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14 octubre 2007

Un análisis científico del Libro de Mormón


coloco este titulo, por que voy subir un articulo que consta de 3 partes y que mira al Libro de Mormon en el aspecto de algunos de los ultimos descubrimientos en america y que cambia totalmente de lo que ocurria en cuanto a la informacion que teniamos, leean cuidadosamente la introduccion del articulo,donde explica y he confirmado de que muchos de los ataques al libro de mormon se basan en informacion muy antigua que ya a la luz de los nuevos descubrimientos podemos aclarar mas la verdad, bueno ahora los articulos...va el primero

Un análisis científico del Libro de Mormón:
Primera parte
Los Cambios en nuestra comprensión de la América antigua y de sus
Escrituras
por John L. Sorenson

Introducción Durante las últimas décadas,
los estudios profesionales en el campo de la
arqueología, geografía, cultura e idioma de los
pueblos americanos han proporcionado una
enorme cantidad de información que debe ser
de gran interés para aquellos que leen y creen
en el Libro de Mormón, información que los
científicos que se dedicaron al estudio de este
libro quizás nunca se hubieran imaginado que
existiera. En la actualidad, la calidad y
cantidaddeestudiosespecializados
relacionados con el Libro de Mormón son tan
amplios y profundos que es imposible que una
sola persona esté al tanto de todos los
aspectos de estos conocimientos.
De hecho, durante los últimos cincuenta años, ha quedado anticuada la mayor parte de lo que previas
generaciones pensaban acerca de las civilizaciones americanas precolombinas. Las ciencias que estudian las
civilizaciones antiguas han sufrido grandes cambios. En las primeras décadas de este siglo aún se consideraba que la
ciencia era la búsqueda y descubrimiento de verdades permanentes e infalibles. Sin embargo, en la actualidad tanto los
científicos como los filósofos concuerdan en que la naturaleza misma de su tarea requiere que constantemente
reinterpreten sus teorías y sus datos.1 El punto de vista de Karl Popper con respecto a la ciencia, de que es "eternamente
tentativa"2, ha llegado a ser aceptado entre muchos científicos. De manera que aunque en la actualidad exista quizás mil
veces más información acerca de las primeras culturas de América que la que estaba disponible hace medio siglo, ahora
los mejores científicos son mucho menos insistentes en describir categóricamente lo que sucedió en el Nuevo Mundo
pre-europeo.
También han ocurrido ciertos cambios en
algunos conceptos que han tenido los Santos

de los Ultimos Días con respecto al Libro de
Mormón. Nuestra fe en los principios
salvadores que enseñaron los profetas desde
Nefi hasta' Moroni no ha cambiado, y si lo ha
hecho de alguna forma, ha sido en aumento.
Pero al considerar estas Escrituras como un
documento antiguo, el estudiante minucioso
ahora es consciente de que tenemos mucho
más de lo que habíamos sospechado.
Comenzando con M. Wells Jakeman, Hugh
Nibley y Sidney B. Sperry, esta creciente
comunidad de investigadores Santos de los
Ultimos Días comenzaron afines de la década
de 1940 a descubrir algunos de estos
detalles.3 Un ejemplo de este cambio de
perspectiva,decontemplarnuevas
posibilidades, lo representa el descubrimiento
que hizo John W. Welch hace apenas quince
años de una forma literaria del Cercano
Oriente, llamada quiasmo, en el Libro de
Mormón, la cual pasó inadvertida para sus
lectores durante casi 140 años, desde su

publicación en 1830.4 En años recientes,
otros investigadores han encontrado en el
Libro de Mormón ciertas tendencias e
implicaciones insospechadas que en tiempos
pasados no se habían detectado.
Muchos Santos de los Ultimos Días no han
tenido acceso a las fuentes que comunican la
manera en que las investigaciones recientes
han cambiado nuestra comprensión del Libro
de Mormón como un documento antiguo.
Muchostambiénignoranalgunos
descubrimientos nuevos bastante asombrosos
que apoyan al Libro de Mormón y que han
sido el resultado del uso de métodos
científicos más avanzados. El propósito de
este artículo y los dos que le siguen es el de
dar algunos ejemplos claros de los cambios
que han ocurrido en el concepto que tienen
algunos científicos Santos de los Ultimos Días
acerca del Libro de Mormón a la luz de las

nuevas teorías y descubrimientos acerca del
pasado.
La intención de estos artículos no es la de
expresar enseñanzas oficiales de la Iglesia,
pero en base a mis propias investigaciones v
estudios he considerado que esta información
es digna de consideración.
Primera Parte:
Durante mucho tiempo, uno de los
intereses favoritos de los Santos de los
Ultimos Días ha sido la arqueología del Libro
de Mormón. Siempre aparecerá un grupo
considerable de personas a cualquier
conferenciaquetrateestetema.
Desafortunadamente, algunos escritores y
conferencistas no han estado tan bien
informados sobre el tema como debieran
estarlo, y tampoco aquellos que critican a la
Iglesia y de vez en cuando comentan el tema.

El problema en sí no es el de intenciones,
creencias o testimonio, sino de conocimientos.
El comparar el Libro de Mormón con los
descubrimientos de la arqueología y otros
campos relacionados es una actividad de
elevado nivel intelectual, y cuando una
persona, sea o no Santo de los Ultimos Días,
se propone obrar dentro de esa disciplina
académica, deberá sujetarse a las normas
que la gobiernan.
El primer elemento esencial es el
determinar la naturaleza del Libro de Mormón
y qué porciones pueden compararse
apropiadamente con los hallazgos científicos.
Después necesitamos establecer lo que
realmente saben los arqueólogos y otros
científicos y cuáles son las condiciones que
limitan sus conocimientos. Antes de poder
llegar a una conclusión legítima, por más
sencilla que ésta sea, se deben considerar

cuidadosamente ambos puntos de vista de
este asunto.
Un problema que algunos escritores y
discursantes Santos de los Ultimos Días
han tenido es el de confundir el texto
mismo del Libro de Mormón con su
interpretación tradicional. Por ejemplo, es
muy común escuchar que el Libro de
Mormón es "la historia de los indios
americanos". Esta afirmación contiene
varias suposiciones infundadas: que este
volumen de Escritura es una historia en el
sentido común, o sea, un relato cronológico
y sistemático de los acontecimientos
principales del pasado de una nación o
territorio; que los indios americanos son un
solo grupo de personas; y que las
aproximadamente cien páginas de texto
que contienen material histórico y cultural
podrían relatar la historia completa de un
hemisferio. Cuando se hacen suposiciones

infundadas como éstas, los críticos
responden de la misma manera, y critican
estas suposiciones y no el antiguo texto en
sí.
El resultado ha sido un cúmulo de
información acerca del Libro de Mormón,
perturbado por "evidencia" irrelevante, lógica
infundada y conclusiones conflictivas. Muchas
de las comparaciones que han hecho algunos
Santos de los Ultimos Días han estado
basadas en información incorrecta tanto en
toque respecta al análisis de pasajes de las
Escrituras como a los hechos arqueológicos.
Por otra parte, los pocos arqueólogos
profesionales que han intentado hacer tales
comparaciones a menudo se han equivocado
en dos aspectos: (1) han sido ingenuos con
relación al Libro de Mormón en sí -o sea, lo
que dice y lo que no dice; y (2) no han
considerado cuidadosamente los detalles
arqueológicos de los períodos correctos y en

las áreas más probables de la América
antigua. De hecho, solamente en años
recientes se han realizado suficientes
investigaciones para crear una descripción
confiable y verosímil de los sucesos y
características en su lugar y tiempo apropiado.
Aquellos que estudian el Libro de Mormón
harían bien en ampliar su criterio acerca del
mismo al actualizar sus conocimientos. Como
ejemplo citaremos algunos de los escritos de
B. H. Roberts, uno de los intelectuales más
capaces de la Iglesia en su tiempo. En varios
de sus escritos, realizados principalmente en
1922, intentó comparar el Libro de Mormón
con una novela romántica del siglo anterior
intitulada View of the Hebrews (Panorama de
los hebreos), escrita por Ethan Smith, un
ministro de la Nueva Inglaterra. Algunos
críticos habían sugerido que el profeta José
Smith había utilizado esta novela como base
para escribir el Libro de Mormón. De manera

que el élder Roberts analizó tanto este libro
como la literatura científica de su época con
relaciónalos pueblos y culturas de la América
antigua y los comparó con el Libro de
Mormón.
Desafortunadamente, se comprobó que lo
que en ese tiempo se consideraba como un
conocimiento verídico en relación con la
civilización de la América antigua. Estaba
fundado en información incompleta y en
algunos casos incorrecta. En su estudio, por
ejemplo, el élder Roberts utilizó el concepto
generalizado que prevalecía en su época de
que el Libro de Mormón era una historia de
todo el hemisferio occidental. Ahora es posible
ver que algunas de sus suposiciones acerca
del Libro de Mormón eran erróneas en los dos
aspectos mencionados anteriormente: el
conocimiento del material científico apropiado
y el análisis de los aspectos técnicos del Libro
de Mormón.

Entre las críticas que algunos arqueólogos
han hecho del Libro de Mormón, las dos
afirmaciones más difundidas (el libro del
finado Roben Wauchope y el artículo de
Michael Coe de hace una década,
aproximadamente)5 sufren de limitaciones
similares. Estos dos eminentes científicos
basaron sus reacciones al Libro de Mormón
en la misma suposición desafortunada de que
éste es un relato de los indios americanos que
habitaron todo el Nuevo Mundo. Sus
conclusiones eran tan erróneas como las de
algunos Santos de los Ultimos Días.
Es evidente que si el Libro de Mormón ha
de compararse como un documento antiguo
con información proveniente de otras fuentes,
es necesario derivar los hechos de los
tiempos y lugares apropiados. Por ejemplo,
sería inútil tratar de explicar las circunstancias
en las que Pablo escribió sus epístolas si las

tratáramos como si hubieran procedido de
Babilonia en la época del cautiverio judío. Con
el fin de comparar el Libro de Mormón con lo
que los arqueólogos han aprendido acerca de
sus antecedentes históricos en la América
antigua, tenemos la misma obligación, hasta
donde nos sea posible, de ser específicos en
cuanto a la ubicación y época de sus
acontecimientos.
Las tierras de los Nefitas y Jareditas
Algunos lectores piensan que el Libro de
Mormón no proporciona suficiente información
para poder elaborar una geografía, cuando en
realidad contiene numerosas afirmaciones
relacionadas con el tema. Cuando se analizan
detenidamente estas referencias a la par con
algunas deducciones razonables derivadas de
ellas, el libro prueba ser rico y sumamente
constante en su información sobre el tema.

Sería imposible proporcionar un análisis
completo de la geografía del Libro de Mormón
en estas páginas; sin embargo, por lo menos
durante los últimos cuarenta años, muchos de
los que han estudiado a fondo este tema han
llegado a conclusiones básicas muy similares:
(1) los acontecimientos registrados por los
escribas Nefitas y
(Esta
fotografía de las ruinas de Monte Albán, Oaxaca, México, muestra lo que puede ser el resultado final
de una labor arqueológica. El edificio de enfrente data de los tiempos de Cristo. Ya que contiene pasajes angostos que
están alineados con ciertas posiciones críticas del sol y la luna, se ha dicho que posiblemente haya sido un observatorio,
pero aún no ha quedado clara su fúnción real. (Fotografía de James Christensen . )
Esta fotografía de un sitio arqueológico sobre la frontera de Guatemala y México muestra lo difícil que resulta obtener
información confiable de una excavación arqueológica.
Los artefactos rotos que se encuentran en los .sitios arqueológicos a veces pueden restaurarse, tal como .se hizo con
esta vasija de dos piezas que se recuperó de una tumba derrumbada.)
Jareditas evidentemente cubrieron solamente un territorio limitado de la "tierra de promisión" del Nuevo Mundo y (2)
actualmente se conoce solamente un lugar en el hemisferio occidental que parece coincidir con ese escenario. 6
Estos puntos son sumamente importantes.
Durante mucho tiempo, la mayoría de la gente
suponía que los relatos del Libro de Mormón
ocurrieron en todo el continente americano,
tanto el hemisferio norte como en el sur. La
geografía parecía ser tan clara- un continente
norte y un continente sur, unidos por un istmo
angosto. Sin embargo, con el tiempo fue difícil
aceptar ese punto de vista a la luz de nueva

información. Por ejemplo, a principios del siglo
veinte las investigaciones realizadas habían
encontrado que al tiempo del descubrimiento
del Nuevo Mundo por los europeos, se
hablaban unos 1.500 idiomas.' Y los nuevos
conocimientos que se han obtenido acerca del
proceso de la estabilidad en los idiomas y los
cambios que éstos sufren impide suponer que
todos éstos hayan podido derivarse del
hebreo, que se supone era el idioma de los
Nefitas y lamanitas. La ciencia arqueológica
también comenzó a revelar una diversidad
asombrosa de culturas, lo cual reforzó la idea
de que muchos grupos diferentes habían
habitado las Américas.
A principios del siglo veinte, unos cuantos
miembros de la Iglesia comenzaron a
contemplar más detenidamente lo que el Libro
de Mormón decía al respecto. Encontraron
afirmaciones que indicaban que la ubicación
geográfica de la historia de los Jareditas y

Nefitas probablemente era más limitada de lo
que habían supuesto. Entonces, en 1939 los
Washburn publicaron un análisis detallado de
la geografía del Libro de Mormón, basándose
exclusivamente en las afirmaciones del
mismo, y demostrando la constancia de éstas.
Desde la publicación de su obra An Approach
to the Study of Book of Mormon Ceography
(Un enfoque al estudio de la geografía del
Libro de Mormón), los analistas del volumen
de Escritura han encontrado aún más datos
en las propias afirmaciones del Libro de
Mormón, los cuales sugieren que la extensión
de las tierras inmediatas en las que ocurrieron
los acontecimientos de este libro solamente
haya abarcado cientos y no miles de
kilómetros.8
Basándomeenmispropias
investigaciones, concuerdo con otros en que
hay solamente una zona que parece reunir
todos los requisitos claves: Mesoamérica.

Este es el nombre que los investigadores de
civilizaciones americanas han asignado a
aquella porción del centro y sur de México y el
nortedeCentroaméricaendonde
antiguamente se alcanzó el nivel más alto de
desarrollo cultural del hemisferio. Por ejemplo,
el libro habla mucho acerca de la larga
tradición que existía en el territorio de los
nefitas y jareditas de llevar registros escritos, y
en Mesoamérica, de acuerdo con la evidencia
actual, se conocen más de una docena de
sistemas de escritura, algunos de los cuales
abarcan desde el principio del primer milenio
a. de J.C.9 Sin embargo, en ningún otro lugar
de América encontramos evidencia digna de
confianza de que se haya llevado un sistema
genuino de escritura y una tradición de libros
antes de la llegada de los europeos en el siglo
dieciséis.Asimismo,enMesoamérica
podemos identificar a casi todos los rasgos
geográficos y culturales especificados en el
Libro de Mormón: la presencia (y ausencia),

en relaciones particulares, de montañas,
cuencas, ríos, "aguas", vados, pasos, mares,
costas, ruinas que datan de tiempos que
coinciden con el libro de Escritura, etc.'(10)
Está claro que si ubicamos las tierras del
Libro de Mormón dentro de una región tan
limitada como lo es Mesoamérica, será
necesario que analicemos de nuevo algunos
de los temas que han sido de gran interés
para los lectores del Libro de Mormón. Por
ejemplo, ¿cómo llegaron las planchas de Nefi
desde el campo de la batalla final cerca de "la
estrecha lengua de tierra" hasta donde José
Smith las encontró en el estado de Nueva
York? El Libro de Mormón no nos aclara este
punto, pero una posibilidad obvia sería que
Moroni mismo las haya llevado consigo hasta
Nueva York durante los treinta y seis años que
anduvo errante después de la exterminación
de los nefitas y antes de escribir por última
vez en las planchas. (Véase Mormón 6:6;

Moroni 1:1-4; 10:1.) O pudo haberlas llevado a
ese lugar siendo ya un ser resucitado.
Solamente sabemos que, cualquiera que haya
sido el medio, en 1827 las planchas se
encontraban en la "colina de tamaño regular"
cerca del hogar de José Smith en Palmyra,
Nueva York, en donde Moroni le entregó el
registro sagrado.
En muchos casos, una vez que
comprendemos la probabilidad de que la
geografía del Libro de Mormón haya sido en
una escala limitada, las dudas que han
propuesto los críticos acerca del idioma, la
cultura, la afiliación religiosa y otros
"problemas"tomanunaperspectiva
completamente diferente.
De manera que tomando como punto de
enfoque los datos extraídos primordialmente
del área mesoamericana, contemplemos el
Libro de Mormón a la luz de la información

que ahora tenemos acerca de su civilización y
geografía.
La naturaleza del registro
Otro concepto nuevo acerca del Libro de
Mormón es que no es una historia en el
sentido de la palabra que a menudo se utiliza
en la actualidad. De hecho, en vez de ser una
narración de lo que sucedió en un territorio en
particular, es como el Antiguo Testamento,
primordialmente una crónica familiar escrita
por profetas bajo la inspiración del Señor. Por
este motivo, el Libro de Mormón es similar en
varios aspectos importantes a las "historias de
linajes". Esta clase de documento proporciona
información seleccionada acerca del origen
del grupo, por qué fue escogido por Dios, los
acontecimientos cruciales que afectaron su
destino, los estatutos en los cuales se basaba
su sistema de poder, y sus relaciones con
otros grupos. Típicamente, un linaje utiliza
este tipo de relato histórico para definir sus

propios límites, reforzar su poder, estabilizar
su estructura social y de otras maneras
recalcar su identidad a los miembros de su
propio grupo. 11
La mayoría de los documentos históricos,
ya sean escritos u orales, de civilizaciones y
tribus antiguas son de este tipo.' No pretenden
relatar en forma total ni sistemática "lo que
sucedió" en todo el territorio. De hecho, quizás
el linaje no haya tenido control exclusivo de la
tierra (como en el caso de Abraham). Muchas
veces eran solamente una porción de la so-
ciedad y vivían entre grupos similares, ya sea
dentro o fuera de las naciones formales, las
cuales la mayoría de nosotros consideramos
como tema apropiado para la historia.
Por ejemplo, el relato del período patriarcal
en el Antiguo Testamento proviene de los
registros de un cierto linaje y por tanto
contiene principalmente sus acontecimientos

históricos claves y las grandes verdades que
sus líderes recibieron de Dios. Habla de
Abraham, quien sale del norte de Me-
sopotamia y entra a Canaán, y después a
Egipto, y representa a su familia es-
trechamente unida con otros pueblos y
culturas, los cuales casi no se mencionan en
el registro. Ur, Lot, Abimelec, Gomorra, los
"cinco reyes" y Melquisedec se mencionan
brevemente, pero sólo forman parte del
escenario, y se mencionan solamente con el
fin de facilitar el relato de la manera y la razón
por la que Israel obtuvo su lugar en la tierra
prometida.
Tanto los documentos nefitas como
jareditas contienen estas mismas ca-
racterísticas. Moroni, el último escriba del
linaje de Nefi, concluyó y sepultó el registro,
no porque ya no se estuviera haciendo historia
a su alrededor (véanse Mormón 8:1-9; Moroni
1:1-2), sino porque esos sucesos simplemente

no formaban parte de la historia de su grupo.
(Naturalmente, había otras razones más
importantes por las que debía terminar y sellar
el registro. Véanse Moroni 1:4; página titular.)
Por tanto, es aparente la razón por la que el
compendio de Mormón casi no menciona al
pueblo de Zarahemla, o sea los "mulekitas"
como los hemos llamado, aunque éstos eran
más numerosos que los nefitas. (Véase
Mosíah 25:2-3.) Eter tampoco dio mucha im-
portancia a aquellos gobernantes usur-
padores, posiblemente de un linaje rival,
quienes encarcelaron a sus antepasados e
impidieron que ocuparan el lugar que les
correspondía en el trono; de hecho, sus
nombres ni siquiera se mencionan en el Libro
de Eter. (Véanse Eter 10:30-31; 11:17-19.)
Para el pueblo del linaje de Febrero de 1985
Jared, esos nombres no tenían importancia.
En muchas formas significativas, el tema de
estos registros antiguos americanos era
acerca del destino de las familias centrales

que llevaban tales escritos. En ocasiones se
mencionaban otras, pero solamente porque
proporcionaban los accesorios necesarios pa-
ra el drama principal. Incluso se podían pasar
por alto períodos de varios siglos, sin duda,
porque muy poco fue lo que sucedió que se
considerara de valor para determinar el
destino de los descendientes de Nefi o de
Jared.
Las limitaciones de la arqueología
Así pues, los relatos del Libro de Mormón
no hablan de naciones en el sentido moderno
de la palabra, sino que generalmente se
refieren a las líneas de los gobernantes. Pero
un linaje así es prácticamente invisible para la
arqueología, y en esto yace el problema. La
única manera de conectar la famosa dinastía
hiksa de la Edad de Bronce de Egipto, o los

muy comentados gobernantes toltecas de
México de hace mil años, con sus ruinas, es
teóricamente.13
La naturaleza de la evidencia arqueológica, lingüística e histórica que
existe en la actualidad acerca de Mesoamérica dificulta la identificación de
grupos específicos, tales como un posible linaje nefitas, y con mayor razón
la de individuos. Este problema se aplica a cualquier investigación histó-
rica con relación a las civilizaciones antiguas. Los expertos no han podido
resolver sus disputas acerca de la identidad de los invasores israelitas
alrededor de Jericó en los tiempos de Josué y antes.14No hay ningún
monumento cerca del Jordán que diga "Aquí fue donde Israel cruzó"; ni se
encontrará señal alguna en Egipto que identifique la tierra de Gosén. En
cambio, es necesario buscar las tendencias en las costumbres o manera de
poblar que parecen relacionarse con algo que se menciona en las
Escrituras.
Sin embargo, una interpretación (esto es,
"El nuevo tipo de jarrones de barro que se
pueden observar en este nivel deben de
representar a los hebreos que llegaban a la
región") no se deriva de "los hechos" en sí.
Los científicos elaboran un caso, una propues-
ta, de que cierto documento o tradición
concuerda con los artefactos físicos, aunque
puede haber otros científicos que no estén de

acuerdo. De hecho, éstos pueden atacar
duramente la hipótesis. El Popol Vuh, una
historia de linaje de los pueblos de las
montañas de Guatemala, registra la invasión
de un pequeño grupo de guerreros con pa-
trones culturales mexicanos quienes llegaron
a gobernar la tierra hace unos seiscientos
años. Los maorís de Nueva Zelanda afirman
descender de un pequeño grupo de personas
que según cabe suponer llegaron de la
Polinesia central en canoas. Ambas
tradiciones pueden apoyarse con datos que
vagamente las confirman; y sin embargo la
evidencia es dudosa, y a menudo surgen
discusiones entre los científicos con respecto
a este tipo de temas.
Supongamos, por tanto, que pudiéramos
identificar una serie de paralelos importantes
entre lo que el Libro de Mormón nos dice
acerca de la vida antigua en las tierras nefitas
y lo que la investigación actual nos dice

acerca de las costumbres mesoamericanas.
Entonces estaríamos basándonos en la ve-
rosimilitud, tal como aquellos que investigan
asuntos históricos seculares.
¿Es la verosimilitud una conexión
aceptable entre el texto del Libro de Mormón y
los artefactos físicos?. Ciertamente. Es la
misma conexión que han estado utilizando
durante muchos años los arqueólogos
prominentes entre otros textos y su contexto,
especialmente la gran obra que se ha
realizado en años recientes con relación a la
historia bíblica.
Los arqueólogos permanecen un tanto a oscuras con respecto a gran
parte de la vida antigua simplemente porque es muy difícil llegar a conclu-
siones acerca de las creencias, estructuras sociales y personalidades de un
grupo basándose solamente en tiestos, fragmentos de piedras y murallas
derrumbadas. Y ya que en un momento dado los arqueólogos han
descubierto solamente una fracción de toda la evidencia que había
quedado sepultada, continuamente nos esperan sorpresas con respecto a lo
que era o no era parte de la antigüedad. Aun cuando el estudio de los
artefactos culturales se complemente con información adicional -desde la
lingüística histórica, inscripciones, antropología biológica, identificación
botánica no podemos estar absolutamente seguros. Por lo tanto, todas las

interpretaciones de los descubrimientos arqueológicos deberían ser
precedidas por las palabras "hasta ahora" y "parece ser".
La arqueología, por lo tanto, tiene sus
propias limitaciones inherentes, las cuales
obligan a los arqueólogos a hacer inferencias
razonables, aunque no con plena certeza,
basándose en los datos limitados y ambiguos
que encuentran. Por ejemplo, Michael Coe, de
la Universidad de Yale, trata de conectar a
ciertos dioses aztecas, cuyas características
conocemos principalmente a través de las
tradiciones registradas por los españoles en el
siglo dieciséis, con las imágenes de los
Olmecas que datan de 2.500 años antes y que
él considera representan dioses con
características similares a las de los dioses
aztecas.15 Su colega George Kubler,
basándose en la misma información, está
totalmente en desacuerdo;16 pero eso
también es cuestión de interpretación.
Mientras tanto, incluso en una región que se
supone es bien conocida, la Judea antigua,
las interpretaciones varían grandemente.

Hace dos generaciones el profesor William F.
Albright identificó el sitio de Tel Laquis como
la ciudad "Laquis" que se menciona en el
Antiguo Testamento con relación a las
invasiones asirias y babilónicas. Basó su
identificación en un informe tradicional de
Eusebio en el siglo cuatro d. de J.C. en donde
éste anota sitios y distancias entre un lugar y
otro, lo cual hace que tal ubicación sea un sitio
posible para esa ciudad del Antiguo
Testamento. El profesor Ahistrom, de la
Universidad de Chicago, ha puesto en duda
tal identificación. David Ussishkin, de la
Universidad de Tel Aviv, quien ha trabajado en
ese sitio por varios años, concuerda en que la
identificación es puramente circunstancial,
pero a su parecer es "sumamente
probable".17
Varios investigadores del Libro de Mormón
piensan que la gran región de Karninaljuyu, un
sector de la ciudad moderna de Guatemala,
podría corresponder a la ciudad de Nefi del

Libro de Mormón. ¿Es posible comprobar esta
identificación? Claro que no; pero cuando nos
conformamosconlasprobabilidades,
simplemente estamos siguiendo los métodos
más avanzados de la arqueología moderna. El
profesor L. R. Binford insiste que ante la
"ambigüedad en los hechos del registro
arqueológico", el arqueólogo debe "analizar
prudentemente las alternativas y después
llegar a una conclusión en cuanto a lo más
probable". En otras palabras, hablando en
términos arqueológicos, la verosimilitud se
convierte en el criterio para juzgar la veracidad
de una afirmación. 18
Eso es todo lo que podemos hacer. Después de todo, la ciencia, así
como la historia hecha por los hombres, es "eternamente tentativa", nos
asegura Popper, y agrega: "Sólo en nuestras experiencias subjetivas de
convicción, en nuestra fe subjetiva, podemos estar `absolutamente
seguros'.19 La ciencia no proporciona ningún equivalente por aquella "fe
subjetiva"; sin embargo, es sumamente interesante contemplar lo
razonable que parece ser ahora el relato de los nefitas, a la luz de los
descubrimientos de este último medio siglo.

La guerra
Un buen ejemplo de un tema sobre el cual
han cambiado radicalmente las opiniones de
los expertos y ahora concuerdan más con el
Libro de Mormón es el conflicto armado. Hasta
hace poco, la descripción prevalente de Me-
soamérica era que en la era clásica solamente
habían existido sociedades pacíficas, siendo
ejemplo de ello las ruinas espectaculares
mayas y de Teotihuacán que datan
aproximadamente de 300 a 800 años d. de J.
C.20 Se supone que los líderes mayas
debieron de haber pasado su tiempo
pacíficamente meditando y adorando un grupo
complejo de dioses, contemplando arte no-
table, participando de juegos filosóficos con su
calendario, en una palabra, actuando como
"los griegos del Nuevo Mundo". Unicamente
después del año 1000 d. de J.C. se supone
que el militarismo haya jugado un papel en la
historia de Mesoamérica.

En las décadas de 1950 y 1960 hubo
varias personas -Armillas, Rands y Palerm 21
que abogaron por la revisión de esta
descripción, pero nadie les escuchó. El gran
cambio ocurrió con la labor que realizó la
Universidad de Tulane en 1970 en Becán,
Península de Yucatán. El centro del sitio está
rodeado por una zanja de casi dos kilómetros
de circunferencia y promediando dieciséis
metros de diámetro. Los que la fabricaron
apilaron la tierra de tal manera que formaba
una loma del lado interior de la zanja. David
Webster describió el efecto militar de esta
fortificación:
"Es casi imposible arrojar algo hacia arriba
desde el exterior de esta fortificación. Los
defensores, posiblemente protegidos por una
empalizada,podíanhaberderramado
proyectiles de largo alcance sobre sus
enemigos usando hondas y lanzadores."22

Esto casi parece ser un paráfrasis de Alma
49:18-20. Pero Cortés, el conquistador
español, había visto varios tipos de
fortificaciones similares a ésta al atravesar los
bosques entre Tabasco, México, y Honduras
durante la década de 1520. ¿Fue Becán
simplementeunodeaquellossitios
posteriores e insignificantes que datan mucho
después de los tiempos del Libro de Mormón?
Webster demostró que la zanja y la muralla de
Becán fueron construidas aproximadamente
entre 150 y 450 años d. de J.C., fechas que
comprenden la época en que Mormón y
Moroni vivieron y pelearon. 23
Desde entonces ha surgido mucha evidencia que apoya este hecho.
En la actualidad se conocen más de cien sitios fortificados. La labor de
Ray Matheny en Edzna reveló una fortificación grande, rodeada de un
foso, que data de los tiempos de Cristo.24 Loma Torremote, en el valle de
México, ya era un poblado empalizado arriba de una loma para el año 400
d. de J.C. 25 Una porción de los tres kilómetros de murallas defensivas en
las famosas ruinas de Monte Albán datan de antes de 200 a. de J. C. 26 El
centro de Los Naranjos, en Honduras occidental, estaba completamente
rodeado por una zanja grande en algún período comprendido entre los
años 1000 y 500 a. de J. C.27 Además de los sitios, se ha encontrado arte
gráfico, restos de armas y figuras de guerreros que datan de diferentes

períodos. También se han encontrado murallas de piedra. (Compárese con
Alma 48:8. )28 Y la percha pública de calaveras (el tzompantli azteca) que
utilizaban los aztecas en la época de la Conquista, con el fin de atemorizar
a los que quisieran rebelarse en contra de su control militar, ha sido descu-
bierto ahora en el Valle de Cuicatlán en Oaxaca, y data de antes del
tiempo del Cristo.29
Cada vez se hace más patente que las
prácticas militares que se utilizaban cuando
los europeos llegaron se remontan a principios
de la historia de Mesoamérica. No obstante,
hasta hace unos diez años la mayoría de las
descripciones publicadas acerca de la vida
antigua en tal región contradecían di-
rectamente esta opinión.
Un incidente reciente demuestra la manera
en que las opiniones anticuadas pueden
intimidar a las personas. Uno de mis ex
alumnos me escribió preocupado porque su
profesor en una universidad del este de los
Estados Unidos le había asegurado que el
arco y la flecha, que se mencionan en varias
ocasiones en el Libro de Mormón, no
existieron en Mesoamérica hasta el año 900 d.

de J.C. Pero yo pude asegurarle que en un
tiesto descubierto en el centro de México se
encuentra grabada la imagen de un hombre
con tal arma. Este fragmento data de aproxi-
madamente ochocientos años antes de la
fecha citada por el profesor.30
A la luz de los recientes descubrimientos
en lo que respecta a Mesoamérica, ahora
parecen ser completamente razonables la
descripción de las fortificaciones en Alma 48
hasta 3 Nefi 3, las frecuentes batallas
registradas en los relatos jareditas y nefitas, la
cantidad de bajas, muchas de las tácticas y
armas empleadas, el sistema de organización
de los ejércitos y otra información sobre el
tema que nos comunica el Libro de Mormón.
La población
En 1560, Fray Bartolomé de las Casas
calculó que cuarenta millones de americanos

nativos habían perecido "injustamente y bajo
tiranía" en la Nueva España en las dos
generaciones que transcurrieron después del
descubrimiento hecho por Colón.31 En la dé-
cada de 1930, el antropólogo A. L. Kroeber
calculó que al tiempo de la llegada de los
europeos, la población total del hemisferio era
8.4 millones, una cantidad muy inferior.32
Estos extremos ilustran la dificultad que existe
en tratar de calcular el monto de la población,
y los cálculos a menudo reflejan los tiempos
de los hombres que los hicieron. Las cifras de
Kroeber indudablemente fueron afectadas por
el pesimismo de la Gran Depresión Nor-
teamericana que afectó a historiadores,
antropólogos y otros científicos. Por otra parte,
la evaluación que hizo Henry Dobyn de los
datos disponibles le llevaron a concluir, en el
próspero año de 1966, que en el año 1.500 d.
de J.C. había habido una población de
aproximadamente noventa millones de nativos

y que más de cuarenta millones habían
habitado México y la América Central. 33
Los estudios de la población, claro está, no
se basan en la especulación ni en
interpretaciones caprichosas. Al examinar más
detenidamente las fuentes históricas y
arqueológicas, y al corregirse mutuamente los
especialistas mediante sus críticas, está
surgiendo una mejor comprensión de las cifras
reales. La obra de William Denevan de 1976,
The Native Population of the Americas in 1492
(La población nativa de las Américas en
1492), tomó en consideración todos los
argumentos. El cálculo al que llegó, de 57
millones en todo el hemisferio, parece ser un
número probable. Llegó a la conclusión de
que en México y Centroamérica había una
poblacióndeaproximadamente27
millones.35Es más, de acuerdo con Fernando
de Alva Ixtlilxochitl, quien en la era después
de la conquista utilizó documentos nativos

como fuente para su historia del centro de
México, los "toltecas" del siglo diez realizaban
guerras con millones de guerreros y sufrieron
bajas de más de 5.6 millones." Aun tomando
en cuenta una posible exageración, estas
cifras siguen siendo razonables, como lo son
las bajas de 230.000 guerreros que se
atribuye a los nefitas seiscientos años antes.
(Véase Mormón 6:10-15.)
Las cantidades que citaban los demógrafos hace décadas con respecto
a la población mesoamericana no podían conciliarse con las declaraciones
del Libro de Mormón en cuanto a la destrucción de millones de personas
en las guerras finales de los jareditas y nefitas. Ahora, el análisis de los
datos con respecto a las tierras que fueron ocupadas, la ecología, el tamaño
de las poblaciones, las bajas en las guerras y otros factores relacionados
con la población que podemos encontrar en el texto del Libro de Mormón
muestra una importante constancia y realismo en los cambios
demográficos registrados en este libro. De igual manera, las cifras
absolutas registradas en el libro quedan dentro de los mismos límites que
las cantidades que los actuales investigadores de Mesoamérica consideran
como aceptables.
El uso de metales
Los críticos han considerado como
problemaespecialciertosartefactos
específicos que menciona el texto del Libro de

Mormón y que no tienen ningún paralelo
conocido en la América antigua. Sin embargo,
tanto los que critican como los que apoyan
este tema han demostrado que tenían un
conocimiento insuficiente tanto de las decla-
raciones de las Escrituras como del material
cultural comparable del lugar y la época
correctos.
Durante muchos años, los científicos que
se especializan en el área de Mesoamérica
contendieronquelametalurgiaera
desconocida en esta región hasta después del
final de la era clásica, alrededor del año 900 d.
de J.C. Por otra parte, el Libro de Mormón
indica que los nefitas utilizaron el hierro, el
cobre, el bronce, el acero, el oro y la plata casi
desde principios de su historia (2 Nefi 5:15), y
los jareditas utilizaron el oro, la plata y otros
metales más de mil años antes. Sin embargo,
los nuevos datos e interpretaciones de nuevo
apoyan las afirmaciones del Libro de Mormón.

La mayoría de los artefactos metálicos de
Mesoamérica pertenecen a los siglos previos
a la Conquista Española. Aun en esos
tiempos, no había una provisión abundante de
metales en la región, de modo que es posible
que éstos los volviesen a utilizar, o los fun-
dieran y los volvieran a moldear. Claramente,
si estos objetos eran de tanto valor, sería en
ocasiones muy raras que sus dueños los
dejaran en donde los arqueólogos pudieran
descubrirlos. Los objetos metálicos que se
han llegado a descubrir generalmente son pe-
queños o fueron colocados a propósito como
ofrenda en tumbas y sitios sagrados. El hecho
de que ya se hayan encontrado una docena o
más de piezas de metal que datan de antes
de 900 años d. de J.C. y se remontan hasta
100 años a. de J.C. nos asegura que este
pueblo tenía conocimientos de la metalurgia.
Pero sin duda, estos objetos de metal eran
relativamente raros y muy valiosos. Patterson
supone que la razón por la que había

comparativamente poco metal en los tiempos
precolombinos es que era sumamente difícil
minar los depósitos de mena con la tecnología
tan limitada con que contaban.36
No obstante, es intrigante el hecho de que
no encontremos mayor evidencia de las
habilidades metalúrgicas aparte de la pequeña
cantidad de piezas que se han encontrado.
Sabemos que los peruanos usaban ciertas
técnicas metalúrgicas sencillas poco después
del año 2.000 a. de J.C.37 Ya que es
ampliamente aceptado el que hubo contacto
entre Perú y Mesoamérica, sería asombroso
que un conocimiento cultural tan valioso como
lo es la metalurgia no se hubiera transmitido
del primer pueblo al segundo.38 Aun si no
tomamos en consideración la posibilidad de
que esta técnica haya procedido del otro lado
del océano, el que los peruanos hayan tenido
este conocimiento nos sugiere firmemente que
la teoría arqueológica aceptada a este res-

pecto ha sido errónea, y que de hecho los
pueblos mesoamericanos tenían mayor
conocimiento de esta tecnología de lo que se
ha podido descubrir hasta el momento.
Los estudios que se han verificado con
relación a los idiomas apoyan el concepto de
que se usaron metales en Mesoamérica a
principios de su historia. Durante muchos
años los lingüistas han estado comparando
los idiomas que aún sobreviven y que están
relacionados entre sí, con el fin de reconstruir
los proto-idiomas de los que se derivaron. Los
profesores Longacre y Millon han reconstruido
parte del idioma proto-mixteco que se habló
en el estado de Oaxaca, México y áreas cir-
cunvecinas. De acuerdo con sus datos,
parece haber existido una palabra alrededor
del año 1.000 a. de J.C. que quería decir
metal (o cuando menos campana de metal).39
El estudio que realizó Kaufman de los idiomas
Tzeltal-Tzotzil mostró que en la región maya

hubo otra palabra para metal que se originó
cerca del año 500 d. de J.C.; pero también se
encuentra la misma raíz en el idioma
huasteco, un idioma maya que se piensa se
separó del grupo principal alrededor del año
2.000 a. de J.C.40 Mientras tanto, Campbell y
Kaufman, en un estudio importante sobre el
idioma proto-mixe-zoqueo, demostraron en
forma bastante conclusiva que éste era el
idioma principal de la civilización Olmecas.
Este idioma también tenía una palabra para
metal, que ellos pensaban que se había origi-
nado a más tardar en el año 1.500 a. de
J.C.41 Así que los lingüistas históricos ahora
nos demuestran que mucho antes del año
1.000 a. de J.C. parece haberse conocido y
probablemente utilizado el metal en las tres
familias lingüísticas más importantes de la
Mesoamérica más antigua. Podemos confiar
en que en el futuro los arqueólogos encontra-
rán artefactos metálicos, por muy raros que

sean,paracomplementarlaescasa
información que se tiene en la actualidad.
Entre los metales que el Libro de Mormón
menciona se encuentra el ziff. (Véase Mosíah
1 1:8.) Hay varias derivaciones hebreas de
este término que son razonables, ya sea con
el sentido de "brilloso o "laminado". Entre las
substanciasmesoamericanasconocidas,
quizás sea la tumbaga la posibilidad más
lógica.42 Esta aleación de cobre y oro se
producía comúnmente en Colombia y
Centroamérica pero también se ha encontrado
en un sitio maya.43 Otra posibilidad es la
singular aleación de cobre y estaño que
descubrieron Rubin de la Borbolla, Caley y
Easby en el occidente de México.44 O quizás
el Ziff haya sido el estaño solo. Los científicos
metalúrgicos modernos tienden a creer que en
la actualidad ya se conocen todas las
aleaciones y que no hay nada nuevo, como el
ziff, aún sin identificar.

Un caso paralelo nos ayudará a apreciar
que sigue habiendo problemas para resolver
con relación al análisis físico y a la
identificación de metales. Fuentes rusas
medievales hacen referencia al metal kharsini.
A través de un estudio minucioso de los
documentos, recientemente se le ha
identificadotentativamentecomouna
substancia nativa compuesta de arsénico y
antimonio. Los científicos habían supuesto
anteriormente que el kharsini era el latón.45 Al
igual que en este caso paralelo, Caley y
Easbycriticaronalosarqueólogos
mesoamericanos por "rehusarse tercamente a
aceptar los hechos" con relación a la
explotación, fundición y uso del estaño en los
tiempos precolombinos. Los arqueólogos
generalmente habían negado la presencia
misma de este metal en los días
prehispánicos.46

Lo importante de toda esta explicación es
lo que nos enseña acerca del terna
"conocimiento". En este momento no sabemos
lo que es el Ziff. Y no importa cuán completos
crean los metalúrgicos y los arqueólogos que
sean sus datos en la actualidad, podemos
confiar en que al seguir realizando estudios
más profundos se descubrirá información
adicional con respecto a la composición
química de los artefactos que va se han
desenterrado, los descubrimientos que se
harán en el futuro, la terminología de los
metales, etc. Por ejemplo. nos gustaría ver
realizado un estudio más detallado del
contenido de una vasija de barro que hace
años descubrió en Tcotihuacán, México, el ar-
queólogo sueco Sigvald Linne, que data de
300-400 años d. de J.C. y contiene una masa
de "apariencia metálica" que incluye cobre y
hierro.47 Al mismo tiempo, los Santos de los
Ultimas Días que tengan interés en el tema
deberán examinar cuidadosamente el texto

del Libro de Mormón para analizar y
correlacionar cada afirmación e implicación
acerca de los metales. Solamente de esta
manera podrá realizarse una comparación
adecuada. Sin embargo, el "problema" del uso
de los metales en el Libro de Mormón ya
parece haberse acercado mucho a su
solución.
En un sentido más amplio, la tesis de este
artículo es la investigación como un proceso
continuo y abierto. No es aconsejable que los
lectores Santos de los Ultimas Días ni los
arqueólogosprofesionalespermanezcan
estáticos. El lector Santo de los Ultimas Días
que desee profundizar más allá de un estudio
somero de la "evidencia" debe desarrollar
habilidades y multiplicar las maneras en que
puede analizar un texto antiguo. Los
arqueólogos harían bien en aprender que
aunque un documento de tiempos remotos
pueda contener material religioso desconocido

para ellos, aun así puede ofrecerles una
comprensión nueva acerca de los restos
físicos que les interesan. Es contraproducente
que los miembros de la Iglesia y los
arqueólogos desconozcan el trabajo del uno y
del otro, ya que el curso más conveniente
para seguir es cl de una actitud estudiosa por
parte de ambos.
NOTAS
1 . Thomas Kuhn, The Structure of Sriptures`
Revolutions (Chicago: University of Chicago
Press, 1962).
2. Kurl R. Popper, Tlm Logic o/Scientific
Di.saaygrv (Ncw York: Basic Books, 1959),
pág. 280. "Ha llegado a verse como un ídolo el
antiguo ideal científico de la episteme, del
conocimientoabsolutamenteciertoy
demostrable. En la actualidad se exige que
haya una objetividad científica, la cual hace
que sea inevitable el que toda afirmación

científica sea eternamente tentativa. Es
posible que ésta sea corroborada, pero toda
corroboración depende también de otras
afirmaciones que de nuevo son tentativas.
Sólo en nuestras experiencias subjetivas de
convicción, en nuestra fe subjetiva podemos
estar `absolutamente seguros'." (Cursivas en
cl original.)
3. M. Wells Jakeman, "The Ancient
Middle-American Calendar System: Its Origin
and Development", Brigham Ynung Univerrity
(BYUJ Publications in Archaeology and Early
Historv, núm. I , 1947; Hugh Nibley, "Thc Book
of Mormon as a Mirror of the Easf",
lmprovementEra 51 (1948), págs. 202-04,
249-51; Sidney B. Sperry, Our Book qf
Mormon (Salt Lake City: Stevens and Wallis,
1947).
4. John W. Welch, "A Study Rclating
Chiasmus in the Book of Mormon to Chiasmus
in the Old Testament, Ugaritic Epics, Homer
and Selected Grcck and Latin Authors", Tesis

para Maestría, Brigham Young University,
1970; John W. Welch, editor, Chia,smu.s in
Antiyuih, (Hildesheim: Gerstenbcrg Vcrlag,
1981). Véale también Liahona, mayo de 1984,
pág. 13.
5. Roben Wauehope, Lo.sl Trihc•.c ancl
Sunken Ccnttinent.n (Chicago: Univcrsity of
Chicago Prcss, 1962). Michacl D. Coe,
"Mormons and Archacology: An Outsidc Vicw",
Dicrlog«e 8 (1973), págs. 4()-48.
6. A pesar de haber cierto desacuerdo en
cuanto a los detalles, a continuación aparecen
en orden cronológico aquellos que han llegado
u conclusiones similares a éstas: J. A. y J. N.
Washburn, An Approaclt to the St«c/v uf l3ook
o/Mnrrnnn Geography (Provo: Ncw Era
Publishing. 1939); M. Wells Jakeman en sus
clases en BYU y conferencias públicas desde
por lo menos 1946 en adelante; Thomas
Stuart
h ntngra/in ele «« nl?jc•to de oro e_Vraidu de/
C'e r«ne de Sí¡< ri/icin. Chicl«e Itzá.

Ferguson, Camorah-Where? (Independence,
Missouri, 1947); Milton R. Hunter y Thomas
Stuart Ferguson, Ancient America and the
Book o/ Mormon (Oakland, California: Kolob
Book Co., 1950); Ross T. Christensen, "The
Present Status of Book of Mormon
Archaeology: Part 2", Millenial Star (octubre de
1952), pág. 234 y subsiguientes; John L.
Sorenson, "Where in the World? Views on
Book of Mormon Geography", Book of
Mormon Working Paper No. 8, circulado
privadamente, 1955; V. Garth Norman,
"Book-of-Mormon Geography Study on the
Narrow Neck of Land Region", Book of
Mormon Geography Working Paper No. I ,
circulado privadamente, 1966; Sidney B.
Sperry, Book o/ Marmon C amhendinm (Salt
Lake City: Bookcraft, 1968), págs. 447-51;
Hugh Nibley, "The Book of Mornion and the
Ruins", Foundation for Ancient Rescarch and
Mornion Studies, Nihlel Archive Reprint
BMA-BM (1980), pág. 2; David A. Palmer, /n

Search o/ C'umorah: Nesr Evide ice s,/nr tlte
Buuk o/ Mormnn li-om Ancient Mexico
(Bountiful, Utah: Horizon Pub]¡ shers, 1981).
7. Por ejemplo, Norman A. MeQuown,
"Indigenous Languages of Native America",
Ame ricalt Anthropologi.st 57 (1955), págs.
501-70. 8. Muchos científicos han analizado
los pasajes del Libro de Mormón que afirman
una posible limitación geográfica en cuanto a
las tierras nefitas (y jareditas). Un ejemplo son
los últimos escritos de Sidney B. Sperry,
profesor de Escrituras en la Universidad
Brigham Young durante muchos años, quien a
menudo analizó las implicaciones de tales
pasajes como Omni 1:20-21; Mosíah 8:7-12
con Alma 22:30-32; Mormón I-5; Eter 9:3; y
Eter 14 y 15. Véase también J. Nile
Washburn, Bnnk o/ Mnrmon Lands and Times
(Salt Lake City: Horizon Publishers, 1974),
págs. 205-17, 283-87; y Ferguson, 1947, y
Palmer, 1981, citados en la nota 6. 9. Michael
D. Coe, "Early Steps in the Evolution of Maya

Writing", en H. B. Nicholson, compilador,
Origins o/ Religioua Art and Iconngrctplt.~, ll1
PreclassicMesoamericw (Los Angeles: UCLA
Latin American Center and Ethnic Arts Council
of Los Angeles, California, 1976), págs.
11()-11.
10. Además de las fuentes citadas en las
notas 6 y 8, vea también John L. Sorenson,
An Ancie nt Ame rican Setting,/ór the Book n/
Mornion (Provo: Foundation for Ancient
Research and Mornion Studies, en impresión).
11 . Consideren el siguiente razonamiento: (1)
El cerro de Cumora de los nefitas y el de
Rama de los jareditas eran el mismo (Éter
15:1 l). (2) Esta región, cubierta de huesos
(Omni 1:22; Mosíah 8:8; y 21:2(-27; etc. ), y
también una "región de muchas aguas, ríos y
fuentes" (Mormón 6:4; Eter 15:8), se
encontraba en la tierra de Desolación, que
colindaba con la tierra de Abundancia en la
pequeña lengua de tierra (Alma 22:29-32). (3)
En los capítulos 3 a 6 de Mormón, se aclara

que las batallas finales de los nefitas se
ubicaron principalmente en el área general de
la ciudad de Desolación, que se encontraba
en la tierra de Desolación "cerca del pasaje
estrecho que conducía a la tierra del sus'
(Morrión 3:5, 7). (4) Y por lo tanto, de acuerdo
con este razonamiento, Cumora, que fue el
campo de la batalla final entre los nefitas y los
lamanitas, se encontraba cerca de la pequeña
lengua de tierra. 12. 1. M. Lcwis, ---Force and
Fission in Northern Somalí Lineage Structure",
American Anthropologist 63 (1961), pág. 109;
F. Barth, "Segmentary Opposition and the
Theory of Games: A Study of Pathan
Organization",Journalo/theHoyal
Aitthrnpological Instittcte 89 (1959), pág. 7; W.
F. Albright, Yahiveh and the Gods o/ Canaan:
A Hisinrical Anal -Nsis ofTsco Contrasting
Faifrs (London: University oí' London The
Virgule Athlone Press, 1968), pág. 82; Nigel
Davies, "The Aztec Concept of History: Tula
and Teotihuacán", artículo presentado en el

44o.CongresoInternacionalde
Americanistas, Manchester, 1982. 13. William
F. Albright, The Archcreologt ofPalestine
(Harmondsworth: Penguin Books, 1949),
págs, 85-87; Richard A. Diehl, "Tula", en J. A.
Sabloff, compilador, Supplement to the
Handbook oj Middle American 1ndians, Tomo
1 , Archaeology (Austin: University of Texas
Press, 1981), pág. 291. 14. Kathleen M.
Kenyon, The Bible and RecentArchaeology
(Atlanta, Georgia:
r®--
John Knox Press, 1978), págs. 33-43. 15.
Michael D. Coe, Mexico, 2a. edición (New
York: Praeger, 1977), pág. 86. 16. George
Kubler, "The Iconography of the Art of
Teotihuacán", Dumbarton Oaks Studies in
Pre-Columbian Art and Archaeology, Núm. 4
(Washington, D.C.. 1967), págs. 1 1-12. 17. La
disputa en cuanto a la identificación se
resumió en una conferencia de Ussishkin en la
Universidad Brigham Young en febrero de

1982. 18. Lewis R. Binford, "Reply", Current
Anthropology 24 (junio de 1983), pág. 373; las
cursivas aparecen en el original. 19. Véasela
nota 2. 20. David L. Webster, Defensive
Artworks at Becan, Campeche, Mexico:
Implications for Maya Warfare, (Tulane
University,MiddleAmericanResearch
Institute, Publication 41, 1976), pág. 108. 21.
AngelPalerm,"Notassobrelas
Construcciones Militares y la Guerra en
Mesoamérica", Anales del Instituto Nacional
de Antropología e Historia (México), 7 (1956),
págs. 123-34; Pedro Armillas, "Mesoamerican
Fortifications", Antiquity 25 (1951), págs.
77-86; Robert L. Rands, Some Evidences of
Warfare in Classic Maya Art, disertación
doctoral, Columbia University, New York, 1952
(University Microfilms Doctoral Dissertation
Series no. 4233, 1952). 22. Webster, pág. 96.
23. Ibid, pág. 87. 24. Ray T. Matheny, Deanne
L. Gurr, Donald W. Forsyth, y F. Richard
Hauck, Investigations at Edzna, Campeche,

Mexico, Volume 1, Part I: The Hydraulic
System (Brigham Young University, New
World Archaeological Foundation, Paper 46,
1983), págs. 169-91). 25. "Current Rescarch",
American Antiquitv 45 (1980), pág. 622. 26.
Richard E. Blanton y Stephen A. Kowalewski.
"Monte Alban and after in the Valley of
Oaxaca", en J. A. Sabloff, compilador,
Supplement to tlre Handbook o/ Middle Ame
rican lndians, tomo I , Archaeology (Austin:
University of Texas Press, 198 I ), pág. 100.
27. Claude F. Baudez y Pierre Becquelin,
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Archéologique et Ethnologique
Franc"dise au Mexique, 1973), págs. 3-4. 28.
Palerm, pág. 129; Webster, pág. 98. 29.
Charles S. Spencer y Elsa M. Redmond,
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Cuicatlán Cañada: A Preliminary Report', en
Robert D. Drennan, editor, Pre historic Social,
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Area of the Tehuacan Vallev: Some Results o/
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Michigan, Museum of AnthropologyTechnical
Reports, núm. 11 (Research Reports in
Archaeology, Contribution 6), 1979, pág. 211.
30. Florencia Muller, "Instrumental y Armas",
en Sociedad Mexicana de Antropología,
Teotihuaccín: Onceava Mesa Redonda
(México, 1966), pág. 231. 31. Henry F.
Dobyns, "Estimating Aboriginal American
Population: An Appraisal of Techniques with a
NewHemisphericEstimaté',Current
Antltropology 7 (1966), pág. 396. 32. Ibid- pág.
396. 33. Ibid., pág. 416. 34. William M.
Denevan, editor, The Native Population of the
Americas in /492 (Madison: University of
Wisconsin Press, 1976), págs. 289-92. 35.
Alfredo Chavero, editor, Obras Históricas de
Don Fernando de Alva lxtlilxochitl, 2 tomos
(México, 1891-1892). 36. Clair C. Patterson,
"Nativa Copper, Silver, and Gold Accessible to
Early Metal lurgists", American Antiquitv 36

(1971), pág. 331. 37. J. W. Grossman, "An
Ancient Gold Worker's Tool Kit: The Earliest
Metal Technology in Peru", Archaeology 25
(1972), págs. 27075; A. C. Paulsen,
"Prehistoric Trade between South Coastal
Ecuador and Other Parts of the Andes", tesis
presentada ante la 37a. reunión anual de la
Sociedad de Arqueología Americana, 1972.
38. J. Charles Kelley y Carroll L. Riley, cds-
Precolumbian Contact within NuclearAmerica,
Southern Illinois University, Carbondale,
Research Records of the University Museum,
Mesoamerican Studies 4, 1969. 39. R. E.
Longacre y Rene Millon, "Proto-Mixtecan and
Proto-Amuzgo-Mixtecan Vocabularies: A
Preliminary Cultural Analysis", Anthropological
Linguistics 3 (1961), pág. 22. 40. Terence
Kaufman, "El Proto-Tzeltal-Tzontzil: Fonología
Comparada y Diccionario Reconstruido",
Universidad Nacional Autcínorrta de México,
Centro de Estudios Mavas, Cuadernos 5
(1972). pág. 118; Marcelo Alejandre, Cartilla

Huasteca con su Gramática, Diccionario Y
Varias Reglas para Aprender el Idioma,
Secretaría de Fomento, México, 1899, págs.
84, 88; H. de Charency, "Les Noms de Metaux
chez Différents Peuples de la Nouvelle
Espagne",Congreslnternacionaldes
Americanistes, Compte-Rendu, Paris 1890,
Paris, 1892, págs. 539-41. 41. Lyle Campbell
y T. Kaufman, "A Linguistic Look at the
Olmecs", American Antiquity 41 (1976), págs.
80-89. 42. Read H. Putnam, "Were the Platas
of Mormon of Tumbaga?" Papers, l5th Annual
Symposium on the Archaeology of' the
Scriptures (Provo, Utah: BYU Extension
Publications,1964),págs.101-09.
Actualmente disponible como Reimpresión
PUT-64 de Foundation for Ancient Research
and Mormon Studies (FARMS) (P.O. Box
7113, University Station, Provo, UT 84602,
USA). 43. David M. Pendergast, "Tumbaga
Object from the Early Classic Period, Found at
Altun Ha, British Honduras (Belize)", Science

168 (3 de abril de 1970), págs. I 16-18. 44. R.
R. Caley y D. T. Easby, Jr.. "New Evidence of
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pág. 511. 45. L. G. Alieva y A. M. Gasanova,
"Problem of the Unknown Metal Kharsini in
MedievalWrittenSources",Dokktdv
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núm. 4 (1981), págs. 84-87: un extracto en
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Technical Abstractct.s 19 (1982), pág. 111. 46.
Caley y Easby, págs. 507-17. 47. Sigvald
Linne,MexicanHiglrlandCultures,
EthnographicalMuscumofSwedcn,
Stockholm, Publication 7. 1942. pág. 142.

12 octubre 2007

Caballos en El Libro de Mormón





LIBRO DE MORMÓN: CABALLOS EN LA AMÉRICA PRECOLOMBINA

Luis A. Benito
Universidad de Saint-Louis

Una de las críticas más persistentes al Libro de Mormón es que dice que había “caballos” en las Américas antes de la llegada de Colón. Estas críticas se vieron fortalecidas por la contundente declaración de la Smithsonian Institution en 1982: “Los indios americanos no tenían caballos, burros ni camellos antes de 1492 […]. Estos animales se extinguieron en torno a 10.000 a.C.” (Smithsonian 1982).

Para los antimormones aficionados, éste es un argumento que todavía usan: el impostor Joseph Smith inventó el Libro y debido a su ignorancia metió caballos en la narración, sin saber que los equinos americanos habían desaparecido con el Pleistoceno, y que los caballos indios descendían de los españoles (de los caballos españoles).

Los antimormones profesionales, sin embargo, hace tiempo que ya no usan ese argumento, en vista de los nuevos hallazgos arqueológicos y de los antiguos que ahora se reconsideran desde 1982. Ahora prefieren hablar de masones y talismanes mágicos y búsquedas de tesoros, para ver si desacreditan ya de una vez a Joseph Smith, que se les resiste demasiado.

Efectivamente, las evidencias arqueológicas empiezan a cabalgar en contra de estos entrañables cruzados que nos hemos echado, y, aunque hemos de ser muy cautos a la hora de hablar de pruebas irrefutables, lo cierto es que estas evidencias convierten en verosímil, es decir, en más que probable, la existencia de caballos en Centroamérica y zonas de Norteamérica mucho antes de Colón y mucho después del Pleistoceno.

Las declaraciones de la Smithsonian Institution, tanto la de 1982 como la revisión de 1996, que casi negaban cualquier contacto entre el Viejo Mundo y América antes de Colón, fueron contestadas ampliamente por expertos mormones, especialmente por John Sorenson, quien aportó un lote abrumador de evidencias arqueológicas a favor de dichos contactos transoceánicos, basado en una legión de autores ajenos al mormonismo, bien reputados en sus campos y algunos incluso asociados a la Smithsonian. Ésta dejo de publicar sus declaraciones negativas desde marzo de 1998. El apologista mormón Jeff Lindsay la solicitó, como postura oficial sobre el mormonismo. La Smithsonian, ya muy moderada, le contestó en febrero de 2001 que “El Libro de Mormón es un documento religioso y no una guía científica. La Smithsonian Institution nunca lo ha usado en investigaciones arqueológicas, y cualquier información que usted haya recibido en sentido contrario es incorrecta” (Ver http://www.jefflindsay.com/LDSFAQ/smithsonian.shtml).

QUÉ DICE EL LIBRO DE MORMÓN
1 Nefi 18:25 dice que los nefitas econtraron “caballos” en el desierto después de llegar al nuevo continente, seguramente Centroamérica: “Y ocurrió […] que había animales de toda especie en los bosques; tanto la vaca como el buey, y el asno, y el caballo, y la cabra, y la cabra montés, y toda clase de animales silvestres, los cuales el hombre podía utilizar”.

2 Nefi 12:7 dice que había muchos en la tierra: “Su tierra también está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin; también su tierra está llena de caballos, y sus carros son sin número”.

Enós 1:21 dice que fueron domesticados por los nefitas: “Y aconteció que el pueblo de Nefi […] crió rebaños de reses, y manadas de toda clase de ganado […], y también muchos caballos”.

Eter 9:19 habla de que los jareditas “también tenían caballos y asnos […], todos los cuales eran útiles para el hombre”.

Adviertan ustedes que el Libro de Mormón no describe caballos en las batallas, ni caballos montados por los nefitas, y apunten este dato porque es posible que nos ayude un poco más adelante. Es cierto que hay dos pasajes de caballos y carruajes (Alma 18:9-12, cuando Ammón prepara los caballos del rey, y 3 Nefi 3:22, que dice que los nefitas de Laconeo “habían reunido sus caballos, y sus carros, y su ganado, y todos sus hatos y rebaños, y su grano, y todos sus bienes […] para que se juntasen, a fin de defenderse de sus enemigos”), pero no dice en qué manera los caballos trabajaban excepto que acompañaban a un rey en un viaje corto. No especifica lo que los caballos hacían. Noten que en 3 Nefi 4:4 se asocia a los caballos con “ganado” y con “rebaños”, en una situación de supervivencia durante el largo sitio de una ciudad: “

[…] y los nefitas se hallaban en un solo grupo, y era grande su número, y se habían provisto de víveres y de caballos, y ganado, y rebaños de toda clase, para poder subsistir por el término de siete años”. El otro pasaje que habla de caballos y ganado es 3 Nefi 6:1, donde dice que “los nefitas volvieron todos a sus propias tierras, todo hombre con su familia, sus rebaños y hatos, sus caballos y su ganado, y cuantas cosas le pertenecían”.
Y se acabó. Ya no se mencionan más caballos en todo el Libro, salvo en las citas de Isaías. Esta última mención es del año 26 d.C. Según esto, los caballos asoman en las siguientes fechas y lugares:

Con los jareditas, en torno al 2200 a.C., durante el próspero reinado de Emer, al norte de la “estrecha lengua de tierra” (probablemente la zona de Oaxaca en México).

Entre los primeros nefitas y lamanitas, según los dos primeros libros de Nefi, en “la tierra de la primera herencia”, probablemente la zona de Guatemala-El Salvador-Honduras (600-570 a.C.).
En la tierra de Nefi, quizá el sur de México y Guatemala, en tiempos de Enós (450-420 a.C.).

Entre los lamanitas, en el episodio de Ammón y el rey Lamoni en el libro de Alma (90 a.C.).
En los años previos a la manifestación de Jesucristo en Zarahemla, probablemente al sur de la Península de Yucatán (18-26 d.C.).
Es llamativo que en los cuatrocientos años siguientes no se mencione ni una vez más ningún caballo. Estamos hablando, pues, de referencias muy localizadas en grupos muy localizados. No se afirma nunca que los caballos se extendieran como conejos por todo el continente americano. Es decir, el Libro de Mormón dice que sólo unos cuantos grupos en regiones limitadas del Nuevo Mundo conocían el caballo.

¿HAY O NO HAY RESTOS DE CABALLOS EN LA AMÉRICA PRECOLOMBINA?

Sí. Lo hay! Hay restos. Lo único que desconcierta a ciertos investigadores es que el Libro de Mormón dice que “la tierra estaba llena de caballos”. Entonces suponen que el Libro quiere decir que toda América estaba llena de caballos, por lo cual se deberían haber encontrado miles de huesos o dientes o muelas equinas. Pero no es así. El Libro de Mormón no dice tales disparates. La tierra de los nefitas era un área pequeña, una superficie como El Salvador. A partir de esa tesis sí que es posible pensar en pequeños reductos de caballos que apenas han dejado huellas.

Hay que tener en cuenta que pequeños grupos de animales en regiones limitadas algunas veces no dejan restos arqueológicos. Por ejemplo, según Gwyn Jones, es más que probable que los vikingos llevasen caballos, vacas, ovejas, cabras y cerdos al Este de Norteamérica en el siglo XI d.C. (Jones 1986:119), pero estos animales no han dejado restos (Wahlgren 1986:124). Otro ejemplo: los olmecas seguramente criaron perros y pavos, porque son animales muy presentes en los períodos tempranos del continente americano, pero tampoco hay restos de ellos. Es posible que los huesos hayan desaparecido por la acción de la humedad y la acidez de la tierra (Soustelle 1984:23). Último ejemplo, quizá el más significativo: los hunos de Asia Central durante los siglos IV y V d.C. tenían un potente ejército basado en la caballería. Hablamos de cientos de miles (quizá millones) de caballos. Bien, pues ¿pueden decirme dónde están los restos de caballos hunos? ¿Cuántos huesos de caballos hunos hemos encontrado? ¿No lo sospechan?... Se lo diré: Cero. Ninguno. Ni un molar (Bokonyi 1974:267). Sabemos de estos caballos por lo que nos cuenta la Historia escrita, pero no hay pruebas palpables, si por pruebas palpables entendemos restos de huesos.

Completemos nuestra perspectiva con la arqueología bíblica. Se destinan muchos millones de dólares a las excavaciones en las tierras bíblicas, muchos más que a la “arqueología mormona”. Ustedes saben que la Biblia menciona leones en Palestina. Pero durante decenas de años no se encontró un solo resto de león allí. Fue en 1988 cuando se encontraron dos pequeñas muestras (Martin 1988:83-84). Hasta entonces los arqueólogos ateos y los escépticos se reían de los judeo-cristianos. Y lo mismo ha sucedido con nosotros hasta hace poco: ciertos fundamentalistas bíblicos se reían del Libro de Mormón por lo de los caballos.
Así que tengan todos paciencia e infórmense. Mientras tanto, vamos con los hallazgos de restos de caballos confirmados:
Ya en 1941 Ivan Sanderson declaró que “hay un cuerpo de evidencias tanto de América Central como de las zonas rocosas de Haití […] que muestran que el caballo pudo ser conocido por el hombre de las Américas antes de la llegada de los españoles […] Es concebible que pequeñas poblaciones de caballos o animales semejantes continuasen existiendo hasta épocas muy posteriores en rincones de los dos continentes donde las condiciones fuesen favorables y donde fuesen libres de los ataques de otros animales y de enfermedades de parásitos que pudiesen causar su exterminio” (Sanderson 1941:39-40).

Yucatán, concretamente Mayapán: en un enclave indio de varios siglos antes de Colón se encontraron huesos de caballo en cuatro lugares, algunos de ellos modernos y dos de ellos precolombinos, en el Cenote de Ch’en Mul. Eran dos dentaduras de caballo en el estrato de la base, parcialmente mineralizadas, es decir, de bastante más antigüedad que 1492, junto a alfarería maya (Pollock y Ray 1957:638; Ray 1957:278).

Yucatán, complejo de cavernas de Loltun: en 1977 dos arqueólogos mexicanos encontraron un depósito de 16 capas (Welch, 1978:99). En el nivel VII encontraron alfarería, algunos de cuyos utensilios estaban hechos con huesos de caballo, hasta el nivel II, datados por el radiocarbono en 1800 a.C. Los fragmentos de cerámica tenían porciones del 900 al 400 a.C. (Schmidt 1988:250).

Uno de los hallazgos más sorprendentes es un sitio datado en el 100 d.C. en St. Petersburg, Florida, que contiene restos de un mamut, un mastodonte y un caballo (Sorenson 1985: 297-8. Ver también Hester, p. 185).

Otros restos en Yucatán: ver “Once Again the Horse”, F.A.R.M.S., junio 1984; John Welch, ed., Reexploring the Book of Mormon, 98-100.

Wisconsin: un esqueleto de caballo enterrado con artefactos indios en un montículo funerario, todo ello datado en el 700 d.C. (Baily 1990:4)

Louissiana: Holland Hague estudia la documentación de huesos equinos encontrados en este estado, datados por el radiocarbono en los primeros siglos después de Cristo (Hague, 1990).

Más recientemente, en 2001, el National Geographic mostró evidencias de caballos usados como alimento, lo cual corroboraba la convivencia entre la especie humana y la equina, durante tanto tiempo desechada por muchos estudiosos. El estudio se centraba en la punta de una lanza precolombina con proteínas de caballo (Mayell, 2001).

Esta misma convivencia, sin embargo, ya había sido vislumbrada por estudios de un paleontólogo decimonónico: en 1895 Henry C. Mercer estudió 29 cuevas del área de Puuc, en Yucatán. Encontró huesos de caballo en tres cuevas, Actun Sayab, Actun Lara, y Chektalen, que resultaron ser especies americanas del Pleistoceno, llamadas entonces Equus occidentalis L, pero que Mercer, en vista de que los huesos estaban en una capa superficial, decidió clasificar como Equus equus, el mismo caballo que luego traerían los españoles (Mercer 1892:172). En 1947 Robert T. Hatt repitió las excavaciones de Mercer y encontró en Actun Lara más restos de caballo americano, llamado entonces Equus conversidens (Hatt 1953). Esto simplemente probaba que el caballo y el hombre pudieron convivir en algunas zonas aisladas de Yucatán mucho antes de Colón.

Junto a estos yacimientos, tenemos hoy muchas imágenes, pintadas o esculpidas o talladas, donde se muestran caballos en épocas precolombinas, e incluso en épocas paralelas a las del Libro de Mormón. Aquí van unas cuantas:
  1. Caballo con una inscripción en alfabeto Ogham (antiguo alfabeto de origen irlandés y encontrado en América), referente a la diosa Epona: “Epona, la misma diosa de los caballos, observando el movimiento de las estrellas”, según Gloria Farley y Barry Fell. El conjunto está la Cueva nº2 de Anubis en Colorado, junto con inscripciones Ogham. Ver In Plain Sight Old World Records in Ancient America, de Gloria Farley, 1994.
  2. Figura del Picture Canyon, Colorado. Del mismo libro de Gloria Farley, 1994.
  3. Imagen con inscripciones Ogham descubierta en la zona oeste de Oklahoma. Se considera de la época de los constructores de montículos. Del mismo libro de Gloria Farley, 1994.
  4. Imagen de John Dan Reib, “ Peru 's Incredible Ica Stones”, The Ancient American November/December 1993. Es una de las 15.000 tallas que tiene el Dr. Javier Cabera en su museo en Ica, y procede de capas bajo lava volcánica del desierto de Ocucaje cerca de Ica, Perú.
  5. Un hombre con barba y un caballo, figura tallada en el Templo de Palques, Chichen Itzá, Yucatán, México. Fue fotografiado por Otto Done y apareció en The Improvement Era, December 1955.
  6. Relieve tallado sobre roca cerca de Monte Vista, Colorado. Apareció en The Improvement Era October 1955.
  7. Caballo procedente de Picture Canyon, Cirnarron County, Oklahoma, que muestra la asociación entre indios y caballos. Foto procedente de The Improvement Era October 1955.
  8. Imagen procedente de la página 100 de The Mystic Symbol Mark of The Michigan Mound Builders, de Henrietta Mertz (Global Books 1986). Es una tablilla tallada por los constructores de montículos de Michigan.
  9. Imagen de North Salem, Nueva York, del libro Saga America, del Dr. Berry Fell, 1980, pág. 57.
Para complementar el articulo aqui un link con descubrimientos de fosiles de Caballos en America , son recientes descubrimientos , en este link

http://evidencias-ellibrodemormon.blogspot.com/2009/03/hallan-restos-fosiles-del-caballo-mas.html

Noticia:

09 octubre 2007

La arqueología y el Libro de Mormón

¿Sabías que hay mucha evidencia arquelógica que sustenta el Libro de Mormón?
Autor: Álvaro Figueroa.


Un muy conocido arqueólogo, A. Hyatt Verill escribió lo siguiente a Roy Weldon, con fecha 27 de junio de 1946:
"Mis estudios arqueológicos me convencieron de que el Libro de Mormón fue inspirado porque tenía muchos hechos históricos y arqueológicos los cuales fueron absolutamente desconocidos en el tiempo en que fue escrito." (20)
Muchos no-cristianos criticaron la Biblia antes de que hubiera evidencia arqueológica. Muchos de los pasajes bíblicos han sido ahora valorizados. El mismo proceso está ocurriendo con el Libro de Mormón.

Antes de 1841 la existencia de antiguas ciudades selváticas fue casi desconocida fuera de Meso-américa (21).

Desde aquella fecha han habido muchos descubrimientos, y muchas opiniones han cambiado acerca de los habitantes de Meso-américa. Inicialmente, el Libro de Mormón estaba en contra de la mayoría de las teorías  referente a los Indios nativos, pero en los últimos 160 años, muchos descubrimientos arqueológicos han valorizado el Libro de Mormón y podemos decir con certeza que sus declaraciones están fundadas en la verdad. ¡Es hora de conocerla! (Muchas gracias a los estudiosos, pero particularmente a Roy E. Weldon por sus 65 años de incansable investigación.)

Estos datos siguientes son sabidos ahora acerca de la cultura Meso-americana. Considere el atrevimiento de José Smith, Hijo, en describir los siguientes detalles específicos, sin alguna información científica. Él proclamó no saberlo por sí mismo, sino haber sido dado por Dios; el único camino correcto.

La población del sur de México o Centro América fue muy abundante.

Jarom 1:19 - 1:8 "Y nos multiplicamos en gran manera, nos esparcimos sobre la haz del país..."
Eter 3:20 - 6:18 "...comenzaron a esparcirse sobre la haz del país, a multiplicarse."
"Esta región, ahora recubierta con una densa flora tropical, había sido despejada y usada para un intenso cultivo. Grandes ciudades florecieron en todos lados...esta fue una de las áreas más densamente pobladas para su tamaño en el mundo durante los primeros cinco siglos de la era cristiana, el sitio de un gran imperio americano." Claims & Evidences, Vol 3, p 7 por Roy Weldon (1979-1981: un trabajo de 4 volúmenes disponible en La Escuela de Los Santos. Vea la dirección en p. 30).
Láminas de metal fueron usadas por los Indígenas Americanos para grabar sus escritos.

También, más de una docena de civilizaciones en otras partes del mundo usaron láminas metálicas para escribir su historia.

1 Nefí 18:25 - 19:1 "Y hallamos toda suerte (clase) de minerales, tanto de oro, como de plata y cobre... (yo hice) planchas de metal para grabar en ellas la historia de mi pueblo."

"Los Indios mixtecos 'vendían...algunas laminitas muy finas de oro...en las cuales sus antepasados podían conservar, lo que había sido grabado en jeroglíficos antiguos.' " Claims & Evidences, Vol 1, p. 150.
"En Colombia se encontraron tumbas indias que contenían láminas de oro...con varios curiosos jeroglíficos." (C&E Vol 1, p. 150)
[Actualización Octubre 2012] Tambien se han encontrado más planchas de oro escritas en América Precolombina, cosa muy criticada hasta hace un par de décadas atrás como no existentes. Ver este extenso artículo.

Algunas plantas de algodón Americanas vinieron de la Región Sudoeste de Asia.

1 Nefí 8:1 "...y fue que recogimos toda clase de semillas, de cada especie, tanto granos de cada género como semilla de frutos de cada género.

"Un número de...estudios han demonstrado que los cromosomas grandes que se presentan en el cultivo del algodón americano son homólogos con los 13 cromosomas grandes del algodón que se cultiva en sudoeste de Asia..." Entonces, ¿Cómo vino el algodón asiático a Perú? "Solamente queda una alternativa, que ellos fueron traídos a través del Pacífico por el hombre con las semillas y los instrumentos de su civilización." (C&E, Vol 1, p. 2)
Lino de hilo fino fue usado en la América Prehispana.

Helamán 6:13 "He aquí, sus mujeres trabajaban e hilaban, y hacían toda clase de tejidos, de lino hecho con muchas hebras finas entrelazadas y de tejidos de cada género..."
"Los más hermosos hilados en el mundo, mostrando la más alta destreza artística en el arte de los tejidos, que ahora hemos determinado, vinieron del antiguo Perú...contienen casi 300 hilos por pulgada." (Véase Other Sheep, pp. 95-96.)

Carreteras fueron construidas en la región de Centro América durante la época Maya.

3 Nefí 6:8 "...se construyeron muchas carreteras y se hicieron muchos caminos..."
"Un número de estos grandes caminos de piedra, que radian de Coba, son conocidos..." (C&E Vol 1, p 50)
Edificios elegantes con finos adornos en las paredes se encuentran en el sur de México.

Mosíah 11:10 "Asimismo mandó que sus artesanos elaborasen toda clase de obras finas dentro de los muros del templo..."
"Este edificio tiene 320 pies de largo, y se dice que contiene 200,000 pies cúbicos de albañilería, sin contar los cimientos maravillosamente diseñados y construidos. Esta fachada está cubierta con esculturas de adorno...En la construcción de hermosas esculturas de las fachadas de los edificios, los Mayas nunca han tenido comparación." (C&E, Vol 1, P 33)
"Los arqueologos se maravillaron de las inmensas y pesadas piedras de muchas toneladas que están acomodadas tan juntas que no podrían meter la hoja de un cuchillo entre ellas." (C&E, Vol 1, p 34).
Cemento ha sido encontrado en la región Mexicana.

Helamán 3:7 la gente que fue allá se volvió sumamente experta en obras de cemento; por cuanto construyeron casas de cemento en las cuales habitaron.
"El cemento está en las paredes del interior que rodean la pirámide. El Marqués de Nadaillac describe carreteras con una capa de cemento de dos pulgadas de grueso, así como otras construcciones de cemento...J. D. Baldwin...hablando del cemento en Palenque, dijo: 'Los pisos son de cemento, tan duros como los mejores que se han visto en las ruinas de los baños romanos.' (C&E, Vol 1, p 48).
A continuación, mencionamos ocho propuestas del Libro de Mormón usados por los oponentes para desacreditar su veracidad. También, nuestras respuestas:

1. ¿Qué sabemos de las herramientas de metal?

Jarom 1:8 "...y llegamos a ser sumamente ricos, y en plata y en cosas preciosas... también en hierro, cobre, bronce y acero, haciéndonos toda clase de herramientas de cada especie para cultivar el suelo, y armas de guerra."

Crítica: "Hierro, acero, vidrio, y seda no se usaron en el Nuevo Mundo antes de 1492 (con la excepción ocasional del uso del hierro de algún meteorito fundido)." (22)

"No hay ninguna evidencia de que los nativos de este continente no conocían nada acerca de la práctica del uso del hierro, del acero, y del bronce." (23)

Respuesta: A. H. Mallery escribió un libro titulado América Perdida (Lost America), en el que relataba haber encontrado restos de hornos para fundir hierro en algunos lugares arqueológicos de la América Prehispánica. (24)

En contradicción de la creencia general, el metal fue usado no solo para joyas sino cinceles... cascos, penachos, escudos..." (25) Sin conocimiento de sus capacidades mecánicas, José precisamente dijo que ellos usaron herramientas metálicas.

2. ¿Qué sabemos acerca del trigo y la cebada en el Nuevo Mundo?

Mosíah 9:9 "Y empezamos a cultivar la tierra, sí, con toda clase de semillas de maíz, de trigo y de cebada..."

Crítica: "Los nativos americanos no tenían trigo, ni cebada, ni avena...antes de 1492." (26)

Respuesta: "Tal vez la más sorprendente evidencia de la sofisticación en agricultura Hohokam se descubrió en el año 1983 cuando arqueólogos encontraron granos preservados de lo que parecía cebada doméstica, el primer hallazgo en el Nuevo Mundo." (27) La cebada fue descubierta en Phoenix, Arizona como resultado de las excavaciones hechas por la Universidad del Estado de Arizona. Los Indios Hohokam estuvieron presentes en el área de Phoenix cerca de 300 años a.C. hasta 1450 d.C. Sería atrevido nombrar granos específicos si ellos no los hubieran tenido. ¿Cómo lo sabría José Smith?

3. ¿Migración al Nuevo Mundo a través del océano o por el Estrecho de Bering?

Eter 6:4 "... entraron en sus naves o barcos, y se hicieron a la mar, encomendandose al Señor su Dios."

1 Nefí 17:8 "Y aconteció que me habló el Señor, diciendo: Construirás un barco... para que yo lleve a tu pueblo a través de estas aguas."

Crítica: "El tipo físico de los Indios americanos es básicamente mongoloide, empezando por la gente del oeste, centro, y nordeste de Asia. La evidencia arqueológica indica que los ancestros de los indios actuales vinieron al Nuevo Mundo probablemente por un puente de tierra conocido en la región del Estrecho de Bering durante la última Edad de Hielo... ciertamente no había contacto con los antiguos Egipcios, Hebreos u otros pueblos del oeste de Asia ni Cerca del Este tampoco." (28)

"Debe ser categóricamente enfatizado que no han sido identificados en ningún sitio Maya objetos manufacturados en alguna parte del Viejo Mundo, y que...las teorías del contacto trans-Atlántico o trans- Pacífico nunca han sobrevivido a la investigación científica." (29)

Respuesta: Monte Verde y otros descubrimientos en Sudamérica están cambiando la imagen que la arqueología tenía de los primeros humanos de las Américas... cuando todas las evidencias arqueológica consideran que es más razonable creer que los primeros colonos llegaron a Sudamérica y gradualmente se movieron hacia el norte en vez de que se hayan originado en el extremo norte y eventualmente se hayan movido hacia el sur. De acuerdo con este razonamiento, los primeros humanos entraron en las Americas por travesías trans-oceánicas a través del Océano Pacífico desde Asia. La investigación actual sugiere que esta es una explicación cada vez más creíble, aun cuando esta haya sido una tendencia en la literatura arqueológica temprana tendiente a negar tales interpretaciones y a tildarlas como extremadamente especulativas." (30)

"Los retratos Negroides...son encontrados en los sitios pre-cristianos de la cultura Olmeca con...retratos inexplicables de hombres con líneas faciales agudas, y narices Semíticas y con barbas que no fueron Mongoloides." (31)

"La teoría de la originalidad y perpetualidad del carácter Mongoloide de la población de las Américas es difícil de aceptar en vista de que decididamente los tipos estratograficamente tempranos no se parecen al carácter Mongoloide."(32)

"Gordon y Margarit Ekholm (1974) del Museo Americano de la Historia Natural, ven evidencias del contacto trans-Pacífico en los motivos de alas en espiral (una ala de pájaro estilizada...que no tiene base real en la naturaleza) encontradas en ambas civilizaciones, la Shang de China (1700-1100 A.C.) y la Olmeca de Mesoamérica (1200-600 A.C.). Betty Meggers (1975) de la Institución Smithsonian, también (lo) ve junto con varios otras rasgos comunes como el jade, bastones simbólicos de rango, modelos de colonias y arquitectura, adquisición en abonos de costosos lujos, deidades felinas, cultos en las montañas y la deformación craneal...(como) la posibilidad (del) contacto trans-Pacífico."(33)

Temprano en esta década, cerca del Río Puerco en Nuevo México cerca de Las Lunas "a pie de una cumbre, fue encontrada una roca con Los Diez Mandamientos escritos en buen Hebreo... Un profesor de una escuela rabínica... midió las letras, su altura en relación con anchura, el espacio entre ellas, y la regularidad de las líneas. Son de acuerdo con reglas muy detalladas y definidas. El estilo pertenece al primer siglo D.C.... Así como el uso de la palabra "YAHWE."

Pedazos de cerámica con letras semíticas también fueron encontrados hace como cinco años. "Otro escrito de los Diez Mandamientos en Hebreo fue encontrado después de la Guerra Civil en Ohio. Una fuerte evidencia de una colonización Judía se ha visto en Tennessee: una inscripción, monedas, y una ceremonia Hebrea que se persevera hasta hoy."(34)

La revista, Biblical Archaeology Review, July/August 1993, Volume 19, Number 4, p. 46 muestra un artículo, "The Bat Creek Inscription--Did Judean Refugees Escape To Tennessee?" por el estudioso eminente, J. Huston McCulloch, en que muestra que las letras en la inscripción hallada en Tennessee son en verdad hebreo.

En los escritos de Josephus dice: "Después de esto, ellos fueron dispersados, a causa de sus lenguajes, salieron por grupos a dondequiera; y cada colonia tomó posesión de aquella tierra a la cual llegaron, a la cual Dios les guió; así que todo el continente fue lleno de ellos, también los países al lado del mar.

Habían algunos de ellos que pasaron por el mar en barcos, y habitaron las islas." (35)

Michael Coe (citado antes en el número 29 con el opuesto punto de vista) dice en la última edición del mismo libro: "La posibilidad de alguna influencia trans-Pacífica en las culturas Mesoamericanas no puede, sin embargo, ser desechada... el Profesor Kelley... por mucho tiempo ha señalado que dentro de los veinte días, nombrados en el calendario de 260 días, fundamental para los Mesoamericanos... hay una secuencia de animales que combinan en secuencia semejante con los zodiacos lunares de muchas civilizaciones del Este y Sudeste de Asia. Para Kelley, esta semejanza está demasiado cerca para ser solamente una coincidencia..." (36)

"Algo más extraordinario... los astrónomos Chinos de la Dinastía Han, así como los antiguos Mayas usaron exactamente los mismos cálculos complejos para prevenir acerca de los probables eclipses de la luna y del sol. Estos datos podrían sugerir que hubo contacto directo a través del Pacífico. (37)

Con la mayoría de los pensamientos acerca de que los primeros habitantes de América vinieron por el Estrecho de Bering, ¿Cómo podría un hombre joven (con esta teoría en su contra) declarar que ellos vinieron a través del mar sin ningún conocimiento acerca de estas evidencias?

Actualizacion: Recientemente el canal History Channel ha mencionado mucha evidencia de migración trans-atlántica en este documental (donde también se menciona al Libro de Mormón).

4. Cronológicamente El Libro De Mormón, ¿es prematuro para la primera migración de la Gran Torre?

Eter 1:33 ".. Jared (cerca de 2350 A.C.) vino de la gran torre con... en la época en que el Señor confundió el lenguaje del pueblo..."

Crítica: "Si usted hubiera preguntado a algún guía de museo en 1925 '¿Cuándo vino el primer hombre a las Américas?' Sin duda él habría contestado: 'Cerca del tiempo de Cristo, o poco antes.' (38).

Respuesta: "Mirando la primera apariencia de la cerámica en Mesoamérica encontramos un tipo de llamada Pox identificada en Puerto Marguez en la costa del Pacífico cerca de Acapulco. Esta cerámica data acerca de 2300 A.C. (Brush 1965)... recientes excavaciones en Belice han descubierto cerámica de fecha más temprana que 2500 A.C. (Hammond, et al 1979). Esta cerámica está fechada por el grupo 12 en las fechas del carbono 14 dentro de una secuencia estratográfica." (39)

Después de encontrar varias anclas de piedra (entre 2000-3000 años de antigüedad) cerca de la costa de California, científicos reportaron que "los estudios geológicos muestran que la piedra de la cual fueron hechos, no es de origen de California... nos parece claro que balsas asiáticas llegaron al Nuevo Mundo en los tiempos Pre-colombianos. (40)

La civilización de los Olmecas de las selvas mexicanas del sur fueron virtualmente desconocidas por los arqueólogos hasta hace 50 años (1918)...Hubo pocos arqueólogos antes de 1957 que se atreverían a contrariar a los expertos Mayas a situar la cultura Olmeca antes de 300 d.C.... En aquel año sin embargo, surgió una segunda explosión: las nuevas fechas de la prueba de radiocarbón en La Venta. Estas estaban de 1160 a 580 A.C...." (41)

"El trabajo de Michael Coe en el sitio de San Lorenzo, Veracruz de 1966 a 1968 echó abajo el conocimiento de que la cultura Olmeca floreció en 1200 A.C. (Coe 1970). Coe indica que 1200 a.C. no es el principio de los Olmecas sino que su origen debe ser más temprano." (42) Este período de tiempo correlaciona con el punto cumbre de la gente de la primera migración en el Libro de Mormón.

5. ¿Láminas de oro, plata, y cobre?

1 Nefí 18:25 - 19:1 "Y hallamos toda suerte (clase) de minerales, tanto de oro, como de plata y cobre... (yo hice) planchas de metal para grabar en ellas la historia de mi pueblo."

Crítica: "Él (Martin Lamb) está obligado a creer que no había gente como describe el Libro de Mormón viviendo en este continente; que tales escritos no fueron grabados sobre láminas de oro, ni otras láminas en la edad antigua." (43)

"Después de calcular la medida de las láminas de oro según la descripción de José Smith, John Hyde estima que "este grupo de láminas de oro...habrían pesado aproximadamente 90 kilogramos (200 libras)." Entonces ridiculizó la historia de José Smith de que él iba cargando las láminas cuando dos hombres con las manos vacías corrieron una distancia de dos millas tratando de alcanzarle. (44)

Respuesta: "Los alfareros de las culturas de los Andes sabían bañar el cobre con oro o plata y cómo curar aleaciones de cobre, oro y plata para que la superficie del metal tuviera solamente la consistencia del oro." Estos "sofisticados procesos" fueron usados también en "muchas sitios pre-Colombianos de Sud y Centroamérica y fueron conocidas también en el sur de México. (45)

El contenido de oro en algunos ejemplos está en el rango de 12 a 40 por ciento. Usando la información anterior, haciendo un ajuste del espacio usado por los grabados sobre las láminas (los cuales reducirían su peso), el peso de las láminas ha sido calculado como a eso de 25 kilos (50-65 libras). (46)

Guillermo (hermano de José Smith) levantó las láminas y calculó que pesaban más o menos 27 kilos (60 libras). (47) Las láminas fueron descritas con la "apariencia" de oro, no siendo de puro oro.

6. Uso de la frase "Y aconteció ..."

1 Nefi 19:22 "Y aconteció que yo, Nefí, les enseñé estas cosas a mis hermanos..."

Crítica: 'Y aconteció' fue expresión favorita de José Smith. Si la hubiera omitido, su Biblia habría sido sólo un folleto. (48)

Respuesta: Recientemente (1981) hubo un descubrimiento en la lectura de los previamente desconocidos jeroglíficos Mayas. David Stuart pudo traducir lo siguiente de un escrito en las ruinas Mayas de Palenque:

"El 4 de marzo de 764 aconteció que Jaguar Quetzal fue puesto en el trono como ley en Palenque." (49)

El escrito indica que esta frase, no común para nuestra cultura, fue usada en la cultura Maya. El Libro de Mormón declara que, en parte, los antiguos Mayas fueron Hebreos. Las frases "Sucedió que", "Y", "He aquí", y "Ahora" en Hebreo no son puramente adornos. Aún siendo usadas en su peculiar patrón Hebreo, en inglés podrían ser consideradas incómodas. Sin embargo, en Hebreo, "Hay un disgusto de empezar una oración sin 'Y'; aun así hay libros que empiezan con 'Y' como Rut, Ester, Jonás, Josué, Jueces, Ezequiel y Éxodo." (50) (Note que este ocurre solamente en el texto Hebreo, con una palabra que puede traducir: "Y fue que...", "Y aconteció que..." o "Y sucedió que...")

"En el capítulo 22 de Génesis, "Y" empieza en 21 de los ... versículos (En la Santa Biblia, Casiodoro de Reina, 13 veces; en The Holy Bible, King James Versión, 20 veces; y en The Interlinear Bible--Hebrew, Greek, English, se ve empezando 22 versículos.). Un modelo similar se encuentra por todas partes en el Libro de Mormón." (51) En la Sección V trataremos más profundamente acerca de las similitudes entre el hebreo y los textos del Libro de Mormón.

7. ¿Jesucristo en América después de su resurrección en Jerusalén?

3 Nefi 11: 8-10 "...dirigieron la vista hacia el cielootra vez y he aquí, vieron a un Hombre que descendía del cielo; y estaba vestido con una túnica blanca; y descendió y se puso en medio de ellos... Y aconteció que extendió la mano, y habló al pueblo diciendo: He aquí, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo." 

Crítica: "Tratando de encontrar ayuda para fundamentar en el Libro de Mormón la visita de Jesucristo a América precisamente después de su resurrección, los mormones han aprovechado las leyendas de Quetzalcoatl."(52)

Respuesta: Quetzalcoatl fue el nombre del dios o héroe cultural Azteca (D.C. 1350) y Tolteca (D.C. 1100). Muchas otras tribus tuvieron nombres para este dios legendario de acuerdo con sus propias lenguas: Kukulkán, Gucumatz, Quet-zal, Bochica, Viracocha, Chi-zus, etc.

La siguiente es una lista de algunas de las tradiciones acerca de esta deidad. Considere cómo todas estas tradiciones podrían haber empezado.

a) Él nació de una virgen en una tierra lejana del océano hacia el este.
b) Él fue muerto en una cruz, y enterrado por tres o cuatro días, estuvo en el infierno tres o cuatro días, y después resucitó y ascendió a su trono.
c) De repente apareció a la tribu, descendiendo del cielo, vestido con una túnica blanca, teniendo barba y piel clara.
d) Les enseñó parar la guerra y practicar el amor fraternal y otras virtudes.
e) Sanó a la gente, hizo milagros, resucitó a los muertos, y pronunció discursos.
f) Él profetizó que extranjeros blancos vendrían en el futuro a conquistarlos.
g) Se fue de repente como vino, prometiendo que regresaría a gobernarlos, no con las leyes del mundo sino como un dios que llamaría a los muertos a la vida. (53)

Las siguientes son características de Quetzalcoatl descubiertas por la investigación de Pierre Honore: "Él prohibió los sacrificios humanos y predicó la paz..." Por todas partes en las ciudades Indias de Centro y Sudamérica la leyenda del dios blanco es conocida, y siempre termina del mismo modo: "el dios blanco salió de su gente con una solemne promesa de que regresaría algún día." (54)

Los habitantes de Centroamérica que existieron después del tiempo de la ascensión de Cristo tuvieron cultos en un edificio ahora conocido como "El Templo del Dios blanco barbado." La fotografía de la derecha fue tomada de una talla de piedra en una pared de este templo en Chichen Itzá en la península de Yucatán. ¿Cómo podrían saber de un "Dios Blanco barbado," si nunca vieron uno? (55)

Muchos estudiosos están de acuerdo en que estas tradiciones existieron mucho tiempo antes de la llegada de los españoles, más o menos 14 siglos de acuerdo con una tribu. (56) ¡Estas tradiciones se referían a Jesucristo! ¿Qué otra persona reunía todas estas descripciones? Jesús vino a la América antigua y fue recordado en leyenda. El dios de esta leyenda vino a ser llamado Quetzalcoatl.

En un libro titulado He Walked The Americas (Él Caminó Las Américas), la autora L. Taylor Hansen describe muchas leyendas de los indios antiguos que fue descubriendo durante 25 años de investigación. Ella tiene una maestría en arqueología, antropología y geología en la Universidad de Stanford y las siguientes son algunas de estas leyendas. (57)

"El Algonquín de la costa del Este, cuando pregunté como recibieron su nombre de Luz Del Amanecer, dicen que este fue el nombre de Cara Pálida. Ellos no darían a Él su propio nombre como Él les había pedido; para Él los nombres no significaban nada, y Él permitió que cada tribu Lo nombrara. Ellos preguntaron su nombre en Su niñez cuando vivía al otro lado del océano. El nombre que Él les dio fue uno extraño, difícil de decir en su lenguaje fluido, así que hoy tratan arduamente de decirlo: 'Chi-zus, Dios De La Luz Del Amanecer.' " (p. 53)

"Hace mucho tiempo que lo conocimos. Nos dio nuestro rito del bautismo, muchas de nuestras ceremonias, y nuestros ritos de purificación." (pp. 53-54)

"La parte de los Dene, a quienes llamamos Navajos, tiene otra leyenda. Para el profeta, los nombres no significaban nada, pero sí son importantes para los Dene. Así que ellos preguntaron al Sanador el nombre de su único Dios, y cuando el Profeta les dijo que ellos Lo nombraron, protestaron diciendo que ellos no sabían qué nombre darle. Entonces ellos sugirieron: 'Seguramente en su niñez, al otro lado del océano, ¿Le fue dado su nombre? ¿Cuál nombre le dieron ellos?' Así que los Navajos tienen el nombre que ellos le dieron: 'Gran Yeh-ho-vah.' "(pp. 102-103)

Una historia dicha a la autora por un nativo Quichua Indio del Perú habla de una leyenda de tres cruces, y un hombre despreciado, crucificado entre dos ladrones, puesto en una tumba, y resucitado. (pp. 150-154)

Dado que Jesucristo fue el dios Quetzalcoatl de algunas leyendas, ¿Por qué las tradiciones de los nativos Americanos están llenas de paganismo e idolatría?

En la siguiente leyenda, Quet-zal avisa a su pueblo del tiempo cuando los sacrificios humanos vendrían en su tierra.

"Recuerden de decir a tus hijos para que ellos a su tiempo adviertan a sus descendientes. Del norte bajan hombres blandiendo hachas y trayendo perros de guerra a la batalla. Ellos son la primera ola de muchas invasiones...son esperados por la intranquila Serpiente, los Capturadores de Hombres, los Sacrificadores. Por mucho tiempo he tratado de enseñar a estos niños pero ahora ellos cambian sus cabezas desechando mis preceptos. Horror vendrá a la tierra amplia. Ellos vivirán temerosos del sacerdocio de túnicas negras, quienes los tomarán cautivos y matarán para darlos de comer a sus ídolos. Diariamente la ley de mi Padre es quebrantada. Hora tras hora las grandes piedras son bañadas con sangre fresca, porque ellos creen que estas rocas deben ser alimentadas. Es un pesar para mi alma mirar este ciclo de sacrificios. Pobre gente miserable y descarriada. Escucha cuidadosamente, que después de la salida de Quet-zal tú puedes decirles que recuerden mis palabras." (pp. 127-128)

De acuerdo con el Libro de Mormón, alrededor de 200 años después de la salida de Cristo, la gente empezó a ser orgullosa y mala otra vez. Su sociedad pronto divagó, y los que sobrevivieron a sus muchas guerras empezaron a estar hambrientos de sangre, con muy pocos virtuosos en medio de ellos. [Vea 4 Nefí 1:27-55 (1:24-46); Mormón 2:13 (4:11).]

Considere también la rápida subida y caída de la virtud de los Hijos de Israel en el Antiguo Testamento, de la restauración de las ordenanzas a los cultos y sacrificios para los ídolos en lugares altos. Si usted investigara las evidencias arqueológicas en Israel del tiempo del Antiguo Testamento, seguramente testificarían acerca de los cultos de muchos dioses y la idolatría. Aún, nosotros sabemos que los verdaderos adoradores veneraban a un sólo Dios. La evidencia de los cultos a Baal no debe prevenirnos de creer la verdad. Igualmente la evidencia de una sociedad caída en el Libro de Mormón no debe impedirnos creerlo.

8. ¿Elefantes y caballos en la América Pre-Colombina? 

Eter 9:19; 10:26 " Y también tenían caballos y asnos, y había ... todos los cuales eran útiles para el hombre, y más particularmente los elefantes..." "Y hacían toda clase de herramientas, con las cuales hacían trabajar a sus animales."

Crítica: "Ninguno de los principales animales domésticos (excepto el perro) o plantas para comer que hubo en el Viejo Mundo, había en el Nuevo Mundo en los tiempos pre-Colombinos. Los Indios

Americanos no tuvieron...caballos...antes de 1492...Es claro que...los elefantes nunca existieron en este continente." (58) "Son obstinados los datos, y el simple testimonio de la historia pasada, ya presentada, entierra las razones del Libro de Mormón más allá de la posibilidad de una resurrección." (59)

Respuesta: "El más asombroso de los ídolos es uno que sorprendentemente tiene forma de elefante estilizado, y que obviamente no puede ser explicado por ninguna de las teorías ordinarias de que este es un tapir exagerado, oso hormiguero o perrico. No sólo muestra esta figura una trompa, sino que también tiene orejas grandes como hojas y rodillas que se doblan adelante, peculiar a los elefantes. Además muestra una carga amarrada sobre su lomo. Es increíble que un hombre pudiera imaginar una criatura con las orejas flotantes y con las peculiares rodillas traseras de un elefante." (60)

"Deben haber asado pedazos de carne de camello y mamuth...así como de los colmillos de marfil de los elefantes prehistóricos, los cazadores hicieron buenas herramientas que trajeron a sus cuevas." Esto fue descubierto en una cueva Escandia en Nuevo México. (61)

"Probablemente es seguro decir que la Proboscidea Americana ha sido extinguida por lo menos hace 3000 años... sin embargo, la arqueología ha probado que los Indios Americanos cazaban y mataban elefantes." (62)

Los restos fósiles de caballo han sido encontrados frecuentemente, especialmente en los estados del sur y oeste, y en Sudamérica, y han sido tan cuidadosamente examinados por competentes paleontólogos, que no podemos tener duda de la existencia de los caballos en el continente Americano, al mismo tiempo que los mastodontes, que probablemente fueron compañeros del hombre." (63)

Los paleontólogos que estudian a los vertebrados, aceptan que los vertebrados extintos ahora [en el Nuevo Mundo] pudieron haber sobrevivido hasta hace muy poco tiempo." (64)

Un hombre montado a caballo está esculpido en una antigua estructura Maya en Chichén Itzá, Yucatán.

Lo que pueden ser grabados de caballos están inscritos en el Monumento Nacional de Bóvedas (Arches National Monument) cerca de Moab, Utah. (65)

¿No es interesante que un hombre joven sin educación (José Smith), supiera que en la América antigua hubo caballos y elefantes antes que el resto del mundo científico tuviera este conocimiento? ¿Podría ser que Dios se lo dijo?

Sismología

El profeta José Smith se opuso a los conocimientos en su día, y precisamente habló de las evidencias arqueológicas desconocidas, algunas no fueron descubiertas hasta 150 años después.

Un ejemplo interesante es en el campo de sismología el estudio de los temblores. El Libro de Mormón relata tremendos terremotos en América en el tiempo de la crucifixión de Cristo. Evidencias recientes atestiguan que hubo tales terremotos en el área de Centroamérica (territorio del Libro de Mormón). (66)

No hubo campo de sismología en 1830, aún el Libro de Mormón relata precisamente los extraños fenómenos que acompañan a los terremotos. Los que presenciaron los acontecimientos los describen de esta manera:

"Las peñas se hendieron en dos," "horribles gemidos," "ruidos estrepitosos." Y además hubo "tinieblas sobre la haz de la tierra;" "los habitantes que no habían perecido podían tentar el vapor de tinieblas;" y (algunos) fueron "sofocados por el vapor de humo y de tinieblas." "No se podía hacer luz... ni velas... ni con su leña menuda y bien seca podían encender fuego;" "Ninguna luz se veía... ni el sol, ni la luna." [Vea 3 Nefí 4:15-20, 62, 68 (8:18-22; 10:9, 13).]

Pero ahora los hechos son sabidos por los sismólogos. El señor E. J. Houston dice: "después de los actuales movimientos de la tierra, lo más maravilloso e impresionante es la gran variedad de sonidos y ruidos." (67) En un terremoto la tierra se abre y se cierra otra vez. "Inmensas cantidades de carbono y gases sulferosos salen del interior de la tierra. Estos gases inmediatamente causan oscuridad... son densos y pesados, y se pueden sentir... no se pueden quemar, y por eso no se puede hacer fuego en la presencia de ellos... lo sofocarían y lo apagarían.

El Dr. Hartwig dice... una luz puesta en gas carbónico es inmediatamente extinguida, y cada animal que lo inhale está propenso a una sofocación instantánea." (68)

Un hombre sin educación, de 23 años no podría haber descrito precisamente los efectos de un terremoto de esta manera, a menos que él hubiera utilizado un relato escrito precedente.

08 octubre 2007

Elementos hebraicos en el lenguaje del Libro de Mormón


Elementos hebraicos en el lenguaje del Libro de Mormón

Provo, Utah: Maxwell Institute, . P. N/A



Elementos hebraicos en el lenguaje del Libro de Mormón

Basado en investigaciones de Royal Skousen
Translated by Estrella La Font Díaz

Unas investigaciones recientes nos han proporcionado otra pista interesante sobre la lengua de los nefitas y sobre la manera en que ésta fue traducida al inglés. Comparando el manuscrito original del Libro de Mormón con las versiones impresas posteriores, Royal Skousen ha descubierto que el texto inglés original del Libro de Mormón contenía expresiones que son atípicas en inglés1. Una de tales expresiones es una forma de oración condicional de tipo hebreo.

En inglés, es corriente expresar una idea condicional de la siguiente manera: "si tu vienes, entonces yo vendré", siendo entonces opcional. En hebreo, esta misma idea se expresa de otra manera: "si tu vienes, y yo vendré". Esta estructura es completamente natural en hebreo pero no se documenta en inglés. Cuando José Smith tradujo 1 Nefi 17: 50, dictó: "si él me mandara que yo dijera a esta agua: Conviértete en tierra, y será tierra". Esta construcción, que no es inglesa, fue eliminada de este versículo por Oliverio Cowdery cuando copió el manuscrito original para confeccionar el manuscrito del impresor. Suprimió la palabra y, haciendo que el texto sonara mejor en inglés. La frase ahora dice: "si él me mandara que dijese a esta agua: Conviértete en tierra, sería tierra".

En la primera edición del Libro de Mormón aparecieron impresos otros trece casos de esta estructura condicional hebraica, pero fueron más tardes suprimidos por José Smith, que efectuó una revisión gramatical al preparar la segunda edición del Libro de Mormón, publicada en Kirtland, Ohio. Uno de estos es el famoso pasaje de Moroni 10:4, que en un principio decía: "y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, y el os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo" (edición de 1830, p. 586). En la edición de 1837 y en todas las posteriores, se han suprimido las apariciones de y en las oraciones condicionales de este tipo, con el fin de expresar la idea en inglés de forma correcta.

Este uso de y no se debe a un error del escriba. Hay pruebas claras de esto en Helamán 12: 13-21, donde la construcción si-y aparecía seis veces en la traducción original al inglés (p. 440):

13 Sí, y si dice a la tierra: Muévete, y se mueve.

14 Sí, si dice a la tierra: Vuélvete atrás, para que se alargue el día muchas horas, y es hecho.

16 Y he aquí, también, si dice a las aguas del gran mar: Secáos, y así es hecho.

17 He aquí, si dice a esta montaña: Levántate y ve y cae sobre esa ciudad, para que sea enterrada, y he aquí, se hace.

19 Y si el Señor dijere: Maldito seas para que nadie te encuentre desde hoy y para siempre jamás, y he aquí, nadie lo obtiene desde entonces y para siempre jamás.

20 Y he aquí, si el Señor dijere a un hombre: Maldito seas para siempre por causa de tus iniquidades, y será hecho.

21 Y si el Señor dijere: Por causa de tus iniquidades serás separado de mi presencia, y el hará que así sea.

Esta estructura es perfectamente aceptable en hebreo, pero estos versículos se cambiaron en 1837 para facilitar su lectura y transmitir el significado adecuado en inglés.

Estas observaciones apoyan la idea de que la traducción de José Smith fue literal y no simplemente un reflejo de su propio dialecto o del estilo del inglés moderno temprano, en el que se redactó la versión de la Biblia del rey Santiago. También apoyan la idea de que la lengua a partir de la cual se tradujo el libro al inglés fue el hebreo u otra lengua parecida.

Nota:
1. Royal Skousen, "The Original Language of the Book of Mormon: Upstate New York Dialect, King James English, or Hebrew?" ("La lengua original del Libro de Mormón: ¿dialecto del interior del estado de Nueva York, inglés de la época del rey Santiago, o hebreo?") Journal of Book of Mormon Studies 3/1 (1994): 28-38; "Translating the Book of Mormon: Evidence from the Original Manuscript" ("La traducción del Libro de Mormón: pruebas procedentes del manuscrito original"), en Book of Mormon Authorship Revisited, ed. Noel B. Reynolds (1997), 61-93.

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