LA CUESTIÓN DE LAS “FALSAS PLANTAS” EN EL LIBRO DE MORMÓN: TRIGO, CEBADA, HIGOS, UVAS Y SEDA
Luis A. Benito
Saint-Louis University
Artículo basado en las investigaciones de Jeff Lindsay:
TRIGO, CEBADA
El trigo y la cebada se mencionan en el Libro de Mormón (Mosíah 7:22, 9:9; y Alma 11:7,15). Pero no se dice en ningún momento que se deriven de las semillas del Viejo Mundo que el grupo de Nefi pudo llevar a las Américas en el 600 A.C. Efectivamente, el traslado de plantas de un continente a otro en aquellas condiciones es posible que fuese complicado y poco exitoso. Por ello podemos considerar la tesis de que la mayor parte de las referencias a granos y plantas en el Libro de Mormón lo son de especies del Nuevo Mundo. Es decir, que allí hubiese plantas que aquellos israelitas, por analogía, denominasen “trigo” o “cebada”.
Nuevamente estamos ante el complejo asunto de la traducción de términos antiguos al inglés del siglo XIX.
La referencia a la cebada, tan largamente atacada por los críticos, recibió un fuerte espaldarazo en 1983, cuando un grupo de arqueólogos anunció el descubrimiento de cebada doméstica precolombina encontrada en Arizona (concretamente de la cultura Hohokan, en La Ciudad, lugar muy próximo a Phoenix; ver el número de Science 83 de diciembre de 1983). Ésta fue una especie de cebada cultivada del nuevo Mundo. Otros autores no mormones, Nancy B. Asch y David L. Asch, ofrecen los recientes descubrimientos de cebada doméstica precolombina en Oklahoma e Illinois, concretamente de la variedad Hordeum pusillum,con fuertes indicativos de que había sido cultivada en la región durante los anteriores 2000 años (McGimsey y Conner, 1985: 78). Como declara otro especialista, Vorsila L. Bohrer, “es razonable pensar que estamos descubriendo grano cultivado en Norteamérica de cuya existencia nunca habíamos sospechado” (Bohrer 1984: 252).
Además, se ha conocido durante muchos años la existencia de diversas clases de cebada silvestre originaria de las Américas (Sorenson y Smith, 1992: 130-132). Cualquiera puede verificarlo en la nueva página Web USDA Plants, donde la búsqueda de cebada (teclear “barley”) revela que la “cebada de rabo de zorro” y la “cebada enana” son plantas nativas de Estados Unidos, junto con la “cebada de Arizona”, la “cebada de California”, la “cebada Stebbins”, y algunas otras.
Los críticos ahora dicen que la cebada americana no tiene nada que ver con la cebada del Libro de Mormón, la cual incorrectamente asumen que se trata de cebada del Viejo Mundo. Pero la mención de cebada en el Libro de Mormón se produce cientos de años después de que Nefi llegase al Nuevo Mundo. No hay ninguna razón para creer que esta cebada descendiese de la del Viejo Mundo que teóricamente Nefi llevase. Los nefitas podrían haber estado usando fácilmente un grano similar del Nuevo Mundo que llamaron cebada y que José Smith tradujo como cebada. Es llamativo que los críticos, después de atacar durante decenios al Libro de Mormón por su “anómala” mención de la cebada, simplemente ignoran los últimos descubrimientos científicos de antigua cebada cultivada en el Nuevo Mundo y dicen que tal cebada es “inaplicable”. Eso es honestidad intelectual.
Hay una gran variedad de granos cultivados en la antigua Mesoamérica que podría llamarse “trigo” o “cebada”. Sorenson ofrece una lista parcial (Sorenson, 1994: 338-339) incluyendo el amaranto, la huauzontle, la chia (usada por los aztecas), el mijo rabo de zorro, dos especies de “maíz perenne” y el teosinte de Chalco. Las referencias provienen de publicaciones especializadas no “mormonas”. Tecleando “wheat” en la nueva base de datos USDA Plants, podemos encontrar que hay numerosas especies nativas norteamericanas cuyos nombres comprenden la palabra “wheat” (trigo). Específicamente, hay múltiples variedades de “trigo de hierba” (wheatgrass), “trigo de gamo” (buckwheat), y “trigo de vaca” (cowwheat), y una especie llamada “trigo indio del desierto” (desert Indianwheat). No hay evidencia de que alguna de éstas se haya cultivado. El asunto, sin embargo, es que los anglohablantes han usado nombres comunes de granos, como trigo o cebada, para designar especies nativas, cosa que muy bien puede haber sucedido con otros pueblos.
Una planta interesante mencionada en el Libro de Mormón es el sheum (Mosíah 9:9). Este término, obviamente, viene del babilonio (acadio) she-um, ‘cebada’ (en antiguo asirio, ‘trigo’), el nombre de cereal más popular en la antigua Mesopotamia (Gelb, 1992: vol. 17, 345-355). La fuente jaredita para este término es la más lógica, porque el grupo jaredita partió de Mesopotamia, aunque la referencia del Libro de Mormón es a una planta cultivada por los zeniffitas, un grupo nefita-mulekita del segundo siglo antes de Cristo (Sorenson, 1994: 338). Sorenson cita esto como ejemplo de un cambio de nombre que podría deberse a que los nefitas en este tiempo tuviesen una palabra distinta para cebada, y podrían llamar a otras especies con el nombre de sheum. Quizás era uno de los varios granos mesoamericanos que hemos enumerado anteriormente.
HIGOS Y UVAS
Higos y uvas se mencionan en 3 Nefi 14:16, cuando el Señor resucitado declara el Sermón del Monte a un grupo de Zarahemla: “¿Se recogen uvas de los espinos, o higos de los cardos?”. El modelo griego del Nuevo Testamento dice literalmente “racimos” (staphulas) en lugar de uvas. Mientras que los espinos y los cardos estaban presentes en el Nuevo Mundo, los críticos han argumentado que no había uvas ni higos. Sin embargo algunas clases de uvas sí que estaban presentes, y varias plantas del Nuevo Mundo podrían ser descritas con el término “racimos”. Las higueras mesoamericanas existen, y una corteza de higo es lo que usaban los aztecas para hacer papel. Nótese sin embargo que el Libro de Mormón no dice si las uvas y los higos estaban disponibles para aquellos pueblos; quizás solamente tenían noticia de estas plantas desde sus escrituras de Israel, o quizás el contexto del sermón dejaba claro a qué tipo de frutos disponibles en racimos podría estarse refiriendo. Quizás los nefitas usaban las palabras semíticas correspondientes a higos y uvas para describir las plantas del Nuevo Mundo que iban encontrando. Los argumentos en contra del Libro de Mormón basados en las palabras “higos” y “uvas” se debilitan.
Inventarios extensos de plantas cultivadas en Mesoamérica se han publicado en diversas fuentes (Heiser, 1965: 930-949). Algunos críticos han difundido pequeñas listas de plantas descubiertas en excavaciones individuales, como si estas enumeraciones fraccionadas representasen un problema para el Libro de Mormón. Listas más completas incluyen especies de uva (algunas veces llamada vitis). Algunos críticos dicen que ninguna planta del Viejo Mundo ha sido identificada en las Américas, pero esto es manifiestamente falso. Una bibliografía extensa la tenemos en Pre-Columbian Contact with the Americas Across the Oceans: An Annotated Bibliography, de J.L. Sorenson y M.H. Raish. Evidencia de numerosas plantas del Viejo Mundo, incluyendo plantas cultivadas en cosechas, se han encontrado en el Nuevo Mundo. Estas plantas fueron traídas a través de los océanos, pero no sabemos cómo ni por quién.
La crítica antimormona llega al extremo de Thomas Murphy, quien dice que el Libro de Mormón es falso porque cuenta que la gente comía “trigo y copos de avena”. Del trigo ya hemos hablado. Pero la verdad es que en ningún versículo del Libro de Mormón se menciona que comieran avena ni “copos de avena” ni Choco-Krispies. Murphy ha debido estar leyendo demasiada literatura antimormona.
LA SEDA
Alma 4:6 menciona la seda en el Nuevo Mundo. Algunos estudiosos del Libro de Mormón han propuesto algunos materiales conocidos en Mesoamérica que podrían traducirse como seda. Hasta hace poco algunos han intentado desacreditar a José Smith por mencionar la seda en el Libro de Mormón (ver la página web the old Smithsonian statement on the Book of Mormon), pero hoy día ya hay evidencia de que el gusano de la seda era conocido en el Nuevo Mundo antes de la llegada de Colón (Connell, 1962: 324-325). Otra publicación reciente no mormona, el Museum Quarterly, también ha ofrecido las evidencias de la existencia de seda entre los aztecas (Peigler 1993: 10-11).
Así que los críticos continúan desafiando el Libro de Mormón basados en la vieja creencia de que la seda no existía en las antiguas Américas. Pero ahora resulta que están equivocados. ¿Se trata de otra conjetura afortunada de José, de otro de los casuales aciertos de su creatividad?
BIBLIOGRAFÍA MENCIONADA
• BOHRER, Vorsila L., “Domesticated and Wild Crops in the CAEP Study Area” en Prehistoric Cultural Development in Central Arizona: Archaeology of the Upper New River Region, ed. Patricia M. Spoerl y George J. Gumerman Carbondale, Ill.: Southern Illinois University, 1984, p. 252.
• CONNELL, Maurice W., The Prophet Said Silk, The Improvement Era, Vol. 65, No. 5, May 1962, pp. 324-345.
• GELB Ignace J., et al., The Assyrian Dictionary of the Oriental Institute of the University of Chicago, ed. Chicago: Oriental Institute, 1992, vol. 17, pt. 2, 345–55.
• HEISER, C.B. Jr., "Cultivated Plants and Cultural Diffusion in Nuclear America ," American Anthropologist, Vol. 67, pp. 930-949, 1965.
• McGIMSEY, Charles R. y CONNER, Michael D., “Archeobotany”, en Deer Track: A Late Woodland Village in the Mississippi Valley, ed., Kampsville, Ill.: Center for American Archeology, 1985, 44; p. 78.
• PEIGLER, Richard S., Ph.D., Curator of Entomology, “Silkworm of the Aztecs”, en Museum Quarterly, Vol. 2, No. 1 (Spring, 1993): pp. 10-11 (publicada por el Denver Museum of Natural History).
• Science 83 de diciembre de 1983
• SORENSON, John L. y RAISH M.H., Pre-Columbian Contact with the Americas Across the Oceans: An Annotated Bibliography, de 2 vols., Provo, UT: Research, 1990 (disponible a través de FARMS).
• SORENSON, John L., Review of Books on the Book of Mormon, Vol. 6, No. 1, 1994, pp. 338-339.
• SORENSON, John L., y Robert F. SMITH, “Barley in Ancient America”, en Reexploring the Book of Mormon, edited by John W. Welch, 130–32. Salt Lake City: Deseret Book and FARMS, 1992.
• USDA Plants (“barley” y “wheat”).
Evidencias científicas, arqueológicas, lingüísticas y culturales del Libro de Mormón
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27 diciembre 2007
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Evidencia
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1 comentario:
Todavía muchos incrédulos no entienden la Escritura de Isaías 29:13-14.-Un prodigio grande y espantoso. Bendiciones.
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