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13 septiembre 2011

Las leyendas de América, por Franklin S. Harris III

Por Franklin S. Harris III

El explorador de la cultura maya, John Líoyd Stephens, dio a conocer por primera vez las maravillas de esta antigua civilización americana, en 1841 en su libro Incidents ofTravel in Central América, Chiapas, and Yucatán, (Incidentes de un viaje por Centroamérica, Chiapas y Yucatán). Cuando José Smith encontró uno de estos ejemplares su entusiasmo fue mayúsculo: "Es maravilloso contar con la ayuda del mundo para lograr tantas pruebas... ¡Quién hubiera soñado que doce años servirían para desarrollar un testimonio tan incontrovertible del Libro de Mormón!" (Times and Seasons, 15 de septiembre de"1842, págs. 914-15).

Lo que el Profeta aparentemente no sabía era que tres siglos atrás, los españoles que llegaron al nuevo mundo buscaron una respuesta al misterio del origen de los indios americanos; no en los restos de las antiguas ciudades, sino en las tradiciones de los aborígenes. La evaluación de esta obra primitiva es interesante a la luz de lo que enseña el Libro de Mormón.

El español encontró en el hemisferio occidental un pueblo completamente diferente, y se mostró naturalmente curioso acerca de su cultura, historia y antepasados. Varios soldados y misioneros católicos investigaron la historia de la antigua América examinando manuscritos nativos e interrogando a los mismos indios. Por más de dos siglos la mayoría de sus obras permanecieron sin ser publicadas, juntando polvo en los archivos europeos. Ninguna de éstas estaba a disposición en inglés durante la traducción del Libro de Mormón y muy pocos de sus escritos fueron impresos en español. ¿Qué aprendieron los españoles del siglo XVI de las tradiciones de los primeros americanos? Las fuentes de información más fidedignas y aquellas que datan de muchos siglos antes de la conquista, contienen leyendas que indican que las tierras que están más allá de los mares, son lugar de origen de los progenitores de los habitantes del Nuevo Mundo. Muchas tradiciones precolombinas mencionan inmigrantes transoceánicos.

Cuando se encontró por primera vez con Cortés, Moctezuma hizo surgir en los españoles el interrogante en cuanto al origen de los aztecas y la importancia que éste tendría en sus relaciones con el español, según se encuentra anotado en la segunda carta del conquistador al rey Carlos V:  
"Sabemos, pues así nos lo dijeron nuestros antecesores . . . que somos extranjeros y que hemos llegado aquí de tierras muy distantes. Sabemos que nuestros antepasados fueron traídos aquí por un señor a quien le debían lealtad, el que después regresó a su país natal. .. Siempre hemos creído que sus descendientes vendrían a conquistar esta tierra . .. Por lo que decís de que procedéis del lugar de donde sale el sol, y . . . que aquel gran señor o rey os ha enviado aquí, creemos por cierto que se trata de nuestro legítimo señor." (Cariasy Documentos, Hernán Cortés, México, Editorial Porrua, 1963 pág. 59.) 
El testimonio de Moctezuma fue corroborado por varios frailes católicos, quienes por muchos años recopilaron material sobre la historia de ios indios.

Los. autores misioneros españoles como Landa, Duran, Sahagún y Torquemada, trabajaron diligentemente y sin escatimar esfuerzos, ni buscar honra para sí; muy pocos de sus contemporáneos sabían de sus obras, y solamente la Monarquía Indiana, de Juan de Torquemada, fue publicada durante la vida de su autor (1615). Fray Juan era un monje franciscano que aprendió el lenguaje totonaca y comenzó a recopilar información sobre los nativos. Principalmente, basó sus obras en las historias mexicanas encontradas en los escritos nativos, especialmente en los documentos texcocanes; a éstos agregó testimonios verbales directos sobre información etnográfica.

Otro franciscano, Bernardino de Sahagún, dedicó 60 años a recopilar material sobre la cultura azteca el que organizó en doce tomos. No solamente aprendió varios idiomas nativos sino que también contaba con numerosos indios versados que interpretaron para él los antiguos escritos y grabados. Sahagún relató en dos oportunidades de las gentes que cruzaron el mar en embarcaciones, hasta llegar a las costas de México. Uno de los grupos era el de los huastecas: 
"Se dice que aquellos que llegaron . . . hasta las costas de la tierra llamada México . . . lo hicieron en embarcaciones; cruzaron el mar" (Historia general de las cosas de la Nueva España, por fray Bernardino de Sahagún, libro 10. Traducido por Arturo .1. O. Anderson y Charles E. Dibble en Florentine Codex, Santa Fe, Nuevo México, la Escuela de Investigaciones Americanas y la Universidad de Utah, 1961, pág. 185). 
El otro grupo fue el de los mexicas: 
"En el distante pasado, . . . los primeros en venir . , . aquellos que vinieron a reinar en esta tierra . . . vinieron sobre las aguas en embarcaciones; en muchos grupos" (Ibid. pág. 190). 
Los relatos de Torquemada y Sahagún son básicamente similares, aunque incluyen detalles diferentes. Los, tres pasajes citados proveen la información esencial de los pueblos que vinieron cruzando el mar.

Fray Bernardino también se refiere a una antigua raza blanca en su sección sobre los primeros totonacas: "Todos los hombres y mujeres son blancos, con caras de buenos rasgos y proporcionadas, y de buena figura" {Historia general de las cosas de Nueva España, volumen 3, pág. 202). De Sudamerica llega información adicional sobre habitantes blancos en la época precolombina. Cerca de Tiahuanaco, Bolivia, los indios Colla le dijeron a Cieza que una raza de hombres blancos y barbados vivió hasta la época en que tuvieron batalla con uno de los dos señores pre-incaicos de esa provincia: "Uno de ellos entró en el lago Titicaca y encontró en la.isla mayor de esa acumulación de agua, hombres blancos barbados con quienes peleó hasta que los mató a todos" {Los Incas, por Pedro de Cieza de León, Imprenta de la Universidad de Oklahoma, 1959 pág. 273). Aproximadamente 800 kilómetros al noroeste, Cieza examinó las ruinas de un lugar llamado Huari, en Perú, y llegó a la conclusión de que la civilización que había construido esa ciudad no era la incaica. Al preguntar a los indios de esa localidad quién había construido ese lugar, contestaron que fue el pueblo de raza blanca y hombres barbados que habitaron el lugar mucho antes que los incas lo hicieran. (Ibid. pág. 123.)

Diego de Landa, que llegó a ser más tarde obispo de Yucatán en 1572, y a quien se recuerda muy bien por haber quemado en público la biblioteca de libros mayas, autorizó un importante relato de los antiguos mayas, el que incluye una interesante tradición de Yucatán concerniente a sus antepasados: 
"Algunos de los ancianos de Yucatán dicen que escucharon de sus antecesores, que esta tierra estaba ocupada por una raza de gente que había venido del este y a quienes Dios había guiado abriendo para ellos doce sendas en el mar. Si esto fuera verdad, sería necesario aceptar que todos los habitantes de las Indias son descendientes de los judíos." {Relato de Landa sobre las cosas de Yucatán, por Alfred M. Tozzer. Documentos del Museo Peabody de etnología y arqueología americana de la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts, publicado por el museo en 1941, volumen 18, págs. 16-17.)
Landa llegó a la conclusión de que si el relato era correcto, los antecesores de los mayas eran judíos y reconoció la similitud con el éxodo de los israelitas desde Egipto.

Otro fraile que excribió acerca de la similitud entre los hebreos del Antiguo Testamento y los aborígenes americanos, fue Diego Duran. Duran estudió el remoto y complejo origen de los indios, descubriendo mucha semejanza entre las culturas hebrea y azteca, como podemos ver a continuación: Las historias de la creación y de la torre de Babel eran similares en ambas culturas. {Aztecas: La historia de los indios de la Nueva España., por Fray Diego Duran, Nueva York, Orion Press, 1966, págs. 4-5. Véase también Génesis 1, 11:1- Tanto los hebreos como los aztecas, "como pueblo escogido de Dios, sobrevivieron a rigurosos preregrinajes por el desierto hasta que llegaron a la tierra prometida: Canaán y el Valle de México" {Libro de los Dioses y Ritos, y El Calendario Antiguo, por fray Diego Duran, Norman, Oklahoma, Imprenta de la Universidad de Oklahoma, 1971, p. 25. Véase también Números 14:33-34). Los aztecas contaban una historia similar a la de Moisés guiando a los hijos de Israel hacia la libertad: 
"Los indios tienen tradiciones relacionadas con un gran hombre que juntó a una multitud de sus seguidores y les persuadió a que escaparan de la persecución hacia una tierra . donde pudieran vivir en paz . . . Llegó hasta las orillas de un mar y abrió las aguas con una vara que llevaba en su mano. Entonces las aguas se abrieron y tanto él como sus seguidores pudieron atravesarlas. Los enemigos, advirtiendo esta brecha comenzaron a seguirles, pero las aguas regresaron a su lugar y nunca se volvió a escuchar de los perseguidores." 
Duran escribió de otro importante episodio similar en ambas migraciones: 
"Cuando estaban acampados cerca de unas colinas, se registró un terrible terremoto. La tierra se abrió y tragó a varios hombres malvados, lo que llenó a las otras personas de pánico. Habiendo visto la pintura de este evento, recordé el libro de Números, en donde se dice cómo la tierra abrió la boca y tragó a Coré, Datan y Abiram." 
También los aztecas, como los hebreos, aseguran que durante su peregrinar recibieron maná del cielo. {Aztecas, pág. 4. Véase también Génesis 14:1-30, Números 16:1-34, Éxodo 16:4-15.) Los jóvenes aztecas llevaban a la práctica ritos en los templos, similares a aquellos de los levitas en el Antiguo Testamento. Ciertos linajes en ambas culturas poseían oficios sacerdotales. Ambos pueblos utilizaron comida como ofrendas a Dios. El rito hebreo de sacrificar palomas se comparaba al azteca de sacrificar perdices; en ambos casos, el sacerdote le arrancaba la cabeza al ave y la ponía a un costado del altar para que se desangrase. Los animales que los hebreos ofrecían en sacrificio tenían que ser sin mancha. (Dioses: páginas 85, 104, 124, 131-33. Véase también Deuteronomio 18:1-12; Números 15:1-24; Levíticos 1:14-17, 22:19-20, Salmos 106:37-38.) Estas y otras similitudes asombrosas, demasiado numerosas en la mente de Duran como para ser el resultado de una casualidad, le condujeron a creer que los aztecas eran de origen israelita. Cualquiera de estas tradiciones puede que no sea demasiado convincente en sí misma; pero si se las agrupa, pueden constituir un buen argumento y componer una descripción de viajes transoceánicos de la antigüedad, desde el Oriente a América.

Franklin S. Harris III, es licenciado en historia latinoamericana y piloto de la compañía aérea American.

06 septiembre 2011

Mesoamérica y el Libro de Mormón: esquemas comparados

Este interesante artículo muestra cómo los hitos y ritmos históricos y antropológicos de Mesoamérica coinciden con los hitos y ritmos históricos del Libro de Mormón, lo cual evidencia una reciente y potente evidencia de interés para el mundo erudito
Autor: Raymond C. Treat.
Traducción: Neri Estuardo Pérez.


En el presente artículo compararemos los puntos más importantes en el esquema de la cultura mesoamericana con los puntos más importantes en el esquema de la historia de la cultura del Libro de Mormón.

Figura 1: Cronología de culturas del Libro de Mormón y las mesoamericanas

Veremos la forma tan notable en que los modelos de estas distintas culturas encajan; lo cual nos llevará a concluir que las concordancias de estas dos largas historias van más allá del azar. Esta correlación es, en verdad, un poderoso testimonio de que el Libro de Mormón tuvo sus raíces en las personas cuyas historia relata.

Aunque hubo algún material impreso disponible antes de 1830 acerca de la arqueología del sur de México y Guatemala, ninguna de la información de la historia de las culturas mesoamericanas de la Figura 1 se conocía en 1830.

Se debe dejar claro que la evidencia arqueológica es necesidad de evidencia fragmentaria. Un sitio arqueológico desprovisto de registros escritos retendrá solamente un estimado de dos por ciento del total de la vida de las personas que una vez vivieron allí. Esto significa que la mayoría de la evidencia arqueológica está sujeta a más de una interpretación. Esto es menos cierto de un esquema de la historia de la cultura, sin embargo, ya que se ha reunido más información para construirla que para cualquier otro tipo de evidencia arqueológica.

La evidencia arqueológica que se brinda aquí está bastante simplificada. Sin embargo, es una representación justa del registro arqueológico disponible.

Los jareditas arriban – La cerámica aparece por primera vez

Basándose en la evidencia del antiguo mundo, los jareditas arribaron al Nuevo Mundo en algún momento entre 2500 y 2200 a.C. como pueblo civilizado (Simmons 1986: 24-26). Sabemos que eran agricultores locales ya establecidos con rebaños y manadas, y trajeron con ellos del viejo continente el conocimiento de cómo hacer cerámica.

Al buscar las primeras apariciones de la cerámica en Mesoamérica, encontramos un tipo de cerámica llamada Pox, identificada en el Puerto Márquez en las costas del pacifico cerca de Acapulco. Esta cerámica data desde aproximadamente 2300 a.C. (Brush 1965). Cerámica muy similar ha sido encontrada en el valle de Tehuacán al sureste de la ciudad de México y data desde fechas similares (MacNeish et. al. 1970:21-25) Así, de la evidencia presente, podemos decir con seguridad que la cerámica empezó a aparecer en Mesoamérica en algún tiempo entre 2500 y 2200 a.C.

Apogeo jaredita

El capítulo uno del libro de Éter da la genealogía jaredita. En medio de esta genealogía hay cuatro hombres justos sucesores en la línea del rey: Leví, Corom, Kish y Lib. Un análisis de la genealogía indica que probablemente estemos tratando con el período de tiempo entre 1400 y 200 a.C. Las serpientes venenosas son finalmente destruídas durante los días de Lib, y la vasta área del sur está disponible para cacería y para el intercambio. Moroni enumera los signos de su prosperidad material y cierra diciendo, “Y nunca pudo haber un pueblo más bendecido que ellos, ni que hubiera prosperado más por la mano del Señor” (Éter 10:28). Solamente podemos concluir que éste es el apogeo cultural de la historia jaredita.

Este período de tiempo representado por los cuatro reyes finalizando con Lib es el período más prolongado de rectitud en los registros Jareditas. Desde este punto, una serie de líderes inicuos dan comienzo a un declive espiritual el cual se refleja por último en la destrucción de la nación Jaredita. Esta destrucción debió haber ocurrido alrededor de 200 a.C. Esta fecha es apoyada por dos hechos la genealogía de los reyes en la tierra de Zarahemla y la condición de los petos, espadas y huesos encontrados por el grupo de exploradores del rey Limhi justo antes de 121 a.C.

Reconocimiento de los Olmecas

Olmeca es el nombre que se le dio a la mayor cultura arqueológica en existencia durante el período del apogeo jaredita. El trabajo de Michael Coe en el sitio de San Lorenzo, Veracruz desde 1966 a 1968 empujo las fechas reconocidas de la cultura Olmeca en plena prosperidad hasta 1200/1150 a.C.(Coe 1970; Adams 1991:50). Coe indica que la cultura Olmeca tuvo sus inicios mucho más antes de 1200 a.C. Existe evidencia en San Lorenzo del inicio del patrón de la cultura Olmeca tan temprano como 1400 a.C. Este retrato se correlaciona muy bien con la historia jaredita, la cual indica un nivel espiritual alto por cuatro generaciones las cuales han resultado en el florecimiento espiritual de cultura material al mismo tiempo que San Lorenzo. Vemos, pues, que los puntos culminantes de los dos modelos concuerdan.

¿Qué nos dice la arqueología de esta cultura conocida como Olmeca? Su ingenio es más evidente en su distintivo estilo de arte. Produjeron arte a escala monumental en basalto y a pequeña escala en artículos finamente pulidos y tallados en jade y serpentina. Las llamadas cabezas colosales de basalto son cabezas gigantes con labios gruesos, cascos y sin cuerpo. Son monumentos completes en sí mismos. Las cabezas más altas miden 2.74 metros de altura y pesan hasta 20 toneladas.

Las figuras de Jade son el sello distintivo de los Olmecas. El jade utilizado frecuentemente de muy alta calidad y de color verde azulado a gris azulado. También produjeron figuras de barro, tantosolidas como huecas.

El motivo dominante de su arte era un hombre-jaguar, una criatura representado una combinación de humano y jaguar. El elemento humano es representado frecuentemente como infantil y combina la cara regordeta, la nariz pequeña y ancha y labios gruesos de un niño pequeño con una boca de jaguar gruñendo. Aveces,se muestra una muesca o hendidura en la parte superior de la cabeza calva, que a menudo es alargada.

La importancia de los motivos Olmecas, en particular, el hombre-jaguar, es un asunto sin resolver.

La cerámica Olmeca típica incluye tazones los cuales son muy tallados o tallados con gubias anchas. Un diseño común conocido como el motivo garra-ala o desplazamiento del ala.

Muestran que el color rojo de hematita es su color favorito. La cerámica distintiva era ampliamente intercambiada.

Durante su periodo de inicio floreciente alrededor de 1200 A.C. los Olmecas dominaron una vasta porción de Mesoamérica. Sin embargo, nuevos tipos de cerámica típica decolonizaciones en otros lugaresreemplazaron la antigua alrededor de 550 A.C. Los nuevos artículos y figuras indican la decadencia y el reemplazo de una cultura.

Fin de los Olmecas y Jareditas

La decadencia jaredita puede decirse con certeza que empezó poco después del reinado del justo Rey Lib, pero aceleró más rápidamente en los últimos 400 años de la historia Jaredita. De nuevo encontramos modelos similares reflejados en la arqueología Olmeca y en la historia Jaredita. Tal como los Jareditas, existe evidencia que los Olmecas iniciaron su declive alrededor de 600 a.C. y ya no se reconoció como nación para el año 200 a.C.

Inicio de la cultura nefita

Volviéndonos a los registros nefitas, recordamos que el grupo de Lehi arribo en el nuevo mundo alrededor del año 588 a.C. Poco después, se dividieron en dos culturas: nefitas y lamanitas. Los mulekitas arribaron cerca del mismo tiempo también, formando una tercera cultura. Los registros nos enseñan que no hubo interacción entre nefitas y los mulekitas por casi 400 años.

El Libro de Mormón nos brinda más información acerca de los años desde 200 a.C. hasta el inicio de la “Era Dorada” (D.C. 36) más que cualquier otro periodo. Fue un período muy complejo durante el cual los lamanitas, por último, se volvieron más justos que los nefitas. El periodo concluyó con el gran solevantamiento que destruyó a todos excepto a la parte más justa del pueblo.

Se inicial las culturas regionales

En Mesoamérica, comenzado alrededor del año 600 a.C. hubieron una serie de culturas regionales las cuales mantuvieron su carácter distintivo propio en vez de un patrón de dominio por una sola cultura tal y como sucedió en los tiempos de los Olmecas (Adams 1991; 89). Este modelo de regionalismos está en armonía con el retrato del Libro de Mormón que en este momento indica que hay al menos tres culturas separadas y distintas: nefitas, lamanitas y mulekitas.

Una de estas culturas regionales se centró en el área de las tierras bajas mayas. Los arqueólogos ven evidencia de una explosión demográfica en las tierras bajas mayas empezando alrededor del año 550 a.C. (Adams 1991:126). Este periodo, llamado la fase Mamón, se caracteriza por una cultura de pueblo sencillo con cerámica y figuras monocromáticas (de un solo color) y por el comienzo de la arquitectura formal. Se presume que las figuras tenían significado religioso. El arribo de los mulekitas al nuevo mundo encaja muy bien con el retrato de la cultura Mamón.

El arribo de los mulekitas y el crecimiento subsecuente explicaría por qué hubo una explosión demográfica en las tierras bajas mayas y también la razón de la introducción de la cultura de arquitectura de piedra formal rasgo que previamente se carecía en el área.

La cultura Mamón se desarrolló en lo que se conoce como la cultura Chicanel. La cultura Chicanel se caracteriza por la carencia de figuras (Weaver 1981;141) y por sus innovaciones en la arquitectura. Una gran variedad de estructuras fueron erigías repentinamente. Esto incluía tumbas de ricos, templos en forma de pirámides, grandes plazas, terrazas y bóvedas saledizas. El contraste con el anterior periodo Mamon es enorme.

Ya que las figuras frecuentemente se asocian con ídolos o creencias paganas, la repentina carencia de estas es una indicación de un gran cambio en la religión. Esto está implícito en el Libro de Mormón, cuando el pueblo de Mosíah bajo y se unio a los mulekitas alrededor del año 200 a.C. Y Mosiah fue escogido rey. Porque los mulekitas aprendieron el idioma de Mosiah y lo aceptaron como su rey, es lógico asumir que ellos también aceptaron la religión de Mosiah. Esto explicaría la eliminación de las figuras durante el periodo Chicanel.

Sabemos que los nefitas eran grandes constructores donde fuera que vivieran. La repentina explosión en calidad y cantidad de la arquitectura alrededor de este periodo de 200 a.C. Es una verificación adicional de la presencia nefita en las tierras bajas mayas. El contraste entre las fases Mamón y Chicanel es un reflejo claro del modelo descrito por el Libro de Mormón.

Época dorada – La división de los pueblos – Culmina la nación nefita

Cerca de un año después del solevantamiento, el cual ocurrió al momento de la crucifixión, Jesucristo apareció a las multitudes en la tierra de abundancia. El suceso inspirador de su ministerio al pueblo de Nefi marca el punto culminante de la historia del Libro de Mormón. Su ministerio resulto en la época dorada, la cual duro hasta la división del pueblo en el año 231 d.C. En ese tiempo hubo una reanudación del antiguo patrón de guerras entre los Nefitas y los Lamanitas. A causa de su determinada rebelión, la nación Nefita fue finalmente destruida por los Lamanitas entre los años 384-385 d.C.

Moroni brindó una visión final del patrón de cultura de los Lamanitas que quedaron:
"Y…. los lamanitas están en guerra unos contra otros; y toda la superficie de la esta tierra es un ciclo contínuo de asesinatos y de derramamiento de sangre; y nadie sabe el fin de la guerra." (Mormón 8:8)
Inicio del período maya clásico

El principio del clásico Maya has sido tradicionalmente definido por la apariencia de tres mayores rasgos: cerámica policromática, arco saledizo y jeroglíficos. 

Se pensó que todos habían aparecido al mismo tiempo que las fechas del glifo más temprano conocido alrededor del año 292 D.C. (redondeado al año 300 D.C.)

Evidencias recientes ahora permiten a los arqueólogos mayas decir que la cerámica policromática y el arco saledizo empezaron tan temprano como en el año 100 D.C. Por ende, podemos decir que el periodo Maya Clásico con seguridad inicio en el año 100 D,C, y no en el año 300 D.C. como se pensó con anterioridad.

¿Cuáles son algunas características distintivas de este Maya clásico temprano? Los restos arqueológicos para este periodo están muy fragmentados pero emerge un retrato general. Sus ciudades parecen haber sido construidas acorde a un plan básico. Los edificios se localizaban alrededor de cortes y plazas, que incluían esculturas monumentos monolitos, estelas y altares.

El verdadero génesis de todos los logros Mayas posteriores por los cuales son muy bien conocidos parecen haber llegado en el tiempo de unificación experimentada en la Época Dorada.

Glifos Mayas – Guerras

Las fechas de los glifos alrededor del año 300 D.C. marcan el final de la Época Dorada y el inicio de las guerras. Ahora sabemos que muchos de los glifos sobre las estelas brindan información histórica acerca de gobernantes individuales (Scheley Miller 1986:323). Esto es lo que podríamos esperar después de la división en el año 231 D.C. cuando los hombres aspiraban a convertirse en gobernantes y para erigir monumentos para su propia gloria. No había necesidad para tales monumentos durante la unificación de la Época Dorada.

Existe una razón para creer que la grandeza del periodo Maya Clásico tal como se ve en los logros arquitectónicos después del año 231 D.C. no es porque el pueblo fuese mejor que aquellos que vivieron durante la Época Dorada, sino que los gobernantes inicuos se aprovecharon de la unificación y el progreso de la Época Dorada y la utilizaron para su propia gloria. Se debe recordar que, siempre hay undesfase entre los puntos espirituales culminantes y sus manifestaciones materiales.

Repaso

Hemos visto el arribo de los Jareditas y el inicio de la cerámica ambos establecidos entre los años 2500 – 2200 A.C. La sucesión de cuatro reyes justos y el reconocimiento de los Olmecas llegaron juntos casi el mismo tiempo, en los años 1400 – 1200 A.C. El declive Jaredita y el declive de la civilización Olmeca ambos ocurrieron entre los años 600 – 200 A.C. El arribo de los Nefitas y los Mulekitas los cuales resultaron en por lo menos tres nuevas culturas regionales – Nefitas, Lamanitas y Mulekitas y un modelo de culturas regionales con nuevos rasgos se ven en el siglo 6 A.C. La aparición de Jesucristo, marcando el comienzo de un periodo excepcional de felicidad y prosperidad conocido como la Época Dorada y el surgimiento de la civilización Maya conocida a través de todo el mundo por sus logros únicos, ambos ocurrieron en los primeros dos siglos D.C. La división de los pueblos, la caída de la nación Nefita, el inicio de los jeroglíficos Mayas y la reanudación de las guerras datan del tercer y cuarto siglo D.C.

El esquema del Libro de Mormón, primeramente publicado en el año 1830, no ha cambiado. 

El esquema Mesoamericano ha sido gradualmente llenado con la mayoría e información proveniente después del año 1950. Se puede decir que los puntos principales en ambos contornos están esencialmente en acuerdo.

Los esquemas encajan

Como se indica en la introducción, una estrecha correlación de los eventos principales de dos historias de culturas en un periodo de unos 2800 años van más allá del azar y constituye un poderoso testimonio de que la historia de la cultura del Libro de Mormón es auténtica.

Ahora existe suficiente información disponible que podemos decir con seguridad que los esquemas realmente encajan. Mientras se tenga más información disponible a través de la arqueología Mesoamericana podemos esperar que la autenticidad del esquema del Libro de Mormón será cada vez más y más evidente.

Hemos aprendido del Libro de Mormón como los Olmecas los Mayas obtuvieron altos niveles de espiritualidad y como intencionalmente rechazaron la iluminación y cayeron como naciones. Hay un paralelo en este esquema para nosotros hoy en día.

El mensaje del polvo llega a nosotros de dos maneras: desde la arqueología y desde los registros antiguos en sí. Jesucristo nos ha dado la misión de tomar los registros sagrados al remanente de Lehi para que conozcan la verdad y al Cristo viviente. 

Leemos en la Sección 3 de Doctrina y Convenios: "para este propósito mismo se preservan estas planchas que contienen esta historia."

Fuente

Recent Book of Mormon Developments vol. 2 p.121-124

01 septiembre 2011

Evidencias del Libro de Mormón: Video de Sudwarrior92

El usuario SudWarrior92 de Youtube preparó esta presentación con un registro encontrado en el Códice Matritense, Sahagun.

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