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26 enero 2013

Sugerencias lingüísticas de la ostraca de Tel-Arad

La ostraca de Tel-Arad demuestra el uso de egipcio reformado por hebreos en el siglo VII a.C. tal como lo dice el Libro de Mormón.

Autor: John A. Tvedtnes.
Traductor: Antonio A. Caballero.


La zona de Tel Arad, situada al noreste de Beersheva en el sur israelí, fue excavada desde 1962 hasta 1967 en un esfuerzo conjunto del Departamento de Arqueología de la Universidad Hebrea, el Departamento de Antigüedades del Ministerio de Educación y Cultura y la Sociedad de Exploración de Israel. Las excavaciones se llevaron a cabo bajo la dirección del Profesor Yohanan Aharoni, posteriormente por la Universidad Hebrea de Jerusalén y en la actualidad por el director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv.

Fragmentos cerámicos con inscripciones

Durante las excavaciones de 1965 se descubrieron algunas ostracas (Un ostracon es un fragmento de cerámica en el que aparece algún tipo de escritura. En el antiguo cercano oriente, cada vez que una vasija se rompía, las piezas no se desechaban, más bien eran conservadas al igual que guardamos hoy un “papel borrador”). Muchas de estas [ostracas] tenían inscripciones hebreas y fueron datadas c.598-587 a.C. [1], sin embargo, una que databa "del siglo VII a.C.", estaba en egipcio hierático. [2]

En la campaña de 1967, se descubrió en esa zona un ostracon con una importancia particular para el presente estudio. Su escritura era una combinación de hebreo y textos hieráticos. De acuerdo con el informe de Sh. Yeivin [3], de la Universidad de Tel Aviv, el ostracon data de "finales del siglo VII a.C.", es decir, poco antes del año 600 a.C.

La Fig.1 que se adjunta, es un dibujo del ostracon. Los símbolos hieráticos egipcios están representados en negro oscuro y las letras hebreas en un negro más claro. A primera vista, uno podría suponer que había dos textos distintos, pero ese no es el caso. Toda la inscripción ha sido traducida y publicada por Yeivin. Esta traducción, junto con la transliteración de los caracteres hieráticos y hebreos (en negro oscuro y claro, respectivamente) aparecen en la Fig. 1. La transliteración restaura dos símbolos egipcios, cuyas delineaciones pueden ser percibidas al someter el ostracon a un examen de infrarrojos; dichas restauraciones se encuentran entre paréntesis en la transliteración.

De las 17 palabras del texto, 10 están escritas en hierático y siete en hebreo. Sin embargo, de las últimas siete palabras, sólo dos tienen un significado hebraico. Estas dos son en realidad la misma palabra, m. que significa "procedente de", en este caso es utilizada, al igual que se escribiría normalmente en hebreo, como prefijo. Las otras cinco, mientras que escritas en letras hebreas, para nada son hebreas, sino más bien egipcias. Dos de estas cinco son topónimos y los otros tres aparecen en la segunda línea de la inscripción.

De las 10 palabras escritas en escritura hierática, cuatro son números (apareciendo uno en cada línea). Un símbolo, que representa una medida de capacidad, aparece cuatro veces (una vez en cada línea) y la otra palabra egipcia aparece dos veces.

Así, mientras que hay 17 palabras en el ostracon, si uno descuenta la repetición de las palabras, no hay más que seis palabras escritas en hierático (de las cuales cuatro son números), todas con significados egipcios y seis palabras escritas en hebreo, de las cuales sólo una tiene un significado en hebreo (las otras cinco son egipcias).


Fig. 1. La “combinación” en el ostracon de Tel Arad

Yeivin escribe lo siguiente:

"Los dos textos proporcionan información complementaria y se entremezclan. Sin embargo, uno no puede estar seguro de cómo lo leía el escriba que escribió el texto, si en hebreo de principio a fin, pronunciando todos los signos de apariencia hierática en sus equivalentes hebraicos o si lo hacía en una especie de jerga mixta dando una apreciación egipcia a los signos hieráticos".
Mi opinión personal es que el texto tenía por objetivo principal dirigirse a las personas cuya lengua materna era el egipcio. Las razones son dos: (1) las palabras hieráticas superan en número a las palabras escritas en hebreo y (2) todas menos una de las palabras escritas en hebreo son, en realidad, palabras egipcias transliteradas (que no traducidas) al hebreo. En cualquier caso, una cosa está clara: la persona que escribió el ostracon sabía utilizar tanto el hebreo como el sistema egipcio de escritura hierática. También es probable que hablara ambos idiomas.

El descubrimiento de este ostracon provocó la revisión de otras inscripciones encontradas en Palestina. Existe, por ejemplo, la cuestión de las antiguas medidas de peso hebreas, las cuales están inscritas con símbolos, que por algunos es asumido como un antiguo sistema de numeración hebrea [4]. Este mismo sistema numérico aparece en varias inscripciones en hebreo, encontradas en lugares tan diversos como Samaria[5], Laquis [6] y Gezer [7]. Sin embargo, fue mostrado por M. Noth que estos símbolos no eran más que símbolos hieráticos egipcios para algunos números que habían sido adoptados por los hebreos[8]. La ostraca de Tel Arad lo ha confirmado, ya que estos números hieráticos no sólo aparecen en el ostracon hierático de la campaña de 1965, sino que también en la combinación del ostracon de 1967 que acabamos de examinar, además de algunas de las ostracas hebreas[9]. 

Sugerencias históricas

Hay dos grandes sugerencias históricas sobre los hallazgos de Tel Arad. La primera es que, en el siglo VII a.C., existía una buena relación entre Judea y Egipto. Esto, por supuesto, es una conclusión que ha ido ganando mucho más apoyo con el paso del tiempo y que fue debatido por el Dr. Hugh Nibley en 1950.

La segunda sugerencia histórica es que en Judea había, a finales del siglo VII a.C., personas que hicieron uso de ambas, tanto de la escritura hebrea así como del sistema de escritura hierático egipcio. Esto es muy significativo en vista de una declaración sobre Lehi que aparece en el Libro de Mormón:
“porque no habría sido posible que nuestro padre Lehi hubiese recordado todas estas cosas para haberlas enseñado a sus hijos, de no haber sido por la ayuda de estas planchas; porque habiendo sido instruido en el idioma de los egipcios, él pudo leer estos grabados y enseñarlos a sus hijos…” [10]
Concerniente a las habilidades lingüísticas de Lehi, su hijo Nefi escribió lo siguiente:
“Sí, hago la relación en el lenguaje de mi padre, que se compone de la ciencia de los judíos y el idioma de los egipcios”.[11]
El significado exacto de esta declaración ha eludido, durante mucho tiempo, a los estudiantes del Libro de Mormón. Una de las teoría es que las planchas de Nefi contenían ambas escrituras, tanto egipcia como hebrea, tal vez entremezcladas. Otra [teoría] es que las planchas fueran grabadas con símbolos egipcios, siendo estas simples transliteraciones del hebreo. La reciente evidencia [hallada] en Tel Arad, no sólo admite ambas como una posibilidad en la Judea de la época de Lehi, sino que en realidad ¡permite ambas teorías al mismo tiempo! Por lo tanto, es posible que la situación del Libro de Mormón sea totalmente contraria al de la ostraca de Tel Arad: en lugar de tener un texto combinado con un significado subyacente egipcio, el idioma subyacente sería el hebreo, o como sugiere Nefi, "la ciencia de los judíos".
La ilustración de este principio se puede mejorar por medio de estas frases:

[3.          dis is an ínglish sentens (transliteración al español de una frase en inglés)]


La frase Nº 1 está escrita con caracteres arábigos, sin embargo, ésta combinación de sonidos no tendría sentido para un árabe, puesto que las palabras son en realidad inglesas. Si un árabe fuera a leerlo en voz alta, diría lo siguiente: "This is an English sentence" [“Esta es una frase inglesa”]. Aquellos a su alrededor, si fueran árabes, no la entenderían, pero cualquier persona cercana que supiera inglés si la entendería, a pesar de que alguno de los sonidos sólo podrían aproximarse a los correspondientes sonidos del inglés.



Del mismo modo, la frase Nº 2, mientras que está escrita con el mismo alfabeto que usamos en inglés, carece totalmente de sentido en este idioma. Pero si cualquiera de los presentes hoy fuera a leerla en voz alta, asignando a cada letra el sonido que normalmente le daría si fuera una frase inglesa, sólo unos pocos de esta audiencia lo entenderían, puesto que las palabras son hebreas y el significado es "Esta es una frase hebrea" [“זה משפט באנגלית”].



Egipcio Reformado


El profeta Moroni, hablando sobre el registro nefita, declara:
“Y he aquí, hemos escrito estos anales según nuestro conocimiento, en los caracteres que entre nosotros se llaman egipcio reformado; y los hemos transmitido y alterado conforme a nuestra manera de hablar. Y si nuestras planchas hubiesen sido suficientemente amplias, habríamos escrito en hebreo; pero también hemos alterado el hebreo; y si hubiésemos podido escribir en hebreo, he aquí, no habríais tenido ninguna imperfección en nuestros anales. Pero el Señor sabe las cosas que hemos escrito, y también que ningún otro pueblo conoce nuestra lengua; y por motivo de que ningún otro pueblo conoce nuestra lengua; por lo tanto, él ha preparado los medios para su interpretación”. [12]
Nuevamente aquí, los investigadores han tenido que especular sobre el significado del término "egipcio reformado". Algunos, como Ariel L. Crowley, han sostenido que esto sólo se refiere a una forma cursiva de egipcio, es decir, demótico o hierático, en lugar del jeroglífico oficial. Estas formas cursivas fueron, por supuesto, conocidas y utilizadas en Egipto y uno de ellos, el hierático, es responsable de las palabras y números que aparecen en las ostracas de Tel Arad y en otras, así como en pesos. Crowley ha demostrado que muchos de los símbolos hallados en la llamada Transcripción de Anthon, presuntamente copiados de las planchas por Joseph Smith, son de hecho demóticos [13]. 

En vista de los descubrimientos de Tel Arad, otra interpretación es posible, es decir, que el "egipcio reformado" puede ser un texto combinado, como el que se discutió más arriba. El hecho de que la transcripción de Anthon contenga una serie de letras hebreas añade peso a este punto de vista. Sin embargo, la declaración de Moroni indica que los propios nefitas fueron los responsables de la alteración de su sistema de escritura, de ambos, tanto el egipcio como el hebreo. Concerniente a si lo que quiere decir es que el "egipcio reformado" se compone de caracteres alterados por ellos o si quiere decir que alteraron el ya existente egipcio “reformado” o cursiva, no está claro. Su afirmación sobre que "ningún otro pueblo conoce nuestra lengua" puede indicar la primera, si descontamos las identificaciones de Crowley. Es poco probable que las alteraciones a las que se refiera sean el añadir, por parte de los nefitas, letras hebreas a los caracteres egipcios, porque indicaría que también el hebreo habría sido alterado por ellos.

Cabe destacar de pasada que la declaración de Moroni concede una evidencia a la teoría de que la estructura subyacente de los escritos nefitas era el hebreo, mientras que el propio texto era algún tipo de egipcio. Él dice: " y si hubiésemos podido escribir en hebreo, he aquí, no habríais tenido ninguna imperfección en nuestros anales". Ningún lenguaje puede decirse que sea imperfecto en sí o por sí mismo y solamente podría decirse de un idioma que es deficiente si no puede describir adecuadamente las ideas y la tecnología de la gente que lo habla. Pero a menudo, mientras se traduce, hay una pérdida de significado y en el caso de una transliteración imperfecta (una en la que el sistema de escritura que se utiliza no pueda representar eficazmente todos los sonidos de la lengua original que se está transliterando) están destinadas a tener imperfecciones. Claramente, los caracteres del "egipcio reformado" usados ​​por los nefitas no eran del todo adecuados para expresar sus pensamientos, mientras que el alfabeto hebreo, de haberlo utilizado, habría sido más eficaz.

La declaración de Moroni sobre que la escritura había sido alterada “conforme a nuestra manera de hablar” es interesante. Es posible que esté refiriéndose a una readaptación del sistema de escritura para que se corresponda con los cambios de sonido que gradualmente ganan terreno en todas las lenguas humanas a causa de la derivación lingüística. Por lo general, las comunidades lingüísticas no reconocen que estos cambios han ocurrido. Pero un rápido vistazo a la terminación "-ough" de las palabras en inglés, tales como "tough, through, though", etc, mostrará que, si bien son casi idénticas en ortografía son ahora muy diferentes en pronunciación, aunque en su día fueran pronunciadas casi de la misma manera. Por lo tanto, uno no puede asignar más que un solo sonido a "-ough" en el inglés moderno. Sin embargo, muchas veces veo escrito "T-u-f-f", "t-h-r-u" y "t-h-o" en un intento de hacerlos corresponder a los sonidos que por lo general asignan a nuestras letras inglesas.

Algunas comunidades lingüísticas tienen menos reparos en reconocer que el sonido cambia con el tiempo debido a que han tratado de mantener un lenguaje "clásico" que, aunque normalmente no se habla, se corresponda en líneas generales a la lengua escrita en los textos sagrados: por ejemplo, el Latín en la Iglesia Católica. También ocurre lo mismo con el árabe. Los árabes han mantenido deliberadamente la pronunciación del árabe clásico en la lectura de su libro sagrado, el Corán, mientras que el habla cotidiana ha cambiado con el tiempo.

La preocupación nefita con respecto a los anales, i.e. las planchas de Nefi, pudo haber creado una situación similar, en la cual, mientras que con el paso del tiempo las nuevas palabras y diferentes pronunciaciones se deslizaban en el lenguaje oral, se fueron incorporando a los escritos posteriores, con caracteres modificados donde era necesario. Además, Mormón y su hijo Moroni, quien resumió los anales nefitas (del que una parte de dicho compendio se ha convertido en nuestro Libro de Mormón), pudieron haber alterado el texto de escritores anteriores en un intento de actualizar el Libro.

El libro de Abraham

El ostracon de Tel Arad también ofrece algunas sugerencias con respecto al libro de Abraham. En trabajos anteriores (véase el Boletín, 109,0, 114,1, 120,4), hemos evidenciado que el libro de Abraham era una tradición oral hebrea, memorizada por el uso de un texto egipcio, el texto Sensen, que se utilizó como un recurso mnemotécnico. Cada una de las palabras egipcias servía como ayuda mental para hacer recordar al recitador de la tradición frases específicas de la historia de Abraham que había memorizado en relación con esa palabra. No sólo hemos demostrado que las palabras egipcias del texto Sensen son, en todos y cada uno de los casos, expresados semánticamente en el pasaje correspondiente del Libro de Abraham, sino que también hemos demostrado que el uso de las tradiciones orales y los dispositivos mnemotécnicos era una práctica muy común en el antiguo Israel.

Algunas de las similitudes entre las palabras egipcias y los pasajes yuxtapuestos en inglés del Libro de Abraham, dependen de la homonimia entre las palabras egipcias y hebreas, el significado de los cuales se encuentran, donde era de esperar, en los pasajes. Para que las habituales y sistemáticas similitudes aparezcan, el que compuso el Libro, en la forma recibida (aunque en hebreo en lugar de Inglés, ya que suponemos que la tradición oral fue originalmente en hebreo) habría tenido que poseer un conocimiento de ambos, egipcio y hebreo.

Resulta interesante señalar que el papiro Sensen estuviera escrito en hierático cuando llegó a las manos de José Smith y que, mientras ésta misma copia se remonta a los tiempos de Ptolomeo o al período temprano cristiano, la versión más antigua conocida del texto Sensen data de c.600 a.C., el periodo en el que podemos encontrar gente en la Tel Arad del antiguo Israel utilizando una combinación de hebreo y egipcio hierático, siendo también la época del viaje de Lehi hacia el Nuevo Mundo, donde sus descendientes conservaron sus registros en "egipcio reformado". Esta época también es significativa porque durante la misma había muchas colonias judías establecidas en Egipto, especialmente después de la caída de Jerusalén por los babilonios.

En la tesis sobre la tradición oral del Libro de Abraham no se nombra específicamente a Abraham como autor de El Libro de Abraham en su forma actual, sino más bien se indica como autor a un judío que vivió alrededor del año 600 a.C. o posterior. Es más, el mismo José Smith parece asignar al texto una fecha que no coincide con la época de Abraham. En la pequeña libreta "Valuable Discovery", en la Oficina del Historiador de la Iglesia (cf. Newsleter, 106,2), leemos:
"Katumin, princesa, hija de On-I-tos rey de Egipto, quien comenzó a reinar en el año del mundo 2962. Katumin nació en el año 30 del reinado de su padre y murió cuando ella tenía 28 años de edad, el cual era el año 3020."
De acuerdo con mi cronología[14], Salomón era rey de Israel unido hasta el año del mundo (AM) 2973, lo que haría de él un contemporáneo de Onitos. Katumin murió en el año (3020 AM) en el cual Omri y Tibni comenzaron a gobernar sobre el norte de Israel.

Este período particular de la historia de Israel muestra numerosos contactos con Egipto, lo que podría explicar un poco cómo un texto egipcio de esa época se habría convertido en un recurso mnemotécnico para una tradición oral Hebrea. El propio Salomón se casó con la hija de un faraón, [15] y tanto Hadad como Jeroboam, sus archienemigos, se refugiaron en la corte egipcia [16]. 

La sugerencia bíblica sobre los lazos entre Judea y Egipto, así como entre Israel y Egipto, han sido confirmadas por los descubrimientos de Tel Arad. Como Santos de los Últimos Días, hemos recibido un extra adicional procedente de las excavaciones de Arad en forma de evidencia lingüística que avala la autenticidad de dos de nuestras escrituras con un antiguo origen hebreo-egipcio, el Libro de Mormón y el Libro de Abraham [17].

Fuentes
  1. Yohanan Aharoni. “Hebrew Ostraca from Tel Arad”, Israel Exploration Journal, Vol. 16, No. 1, pp.1-7.
  2. Sh. Yeivin, “A Hieratic Ostracon from Tel Arad”, Israel Exploration Journal, Vol. 16, No. 3, pp. 153-159.
  3. Sh. Yeivin, “An Ostracon from Tel Arad Exhibiting a Combination for Two Scripts”, The Journal of Egyptian Archaeology, Vol. 55 (August, 1969), pp. 98-102.
  4. Véase, por ejemplo, Yigael Yadin, “Ancient Judaean Weights and the Date of the Samaria Ostraca”, Scripta Hierosolymitana, Vol. 8, pp. 10-25.
  5. Véase J. W. Crowfoot, G. M. Crowfoot y Kathleen M. Kenyon, The Objects from Saramia, pp. 11-13, 16-18, 29-32. (Palestine Exploration fund: London, 1957).
  6. Véase David Diringer, “On Hebrew Inscriptions Discovered at Tell-ed-Duweir (Lachish)-III”, Palestine Exploration Quarterly, júlio-Octubre de 1943, pp. 89-99.
  7. Véase R. A. Stewart MacAlister, The Excavation of Gezer, Vol. 2, pp. 276, 283, 285-287, 291. (Publicado en Londres por el Committee of the Palestine Exploration Fund, por John Murray, 1912).
  8. Véase Yohanan Aharoni, “The Use of Hieratic Numerals in Hebrew Ostraca and the Shekel Weights”, Bulletin of the American Schools of Oriental Research, No. 184, pp. 13-21.
  9. Véase Iván Tracy Kaufman, “New Evidence for Hieratic Numerals on Hebrew Weights”, Bulletin of the American Schools of Oriental Research, No. 188, pp. 39-41. Véase también A. F. Rainey, “Semantic Parallels to the Samaria Ostraca”, Palestine Exploration Quarterly, enero-Junio de 1970, pp. 45-51.
  10. Mosíah 1:4. (En esta y las siguientes anotaciones del Libro de Mormón, las itálicas son añadidas por el presente autor. Ed.).
  11. 1 Nefi 1:2.
  12. Mormón 9:32-34.
  13. Véase su serie de artículos en la Improvement Era, enero, febrero y marzo de 1942 y septiembre de 1944.
  14. John A. Tvedtnes, Church of the Old Testament, pp. 140-141. (Deseret Book Co: Salt Lake City, 1967).
  15. 1 Reyes 3:1; 7:8; 9:16,24.
  16. 1 Reyes 11:17-22,40; 12:1-2.
  17. Artículo original: http://www.shields-research.org/General/SEHA/SEHA_Newsletter_127-2.PDF


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