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09 junio 2014

El Altar y el Sacrificio de Lehi en el desierto

¿Cómo podía Lehi, que observaba la ley mosaica justificar la construcción de altares y la ofrenda de sacrificios fuera del templo de Jerusalén?

Autor: David Rolph Seely
Traductor: Iván Martín

El Libro de Mormón registra que Lehi, en obediencia al mandato del Señor, salió de Jerusalén con su familia y "después de haber viajado tres días por el desierto, asentó su tienda en un valle situado a la orilla de un río de agua. Y sucedió que erigió un altar de piedras y presentó una ofrenda al Señor, y dio gracias al Señor nuestro Dios."(1 Nefi 2:6-7). Este simple acto de adoración plantea un dilema importante para el lector familiarizado con la ley bíblica.

El Libro de Mormón  nos asegura en repetidas ocasiones que los nefitas continuaron guardando la ley de Moisés hasta la venida de Cristo (2 Nefi 5:10; Jarom 1:5; Alma 30:2-3; 4 Nefi 1:12). Siendo ese el caso, muchos lectores no se sorprenden por el sacrificio de Lehi en el desierto, ni por las demás ocasiones en que los del pueblo “ofrecieron sacrificios y holocaustos al Señor" (1Nefi 5:9; 7:22) ni por la construcción de un templo, el cual seguramente tenía un altar (2 Nefi 5:16; Mosíah 2:3).[1] Sin embargo, Deuteronomio 12 parece prohibir estrictamente la construcción de altares y la realización de sacrificios fuera del lugar que el Señor había elegido para ese fin, normalmente se entiende que el lugar designado para ello era el templo de Jerusalén.

Entonces surge la pregunta, ¿Cómo podían justificar estas personas que observaban la ley mosaica la construcción de altares y la ofrenda de sacrificios fuera del templo de Jerusalén? Si bien hay varias respuestas posibles, el pasaje en el Libro de Mormón que menciona el viaje de tres días de Lehi por el desierto (1 Nefi 2:6-7) puede proporcionar una explicación que es tanto sorprendente como simple a la vez.

Entonces surge la pregunta, ¿Cómo podían justificar estas personas que observaban la ley mosaica la construcción de altares y la ofrenda de sacrificios fuera del templo de Jerusalén? Si bien hay varias respuestas posibles, el pasaje en el Libro de Mormón que menciona el viaje de tres días de Lehi por el desierto (1 Nefi 2:6-7) puede proporcionar una explicación que es tanto sorprendente como simple a la vez.

Los comentaristas Santos de los Últimos Días normalmente no han tenido [, ni tienen,] que lidiar con cuestiones como los sacrificios nefitas, los altares y templos a las afueras de Jerusalén y no han hecho comentarios sobre los problemas particulares que presenta Deuteronomio 12.[2] En su “Book of Mormon Compendium” (compendio del Libro de Mormón) Sperry simplemente declara: "Lehi construyó un altar de piedras y ofreció sacrificios al Señor", sin más comentarios.[3] Nibley describe el sacrificio de Lehi como una práctica habitual en el desierto entre los semitas de todas las edades.[4] Al parecer Welch asume que el decreto procedente de Deuteronomio no afectaba a Lehi, argumentando que "Lehi padre también estaba siguiendo los patrones establecidos por los patriarcas de la antigüedad".[5] McConkie y Millet mencionan que Lehi ofreció sacrificios en virtud del Sacerdocio de Melquisedec, lo que puede ser una manera de decir que el mandato de la ley menor en Deuteronomio no era aplicable a Lehi.[6] En su debate sobre la construcción del templo nefita, hacen referencia a las tradiciones judías derivadas de Deuteronomio 12, pero declaran que, basándose en otra evidencia bíblica, los templos se podían construir en cualquier lugar: "La idea generalizada entre los Judíos es que sólo puede haber un templo -el templo de Jerusalén-. Mandamientos bíblicos atestiguan lo contrario".[7] Me parece que hay mucho más que rascar.

Deuteronomio 12

Primero veamos los pasajes relevantes de Deuteronomio. Según Deuteronomio 12, después de que Israel entrara en la tierra prometida, el lugar de sacrificio debía estar confinado a un solo altar situado donde el Señor escogiera poner su nombre. Los versículos claves son los siguientes:
Más el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis y allá iréis. Y allí llevaréis vuestros holocaustos, y vuestros sacrificios, y vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de vuestras manos, y vuestros votos, y vuestras ofrendas voluntarias y las primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas. (Deuteronomio 12:5-6)
Mas pasaréis el Jordán y habitareis en la tierra que Jehová vuestro Dios os hace heredar,... al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para hacer habitar en él su nombre (Deuteronomio 12:10-11).
Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres, sino en el lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus; allí ofrecerás tus holocaustos y allí harás todo lo que yo te mando. (Deuteronomio 12:13-14)
Los estudiosos llaman a esta sucesión de estatutos la "centralización del culto" o "centralización de la adoración", en referencia a la forma en que los sacrificios y ofrendas, que eran los rituales más importantes de la ley mosaica, debían llevarse a cabo en un solo lugar.[8] A su manera, la centralización de la adoración era una ley revolucionaria que, cuando se implementaba, podría cambiar la práctica de la religión israelita de una manera muy drástica. Puesto que las leyes en Deuteronomio 12 afectaron varias prácticas de la ley mosaica, -la ofrenda de diezmos y primicias (Deuteronomio 14:22-26), la celebración de las fiestas (Deuteronomio 16:1-17), las ciudades refugio (Deuteronomio 19:1-9), y la investidura de los levitas (Deuteronomio 18:6-8)- la centralización también pudo afectar la adoración de todas las personas en Israel. Por ejemplo, debido a que el sacrificio era una parte integral de todos los festivales, las fiestas ya no se celebraban en los distintos pueblos, sino que sólo en el altar central del templo después de que se hubiera establecido.

También hay que recordar que, de acuerdo con Levítico 17, incluso la matanza de animales limpios estaba considerado como un tipo de sacrificio que tenía que realizarse en un altar, inclusive si el animal iba a ser matado sólo para el consumo humano.[9] Por lo tanto, mientras que Deuteronomio 12 prohibió el sacrificio de animales en todos los lugares que no fueran "el lugar escogido por el Señor", también dio instrucciones para la "matanza secular", por la cual un animal podría ser matado para el consumo humano, incluso donde no existía ningún altar (Deuteronomio 12:14-16). Este tipo de matanza se debía realizar a las puertas de la ciudad, y la sangre tenía que ser "derramada sobre la tierra," presumiblemente como símbolo de reconocimiento de la santidad de la vida como se describe por primera vez en Génesis 9:4: "Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis."

Un breve repaso sobre la historia de la centralización de la adoración en Israel nos ayudará a entender la situación que afrontaba Lehi. Los patriarcas no dejaron claro que sólo podía haber un único lugar de sacrificio. Puesto que construyeron altares y ofrecían sacrificios en muchos lugares en la tierra de Canaán, incluyendo Siquem, Betel, Hebrón, Moriah, y Beerseba (Génesis 12:6-8; 13:18; 26:25; Abraham 2:17 - 20). Durante el éxodo israelita de Egipto y la estadía en el desierto, el altar portátil del tabernáculo servía para el sacrificio.

Más tarde, desde la época de la conquista de Canaán hasta la construcción del templo, numerosos altares e incluso templos estaban en funcionamiento por todo el Israel bíblico. Por ejemplo, Samuel sacrificó en Ramah (1 Samuel 9:12-24) y Saúl tanto en Gilgal (1 Samuel 10:8) como en Ayalón (1 Samuel 14:35). Según el célebre erudito Menachem Haran, "Los altares solitarios eran numerosos y repartidos por todo el país; probablemente no hubo ningún asentamiento sin su altar e incluso los altares se podrían encontrar fuera de las ciudades, en el campo"[10] Además del templo de Jerusalén, Haran ha contado 12 templos que funcionaron durante diferentes épocas en Israel, incluyendo aquellos en Silo, Betel, Dan, Gilgal, Mizpa, e incluso uno en Arad que operaron durante la época del templo de Jerusalén.[11]

Deuteronomio 12 dice que después de que los hijos de Israel entraron en la tierra prometida, "[habrá un] lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para hacer habitar en él su nombre” (v. 11). En ese lugar designado debían hacerse todos los sacrificios y ofrendas. Mientras que el templo de Jerusalén no se ha especificado en el momento de Deuteronomio 12, en la tradición bíblica el templo se convirtió en el lugar autorizado. Cuando el rey Salomón dedicó el templo, lo declaró como el lugar donde el Señor pondría su nombre (1 Reyes 8:29). Sin embargo, incluso después de que el templo fue construido, los sacrificios y ofrendas se sucedían por todo Israel, sobre todo en lugares altos (1 Reyes 12:26-33; 2 Reyes 16:4), los cuales fueron unánimemente condenados por los profetas (Isaías 57:7; Oseas 10:8; Amós 7:9). Las cosas cambiaron durante los reinados de dos de los últimos reyes de Judá. Ezequías (715-687 aC) "quitó los lugares altos" y eliminó la idolatría en Judá por lo que la religión en Judá fue reformada (2 Reyes 18:4). Más tarde, Josías (640-609 aC) finalmente centralizó el culto en Jerusalén siguiendo las directrices dispuestas en Deuteronomio 12 (2 Reyes 23:7-9, 15).

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Lehi construyó un altar después de 3 días de viaje desde Jerusalén
Legitimidad del Altar y Sacrificio de Lehi

A la luz de la evidencia de las escrituras emergen varias explicaciones posibles de por qué Lehi construyó un altar en el desierto y ofreció sacrificios en aparente desconocimiento de las leyes establecidas en Deuteronomio 12. Vamos a examinar tres posibles explicaciones.

1. Deuteronomio 12 no intenta eliminar todo sacrificio lejos del santuario principal. La primera posibilidad es que los estatutos hallados en Deuteronomio no tenían la intención original de eliminar todo sacrificio fuera del templo de Jerusalén. El hecho de que, después de que los israelitas poseyeran la tierra, continuaron con los altares y sacrificios en varios lugares e incluso con otros templos, esto ha llevado a muchos estudiosos a creer dos cosas: que las leyes de Deuteronomio 12 fueron entendidas de forma diferente antes de que llegaran las reformas de Ezequías y Josías o que fueron escritas pero impuestas más tarde -tal vez durante los reinados de Ezequías, Manasés y Josías.[12]

Los que creen que las leyes relativas a la centralización del culto eran anteriores sostienen que la intención original de esas leyes era distributiva. Es decir, la frase “el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere” originalmente no fue interpretado como aplicable exclusivamente a Jerusalén (de hecho, en Deuteronomio no se menciona Jerusalén en ninguna parte). Más bien, se entendió originalmente que la expresión se aplicaba a una serie de santuarios a lo largo de la historia (tales como Siquem y Shiloh) y sólo finalmente a Jerusalén.[13] Otros han argumentado que la escritura no pretendía referirse a un solo lugar, sino a cualquier lugar que el Señor aprobó. Bajo este punto de vista, puede haber cualquier número de lugares de sacrificio divinamente aprobados.[14]

Incluso dejando a un lado el asunto de la intención original de Deuteronomio 12, parece ser que en la época de Lehi, en el antiguo Israel, se entendía que "el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere" era el templo de Jerusalén, según se entiende por la oración dedicatoria de Salomón en 1 Reyes 8. Durante las reformas de Josías (quien fue contemporáneo de Lehi), se descubrió en el templo un libro que muchos eruditos creen que era alguna versión del libro de Deuteronomio. Lo cierto es que las reformas de Josías se describen en un lenguaje similar al que encontramos en Deuteronomio y la naturaleza de las reformas siguen de cerca las leyes que se encuentran sólo en Deuteronomio, especialmente en cuanto a la centralización del culto.[15] Motivado por las instrucciones del libro, Josías eliminó la idolatría en todo el país, limpió y purificó el templo de prácticas apóstatas, derribó los lugares altos y destruyó los altares por todo el país, incluyendo el altar de Betel (2 Reyes 23).

Aquellas reformas son importantes para estudios del Libro de Mormón ya que Lehi se crió en Jerusalén durante el reinado de Josías y tuvo que haber sido influenciado por las reformas religiosas que afectaron las vidas de todos los que vivían allí y que no pasaron desapercibidas. Por ejemplo, Jeremías, contemporáneo de Lehi, lamentó la muerte de Josías y lo elogió por su reinado justo (Jeremías 22:15-16). Debido a que las planchas de bronce contenían los cinco libros de Moisés (1 Nefi 5:11), Lehi y sus descendientes debían de haber estado familiarizados con el libro de Deuteronomio. El lenguaje y la teología del Libro de Mormón dependen mucho de Deuteronomio, quizás más que de cualquier otro libro de la Biblia. La propia base del convenio tantas veces repetido en el Libro de Mormón de que "según guardéis mis mandamientos, prosperaréis”(1 Nefi 2:20) refleja la teología del Deuteronomio: "Guardaréis, pues, las palabras de este convenio y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hagáis." (Deuteronomio 29:9).[16]

Las reformas de Josías dictaron la centralización del culto, que incluyó el mandamiento de que los altares y sacrificios debían limitarse a un solo lugar. El único lugar de las Escrituras donde se encuentra este mandato es en Deuteronomio 12. Por supuesto, es posible que el pasaje en Deuteronomio originalmente no tuviera la intención de limitar el sacrificio a un solo lugar. Aun así, cualquier explicación sobre el altar y los sacrificios de Lehi deben hacer frente a la evidencia bíblica de que, durante la época de Lehi, se entendida claramente y se hacía cumplir que Jerusalén era el único lugar donde se podía ofrecer sacrificio.

2. Los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec no estaban sujetos a la centralización del culto según lo prescrito en Deuteronomio 12. Parece cierto que Lehi, no siendo descendiente de Leví, [17] ofició por medio del Sacerdocio de Melquisedec.[18] Debido a que Lehi y sus descendientes poseían este sacerdocio puede que no se vieran constreñidos por todos los mandamientos de la ley de Moisés. Hay muchas cosas que no entendemos sobre el culto nefita en vista del hecho de que Lehi y su pueblo vivían la ley de Moisés, pero, al parecer, poseían la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec. El Libro de Mormón simplemente no proporciona datos suficientes.

Puesto que Lehi no era un levita, es probable que personalmente no tuviera acceso al templo de Jerusalén. Mientras vivía allí, puede que simplemente hubiera ofrecido los sacrificios requeridos a través de los canales autorizados del Sacerdocio Aarónico, o tal vez recibió la aprobación divina y la autoridad para construir altares y ofrecer sacrificios según otras instrucciones del Señor o de acuerdo a su propia discreción. No lo sabemos. Sin embargo, el hecho de que los patriarcas de la antigüedad, que oficiaban con la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec, construyeran altares y ofrecieran sacrificios en varios lugares, y el hecho de que la Iglesia de Jesucristo restaurada edifique templos en todo el mundo, sugieren que el culto centralizado prescrito en Deuteronomio fue una de dos: incomprendida o formaba parte de la ley menor -una ley temporal- que se culminó con la expiación de Jesucristo.

3. Deuteronomio 12, pudo haber sido interpretado en la antigüedad como aplicable sólo a la tierra de Israel. Si bien está claro que Josías interpretó que los preceptos del culto centralizado se remitían sólo a Jerusalén, es posible que antiguamente hubiera otra interpretación viable de esas leyes. 

Los Rollos del Mar Muerto proporcionan posibles evidencias para este punto de vista. En el Pergamino del Templo aparece dos veces la expresión “tres días de viaje desde el templo” (columna 43:12 en relación a la ley de los diezmos y la columna 52:14 relativa al sacrificio). La escritura más importante para nuestro estudio aparece en la columna 52:
No matarás un buey o una oveja o una cabra sin mancha en todas tus ciudades, cerca de mi templo a una distancia [no menor] de tres días de viaje; no, pero dentro de mi templo los podrás sacrificar, haciendo de ellos holocausto u ofrenda de paz y comerás y te regocijarás delante de mí en el lugar que yo escoja para poner mi nombre"(11QT 52:13-16, énfasis añadido). [19]
En este pasaje la interpretación más habitual realizada por Yigael Yadin y otros de la frase “tres días de viaje” es que el Pergamino del Templo prohíbe toda matanza no sacrificatoria dentro de un límite de tres días de distancia de Jerusalén. Dentro de este límite geográfico la única matanza permisible es sacrificatoria, es decir, el Pergamino del Templo prohíbe toda matanza que no esté destinada a sacrificio, la llamada matanza secular para el consumo humano.[20] Por supuesto, este sería un precepto muy restrictivo. Recientemente, un erudito, Aharon Shemesh, ha sugerido una nueva interpretación de la frase en cuestión.[21] Ha demostrado, partiendo de fuentes rabínicas, que la distancia real de un viaje de tres días desde el templo de Jerusalén, a todos los efectos prácticos, marcaría un radio que abarcaría toda la tierra de Israel, ya que, desde el templo, se puede alcanzar cualquier punto durante ese período de tiempo.[22]

Shemesh sugiere que la escritura de la columna 52 del Pergamino del Templo debería ser considerada una interpretación de Deuteronomio 12:1-5, que se menciona en el Pergamino del Templo en el pasaje anterior de la columna 51. Esos versículos de Deuteronomio describen cómo realizar un sacrificio en el país posterior a la conquista y destrucción de los altares paganos. Shemesh concluye que el Pergamino del Templo interpreta todo Deuteronomio 12 según se puede ver en su primer versículo: "Sobre esta base, podemos sugerir que el autor del Pergamino del Templo abrazó la opinión de que la ley de la centralización del culto sólo se aplicaba en la tierra de Israel de acuerdo con la declaración inaugural de Deuteronomio 12:1: 'Estos son los estatutos y decretos que cuidaréis de poner por obra en la tierra'"[23] Shemesh cita varios ejemplos más procedentes de la literatura rabínica para mostrar que algunos de los antiguos rabinos no condenaban los templos, altares o sacrificios en el templo judío de Onías de Egipto porque estuvieran "fuera de la tierra de Israel".[24]

El mismo método de interpretación de Deuteronomio 12, puede estar detrás de la justificación nefita para la construcción de un templo en el Nuevo Mundo, incluso en vista de su continua obediencia a la ley de Moisés. Es posible que entendieran que los preceptos de Deuteronomio 12, relativos a los altares, sacrificios y templos sólo se aplicaban en la tierra de Israel, como sugiere Deuteronomio 12:1.

Así, en el Pergamino del Templo encontramos una interpretación antigua sobre la centralización del culto de Deuteronomio que prohíbe sacrificios a menos de tres días de viaje de Jerusalén. Tanto si esta escritura se interpreta en el sentido de que no debería haber ninguna matanza sacrificatoria en Israel, excepto en el templo o la matanza secular estaba permitida en Israel, está claro que una interpretación antigua limitó el uso de Deuteronomio 12 a una zona geográfica establecida por una distancia de tres días de viaje desde Jerusalén -un área que más o menos coincide con las fronteras de Israel.

¿Una pista en el registro?

Nefi documentó de su padre Lehi “que después de haber viajado tres días por el desierto… que erigió un altar de piedras y presentó una ofrenda al Señor, y dio gracias al Señor nuestro Dios." (1 Nefi 2:6-7). Esta declaración puede deberse simplemente al hecho histórico de que Lehi y su familia viajaron durante tres días antes de que se detuvieran a descansar significativamente. Pero destacar el viaje de tres días también puede ser la forma que tiene Nefi de decir que Lehi y su familia estaban actuando de acuerdo con una interpretación de la ley de Moisés que se encuentra en Deuteronomio 12.

Aquella interpretación concuerda con lo que se preserva en el Pergamino del Templo. Según ese documento, la construcción de un altar y la ofrenda de sacrificio estaban permitidas únicamente fuera del radio de un período de tres días de viaje desde el templo de Jerusalén. Para poner el asunto de forma diferente, los sacrificios más allá del límite de tres días eran aceptables bajo la ley de Moisés. Desde este punto de vista, Lehi se ajustaba a los requisitos Mosaicos expresados en Deuteronomio 12 cuando construyó un altar en el desierto y ofreció sacrificio.

Fuentes
  1. Por desgracia hay muy poca información acerca de los templos Nefitas en el Libro de Mormón. El estudio más completo de los templos nefitas hasta la fecha es John W. Welch, "El templo en el Libro de Mormón: Los templos en las ciudades de Nefi, Zarahemla y Bountiful," en los templos del mundo antiguo: Ritual y Simbolismo, ed. Donald W. Parry (Salt Lake City: Deseret Book y , 1994).
  2. Para una breve discusión de algunas de las cuestiones relacionadas con el sacrificio de Lehi y los nefitas más allá de las acciones de  interdictos en Deuternomio 12, ver JBMS 8.1 (1999): 71. 
  3. Sidney B. Sperry, el Libro de Mormón Compendio (Salt Lake City: Bookcraft, 1968), 99.
  4. Hugh W. Nibley, un acercamiento con el Libro de Mormón (Salt Lake City: Deseret Book y FARMS, 1988), 245-46.
  5. Welch, "El templo en el Libro de Mormón", 320. 
  6. "Como profeta, Lehi tenía el Sacerdocio de Melquisedec y por esa autoridad ofreció sacrificio (Enseñanzas, pág. 181) .... El Sacerdocio Aarónico fue la provincia de la tribu de Leví, y por ello no fue tomado por los nefitas a América. parecería, pues, que los sacrificios realizados por la colonia de Lehi se llevaron a cabo bajo la dirección del sacerdocio mayor, que comprende todas las funciones y autoridades de la menor "(Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet, doctrinal sobre el Libro de Mormón [Salt Lake City: Bookcraft, 1987], 1:31). 
  7. McConkie y Millet explica además: "Una religión con pacto centrado requiere un santuario del pacto El hecho de que los nefitas construyeron un templo sugiere que todos los restos de Israel, donde quiera que se habían dispersado, si poseyeran el sacerdocio habrían hecho lo mismo." (Ibid ., 1:223).
  8. Para una revisión reciente de los estudios bíblicos en Deuteronomio 12, véase Bernard M. Levinson, "La innovación de Cultic Centralización en Deuteronomio 12," en el Deuteronomio y la hermenéutica de la Innovación Jurídica (Oxford: Oxford University Press, 1997), 23-52. Una excelente discusión sobre el tema de la restricción de sacrificio a un solo santuario se encuentra en Jeffrey H. Tigay, Deuteronomio: El texto tradicional hebreo con la JPS Traducción del Nuevo (Philadelphia: Jewish Publication Society, 1996), 459-64.
  9. La interpretación de Levítico, en términos de la llamada masacre secular es muy debatido. Ver Tigay, Deuteronomio, 366 n. 43, y Baruch A. Levine, Levítico: El texto tradicional hebreo con la JPS Traducción del Nuevo (Philadelphia: Jewish Publication Society, 1989), 112-13.
  10. enachem Harán, Templos y Templo de servicio en el antiguo Israel (Oxford: Clarendon, 1978), 459-64. Este comentario es muy recomendable como una presentación modelo de erudición bíblica a un público laico educado.
  11. Ibid., 26–42. 
  12. Esta es la opinión que prevalece entre los estudiosos modernos. En la hipótesis documental clásico, la cadena literaria D-principalmente el libro de Deuteronomio, data de mediados del siglo VII A.C. Aunque la mayoría de los estudiosos que sostienen este punto de vista coinciden en que hay material más antiguo en el Deuteronomio, creen que el libro en su forma actual fue editado en el siglo VII y sus leyes se aplicaron por primera vez en su totalidad por el rey Josías. Para una presentación equilibrada y fácil de leer de esta vista, consulte Tigay, Deuteronomio, xix-xxvi, y Moshe Weinfeld, "Deuteronomio, libro de" Intérpretes Diccionario de la Biblia (Nashville: Abingdon, 1962), 2:168-83.
  13. Véase, por ejemplo, Alexander Rofé, "los estratos de la Ley sobre la centralización del culto en el Deuteronomio y la Historia del Movimiento de Deuteronomio," en el Volumen Congreso: Uppsala 1971 (Leiden: Brill, 1972), 221-26; Baruch Halpern, "La Fórmula Centralización en el Deuteronomio," Vetus Testamentum 31 (1981): 20-38, y Levinson, "La innovación de Cultic Centralización," 24-25.
  14. AC Welch, "El problema de Deuteronomio," Journal of Biblical Literature 48 (1929): 291-306. 
  15. Ver Moshe Weinfeld, Deuteronomio 1-11: Una nueva traducción con introducción y comentario (Nueva York: Doubleday, 1991), 65-84.
  16. Ver Ellis Rasmussen, "Deuteronomio," Enciclopedia del mormonismo, ed. Daniel H. Ludlow (Nueva York: Macmillan, 1992), 1:378-79.
  17. Lehi era descendiente de Manasés (véase Alma 10:3).
  18. El sacerdocio que Alma2 celebrada se describe como " el sumo sacerdocio del santo orden de Dios " (Alma 04:20 ; comparar 13:1-12 , que describe el sacerdocio de los nefitas como el Sacerdocio de Melquisedec ) . Respondiendo a la pregunta de si el Sacerdocio de Melquisedec se llevaron cuando murió Moisés , el profeta José Smith enseñó: " Todo sacerdocio es Melquisedec , pero hay diferentes partes o grados que la parte que trajo Moisés de hablar con Dios cara a cara. se lo llevaron , pero lo que trajo el ministerio de los ángeles permanecido Todos los profetas tuvieron el Sacerdocio de Melquisedec y fueron ordenados por Dios mismo " (Enseñanzas del Profeta José Smith , comp Joseph Fielding Smith [ Salt Lake City : . . Deseret Book , 1976 ] , 180 ) . Él también enseñó : " ¿Cuál fue el poder de Melquisedec ' no era el sacerdocio de Aarón que administra las ordenanzas exteriores , y la ofrenda de sacrificios Los titulares de la plenitud del Sacerdocio de Melquisedec son reyes y sacerdotes del Dios Altísimo , que sostiene  las llaves del poder y bendiciones, de hecho , ese sacerdocio es una ley perfecta de la teocracia , y se erige como Dios para dar leyes para el pueblo , la administración de la vida sin fin para los hijos e hijas de Adán " ( ibid. , 322) .
  19. Traducciones del Rollo del Templo de Yigael Yadin, El Rollo del Templo (Jerusalén: Israel Exploration Society, 1983). 
  20. Yadin, Rollo del Templo 1,315 a 20, 2,233 a 39, Lawrence H. Schiffman, "El deuteronomista Paráfrasis del Rollo del Templo," Revue de Qumran 15 (1992): 558-61, y "sacro y la No-Sacral Masacre", en Tiempo para preparar el camino en el desierto, ed. Devorah Dimant y Lawrence H. Schiffman (Leiden: Brill, 1995), 69-84.
  21. Aharon Shemesh, "'Tres días' Viaje desde el Templo ': El uso de esta expresión en el Rollo del Templo," Descubrimientos del Mar Muerto 6.2 (1999): 126-38, y idem ", una nueva lectura del Rollo del Templo 52:13-16. ¿Este Rollo da permiso de Sacrificios Fuera de la Tierra de Israel? "Actas del Congreso Internacional, Cincuenta Años del Descubrimiento de  los Rollos del Mar Muerto, ed. Lawrence H. Schiffman, Emanuel Tov, y James C. Vanderkam (Jerusalem: Israel Sociedad de Exploracion, 2000), 400-410. 
  22. Shemesh, "'tres dias' Viaje,'" 126–27; enfasis agragado.
  23. Ibid., 130; enfasis agragado. 
  24. Ibid., 130-32. Esto puede ayudar a explicar el hecho de que los Judios construyeron templos en Egipto en Elefantina (destruido en el año 410 antes de Cristo) y Leontopolis (cerrado en el 73 dC), donde se ofrecía el sacrificio. Ver Harán, templos, 46-47. Shemesh cita Mishná Menahot 13:10 y Talmud de Babilonia Menahot 109a.
  25. Artículo original:http://publications.maxwellinstitute.byu.edu/fullscreen/?pub=1405&index=10

20 mayo 2014

El Libro de Mormón: Evidencias externas, parte I

Las investigaciones modernas sobre la ruta de Lehi, hoy nos permiten atestiguar que quienes escribieron El Libro de Mormón, fueron personas que efectivamente realizaron el viaje, lugares como el Valle de Lemuel, Nahom o Abundancia cuentan hoy en día con un soporte geográfico verdadero.

Autor(es): www.filmsviajedefe.com

De Jerusalén a Abundancia

Book of Mormon

El Libro de Mormón contiene relatos de varios pueblos diferentes, que abarcan un período de mil años, armonizados y compilados en una sola narración por un padre y su hijo; Mormón y Moroni, quienes vivieron alrededor del año 400 d.C., incluyendo un relato de la visita de Jesucristo al pueblo nefita en las Américas luego de Su resurrección.

El primer artículo de evidencias externas se enfoca en lo que se ha determinado acerca del viaje de Lehi desde Jerusalén hasta el punto de la costa sur de Omán donde él y su familia partieron por mar al Nuevo Mundo.[1]

En 1976, Lynn y Hope Hilton viajaron de Arabia Saudita y el sur de Omán para intentar establecer el punto del que Lehi y su familia partieron al continente americano.[2] A raíz de ese viaje inicial, se han hecho varias incursiones no sólo para descubrir la “Abundancia” del Libro de Mormón, (ver 1 Nefi 17:5), sino también la ruta que Lehi y su familia tomaron desde Jerusalén.

S. Kent Brown ha realizado una extensa investigación, tanto por su cuenta como con un equipo de expertos de varias universidades en la antigua ruta de comercio conocida como la Ruta del Incienso––la posible ruta de Jerusalén. Estos hallazgos han sido una característica regular de Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture (Diario del Libro de Mormón y otra Escritura de la Restauración).[3]

Jerusalén

También se ha realizado bastante trabajo para conectar el relato del Libro de Mormón con lo que se conoce de Jerusalén del año 600 a.C. En el 2004, el Instituto Maxwell publicó Glimpses of Lehi’s Jerusalem (Atisbos al Jerusalén de Lehi), editado por John W. Welch, David R. Seely y JoAnn H. Seely.
Este libro intenta responder tales preguntas y vislumbrar partes de ese mundo. Mucho de esa era se perdió para siempre, por supuesto, cuando las advertencias de muchos profetas se cumplieron cuando Jerusalén fue destruida por los babilonios poco después que Lehi dejara Jerusalén. El Templo de Salomón y los muros de la ciudad fueron derribados. Los edificios fueron quemados, los tesoros fueron saqueados. La gente fue asesinada o deportada. Muchos registros fueron destruidos, y ciertas creencias religiosas fueron cambiadas o extinguidas. La mayoría de lo que sabemos acerca de estos eventos viene de relatos escritos por algunos de los sobrevivientes y están influenciados por sus ideas. La evidencia arqueológica y textual nos permite enlazar sólo una parte de esto y un poco de aquello. Sin embargo, cuidadosamente unidos entre sí, éstas instantáneas se funden en una vista útil e interesante.[4]
Valle de Lemuel

El primer punto en el relato del viaje de la familia de Lehi hacia el desierto más allá de Judea es el “Valle de Lemuel”, llamado así por Lehi:

“Y [Lehí] descendió por los contornos cerca de las riberas del Mar Rojo, y viajó por el desierto por los lados que están más próximos a este mar;… y aconteció que después de haber viajado tres días por el desierto, asentó su tienda en un valle situado a la orilla de un río de agua. … Y dijo también a Lemuel: ¡Oh, si fueras tú semejante a este valle…!” (1 Nefi 2:5-10). Después de esto se le conocía como el “Valle de Lemuel” (ver 1 Nefi 2:14, 9:1; 10:16: 16:6). S. Kent Brown, al resumir los intentos por descubrir la ubicación de este valle, determina que Wadi Tayyib al-Ism al noroeste de Arabia es un muy posible candidato:
El cañón, llamado Wadi Tayyib al-Ism, parece encajar cómodamente en la descripción de Nefi de un “valle, firme, constante e inmutable” presentando un “río, fluyendo continuamente” (1 Nefi 2:9-10). Este hallazgo se establece en el perfil debido más a que los estudios han concluido que “el Mar Rojo… se ha quedado sin un solo río que fluya. Con respecto a esto, el Mar Rojo es único”. Sólo en la costa de Yemen se encuentra arroyos durante todo el año, tal como el Wadi Hagr que desemboca al sur, pero no en el Mar Rojo.
Puede parecer que el hecho de que no desemboque actualmente en el Mar Rojo lo descartaría, pero, como Brown continúa explicando que con el pasar del tiempo la tierra se ha elevado de manera que, “existe clara evidencia geológica de que la línea de la costa del noreste de Arabia se ha estado elevando. …todos los indicadores geológicos indican la desembocadura del Wadi Tayyibg Al-Ism que yacía bajo las aguas del Mar Rojo en la antigüedad”.[5]

Nahom

Cuando Lehí y su familia, ahora aumentados por la familia de Ismael, cuyos hijos se casaron con los hijos de la familia de Lehí (ver 1 Nefi 16:7), iban bien en su viaje por el desierto, Ismael murió: “Y aconteció que murió Ismael, y fue enterrado en el lugar llamado Nahom” (1 Nefi 16:34). Nuevamente, Kent Brown resume para nosotros el significado de esta mención aparentemente insignificante,
Hugh Nibley y otros, dado que él había observado que la frase pasiva, “el lugar llamado Nahom” (énfasis añadido), denota que el nombre ya había sido dado a esa zona por los habitantes locales donde el grupo de Lehí había llegado. A diferencia del caso del “Valle de Lemuel”, Lehí, el padre, no le puso su propio nombre a este lugar. Ya había otras personas allí y el pequeño grupo tenía que hacer frente a su presencia.
En un templo Barán en Marib, la antigua capital del reino Sabeo que se encuentra a unas 70 millas al este del moderno Sana’a, la capital de Yemen”, un antiguo altar fue desenterrado y contenía la inscripción, “cierto Biathar… un Nehemita”, donó el altar al templo. [6] Esta aparición de las letras raíz *NHM (los lenguajes Semitas antiguos no tenían vocales), es un fuerte indicador de la existencia del lugar antiguo llamado Nehem en el Libro de Mormón.

Abundancia

Si se han hecho grandes esfuerzos por ubicar el Valle de Lemuel y el lugar de entierro de Ismael, aun así es pequeño en comparación con la extensión de las incursiones arqueológicas para establecer donde construyó Nefi su barco y de dónde partió el grupo hacia el Nuevo Mundo, “Y permanecimos por el espacio de muchos años, sí, ocho años en el desierto. Y llegamos a la tierra que llamamos Abundancia, a causa de sus muchos frutos y también miel silvestre” (1 Nefi 17:4-5).[7] El consenso es que en algún lado a lo largo de la costa sur de Omán (un área en épocas rica en puertos naturales y vegetación), las condiciones fueron tales que el hijo de Lehi, Nefi, pudo haber encontrado el material necesario para construir un barco. Además, las familias habrían podido vivir allí, y haber encontrado alimentos y agua adecuados, por el período de tiempo que tan inmensa empresa podría requerir.

Fuentes
  1. El Instituto Neal A. Maxwell para Becas Religiosas ha publicado varios libros que aportan algo de luz sobre los orígenes antiguos del Libro de Mormón. Por ejemplo, Daniel C. Peterson, Donald W. Parry, y John W. Welch, eds., Echoes and Evidences of the Book of Mormon (Provo, UT: FARMS, 2002). La publicación insignia del Instituto, ahora titulada Journal of Book of Mormon and Other Restoration Scripture, ha publicado varios artículos que tratan sobre evidencias internas y externas a través de los años. Hay un libro de complemento para el primero Journal of FaithDVD: Journey of Faith: From Jerusalem to the Promised Land.
  2. Ver Lynn y Hope Hilton, In Search of Lehi’s Trail (Salt Lake City: Deseret Book, 1976). Se anima al lector a abrir las versiones PDF de los artículos aquí referenciados para ver las abundantes fotografías e ilustraciones que los acompañan.
  3. Ver, por ejemplo, la discusión, “Planning the Research on Oman: The End of Lehi’s Trail,”; “The Hunt for the Valley of Lemuel,”; “New Light: Nahom and the ‘Eastward’ Turn,”. Ver también, “The Golden Road,” en elJourney of Faith libro de complemento.
  4. “Introducción,”.
  5. S. Kent Brown, “Hunt for the Valley of Lemuel.”
  6. S. Kent Brown, “‘The Place That Was Called Nahom’: New Light from Ancient Yemen,”. Una investigación en la sede del Instituto Maxwell sobre “Nehem” le dará al lector varios artículos más que confirman esta evidencia.
  7. See, for instance, Warren P. Aston, “The Arabian Bountiful Discovered? Evidence for Nephi’s Bountiful,”; Richard Wellington y George Potter, “Lehi’s Trail: From the Valley of Lemuel to Nephi’s Harbor,”; Wm. Revell Phillips, “Mughsayl: Another Candidate for Land Bountiful,”.

27 marzo 2014

Los anteojos, la piedra, el sombrero y el libro: la imagen que tiene un creyente del siglo XXI sobre la traducción del Libro de Mormón (Cuarta y última parte)

¿Cómo fue el proceso de traducción del Libro de Mormón? Un análisis a partir de algunos registros históricos sobre este acontecimiento, en los inicios de la restauración de la Iglesia (Cuarta y última parte).

Autor: Roger Nicholson.
Traductor: Antonio A. Caballero.


¿Qué instrumento usó José para traducir el Libro de Mormón?

En 1886, David Whitmer indicó que José utilizó su propia piedra clarividente para traducir todo el texto del Libro de Mormón que tenemos hoy en día. En esta entrevista, Whitmer señala que los anteojos nunca fueron devueltos a José Smith después de perder las 116 páginas y que se le proporcionó una piedra clarividente para continuar con la traducción; sin embargo, no se puede confirmar que en realidad este fuera el caso.

¿Qué pasó finalmente con la piedra clarividente de José? David Whitmer dijo: “Al terminar la traducción del Libro de Mormón antes del 6 de abril, a principios de la primavera de 1830, José le dió la piedra a Oliver Cowdery y me dijo, así como a los demás, que había terminado con ella y no volvió a usar la piedra nunca más.”[1] Más adelante la piedra fue a parar a Utah. En una ocasión, la piedra estuvo presente en la dedicación del templo de Manti. Wilford Woodruff escribió sobre aquel acontecimiento en su diario: “Antes de marchar, consagré sobre el altar la piedra clarividente que José Smith encontró por revelación, enterrada a unos 30 pies (9 metros), la cual llevó encima durante su vida.”[2] En 1956, élder Joseph Fielding Smith comentó que “ya se mencionó que el Urim y Tumim estuvo sobre el altar del templo de Manti cuando se dedicó el edificio. Sin embargo, el Urim y Tumim del que tanto se ha hablado, era la piedra clarividente que en los primeros días estaba en posesión del profeta José Smith. Actualmente la Iglesia posee la piedra clarividente.”[3] Esto quiere decir que el instrumento con el que pudo haberse traducido de forma completa o parcial el Libro de Mormón continúa estando en posesión de la Iglesia, al contrario que el Urim y Tumim “original” (los intérpretes nefitas), los cuales fueron devueltos al ángel Moroni en algún momento durante o después de la traducción.

Las referencias sobre el uso de la piedra durante la traducción del Libro de Mormón no están confinadas al siglo XIX. Ya hemos podido ver una mención de la misma en la revista “Friend” de septiembre de 1974 y en la cita del élder Russell M. Nelson sobre la descripción de David Whitmer de la piedra y el sombrero en la Liahona de julio 1993. Estos no son los únicos ejemplos. Élder Neal A. Maxwell citó a Martin Harris en la Liahona de enero de 1997, señalando que “Martin Harris habló de la piedra clarividente: “Aparecían frases y eran leídas por el profeta y escritas por Martin.””[4] En 1988, élder Maxwell también mencionó “el sombrero usado por José Smith, que según consta protegía de la luz, durante una parte de la traducción del Libro de Mormón.”[5] En la Liahona de enero de 1988, el director de área del Sistema Educativo de la Iglesia Kenneth Godfrey mencionó que “la traducción involucró vista, poder, traducción de caracteres, el Urim y Tumim o una piedra clarividente, estudio y oración.”[6] El profesor Richard Lloyd Anderson de la Universidad de Brigham Young, en la Liahona de septiembre de 1977, cita a David Whitmer diciendo que “José Smith ponía la piedra clarividente dentro del sombrero e introducía su rostro en el sombrero, ajustandolo muy bien por toda su cara para no dejar pasar la luz.”[7]

Elder Dallin H. Oaks aclaró que “debería de reconocerse que herramientas tales como el Urim y Tumim, la Liahona, las piedras clarividentes y otros objetos, se han usado según convenía en épocas bíblicas, del Libro de Mormón y en tiempos modernos por aquellos quienes tenían el don y autoridad de obtener revelación de Dios vinculados a su uso.”[8]

Los primeros miembros de la iglesia sabían que José recibía revelación por medio del Urim y Tumim, los cuales pudieron ser tanto los intérpretes nefitas como la piedra clarividente. Doctrina y Convenios 28 declara que “Hiram Page, miembro de la Iglesia, tenía cierta piedra y profesaba estar recibiendo, con ayuda de ésta, revelaciones concernientes a la edificación de Sión y el orden de la Iglesia. Estas afirmaciones habían engañado a varios miembros y habían influido erróneamente incluso en Oliver Cowdery.”[9] El hecho de que “habían influido erróneamente aún en Oliver”, indica claramente que Oliver sabía bastante bien que el Urim y Tumim no se limitaba a un sólo instrumento. La solución a esta situación involucró al Señor aclarando que, “nadie será nombrado para recibir mandamientos y revelaciones en esta Iglesia sino mi siervo José Smith, hijo, porque los recibe así como Moisés” (DyC 28:2). La piedra de Page fue destruida y cualquier revelación que recibió por medio de ella fue rechazada. El problema no fue el hecho de que Hiram Page estaba usando una piedra diferente al Urim y Tumim de José para recibir revelación, sino el hecho de que no estaba autorizado a recibir revelación en nombre de la Iglesia.

La piedra y el sombrero se pierden en la historia

Ya sabemos que José Smith era reacio a describir detalladamente el proceso de traducción. El profesor de la Universidad de Brigham Young Stephen Ricks siente que “la reticencia de José estaba probablemente justificada y puede que se debiera al excesivo interés que algunos de los primeros Santos mostraron hacia la piedra clarividente o las reacciones negativas y en ocasiones amargas con las que se encontró cuando compartió algunas de sus sagradas experiencias con otros.”[10] De hecho, José nunca comentó los detalles concerniente al instrumento que utilizó tanto para traducir el Libro de Mormón como para recibir revelación. José simplemente contó a las personas que recibía sus primeras revelaciones por medio del “Urim y Tumim.”

Durante la década de 1930, el Dr. Francis Kirkham se empeñó en “reunir y evaluar todos los artículos de los periódicos que pudiera encontrar sobre el Libro de Mormón.”[11] Muchos de estos artículos se obtuvieron de colecciones de periódicos localizados en la zona de Nueva York y recientemente se han puesto a disposición en una base de datos por internet administrada por el “Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship.”[12]

Como hemos podido ver, muchos de estos artículos periodísticos hacen referencia al uso de unos anteojos o una piedra junto con un sombrero, en concordancia con las últimas declaraciones de Martin Harris y David Whitmer. En la revista “Improvement Era” de octubre de 1939, Kirkham citó las declaraciones de Martin Harris y David Whitmer sobre la piedra y el sombrero. Sin embargo, Kirkham, no aceptó las declaraciones de los testigos presenciales que aseguraban que José realmente usó una piedra clarividente durante la traducción del Libro de Mormón, determinando que “las declaraciones de estos dos hombres se deben a la predisposición de la edad avanzada por evocar aquellos desvanecedores e inciertos recuerdos para avivar los detalles de hechos que para ellos seguían vivos y ecuánimes.”[13] En su libro de 1951 “A New Witness For Christ in America”, Kirkham creyó que “era posible que para el profeta no fuera oportuno intentar explicar cómo se tradujo, puesto que los que le oyeran no tendrían la capacidad de entender. Al parecer, en aquella época, era suficiente para ellos el saber que la traducción se llevó a cabo por medio del don y poder de Dios.”[14] Kirkham continúa diciendo que, “después de unos 40 años, tanto David Whitmer como Martin Harris intentaron revelar el método de traducción. Evidentemente el profeta no les había contado cómo lo hizo.”[15] A pesar del hecho de que algunos aspectos de las historias de Harris y Whitmer concuerdan entre ellas, Kirkham simplemente se rehúsa a aceptar la idea de que las declaraciones puedan basarse en la verdad.

Libro de 1951 “A New Witness For Christ in America”

En 1956, élder Joseph Fielding Smith sabía de la piedra clarividente, pero no creía que José llegase a usarla durante la traducción del Libro de Mormón.
NO SE USÓ UNA PIEDRA CLARIVIDENTE DURANTE LA TRADUCCIÓN DEL LIBRO DE MORMÓN. Desde los tiempos del profeta se nos ha enseñado que el Urim y Tumim fué devuelto, junto con las planchas, al ángel. No tenemos ningún documento que diga que el profeta tenía el Urim y Tumim después de la organización de la Iglesia. Cualquier declaración sobre traducciones hechas por medio del Urim y Tumim después de esa fecha son evidentemente erróneas.[16]
Al igual que Kirkham, Joseph Fielding Smith simplemente rehúsa a aceptar que tengan alguna validez las declaraciones que digan que José hubiera utilizado su piedra clarividente con el propósito de traducir. Bajo su punto de vista, dichas declaraciones eran simplemente erróneas.

Durante el siglo XX, el relato que decía que José traducía detrás de una cortina mientras que usaba como Urim y Tumim los intérpretes nefitas continuaba firmemente asentado y generalmente sin respuesta por parte de los miembros de la Iglesia. Sin embargo, los eruditos Santos de los Últimos Días continuaron investigando las historias que cuentan el uso por parte de José de una piedra clarividente. Dichas referencias nunca llegaron al currículo de la Iglesia ni al conocimiento general de sus miembros. Si eras un estudioso, entonces sabías que José usó una piedra clarividente, si eras un miembro con nociones básicas de la historia de la Iglesia, sabías que José usó los intérpretes nefitas. Las discusiones relativas al uso de las “piedras clarividentes” o la práctica de la “búsqueda del tesoro” por parte de José se mantenían principalmente dentro del ámbito de los eruditos SUD. Mientras Leonard J. Arrington ocupaba el cargo de Historiador de la Iglesia, entre 1972 y 1982, se realizaron algunos intentos para hacer que ciertos elementos de la historia de los Santos de los Últimos Días fueran más accesibles para cualquier miembro. Un libro de 1976, “The Story of the Latter-day Saints” por James B. Allen y Glen M. Leonard, citaba de forma muy directa cómo consiguió José su piedra clarividente y su uso en la traducción del Libro de Mormón.
Alrededor del año 1822, antes de recibir su primera visita del ángel Moroni, José se encontraba cavando un pozo con Willard Chase, no muy lejos de la residencia Smith, y descubrió una piedra suave y oscura, con un tamaño similar al de un huevo, la cual llamó piedra clarividente. Más adelante la usó como ayuda en la traducción del Libro de Mormón y también para recibir ciertas revelaciones.[17]
La visión entre los miembros de la Iglesia con respecto a este asunto empezó a cambiar de manera significativa a principios de la década de 1980 debido a un inesperado y trágico evento: la exposición de las falsificaciones de Mark Hofmann. De repente, los periódicos estaban hablando sobre salamandras y guardianes de tesoros asociados con algunos de los eventos fundadores de la Iglesia.

Mark Hofmann era un miembro de la Iglesia que a principios de la década de 1980 se dedicó a la adquisición y venta de documentos históricos. Parece ser que tenía la habilidad de adquirir documentos perdidos que eran mencionados en otros registros relacionados con la historia de la Iglesia. Por ejemplo: Hofmann proclamaba que había localizado una bendición en la que presuntamente se prometía a José Smith III que se convertiría en el siguiente profeta de la Iglesia. Hofmann también produjo lo que él llamaba “el escrito Anthon”, el cual se identifica con una descripción del documento ofrecida por el propio Charles Anthon. El documento más famoso de la colección de falsificaciones de Hofmann era “la carta salamandra”, la cual fue supuestamente escrita por Martin Harris. Los documentos de Hofmann estaban tan bien confeccionados que engañaron a varios expertos en la materia y fueron considerados genuinos durante un período de tiempo. Durante ese mismo tiempo, se produjo una nueva oleada de documentos históricos SUD, haciendo saber los aspectos “mágicos” destacados en “la carta salamandra”. También se esforzó por conciliar e integrar la información nueva con los registros existentes.[18]

Algunos de los documentos de Hofmann se basaron en las declaraciones existentes de los testigos que hablaban sobre la búsqueda de tesoros, y hasta cierto punto, en conceptos amplificados conocidos por los historiadores. Cuando las falsificaciones salieron a la luz, se hizo necesario volver a estudiar todo lo que fue escrito para sustentar los documentos que perdieron su credibilidad.[19] Aunque las falsificaciones de Hofmann se volvieron irrelevantes, las declaraciones legítimas en las que se basaban empezaron a conocerse entre la membresía de la Iglesia. La temprana implicación en la búsqueda de tesoros por parte de José, más allá de todo lo que se haya documentado en las publicaciones de la Iglesia referente a sus esfuerzos junto con Josiah Stowell, se volvió más conocida. Élder Dallin Oaks resaltó que de ninguna manera todo eso desmerece el alzamiento de José como el profeta de la restauración.
Algunas fuentes cercanas a José Smith declaran que en su juventud, durante su inmadurez espiritual antes de que se le confiaran las planchas del Libro de Mormón, a veces usaba una piedra para buscar tesoros. Sea verdad o no, tenemos que recordar que ningún profeta está libre de las flaquezas humanas, especialmente antes de ser llamado a consagrar su vida a la obra del Señor. Paso a paso, el joven José Smith amplió su fe y entendimiento y maduró sus dones espirituales hasta que se levantó alto y con poder como el profeta de la restauración.[20]
El proceso de traducción fue espiritual, no mecánico

La traducción del Libro de Mormón fue un proceso espiritual, no mecánico. La interacción entre vidente y piedra clarividente es fascinante desde un punto de vista histórico, pero no es el aspecto más importante del proceso. Debemos recordar que José recalcó que el aspecto más importante de la traducción era el hecho de que se llevó a cabo por medio del don y poder de Dios. Los medios concretos por los cuales el Señor cumplió con ese propósito son principalmente de un interés histórico y no edifican la fe. En un principio José recibió revelación por medio del Urim y Tumim (ya fueren los anteojos o la piedra), pero al final aprendió que no necesitaba una ayuda física para actuar como profeta y vidente. Una de las lecciones más importantes que aprendió José durante este proceso fue que el uso de estos instrumentos requerían de él fe y humildad, para conocer la voluntad del Señor. David Whitmer detalla lo siguiente:
A veces, cuando el hermano José intentaba traducir, miraba dentro del sombrero, donde estaba la piedra, se daba cuenta de que estaba espiritualmente ciego y que no podía traducir. Nos decía que su mente se ofuscaba demasiado a causa de las cosas terrenales y que varios motivos le hacían incapaz de proceder con la traducción. Cuando se encontraba en esa situación, se iba a orar, y cuando conseguía ser lo suficientemente humilde delante de Dios, entonces seguía con la traducción. Ahora podemos ver cuán estricto es el Señor, y como requiere que el corazón del hombre sea justo, delante de Él, antes de recibir revelación.[21]
Al final José se dió cuenta de que su habilidad para comunicarse con el Señor no dependía de un objeto sagrado, sino del uso de su fe y humildad. Espiritualmente superó la necesidad de usar los intérpretes nefitas o la piedra clarividente, estableciendo así la base por la cual toda persona tiene la promesa de recibir revelación personal. Los objetos usados para guiarle a esa conclusión finalmente se convirtieron en irrelevantes en comparación con la lección aprendida.

Mirando el proceso de traducción desde una perspectiva del siglo XXI

El testimonio de los testigos a perdurado a través del tiempo
Sigue siendo conveniente conciliar las diferentes declaraciones que hablan de la traducción para entender cómo algunos consideraron que varios aspectos del proceso eran contradictorios. Desde la perspectiva de este creyente, la historia de la traducción del Libro de Mormón parece haber tomado el siguiente camino:
  • José Smith recibió del ángel Moroni las planchas y los intérpretes nefitas.
  • José empezó el proceso de traducción usando los intérpretes nefitas, con Martin Harris como escriba. Una cortina separaba al traductor del escriba, para evitar que se vieran las planchas y los intérpretes nefitas.
  • Es posible que José colocara los intérpretes nefitas dentro de un sombrero para ocultarlos de la luz, del mismo modo que cuando utilizaba su propia piedra clarividente.
  • De vez en cuando es posible que José pasara a usar su propia piedra clarividente, la cual ponía dentro del sombrero. En una de las ocasiones Martin cambió la piedra, algo que nunca se hubiera atrevido a hacer si José hubiera estado utilizando los intérpretes nefitas.
  • Después de finalizar y posteriormente de perder las 116 páginas de manuscrito, el ángel Moroni se llevó las planchas y los intérpretes nefitas.
  • Cuando pasó el tiempo necesario de arrepentimiento, las planchas fueron devueltas a José junto con los intérpretes nefitas.
  • José empezó a traducir usando una de dos, los intérpretes nefitas o su piedra clarividente, en ambos casos se introducían dentro del sombrero. Los testigos no siempre tenían la posibilidad de determinar qué instrumento estaba utilizando, aunque el hecho de que Martin cambiase la piedra para poner a prueba a José, indica que la piedra clarividente se utilizó en algún momento. Esta parte del proceso de traducción transcurrió ante la mirada de las personas cercanas a José, incluyendo a su escriba Oliver Cowdery. No había ninguna cortina durante esa fase del proceso de traducción.
  • El proceso de traducción en el que se usó una piedra y un sombrero fue observado por David Whitmer, Martin Harris, Oliver Cowdery y Emma Smith, quienes muchos años después, casi al final de sus vidas, compartieron con la prensa lo que observaron.
  • Tan sólo tres años después de la publicación del Libro de Mormón, el término Urim y Tumim se convirtió en definición tanto de intérpretes nefitas como de piedra clarividente. Para los primeros santos eran esencialmente el mismo instrumento utilizándose para el mismo propósito.
  • Como consecuencia, se acabó pensando que el término Urim y Tumim sólo se refería a los intérpretes nefitas y el uso de la piedra clarividente y el sombrero fue expulsado de la historia. La falta de necesidad de usar una cortina para separar al traductor del escriba también se perdió en la historia. El proceso de traducción fue representado por la literatura y el material gráfico como en su primera mención: Los intérpretes nefitas y las planchas separadas por una cortina.
  • Durante gran parte del siglo XX, se descartaron con escepticismo las declaraciones que decían que durante la traducción se usaron la piedra y el sombrero.
  • En parte por culpa de las falsificaciones de Mark Hofmann, nuevas publicaciones hicieron llegar al público documentos relacionados con el uso de la piedra y el sombrero.
  • Con la llegada de Internet, muchos documentos relacionados con el proceso de traducción estaban al alcance de cualquier miembro de la iglesia, una vez más se destacaba el uso de la piedra y el sombrero. Las alusiones a estos objetos llegaron a los medios comunes de comunicación. La presencia de esta información hacía pensar que la historia con la que estamos familiarizados en la Iglesia es contradictoria con aquella proporcionada por testigos presenciales como Martin Harris, David Whitmer y Emma Smith.
  • La Iglesia empezó a esforzarse por facilitar el acceso a documentos originales, tales como “The Joseph Smith Papers” (los papeles de José Smith) e incluso apoyando estos antiguos documentos.

Las aparentes contradicciones entre los registros sobre la traducción en realidad no son contradicciones sino que principalmente son el resultado del menosprecio o incluso obviedad de ciertos elementos del proceso de traducción durante ciertas épocas del último siglo y medio. El uso de los intérpretes nefitas como Urim y Tumim, el uso de la piedra clarividente como Urim y Tumim y el uso del sombrero con ambos instrumentos, así como la aparición y desaparición de la cortina, encajan en los escenarios de varias etapas del proceso.

Conclusión

Hoy en día cualquier miembro tiene acceso a una gran cantidad de información concerniente al proceso de traducción del Libro de Mormón. Internet ha permitido que cientos de documentos estén al alcance de cualquier persona interesada en verlos, en vez de restringirlos exclusivamente a los eruditos que toman de su tiempo para acceder a los archivos. El proyecto “The Joseph Smith Papers” beneficia a los historiadores e investigadores que desean ver y examinar los documentos originales asociados con la restauración. Un nuevo producto significativo que procede de este esfuerzo es la página de Internet “Church History” (historia de la Iglesia) history.lds.org, la cual contiene “Revelations in Context” (revelaciones dentro de contexto).[22] En esta página, la Iglesia ofrece detalles sin precedentes concerniente a la producción y evolución de las revelaciones recibidas por parte del profeta José Smith.

Con respecto a los procedimientos específicos que se llevaron a cabo durante la traducción, el libro de Brant A. Gardner de 2011 llamado “The Gift and the Power: Translating the Book of Mormon”, ofrece un análisis detallado del proceso.

El uso de la piedra clarividente no debería sorprender demasiado a ningún Santo de los Últimos Días que acepte que José recibió un conjunto de piedras sagradas consagradas para recibir revelación y traducción. Después de todo, ¿qué diferencia concreta hay en usar una piedra clarividente de otra? Uno puede suponer que José continuara usando los intérpretes nefitas, puesto que eran los instrumentos que estaban específicamente consagrados para traducir. Sin embargo, es totalmente razonable suponer que Dios pudiera consagrar cualquier otro instrumento que hubiera deseado que también sirviera para el mismo propósito.

A partir de los registros contemporáneos está claro que el objeto que se colocaba dentro del sombrero podría ser tanto la piedra clarividente como los anteojos. Ambos fueron denominados “Urim y Tumim” por los primeros Santos de los Últimos Días. Por lo tanto se podría decir sin temor, dejando a un lado que instrumento hubiera usando realmente José en cualquier momento en particular, que verdaderamente tradujo el Libro de Mormón por completo usando el Urim y Tumim.

La cuestión principal que parece preocupar a algunas personas es la idea de que José tradujera a simple vista, delante de otras personas, colocando el instrumento de traducción dentro de un sombrero y dictando el texto sin tener que observar directamente las planchas. ¿Por qué el Señor permitiría a José alterar el modo de traducir? La edición de 1830 del Libro de Mormón contiene más de 580 páginas, las cuales fueron dictadas sin repeticiones a una velocidad de siete a once páginas y media por día.[23] Éste es un logro significativo, independientemente del método concreto utilizado durante la traducción. Una conclusión razonable sería que al permitir que José dictara todo el texto del Libro de Mormón ante la atenta mirada de testigos evitando que se ocultara el proceso en cualquier sentido, podría fortalecer significativamente la opinión de que verdaderamente José estaba recibiendo revelación en vez de consultar otros materiales.

Por último, ¿qué pasó con las planchas? Si José realmente no necesitaba mirarlas directamente durante la traducción, ¿para qué servían entonces? Hay que recordar que el Urim y Tumim era un instrumento de revelación. Esto significa que más que “traducir” las planchas en un sentido tradicional, José recibía revelación que le inspiraba el conocimiento de lo que había escrito en ellas. Posteriormente dictaba con sus propias palabras aquellos conceptos.[24] Por lo tanto, el Libro de Mormón constituye la revelación más grande y extensa de José. A pesar de todo las planchas tuvieron un propósito importante. Los tres testigos y los ocho testigos confirmaron que el registro nefita realmente existía y testificaron de ello al mundo, incluso después de que algunos de ellos dejaran la Iglesia. El testimonio de los testigos ha perdurado a pesar de los intentos de desacreditarlo. El hecho de que las planchas existieran y que José tuviera que esforzarse mucho para recuperarlas y protegerlas, ayudaron a formar el carácter del profeta durante los cruciales primeros años. La existencia literal de un conjunto de planchas dejó muy claro que la declaración de José era una historia real: un pueblo antiguo genuino aprendió sobre Cristo y verdaderamente habían visto al Señor resucitado. La revelación de José no era una novela romántica, ni tampoco ficción religiosa.

Un análisis del método de traducción bajo el foco de la información que hay disponible hoy en día, no debería usarse como cimiento de la fe, ni tampoco debería contribuir a la destrucción de la fe de uno mismo. Simplemente es historia y como tal, ofrece un entendimiento más rico y profundo de lo que en realidad ocurrió, así como un complemento de las piezas que aparentemente faltan en el relato que conocemos. Élder Neal A. Maxwell ofrece un sabio consejo para no volverse demasiado obsesionado con el cómo fue, en vez de en el resultado de la traducción:
Hoy en día miramos más allá de la línea, es decir, estamos más interesados en las dimensiones físicas de la cruz que en lo que Jesús consiguió en ella, o pasamos por alto las palabras de Alma sobre la fe porque estamos demasiado fascinados con el sombrero para ocultarse de la luz que usó José Smith durante parte de la traducción del Libro de Mormón. El rechazar la esencia al fijarnos en el proceso es otra forma insumisa de mirar más allá de la línea.[25][26]
Fuentes
  1. Whitmer, An Address, 32. Que José Smith declaró que ya no necesitaba la piedra clarividente para recibir revelación fue una de las causa que propició la desilusión final de Whitmer con José.
  2. Wilford Woodruff’s journal, 18 de mayo de 1888, citado en “Temples to Dot the Earth” de Richard O. Cowan (Springville, UT: Cedar Fort, 1997).
  3. “Doctrines of Salvation” de Joseph Fielding Smith (Salt Lake City: Bookcraft, 1956), 3:225.
  4. Neal A. Maxwell, “‘By the Gift and Power of God’,” revista Ensign de enero de 1997, 36. http://www.lds.org/ensign/1997/01/by-the-gift-and-power-of-god.
  5. Neal A. Maxwell, Not My Will, But Thine (Salt Lake City: Bookcraft, 1988), 26.
  6. Kenneth W. Godfrey, “A New Prophet and a New Scripture: The Coming Forth of the Book of Mormon,” revista Ensign de enero de 1988. http://www.lds.org/ensign/1988/01/a-new-prophet-and-a-new-scripture-the-coming-forth-of-the-book-of-mormon.
  7. Anderson, “By the Gift and Power,” 79.
  8. Dallin H. Oaks, “Recent Events Involving Church History and Forged Documents,” revista Ensign de octubre de 1987, 63. http://www.lds.org/ensign/1987/10/recent-events-involving-church-history-and-forged-documents.
  9. Encabezamiento de Doctrina y Convenios 28.
  10. Stephen D. Ricks, Joseph Smith’s Translation of the Book of Mormon (Provo, UT: Maxwell Institute, n.d.), http://maxwellinstitute.byu.edu/publications/transcripts/?id=10
  11. Keith W. Perkins, “Francis W. Kirkham: A ‘New Witness’ for the Book of Mormon,” revista Ensign de julio de 1984. https://www.lds.org/ensign/1984/07/francis-w-kirkham-a-new-witness-for-the-book-of-mormon.
  12. Este esfuerzo por parte de “the Maxwell Institute” se denominó the “Kirkham Project.” Véase “Early Book of Mormon Writings Now Online,” Insights 30:2 (Provo, UT: Maxwell Institute), en el que resalta que “durante más de 10 años Matthew Roper, académico de investigación en el Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship y encargado del proyecto, ha estado coleccionando esta bibliografía. La colección se basa en los primeros esfuerzos de Francis W. Kirkham, un educador de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Según Roper, durante los años de 1930 Kirkham empezó a coleccionar extraños periódicos relacionados con los inicios de la historia SUD. Subsecuentemente algunos investigadores e historiadores descubrieron varios objetos adicionales, los cuales han sido todos incluidos en esta nueva colección.”
  13. Francis W. Kirkham, “The Manner of Translating the Book of Mormon,”revista Improvement Era, octubre de 1939, 632.
  14. Francis W. Kirkham, A New Witness for Christ in America (Independence, MO: Press of Zion’s Printing and Publishing Co., 1951), 194.
  15. Kirkham, A New Witness, 196.
  16. Smith, Doctrines of Salvation, 3:225. Emphasis in original.
  17. James. B. Allen and Glen M. Leonard, The Story of the Latter-day Saints, 2nd ed., rev. and enl. (Salt Lake City: Deseret Book, 1992), 40–41.
  18. A list of known Hofmann forgeries related to Church history appeared in “Fraudulent Documents from Forger Mark Hofmann Noted,” revista Ensign de octubre de 1987.
  19. Richard Lloyd Anderson, “The Alvin Smith Story: Fact and Fiction,” revista Ensign de agosto de 1987. Anderson declara que “los intentos por reponer los cimientos de la Iglesia en base a  los documentos relacionados con Mark Hofmann ahora están obsoletos, puesto que fue declarado culpable en un juicio público por vender documentos falsos. Por consiguiente, los relatos revisados basados en estos documentos, ahora deben volverse a revisar.”
  20. Oaks, “Recent Events.”
  21. Whitmer, An Address to All Believers, 30.
  22. Revelations in Context. https://history.lds.org/series/doctrine-and-covenants-revelations-in-context?lang=eng#/date/10/1.
  23. John W. Welch and Tim Rathbone, “How Long Did It Take to Translate the Book of Mormon?” (Provo, UT: Maxwell Institute).http://maxwellinstitute.byu.edu/publications/books/?bookid=71&chapid=767.
  24. Hay varias formas de pensar entre los estudiosos del Libro de Mormón en relación a si el texto del Libro de Mormón representa una “vaga traducción” o una “traducción precisa” del significado de los caracteres de las planchas. Dicho esto, yo no soy un académico, no es mi intención extraer ninguna conclusión sobre los aspectos  de la traducción. Simplemente afirmar que se hubo algún tipo de revelación.
  25. Maxwell, Not My Will, 26.
  26. Artículo orignial: http://www.mormoninterpreter.com/the-spectacles-the-stone-the-hat-and-the-book-a-twenty-first-century-believers-view-of-the-book-of-mormon-translation/

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