Una de las evidencias claras de que el Libro de Mormón es verdadero, es la existencia de los testigos presenciales. Tres de ellos, que vieron al ángel quién les mostró las planchas y los otros ocho que además las tocaron y palparon con sus manos.
Por: Jack H West.
Como sabemos, algunos de estos testigos se apartaron de la Iglesia; incluso algunos de ellos fueron excomulgados, y en este punto es importante destacar que José Smith no dudó en excomulgarles, debido a que la situación lo requería correctamente.
¿Por qué estos hermanos nunca negaron su testimonio, aún encontrándose fuera de la Iglesia? Aún sintiéndose ofendidos con el Profeta tal vez, nunca lo hicieron, es más, siempre defendieron con ímpetu la verdad acerca del Libro de Mormón. ¿Será acaso que pesaron sobre ellos las palabras del ángel que decían que si negaban lo vivido y sentido durante esa tarde, no tendrían perdón ni en esta vida ni en la venidera?
Es el caso de David Witmer, el único de los testigos excomulgado que jamás volvió a la Iglesia, pero que sin embargo, fue capaz de entregar este poderoso testimonio que quedó registrado en los periódicos de la época, el "London Times" y el "New York Times".
He aquí su historia...
"David era un hijo rico de una familia acomodada de campesinos en la zona donde vivía José Smith. De acuerdo con su testimonio, nació en el mismo año que José Smith, en el año de 1805.
Testifico que era amigo muy íntimo de Oliverio Cowdery. Cuando Oliverio decidió ir a Pensilvania de la parte oeste del Estado de Nueva York para conocer al Profeta y ver si podría saber, mediante una visita personal, si era una persona honesta o no, David le pidió a Oliverio le escribiera una carta diciéndole su opinión del Profeta.
"Es verdad que recibí la carta de Oliverio Cowdery," declaro David, "y no solo me dijo que él creía que el Profeta era un profeta verdadero, sino que también me pidió que me apurara en ir donde él yo también, porque estaba muy deseoso de que yo le conociera."
David Whitmer era muy bien educado. Su visita al Profeta José constituyo la segunda vez que un joven bien educado, en cuanto a enseñanza formal, había hablado con el joven campesino que ni había llegado al octavo grado. En muy poco tiempo, David también llego a convencerse tanto de que José decía la verdad, que estaba dispuesto a dejar todos los asuntos que llevaba entre manos, para seguir a este Profeta de Dios de nuestros días. Vivió para ver el día en que sus familiares llegaron a ser miembros muy activos de la iglesia.
Al seguir su historia desde el principio, como se ve dellatada en la lamina de la pagina 7, conoció por primera vez al Profeta José Smith en 1829. Durante nueve años, David fue muy activo en la iglesia.
¿Sobre qué testifico el? "Su testimonio fue casi idéntico al de Oliverio Cowdery, en cuanto al ángel en el bosque; el traer las planchas de oro; su contacto visual con el archivo, mientras se pasaron las páginas delante de sus ojos. Ahora nótese esto: Él, igual que los otros testigos especiales, declaró que no sólo había visto las planchas, sino que también las tocó con sus propias manos.
De modo que no podía haber dudas en cuanto a la existencia física y real en aquel día y época de alrededor de 1830.
¿Qué paso con David Whitmer después de estar activo por unos nueve años? También declaró que más tarde en su vida pareció que el espíritu del mal había entrado en su corazón. Por haber escrito una carta muy insultante en la cual puso su firma como Presidente de la Iglesia y ademas por otras cuatro acusaciones más, que fueron probadas contra este hombre en un juicio de la Iglesia, él, también, fue excomulgado, públicamente humillado y abandonado.
Los asuntos relacionados con dinero son la causa muchas veces de conflictos entre los llamados criminales. En asuntos criminales, se ha sabido que cada crimen se comete por alguna razón, y que algunas de las razones mas potentes son el deseo de poder, de riqueza y de fama. El poder, la riqueza y la fama, son los tres motivos más básicos y potentes para el crimen. Hallamos entre los doce testigos —(los tres testigos especiales, el testigo principal y los otros ocho testigos)— unas condiciones casi ideales para la traición entre sí mismos, si el Libro de Mormón hubiera sido una obra fraudulenta. Si hubiera existido una confabulación entre el Profeta y los testigos, ellos, por necesidad, hubieran tenido que mantenerse como una banda unida.
Un desacuerdo de parte de cualquiera de ellos, hubiera significado la destrucción de todo fraude, si tal hubiera sido. Sin embargo, la acción firme del Profeta José y de la Iglesia cuando estos hombres se desviaron, es una evidencia de que su obra no era fraudulenta. No había nada que temer. Y, sin embargo, los desacuerdos que iban en aumento dieron toda oportunidad de desbaratar la obra, ai hubiera sido falsa. Primeramente, vino la enemistad porque se le quito a Oliverio Cowdery posibles fuentes de poder. Con relación a David Whitmer, ocurrieron cuestiones sobre dinero.
Cuando la Ley de Consagración fue dada, José Smith se dirigió a David Whitmer, uno de los hombres más ricos de la iglesia, y le pidió que fuera uno de los primeros ejemplos en traspasar, con título de pleno derecho y permanente, todas sus propiedades; toda su riqueza, al Obispo de la Iglesia, David lo hizo sin titubear. Eso ocurrió durante los nueve años en que era miembro activo de la iglesia. Cuando fuée excomulgado de la iglesia, no pidió ni recibió de vuelta ni un centavo de esa riqueza.
Con la ocurrencia de circunstancias tan extremas, ciertamente Oliverio o Whitmer hubieran puesto al descubierto el fraude de José Smith, si no hubiera sido un verdadero Profeta de Dios y si el Libro de Mormón no hubiera sido la obra de Dios.
David Whitmer es el único de los tres testigos especiales que murió fuera de la iglesia. Sin embargo, al seguir su vida después de haber dado su testimonio, vemos que ocurren unas cosas muy raras. En el ocaso de su vida, como él mismo lo llama, supo que alguien había dicho que él había negado su testimonio como uno de los tres testigos del Libro de Mormón. Acuérdese que él había firmado aquella declaración que también había firmado Oliverio Cowdery en las primeras páginas del Libro de Mormón, como uno de los testigos especiales.
David se preocupó tanto como resultado de este rumor —basado en el dicho de algunos señores— sobre que él había negado su testimonio, que visitó a diecinueve de los hombres más respetados de la comarca donde él había vivido por más de cuarenta años —jueces, magistrados, presidentes de bancos, dueños de casas editoras y otros—, diecinueve de ellos, sin ser ni uno solo miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Les dijo a estos señores:
"¿Estarían ustedes dispuestos a tomar un juramento y testificar delante del mundo que me han conocido desde hace muchos años como íntimo amigo y que mi palabra es como el oro? Y ellos dijeron: "Por cierto que sí, David." Entonces querían saber de qué se trataba. Y el dijo: "No les voy a contestar esa pregunta hasta que me hayan dicho un sí o un no inequívoco. Pues le dijeron que sí, que darían tal testimonio. Entonces se les aclaró lo que David tenía pensado. Dijo: "De una vez por todas, voy a testificar por escrito y publicarlo para que todo el mundo lo sepa, que en mi vida he negado mi testimonio como testigo del Libro de Mormón, y aún más, voy a declarar que siempre he sido fiel a aquel testimonio. Entonces, a renglón seguido, quiero el juramento de ustedes que soy honesto y de buena reputación." Luego dijo: "Creí seguramente que algunos de estos señores faltarían a su palabra cuando les dije eso, pero todos la cumplieron."
Lo que sigue, es la declaración que hizo publicar David Whitmer por primera vez bajo fecha del 25 de marzo de 1881, más de cincuenta años después de haber testificado sobre la veracidad del Libro de Mormón. Apareció por primera vez en el Conservator de Richmond, Condado de Ray, Estado de Misuri. Nótese la delicadeza de David Whitmer al referirse al hombre que le acusó falsamente. En vez de llamarle un mentiroso, se limitó a decir: "Con el fin de que él me comprenda ahora, si es que no me comprendió en aquel entonces, y para que el mundo sepa la verdad."
A todas las naciones, lenguas y pueblos a quienes llegaren estos presentes: Habiendo sido aludido por uno llamado Jacob Murphy de Palo, condado de Caldwell, Misuri, que yo, en conversación con él el verano pasado, negué mi testimonio como uno de los tres testigos del Libro de Mormón. Con el fin de que él me comprenda ahora, si es que no me comprendió en aquel entonces, y para que el mundo sepa la verdad, deseo ahora, en el ocaso de mi vida y en el temor de Dios, de una vez y por todas, hacer esta declaración pública: Jamás en mi vida he negado aquel testimonio ni ninguna de sus partes. Siempre he sido fiel a aquel testimonio. Yo vuelvo a afirmar la verdad de todas mis declaraciones, tal como fueron hechas y publicadas en aquel entonces. No era ninguna con tabulación. En el espíritu de Cristo presento estas declaraciones al mundo, siendo Dios mi juez respecto a la sinceridad de mis intenciones.
Firmado y sellado: David Whitmer
A renglón seguido, viene esta declaración:
Bajo nuestra firma, nosotros, los ciudadanos de Richmond, condado de Ray, Misuri donde David Whitmer, padre, ha vivido desde el año 1838, certificamos que hace mucho que le conocemos íntimamente, y sabemos que es un hombre de una moral intachable y de indudable honradez y veracidad.
en Richmond, Misuri, este día 20 de marzo, D.C. 1881.
Firmado y sellado;
A. W. Doniphan
Jorge W. Dunn (Juez del circuito judicial)
T. J. Woodson (Gerente de la Caja de Ahorros del Condado de Ray)
J. T. Child (Editor del Conservator)
Y si hubiera tiempo, se podría repasar la lista de los otros quince.
David Whitmer no estaba satisfecho de ver aparecer estas declaraciones nada más en los periódicos de Richmond, Condado de Ray; por lo tanto, hizo mandar una copia certificada al New York Times, y pidió que la publicaran en la parte delantera de su periódico. Así lo hicieron.
Luego mando una copia al gran London Times. Aquel periódico, junto con el New York Times, circulaba en todo el mundo. ¡Y esta declaración y afirmación era noticia de interés!
Muchos capitanes de barco que venían de todas partes del mundo habían entrado en el puerto de Nueva York y testificado que habían estado, en muchos países donde el nombre del gran presidente de los Estados Unidos, Abraán Lincoln, no se había oído jamás; pero nunca habían estado en ningún país donde no se conociera el nombre del profeta José Smith y donde la gente no tenía ninguna opinión ni en pro ni en contra de su obra. Cualquier cosa que tuviera que ver con el Libro de Mormón valía como noticia y, por lo tanto, estos periódicos publicaron este artículo con gusto.
Inmediatamente ante la idea de morir, David pidió que el New York Times publicara otra vez el artículo; esta vez en la primera página y así lo hicieron.Cuando David Whitmer se veía en su lecho de muerte (el único miembro de los tres testigos especiales en morir fuera de la iglesia), todavía se sentía con tanta exigente necesidad de reiterar el testimonio que había dado sobre la publicación del Libro de Mormón y su veracidad, que junto a todos sus seres más queridos y les declaro que no se había unido a ninguna otra iglesia porque no creía que existiera ninguna otra iglesia verdadera sobre la faz de la tierra. Lo más probable en su caso es que se sentía herido en su amor propio. No se encentraba tan amargado hacia el Profeta como lo había estado Oliverio en una época, pero nunca volvió a bautizarse miembro de la iglesia.
Sin embargo, al juntar a sus seres queridos alrededor de su cama, les dijo:
"Nunca he negado mí testimonio; quiero que vosotros me defendáis ya que no estaré yo aquí para hacerlo en persona y decidles, que en mi lecho de muerte, en el temor de Dios, mi Hacedor, os declaré, con mi ultimo suspiro, que no había negado jamás mi testimonio respecto a la salida del Libro de Mormón."