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07 junio 2010

Amor versus odio: Un análisis de Helamán 15:1-4

Por David Bokovoy

Traducido por DPCS
http://www.mundolds.blogspot.com/




Pocos géneros literarios del mundo antiguo sobresalen tan destacadamente como el pacto vasallo del cercano oriente. Los estudiosos han demostrado que estos contratos políticos formados entre reyes vasallos y suzeranos siempre constituyeron la base conceptual para el libro del Deuteronomio . "La suposición es que Israel concebía su relación con Yavé como la de un pueblo subyugado a un rey mundial y que expresaba esta relación en los conceptos y fórmulas del tratado de suzeranía". En el tratado del Cercano Oriente, los vasallos fueron obligados a amar a sus superiores: "si no aman al príncipe heredero designado a Asurbanipal ", advierte el pacto asirio de Esarhaddon, "[entonces] puede Assur, rey de los dioses, quien determina los destinos, decretarle un destino malo, poco propicio”. En este contexto antiguo, "amar al rey con todo el corazón significaba la ruptura de todo contacto con otros poderes políticas". Por lo tanto, el mandamiento de Israel "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas", presentado en el libro de Deuteronomio, parece hacer referencia a un compromiso político en lugar de un inclinación emocional (Deuteronomio 6:5).

Estudiosos en las últimas décadas han demostrado que en el mundo bíblico la palabra Amor representa a menudo una devoción testamental [covenantal] a un superior, mientras que su opuesto, es decir, el Odio, a veces significaba la condición de un individuo fuera de esta afiliación. Mientras que la connotación de estas palabras para los occidentales por lo general significan una carga emocional intensa, en el antiguo Cercano Oriente, el amor y el odio a menudo llevaba la mencionada connotación testamental única.

“Toda la maldad de ellos [Efraimitas] fue en Gilgal; allí, pues, les tomé aversión [allí comencé a odiarlos dice otra versión biblica]; por la maldad de sus obras los echaré de mi casa” (Oseas 9:15). Según lo demostrado en este pasaje bíblico, la maldad de los Efraimitas dio lugar a su pérdida de la bendición asociada de tener al servicio al Dios del Israel como su soberano. El señor odió a los Efraimitas “por la maldad de sus obras” porque en el contexto del antiguo Cercano Oriente estos actos eran equivalentes a una insurrección política. Consecuentemente, los Efraimitas fueron quitados de la casa o de la familia covenantal de Dios. “No los amaré más” declara al Señor “todos sus príncipes son rebeldes” (Oseas 9:15). Así, las palabras de Amor y Odio en el mundo bíblico a menudo lleva a una connotación deliberada de una alianza política (o de una falta de ella).

Con esta observación en mente, el pasaje problemático en Helamán 15, cuando Samuel el lamanita describe el amor y el odio de Dios, parece transmitir un matiz específico derivado del mundo de la antigüedad “Pues he aquí, han sido un pueblo escogido del Señor; sí, él ha amado a los del pueblo de Nefi,” (v 3) Con estas palabras, Samuel intenta recordar a los nefitas que tradicionalmente han servido como el pueblo del convenio de Dios. En esta relación, el Señor ha actuado como el soberano [suzerano] Nefita, de quien el pueblo Nefita ha recibido recíproco "amor ". En contraste, Samuel presenta su propio pueblo, los lamanitas, como a quienes Dios “ha aborrecido…porque sus obras han sido continuamente malas” (v. 4). Significativamente, Samuel utiliza el verbo odiar en el mismo contexto en el que aparece en el libro de Oseas. Dios odia a los lamanitas en forma paralela a la forma en que odiaba a los hijos de Efraín: sus malas acciones les había colocado fuera de los límites de su relación con el pacto.

Mientras que algunos lectores modernos han expresado preocupación acerca de esta declaración aparentemente dura conservada en El Libro de Mormón, el mensaje de Samuel se refiere perfectamente en el contexto del "amor" y el "odio" en el sentido de la antigua Alianza.

Fuentes:

1. See A. D. H. Mayes, Deuteronomy: New Century Bible Commentary (Eerdmans, 1979), 33; and Moshe Weinfeld, Deuteronomy and the Deuteronomic School (Eisenbrauns, 1992), 60Ð61.
2. Norman K. Gottwald, The Hebrew Bible: A Socio-Literary Introduction (Fortress Press, 1985), 205.
3. As cited in James B. Pritchard, ed., Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament (Princeton University Press, 1969), 537, 538.
4. Weinfeld, Deuteronomy, 81.
5. William L. Moran, "The Ancient Near Eastern Background of the Love of God in Deuteronomy," Catholic Biblical Quarterly 25 (1963): 77Ð87.
6. N. Lohfink, "Hate and Love in Osee 9, 15," Catholic Biblical Quarterly 25 (1963): 417.
7. This would explain why the Lord says that he loves Jacob (Israel) but hates his brother Esau (Malachi 1:2Ð3; Romans 9:13).


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