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20 mayo 2010

Creciente evidencia proveniente de la arqueología del Nuevo Mundo que apoya al Libro de Mormón.


El Dr. John Clark de la New World Archaeological Foundation registró una lista de sesenta objetos mencionados en el Libro de Mormón. La lista incluye “espadas de acero”, “cebada”, “cemento”, “tronos”, y alfabetización. En 1842, se confirmó que sólo ocho (o 13,3%) de esos sesenta artículos se confirmaron por evidencia arqueológica. Entonces, a mediados del siglo XIX, la arqueología no apoyó las afirmaciones formuladas por El Libro de Mormón.

A medida que los esfuerzos arqueológicos han arrojado luces sobre el Nuevo Mundo de la antigüedad, se ha confirmado como evidencia a cuarenta y cinco de los sesenta artículos (75%) en el año 2005. Treinta y cinco de los objetos (58%) han sido definitivamente confirmados como evidencia arqueológica y diez objetos (17%) han recibido posible confirmación – tentativa, pero no completamente verificada. Por lo tanto, como están las cosas en este momento, la evidencia arqueológica del actual Nuevo Mundo tiende a verificar las afirmaciones hechas por el Libro de Mormón (John L. Clark), por eso la única evidencia firme e inmutable es la que enseña la Iglesia y es que el Espíritu señale a tu corazón su veracidad a traves de una invitación sincera a Nuestro Padre Celestial.

Es solo un tema de tiempo e investigación que la arqueología continúe avalando la veracidad del libro de Mormón. Hace unos días vi un reportaje del History Chanel en el que se mencionaba que solo se ha investigado el 1% de todas las ruinas que existen actualmente en América, el 99% aún continua en el misterio y enterradas esperando entregar sus verdades una vez que existan los recursos y el pasar del tiempo permita un trabajo investigativo en toda América.

10 mayo 2010

El Libro de Mormón se publicó hace 180 años y ya predecía el recogimiento de la nación Judía

Extracto del libro aún inédito "Testimonios adicionales de la veracidad del Libro de Mormón - 
Insertos en el propio libro", que escribe Rafael Diogo Jara.


En 2 Nefi 6:8-10,14 dice: 
“…Porque he aquí, el Señor me ha manifestado que los que se hallan en Jerusalén, de donde venimos, han sido destruidos y llevados cautivos.
“No obstante, el Señor me ha mostrado que volverán otra vez…
“Y después que hayan empedernido sus corazones y endurecido sus cervices contra el Santo de Israel, he aquí, los juicios del Santo de Israel vendrán sobre ellos. Y se aproxima el día en que serán heridos y afligidos.
“Y he aquí, según las palabras del profeta, el Mesías se dispondrá por segunda vez restaurarlos…”

En estas escrituras, Nefi está hablando de dos dispersiones del pueblo de Israel. La primera que ocurrió casi inmediatamente después de la partida de la familia de Lehi de Jerusalén; y la segunda que ocurrió después de la crucifixión de Cristo. En ambas, Nefi profetiza que serán recogidos nuevamente. El primer recogimiento ocurrió después de Nefi y antes del profeta José Smith, quien tradujo el Libro de Mormón. Pero el segundo recogimiento ocurrió 118 años más tarde de publicado el Libro de Mormón.

Al momento de la publicación del Libro de Mormón (año 1830), la nación judía estaba diseminada por todo el mundo sin un hogar o patria. En las postrimerías del siglo XIX, el Sionismo comenzó como un movimiento político por la redención de la nación judía en la Tierra de Israel, adquiriendo forma legal en 1897. Este movimiento estaba animado por el deseo de lograr un hogar internacionalmente reconocido y legalmente seguro para la nación judía en su patria histórica. Recién a 118 años de la publicación del Libro de Mormón, el 14 de mayo de 1948, los judíos se constituyeron oficialmente en el Estado de Israel, poseyendo ellos una parte del país y la otra los árabes.

A partir de ese momento comienza la restauración de los judíos a su lugar de origen. Desde entonces los judíos han vuelto por miles de su larga dispersión, destacándose en el año 1984 el arribo a Israel de 15.000 judíos etíopes, y en el año 1990 la llegada desde la Unión Soviética de 185.000 judíos, sumados a otros arribos de millares anualmente. Este regreso es denominado por los judíos como “Aliyá”. (Fuente consultada: “Aliyá, el Crisol de las Diásporas” – Edición israelita de 1991).

En los propósitos del Libro de Mormón, escritos por la mano de Mormón, que figuran al principio del Libro (Pág. III), dice: “Lo cual sierva para mostrar al resto de la casa de Israel… y sepan que no son ellos desechados para siempre.”

También en 1 Nefi 15:19-20 dice: “…Sí, les hablé concerniente a la restauración de los judíos en los postreros días… Y que después que fuesen restaurados, no volverían a ser confundidos ni esparcidos otra vez.”

Conclusión: Los textos analizados en este capítulo constituyen un testimonio adicional de la veracidad del Libro, porque el cumplimiento cabal de esta profecía del segundo recogimiento del pueblo de Israel, es una prueba más de la divinidad del Libro de Mormón. Solamente con el espíritu de profecía podría predecirse 118 años antes que los judíos “después que hayan empedernido sus corazones y endurecido sus cervices contra el Santo de Israel… el Mesías se dispondrá por segunda vez restaurarlos…”. También, sólo con el espíritu de profecía podría expresarse tan anticipadamente la frase esperanzadora “y sepan que no son ellos desechados para siempre”, a pesar de de haber sido tan cruelmente perseguidos, despreciados y asesinados.

También es una prueba adicional de su veracidad, porque se ha cumplido hasta el día de hoy la profecía que dice que “después que fuesen restaurados, no volverían a ser confundidos ni esparcidos otra vez.” Hoy a 62 años de que los judíos se constituyeron en estado, y a 180 años de publicado el Libro de Mormón, no han sido dispersados nuevamente, y por el contrario, han estado regresando por millares anualmente de todas las naciones.

Nota: El autor ha procurado hacer referencia a hechos históricos, para explicar el cumplimiento de las profecías del Libro de Mormón, como es el objeto de esta obra, pero no es una opinión sobre disputas actuales o antiguas entre judíos y árabes, aunque sí desearía que se conciliaran en paz los derechos de ambos hijos de Abraham.

03 mayo 2010

1 Ne 17:5 La tierra que llamamos Abundancia

Autor:  Hug Nibley.



“Después de viajar a través de una distancia extensa en una dirección hacia el sur, sureste (16:14,33), el grupo se dirigió casi directamente hacia el este a través del peor desierto de todos, donde ellos "pasaron trabajosamente a través de mucha aflicción," para emerger en un estado de agotamiento casi completo en un paraíso completamente inesperado a la orilla del mar. Hay tal paraíso en las Montañas Qara en la costa del sur de Arabia.
“De las Montañas Qara que se encuentran en ese sector limitado de la costa del sur de Arabia, a la que Lehi debió haber llegado si dio vuelta hacia el este en el decimonoveno paralelo. Bertram Thomas, uno de los pocos europeos que alguna vez las ha visto, escribe:
"¡Qué lugar tan glorioso! Las montañas de tres mil pies de alto en un lugar soleado arriba de un océano tropical, sus laderas hacia el mar aterciopeladas de selva ondeante, sus refugios fragantes con prados amarillos ondulantes, más allá de los cuales las montañas se inclinan hacia el norte a una estepa roja de piedra arenisca… Grande fue mi deleite cuando en 1928 repentinamente llegué allí de los desiertos áridos de las zonas fronterizas sureñas."

“… comparen esto con el cuadro de Nefi… Es virtualmente la misma escena: las montañas, los bosques fértiles con madera para barcos, el prado amarillo ondulante, un paraíso para abejas, la vista marina más allá, y por encima de todo el alivio placentero con el surgimiento repentino de la 'estepa roja de piedra arenisca,' uno de los peores desiertos sobre la tierra.” (Lehi in the Desert and the World of the Jaredites, pág. 125-6) )

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