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05 febrero 2010

Los reyes divinos en Mesoamérica y el Libro de Mormón

Las tradiciones Mesoamericanas se reflejan increiblemente en el Libro de Mormón, como lo demuestra este video.


01 agosto 2009

Cataclismos en El Libro de Mormón

La gran catástrofe: Vulcanismo en las tierras del Libro de Mormón.


Fuente: http://www.jefflindsay.com/BMEvidences.shtml.
Traducción : Marco Royo.



El Libro de Mormón en 3 Nefi describe un gran desastre que se extiende sobre las tierras descritas en el Libro de Mormón en el momento en que Cristo fue crucificado en el Viejo Continente. Esta destrucción derroca a los gobernadores malignos y estremence una sociedad que se ha vuelto inicua, a pesar de que hay algunos justos en su seno. 

Se describe la destrucción, mencionado grandes tormentas, terremotos, y levantamientos y hundimientos de la tierra. Una violenta tormenta trajo viento violento y torbellinos, acompañados de truenos, rayos y relámpagos sin precedentes. Se cambió la faz de la tierra y lo que fue roca sólida se quebró en algunos lugares. La violenta actividad duró unas tres horas, aunque pareciera más largo para algunos. 

Después, se presentaron las tinieblas que se podían sentir. El vapor de humo y tinieblas asfixiaron o sofocaron a algunos, y el espeso "vapor de tinieblas" impidió ver los incendios que se mantuvieron encendidos durante tres días. Se habían destruido muchas ciudades por incendios (se nombran seis ciudades incendiadas), por hundirse en el océano la ciudad de Moroni, cerca de la costa, por ser cubierta por la tierra, o, en el caso de Jerusalén, que fue cubierta por las "aguas". (Algunas ciudades permanecieron, y los puntos geográficos de referencia no cambiaron, por lo que la gran deformación de la tierra fue en gran manera superficial.)



Los detalles sobre la destrucción tienen excelente sentido si la actividad volcánica estuvo presente. La ceniza volcánica y los vapores pueden resultar en vapores espesos, tangibles y húmedos que pueden matar a la gente, ocultar la luz durante días y opacar la luminosidad de los incendios. (Los que experimentaron la erupción del volcán Santa Elena en los Estados Unidos saben algo de esto.) La fuerte actividad volcánica puede también acompañarse de actividad sísmica y cambios en la tierra por el flujo de la lava, los depósitos de cenizas, corrimientos de tierras o torrentes de lodo, y el levantamiento y hundimiento de porciones de tierra, y cambios en el nivel de las aguas de los lagos cercanos. José Smith nunca contempló una erupción volcánica, pero la descripción del Libro de Mormón es notablemente consistente con el conocimiento moderno de la actividad volcánica.

Dado que el Libro de Mormón parece describir actividad volcánica de alrededor del año 33 de nuestra era, tenemos un detalle físico importante y fácilmente verificado de gran valor en evaluar los méritos de cualquier geografía para el Libro de Mormón: el Libro de Mormón--si es historia verdadera--tuvo lugar en una región donde la mayor actividad volcánica ocurrió alrededor del 33 de nuestra era. ¿Existe algún lugar en este continente (América) donde algo como la destrucción mencionada en el Libro de Mormón pudiera haber ocurrido? La respuesta es SÍ.

No sólo hay un lugar en América donde probablemente la actividad volcánica y sísmica ocurriría cerca del tiempo específico en el Libro de Mormón, sino que ocurrió en el único lugar plausible para el Libro de Mormón, basándose en otras muchas consideraciones: Mesoamérica. Los flujos de lava más importantes se han datado en esa área alrededor del año 75 de nuestra era, 50 años arriba o abajo (un erudito no SUD, Payson Sheets, dijo que aconteció "aproximadamente del tiempo de Cristo"), haciendo el relato del Libro de Mormón completamente plausible. Algunos de los flujos de lava de ese tiempo enterraron ciudades mesoamericanas, tales como la ciudad de Cuicuilco en el Valle de México (véase Sorenson, p. 320, para la foto). En el área de Chiapas, que pudo ser la tierra de Zarahemla, según John Sorenson An Ancient American Setting for the Book of Mormon), se incendiaron importantes edificios en los centros de Santa
Rosa y Chiapa de Corzo, alrededor del 50 de nuestra era (Sorenson, p. 128).

Sorenson escribe sobre la plausibilidad de la gran catástrofe en términos de un asentamiento mesoamericano (Sorenson, pp. 320-322):

Estos hechos en el Libro de Mormón establecerían la escena mesoamericana. Los mismos tipos de fuerzas destructivas en marcha en el relato de 3 Nefi serían familiares en el sur de México y sus alrededores. Después de todo, sería la intensidad de la catástrofe lo que impresionaría al registrador nefita, no la novedad del fenómeno (3 Nefi 8:5, 7). Todas esas clases de destrucción evidentemente han acontecido con anterioridad en la tierra, pero nunca con efecto tan terrorífico. No es de sorprender que las clases de fuerzas naturales que se desataron en esas tres horas fatídicas concuerden con el escenario mesoamericano.

Ese área se extiende en una zona de intensa actividad sísmica: el borde de la placa del Pacífico, a la vez que periódicos temblores de tierra intensos forman parte de la vida [Manuel Maldonado-Koerdell, "Geohistory and Paleogeography of Middle America" Handbook of Middle American Indians, ed. Robert Wauchope, Austin: University of Texas Press, Vol. 1, 1964, pp. 22-26; Robert C. West, "Surface Configuration and Associated Geology of Middle America" ibid., pp. 42-58, 75-78]. Volcanes se extienden a lo largo de esta particular zona de inestabilidad desde México a Nicaragua. Muchos de ellos han sido activos en tiempos históricos [Felix W. McBryde, Cultural and Historical Geography of Southwest Guatemala, Smithsonian Institution, Institute of Social Anthropology, Publications, Vol. 4, 1947, p. 6]. Antigua, la antigua capital de Guatemala, fue completamente destruida por un terremoto en 1773 y de nuevo con violencia en 1917. 

El gran daño realizado en Guatemala en 1976 por otra serie de terremotos es típico. Tradiciones y la presencia de jeroglíficos que significan terremotos, demuestran el profundo efecto que tuvieron en los pueblos precolombinos [Maldonado-Koerdell, Geohistory, p. 26].

La erupción del volcán Conseguina en Nicaragua en 1835 da pistas del terror y destrucción que resultó del poderoso desastre en tiempo de Cristo. Se elevó primero una densa nube encima del cono, y en un par de horas "envolvió todo en la mayor oscuridad, por lo que los objetos más cercanos eran imperceptibles". Animales salvajes espoleados por el miedo se toparon con asentamientos, lo que aumentó el terror. A continuación llegaron los terremotos, "permanente ondulación". LA ceniza volcánica empezó a caer como "pólvora fina".

Los truenos y los relámpagos "continuaron durante toda la noche y el día siguiente". El polvo lanzado a la atmósfera se combinó con el calor del volcán para provocar los torbellinos. Un poco después el peor temblor del sismo fue lo suficientemente fuerte para arrojar a la gente al suelo. Vino de nuevo la oscuridad, en esta ocasión de una duración de 43 horas[Payson D. Sheets, "An Ancient Natural Disaster" Expedition, 13 (Fall 1971): 27]. Estas condiciones, multiplicadas en intensidad y territorrio, suenan muy paerecido a 3 Nefi.

En el capítulo 3, se cita a literatura científica que reporta evidencia de volcanismo en el tiempo de Cristo. Probablemente la más espectacular aconteció en El Salvador. El arqueólogo y geólogo Payson Sheets ha trabajado para aclarar la fecha y extensión de la erupción "hacia el tiempo de Cristo". El volcán devastó una extensión de 7.800 kilómetros cuadrados, la ceniza ha sepultado población sobre población hasta una profundidad de unos 15 metros.

Sorenson continúa explicando con amplia documentación cuántos más relatos recientes de actividad volcánica en América Central y sur de México son también consistentes con las descripciones del Libro de Mormón de grandes truenos, torbellinos provocados por erupción volcánica, asociada con coladas de lodo, depósitos de ceniza, etc. Es de especial interés el destino de la ciudad de Jerusalén (la ciudad nefita(, donde Sorenson en su análisis lo sitúa en Guatemala a orillas del lago Atitlán. Sorenson escribe:

El nivel de este lago ha fluctuado unos trece metros debido a los movimientos subterráneos en el material volcánico que obstaculiza su salida, según los geólogos [McBryde, Cultural and Historical Geography, pp. 132, 168, 179-80; Samuel K. Lothrop, in Atitlan, Carnegie Institution of Washington, Papers, 444 (1933), p. 83, informaron potsherds arrastrados por el agua desde el lugar de Chuitinamit muy por encima del nivel de las aguas de ese tiempo; que sólo se pueden explicar por grandes fluctuaciones].

Los terremotos y las erupciones volcánicas pudieron haber removido el fondo del lago para hacer que el agua "ocupara el lugar" de Jerusalén (3 Nefi 9:7). La cercana tierra o valle de Middoni, probablemente hoy el lugar de Antigua, la capital de Guatemala, se ha visto convulsionada violentamente muchas veces [Maldonado-Koerdell, Geohistory, pp. 25-26]. Todo el sistema de fallas y de conos volcánicos que se extienden por las tierras altas de El Salvador, Guatemala, y Chiapas [Robert C. West and John P. Augelli, Middle America: Its Lands and Peoples, 2nd ed. (Englewood Cliffs, New Jersey: Prentice-Hall, 1976), p. 35] debió haberse involucrado simultáneamente para crear el vasto caos descrito en la escritura. 

Otra zona propensa a terremotos y erupciones volcánicas se sitúa al norte de México en los estados de Veracruz, Oaxaca, Puebla, y México. (Sorenson, pp. 322-323)

Sorenson concluye (p. 323):

Indudablemente los tipos de fuerzas naturales que produjeron la devastación relatada en 3 Nefi son típicamente caracterísiticos de Mesoamérica. Nada sorprende en el relato excepto la magnitud, que fue sin precedentes. Nuestras fuentes arqueológicas, entretanto, nos suministra algunas pistas que un desastre monumental de hecho hubo en el tiempo de Cristo. A medida que pase el tiempo, podemos aprender más de ello.

Otro buen artículo de la evidencia volcánica del libro de Mormón se encuentra disponible online en FARMS escrito por Matthew Roper, "Unanswered Mormon Scholars" FARMS Review of Books, Vol. 9, No. 1, 1997, pp. 87-145. Una parte de este extenso artículo se refiere a los volcanes que se encuentra en las páginas 112-114, del cual se tomó el siguiente fragmento:

M. T. Lamb [un prominente autor anti-mormón mencionado por los Tanner] llamó al desastre descrito en 3 Nefi 8 - 9 uno de los relatos más "estúpidos y físicamente imposibles" jamás descritos.57 La reciente erudición del Libro de Mormón, sin embargo, sugiere que todos los elementos de este suceso se pueden explicar razonablemente en el contexto de un antiguo desastre volcánico en Mesoamérica.58

Bruce Warren ha analizado la evidencia de actividad volcánica en Mesoamérica por el tiempo de Cristo.59 La arqueología suministra evidencia para tal actividad volcánica en el valle de México, donde se creee que el volcán Xitle antiguamente, cubriendo gran parte de la parte sur del valle.60 Cummings, el arqueólogo que originariamente excavó en Cuicuilco, creyó que el Xitle entró en erupción hacia el 2860 antes de Cristo.61 Basándose sobre evidencia más reciente, los eruditos ahora saben que este desastre ocurrió hace unos 2000 años.62 En ese tiempo el lugar de Copilco fue sepultado debajo de más de diez metros de lava, así como también el cercano lugar de Cuicuilco. La evidencia arqueológica procedente de esos lugares indica que el flujo de lava fue precedido por una fuerte lluvia de ceniza.63 Ambos lugares se localizan en el extremo sudoeste del Valle de México. A unos 50 km. al noreste se encuentra el impresionante lugar de Teotihuacan. Existe una capa de ceniza volcánica, procedente al parecer de esa erupción, que cubre estructuras de la fase Tzacualli (1-150 de la era cristiana). Las pruebas hechas con el Carbono-14 del material enterrado por la ceniza volcánica data del 30 ± 80 después de Cristo.64

Evidencia adicional sobre la actividad volcánica en Mesoamérica en el tiempo de Cristo se puede encontrar en la región de Tuxtlas, al sur de Veracruz, una región que muchos eruditos SUD lo asocian con la "tierra del norte" del Libro de Mormón. En la década de los 40 los arqueólogos Matthew Stirling y Phillip Drucker descubrieron que una gran capa de ceniza cubrió lo que parecía ser cerámica preclásica y otros materiales en el lugar de Tres Zapotes. Michael Coe observa que mientras que esta cerámica "tiene gran continuidad con el Preclásico Medio, (...) en general las mayores semejanzas tienen más que ver con el Preclásico Tardío de Mesoamérica, como Chicanel del área de las tierras bajas mayas, Chiapa IV y V en Chiapa de Corzo, y últimas manifestaciones del Preclásico en el Valle de México. 

El elemento olmeca y otros del Preclásico Medio se encuentran ausentes o son muy poco significativos".65 Luego Coe observa que "la famosa Estela C" descubierta directamente debajo de la capa de ceniza en cuestión, "si leída en la correlación Goodman-Martinez-Thompson, debiera leerse 31 antes de Cristo, exactamente dentro del período que nos concierne".66 Si el argumento de Coe se mantiene, entonces colocaría al lugar de San Martin poco después del año 31 antes de Cristo.

El arqueólogo Payson Sheets ha publicado sobre varias grandes erupciones volcánicas en El Salvador durante varios milenios. Uno de ellos ocurrió probablemente a fines del siglo II, aunque posterior al descrito en 3 Nefi, es otra evidencia de actividad volcánica en la región. En 1955 Muriel Porter describió varios lugares en El Salvador que fueron enterrados por ceniza volcánica de entre 10 y 12 metros de espesor en el tiempo de Cristo.67 En un artículo más reciente Sheets has publicado evidencia adicional para una erupción menor en el tiempo de Cristo en la región de Costa Rica.68 Aunque esa evidencia sea tentadora y y sin contrastar, presta credibilidad al relato de 3 Nefi.

Referencias citadas por Roper:

57 M. T. Lamb, The Golden Bible, or, the Book of Mormon: Is It from God?
(New York: Ward & Drummond, 1887), 83.

58 John L. Sorenson, An Ancient American Setting for the Book of Mormon,
op. cit., 318-23; Russell H. Ball, "An Hypothesis Concerning the Three Days of Darkness among the Nephites" Journal of Book of Mormon Studies 2/1 (1993): 107-23; John A. Tvedtnes, "Historical Parallels to the Destruction at the Time of the Crucifixion," Journal of Book of Mormon Studies 3/1 (1994): 170-86; James L. Baer, "The Third Nephi Disaster: A Geological View" Dialogue 19/1 (1986): 129-32; Bart J. Kowallis, "In the Thirty and Fourth Year: A Geologist's View of the Great Destruction in Third Nephi" forthcoming in BYU Studies.

59 Bruce Warren and Thomas S. Ferguson, The Messiah in Ancient America (Provo, Utah: Book of Mormon Research Foundation, 1987), 40-4. [Roper cree a Bruce Warren por proveerle de varias fuentes clave de este elemento.]

60 Byron Cummings,"Cuicuilco and the Archaic Culture of Mexico" University of Arizona Bulletin (Social Science) 4/8 (15 November 1933): 8-12.

61 Ibid., 14.

62 Copilco-Cuicuilco: Official Guide del Instituto Nacional de Antropologia e Historia (Mexico: Instituto Nacional de Antropologia e Historia, 1959),8, 11-2.

63 Ibid., 12, 18. Véase también Paul B. Sears, "Pollen Profiles and Culture Horizons in the Basin of Mexico" in The Civilizations of Ancient America: Selected Papers of the XXIXth International Congress of Americanists,ed. Sol Tax (Chicago: University of Chicago Press, 1949), 57.

64 René Millon and James Bennyhoff, "A Long Architectural Sequence at Teotihuacan," American Antiquity 26/4 (April 1961): 519.

65 Michael D. Coe, "Archaeological Synthesis of Southern Veracruz and Tabasco" en Archaeology of Southern Mesoamerica, part 2, ed. Gordon R. Willey, Handbook of Middle American Indians, vol. 3 (Austin: University of Texas Press, 1965), 694.

66 Ibid., 696.

67 Muriel N. Porter, "Material Preclasico de San Salvador" Sobretiro de "Communicaciones" del Instituto Tropical de Investigaciones Científicas de la Universidad de El Salvador 4/3-4 (July-December 1955): 105-14.

68 Payson D. Sheets and Brian R. McKee, eds., Archaeology, Volcanism, and Remote Sensing in the Arenal Region, Costa Rica (Austin: University of Texas Press, 1994), 318.

Actualización 2004:

En la página de las publicaciones del Dr. Paul Wallace en el sitio de la Universidad de Oregon, por favor noten que los títulos de dos artículos indican que el volcán Xitle entró e erupción hace 2000 años.

* Cervantes P, Wallace P, Magma degassing and basaltic eruption styles: A case study of the 2000 yr B.P. eruption of Xitle Volcano, central Mexico. Submitted to Journal of Volcanology and Geothermal Research.

* Wallace P, Cervantes P (1999) Magma degassing and basaltic eruption styles: A case study of the 2000 yr B.P. eruption of Xitle Volcano, central Mexico. EOS v. 80, p. 1089.

El resumen del último artículo está disponible online.

Sin embargo, la fecha de la erupción del volcán Xitle hace 2000 años está puesta en entredicho por un par de recientes publicaciones analizadas al fin de la página http://www.intersurf.com/~chalcedony/FOG11.html,u na de ellas dice que la datación de radiocarbono sugiere que el Xitle entró en erupción "hace 1670 años, unos 300 años después de lo que se creía". Aún no he visto los estudios y no sé cómo afecta en cuanto al volcanismo y al Libro de Mormón, pero por favor recordemos que el Xitle no es la única erupción volcánica que los eruditos SUD la han relacionado con la descripción de 3 Nefi.

Para mayor información sobre actividad volcánica en las montañas del sur de México, véase el artículo "WhenDay Turned into Night" en formato PDF.

También de interés, la página sobre Teotihuacan sugiere que algunos de sus primeros habitantes vinieron del sur como resultado del volcán Xitle, "que causaría una gran devastación y forzó a los superviventes de la región a buscar un nuevo lugar donde asentarse". Se cree que Teotihuacan estaba en la tierra al norte de Zarahemla y de la lengua de tierra estrecha y angosta, lugar donde la construcción de cemento se hizo popular según Helaman 3.

Información y fotografías de volcanes en Guatemala (parte de Mesoamérica, donde los eruditos SUD concluyen que tuvieron lugar los hechos descritos en el Libro de Mormón) están disponibles en Los volcanes de Guatemala en MayaParadise.com.

Concerniente a la detallada profecía de Nefi acerca de la catástrofe

Las dramáticas catástrofes del Nuevo Mundo que acompañaron a la crucifixión de Cristo, se predijeron con 600 años de antelación por Nefi en 1 Nefi 12: 2-6:

4 Y aconteció que vi un vapor de tinieblas sobre la faz de la tierra de promisión; y vi relámpagos, y oí truenos y terremotos y toda clase de ruidos estrepitosos; y vi que se hendieron las rocas y la tierra; y vi montañas desplomarse en pedazos; y vi las llanuras tornarse escabrosas; y vi que se hundieron muchas ciudades; y vi que muchas otras fueron abrasadas por fuego; y vi muchas que cayeron a tierra por causa de los terremotos.

5 Y sucedió que después de presenciar estas cosas, vi que el vapor de tinieblas desaparecía de sobre la faz de la tierra; y he aquí, vi multitudes que no habían caído a causa de los grandes y terribles juicios del Señor.

6 Y vi abrirse los cielos, y al Cordero de Dios que descendía del cielo; y bajó y se manifestó a los que no habían caído.

Desconocido para José Smith y más aún para muchos SUD, parece que Nefi no fue el único profeta antiguo que sabía de los dramáticos trastornos de la naturaleza que acompañarían a la crucifixión de Cristo. Y Nefi no fue el único profeta en dar detalladas profecías sobre la vida y la muerte de Cristo. Un documento antiguo, El Libro de los Rollos (disponible en Margaret D. Gibson, Apocrypha Arabica , London: Clay and Sons, 1901),contiene una notable profecía atribuida a Adán que se correlaciona excelentemente con el Libro de Mormón. El Libro de los Rollos es una obra pseudepigráfica conocida sólo en la versión árabe, atribuida a Clemente, discípulo del apóstol Pedro. Según John A. Tvedtnes en su investigación, "Knowledge of Christ to Come" Journal of Book of Mormon Studies,Vol. 5, No. 1, Spring 1996, pp. 159-161, el Libro de los Rollos "refleja la misma tradición encontrada en las antiguas obras cristianas sobre las primeras generaciones de la humanidad...". En este documento, se dice a Adán que Cristo vendría a la tierra y que nacería de una virgen llamada María. Cristo, mucho antes de su nacimiento mortal, dice a Adán:

"Bajaré y moraré en tu casa, y me vestiré con tu cuerpo.... ayunaré cuarenta días;... Recibiré el bautismo;... Se me levantará en la cruz;... Soportaré calumnias;... Será azotado;... Me darán de probar vinagre I will taste vinegar;... mis manos serán atravesadas con clavos;...Seré atravesado con una lanza;... Tronaré en lo alto;... Oscureceré el sol;... Partiré las rocas; ... después de tres días, que pasé en la tumba, elevaré el cuerpo que tomé de ti".

(Book of the Rolls in Gibson, f.100b-101a, p. 16)

Los detalles sobre truenos, oscurecimiento del sol, y el rompimiento de las rocas se informan destacadamente en el Libro de Mormón (Helaman 14:20-22; 3 Nefi 8:17-20; y 1 Nefi 12:4). La Biblia brevemente menciona tres horas de oscuridad y dice que la tierra tembló y que las rocas se quebraron (Mat. 27), pero no hace mención de truenos. El antiguo Libro de los Rollos presta verosimlitud a las detalladas profecías de Cristo en el Libro de Mormón y es consistente con la profecía de Nefi acerca de las violentas manifestaciones de la naturaleza al tiempo de la crucifixión de Cristo. No prueba nada del Libro de Mormón, pero,no obstante, es fascinante.

Según Mariano Veytia (1720-1778), un español que nació en México y se familiarizó con las leyendas mexicanas, las cuales hablan de oscuridad yde intensos terremotos al tiempo que coresponden con la muerte de Cristo. Se citan en "Mesoamerican Traditions of Darkness and Seismic Events when Christ Died".

Para comparar la destrucción aparentemente volcánica descrita en el Libro de Mormón y un antiguo texto egipcio que describe los resultados de un volcán (incluida la imposibilidad de encender antorchas), véase el artículo de John Gee "Another Note on the Three Days of Darkness" en Journal of Book of Mormon Studies, Vol. 6, No. 2 (1997), pp. 235-244.

20 noviembre 2009

La acusación: ¿Por qué un Dios justo “maldeciría” a los lamanitas con “una piel de color oscuro” (2 Nefi 5:21)?

Por: Jack R. Christianson
www.endefensadelarestauracion.blogspot.com.



Es verdad que El Libro de Mormón dice que los lamanitas tenían una piel de color oscuro que cayó sobre ellos. Sin embargo, no es verdad que la piel de color oscuro fue una maldición a ellos. Al inicio del segundo capítulo del libro, Laman y Lemuel, los hijos rebeldes del profeta Lehi, fueron advertidos que si ellos continuaban en su maldad, serían apartados de la presencia del Señor. Esta separación de la presencia del Señor sería la maldición, no el color de su piel. En 1 Nefi 2:21, 23 se lee:

“Y según se rebelen tus hermanos contra ti, serán separados de la presencia del Señor.

“Porque he aquí, el día en que se rebelaren contra mí, yo los maldeciré con penosa maldición, y no tendrán ningún poder sobre tu posteridad, a menos que ella también se rebelare contra mí.”
Ellos no se arrepintieron ni cambiaron, y de esta manera cuando las familias se dividieron en 2 Nefi, capítulo 5, la maldición fue traída a efecto. Se lee en 2 Nefi 5:20-24:
“Por tanto, se cumplió la palabra que el Señor me habló, diciendo: Por cuanto ellos no quieren escuchar tus palabras, serán separados de la presencia del Señor. Y he aquí, fueron separados de su presencia.

“Y él había hecho caer la maldición sobre ellos, sí, una penosa maldición, a causa de su iniquidad. Porque he aquí, habían endurecido sus corazones contra él, de modo que se habían vuelto como un pedernal; por tanto, ya que eran blancos y sumamente bellos y deleitables, el Señor Dios hizo que los cubriese una piel de color obscuro, para que no atrajeran a los de mi pueblo.
“Y así dice el Señor Dios: Haré que sean repugnantes a tu pueblo, a no ser que se arrepientan de sus iniquidades.
“Y malditos serán los descendientes de aquel que se mezcle con la posteridad de ellos; porque serán maldecidos con la misma maldición. Y el Señor lo habló; y así fue.
“Y a causa de la maldición que vino sobre ellos, se convirtieron en un pueblo ocioso, lleno de maldad y astucia, y cazaban animales salvajes en el desierto.
Por estos versículos parecería evidente que la maldición fue ser aislados de la presencia de Dios, o en otras palabras, experimentaron una pérdida del Espíritu Santo. Esto, entonces, fue la causa de su pereza, vandalismo, sutileza, y corazones como pedernal. En relación a esta maldición y seña, el autor Daniel Ludlow ha dicho:
“Esta es la única referencia en todo el Libro de Mormón donde un adjetivo definido de color ["negrura"] se usa para referirse a esta seña. Todas las otras referencias lo llaman una ‘piel de oscuridad’ o una ‘piel oscura.’ Es interesante notar que los términos ‘negrura’ y ‘oscura’ son intercambiables en el hebreo. Incluso en el hebreo moderno no es inusual para algunos traductores diestros escoger oscura como la mejor traducción (Book of Mormon Companion, página 132).
Por lo tanto, la palabra “negrura” podría y posiblemente debería significar “oscura.” El color de la piel de uno no tiene nada que ver con el comportamiento. Tener el Espíritu o no tener el Espíritu, tiene todo que ver con el comportamiento de una persona. El presidente Joseph Fielding Smith aclara este punto. El dijo: 
“La piel oscura fue puesta sobre los lamanitas para que ellos pudieran distinguirse de los nefitas y evitar que los dos grupos de personas se mezclaran  La piel oscura fue un signo de esta maldición. La maldición fue el retiro del Espíritu del Señor. La piel oscura…no se considera más un signo de la maldición. Muchos de estos conversos son deleitables y tienen el Espíritu del Señor” (Answers to Gospel Questions, 1:123-24).
Alma 9:14 reitera las enseñanzas del presidente Smith:
“Ahora quisiera que recordaseis que los lamanitas, por cuanto no han guardado los mandamientos de Dios, han sido separados de la presencia del Señor. Vemos, pues, que la palabra del Señor se ha cumplido en esto, y los lamanitas han quedado separados de su presencia, desde el principio de sus transgresiones en esta tierra.” 
De nuevo, la maldición es estar separados de la presencia del Señor, no el color de la piel. Donde muchos se confunden en este asunto, es cuando leen en Alma 3:6-10:
“Y la piel de los lamanitas era obscura, conforme a la señal que fue puesta sobre sus padres, la cual fue una maldición sobre ellos por motivo de su transgresión y su rebelión en contra de sus hermanos Nefi, Jacob, José y Sam, que fueron hombres justos y santos.
“Y sus hermanos intentaron destruirlos; por lo tanto, fueron maldecidos; y el Señor Dios puso una señal sobre ellos, sí, sobre Lamán y Lemuel, y también sobre los hijos de Ismael y en las mujeres ismaelitas.
“Y se hizo esto para distinguir a su posteridad de la posteridad de sus hermanos, para que por ese medio el Señor Dios preservara a su pueblo, a fin de que no se mezclaran ni creyeran en tradiciones incorrectas que causarían su destrucción.
“Y aconteció que quien mezclaba su simiente con la de los lamanitas traía la misma maldición sobre sus descendientes.
“Por tanto, todo el que se dejaba desviar por los lamanitas recibía ese nombre, y le era puesta una señal.”
Así que, la señal se convirtió en una maldición pero esa no era la maldición. Llegó a ser una maldición porque las personas participaron de la maldad de los lamanitas. Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet se pronunciaron sobre este punto cuando escribieron: “Debido a su iniquidad, los lamanitas fueron maldecidos con una ‘piel de oscuridad.’ Nuestro texto nos dice que ellos fueron maldecidos a fin de que no fueran atractivos para los nefitas. El Antiguo Testamento contiene amplia evidencia que cuando los hijos de Israel se casaban fuera del convenios, eran disuadidos de la veneración de la verdad y del Dios viviente, y rápidamente aceptaban la idolatría de los cananeos”.(Doctrinal Commentary on the Book of Mormon, 1:123-24).

La evidencia de que esta señal llegó a ser una maldición viene de la historia en el mismo capítulo de Alma, cuando los amlicitas se señalaron a sí mismos y se unieron a los lamanitas:
“Ahora volveremos otra vez a los amlicitas, porque también sobre ellos fue puesta una señal; sí, ellos mismos se pusieron la señal; sí, una marca roja sobre la frente.

“De este modo queda cumplida la palabra de Dios, porque éstas son las palabras que él dijo a Nefi: He aquí, he maldecido a los lamanitas, y pondré sobre ellos una señal para que ellos y su posteridad queden separados de ti y de tu posteridad, desde hoy en adelante y para siempre, salvo que se arrepientan de su iniquidad y se vuelvan a mí, para que yo tenga misericordia de ellos.
“Y además: Pondré una señal sobre aquel que mezcle su simiente con la de tus hermanos, para que sean maldecidos también.
“Y además: Pondré una señal sobre el que pelee contra ti y tu posteridad.
“Y digo también que quien se separe de ti, no se llamará más tu posteridad; y te bendeciré a ti, y al que fuere llamado tu descendencia, desde hoy en adelante y para siempre; y éstas fueron las promesas del Señor a Nefi y a su posteridad.
“Ahora bien, los amlicitas no sabían que estaban cumpliendo las palabras de Dios cuando empezaron a marcarse la frente; sin embargo, se habían rebelado abiertamente contra Dios; por tanto, fue menester que la maldición cayera sobre ellos.
“Ahora bien, quisiera que entendieseis que ellos trajeron sobre sí mismos la maldición; y de igual manera todo hombre que es maldecido trae sobre sí su propia condenación” (Alma 3:13-19).
Los amlicitas se marcaron con rojo, y la maldición cayó sobre ellos, pero la piel oscura no cayó sobre ellos. Ellos mismos se distinguían de los nefitas por sus marcas y trajeron sobre sí la maldición de ser separados de la presencia de Dios.

Otro excelente ejemplo de la diferencia entre la señal y la maldición, es la historia de los anti-nefi-lehitas que se encuentra en Alma 23:17-18:
“Y sucedió que se pusieron el nombre de anti-nefi-lehitas; y fueron llamados por ese nombre, y dejaron de ser llamados lamanitas.

“Y empezaron a ser una gente muy industriosa; sí, y se volvieron amistosos con los nefitas; por lo tanto, establecieron relaciones con ellos, y la maldición de Dios no los siguió más.”
La maldición no los siguió más, pero sí la piel oscura por ser lamanitas de nacimiento. La piel oscura era la señal para distinguir a los dos grupos de personas. Cuando esa característica ya no fue necesaria, entonces ya no había necesidad de colores diferentes de piel. Las personas entonces se distinguían por buenas y malas, no claras y oscuras. Sólo a un grupo de personas les fue cambiado el color de su piel. Todas las personas rectas entre los nefitas y lamanitas que se habían unido contra la banda secreta de los ladrones de Gadiantón. La maldición y la señal fueron quitadas a los lamanitas en esta ocasión.
“Y les fue quitada su maldición, y su piel se tornó blanca como la de los nefitas;

“y sus jóvenes varones y sus hijas llegaron a ser sumamente bellos, y fueron contados entre los nefitas, y fueron llamados nefitas. Y así concluyó el año trece” (3 Nefi 2:15-16).
La palabra clave en el versículo 15 es “y”, la cual crea una diferencia distintiva entre la maldición y la señal.

03 octubre 2007

Leyendas indígenas que testifican la veracidad del Libro de Mormón

Un recopilación de leyendas indígenas sobre la visita de Cristo a las Américas...
Obtenido de "http://es.mormonwiki.com/Evidencias_del_Libro_de_Mormon"



Evidencias Indio Americanas del contenido del Libro de Mormón.

Los escritos de los indios americanos son evidencias fuertes de que las ocurrencias descritas en el [Libro de Mormón] sucedieron realmente. Por ejemplo, la evidencia para sostener el reclamo de los mormones respecto a que los indios americanos son descendientes de Israel, son dados por un traductor del Título de los Señores de Totonicapán. (Para entender, sea informado que el Libro de Mormón profesa ser un registro de grupos antiguos de personas que partieron de Jerusalén y otras tierras para navegar a las Américas.) “El texto original del Título de los Señores de Totonicapán se registró en 1554 en el idioma del Quiché de Guatemala de siglos de leyendas viejas.” El traductor parece indicar que tales grupos migratorios posiblemente podrían haber existido. En resumen de sus conclusiones, él hace la siguiente declaración:
“Las tres gran naciones del Quiché  (...) son descendientes de las Diez Tribus del Reino de Israel, quien Shalmaneser redujo a cautiverio y, encontrándose en la frontera de Asiría, resolvieron a emigrar (...)

‘Estos, entonces, eran las tres naciones Quichés, los descendientes de Israel, con el mismo idioma y las mismas costumbres y tradiciones (...) Ellos eran hijos de Abraham y Jacob (...)

Ahora en el veinte-octavo de septiembre de 1554 firmamos esta confirmación en la que hemos escrito el que por la tradición que nuestros antepasados nos dijeron, que vinimos de la otra parte del mar, del Civán-Tulán, fronterizo con Babilonia” (1)
Se ha dicho que la sangre de estas personas migratorias fluye en las venas del las tribus Blackfoot y Blood Indians de Alberta, Canadá; en el Navajo y el Apache del Suroeste Norteamericano; el Inca de Sudamérica occidental; el Azteca de México; el Maya de Guatemala; y en otros grupos INDIO AMERICANOS en el Hemisferio Occidental y las islas pacíficas (2)

El Dios con barba Blanca – Quetzalcoatl en el Libro de Mormón

La literatura norteamericana antigua se refiere con frecuencia a un Dios “blanco y con barba, que descendió de los cielos.” Llamado por muchos nombres, esta figura legendaria a menudo se le refiere como Quetzalcoatl. “Los historiadores del siglo XVI registraron creencias pre-hispanicas con respecto al Dios blanco y barbado que vino a las Américas mucho tiempo antes que los conquistadores españoles” (Brewerton, 30). Mientras esto puede parecer una leyenda o una parte inexplicable de la historia, el Libro de Mormón, que se considera escrito por antiguos profetas americanos, cuenta de la visita de Jesucristo al continente norteamericano siguiendo su Resurrección. Las coincidencias entre el Libro de Mormón y las historias y leyendas de los INDIO AMERICANOS es asombroso. Los siguientes párrafos contienen ejemplos de estas leyendas INDIO AMERICANAS:

Bernardo de Sahagun (nacido en 1499) escribió: “Quetzalcoatl se estimó y fue considerado un Dios, y fue adorado en tiempos más viejos. El tuvo pelo largo y era barbado. Las personas adoraban solo al Señor”  (3). 

Diego Duran (nacido en 1537) escribió: “Un gran hombre—una persona venerable y religiosa— alto, con pelo largo y barbado, conducta digna, actos heroicos, milagros—Afirmo que él podría haber sido uno de los santo apóstoles” (4).

Bartolomé de las Casas (nacido 1474) escribió que Quetzalcoatl, la serpiente emplumada, era blanco, tenía una barba redondeada, era alto, y vino del mar del este, de donde el volverá (5). 

La tribu de los indios Tamanacos en Venezuela tienen la misma leyenda de un Dios blanco y con barba: [“Amalivacá] Tenia una cara del color de las nubes de la mañana, y blanco su cabello largo. … El dijo: ‘Soy Amalivacá, y yo vengo en el nombre de mi padre ‘INA-UIKI’ (6). 

Aunque no sea un cuento comúnmente compartido en el mundo cristiano, es posible que las congruencias en el Libro de Mormón y las leyendas Norteamericanas Antiguas nos enseñan que Jesucristo Mismo apareció a las personas en América siguiendo Su resurrección. Estos relatos pueden revelar el significado detrás de la declaración de Jesucristo a sus apóstoles en Juan 10:16 cuando él dijo, “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también me conviene traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor” (Versión Reina Valera). En el Libro de mormón, Cristo explica a los antiguos habitantes norteamericanos que ellos eran las "otras ovejas." [Lee las palabras de Jesucristo a los antiguos habitantes de América]

Mientras estos estudios pueden estar intrigantes y provocan el pensamiento, Mormones enseñan que la única manera de saber si el Libro de Mormón es verdadero y saber si Cristo realmente visitó las Américas es de preguntar a Dios por medio de la oración. Si el Libro es verdadero, Dios ayudará que el libro a tenga sentido y traiga una influencia positiva cada vez que se lea. Una respuesta de Dios será la evidencia más segura en determinar si el Libro de Mormón es verdadero o no.

Fuentes
  1. El Título de los Señores de Totonicapán, Dionisio José Chonay y Delia Goetz, Norman, Oklahoma: University of Oklahoma Press, 1953, pp. 167, 170, 194)
  2. Ted E. Brewerton, “The Book of Mormon: A Sacred Ancient Record,” Ensign, Nov. 1995, 30 
  3. Historia General de las Cosas de Nueva España, Mexico: Editorial Porrua, S. A., 1985, pp. 195, 598
  4. Historia de las Indias de Nueva España, 1867, first ed., 2 vols., Mexico: Editorial Porrua, S. A., 1967, 1:9
  5. Los Indios de Mexico y Nueva España Antologiá, Mexico: Editorial Porrua, S. A., 1982, pp. 54, 218, 223
  6. Arturo Hellmund Tello, Leyendas Indígenas del Bajo Orinoco, trans. Ted E. Brewerton, Buenos Aires, Argentina: Imprenta Lopez Peru 666, 1948, pp. 19–22, (Brewerton, The Book...)

21 octubre 2021

Un Ismael enterrado cerca de Nahom

 Por Neal Rappleye

Intérprete: Una Revista de Academia y Fe Santo de los Últimos Días 48 (2021)


Traducción al español por Israel González

Link artículo original en inglés


Resumen: Los eruditos Santos de los Últimos Días generalmente están de acuerdo en que “el lugar llamado… Nahom”, donde fue enterrado Ismael (1 Nefi 16:34) se identifica como la región tribal de Nihm en Yemen. Significativamente, una estela funeraria con el nombre y s1mʿʾl  el equivalente de Ismael en Arabia del Sur  fue encontrada cerca de la región de Nihm y data cerca del siglo VI a.C. Aunque no se puede determinar con certeza que este es el Ismael del Libro de Mormón, la evidencia circunstancial sugiere que esa es una posibilidad que vale la pena considerar.


En décadas recientes, los eruditos Santos de los Últimos Días han llegado a identificar a Nahom, el lugar de entierro de Ismael, el suegro de Nefi (1 Nefi 16:34), con la región tribal de Nihm en Yemen.[1] Las fronteras exactas del área tribal de Nihm han fluctuado con el tiempo, pero se han ubicado cerca del Wadi Jawf desde la era islámica temprana.[2] Varias inscripciones que refieren a individuos como nhmyn ("nihmita") confirman que la tribu existió al menos por el siglo séptimo a.C.[3], y basado en estos textos, los eruditos generalmente creen que la tribu de Nihm estaba en una región cercana a Jawf en la antigüedad.[4]

Es digno mencionar, por tanto, que en 2008 un corpus de más de 400 estelas funerarias toscamente talladas recuperadas de Wadi Jawf fueron publicadas por el Museo Nacional de Saná.[5] Estas estelas tienen rasgos faciales antropomórficos tallados sobre una inscripción del nombre del difunto. Éste es un estilo de estela funeraria panárabe, con este corpus particular que presenta algunas variaciones regionales distintivas y exclusivas del Wadi Jawf. [6] Entre ellas se encuentra una estela funeraria de 30 cm x 12,5 cm x 7,5 cm de piedra caliza con el boceto de una cara toscamente grabada (ojos, nariz, boca y línea maxilar), debajo de la cual está inscrito el nombre y s1mʿʾl en epigráfía del sur de Arabia, traducido como "Yasmaʿʾīl" (véase Figura 1). [7] La estela está datada paleográficamente en los siglos VI-V a.C., aunque Mounir Arbach y sus coautores la consideran estilísticamente entre "algunos ejemplos burdos" del tipo de estela de elementos faciales esculpidos "conocidos por el siglo VII a.C al siglos VI a.C.” [8]

Figura 1. Estela funeraria YM 27966 que lleva el nombre Y s1MʿʾL,

equivalente al nombre hebreo “Ismael”, data del siglo VI a.C. aprox. [9]




El nombre Yasmaʿʾīl es la forma de Arabia del Sur del nombre Ismael, aunque los dos nombres pueden verse algo diferentes en la traducción.[10] El y s1mʿʾl inscrito es exactamente tal como el nombre hebreo yšmʿʾl (ישמעאל) — típicamente vertido como “Ishmael” en inglés — se escribiría en árabe del sur epigráfico.[11] De hecho, los dos nombres tienen exactamente la misma etimología, que significa "Dios ha oído / escuchado" o "que Dios oiga",[12] y en The Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament, el antiguo [término] árabe del sur y s1mʿʾl aparece como un equivalente al nombre hebreo yšmʿʾl (Ismael).[13] Entonces, esta estela indica que un hombre denominado con el equivalente de Ismael fue enterrado en o cerca del Wadi Jawf alrededor del siglo VI a.C. alrededor del mismo período de tiempo en el cual Ismael fue enterrado en Nahom, de acuerdo al Libro de Mormón (1 Nefi 16:34).

Figura 2. El nombre “Ismael” (Yasmaʿʾil) en la antigua escritura del sur de Arabia.


¿Conexión con Nihm?


Desafortunadamente, esta estela funeraria y el resto de este corpus en particular fueron saqueados de su contexto original y recuperados en el mercado de antigüedades, por lo que carecen de una procedencia clara. La autenticidad de estas estelas no se pone en duda,[14] pero esto significa que es imposible saber exactamente de dónde vinieron y si ese lugar tenía alguna conexión con la tribu Nihm. Sin embargo, una colección separada de 40 estelas funerarias del mismo estilo fue recuperada in-situ en el antiguo sitio de Yathill (actual Barāqish), una de las antiguas ciudades-estado de Jawf.[15] Barāqish se asocia con la tribu moderna de Nihm,[16] por lo que es posible que algunas de las estelas saqueadas también provengan de las áreas conectadas a Nihm.

Figura 3. Mapa del Wadi Jawf.


Interesantemente, se cree que algunas de las estelas saqueadas provienen de Haram, otra de las ciudades-estado de Jawf.[17] Estelas de un estilo similar se recuperaron previamente en Haram, y se tomaron como evidencia de que personas de tribus "árabes" al norte de Jawf estuvieron presentes en Haram desde el período más temprano de la historia de Arabia del Sur.[18] Tres inscripciones idénticas de este lugar, todas fechadas en el siglo VII a.C., mencionan a un hombre llamado ʿAmmīʾanas, que se llama kbr nh [m] tn, que significa el “jefe” o “líder tribal”(kbr) de un grupo llamado NHMTN.[19] Christian Robin traduce aquí nhmtn como “los pulidores de piedra” (des tailleurs de pierre),[20] mientras que G. Lankester Harding consideró a NHMTN en estas inscripciones como un nombre, muy probablemente el nombre de una “tribu o pueblo”.[21] Otra inscripción del siglo VII a.C. (de un lugar desconocido) identifica a un hombre llamado Halakʾamar y su padre ʾIlīdharaʾ ambos como kbr nhmt; en esta inscripción, el NHMT se entiende como una referencia a una tribu y Herrmann von Wissmann lo identificó como el de Nihm.[22] Si NHMTN es el mismo grupo que el NHMT, estas inscripciones pueden sugerir un vínculo entre Haram y Nihm en la época de Lehi.[23] De forma significativa, Haram estaba a solo unas 4 millas al oeste de Maʿin (antigua Qarnaw), donde una bifurcación del antiguo Camino del Incienso atravesó el desierto hacia el este (véase 1 Nefi 17: 1).[24]

¿Un extranjero o viajero en caravana?


El trasfondo y origen de la población asociada con estelas funerarias de este estilo es actualmente incierto, con al menos dos hipótesis en competencia. Con base en el contexto arqueológico del corpus de Yathill (Barāqish), Sabina Antonini y Alessio Agostini argumentan que provienen de un grupo "forastero", que "estaban conectados de alguna manera con la ciudad de Barāqish, pero que no eran en efecto miembros de la comunidad". Lo más probable es que "fueran caravaneros dedicados al comercio en todo el lado occidental de la península",[25] o potencialmente "extranjeros que ciertamente tenían algún tipo de contacto con los habitantes de Barāqish" y que habían "desarrollado relaciones con los habitantes sedentarios de la ciudad, pero que no pertenecían 'oficialmente' allí.”[26]

Mounir Arbach, Jérémie Schiettecette e Ibrâhîm al-Hâdî, por otro lado, argumentan que las estelas saqueadas de Jawf fueron producto de los estratos más bajos de las poblaciones locales, basándose en la naturaleza generalmente tosca e inexperta de las tallas e inscripciones.[27] Estos dos puntos de vista no son necesariamente excluyentes entre sí, puesto que Arbach y otros permiten la posibilidad de que "un pequeño número" represente a los "fallecidos de diferentes orígenes culturales", específicamente, "comerciantes de caravanas, nómadas, mineros establecidos en el norte de Arabia, [y] poblaciones del centro o norte de Arabia."[28] Entonces, el Ismael o Yasmaʿʾīl de esta estela fue o bien un individuo local de estatus social bajo, o bien un extranjero del norte que viajaba a lo largo de la ruta comercial principal, quizás con alguna conexión con las poblaciones de Wadi Jawf y sus alrededores.

El nombre Ismael / Yasmaʿʾil


Una de las formas en que se evalúan los orígenes de estas estelas es a través de la onomástica (los nombres en las estelas).[29] Un análisis de la onomástica encontrada en las estelas de Barāqish indicó que había varios vínculos con nombres semíticos del noroeste y del norte de Arabia, lo que refuerza la hipótesis que estos individuos estaban involucrados en el comercio de caravanas.[30] Hugh Nibley creía que el Ismael del Libro de Mormón tenía vínculos árabes, según su nombre,[31] pero hoy la evidencia apunta en la dirección opuesta. El nombre Ismael es de origen semítico noroccidental y está bien atestiguado en la tradición hebrea, tanto en el Antiguo Testamento, que menciona a otros cinco Ismael además del hijo de Abraham y Agar, como en las fuentes epigráficas de los siglos VIII al VI a.C.[32] De hecho, Ismael “era un nombre muy popular en los siglos VII y VI [a.C.]” en Judá.[33] En contraste, en el sur de Arabia, Ismael (y s1mʿʾl) era poco común en ese tiempo. De las 28 certificaciones del nombre en el Corpus of South Arabian Inscriptions (CSAI), solo cuatro están datadas en el Período Sabaico Temprano (aprox. previo al cuarto siglo a.C.).[34] Por lo tanto, en lugar de señalar orígenes árabes, el nombre Ismael es un nombre hebreo apropiado, y potencialmente indica que el Yasmaʿʾil enterrado en Yemeni Jawf era un extranjero del norte, donde se originó su nombre semítico y era más común.

La familia de Lehi y las costumbres de escritura y entierro de Arabia del Sur


Dado que esta estela tiene un estilo completamente árabe y la inscripción está en árabe del sur epigráfico, algunos pueden preguntarse si es probable que los israelitas de Jerusalén, como Lehi y su familia, adopten tales prácticas extranjeras en sus costumbres funerarias. Las prácticas funerarias de la Edad de Hierro en Judá e Israel reflejan en gran medida las de sus vecinos en Palestina,[35] y después los judíos del Período del Segundo Templo también incorporan con frecuencia las tradiciones funerarias de la cultura circundante.[36] De esa forma, no es poco razonable el suponer que mientras viajaban a través de Arabia, como a lo largo de la ruta principal de caravanas,[37] Lehi y su familia puedan haber adoptado prácticas de entierro comunes a las poblaciones locales o a las de compañeros de viaje de caravanas.
El hecho de que la inscripción esté en árabe del sur epigráfico, sin embargo, plantea el cuestionamiento de si la familia de Lehi habría aprendido el idioma y la escritura locales. Al hacer los arreglos para el entierro de Ismael, es plausible que la familia de Lehi contratara a un tallador de piedra local (quizás de la tribu Nihm) para hacer la estela e inscribirla con el nombre de Ismael; a la luz de la ejecución clara (aunque burda) del estilo y la escritura locales, ésta es quizás la hipótesis más probable. No obstante, hay algunos indicios de que la familia de Lehi pudo haber aprendido idiomas del sur de Arabia. Ciertamente, aprender el nombre "Nahom" y hacer arreglos con la población local para el entierro apropiado de Ismael habría requerido al menos aprender el idioma hablado. Además, algunos académicos han propuesto una etimología de Arabia del Sur para el nombre Irreantum, lo que sugiere que la familia de Lehi se habría familiarizado con los idiomas locales.[38]

Más específicamente, sugiriendo que el conocimiento de una escritura epigráfica del sur de Arabia está en un estudio sin publicar de "caracteres" del Libro de Mormón, documento que sugiere que la escritura epigráfica del sur de Arabia se asemeja a algunos de los símbolos que se parecen a los caracteres del norte y del sur de Arabia.[39] S. Kent Brown también argumentó que la familia de Lehi pudo haber pasado tiempo bajo servidumbre en el sur de Arabia.[40]  Si es cierto, entonces la mano de obra calificada de Nefi y Lehi (y tal vez otros en la travesía), quienes pudieron escribir y trabajar en metales (y escribir sobre metales),[41] probablemente habrían sido uno de los mejores recursos humanos para [convertirse en] siervos de señores tribales, requiriéndoseles aprender el idioma.[42]

¿Podría ser este Ismael del Libro de Mormón?


En última instancia, no hay suficiente evidencia para una identificación positiva entre el Yasmaʿʾil de esta estela funeraria y el Ismael del Libro de Mormón. Lo máximo que se puede decir es que hubo un Ismael, enterrado cerca de la región tribal de Nihm, alrededor del siglo VI a.C. La falta de información de identificación adicional en la inscripción (como un patrónimo) o el texto del Libro de Mormón, y la incapacidad de determinar con certeza si la estela en cuestión se encontró dentro o simplemente cerca de la región tribal de Nihm, hace una asociación más definitiva imposible.

Aún así, la posibilidad es tentadora. El Yasmaʿʾil de esta estela funeraria fue enterrado en algún lugar dentro o cerca de Wadi Jawf, en el siglo VI a.C. aprox., posiblemente en un sitio (Haram) del cual algunas inscripciones sugieren que tenía una conexión con el Nihm de la época de Lehi. El nombre Yasmaʿʾil y el estilo de la estela sugieren (pero no con evidencia definitiva) de un extranjero del norte, asociado con el comercio de caravanas. Ismael fue enterrado en Nahom — identificado como el área tribal de Nihm, cerca de Wadi Jawf — a principios del siglo VI a.C., y quien había llegado al área desde el norte, muy probablemente viajando a lo largo de la ruta principal de las caravanas. Así, los perfiles generales de los dos Ismaeles encajan, al menos a grandes rasgos. Por lo menos, parece razonable sugerir que si el Ismael del Libro de Mormón fuera enterrado con algún tipo de marcador distintivo, probablemente se habría parecido a la estela de Yasmaʿʾil — una estela toscamente tallada típica de los extranjeros que viajan por la zona, quienes carecían de tiempo o de recursos sustanciales para permitirse una piedra funeraria tallada y grabada de una manera más extravagante.

Aunque una conclusión más firme nos elude, el mismo hecho de que un Ismael fue enterrado en las proximidades de la región tribal de Nihm en la misma época en que el Libro de Mormón indica que un hombre llamado Ismael fuera enterrado en Nahom es bastante notable. Este hecho ciertamente no debilita el caso de la historicidad del Libro de Mormón.

Referencias


  1. Véase, por ejemplo, S. Kent Brown, "New Light from Arabia on Lehi’s Trail", en Echoes and Evidences of the Book of Mormon, eds. Donald W. Parry, Daniel C. Peterson y John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 2002), 81–83; Terrance L. Szink, “Nahom”, en Book of Mormon Reference Companion, ed. Dennis L. Largey (Salt Lake City: Deseret Book, 2003), 580 (véase el mapa en p. 514); Stephen D. Ricks, "Tras el rastro de Lehi: Nahom, el lugar de entierro de Ismael", Journal of Book of Mormon and Other Restoration Scripture 20, no. 1 (2011): 66–68; Brant A. Gardner, Traditions of the Fathers: The Book of Mormon as History (Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2015), 105–108; Warren P. Aston, Lehi and Sariah in Arabia: The Old World Setting of the Book of Mormon (Bloomington, IN: Xlibris, 2015), 59–93. Véanse, además, las discusiones sobre Nahom en los artículos de Warren P. Aston, George Potter y Richard Wellington, S. Kent Brown, David LaFevre y Jeffrey R. Chadwick en Dana Pike, ed., Lehi and Sariah's Wilderness Trek: Illuminating the Real-World Setting (Provo, UT: Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2006), una edición especial de Journal of Book of Mormon Studies (vol. 15, no. 2), que demuestra un amplio acuerdo entre varios estudiosos sobre la correlación de Nahom con el área de Nihm. La conexión se ha incluído en publicaciones de importantes editoriales académicas, como Princeton, Oxford, Brill y otras. Véase John M. Lundquist, “Biblical Seafaring and the Book of Mormon”, en Raphael Patai, The Children of Noah: Jewish Seafaring in Ancient Times (Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1998), 173; Terryl L. Givens, By the Hand of Mormon: The American Scripture that Launched a New World Religion (Nueva York: Oxford University Press, 2002), 120–21, 147; Terryl L. Givens, El Libro de Mormón: Una introducción muy breve (Nueva York: Oxford University Press, 2009), 117–18; John A. Tvedtnes, “Names of People: Book of Mormon”, en Encyclopedia of Hebrew Language and Linguistics, 4 vols., Ed. Geoffrey Khan (Boston, MA: E. J. Brill, 2013), 2: 787; Grant Hardy, “The Book of Mormon”, en The Oxford Handbook of Mormonism, eds. Terryl L. Givens y Philip L. Barlow (Nueva York: Oxford University Press, 2015), 143.
  2. Véase Christian Robin, "Nihm: Nubdha fī ʾl-jughrāfiyya al-taʾrīkhiyya wafqan li-muʿṭiyāt al-Hamdānī", en Al-Hamdani: A Great Yemeni Scholar, Studies on the Occasion of His Millennial Anniversary, ed. Yusuf Mohammad Abdallah (Saná, Yemen: Universidad de Saná, 1986), págs. 83–98; Christian Robin, "La penetración de los árabes nómadas en Yemen", Revista del mundo musulmán y el Mediterráneo 61, no. 1 (1991): 85.
  3. Para los reportes originales de los Santos de los Últimos Días sobre estas inscripciones, véase S. Kent Brown, "New Light:‘ The Place that was Called Nahom ’", Journal of Book of Mormon Studies 8, no. 1 (1999): 66–68; “Book of Mormon Linked to Site in Yemen”, Liahona, febrero de 2001, pág. 79; Warren P. Aston, “Newly Found Altars from Nahom,”, Journal of Book of Mormon Studies 10, no. 2 (2001): 56–61. Las actualizaciones e inscripciones adicionales se informan en Warren P. Aston, "A History of NaHoM", BYU Studies Quarterly 51, no. 2 (2012): 78–98.
  4. Véase Hermann von Wissmann, Sobre la historia y los estudios regionales de la antigua Arabia del Sur, Colección Eduard Glaser III (Viena: Academia de Ciencias de Austria, 1964), 96–97, 307–308; Jacques Ryckmans, Walter W. Müller y Yusuf M. Abdallah, Textes du Yémen Antique Inscrits Sur Bois (Lovaina: Institut Orientaliste, Université Catholique de Louvain, 1994), 46-50; pl. 3A-B; Peter Stein, Las minúsculas inscripciones antiguas del sur de Arabia en palos de madera de la Biblioteca Estatal de Baviera en Munich, 2 vols. (Tubinga y Berlín: Ernst Wasmuth Verlag, 2010), 1: 22n43; 23, fig. 1; Christian Robin y Burkhard Vogt, ed., Yémen: au pays de la reine de Saba ’(París: Flammarion, 1997), 144; Wilfried Seipel, editor, Yemen: Arte y arqueología en la tierra de la reina de Saba' (Viena: Kunsthistorisches Museum, 1998), 325; Alessandro de Maigret, ed., Yemen: Nel paese della Regina di Saba (Roma: Palazzo Respoli Fondazione Memmo, 2000), 344-45; St. John Simpson, ed., Reina de Saba: Tesoros del Antiguo Yemen (Londres: Museo Británico, 2002), 166.
  5. Véase Mounir Arbach, Jérémie Schiettecette e Ibrâhîm al-Hâdî, Colección de estelas funerarias del valle de Jawf: Museo Nacional Sanʿâʾ, Parte III (Sanʿāʾ: Fondo Social para el Desarrollo y Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2008).
  6. Sobre el contexto panárabe de estas estelas, véase Jérémie Schiettecatte, “The Arabian Iron Age Funerary Stelae and the Issue of Cross-Cultural Contacts”, en Death and Burial in Arabia and Beyond: Multidisciplinary Perspectives, ed. Lloyd Weeks (Oxford: Archaeopress, 2010), 191-203. Sobre la variación regional distintiva de Jawf, véase Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 5-6.
  7. Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 72, no. 105.
  8. Ibíd., 10. Para la datación de los siglos VI-V aC, ver p. 72, no. 105.
  9. Imagen de Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 72, no. 105. Usado con permiso de Mounir Arbach. Dibujo basado en la imagen de Jasmin Giménez Rappleye.
  10. La traducción académica más técnica del hebreo es Yišmaʿʾēl, lo que hace que las similitudes con el Yasmaʿʾīl de Arabia del Sur sean algo más evidentes. Yasmaʿʾīl también se puede occidentalizar con la ortografía más similar a "Ismael" Isma'il, como en Christian Robin e Yves Calvet, Arabie Heureuse, Arabie Déserte: Les Antiquités Arabiques du Musée du Louvre (París: Editions de la Réunion des musées nationaux, 1997), 318.
  11. En el sur de Arabia, el sat (transcrito como s1) es el equivalente estándar del shin (transcrito como š) en las lenguas semíticas del noroeste, como el hebreo. Véase Leonid E. Kogan y Andrey V. Korotayev, "Sayhadic (Epigraphic South Arabian)", en The Semitic Languages, ed. Robert Hetzron (Nueva York: Routledge, 1997), 222-23; Norbert Nebes y Peter Stein, "Ancient South Arabian", en The Ancient Languages of Syria-Palestine and Arabia, ed. Roger D. Woodard (Nueva York: Cambridge University Press, 2008), 148–49; Peter Stein, "Ancient South Arabian", en Las lenguas y dialectos semíticos: un manual internacional, ed. Stefan Weninger (Boston, MA: De Gruyter Mouton, 2011), 1048; Rebecca Hasselbach, "Old South Arabian", en Idiomas del mundo de la Biblia, ed. Holger Gzella (Boston, MA: De Gruyter, 2012), 169, tabla 1.
  12. Para el hebreo yšmʿʾl, ver Francis Brown, S.R. Driver y Charles A. Briggs, The Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon (Peabody, MA: Hendrickson, 2007), 1035; Ludwig Koehler y Walter Baumgartner, The Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament, ed. estudio, trad. M.E.J. Richardson, 2 vols. (Boston, MA: Brill, 2001), 1: 447; David J. A. Clines, The Dictionary of Classical Hebrew, 8 vols. (Sheffield: Sheffield Academic Press, 1993–2011), 4: 333–34. Para South Arabian y s1mʿʾl, véanse Robin y Calvet, Arabie Heureuse, Arabie Déserte, 318; Christian Julian Robin, "La Chronologie et ses Problèmes", en Yémen: au pays de la reine de Saba ’, ed. Christian Robin y Burkhard Vogt (París: Flammarion, 1997), 63. Para las partes que componen en Arabia del Sur, s1mʿ, “escuchar, escuchar, obedecer” + ʾl, “Dios”, ver A.F.L. Beeston, M.A. Ghul, W.W. Müller, J. Ryckmans, Sabaic Dictionary (inglés-francés-árabe) (Saná: Universidad de Saná, 1982), 5, 127; Joan Copeland Biella, Dictionary of Old South Arabic: Sabaen Dialect (Cambridge, MA: Harvard Semitic Museum, 1982), 15, 338; Stephen D. Ricks, Lexicon of Inscriptional Qatabanian (Roma: Editrice Pontificio Instituto Biblico, 1989), 10, 160.
  13. Koehler y Baumgartner, HALOT, 1: 447. Koehler y Baumgartner no incluyen el superíndice 1 utilizado para distinguir el sat (s1) del shin (s2) y el samekh (s3) en la transliteración de sibilantes del sur de Arabia, pero no hay duda de que se pretende el mismo nombre, ya que ni y s2mʿʾl ni y s3mʿʾl están atestiguados en las inscripciones de Arabia del Sur.
  14. Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 7.
  15. Alessandro de Maigret, “Excavaciones de la misión arqueológica italiana en Barâqish (República de Yemen)”, Boletín Archaeologia 0 (2009): 59–60, 89–90, fig. 57–59; Sabina Antonini y Alessio Agostini, "Excavaciones de la misión arqueológica italiana en Yemen: una necrópolis minaean en Barāqish (Wadi Jawf) y la necrópolis Qatabanian de Ḥayd bin ʿAqīl (Wadi Bayḥān)", en Death and Burial in Arabia and Beyond, 215-24.
  16. Véase Robin, "Nihm", 95. Christian Robin, "Tribus et territoires d’Arabie, d’après les inscriptions antiques et les généalogies d’époque islamique", Semitica et Classica 13 (2020): 237 explica que el sharīf de Barāqish "caen bajo" Nihm, pero no son necesariamente una parte oficial de la tribu, sino que son más bien "aliados" bajo la protección de Nihm.
  17. Arbach et al., Collection of Funerary Stelae from the Jawf Valley, 3
  18. Christian Robin, Inabba ’, Haram, Al-Kāfir, Kamna et al-Ḥarāshif, 2 vols. (París: Académie des Inscriptions et Belles-Lettres, 1992), 1: 39–40, refiriéndose a Haram 41, 44, 45 y 48. Un texto dedicatorio del siglo VII a.C. de Haram incluye ʿṯtr ḏ-Rgmt, “ʿAthtar dhu- Ragmat ”, el dios de Najran, entre su lista de deidades, ilustrando así las primeras relaciones de Haram con las tribus al norte de Jawf. Véase YM 28823 en la base de datos CSAI y en Mounir Arbach y Rémy Audouin, Colección de artefactos epigráficos y arqueológicos de los sitios de al-Jawf: Museo Nacional de Ṣanʿâʾ (Ṣanʿāʾ: UNESCO-SFD y Museo Nacional de Ṣanʿā, 2007), 44–45.
  19. Véase Haram 16, Haram 17 y Haram 19 en Robin, Inabba ’, Haram, Al-Kāfir, Kamna, 1: 85–89. La datación de estas inscripciones se basa en la referencia a Watarʾīl, rey de Haram de aprox. 665–650 a.C., según K. A. Kitchen, Documenting Ancient Arabia, 2 vols. (Liverpool: Liverpool University Press, 1994-2000), 2: 120, 741. Véase también Robin, Inabba ’, Haram, Al-Kāfir, Kamna, 1: 24-26; Mounir Arbach e Irene Rossi, “Haram: cité antique du Jawf (Yémen). Quelques bribes de dix siècles d’histoire et nouveaux textes amīrites”, Semitica et Classica 13 (2020): 25–26, 30.
  20. Ver traducción de Robin en la referencia del num. 19. Consulte también la traducción de Haram 16, Haram 17 y Haram 19 en la base de datos CSAI, http://dasi.cnr.it/.
  21. G. Lankester Harding, An Index and Concordance of Pre-Islamic Arabian Names and Inscriptions (Toronto, ON: Universidad de Toronto, 1971), 940, vertiendo NH [MT] N desde C 510 (= Haram 16) como el nombre "dudoso" (debido a la necesidad de restaurar una parte). En P. 1, categoría C3, Harding utilizó kbr como una indicación contextual a fin de identificar los nombres de una "tribu o pueblo". Más recientemente, Hani Hayajneh, “Eine Sammlung von Fragmentarischen Altsüdatabischen Inschriften aus dem Jemen”, Arabian Archaeology and Epigraphy 15, no. 1 (2004): 147n113 argumentó que en una expresión similar (kbr nhmn), nhmn debería interpretarse como un nombre tribal (en lugar de una referencia a tallado de piedra) porque estaba precedido por kbr, refiriéndose (argumentó Hayajneh) a un líder tribal.
  22. Consulte CIH 673 la base de datos CSAI, http://dasi.cnr.it/, para identificar nhmt como nombre tribal en este texto (al 26 de agosto de 2021). Para la fecha de este texto en el siglo VII a.C., véase Kitchen, Documenting Ancient Arabia, 2: 139. Para la identificación de von Wissmann del NHMT con la tribu y región de Nihm, véase von Wissmann, Zur Geschichte, 307-308. Los eruditos anteriores vincularon específicamente NHMTN en las inscripciones de Haram con el nhmyn de otros textos. Véase Mayer Lambert, "Les Inscriptions Yéménites du Musée de Bombay", Revue d’Assyriologie et d’archéologie orientale 20 (1923): 80–81.
  23. Dado que otras inscripciones en Haram usan kbr para referirse a los líderes de colonias o puestos comerciales de Haram que viven dentro del territorio de otra tribu (p. Ej., Kbr ḥḍrmwt en Haram 12; ver Robin, Inabba ', Haram, Al-Kāfir, Kamna, 1: 52; Arbach y Rossi, "Haram", 24n45), es posible que Haram tuviera un puesto comercial dentro del territorio de Nihm, como me sugirió un estudioso de los antiguos estudios de Arabia del Sur (comunicación personal, 15 de mayo de 2019).
  24. Véase Nigel Groom, Frankincense and Myrrh: A Study of the Arabian Frankincense Trade (Nueva York: Longman, 1981), 167; Michael Jenner, Yemen Rediscovered (Essex: Longman, 1983), 16.
  25. Antonini y Agostini, "A Minaean Necropolis at Barāqish", 221. Véase también Maigret, "Excavations of the Italian Archaeological Mission", 60.
  26. Antonini y Agostini, “A Minaean Necropolis at Barāqish”, 222–23. Giovanni Garbini, "Su alcuni tipi di stele e statuette sudarabiche con iscrizine", Annals 37 (1977): 375-81 (véase especialmente p. 378) concluyeron de manera similar que otras estelas de tipo similar llegaron a Yemen a través de un grupo cultural de Arabia del Norte.
  27. Schiettecatte, “Arabian Iron Age Funerary Stelae,”, 191-203; Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 14-15.
  28. Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 15.
  29. Véase Ibíd., 13-15.
  30. Véase Alessio Agostini, "Funerary Stelae from Barāqish: Study of the Onomastics", en Sabina Antonini y Alessio Agostini, A Minaena Necropolis en Barāqish (Jawf, República de Yemen): Informe preliminar de las campañas arqueológicas 2005-2006 (Roma: Instituto Italiano por l'Africa e l'Oriente, 2010), 49–70, esp. 69–70. Sin embargo, esto no significa necesariamente que los individuos mismos fueran extranjeros. Los nombres a menudo se transmiten a través del intercambio cultural, por lo que los comerciantes del sur de Arabia, naturalmente, podrían haber aprendido los nombres semíticos del noroeste y del norte de Arabia durante sus viajes, y usarlos al nombrar a sus hijos.
  31. Esto se expresa más claramente en Hugh Nibley, Enseñanzas del Libro de Mormón: Transcripciones de conferencias presentadas a una clase de honores del Libro de Mormón en la Universidad Brigham Young, 1988–1990, 4 vols. (Provo, UT: FARMS, 2004), 3: 27-28. Véase también Nibley, Lehi in the Desert / The World of the Jaredites / There Were Jaredites (Salt Lake City: Deseret Book, 1988), 40; Nibley, An Approach to the Book of Mormon (Salt Lake City: Deseret Book, 1988), págs. 72–73; Nibley, The Prophetic Book of Mormon (Salt Lake City: Deseret Book, 1989), 545.
  32. Los seis Ismaeles en la Biblia son: (1) el hijo de Abraham vía Agar (Génesis 16-17; 21; 25); (2) el hijo de Azel de Benjamín, aprox. Siglo VII a. C. (1 Crónicas 8:38; 9:44); (3) padre de Zebadías, el gobernador de Judá en el siglo IX a.C. bajo Josafat (2 Crónicas 19:11); (4) el hijo Johanán, que se unió a la revuelta contra la reina Atalía aprox. 835 a.C. (2 Crónicas 23: 1); (5) el hijo de Netanías, miembro de la familia real y traidor de Judá (Jeremías 40–41; 2 Reyes 25: 23–25); (6) uno de los hijos de Pasur, que había tomado esposas extranjeras en el período posterior al exilio (Esdras 10:22). Véase James E. Brenneman, “Ishmael”, en Eerdmans Dictionary of the Bible, ed. David Noel Freedman (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 2000), 653. Para Ismael en epigrafía hebrea, Clines, Dictionary of Classical Hebrew, 4: 334, enumera 19 sellos hebreos que dan fe del nombre de Ismael , la mayoría de los cuales datan de los siglos VII-VI a.C. He identificado 60 atestaciones de Ismael en fuentes epigráficas hebreas del siglo VIII al VI a. C. Véase Nahman Avigad, Hebrew Bullae from the Time of Jeremiah (Jerusalem: Israel Exploration Society, 1986), 64–66, 69, 74; Gabriel Barkay, "A Bulla of Ishmael, the King's Son", Bulletin of the American Schools of Oriental Research 290/291 (1993): 109–14; Nahman Avigad, rev. Benjamin Sass, Corpus of West Semitic Stamp Seals (Jerusalem: Israel Academy of Sciences and Humanities, 1997), 108, 111-14, 123, 200, 206-209, 212, 235, 238; Robert Deutsch y Michael Heltzer, Nueva evidencia epigráfica del período bíblico (Tel Aviv y Jaffa: Publicación del Centro Arqueológico, 1995), 83–84; Robert Deutsch y Michael Heltzer, West Semitic Epigraphic News of the 1st Millennium BCE (Tel Aviv: Publicación del Centro Arqueológico, 1999), 64–66; Robert Deutsch, Messages from the Past: Hebrew Bullae from the Time of Isaiah through the Destruction of the First Temple (Tel Aviv: Publicación del Centro Arqueológico, 1999), 28, 29, 35, 36, 40, 41, 46, 124–25 , 151–52, 171–72; Robert Deutsch y André Lemaire, Sellos personales del período bíblico en la colección Shlomo Moussaieff (Tel Aviv: Publicación del Centro Arqueológico, 2000), 61; Robert Deutsch, “Un tesoro de cincuenta bullas de arcilla hebreas de la época de Ezequías”, en Shlomo: Estudios en epigrafía, iconografía, historia y arqueología en honor a Shlomo Moussaieff, ed. Robert Deutsch (Tel Aviv y Jaffa: Publicación del Centro Arqueológico, 2003), 77–79; Robert Deutsch, Biblical Period Hebrew Bullae: The Joseph Chaim Kaufman Collection (Tel Aviv: Archaeological Center Publication, 2003), 56–57, 74–75, 215–20, 362–63; Robert Deutsch, Biblical Period Epigraphy: The Joseph Chaim Kaufman Collection — Seals, Bullae, Handles (Jaffa: Archaeological Center Publication, 2011), 42–43, 89–90, 115–16, 122–24, 143–44, 159– 62, 184, 252.
  33. Ernest Axel Knauf, “Ismael”, en Anchor Bible Dictionary, 6 vols., Ed. David Noel Freedman (Nueva York: Doubleday, 1992), 3: 513. Véase también David Rolph Seely, revisión de Enseñanzas del Libro de Mormón: Semestre 3, por Hugh Nibley, Revisión de libros sobre el Libro de Mormón 5 (1993): 193–94. En Avigad, Bullae hebreo de la época de Jeremías, 116, Yišmaʿʾēl está calificado como el nombre atestiguado con mayor frecuencia en una colección de 255 bullae de finales del siglo VII a principios del siglo VI a.C. Sobre los orígenes semíticos del noroeste del nombre, véase Ebbe Egede Knudsen, “Nombres amorreos y onomástica del Antiguo Testamento”, Scandinavian Journal of the Old Testament 13, no. 2 (1999): 202-24, esp. 218.
  34. Además de la estela de Yasmaʿʾīl en discusión (YM 27699), ver as-Sawdāʾ 18, CIH 545 y Maʿīn 109, Base de datos de CSAI, http://dasi.cnr.it/. De estos, CIH 545 y Maʿīn 109 datan del siglo VII a.C. véase Kitchen, Documenting Ancient Arabia, 2: 124 (CIH 545); Mounir Arbach, "La Decouverte du Temple Intra-Muros de Nakrah a Maʿin, L’antique Qarna", Arqueología y epigrafía árabe 22, no. 2 (2011): 201–14 (Maʿīn 109). La datación específica para as-Sawdāʾ 18 no está disponible, pero está fechada en el Período Sabaico Temprano (aprox. anterior al siglo IV a.C.). Hay cinco inscripciones más pequeñas y pequeñas en la colección de estelas funerarias de Jawf, pero todas datan de un período posterior, aprox. Siglos IV-II a.C. Ver Arbach et al., Colección de estelas funerarias del valle de Jawf, 52 (núm. 45), 105 (núm. 204), 114 (núm. 231), 152 (núm. 344), 157 (núm. 358).
  35. Véase Elizabeth Bloch-Smith, Judahite Burial Practices and Beliefs about the Dead (Sheffield, Reino Unido: Sheffield Academic Press, 1992).
  36. Véase Rachel Hachlili, Costumbres, prácticas y ritos funerarios judíos en el período del segundo templo (Boston, MA: Brill, 2005). Véase también Pieter W. van der Horst, “Inscripciones funerarias judías: la mayoría están en griego”, Biblical Archaeology Review 18, no. 5 (septiembre / octubre de 1992): 46–57.
  37. Véase Lynn M. Hilton y Hope A. Hilton, En busca del rastro de Lehi (Salt Lake City: Deseret Book, 1976), págs. 27–44; George Potter y Richard Wellington, Lehi in the Wilderness: 81 Evidencias nuevas y documentadas de que el Libro de Mormón es una historia verdadera (Springville, UT: Cedar Fort, 2003), 53–71.
  38. Véase Paul Y. Hoskisson, Brian M. Hauglid y John Gee, "What’s in a Name? Irreantum ”, Journal of Book of Mormon Studies 11, no. 1 (2002): 90–93, 114–15.
  39. Consulte “Similitudes entre la transcripción de Anthon y el antiguo árabe del sur (árabe)”, Journal of Book of Mormon Studies 8, no. 2 (2002): 83, 88; Brown, "New Light from Arabia", pág. 88.
  40. Véase S. Kent Brown, "A Case for Lehi's Bondage in Arabia", Journal of Book of Mormon Studies 6, no. 2 (1997): 205–17; S. Kent Brown, De Jerusalén a Zarahemla: Estudios literarios e históricos del Libro de Mormón (Provo, UT: Centro de Estudios Religiosos de BYU, 1998), 55–59; Brown, “New Light from Arabia”, págs. 90–92. Sin embargo, tenga en cuenta la crítica en Aston, Lehi y Sariah en Arabia, 97–98.
  41. Su capacidad para escribir no necesita defensa; la mera existencia de sus registros lo atestigua. Sobre las habilidades de Lehi y Nefi en el trabajo de metales, véase John A. Tvedtnes, The Most Correct Book: Insights from a Book of Mormon Scholar (Springville, UT: Horizon, 2003), 78–97; Jeffrey R. Chadwick, "Lehi’s House at Jerusalem and the Land of his Inheritance", en Glimpses of Lehi’s Jerusalem, ed. John W. Welch, David Rolph Seely y Jo Ann H. Seely (Provo, UT: FARMS, 2004), 113–17; Neal Rappleye, “Lehi the Smelter”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 14 (2015): 223–25. Muchas inscripciones de Arabia del Sur están grabadas en bronce, lo que indica el valor de la habilidad de Nefi para escribir sobre superficies metálicas.
  42. Véase Potter y Wellington, Lehi in the Wilderness, pág. 64.

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