, 1804), 2:165. Citado en la Plantilla: JBMS-5-1-7 Véanse las notas 4-5.

La traducción de José Smith también pudo usar el término espadas para definir el arma mesoamericana. 

Existe un versículo que puede aclarar esto; en Alma 24:11-13. Explican que sus espadas estaban manchadas con sangre, estas manchas no se podían quitar , haciendo una analogía con el arrepentimiento y cómo  las espadas milagrosamente podrían quedar limpias.

¿Esta alegoría sirve con una espada de metal?.

No, por que fácilmente puede ser quitada una mancha de sangre.

¿Esta alegoría sirve con una espada de madera y obsidiana?.

Si, ya que al mancharse la espada con sangre un milagro podría quitarla y dejarla brillante, la obsidiana al pulirla brilla.

Conclusión:

1.- Las espadas de metal son raras en El Libro de Mormón  por lo que se entiende totalmente que no se pudieran encontrar por lo escasas que son al mencionarlas en El Libro de Mormón.

2.- Muy pocas armas de cualquier tipo se han encontrado en excavaciones arqueológicas del viejo mundo, la falta de arqueología que aun es pobre en América y además las condiciones climáticas, hacen imposible su recuperación.

3.- Sí existían las espadas en América (madera y obsidiana) reconocidas como tales por historiadores e inclusive registradas como tales por los conquistadores españoles, por ejemplo en el código Florentino.

4.- Algunas de las descripciones de espadas en El Libro de Mormón tienen más sentido si estas son espadas de madera y obsidiana.

5.- El término espada, solo es exclusivo en algunos versículos, donde se menciona espadas en plural, perfectamente así como muchos historiadores, José Smith tradujo por espadas el macuhuitl.

20 noviembre 2009

La acusación: ¿Por qué un Dios justo “maldeciría” a los lamanitas con “una piel de color oscuro” (2 Nefi 5:21)?

Por: Jack R. Christianson
www.endefensadelarestauracion.blogspot.com.



Es verdad que El Libro de Mormón dice que los lamanitas tenían una piel de color oscuro que cayó sobre ellos. Sin embargo, no es verdad que la piel de color oscuro fue una maldición a ellos. Al inicio del segundo capítulo del libro, Laman y Lemuel, los hijos rebeldes del profeta Lehi, fueron advertidos que si ellos continuaban en su maldad, serían apartados de la presencia del Señor. Esta separación de la presencia del Señor sería la maldición, no el color de su piel. En 1 Nefi 2:21, 23 se lee:

“Y según se rebelen tus hermanos contra ti, serán separados de la presencia del Señor.

“Porque he aquí, el día en que se rebelaren contra mí, yo los maldeciré con penosa maldición, y no tendrán ningún poder sobre tu posteridad, a menos que ella también se rebelare contra mí.”
Ellos no se arrepintieron ni cambiaron, y de esta manera cuando las familias se dividieron en 2 Nefi, capítulo 5, la maldición fue traída a efecto. Se lee en 2 Nefi 5:20-24:
“Por tanto, se cumplió la palabra que el Señor me habló, diciendo: Por cuanto ellos no quieren escuchar tus palabras, serán separados de la presencia del Señor. Y he aquí, fueron separados de su presencia.

“Y él había hecho caer la maldición sobre ellos, sí, una penosa maldición, a causa de su iniquidad. Porque he aquí, habían endurecido sus corazones contra él, de modo que se habían vuelto como un pedernal; por tanto, ya que eran blancos y sumamente bellos y deleitables, el Señor Dios hizo que los cubriese una piel de color obscuro, para que no atrajeran a los de mi pueblo.
“Y así dice el Señor Dios: Haré que sean repugnantes a tu pueblo, a no ser que se arrepientan de sus iniquidades.
“Y malditos serán los descendientes de aquel que se mezcle con la posteridad de ellos; porque serán maldecidos con la misma maldición. Y el Señor lo habló; y así fue.
“Y a causa de la maldición que vino sobre ellos, se convirtieron en un pueblo ocioso, lleno de maldad y astucia, y cazaban animales salvajes en el desierto.
Por estos versículos parecería evidente que la maldición fue ser aislados de la presencia de Dios, o en otras palabras, experimentaron una pérdida del Espíritu Santo. Esto, entonces, fue la causa de su pereza, vandalismo, sutileza, y corazones como pedernal. En relación a esta maldición y seña, el autor Daniel Ludlow ha dicho:
“Esta es la única referencia en todo el Libro de Mormón donde un adjetivo definido de color ["negrura"] se usa para referirse a esta seña. Todas las otras referencias lo llaman una ‘piel de oscuridad’ o una ‘piel oscura.’ Es interesante notar que los términos ‘negrura’ y ‘oscura’ son intercambiables en el hebreo. Incluso en el hebreo moderno no es inusual para algunos traductores diestros escoger oscura como la mejor traducción (Book of Mormon Companion, página 132).
Por lo tanto, la palabra “negrura” podría y posiblemente debería significar “oscura.” El color de la piel de uno no tiene nada que ver con el comportamiento. Tener el Espíritu o no tener el Espíritu, tiene todo que ver con el comportamiento de una persona. El presidente Joseph Fielding Smith aclara este punto. El dijo: 
“La piel oscura fue puesta sobre los lamanitas para que ellos pudieran distinguirse de los nefitas y evitar que los dos grupos de personas se mezclaran  La piel oscura fue un signo de esta maldición. La maldición fue el retiro del Espíritu del Señor. La piel oscura…no se considera más un signo de la maldición. Muchos de estos conversos son deleitables y tienen el Espíritu del Señor” (Answers to Gospel Questions, 1:123-24).
Alma 9:14 reitera las enseñanzas del presidente Smith:
“Ahora quisiera que recordaseis que los lamanitas, por cuanto no han guardado los mandamientos de Dios, han sido separados de la presencia del Señor. Vemos, pues, que la palabra del Señor se ha cumplido en esto, y los lamanitas han quedado separados de su presencia, desde el principio de sus transgresiones en esta tierra.” 
De nuevo, la maldición es estar separados de la presencia del Señor, no el color de la piel. Donde muchos se confunden en este asunto, es cuando leen en Alma 3:6-10:
“Y la piel de los lamanitas era obscura, conforme a la señal que fue puesta sobre sus padres, la cual fue una maldición sobre ellos por motivo de su transgresión y su rebelión en contra de sus hermanos Nefi, Jacob, José y Sam, que fueron hombres justos y santos.
“Y sus hermanos intentaron destruirlos; por lo tanto, fueron maldecidos; y el Señor Dios puso una señal sobre ellos, sí, sobre Lamán y Lemuel, y también sobre los hijos de Ismael y en las mujeres ismaelitas.
“Y se hizo esto para distinguir a su posteridad de la posteridad de sus hermanos, para que por ese medio el Señor Dios preservara a su pueblo, a fin de que no se mezclaran ni creyeran en tradiciones incorrectas que causarían su destrucción.
“Y aconteció que quien mezclaba su simiente con la de los lamanitas traía la misma maldición sobre sus descendientes.
“Por tanto, todo el que se dejaba desviar por los lamanitas recibía ese nombre, y le era puesta una señal.”
Así que, la señal se convirtió en una maldición pero esa no era la maldición. Llegó a ser una maldición porque las personas participaron de la maldad de los lamanitas. Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet se pronunciaron sobre este punto cuando escribieron: “Debido a su iniquidad, los lamanitas fueron maldecidos con una ‘piel de oscuridad.’ Nuestro texto nos dice que ellos fueron maldecidos a fin de que no fueran atractivos para los nefitas. El Antiguo Testamento contiene amplia evidencia que cuando los hijos de Israel se casaban fuera del convenios, eran disuadidos de la veneración de la verdad y del Dios viviente, y rápidamente aceptaban la idolatría de los cananeos”.(Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 1:123-24).

La evidencia de que esta señal llegó a ser una maldición viene de la historia en el mismo capítulo de Alma, cuando los amlicitas se señalaron a sí mismos y se unieron a los lamanitas:
“Ahora volveremos otra vez a los amlicitas, porque también sobre ellos fue puesta una señal; sí, ellos mismos se pusieron la señal; sí, una marca roja sobre la frente.

“De este modo queda cumplida la palabra de Dios, porque éstas son las palabras que él dijo a Nefi: He aquí, he maldecido a los lamanitas, y pondré sobre ellos una señal para que ellos y su posteridad queden separados de ti y de tu posteridad, desde hoy en adelante y para siempre, salvo que se arrepientan de su iniquidad y se vuelvan a mí, para que yo tenga misericordia de ellos.
“Y además: Pondré una señal sobre aquel que mezcle su simiente con la de tus hermanos, para que sean maldecidos también.
“Y además: Pondré una señal sobre el que pelee contra ti y tu posteridad.
“Y digo también que quien se separe de ti, no se llamará más tu posteridad; y te bendeciré a ti, y al que fuere llamado tu descendencia, desde hoy en adelante y para siempre; y éstas fueron las promesas del Señor a Nefi y a su posteridad.
“Ahora bien, los amlicitas no sabían que estaban cumpliendo las palabras de Dios cuando empezaron a marcarse la frente; sin embargo, se habían rebelado abiertamente contra Dios; por tanto, fue menester que la maldición cayera sobre ellos.
“Ahora bien, quisiera que entendieseis que ellos trajeron sobre sí mismos la maldición; y de igual manera todo hombre que es maldecido trae sobre sí su propia condenación” (Alma 3:13-19).
Los amlicitas se marcaron con rojo, y la maldición cayó sobre ellos, pero la piel oscura no cayó sobre ellos. Ellos mismos se distinguían de los nefitas por sus marcas y trajeron sobre sí la maldición de ser separados de la presencia de Dios.

Otro excelente ejemplo de la diferencia entre la señal y la maldición, es la historia de los anti-nefi-lehitas que se encuentra en Alma 23:17-18:
“Y sucedió que se pusieron el nombre de anti-nefi-lehitas; y fueron llamados por ese nombre, y dejaron de ser llamados lamanitas.

“Y empezaron a ser una gente muy industriosa; sí, y se volvieron amistosos con los nefitas; por lo tanto, establecieron relaciones con ellos, y la maldición de Dios no los siguió más.”
La maldición no los siguió más, pero sí la piel oscura por ser lamanitas de nacimiento. La piel oscura era la señal para distinguir a los dos grupos de personas. Cuando esa característica ya no fue necesaria, entonces ya no había necesidad de colores diferentes de piel. Las personas entonces se distinguían por buenas y malas, no claras y oscuras. Sólo a un grupo de personas les fue cambiado el color de su piel. Todas las personas rectas entre los nefitas y lamanitas que se habían unido contra la banda secreta de los ladrones de Gadiantón. La maldición y la señal fueron quitadas a los lamanitas en esta ocasión.
“Y les fue quitada su maldición, y su piel se tornó blanca como la de los nefitas;

“y sus jóvenes varones y sus hijas llegaron a ser sumamente bellos, y fueron contados entre los nefitas, y fueron llamados nefitas. Y así concluyó el año trece” (3 Nefi 2:15-16).
La palabra clave en el versículo 15 es “y”, la cual crea una diferencia distintiva entre la maldición y la señal.

19 noviembre 2009

Los descendientes de José vendrían a los collados eternos

Encontramos otro pasaje bíblico con fuertes vínculos hacia El Libro de Mormón en Génesis, capítulo 49. 


Tomado de "Pruebas bíblicas sobre la Iglesia restaurada y el Libro de Mormón", Pág.30-31
Duane S. Crowther.



Recordemos algo sobre la historia del Antiguo Testamento para preparar el marco para esta profecía. Recuerden que Abraham era el padre de Isaac y que Isaac era el padre de Jacob; y Jacob fue el padre de los hijos que llegaron a ser las cabezas de las doce tribus de Israel. El Señor Jehová cambió el nombre de Jacob por el de Israel. Jacob tuvo un hijo que era particularmente notable. Fue José, el que fue vendido  a Egipto por sus hermanos. Después de que José salvó al pueblo de Egipto y a todas las naciones a su alrededor de los efectos de los siete años de hambruna, llegó a ser el segundo del Faraón.

Al final de Génesis leemos cómo Jacob, para entonces ya un anciano cercano al fin de sus días, pronunció bendiciones proféticas sobre sus hijos y sobre dos de sus nietos. En Génesis, capítulo 49 encontramos esas bendiciones proféticas dadas a sus descendientes. En Génesis 49:22-26, se encuentran las palabras proféticas que pronunció acerca de los descendientes de José, y esas palabras describen hechos que sucedieron en los registros del Libro de Mormón:
"Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vastagos se extienden sobre el muro. Le causaron amargura, le asaetearon. Y le aborrecieron los arqueros; mas su arco se mantuvo poderoso, y los brazos de sus manos se fortalecieron por las manos del Fuerte de Jacob (Por el nombre del Pastor, la Roca de Israel), por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre. Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores; hasta el término de los collados eternos serán sobre la cabeza de José, y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos."
Analicemos esta gran bendición, porque encontramos varias frases que se aplican solamente en el recuento de Lehi y su pueblo, quienes fueron descendientes de José.

El versículo 22 dice: "Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vastagos se extienden sobre el muro." Veamos si podemos comprender esta frase. "Rama fructífera es José" quiere decir que iba a tener muchos descendientes. Iba a ser una rama fructífera junto a una fuente, o junto al mar, y sus vastagos iban a extenderse sobre el muro. En la antigüedad, el pueblo de Israel era un pueblo de tierra, no de navegación, y el mar formaba un muro. Sin embargo, la profecía de José era que un vastago de la casa de José iba a cruzar ese muro, o sea, cruzar el mar. Y eso fue exactamente lo que sucedió cuando la familia de Lehi construyó un barco y navegaron por el muro, que era el mar.

Encontramos otra frase que es muy significativa. En el versículo 26 dice: "Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores, hasta el término de los collados eternos ....". ¿Qué quiere decir esto? Nos dice hacia dónde fueron los descendientes de José que cruzaron el gran océano. Si vemos un mapa mundial y buscamos la cordillera de montañas más grande, encontraremos los collados eternos. Esos collados eternos son las montañas que surgen del mar, muy al norte en la punta occidental de Alaska. Las montañas emergen del mar, luego hacen curva hacia Alaska y Canadá y los Estados Unidos, México y Centro América, y continúan hasta llegar a la punta de América del Sur, donde desaparecen nuevamente en el mar. Son verdaderamente collados eternos sin ningún principio o fin visibles. Es la cordillera más grande de la tierra.

Queda claro que Jacob sabía lo que sucedería con la colonia del Libro de Mormón cuando predijo que algunos vastagos de José, no todos, sino algunos, se extenderían sobre el muro; que sus descendientes serían grandemente bendecidos, y que esas bendiciones serían mayores que las bendiciones de sus hermanos, porque se extenderían hasta el final de los collados eternos, cuando vinieran a las Américas. Profetizó que esas bendiciones serían sobre la cabeza de aquél que fue apartado de entre sus hermanos. Ese es Lehi—nosotros creemos que vino con su pueblo y se establecieron en las Américas.

Habrá algunos que no estén de acuerdo con esta interpretación, pero si deciden no estar de acuerdo, entonces tendrán que dar su propia explicación. Primero, quiénes serían los vastagos de José que se extenderían sobre el muro; segundo, dónde estaba ese muro; tercero, dónde está la tierra de los collados eternos hacia donde se extenderían esos vastagos; y cuarto, deberán explicar quién sería separado de entre sus hermanos, que era descendiente de José. Ese es mi desafío hacia ellos: dar una explicación adecuada de estos cuatro enunciados.

Cuando leo los escritos de los estudiosos de la Biblia, me parece que no tienen ninguna respuesta a esas cuatro preguntas. No pueden identificar quiénes eran los vastagos o cuál era el muro sobre el cual se extenderían, o dónde estaría la tierra de los collados eternos, o quién era el descendiente de José que sería separado de entre sus hermanos. Sin embargo, encontramos todas esas respuestas en el Libro de Mormón porque cumple las profecías de la Biblia.

18 noviembre 2009

La muerte de Labán

Gentileza de: Jorge Albarran Riquelme
www.mistraduccionessud.es.tl


En el primer capítulo del Libro de Mormón, nos vemos confrontados con la decisión que Nefi debe tomar de matar a Laban. Incluso el Espíritu debe razonar con él y recordarle las promesas divinas para él y su posteridad si es obediente a los mandamientos de Dios. Cuando Truman G. Madsen, un recientemente fallecido y renombrado profesor de la BYU, tuvo hace algunos años la oportunidad de compartir este episodio del Libro de Mormón con sus alumnos de medio oriente, le llamó la atención su reacción. Contraria a nuestra mentalidad occidental, ellos no podían comprender por qué Nefi se demoró tanto en cumplir con el mandato.

Al parecer, una de las razones más influyentes en la reacción inicial de Nefi fue el hecho de que nunca antes había derramado sangre inocente y que “[deseó] no tener que [matar a Labán].” (1 Nefi 4:10). No fue precisamente el argumento que el Espíritu le recordó de que “…es preferible que muera un hombre a dejar que una nación degenere y perezca en la incredulidad” (1 Nefi 4: 13) lo que prolongó su decisión. Por el contrario, Nefi, como judío, conocía este principio, y este es precisamente un punto que emerge como una evidencia arqueológica recientemente redescubierta a favor del Libro de Mormón.

En este sentido, me encontré una muy interesante presentación de video en YouTube de un miembro de la Iglesia, el hno. Kerry Shirts, de Idaho, Estados Unidos, y conocido como “The Backyard Professor”, (“El Profesor del Patio”). El hno Shirts señala en su sitio de YouTube que le encanta aprender idiomas antiguos. De hecho conoce el hebreo, griego, latín, alemán, francés, el egipcio hieroglifico, el árabe, el copto y el sánscrito. Además enseña hebreo gratis en uno de sus podcasts para que los miembros de la Iglesia puedan leer la Biblia en una de sus versiones originales. Además, ha sido invitado a clases de instituto y participado en diversas presentaciones sobre evidencias arqueológicas del Libro de Mormón y la Biblia, basadas en diversas fuentes antiguas.

En una de sus últimas presentaciones en video, sobre el tema de la muerte de Labán, titulado What is the issue with slaying Laban?!? (¿Cuál es el tema con matar a Labán?), el hno Shirts comienza citando a un famoso erudito SUD, el hermano John W. Welch, en su Libro “Ecoes and Evidences of the Book of Mormon” (“Ecos y Evidencias del Libro de Mormón”), donde se presentan evidencias desde el punto de vista legal. Se menciona la razón legal religiosa o el principio mediante el cual Labán debía ser ajusticiado: “…es preferible que muera un hombre a dejar que una nación degenere y perezca en la incredulidad” (1 Nefi 4: 13). Quinientos años más tarde, Corihor, el primer anticristo del Libro de Mormón, sufre la misma sentencia divina ante Alma, como Sumo Sacerdote y ante el juez superior (Alma 30:47). Nuevamente, se aplica el mismo principio en términos legales de la ley civil y religiosa en casos muy específicos. Uno no puede menos que recordar que el mismo principio lo aplicó el sumo sacerdote Caifás al Salvador: "nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.” (Juan 11: 50). Pero, nos podemos preguntar, si aplicaron esta ley en el tiempo de Cristo, ¿habrá algún precedente anterior en la Biblia?

El hermano Shirts cita a John Welch, a quién le llevó años encontrar la respuesta a esta pregunta. Y la halló accidentalmente al toparse con un artículo de un erudito titulado “The death of one for all: John 11:46-54 in Light of Judaic tradition” (“La muerte de uno por todos: Juan 11: 46-54 a la luz de la Tradición Judaica”) . El artículo mostraba que esta ley bíblica se aplicó en ciertas ocasiones específicas alrededor del 600 a. C., el cual es precisamente el rango de tiempo en que Lehí huye con su familia de Jerusalén y parte rumbo a una tierra prometida.

El precedente se encuentra en 2 Samuel 20. Las tropas del rey David perseguían a Seba, un rebelde político acusado de alta traición. Cuando Seba se refugió en la ciudad de Abel-bet-maaca, Joab, uno de los generales del Rey David, sitió la ciudad y demandó que le entregaran a Seba o destruiría la ciudad. Los ciudadanos de Abel-bet-maaca decapitaron a Seba y arrojaron su cabeza por sobre el muro de la ciudad. Sólo entonces, Joab y sus tropas se retiraron.

Otro caso, aunque más plenamente detallado en la tradición oral judaica del Antiguo Testamento, fue el de Joacim, rey de Judá, quien se sublevó contra el rey de Babilonia aproximadamente al mismo tiempo que Lehí dejó Jerusalén. Nabucodonosor exigió que le entregasen a Joacim o la nación entera sería destruida. Naturalmente, Joacím protestó, y según la tradición oral, argumentó diciendo: “¿Puede él [Nabucodonosor] sacrificar la vida de uno por la de otro?“. A lo que el consejo judío le respondió duramente: “Eso hicieron con Seba, hijo de Bicri.” Entonces, basándose en esta ley, entregaron a Joacim a Nabucodonosor, quien se lo llevó de regreso a Babilonia (2 Crónicas 36:6). Se presume que allá fue finalmente ejecutado.

De este modo, según afirma el hno Shirts, los casos de Labán y Corihor calzan perfectamente con esta antigua tradición judaica, la cual operaba bajo ciertas condiciones. Y es precisamente en el caso de Labán en el cual el Espíritu le indica a Nefi que debía ser aplicada. La reacción de Nefi nos muestra que para él era conocida, otra evidencia arqueológica más a favor del Libro de Mormón, cuyos profetas provenían del mismo trasfondo cultural bíblico. Sin embargo, la mayoría de los eruditos no habían tomado consciencia de esta ley antigua hasta muy recientemente en esta última década.

11 noviembre 2009

Cristo en América, impresionante recopilación de leyendas

Del libro "Caminando en las Américas", de L. Taylor Hansen


Esta reconocida arqueóloga obtuvo su maestría en Arqueología, Antropología y Geología en la Universidad de Stanford. Ella es considerada una autoridad entre los indígenas de Norteamérica y Sudamérica, tras haber estudiado entre ellos durante mas de treinta años.

Taylor realizó una correlación de leyendas de muchas tribus diferentes en todo el continente americano; consultó museos, bibliotecas y expertos en folclore, además fue respaldada por excavaciones de antiguas ruinas, documentando cada uno de sus descubrimientos recopilados durante 25 años.

En su libro "Caminado en las Américas", hace una relación de muchas leyendas oídas por los nativos. Lo interesante es que en todas ellas existe un denominador común, todas coinciden en decir que sobre el continente Americano hace ya 2.000 años, un hombre blanco apareció entre ellos y les enseñó un mensaje de amor, realizando impresionantes milagros, sanando enfermos y resucitando muertos. Luego se fue y tal cual lo hizo el Salvador Jesucristo, les prometió un día regresar. 

La autora en el libro realiza el siguiente comentario:
"La información que doy aquí es sólo para que vean las leyendas por sí mismos. Para determinar dentro de su propio corazón, si este profeta era realmente Jesús o de algún otro.
¿Es aquí donde Jesús iba cuando hablaba a sus apóstoles de ir a cuidar a sus ovejas de otros? 
Juan 10:16 "Y tengo otras ovejas que no son de este redil, aquéllas también debo traer, y oirán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor ..."
Estas palabras son realmente impresionantes, considerando que no se trata de un miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días.

A continuación citaremos una de estas leyendas:
"Estaba con barba, y pálido , sin duda, un hombre blanco. Sus ojos eran como gris-verde como el agua, aún verdes, y tal como variable en su color. Vino a nosotros un día en el amanecer y la luz le acarició el cabello con el brillo del oro o rojo hasta que brilló como el cobre recién extraído. Sin embargo, Él no era como los hombres de su pueblo. Este era un dios, con alma de gran estatura. Si tocaba a un hombre que estaba herido, uno se convirtió en curado.
Su vestido era largo y blanco hasta el ruedo, que casi se escondió sus sandalias doradas. Todo el mundo quería hacerle ropas blancas, porque entonces dejaría atrás los viejos, y todo lo que tocaba estaba encantado con su Dios-como el poder de curación.
Vino solo. Organizó las iglesias, Cambio los templos , enseñó el sacerdocio. Algunos dicen que les enseñó un lenguaje secreto con ciertos signos de saludo. No lo sé."
Este fascinante libro es respaldado por la ciencia y escrito por alguien que no tiene ninguna relación con nuestra Iglesia.

Cristo vino a estas tierras, nos enseñó su valioso mensaje que perduró a través de cientos de años en los corazones de hombres que le vieron y escucharon y que traspasaron de padres a hijos este conocimiento hasta el día de hoy.

Lo sabemos por fe, y palabras como las de este nativo americano, solo nos ayudan a fortalecer nuestro testimonio de lo que sabemos, es cierto.

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