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12 octubre 2010

Las cimitarras del Libro de Mormón

 Extracto de "Testimonios Adicionales de la Veracidad del Libro de Mormón - Insertos en el Propio Libro" de  Rafael Diogo Jara

Ejemplo de un modelo de espada curva denominada "cimitarra"
"Y aconteció que los armé con arcos y con flechas, con espadas y con cimitarras, con mazas y con hondas, y con cuanto género de armas pudimos inventar..." (Mosíah 9:16)

Las armas que menciona  Zeniff en esta cita, exceptuando la cimitarra, son armas que la arqueología y la historia han mencionado con características comunes de las que usaban los pueblos de América. El arco, la flecha, mazas y hondas, pueden encontrarse en cualquier museo o libro de historia y estos registros son evidencia de que eran utilizadas hasta por los indígenas de nuestro país.

Lo que José Smith traduce como “cimeters”, o su equivalente “cimitarra” en español, se entiende por una espada curva y quizá fue esa la palabra del lenguaje moderno que encontró para designarla. Aunque las espadas curvas fueron utilizadas por diferentes pueblos en diversas épocas de la historia, y cada una de ellas tenía su propia denominación, sin ser expertos en el tema, en general se las denomina a todas con el término “cimitarra”.

Es probable que el arma en la cita referida haya sido inventada por los nefitas o lamanitas, ya que Zeniff hace referencia a que inventaban armas. Las armas van evolucionando y se van sustituyendo por las más modernas o más efectivas. Este tipo de arma, traducida por José Smith como “cimitarra”, es mencionada varias veces en el Libro de Mormón siendo utilizada tanto por nefitas como por lamanitas, y se las mencionaba conjuntamente con las espadas. Sin embargo la cimitarra deja de mencionarse aproximadamente en el año 52 a.C. (Helamán 1:14). Aunque la espada se siguió mencionando hasta la batalla final de Mormón aproximadamente entre los años 400 y 421 d.C. la cimitarra, al ser curva era un arma usada para que cortara, siguiera su trayectoria y no se incrustara. Aproximadamente en el año 74 A.C. ya se comenzaba a mencionar que los ejércitos nefitas iban protegidos con escudos, con ropa gruesa (Alma 43:19) y con cascos (Alma 43:38), por lo que la cimitarra ya no resultaba tan efectiva, y posiblemente se discontinuó su uso.

Conclusión: El texto analizado en este capítulo constituye un testimonio adicional de la veracidad del Libro, porque: 
a) Aunque la palabra utilizada para designar a esta arma es la misma con la que se designa a otras armas de otros pueblos, nada indica que los pueblos de América no hayan tenido la capacidad de inventar una espada curva con características semejantes a la que José Smith tradujo como “cimitarra”. 
b) Si desde el siglo anterior al nacimiento de Jesucristo no se ha mencionado más a la “cimitarra”, es probable que se haya sustituido por otra arma y discontinuado su uso, por lo que se hace más difícil encontrar abundantes evidencias arqueológicas, porque estamos hablando de más de dos mil años atrás.

Citas de otros autores relacionadas con el tema:

• “Cimitarra: La voz cimitarra parece venir de la derivación italiana "scimitarra" del shamsir persa, y sirve en occidente para referirse a cualquier sable curvo musulmán u oriental. Por ello, dentro del término cimitarra, -que en sí mismo no es un arma concreta-, entrarían las siguientes armas:

Shamsir: si es de origen persa.
Kiliç: si es de origen otomano.
Saif: si es de origen árabe.
Talwar: si es de origen indio.
Nimcha: si es de origen magrebí.
Etc...
“Por tanto, al ser armas que se diferencian escasamente unas de otras, pero que a la postre difieren, el término cimitarra es una voz genérica para todas ellas” (1).
(Wikipedia – La Enciclopedia Libre)

• “Pirámide de Tula. Cultura Tolteca (México). Atlantes - La estructura más importante descubierta hasta el momento en la ciudad de Tula es el Templo de Tlahuizcalpantecuhtli. En la parte superior de la pirámide se hallaba el templo propiamente dicho, cuyo techo estaría sostenido por cariátides y pilastras monumentales. Estas cariátides representan guerreros de gigantescas proporciones que exhiben un amplio pectoral en forma de mariposa; ancha faja y delantal bordado, de forma triangular; casco cilíndrico finalizado en un penacho de plumas; portando una espada curva en la mano izquierda y un lanzadardos en la derecha. Los atlantes visten hasta las rodillas y levantan los brazos en ademán de sostener algo. Estas figuras tienen una interesante relación con Chichén Itzá" (2).
Fuentes
  1.  (Wikipedia – La Enciclopedia Libre)
  2.  (http://www.artehistoria.jcyl.es/cronicas/obras/10301.htm)

30 septiembre 2010

¿Es posible que los israelitas usaran el idioma de los egipcios?

LaCritica 

En 1 Nefi 1:1-4, un judío piadoso que creció en Jerusalén, conservó una crónica sagrada en la lengua egipcia. Pero los judíos eran siempre enemigos jurados de los egipcios y ciertamente no usaban su idioma. El padre de Nefi, que había vivido toda su vida en Jerusalén hasta el tiempo indicado, seguramente sabía que el hebreo era el idioma usado por los judíos para escribir sus crónicas.

La Respuesta:
Los judíos eran enemigos históricos de los egipcios. ¿Cómo podrían ellos usar una escritura egipcia para sus escrituras sagradas?

¿Si aquel argumento fuera válido, entonces por qué los judíos usaban en la epoca de Cristo la Versión de los Sesenta (La Septuaginta), una versión del Antiguo Testamento escrito en la lengua de los griegos, quienes eran enemigos históricos de los judíos?

Los judíos habían sufrido muchos ultrajes terribles por los griegos en los siglos anteriores (ver 1 Macabeos 1:7-64), pero ellos todavía usaban escrituras griegas. De hecho, al menos la parte del Nuevo Testamento fue escrito originalmente en el griego por judíos convertidos.
También debería saber que parte de la Biblia fue escrita en Arameo, la lengua de los babilonios. Los capítulos del 2 al 7 de Daniel y una parte del libro de Esdras (4:8-6:18) en el Antiguo testamento fueron escritos en esta lengua, también llamada Caldea. Es importante recordar que los babilonios eran paganos que conquistaron e insultaron a los israelitas. Ellos eran culpables de muchas atrocidades, pero aún asi, un par de judíos fieles decidieron escribir sus escrituras en aquella lengua. En verdad, ellos escribieron en lengua Aramea usando cartas hebreas - el tipo "de Arameo reformado".Hay también pruebas convincentes de que al menos algunos Evangelios en el Nuevo Testamento fueron al principio escritos en Arameo, que se había hecho en dicho dialecto en Israel en la epoca de Jesús. De hecho, la Biblia registra palabras Arameas pronunciadas de los labios mismos del Hijo de Dios . ¡" Talitha Cumi" registrado en Marcos 5:41 y "Abba" en su oración (¡una oración, no menos!) en Marcos 14:36 ,ambas palabras Arameas.

Del mismo modo, no debería de estar sorprendido encontrar que los programadores de ordenadores chinos y los científicos han estado usando por mucho tiempo escrituras Occidentales debido a las ventajas que esta ofrece, a pesar de la animosidad histórica de China hacia el Oeste. No deberia sorprendernos encontrar a pueblos ingleses y noruegos que usan la escritura romana para todas sus escritos, aun cuando ellos hubieran sido una vez enemigos del Imperio romano y más tarde se hubieran rebelado contra la Iglesia Católica. Los sistemas de escritura tienden a superar la enemistad histórica.


Los hebreos vivieron durante 400 años en Egipto y estuvieron fuertemente
influenciados bajo la cultura egipcia asi como también en su historia posterior. Israel y Egipto no eran enemigos todo el tiempo. Había un comercio extenso y comunicación entre los dos en tiempos pasados, incluso en los días de Lehi. Israel contemplaba en Egipto protección en cierta ocasiones, y cientos años más tarde, encontramos a José y Maria huyendo a Egipto para su seguridad. Una variedad de grupos judíos formaron hasta colonias en Egipto.

La utilización de un sistema de escritura egipcio para sus beneficios particulares es apenas irrazonable.
¿Podrían los hebreos escribir textos sagrados en escrituras egipcias? Si el espacio fuera apremiante, seguramente. De hecho, es posible que las planchas de bronce mencionadas en el Libro de mormón, los especiales escritos grabados que contienen varias escrituras de Antiguo testamento y el registro de familia de al menos algunos descendientes de Jose, fueran comenzadas por el mismo Jose. Habiendo vivido la mayor parte de su vida en Egipto, él puede haber usado una escritura egipcia para sus propias escrituras, y sus descendientes pueden haber mantenido aquella tradición durante su tiempo en Egipto y más adelante.

Ademas es importante recordar
que uno de los mayores aportes de la cultura egipcia es su escritura que se usaban mayormente para inscripciones sagradas.

¿Es posible que los israelitas usaran el idioma de los egipcios?

El argumento de que los israelitas no usarían el idioma de los egipcios es, por cierto, falso. Por el siglo IX al siglo VI a.C., los israelitas usaban los números egipcios intercalados con el texto en hebreo. El Papiro Amherst 63 contiene un texto de los Salmos 20:2-6, escrito en arameo (la lengua de Jesús), utilizando caracteres egipcios. Este texto data originalmente del siglo II a.C., pero desde entonces ha sido extendido al siglo IV d.C.

Más significativo, sin embargo, es un ostracón descubierto en Arad en 1967, datado “hacia el final del siglo VII a.C.”. Este refleja un uso desde poco antes del 600 a.C., la época de Lehi. El texto inscripto en el ostracón está escrito en una combinación de hierático egipcio y caracteres hebreos, pero se puede leer completamente en egipcio. De las diecisiete palabras que aparecen en el texto, diez están escritas en hierático (egipcio) y siete en hebreo. Sin embargo, todas las palabras escritas en hebreo se pueden leer como palabras egipcias, mientras una de ellas, la cual se repite dos veces, tiene el mismo significado tanto en egipcio como en hebreo.

De las diez palabras en escritura hierática, cuatro son números (una en cada línea). (20) Un símbolo, indicando una medida de capacidad, se repite cuatro veces (una vez en cada una de las cuatro líneas), y la restante palabra egipcia tiene lugar dos veces. De este modo, mientras diecisiete palabras aparecen en el ostracón, si se descuenta la repetición de las palabras, solo seis de ellas están escritas en hierático (de las cuales cuatro son números), y seis en hebreo.

Los autores anti-Mormones Ankerberg y Weldon argumentan que:

El Mormonismo nunca ha explicado como los judíos piadosos (sic) del 400 d.C., supuestamente conocían el egipcio, ni tampoco por que habrían escrito sus registros sagrados completamente en la lengua de sus enemigos históricos, paganos e idolatras”.

¿Que probabilidad existe de que los judíos Nefitas supuestamente hubiesen utilizado el idioma egipcio para escribir sus sagradas Escrituras? Su fuerte antipatía a los egipcios y a su cultura hace difícil de aceptarlo. Cuando los judíos modernos copian sus Escrituras, utilizan el hebreo, no el egipcio o el árabe, la lengua de sus enemigos históricos”. “Ninguna lengua tal (como el egipcio reformado) existe, y los egiptólogos afirman esto inequívocamente”. Sin embargo, estos están espectacularmente equivocados, y el “Mormonismo” ha explicado reiteradamente porqué:

La declaración: “Cuando los judíos modernos copian sus Escrituras, utilizan el hebreo, no el egipcio o el árabe, la lengua de sus enemigos históricos”, es una demostración bastante sorprendente de ignorancia. Dado que la lengua egipcia ha estado muerta por siglos, es fuertemente destacable que los judíos modernos no lean La Biblia en egipcio. Por otra parte, “la primera y más importante traducción (del Antiguo Testamento) del hebreo (al árabe), fue hecha por Sa’adya el Ga’on, un judío erudito, que era el jefe de la escuela Rabínica en Sura, Babilonia (muerto en el 942). (George Buttrick, editor, el Diccionario del Interprete de la Biblia, [desde ahora, DIB], 4 volúmenes, y suplemento [Nashville: Abingdon, 1962-1976] 4: 758b). En efecto, los judíos han, de este modo, traducido La Biblia al “árabe, la lengua de sus enemigos históricos”. También, la han traducido a la lengua de sus “históricos enemigos”, los griegos (DIB, 4:750 en la Septuaginta), y los arameos (DIB, 1:185-193; 4:479-50, en los Targums Arameo) ¿Que es el “egipcio reformado”?

Moroni aclara que el “egipcio reformado”, es el nombre que los Nefitas han dado a una escritura basada en caracteres egipcios, y modificada en el transcurso de mil años (ver Mormón 9:32). Por lo tanto, no sorprende que los egipcios o los judíos no tengan ninguna escritura denominada “egipcio reformado”, ya que este era un término Nefita.

Existen, sin embargo, diversas variantes de escrituras egipcias que están “reformadas” o alteradas, conforme a su forma más antigua. Hugh Nibley y otros autores han señalado que el cambio de los jeroglíficos egipcios, al hierático y al demótico, es una buena descripción del “egipcio reformado”. Por el año 600 a.C., el hierático se usaba principalmente para textos religiosos, mientras el demótico se usaba en la vida diaria.

Existió una evolución clara de la escritura egipcia en el mundo Antiguo, y estas escrituras modificadas se empleaban en el tiempo de Lehi. El pueblo del lugar y época de Lehi utilizaba tanto el hebreo como el egipcio, tal como Nefi lo afirmó, (ver 1 Nefi 1:2).

Considerando que Moroni manifiesta que los Nefitas modificaron entonces, aun más las Escrituras, el “egipcio reformado” es una refinada descripción tanto del fenómeno acaecido en el mundo Antiguo, como de lo que Moroni sostiene que sucedió entre los Nefitas.

Fuente

www.mundolds.blogspot.com

22 septiembre 2010

Como enfrentar la arqueología del Libro de Mormón

Autor: Jorge Albarrán Riquelme.


1.Introducción

En general, podría decirse que la mayoría de los miembros de la Iglesia no tiene mucho conocimiento sobre la arqueología del Libro de Mormón, salvo una que otra mención al pasar por alguna publicación SUD, alguna breve referencia en algún manual de la Iglesia o en alguna página web o blog mormón. Por el contrario, existen innumerables páginas web con argumentación arqueológica en contra del Libro de Mormón, escritas en su gran mayoría por apóstatas y grupos religiosos anti mormones. Su intención es producir confusión e intentar destruir los testimonios de los miembros de la Iglesia, especialmente de aquellos más débiles espiritualmente.

Es importante por ello hacer notar el hecho de que una cantidad creciente de evidencias arqueológicas adicionales a favor del Libro de Mormón han ido surgiendo desde finales del siglo pasado y apuntan a reafirmar el hecho de que efectivamente el Libro de Mormón fue escrito por antiguos autores Judíos tal como lo fue la Biblia. Incluso algunas de estas evidencias indican que El Profeta tuvo acceso a información cultural, histórica y religiosa precolombina no disponible en su tiempo sino hasta hoy.
Sin embargo, frente ante cada evidencia que ha ido refutando las críticas y acusaciones, los oponentes a la verdad han ido produciendo nuevas acusaciones falsas en su mayor parte distorsionando los hechos, haciendo acomodaciones o aplicaciones forzadas de ciertos descubrimientos modernos (como por ejemplo el uso del ADN para trazar migraciones poblacionales). Aún más curioso –y penoso- es el hecho de que en su gran mayoría parecen no escuchar sinceramente las refutaciones dadas a sus acusaciones y vuelven a cargar con las mismas preguntas iniciales, cual diálogo de sordos. Este hecho no se debe a que los eruditos SUD hayan callado espantados de vergüenza por el sólo hecho de escuchar tales preguntas sino a que los críticos en su mayoría no se han tomado la molestia de examinar las respuestas seria y honestamente.

Objetivo

¿Cómo podemos estar preparados cuando en algún momento u otro nos veamos enfrentados a estas falsas acusaciones? ¿Cómo enfrentarlas si parecieran crear confusión en nosotros o en alguien que conozcamos y apreciamos?
Es el propósito de esta presentación mostrar ciertos puntos de partida básicos al tomar el tema de la
arqueología del Libro de Mormón. Ello con dos objetivos claramente definidos:

1) que tanto los miembros nuevos de la Iglesia como los más antiguos podamos reconocer claramente las distorsiones en contra del Librode Mormón.
2) de esta manera poder apreciar más profundamente las evidencias arqueológicas a favor de este testamento de Jesucristo.

Sin embargo, cabe advertir que dichas evidencias por sí solas no reemplazan el poder de un testimonio espiritual de la veracidad del Libro de Mormón. Por ello es esencial para nuestra salvación el buscar, obtener y fortalecer un testimonio espiritual de la autenticidad divina del Libro de Mormón y sus enseñanzas. Así, partiendo de esta base espiritual, podemos añadir estas otras evidencias que fortalecen nuestro testimonio intelectual.

3. ¿Qué entendemos por arqueología?

El primer punto de partida es saber qué realmente entendemos por este término. La palabra arqueología está compuesta por dos palabras del griego, “archae” (antiguo) y “logos” (estudio). La arqueología es una ciencia que tiene como fin el estudio de las sociedades antiguas mediante sus restos físicos (como por ejemplo, monumentos, restos óseos, escrituras, jeroglíficos, toponimia o los nombres de los lugares, etc.). En el fondo es una “reconstrucción” de una civilización del pasado. Pero esta “reconstrucción” plantea una serie de desafíos, problemas y limitaciones, los cuales son vitales que conozcamos para evitar falsas expectativas o confundirnos con distorsiones.

4. Las limitaciones de la arqueología.

La primera limitación de la arqueología es que es una ciencia humana, y por basarse en el método científico, está en constante redefinición en base a nuevos descubrimientos. Dicho de otro modo, la historia se está reescribiendo constantemente, y muchos postulados que se creían prácticamente inmutables se eliminan o corrigen continuamente, acomodándose a los nuevos hallazgos. Por lo tanto, nunca llegaremos a tener un cuadro completo y exhaustivo de las civilizaciones pasadas. En otras palabras, una reconstrucción “virtual” total y perfecta es imposible.

Una segunda limitante es la cantidad actual de excavaciones arqueológicas. Por ejemplo, menos de un 10 % de las zonas potencialmente arqueológicas sólo en Centroamérica se han excavado hasta el momento, ya sea por falta de permisos o de fondos para continuar. Entonces, ¿cómo y cuándo se podría llegar algún día a una excavación exhaustiva de todas las áreas potenciales de excavarse? Y aún cuando teóricamente pudiera solucionarse este problema, existe una tercera limitación a considerarse: el hecho que hay civilizaciones que no dejaron registros escritos (esenciales para una “reconstrucción virtual”). O si los dejaron, los hicieron en materiales que se degradaron con el tiempo. Y en el caso que se hayan preservado, fueron destruidos por eventos climáticos, políticos y/o guerras. Incluso en el caso de algunas civilizaciones donde sus registros perduraron, sólo muy escasos fragmentos se salvaron. Un ejemplo de ello fue caso de los códices mayas, quemados a propósito por los conquistadores y sacerdotes españoles. Sólo tres de ellos (de quizás cuantos centenares) escaparon de la hoguera.

¿Quién puede decir cuántas civilizaciones hay cuyos registros desaparecieron para siempre?

¿Cuántas civilizaciones hay cuyos registros aún no se han descubierto? ¿Cuántas civilizaciones hay que ni siquiera sabemos que existieron? De hecho, por ejemplo, jamás habríamos sabido que existieron las civilizaciones Jaredita, Nefita y Lamanita sino por medio de la revelación divina a un profeta, no por la arqueología. Y si hubiesen sido descubiertas por la arqueología podemos conjeturar que tampoco habría servido de mucho ya que nadie podría haber interpretado sus registros (a semejanza de lo que sucede hoy con algunas culturas mesoamericanas, donde los arqueólogos debaten si sus registros representan palabras, sonidos o ideas o si variaban fonéticamente dependiendo de la procedencia cultural de quien las leyera). Por ello, al Profeta José tuvo que entregársele un Urim y Tumím para que pudiera traducir el idioma desconocido para el mundo de las planchas del Libro de Mormón. ¿Cómo lo sabemos? Por revelación. De otro modo, jamás sabríamos del Libro de Mormón.

En conclusión, hay que ser muy cuidadoso al pensar que la ausencia de registros de una civilización sea una prueba de que dicha civilización jamás existió. Tal como lo resumió muy bien un erudito SUD, Michael R. Ash, “¿la ausencia de evidencia es lo mismo que la evidencia de ausencia?”. La respuesta es “definitivamente no” y puede aplicarse perfectamente a las civilizaciones del Libro de Mormón.

5. La arquelogía de la Biblia versus la arqueología del Libro de Mormón.

Los críticos atacan al Libro de Mormón comparándolo con la arqueología bíblica pero olvidan que no
son comparables por 3 razones completamente específicas. Básicamente sostienen que la arqueología bíblica es tan reveladora que irrevocablemente prueba que los eventos descritos en la Biblia ocurrieron.

Desafortunadamente, su misma argumentación es su propio talón de Aquiles, según el hno Ash, porque en su aparente celo religioso, “no hacen la vital diferencia entre prueba, evidencia y testimonio.”

3a. Evidencia versus prueba ¿Cuál es la diferencia?

El primer punto de partida al estudiar la arqueología del Libro de Mormón (y por ende de la Biblia) es establecer muy claramente la diferencia entre prueba y evidencia. Una prueba es una constatación física de algo específico que no deja lugar a dudas sobre su autenticidad. Por ejemplo, uno de los ataques en contra del Libro de Mormón era de que este estaba muy equivocado al mencionar la existencia de caballos en América ya que se consideraba que fueron introducidos por los conquistadores españoles en el nuevo mundo. Pero los hallazgos relativamente recientes de restos óseos de caballos precolombinos son una prueba irrefutable de que sí existieron estos cuadrúpedos en América mucho antes de la llegada de los españoles.

Podemos definir, a su vez, evidencia, como una pista (o conjunto de pistas) que apuntan a confirmar indirectamente un hecho. Por ejemplo, se desconocía la existencia de quiasmos durante la vida de José Smith.

Los quiasmos son combinaciones de ideas repetitivas ingeniosamente dispuestas en la poesía hebrea. Ya que el Profeta José desconocía la existencia de este recurso típicamente hebreo, no deja de sorprender que el Libro de Mormón contenga variados ejemplos de quiasmos, de versículos hasta capítulos enteros. Esta es una evidencia más de que el Libro de Mormón concuerda plenamente con lo que es el tipo de escritura hebrea.

Otra evidencia es la confirmación reciente de diversos hallazgos de planchas de metal en centro y Sudamérica, y que desmienten otras de las acusaciones en contra del Libro de Mormón: que era falso que en la antigüedad se escribieran registros sobre planchas de metal. No prueba que las planchas que José tradujo fueran de metal y arqueológicamente genuinas sino que es una evidencia que apoya indirectamente lo que el Profeta declaró acerca de las planchas del Libro de Mormón, lo cual realza la coherencia y consistencia del testimonio del Profeta.

Sin embargo, es importante recalcar que ni la prueba ni la evidencia reemplaza a un testimonio espiritual de la veracidad del Libro de Mormón.

La arqueología de la Biblia versus la arqueología del Libro de Mormón: Los 3 puntos
Volviendo a la comparación entre la arqueología Bíblica y del Libro de Mormón, mencionaremos los 3 puntos de diferencia para entender más detalladamente las limitaciones de la arqueología Mormona y por ende, de la bíblica.

Punto 1: Los cambios climáticos y la preservación de los registros. A pesar del hecho de que una parte importante de los registros fueron hechos en pergaminos y otros materiales muy frágiles (como los rollos del Mar Muerto, por ejemplo), la gran ventaja de las tierras bíblicas es su clima seco, el cual ha permitido la conservación de registros históricos que de otro modo se habrían destruido fácilmente en un ambiente como el mesoamericano, con una alta humedad y un clima tropical. Salvo algunas alteraciones locales y pasajeras en las tierras bíblicas, no ha habido cataclismos postdiluvianos a gran escala que hayan alterado considerablemente la faz de la tierra.

Sin embargo, sí ha habido importantes fenómenos climáticos en Mesoamérica que han alterado ciertos sectores. Por ejemplo, el mismo Libro de Mormón nos habla de los cambios climáticos ocurridos al tiempo de la venida de Jesucristo al continente americano. En un artículo de la BYU Studies, el erudito SUD Bart Kowallis, sugiere la teoría de una explosión volcánica como la causa física de este fenómeno climático que duró 3 horas, y que ”dejó desfigurada la superficie de toda la tierra” (3º Nefi 8:17). Dicha explosión volcánica pudo haber causado tsunamis, temblores, incendios, y una completa oscuridad. ¿Cuánto puede haberse desfigurado esta zona y cuántos registros pueden haberse destruido en ese lapso?
Todo lo anterior tiende a apoyar el punto de que existen registros que han desaparecido (parcial o completamente) de diversas civilizaciones, incluyendo algunas que pudieron haber sido contemporáneas de los Jareditas, Nefitas, Lamanitas. De hecho, si no fuera por la revelación (y preservación divina), no sabríamos nada de la existencia de dichas culturas del Libro de Mormón, ni de su conexión con eventos bíblicos. Por otro lado, sabemos por medio de la revelación, que aún existen otros registros de más pueblos que serán revelados en su propio tiempo por el Señor.

Punto 2: El alcance de las excavaciones arqueológicas. Hasta ahora, alrededor del 50% de los lugares mencionados en la Biblia han sido arqueológicamente comprobados. Ello ha sido posible gracias a la toponimia, es decir, el estudio etimológico de los nombres propios de un lugar. La ventaja en este sentido es que los nombres de los lugares bíblicos ha cambiado prácticamente muy poco o nada durante el transcurso de los siglos hasta el presente, a pesar de la continua invasión de civilizaciones extranjeras a lo largo de toda su historia.

Sin embargo, en el caso de la arqueología mesoamericana (probablemente conectada con la arqueología del Libro de Mormón), hubo un quiebre dramático en la continuidad cultural con la conquista española. Junto con destruir muchos de sus registros sagrados e históricos, los conquistadores españoles destruyeron las civilizaciones invadidas y bautizaron sus ciudades con nombres de origen español. Así tenemos, por ejemplo, las ciudades de San Lorenzo, La Vista y El Mirador. Pero jamás sabremos cómo se llamaban originalmente ni en su escritura ni en su fonética, lo que es esencial para identificar los lugares históricos de una civilización. De hecho no basta sólo con descubrir artefactos físicos de una civilización si no hay registros escritos (epigráficos) o jeroglíficos (ideográficos) que nos permitan conectarlos con un tiempo y un espacio de una cultura en particular. Además, los expertos aún no han podido descifrar los caracteres ideográficos de varias culturas mesoamericanas y menos aún su fonética ya que para complicar más las cosas aún, según Michael R. Ash, los mismos caracteres ideográficos serían pronunciados en diferente forma dependiendo si el hablante fuera un zapoteca, un mixteca o un nefita. Y aún los expertos debaten si ciertos registros iconográficos en los monumentos de algunas culturas realmente representan nombres de ciudades y no lugares simbólicos o místicos.

Punto 3: Una arqueología muy joven. Otro punto no menor es el desarrollo relativamente reciente de la arqueología mormona, en comparación con la Bíblica, tanto en tiempo como en recursos. Por ello queda aún muchas investigaciones y descubrimientos por realizarse en el futuro.

No ha lugar para comparación.

Por las razones anteriormente expuestas, las acusaciones de los críticos de la arqueología del Libro de Mormón no tienen ningún asidero. Su tesis principal de que la arqueología mormona debe ser tan productiva como la bíblica, y que ya deberían haberse identificado ciudades y artefactos nefitas, por ejemplo, tal como se han identificado lugares bíblicos, es un argumento que contiene una falacia de partida: que ambas arqueologías pueden compararse perfectamente.

Y más aún, su pretensión de que la arqueología prueba que la Biblia es verdadera, es otra falacia que puede volverse en su contra. La arqueología sólo respalda que los lugares mencionados por la Biblia existieron según el tiempo indicado y de acuerdo con la cultura existente. Pero por lo demás, no prueba que los acontecimientos que allí ocurrieron sucedieron efectivamente como la Biblia los registró ni que Jesús fue quien qdeclaró ser. Ello entra en el campo de la fe, no de la arqueología. Tal como se indicó al principio de este artículo, ninguna evidencia arqueológica jamás reemplazará un inconfundible e inequívoco testimonio del Espíritu Santo a nuestros corazones de que los eventos descritos en la Biblia, el Libro de Mormón, la Perla de Gran Precio y Doctrina y Convenios realmente sucedieron tal y cual como se describen.

Las civilizaciones del Libro de Mormón no fueron las únicas en América.

Aunque el Libro de Mormón no las menciona directamente, existen claves de que la colonia nefita, por ejemplo, convivió con otras civilizaciones en la América precolombina. Hay evidencias implícitas de un intercambio cultural y comercial con otros pueblos, que incluso trajeron influencias negativas que obligó a profetas a denunciarlas y llamar al pueblo de Dios al arrepentimiento. A su vez, probablemente la colonia Lehita les predicó el evangelio de Jesucristo, teniendo un resultado favorable. De hecho, una de la teorías indica que este hecho podría explicar el crecimiento exponencial de la civilización nefita y lamanita, evidenciada en las batallas finales del Libro de Mormón, la cual habría sido matemáticamente imposible si la colonia original Lehita se hubiera desarrollado en completa soledad en el continente americano.

Conclusión

Probablemente nunca sepamos exactamente dónde estaban las ciudades del Libro de Mormón ni podamos identificar el templo de Nefi en América ni encontrar espadas nefitas (ni identificar las otras civilizaciones con las cuales convivieron). Tal como lo declaró Kerry Shirts, otro erudito SUD, lo más probable es que ya hayan sido encontradas (en Mesoamérica) pero no disponemos de mayores evidencias que nos permitan conectarlas arqueológica e irrefutablemente con el Libro de Mormón, debido a todas las limitaciones y razones anteriormente expuestas en este artículo.

No debemos olvidar que aunque el Libro de Mormón contiene elementos históricos, no es un registro histórico sino sagrado. Su propósito no es llevar a cabo una detallada compilación histórica de sus civilizaciones sino testificar de Jesucristo y su evangelio.

Sin, embargo, un número creciente de sus afirmaciones históricas, que una vez fueron motivo de burla, han sido paulatinamente confirmadas por evidencias arqueológicas. Y esta tendencia continuará en el futuro.

Pero jamás la arqueología probará que la Biblia ni el Libro de Mormón son verdaderos sino la búsqueda sincera de una confirmación del Espíritu Santo (Moroni 10:3-5).
Espero sinceramente que este breve artículo haya servido de introducción al tema de la arqueología del Libro de Mormón y haya servido al lector para tomar consciencia de las limitaciones de la arqueología, saber cómo enfrentar y reconocer las acusaciones, las distorsiones así como las preguntas sinceras sobre el Libro de Mormón. Y por lo mismo, a manera de una consecuencia natural de lo anterior, maravillarse y regocijarse de la cantidad creciente de las evidencias arqueológicas (y culturales) a favor de este sagrado registro.

Fuentes

  1. Archeological Evidence and the Book of Mormon, Michael R. Ash, (accesada en Julio 2010)
  2. http://www.fairlds.org/Book_of_Mormon/Archaeological_Evidence_and_the_Book_of_Mormon.html
  3. Debating the Foundations of Mormonism: The Book of Mormon and Archeology, John E. Clark, Wade Ardern and Mathew
  4. Roper, (accesada en Julio 2010) http://www.fairlds.org/FAIR_Conferences/2005_Debating_the_Foundations_of_Mormonism.html
  5. A Social History of the Early Nephites, Brant Gardner, (accesada en Julio 2010)
  6. http://www.fairlds.org/FAIR_Conferences/2001_Social_History_of_the_Early_Nephites.html
  7. Instant Expertise on the Book of Mormon Archeology, John L. Sorenson, BYU. (accesada en Julio 2010)
  8. http://byustudies.byu.edu/showtitle.aspx?title=5238
  9. Where the Lehites alone in the Americas? , Michael R. Ash, (accesada en Julio 2010)
  10. http://www.fairlds.org/FAIR_Brochures/Were_the_Lehites_Alone.pdf
  11. The Backyard Professor (Youtube) , Kerry Shirts, (accesada en Julio 2010)
  12. http://www.youtube.com/user/TheBackyardProfessor#p/a
  13. MIS TRADUCCIONES SUD http://mistraduccionessud.es.tl
22 de Agosto de 2010
Valdivia, CHILE.

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