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09 octubre 2012

Las siete tribus primitivas de Mesoamérica

¿Existen registros de la Antigua América que coincidan con tradiciones narradas en el Libro de Mormón?
Autor: Diane E. Wirth, MA.
Traductor: Antonio Caballero.


En el Libro de Mormón se describen a las siete tribus como una evolución de las familias que vinieron al Nuevo Mundo provenientes de Jerusalén. La primera mención de estos grupos de linaje es alrededor del 544 a.C., cuando las tribus fueron individualmente llamadas como nefitas, jacobitas, josefitas, zoramitas, lamanitas, lemuelitas, e ismaelitas (Jacob 1:13). Casi 700 años más tarde, estas divisiones tribales patriarcales fueron mencionadas de nuevo, indicando la naturaleza duradera de esta tradición (4 Nefi 1:38). Con el paso del tiempo, el orden de los nombres sigue siendo el mismo, la última referencia aparece en Mormón 1:8, poco antes de la desaparición de la nación nefita como resultado de la guerra. De estas escrituras sabemos que las siete familias fueron recordadas en un lapso de 866 años en el Libro de Mormón. No se puede empequeñecer la importancia de estos linajes, ya que incluso se mencionan en Doctrina y Convenios 3:17-18.

Antes y después del fin de la nación nefita en el año 385 d.C., la genealogía seguía siendo extremadamente importante para las culturas mesoamericanas. Las antiguas tradiciones, transmitidas oralmente de una generación a otra, hablaban de sus antepasados, los cuales eran parte de las siete tribus primitivas. Estas leyendas mesoamericanas están registradas en murales, estelas, monumentos y en códices, y fueron recitadas fortuitamente a los clérigos españoles, quienes crearon un registro de las diferentes versiones.

Bernardo de Sahagún observó que los nativos equiparaban el simbolismo descrito en las siete cuevas, con el de barcos, y sugirió que estas tribus cruzaron las aguas en busca de un paraíso terrestre. A propósito de esto, escribió:

“En cuanto al origen de estos pueblos, en el informe que ese anciano [del centro de México] da es que llegaron por mar… en algunos barcos de madera…. Sin embargo se conjetura, por una información encontrada entre todos estos indígenas, que venían de siete cuevas y que estas siete cuevas son los siete navíos o galeras en las que los primeros pobladores de estas tierras llegaron…"[1]

¿Están los Hopi relacionados con los mayas? Según dice Frank Waters, los “hopis vivieron primeramente en siete puesivi o cuevas”. De allí emigraron hacia el norte, estableciendo a su gente y sus pueblos en concordancia con los nombres de las “cuevas o cavernas-útero” [2]. Estos acontecimientos pueden referirse al Periodo Clásico Tardío de Mesoamérica cuando muchas personas se mantenían en movimiento, a causa de las guerras, las enfermedades y el hambre que asolaban gran parte de Mesoamérica. Pero por la misma razón, el mito puede ser comparado con épocas anteriores, con acontecimientos que se remontan a los mitos de las tempranas llegadas al Nuevo Mundo a través del mar.

Izapa, Chiapas y México cuentan con muchas estelas hermosas e interesantes. La estela 67 parece retratar a un hombre barbudo en un barco, montando una ola invertida del océano. La ola invertida enseña acerca del inframundo acuático donde los muertos entran y el renacimiento tiene lugar.

Según Garth Norman, autor de Izapa Sculpture, la Estela 67 puede aludir a una migración de personas procedentes de una tierra de más allá del mar. Él sugiere que las tradiciones de los Mayas Quiché, sobre viajar en la oscuridad, pueden referirse al viaje por el inframundo acuático para llegar a esta tierra [3]. No sería descabellado comparar el vasto mar por el que viaja un barco con el inframundo y el barco con un portal desde el cual se sale de ese angustioso lugar para llegar a la luz del mundo actual. Desembarcar en tierra desconocida puede ser interpretado como el nacimiento en un mundo nuevo o nueva era, y por lo tanto entrar en la categoría de mito de la creación, el inicio de los linajes, la aparición del hombre primitivo, y así sucesivamente.

El clasificador numeral de cuevas en yucateco es “ak”, que forma parte de la palabra aktun “cueva”. El clasificador “ak” también se utiliza para palabras tales como: canoas, botes, casas y contenedores [4]. Todas estas palabras tienen relación con cosas que mantienen a las personas y los objetos en entornos seguros. Las estelas 3 y 6 en Izapa muestran representaciones de barcos ilustrados como elementos en forma de U. En cada caso, el barco está en el aire, significando posiblemente: el vehículo que transporta al mesoamericano fallecido a los cielos. Esto es similar a la barca solar de la mitología egipcia, la cual baja por el río que está en el cielo, la Vía Láctea. En cualquier caso, el barco está en el símbolo con forma de “U” de la matriz [5].

Aunque la leyenda de las siete cuevas proviene principalmente de los pueblos mexicanos de habla náhuatl, hubo una adopción generalizada de este mito entre otros pueblos, como es evidenciado por los Mayas Quichés. Tulán Zuyua o vukub pek, vukub Zivan “siete cuevas, siete cañones”, es mencionado en el Popol Vuh [6].



“Siete cuevas, siete cañones”


“Siete lugares de matorrales o huecos”
                               
La tumba del sumo sacerdote de Chichén Itzá en Yucatán también sustenta la creencia en este mito originario de pueblos situados en una zona de habla no náhuatl. Al igual que en la tierra de origen de los Quiché, el nombre original de Chichén Itzá ha sido Ucil-Abnal, “Siete Lugares de matorrales o huecos” [7].

Los anales de los Cakchiqueles, una historia Maya, se refieren una y otra vez a las siete tribus primitivas como los colonizadores originales que vinieron del otro lado del mar [8].

¿Hacen referencia estos documentos de las siete tribus, así como los otros mencionados aquí, al concepto largamente mantenido, de representar a los siete linajes mencionados en el Libro de Mormón? Sólo podemos especular que este sea el caso. Lo que sí sabemos es que después de la época del Libro de Mormón, esta leyenda ha formado parte de la tradición oral de los indígenas Mesoamericanos desde hace muchos, muchos años.

Fuentes


  1. Bernardino de Sahagún, Historia General de las Cosas de Nueva España, Introducción al Primer Libro, México, 1946, citado en “La Arqueología y el Libro de Mormón” por Milton R. Hunter (Salt Lake City: Deseret Book Company, 1972), 44. 
  2. Frank Water, México Mystique (Chicago: Swallow Press, 1975), 168-170 
  3. V. Garth Norman, Izapa Sculpture, Parte 2 (Provo: New World Archaeological Foundation, Universidad Brigham Young, 1976), 154-158. 
  4. Andrea J. Stone, images from the Underworld: Naj Tunich and the Tradition of Maya Cave Painting (Austin: Prensa de la Universidad de Texas, 1995), 35. 
  5. Véase el Capítulo VIII de Parallels: Mesoamerican and Ancient Middle Eastern Traditions, por Diane E Wirth (St. George, UT: Stonecliff Publishing, 2003). 
  6. Denis Tedlock, Popol Vuh: The Definitive Edition of the Mayan Book of the Dawn of Life and the Glories of Gods and Kings (Nueva York: Simon and Schuster, 1985), 360. 
  7. Ralph L. Roys, “Imperios indígenas de Yucatán”, en Revista Mexicana de Estudios Antropológicos 20:153-177. 
  8. The Annals of the Cakchiquels, traducido del maya cakchiquel por Adrián Recinos y Delia Goetz (Norman: Universidad de Oklahoma, 1953), 59, n.59. 
  9. Enlace artículo original: http://www.bmaf.org/node/213


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1 comentario:

Unknown dijo...

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http://elhijoahman.blogspot.mx/2010/08/el-legado-de-lehi-las-siete-tribus.html

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