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22 septiembre 2013

La Colonia Nefita en el contexto religioso antiguo mesoamericano y la deificación

¿Cómo habrá sido el arte Nefita cristiano en el contexto mesoamericano de la época del Libro de Mormón? 

Revisión del artículo “Deification: Divine Inheritance and the Glorious Afterlife in the Book of Mormon and AncientMesoamerica” de Mark Alan Wright, publicado en la página web de  The Maxwell Institute, perteneciente a la Universidad de Brigham Young.
Resumen, comentarios y traducciones de las citas por Jorge Albarrán Riquelme. 


Existe un argumento que señala que según las investigaciones arqueológicas actuales, no hay evidencias de que el cristianismo haya existido alguna vez en la mesoamérica antigua. Dicho argumento estaría en contradicción con el Libro de Mormón como un registro antiguo cristiano escrito por autores que probablemente vivieron y compartieron dentro de un contexto mesoamericano.

En su artículo, el hermano Mark Alan Wright nos sugiere que tal aseveración puede considerarse en parte una apreciación correcta pero engañosa. Efectivamente, no se han encontrado hasta ahora símbolos o frases que revelen mensajes cristianos tal y como los conocemos en la actualidad.

En primer lugar debemos recordar que la arqueología es una ciencia  y como tal se reescribe continuamente en base a los nuevos descubrimientos. Esto es mucho más patente en la arqueología mesoamericana si recordamos que todavía queda un 95% del área potencial por excavarse, lo que me recuerda la cita de otro erudito SUD, Michael R. Ash, quien declaró que “la ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia”.

En segundo lugar recordemos que el mismo Libro de Mormón nos indica que su cultura sufrió cambios en su lenguaje y escritura con el pasar del tiempo (Mormón 9: 32-34). Y si como el mismo registro sagrado lo evidencia en numerosas instancias, también compartieron con otras culturas, entonces muy bien pudieron haber surgido modificaciones en la expresión de su simbología religiosa. Basta ver las diversas manifestaciones de arte y simbología cristianos en las diferentes culturas y cómo éstas han adoptado símbolos ajenos, incluso de culturas paganas, pero que les han dado un significado cristiano.

Por ejemplo, tomemos el símbolo del pez durante el primer siglo del cristianismo. Según Armando H. Toledo, en su publicación en Internet  El Origen del Pez,  explica:
“Tanto griegos como romanos y miembros de otras culturas paganas usaron el símbolo del pez antes que los cristianos. Por tanto, el pez, en contraste con -por ejemplo- la cruz, causaba menos sospecha, convirtiéndose éste en el símbolo secreto perfecto para los cristianos perseguidos. Cuando la Iglesia se vio amenazada por los romanos de los primeros siglos d. C., los cristianos usaron el símbolo del pez para marcar los lugares de reunión y sus tumbas, o para distinguir a los hermanos de los que no lo eran.” (1)   
El símbolo del pez, según Toledo, apuntaba a diversos aspectos del cristianismo tales como el milagro de los panes y los peces, el llamado a los apóstoles a ser pescadores de hombres y hasta la ordenanza del bautismo. Sin embargo, uno de los significados originales del símbolo del pez era el dios pagano Dagón, asociado en la Biblia con una divinidad filistea, llamada Poseidón por los griegos y asociada a otras divinidades paganas de diferentes culturas y distintos nombres. De esta manera vemos cómo un símbolo dentro de un contexto cultural diferente puede ser importado y adaptado con significados totalmente diferentes y hasta opuestos.

En este sentido el hno Wright destaca: 
“…necesitamos entender que al buscar evidencias del Libro de Mormón en mesoamérica, necesitamos tener presente que la gente del Libro de Mormón habría empleado imágenes locales y culturalmente significativas para expresar sus creencias. Eso es precisamente lo que las personas hacen. Si mirásemos obras de arte cristianas del renacimiento y les creyésemos de pie y juntillas, entonces Jesús y Sus apóstoles se habrían vestido como aristócratas europeos.”
Con todas estas variaciones en las expresiones cristianas, con sus símbolos y metáforas en las artes, el lenguaje, las escrituras de cada cultura y tiempo desde el ministerio de Cristo en la tierra, podemos preguntarnos si un cristiano del siglo I d.c. reconocería el arte cristiano medieval o si nosotros, de una cultura occidental cristiana podríamos reconocer las normas artísticas de expresión de la cultura nefita. 

¿Cómo sería el arte nefita cristiano? ¿Cuán diferente sería de nuestras expresiones de adoración y de alabanza a Cristo y Su evangelio?

Lo que Wright nos sugiere, es que abramos nuestra mente para ver un poco más allá y “reconstruir” el mundo religioso mesoamericano en que los nefitas habrían vivido según las evidencias arqueológicas y así tener una idea más clara de cómo habrían interactuado estas culturas en el plano religioso. Por ejemplo, ¿habría sido muy chocante para los nefitas las creencias y tradiciones religiosas de otras culturas mesomericanas? Y otra pregunta, ¿qué les habría parecido a estas culturas las creencias nefitas? Para intentar mostrar este contexto religioso y cultural, el Hno Wright tomará como ejemplo a una sola cultura representativa: Los Mayas.

La cosmovisión maya

Primero comencemos por echar un vistazo a las divinidades mayas. A diferencia de nuestro concepto occidental de un Dios perfecto, todopoderoso y omnipresente, los mayas veían a sus dioses como seres imperfectos, con debilidades humanas, orgullosos y hasta en algunos casos sometidos a la muerte. Podemos imaginar a las divinidades mayas como un gran número de deidades divididas en grupos, cada grupo con un número de dioses con funciones distintivas y opuestas pero complementarias en su conjunto, incluyendo divinidades locales, donde de similar manera cada grupo comparte rasgos afines físicos, en su vestimenta y en sus funciones.  Y para complicar esta visión religiosa maya, cada divinidad se transformaba según la estación del año con diferentes funciones y nombres pero reteniendo su identidad original. Dada su concepción monoteísta y cristiana, es muy posible que los nefitas al insertarse en este contexto religioso puedan haberse sentido impresionados por el marcado politeísmo, los ritos y simbolismos de sus vecinos.

¿Cuán impresionados se podrían haber visto las culturas mesoamericanas por la religión de los “recién llegados” nefitas? (Desde aquí usaré el término “nefita” en el sentido más amplio de la palabra, como la colonia donde se originaron los pueblos mencionados en todo el Libro de Mormón y a esos mismos pueblos originados con el paso del tiempo). Según el hno Wright, para los mayas, las divinidades nefitas no les habrían resultado tan extrañas. Desde el punto de vista maya, los nefitas también poseían un grupo de divinidades opuestas pero complementarias: Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo, cada una de estas divinidades teniendo sus propias funciones y manifestaciones múltiples. Por ello es posible que, cuando por ejemplo Alma predica que estas tres divinidades constituyen “un eterno Dios” (Alma 11:44), sus oyentes les habrían comprendido perfectamente bien.

Y es necesario agregar que para los mayas, Satanás también sería considerado una divinidad (un ser sobrenatural según la concepción maya), obviamente con una función opuesta a Dios pero complementaria. Si esto nos parece algo blasfemo, el hno Wright nos recuerda que Pablo definió a Satanás como “el dios de este mundo (2° Corintios 4:4).”

Tampoco les hubiera extrañado a los mayas que los dioses nefitas “tomasen diferentes formas” o tuviesen diferentes manifestaciones sin perder sus propias identidades (tal como sucedía con sus propios dioses.) Por ejemplo, en el Libro de Mormón se menciona a Jesucristo en sus diferentes manifestaciones (y funciones): como un bebé (1° Nefi 11.20); un ser resucitado (3° Nefi 11); el creador (Jacob 2:5); un destructor (3° Nefi 9), un dios de la lluvia (Éter 9:35); un dios de la fertilidad de las cosechas (Alma 34:24); una deidad solar (1° Nefi :9 ; Helamán 14: 4,20), un dios del fuego (1° Nefi 1:6 ; Helamán 13:13) ; un rey (Mosíah 2:19); un dios de la medicina (Alma 46:40) y un pastor (Alma 5:38). Y además, según señala Wright, “al igual que en el caso de los dioses mayas, a Cristo también se le asocia con animales y objetos inanimados” como por ejemplo un cordero (1° Nefi 14) o una roca (Helamán 5:12).   

En el caso de Satanás, los mayas tampoco estarían sorprendidos por las diversas manifestaciones de esta deidad negativa que también aparece como una serpiente (Mosíah 16:13); un ángel caído (2° Nefi 2:18), un dios de la muerte (Jacob 3:11); un regidor del inframundo (2° Nefi 2:29); un engañador (Alma 30:53) y un dios de la tormenta (Helamán 5:12).

Dicho en resumen, para una cultura mesoamericana antigua como la maya, las divinidades nefitas les resultarían familiares en varios aspectos: un grupo de nuevas divinidades con dioses celestiales y dioses del inframundo, los cuales cumplen roles opuestos pero complementarios. La concepción religiosa maya también aceptaría a otros seres superiores nefitas tales como los ángeles y espíritus ministrantes (Moroni 10:14), los seres trasladados tales como los 3 Nefitas (Mormón 8:11). Además añadiremos los seres sobrenaturales malignos tales como los demonios (Alma 30:53) y los espíritus inmundos (1° Nefi 11:31). Es importante destacar que para los mayas, estos seres sobrenaturales también caerían dentro de la categoría de dioses. En este sentido, el hno Wright nos hace notar que en las planchas de bronce –que contenían los cinco primeros libros del Antiguo testamento (o Pentateuco)- se equipara a los “demonios” con el término “dioses” (Deuteronomio 32:17), y el mismo profeta Mormón los llama “ídolos” (Mormón 4:14) [Nota del Traductor: En la versión del Libro de Mormón en Inglés la palabra “ídolos” se traduce como “dioses ídolos”, lo cual refuerza este punto].

Dicho de otra manera, la tesis general de Wright es que para las diversas culturas mesoamericanas antiguas tales como la maya, la inserción religiosa de la cultura nefita habría sido relativamente fácil porque sus dioses compartían ciertas similitudes. En las palabras de Wright, 
“A modo de reiteración, mi análisis asume que los pueblos del Libro de Mormón vivieron dentro de una cultura mayor que era la mesoamericana, y fueron influidas por ella pero no eran lo mismo.” 
Por ello y a pesar de todo lo anteriormente expuesto, es importante recordar que la cultura nefita no era mesoamericana ni tampoco politeísta sino monoteísta. Declaraba la existencia de un Dios único y verdadero (y con ello implicando que los demás dioses eran falsos). Aunque tuvieran algunos rasgos afines la religión nefita era algo único, ellos “estaban en el mundo pero no eran del mundo.” De hecho los nefitas realizaron obra misional extensiva y permanente. En este sentido, y según otro estudioso, la conversión de un número importante de mesoamericanos originarios a través del tiempo podría ser uno de los factores que ayuden a explicar el gran crecimiento demográfico de los pueblos del Libro de Mormón.

Al estar insertos en las culturas mesoamericanas antiguas, es prácticamente inevitable que no hayan convivido ni se hayan influido mutuamente en un mayor o menor grado. Para los nefitas, por ejemplo, existen varios aspectos conectados con el rol y función de los reyes vecinos, su veneración, la deificación de sus reyes y sus divinidades. Wright nos dice que uno de sus objetivos es, 
“demostrar que las creencias y prácticas concernientes a la realeza y la vida más allá de la muerte que se discuten en el Libro de Mormón, son un reflejo de ciertas prácticas y creencias mesoamericanas, creo fortalecen la declaración de que los eventos del Libro de Mormón ocurrieron allá.”
La deificación

Se entiende por deificación el proceso mediante el cual una persona puede ser divinizada, es decir, convertirse en un dios. Los nefitas indudablemente deben haber conocido cómo las culturas vecinas creían, en la deificación al entrar en contacto y convivir con ellas.

En el caso de la cultura maya, como en otras culturas alrededor del mundo, sólo el rey podía ser deificado. Dicho poder, bajo la supervisión de los sacerdotes, se le brindaba en la ceremonia político-religiosa de ascensión al trono real (o coronación). Según Wright, el futuro rey “era transformado de ser un ser completamente humano a un ser con cualidades sagradas.” Aún hasta hoy los arqueólogos debaten hasta qué punto los reyes eran dioses vivientes pero de lo que no hay duda es de que quedaban investidos con una naturaleza sagrada. Dicho proceso de deificación así iniciado terminaría después con su muerte, cuando finalmente resucitarían como seres celestiales -tal como el dios solar- y se unirían a sus antepasados, reyes anteriores que ya se habían convertido en dioses. Ahora era uno de los “hijos del sol”, según Wright, investidos con “la gloria del sol”. No deja de maravillar el asombroso parecido con la cultura de deificación egipcia, donde el faraón al morir y ser depositado en la “cámara  de resucitación” de la pirámide, asciende inmortalizado para transformarse en un dios estrella en la constelación de sirio y así unirse a sus antepasados faraones-dioses.

En el Libro de Mormón existen varios pasajes que nos revelan que los nefitas conocían las creencias deificatorias de sus vecinos mesoamericanos pero que le dieron un sentido totalmente cristiano. Este daría un mensaje mucho más poderoso dirigido a aquellos conversos mesoamericanos que se unieron a la religión nefita y les mostrarían el verdadero significado del evangelio de Cristo, la vida eterna y la exaltación por medio de Su expiación.

Por ejemplo, cuando el rey Benjamín confiere el trono a su hijo Mosíah lo hace precisamente a través de la ceremonia oficial de ascensión al trono. Es de suponer que para los conversos mesoamericanos –que probablemente traían todavía frescas en sus mentes ceremonias similares de sus propias culturas- deben haber creído que sería otra ceremonia tradicional, donde su monarca se transformaba en casi un dios. Pero sólo podemos imaginar cuál habrá sido su sorpresa cuando el monarca les dice al iniciar su mensaje: “No os he mandado subir hasta aquí para que me temáis, ni para que penséis que yo de mi mismo sea más que un ser mortal. Sino que soy como vosotros.” (Mosíah 2: 10-11). Para los conversos extranjeros este debe haber sido un cambio dramático. Y era sólo el principio.

Los lamanitas también parecían conocer este proceso de deificación del rey de sus culturas vecinas. Cuando el misionero Amón mostró el poder de Dios los lamanitas le temieron grandemente y creyeron que él era un dios o “un poderoso gran rey” (Alma 18:13). Técnicamente no estaban tan equivocados ya que Amón era un príncipe y heredero al trono del rey Mosíah pero que lo rechazó (Mosíah 29:2-3) precisamente para predicar el evangelio a los lamanitas. Nuevamente, y al igual que el rey Benjamín, Amón tuvo que aclararles que no era un dios pese al hecho de que al haber estado en contacto con seres sobrenaturales (ángeles) o la divinidad, los hacía casi sagrados ante los ojos mesoamericanos y que el hecho de ser reyes (o herederos al trono) los separaba casi automáticamente de los demás mortales para resucitar como reyes-dioses.
  
El derramamiento de sangre

También se sabe que existía un  rito -parte de un conjunto de ritos de la ceremonia de coronación- en que los reyes debían punzarse ciertas partes del cuerpo para extraer su propia sangre y ofrendarla a los dioses. Por medio de esta ceremonia, y en su calidad de intermediario entre los hombres y los dioses, el rey aseguraba la fertilidad de las cosechas y la continuidad de las lluvias. A nuestros ojos occidentales esta ceremonia nos parecería casi expiatoria donde este rey-Salvador, a semejanza de Cristo, redimiría a todo su pueblo. Pero el Hno Wright nos advierte que no existía esta función sino que sólo servía para que los dioses bendijeran al pueblo con fructíferas cosechas y lluvias. Es posible que para que no se confundieran, los nefitas enseñaran claramente esta diferencia a los nuevos conversos como parte de su aprendizaje del verdadero evangelio de Jesucristo. Por ejemplo, el misionero Amulek les aclara a sus hermanos zoramitas que el sacrificio expiatorio de Jesucristo “no [es] un sacrificio de hombre” (Alma 34:10), también una probable alusión a la ceremonia del derramamiento de sangre ceremonial del rey mesoamericano, y para enfatizar aún más este concepto nos dice que “no hay hombre alguno que sacrifique su propia sangre, la cual expíe los pecados de otro…” Entonces Amulek les explica que sólo Jesucristo podría derramar la verdadera sangre expiatoria que tiene el poder de redimir y exaltar a todo el género humano.

Volviendo al histórico discurso del rey Benjamín, no sólo les dice a su audiencia desde el principio que el no es más que un ser mortal “sujeto a toda clase de enfermedades de cuerpo y mente” (Mosíah 2:11) y que a su edad avanzada “[su] cuerpo entero tiembla en extremo, mientras [se] esfuerza en hablarles” (Mosíah 2:30). Este es un enorme contraste con la divinización maya del rey en la ceremonia de ascensión al trono. El rey Benjamín también aprovecha de enseñarles que su verdadero rey es Cristo, el “Rey Celestial” (Mosíah 2:19) y que sólo “su sangre expía los pecados” del mundo (Mosíah 3:11), no la sangre derramada por un rey humano.

El hermano Wright también nos hace notar que aunque el rey Benjamín muestra y declara su mortalidad tan evidentemente, el hecho de que haya declarado estar en contacto con un “ángel” –un ser sobrenatural para los mayas, lo convierte automáticamente en un intermediario con la divinidad. Por ello que cuando el rey Benjamín les habla del poder redentor de la expiación de Cristo, y les invita a concertar un convenio con Cristo, la multitud no ora directamente a Cristo sino que se dirige al rey Benjamín como Su intermediario. Al aceptar este convenio divino, el rey Benjamín les enseña que serán llamados “progenie de Cristo” (Mosíah 5:7), se convertirán en los hijos del verdadero Rey Celestial, limpiados y transformados por Su sangre expiatoria.

Toda esta experiencia sagrada toma lugar en el templo, otra asociación poderosa para los nuevos conversos mesoamericanos. Los templos mayas, por ejemplo, eran pensados para efectuar rituales públicos y privados de naturaleza sagrada. De hecho la iconografía de los murales de los templos mayas muestran imágenes de la creación, la pérdida del paraíso, las ofrendas de sacrificio a los dioses, el derramamiento de sangre divino como sacrificio de un dios, y el ascenso al trono divino transformado en un dios (la deificación). Esto muestra que los templos mayas también tenían una función didáctica y preparatoria para realizar ciertas ceremonias sagradas. Los templos mayas son un claro ejemplo de la importancia de la deificación para las culturas mesoamericanas y de otras civilizaciones del mundo a lo largo de los siglos.

En este artículo he tratado de resumir los puntos principales del ensayo del hno Wright, tratando de mostrar por qué no sería tan fácil para nosotros distinguir la iconografía religiosa nefita en las culturas mesoamericanas a medida que la arqueología avanza en sus descubrimientos y cómo debemos enfrentar ese desafío. Para ello exploramos el hecho de cómo la cultura nefita se habría podido insertar dentro del contexto religioso mesoamericano sin mayores problemas y finalmente hemos visto como el Libro de Mormón refleja algunos de estos aspectos en común, teniendo en cuenta que tanto el lenguaje escrito y hablado nefita, así como su iconografía religiosa pudo haber sufrido modificaciones en base a la influencia de símbolos vecinos mesoamericanos.

Al finalizar, es de vital importancia aclarar que pese a todas estas asombrosas similitudes y ejemplos sacados del mismo Libro de Mormón, es esencial ver dónde surgen las diferencias, y la verdadera doctrina de Cristo. Recordemos –al igual que los israelitas rodeados de civilizaciones paganas-  los Nefitas “estaban en el mundo pero no eran del mundo”. Había similitudes y diferencias claves. Y esto es otro testimonio adicional del evangelio de Jesucristo. Tomemos como ejemplo el discurso del rey Benjamín: él declara al pueblo que no es un dios sino un intermediario divinamente autorizado, lo cual hace toda la diferencia; porque efectivamente él posee el verdadero santo sacerdocio de Dios para enseñar el evangelio de Cristo y efectuar ordenanzas divinas en Su nombre. Tan sólo podemos imaginar lo maravillados que los conversos mesoamericanos pudieron haberse sentido cuando se dieron cuenta que ellos ahora pasaban a ser descendientes de un rey (no un súbdito de un rey mortal mesoamericano), sino de un rey más poderoso que todos los reyes terrenales. Al concertar este convenio con Cristo, pasaban a ser “progenie de Cristo”, hijos e hijas de un rey divino, el único ser que tenía el verdadero poder de derramar su sangre expiatoria. Y no sólo serían redimidos sino que si seguían fieles al Señor y perseveraban hasta el fin, vivirían con Él para siempre jamás y serían exaltados. Esta era la verdadera doctrina de Jesucristo, y no el cúmulo de ciertas similitudes, verdades corruptas mezcladas con doctrinas de hombres que hasta entonces pudieron haber conocido.

Fuentes
  1. (http://es.scribd.com/doc/13410915/El-origen-del-simbolo-cristiano-del-pez-Armando-H-Toledo)

16 septiembre 2013

¿Jeremías en prisión?

Este artículo explica la aparente contradicción que se produce cuando Nefi menciona la prisión del profeta Jeremías de 1 Nefi 7:14 en un tiempo aparentemente no concordante con la Biblia.

Traductor: Israel González.


En 1 Nefi 7:14, Nefi se lamenta del hecho que Jeremías haya sido puesto en prisión. 
“Pues he aquí, el Espíritu del Señor pronto cesará de luchar con ellos; porque han rechazado a los profetas y han arrojado a Jeremías en una prisión.”
De acuerdo a la Biblia, Jeremías fue encarcelado en el décimo año del reinado del rey Sedequías.
“La palabra que vino a Jeremías de parte de Jehová el año décimo de Sedequías, rey de Judá, que fue el año decimoctavo de Nabucodonosor.
Y en aquel entonces el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén; y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá…” (Jeremías 32: 1-2)
Sin embargo, Nefi y su familia dejaron Jerusalén en el primer año de Sedequías, de forma que no estuvieron en la región al mismo tiempo de la prisión de Jeremías.
“Pues sucedió que al comenzar el primer año del reinado de Sedequías, rey de Judá (mi padre Lehi había morado en Jerusalén toda su vida), llegaron muchos profetas ese mismo año profetizando al pueblo que se arrepintiera, o la gran ciudad de Jerusalén sería destruida.” (1 Nefi 1:4)
[Pero] Jeremías fue encarcelado al menos dos veces en el reinado del rey Sedequías. La primera vez fue poco después que Sedequías fue hecho rey. El profeta fue encarcelado en “la casa de Jonatán el escriba” [1]. Esta encarcelación fue dentro del mismo año en que Lehi condujo a su familia fuera de Jerusalén. Después “de muchos días”, el rey liberó a Jeremías brevemente, entonces lo envió e vivir en “la corte de la prisión” en lugar del calabozo de la casa de Jonatán [2].

De acuerdo a Jeremías 20:1-3 [3], Pasur puso a Jeremías en el cepo, y luego lo liberó. 
“Y el sacerdote Pasur  hijo de Imer, que presidía como príncipe en la casa de Jehová, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras.
Y Pasur hizo azotar al profeta Jeremías y le puso en el cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la casa de Jehová.
Y sucedió que al día siguiente Pasur sacó a Jeremías del cepo. Le dijo entonces Jeremías: Jehová no ha llamado tu nombre Pasur, sino Magor-misabib.”
La versión griega [de la Biblia], la Septuaginta, preparada en el segundo o tercer siglo d.C. dice que él fue puesto en una “mazmorra” adyacente al templo [4]. El texto no nos dice en qué año este encarcelamiento tuvo lugar.

En algún punto, Jeremías fue liberado y dejado hablar al pueblo, lo que disgustó a los líderes, quienes “lo hicieron echar en la cisterna de Malquías hijo de Hamelec, que estaba en el patio de la cárcel,” donde él fue puesto en el “cieno” (barro) [5]. Seguido de ello, fue puesto fuera de la mazmorra“en el patio de la cárcel hasta el día en que fue tomada Jerusalén”[6] por el ejército Babilónico.

A fin de que nadie utilice la secuencia de capítulos en Jeremías para argumentar que lo dicho aquí es incorrecto, debemos hacer notar que el libro de Jeremías no fue escrito en un orden cronológico, sino compilado más tarde, posiblemente después de su muerte. Algunos capítulos finales describen eventos que tomaron lugar en los primeros días de los reyes, de tal forma que uno debe poner atención a las notas cronológicas asociadas por relato, cuando sea posible. El orden de los capítulos del libro de Jeremías en la Septuaginta es diferente del que encontramos en el texto de la traducción de la versión del rey Santiago.[7]

Fuentes
  1. Jeremías 37:1,15. http://www.lds.org/scriptures/ot/jer/37?lang=spa#15
  2. Jeremías 37:16-21. http://www.lds.org/scriptures/ot/jer/37?lang=spa#16
  3. Jeremías 20:1-3. http://www.lds.org/scriptures/ot/jer/20?lang=spa#1
  4. Jeremías 20:2, uso de “mazmorra” (dungeon). http://www.ellopos.net/elpenor/greek-texts/septuagint/chapter.asp?book=44&page=20
  5. Jeremías 38:6. http://www.lds.org/scriptures/ot/jer/38?lang=spa#6
  6. Jeremías 38:13,28. http://www.lds.org/scriptures/ot/jer/38?lang=spa#13
  7. The Septuagint version of Jeremiah is an eighth shorter than the Masssoretic Hebrew. One of the Hebrew texts of Jeremiah (4QJerb) found among the Dead Sea Scrolls follows the shorter Septuagint version, previously known only from the Greek
  8. Link articulo original: http://bookofmormonresearch.org/book-of-mormon-criticisms/jeremiah-in-prison

11 septiembre 2013

Cival: una ciudad amurallada en Mesoamérica

El Libro de Mormón menciona ciudades fortificadas, algo comúnmente criticado en círculos antagónicos. Excavaciones recientes de una gran ciudad maya del período preclásico, denominada Cival, vienen a apoyar lo relatado por el Libro de Mormón. Cival ha demostrado ser una urbe rodeada por una imponente muralla de piedras, coincidiendo incluso en fecha con la primera ciudad amurallada mencionada por el Libro de Mormón.

Autor: Joel Skidmore [1].
Traductor: Israel González.


Mayo 5, 2004. La National Geographic Society anunció hoy que las excavaciones del sitio maya de 2.000 años de antigüedad, Cival, en Guatemala, han revelado una de las primeras y más grandes ciudades del período preclásico. Un proyecto arqueológico liderado por Francisco Estrada-Belli, de la Universidad de Vanderbilt, ha descubierto dos monumentales máscaras talladas y elaboradas de objetos rituales de [material] jade en excavaciones recientemente efectuadas en la plaza central de la ciudad. Estos hallazgos han contribuido grandemente a hacer retroceder lo que son considerados los hitos de la civilización maya del período clásico hasta bien adentrada la era preclásica.

La tradición pone al período preclásico entre el 2000 a.C. al 250 d.C, y al clásico entre el 250 d.C. al 900 d.C. Estrada-Belli data a Cival alrededor del 150 a.C. "[El término] ‘Preclásico’ es un nombre inadecuado", de acuerdo al arqueólogo. "Las sociedades mayas del Preclásico ya tenían muchas de las características que se le atribuyen al período clásico — reyes, iconografía compleja, palacios elaborados y cementerios."

Estrada-Belli estima que Cival pudo haber albergado a más de 10,000 personas en su peak, haciéndola una de las más grandes ciudades del período preclásico Maya. Así, podría haber sobrepasado a Holmul, el sitio que terminó por suplantarla en dominio regional en el Clásico.

Francisco Estrada-Belli de la Universidad de Vanderbilt excavando los cimientos de Cival

Como experto en el uso de tecnología arqueológica, Estrada-Belli usó imágenes satelitales para detectar posibles sitios arqueológicos, seguido del uso de GPS por suelo, y luego de computación para generar sofisticados mapas del área. Estrada-Belli y su equipo han determinado que el centro ceremonial de Cival es de cerca de milla y media, el doble de lo estimado por su descubridor, el explorador Ian Graham del Proyecto Corpus of Maya Hieroglyphics. Graham dijo al New York Times que cuando se mapeó el sitio hace 20 años la selva ocultó algunos bordes de los edificios y de las pirámides.

La primera de las dos caras de las máscaras estucadas de 5x3 metros fue descubierta durante la inspección de una trinchera cuando Estrada-Belli alcanzó una grieta en la pared y sintió una sección de estuco tallado. En una presentación del Maya Meetings en Texas el pasado Marzo, el arqueólogo mostró fotografías y describió una boca de "jaguar abierta" y otros artefactos Olmecoides, así como un motivo en forma de U que aparece en los murales Preclassic de San Bartolo, Guatemala, hace poco descubiertos.

Recién este Abril una segunda máscara fue descubierta en el otro lado de un conjunto de escaleras. Estrada-Belli cree que originalmente hubo dos pares de máscaras flanqueando el camino a la pirámide. La máscara nueva tiene lo que parecen ser hojas de maíz adornando los ojos, sugiriendo la conexión con el dios Maya del maíz que aparece como figura central en la iconografía de San Bartolo.

Otro hallazgo significativo en Cival fue un depósito de ofrendas en la plaza principal. Detrás de un recoveco sostenido por un recipiente rojo, dos conchas de spondylus y un tubo de jade, había una depresión en forma de cruz conteniendo cinco frascos rotos, uno de los cuales estaba ubicado en el centro de la cruz. Bajo este jarro, de acuerdo a la publicación de la National Geographic, "había 120 piezas de jade, la mayoría de ellas guijarros redondeados, pulidos, de jade, verdes y azules". Cinco hachas de jade estaban puestas cerca con sus  hojas hacia arriba.

De acuerdo a la publicación de la National Geographic, las ofrendas son algunos de los primeros ejemplos de rituales públicos asociados con el acceso al poder entre los mayas del periodo preclásico. Basados en la orientación cruzada del amanecer, Estrada-Belli cree que las ofrendas eran parte de rituales del sol asociados con el ciclo de agricultura maya. Los jarros significan agua, dice, y pueden datar del 500 a.C. Las piezas de jade probablemente simbolizan el maíz, y las hachas representan plantas de maíz. Los reyes de ambas eras, clásica y preclásica, eran creídos como personificaciones del dios del maíz en la Tierra.

Los rituales en Cival pudieron haber tenido lugar por luchas de poder que los rodeaban, dice Estrada-Belli. Los restos de una muralla defensiva que rodeaba la ciudad le indica la probabilidad que Cival haya estado bajo amenaza. "Cival fue abandonada después de un ataque violento, probablemente por un poder superior como el de Tikal," dice.

Mapa que muestra a Cival y los restos de su muralla que la rodea
Los eruditos maya tales como Estrada-Belli ven a Cival y a otros sitios preclásicos como poseedores de alianzas estratégicas, cada uno compitiendo por poder, como las ciudades clásicas de Tikal y Calakmul que vendrían después. Varios centros preclásicos — incluyendo El Mirador, Cerros y Becán — se desvanecieron casi al mismo tiempo que Cival, dice, posiblemente todos vencidos por un mismo centro de poder más fuerte.

La fotografía muestra la importante altura de la muralla sólida alrededor de la ciudad de Cival
La excavación del túnel que tenía la máscara antigua fue liderada por el arqueólogo Guatemalteco Angel Castillo. Los estudiantes graduados de la Universidad de Vanderbilt, Molly Morgan y Jeremy Bauer excavaron la ofrenda de jade.

Un descubrimiento reciente del equipo que trabaja en Cival es lo que podría ser la primera estela tallada en tierras mayas, datada el 300 a.C. En línea se ven los monumentos preclásicos y los templos [2] en Cival, Petén, Guatemala por Francisco Estrada-Belli, Nikolai Grube, Marc Wolf, Kristen Gardella y Claudio Lozano Guerra-Librero. Los autores hablan acerca de la Stela 2 de Cival:

“El diseño tallado muestra una figura humana caminando en el estilo fluido y dinámico conocido solamente desde las primeras esculturas mayas de tierras bajas. Sus características, los pies  apuntando en la misma dirección y las piernas no superponiendo las rodillas, distintivas de los monumentos pre-Bak'tun de los períodos posteriores al 435 d.C. (Proskouriakoff 1950: 19-21). Los pies carecen de sandalias, y los brazos están adornados sólo con una pulsera alrededor de la muñeca, indican que la escultura precede al primer período clásico y es posterior a los últimos monumentos del preclásico, tales como la Estela 1 de Nakbé (Hansen 1992). Las sandalias están igualmente ausentes en el preclásico medio y las primeras esculturas del preclásico tardío tales como la Estela 9 y 11 de Kaminaljuyú, la Estela 3 de Abaj Takali, el relieve de Loltún y la Estela 10 de Uaxactun. La figura viste un taparrabos simple atado con un cinturón. El único adorno es una máscara con tres hachas adosadas a ella, cubriendo el área del pecho y vientre. La máscara antropomorfa tiene una frente cuadrada y una quijada alargada, similar a las máscaras de deidades Olmecas y de Izapan (Norman 1976 Figs. 6.28-6.31) más que imágenes conocidas de la iconografía Maya.

El estilo del tallado y la ausencia completa de jeroglifos sugieren fuertemente que esta escultura es muy temprana, antecediendo a otros tallados preclásicos, tales como el pectoral de Dumbarton Oaks, el tallado del acantilado de San Diego y la problemática y squeda Estela de Hauberg. También antecede a monumentos de Nakbé, los cuales muestran un estilo mucho más estático anticipando los adelantos de la escultura del clásico temprano. Las características arcaicas, incluyendo el uso de incisión, la máscara olmecoide y la ausencia de texto son indicios seguros de que la Estela 2 de Cival Stela 2 es de las más antiguas esculturas mayas de tierra baja.”

Cival se lista en in El Corpus de Inscripciones Jeroglíficas Maya "Fuentes de Escultura y sus Códigos" y se designa como CVL (Graham and Mathews 1999).

En el artículo en Mexico, Estrada-Belli (2002) describe a Cival como un gran centro ceremonial que se extiende sobre los bordes de una ‘cival’, o laguna, de donde toma su nombre. La gran estructura, un grupo triádico de unos 27 metros, tiene características del Preclásico Tardío. Estrada-Belli sugiere que dada la impresionante construcción, las relaciones del Preclassic con el vecino Holmul, el cual emerge como un centro de poder durante el clásico, es digno de una mayor investigación.

Estrada-Belli también dirige el proyecto arqueológico en Holmul. En línea vía FAMSI [3], se ven las Investigaciones Arqueológicas en Holmul, Petén, Guatemala (resultados preliminares en la tercer temporada, 2002). En la foto abajo, se asoma por una ventana de los restos de la muralla pintada. Tal cual el estilo de los murales de Teotihuacan-style que han sido encontrados por Estrada-Belli y su equipo en Holmul.

Fotografía que muestra la muralla pintada. Agradecimientos a Kenneth Garrett, National Geographic.
El proyecto Cival, los murales de San Bartolo y el trabajo de Richard Hansen' en el sitio Preclásico de El Mirador serán difundidos la próxima semana por National Geographic a través de señal abierta.

A pesar de que los hallazgos de Cival, San Bartolo y El Mirador han cambiado nuestro entendimiento del término Preclásico, vale la pena considerar que la distinción tradicional de un salto alrededor del año 250 d.C. sigue siendo significativa. Cuentas Dinásticas tales como las que se observan en Tikal y otros sitios Clásicos Maya, así como en indicios de un enfoque en gobiernos dinásticos, no son aparentes en el Preclásico. Tal como Simon Martin (2003:4) observa,

Un tema de permanente importancia en los estudios mayas es la transición entre el Preclásico y el Clásico, el cambio de percepción de un orden social y político al otro. Sería prematuro cuestionar al Preclásico como verdaderamente "predinástico," pero no hay duda de que el Clásico hizo hincapié en el gobierno dinástico que era ausente o débilmente articulado en épocas anteriores.

Fuentes
  1. Articulo original: http://www.mesoweb.com/reports/cival.html
  2. http://antiquity.ac.uk/ProjGall/belli/belli.html
  3. Reporte de FAMSI acerca de trabajos de Estrada-Belli http://www.famsi.org/reports/07028es/07028esEstradaBelli01.pdf

07 septiembre 2013

¿Dónde descendió Jesucristo cuando visitó a los Nefitas?

Un estudio personal en que el autor, entrelaza escrituras bíblicas, el viaje de Lehi y registros mesoamericanos que hablan de la visita del verdadero Hijo de Dios.

Autor(es): Luis Arsenio Castillo Rodríguez.


Deseo compartir con todos los lectores, el siguiente conocimiento adquirido, a través del estudio de las escrituras. Se trata del posible lugar geográfico de la llamada “tierra de Abundancia”, además de las promesas cumplidas a Efraín y Manasés, que se reflejan en la familia de Lehi, Ismael y José Smith, de acuerdo a  las bendiciones patriarcales.

1. La descendencia de Lehi

El Libro de Mormón  nos indica la descendencia directa de Lehi, quien provenía de Manasés, hijo de José, hijo de Jacob.
“Y Aminadí era descendiente de Nefi, que era hijo de Lehi, que vino de la tierra de Jerusalén, y el cual era descendiente de Manasés, que era hijo de José, el que fue vendido para Egipto por sus hermanos.” (Alma 10:3)
Israel bendice a Efraín y a Manasés para que sean perpetuados sus nombres y se multipliquen  en medio de la tierra. Sabemos que esta promesa se cumplió al llegar Lehi e Ismael a América y expandir allí su descendencia.  
“Y bendijo a José y dijo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, el Ángel que me redime de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y mi nombre sea llamado en ellos y el nombre de mis padres Abraham e Isaac; y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.” (Génesis 48: 15 - 16)
Otra profecía señala que los vástagos de José se extenderán sobre “el muro”. Entendemos este “muro” como el océano o las “grandes aguas” que dividen al viejo con el nuevo continente. 
“Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se  extienden sobre el muro.” (Génesis 49: 22)
Las mejores bendiciones se le prometen a José y a sus hijos y se simbolizan con el “rocío del cielo” y con “abundancia”.
“… por el Dios de tu padre, el que te ayudará, y por el Omnipotente, el que te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba…” (Génesis 49:25) 
“Dios, pues, te dé del rocío del cielo, y de las grosuras de la tierra y abundancia de trigo y de mosto.” (Génesis 27:28)
Analicemos ahora las palabras de Moisés: Esta fue una bendición dada a José, en la que se le prometía una tierra bendita, una tierra de promisión que tendría lo mejor de los cielos y nuevamente se menciona el “rocío”.
“Bendita de Jehová sea tu tierra, con lo mejor de los cielos, con el rocío…” (Deuteronomio 33:13)
Continuando con esta bendición dada a José, los versículos 15 y 16 plantean lo siguiente:
“... y con lo mejor de los montes antiguos, y con lo mejor de los collados eternos y con lo mejor de la tierra y su plenitud.” 
Como sabemos y el Libro de Mormón describe; al visitar las Américas Jesús descendió en la “tierra de Abundancia”. En este lugar, se hallaba un Templo, o sea, un “collado eterno” o “monte eterno”. En las escrituras se menciona muchas veces esta analogía. 

Además, es interesante destacar que el nombre “Moroni”, significa “montaña” o “monte antiguo” en idioma maya-chorti; y que esta bendición dada a José, menciona que tendrá “lo mejor de los montes más antiguos”, es decir, El Libro de Mormón, como lo mejor que Moroni podría ayudar a sacar a la luz.

También es posible asociar este hecho con el versículo 11 del salmo 85:
“La verdad brotará de la tierra, y la justicia mirará desde los cielos.”
Podemos reconocer también en este libro del Antiguo Testamento, otros aspectos interesantes con respecto al linaje de los pueblos.
“Su gloria es como el primogénito de su toro, y sus cuernos como cuernos de toro salvaje; con ellos arrinconará a todos los pueblos hasta los confines de la tierra; y éstos son los diez millares de Efraín, y éstos los millares de Manasés."  (Deuteronomio 33:17)
Los cuernos de este toro, podrían ser Efraín y sus descendientes, Ismael y José Smith; y Manasés junto a profetas que escribieron el Libro de Mormón y que descendían de él, tales como Nefi, Alma y Mormón. La escritura dice que “ellos arrinconarán a todos los pueblos hasta los confines de la tierra”, lo que podemos relacionarlo con el recogimiento de Israel y la proclamación del evangelio en todo el mundo, misión que, tal como los cuernos del toro son inseparables, deben efectuar Efraín y Manasés en conjunto por primogenitura y principado.

2. El rocío del cielo

Después de analizar las genealogías, simbolismos y bendiciones patriarcales y descubrir en ellas el reflejo del Libro de Mormón y sus actores principales, intentaremos comprender otros aspectos interesantes.

Notamos que en muchas ocasiones se menciona “el rocío del cielo”.
 “Como el rugido del león es la ira del rey, y su favor, como el rocío sobre la hierba.”   (Proverbios 19:12) 
“... como el rocío del Hermón, que desciende sobre los montes de Sión, porque allí mandó Jehová bendición, la vida eterna.”  (Salmos 133:3) 
“Y el remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío que viene de Jehová, como las lluvias sobre la hierba...”  (Miqueas 5: 7) 
“Y cuando descendía el rocío de noche sobre el campamento, el maná descendía sobre él.”  (Números 11:9) 
“Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como la escarcha sobre la tierra. Y al verla los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto?, porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.”  (Éxodo 16: 14 - 15)  
Relacionando su propia vida, con este pan dado por Jehová a los israelitas en el desierto, Jesús dijo:
“Yo soy el pan vivo que ha descendido del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre...”  (Juan 6:51)
A diferencia del maná, que satisfacía el hambre en un tiempo determinado, Jesús prometió ser el pan que permite alcanzar la vida eterna. 

Al relacionar ésta con las anteriores citas, comprendemos que Jesús desciende como o con el “rocío del cielo”, tal como lo hacía el maná de la antigüedad,  para entregarnos la dádiva de su amor y la posibilidad de vivir para siempre.

Resumen de los puntos principales descubiertos hasta ahora en estas citas de escrituras:
  • Jesús es el maná o pan de vida que desciende con el “rocío del cielo”.
  • Efraín y Manasés estarán juntos siempre, “hasta los confines de la tierra”, juntos en su misión de recoger al Israel disperso y predicar el evangelio.
  • Se les bendice con el “rocío del cielo”, osea, se les revela Jesucristo.
  • Además son bendecidos con “abundancia”, que asociamos con la “tierra de Abundancia”.
  • Se les promete “lo mejor de la tierra y su plenitud”, o en otras palabras, el Libro de Mormón.
  • Se les bendice con los “mejor de los montes antiguos y lo mejor de los collados eternos”. Asociamos este concepto a los Templos, pero además, al significado del nombre Moroni en idioma chorti-maya. 
3. Lugar [probable] dónde descendió Jesús
“No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu descendencia y del occidente te recogeré.” (Isaías 43:5)
En la península de Yucatán en México, hay muchísimas ruinas arqueológicas, pero las más sobresalientes son Tulum y Chichen-Itza. 

Tulum es una imponente ciudad arqueológica situada frente al mar y que tiene grabada en una de sus ruinas principales, la imagen del “dios descendiente”. Conozco personalmente estos lugares pues provengo de esas tierras.

Chichen- Itza,  es famosa por el fenómeno del equinoccio; ya que dos veces al año  se forma la serpiente de luz  que desciende desde la punta principal de la pirámide, hasta la cabeza de la serpiente, formando así 7 triángulos de luz. Lo anterior no tendría gran significado, si no fuera porque los dos centros ceremoniales hacen referencia a un “dios descendente”… a Kukulcan o Quetzalcoatl. 

Creo que ninguno de estos dos lugares mencionados, corresponde a “Abundancia”, pues no se relacionan con las profecías y los símbolos mencionados anteriormente. 

En la literatura hebrea, existe el “midrash”; el método de “éxegesis judía” en que “lo que ya fue, será”  o como dijo Eclesiastés en la Biblia: “Nada hay nuevo debajo del sol",  o sea… todo es un ciclo continuo de repetición.

A los nefitas no se les enseñó la éxegesis judía, salvo a Lehi, Nefi e Ismael que sí la conocían. Recordemos que según este método, todo tiende a repetirse, por ello el Antiguo Testamento se compone de claves, sombras y figuras de lo que ha de venir…  Todo futuro se halla en el pasado, para encontrar las claves del presente y acontecimientos futuros hay que echar una mirada al pasado..
“Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro; yo soy Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero…” (Isaías 46: 9 - 10)
Más arriba de Chichen-Itza,  hay otro centro ceremonial  llamado: Izamal (antiguo Etzemal). El nombre de este lugar tiene un hermoso significado: “rocío del cielo”, lo que concuerda con las profecías dadas a Efraín y Manasés (Lehi e Ismael y los profetas del Libro de Mormón).


En esta tierra, en este lugar, fueron bendecidos los nefitas con “lo mejor de los cielos de arriba, el rocío...”;  y ese rocío fue Jesucristo, cuando descendió, tal como lo hizo una vez el maná a los hijos de Israel.

Aparte de que Etzemal, “rocío del cielo”, fue un centro ceremonial importantísimo para los antiguos habitantes de las Américas, también fue y es una tierra de “abundancia”, debido a que posee terrenos fértiles, hay mucha leche, miel y lluvias en su tiempo. La península está rodeada de mares, selvas, arqueología, sabiduría maya, y además existen allí anales antiguos tales como:

El Chimbalam de Chumayel: Libro de los profetas mayas.

La página 29 de este libro sagrado de los mayas dice lo siguiente: 
“...y fue abandonada la ciudad adonde baja la lluvia del rocío, Etzemal (Izamal); allí bajó el hijo del verdadero Dios, Señor del cielo, virgen milagrosa y dijo el rey: bajen las rodelas de Kinich Kakmo, ya no puede reinar aquí… baló su voz y entonces fue reverenciada su divinidad…”
Al leer estas palabras todo empieza a tener sentido. Etzemal se encuentra en Chichen-Itza, donde “desciende la serpiente emplumada de luz” y cerca está Tulum, en donde se encuentra grabada la imagen del “dios descendiente”; todo en la península de Yucatán. Además, relativamente cerca, en Veracruz, México, se halla el “cerro vigía”, que muchos expertos afirman, se trataría del cerro Cumorah de Mormón.

Lehi e Ismael (Efrain y Manasés), en su tierra de promisión, bendecidos con los frutos de los collados antiguos, recibiendo las mejores dádivas de la tierra, la abundancia y el rocío del cielo. Ahí, justamente al conjugarse todos estos elementos, desciende el Hijo de Dios, habló y todos oyeron Su voz...
“Goteará como la lluvia mi doctrina; destilará como el rocío mi palabra, como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba.” (Deuteronomio 32:2)
Nuevamente se compara el rocío del cielo con Jesucristo, en este caso con Su palabra o “Su voz”. Y otra cita también señala:
“Y el remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío que viene de Jehová, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan al hombre ni aguardan a los hijos de los hombres.” (Miqueas 5:7)
Lehi e Ismael, eran remanente de Jacob proveniente de José, por lo que también son considerados como el “rocío de Jehová”. 

4. El Dios Itzamna y vestigios argeológicos

Izamal fue uno de los sitios importantes de la civilización maya.

Al igual que muchas grandes ciudades y centros poblacionales, Izamal fue parcialmente abandonada después de la destrucción de la liga de Mayapán,  en el periodo posclásico (cronología mesoamericana), hacia el siglo XII.

Por esta razón a la llegada de los españoles el lugar se hallaba prácticamente deshabitado. Era un importante centro de peregrinación dado que ahí se veneraba a Itzamná o Zamná, "Rocío del cielo", el sacerdote patriarca de los Itzá.(1)

Itzamná; es un dios del cielo en el pensamiento maya. Esta deidad reúne grandes opuestos cósmicos: es como un pájaro que representa el cielo y como la serpiente que personifica la tierra.

Como héroe Itzamná inventó la agricultura, la escritura, los calendarios y las creaciones humanas. Dictó la  leyes y siguió gobernando a los mayas por medio de sus elegidos. En los códices se observa escribiendo, es cuando se dice que es el inventor de la escritura. Itzamná  aparece como un anciano sabio de ojos cuadrados, nariz aguileña, igual al dios sol. En su tocado lleva una alhaja de valva de molusco y una cinta con una especie de espejo en forma de flor que se apoya en su frente, la banda adornada con perlas se conoce como itz, que significa “néctar y rocío”.Se dice que Itzamná era el rocío de las nubes y del cielo, el agua sagrada que los mayas recolectaban de la hojas para usar sus ritos y ceremonias.  Itzamná está relacionado con el árbol del mundo, el eje central que unía el cielo, la tierra y el inframundo. (2)  
Los mayas tenían un Dios creador, al que llamaban Hunab Ku. Pero el creador de los hombres era  Itzamná, su hijo; un dios bueno, señor de los cielos, del día y de la noche.

Itzamná era una deidad benévola, siempre amiga del hombre. Nunca se ve asociado con la  destrucción o desastre, no aparece en los códices acompañado de los símbolos de la muerte. (3)

Entre los Mayas, Itzamná es el Dios de la sabiduría, el inventor de las ciencias y los conocimientos, representación viva de nuestro Padre que está en Secreto. Es el inventor de la  sabiduría que sirve al intelecto, la sabiduría de los libros o de la ciencia como la conocemos  en su forma convencional con sus científicos, sus instrumentos y laboratorios.

Itzamná es Dios del cielo, la noche y el día; se le considera espíritu universal de vida que anima al caos para que haya creación. (4) 

Lo anterior, nos ayuda a entender que Itzamna, tal como señalan muchas escrituras,  es,  al igual que Jesucristo,  simbolizado con el rocío del cielo y que descendió en el sitio llamado Izamal (Etzemal), península de Yucatán, México.

Fuentes:

1. Enciclopedia virtual Wikipedia: IZAMAL
2. http://alonzonovelo.com/mitologia/itzamna-mitologia-maya/
3. http://pueblosoriginarios.com/meso/maya/maya/itzamna.html
4. Apuntes de la Antropología Gnóstica

05 agosto 2013

Los anteojos, la piedra, el sombrero y el libro: la imagen que tiene un creyente del siglo XXI sobre la traducción del Libro de Mormón (Segunda parte)

¿Cómo fue el proceso de traducción del Libro de Mormón? Un análisis a partir de algunos registros históricos sobre este acontecimiento, en los inicios de la restauración de la Iglesia (Segunda parte).

Autor: Roger Nicholson.
Traductor: Antonio A. Caballero.


Los anteojos y el sombrero

Para comprender mejor la visión que se tenía sobre el proceso de traducción por aquel entonces, podemos examinar cómo fue descrito por los periódicos contemporáneos. En 1829, el periódico neoyorquino “Rochester Advertiser and Daily Telegraph” informó sobre la traducción del Libro de Mormón. Es comprensible que el artículo tuviera un tono escéptico.
Y después de excavar una corta distancia en “la madre tierra”, ¡la Biblia dorada fue encontrada junto con un enorme par de anteojos! Sin embargo, [a José] se le mandó que no permitiera que ningún ser mortal las viera, ¡“bajo un castigo no inferior” a la muerte instantánea! ¡Por lo tanto fueron cuidadosamente envueltos y ocultados de la “vulgar mirada de los pobres y débiles mortales!” Se decía que las hojas de la biblia eran planchas de oro, de unas 8 pulgadas (20,32 cm) de largo, 6 (15,24 cm) de ancho y una octava parte de una pulgada (1/8 de 2,54 cm) de grosor, en las que se tallaron caracteres o jeroglíficos. Al poner los anteojos en el sombrero y mirar en él, Smith podía (por lo menos, eso dijo) interpretar dichos caracteres.[1]
Esta narración parece coincidir con el relato de Martín Harris, que decía que los intérpretes nefitas se ponían dentro de un sombrero. Observe también que a los anteojos no los llamaban Urim y Tumim. ¿Utilizó José realmente un sombrero junto con los intérpretes nefitas? También vemos en la evocación de 1859 de Martín, que “nunca se hubiese atrevido a mirarlas” porque “ningún hombre podía mirar a Dios y vivir,” siendo ampliado, por el artículo de prensa de 1829, con el “castigo” de una “muerte instantánea.” Es probable que éste relato, o uno similar, sea el génesis de la historia que John Quincy Adams resume en 1916 sobre la amenaza de la “muerte instantánea” esperando caer sobre cualquiera, menos José, que se atreviera a usar los intérpretes.

Esta descripción periodística no era una aberración. La misma descripción fue repetida, casi un mes después, en una revista neoyorquina llamada “The Gem: A Semi-Monthly Literary and Miscellaneous Journal”: “Mediante la colocación de los anteojos en un sombrero y mirando en su interior, Smith traduce los caracteres al inglés.”[2]

Cuatro meses después, en febrero de 1830, se cita a Martín Harris en el “New York Telescope”:
Prosiguió hasta el lugar y encontró la biblia junto con un enorme par de anteojos.... Se dice que mostró algunos de estos caracteres al profesor Samuel L. Mitchell, de esta ciudad, quien no pudo traducirlos. Martin Harris volvió y propuso a José Smith la labor de traducirlos: el cual, "mediante la colocación de los anteojos en un sombrero y mirándolos, José Smith dijo que podía interpretar estos caracteres.”[3]
En junio de 1830, “The Cincinnati Advertiser” mencionó una “piedra blanca” y el sombrero.
Un individuo con el nombre de José Smith, el cual reside en la zona alta del Condado de Susquehanna, nos dicen que ha estado, durante los últimos dos años, dedicando su tiempo, como él dice, por inspiración, en una nueva biblia. Insinuó que Dios le había confiado una biblia de oro que ha estado siempre oculta al mundo. Smith pondría su cara en un sombrero, en el que había una piedra blanca y hacía como el que leía en ella, mientras que su ayudante transcribía. [4]
La mención de una “piedra blanca” concuerda con la descripción de Harris sobre los intérpretes nefitas. Todos estos artículos de prensa coinciden completamente con la descripción dada por Martín Harris en 1859, después de 30 años. Por lo tanto, parece ser que Martín Harris contó una historia que concuerda. Tenemos evidencias de que Martín Harris, tanto en el momento en que se producía la traducción así como en el final de su vida, percibió que José usó los intérpretes nefitas o “los anteojos” junto con un sombrero para poder traducir los caracteres de las planchas de oro. Se ve claramente el uso del sombrero como parte del proceso de traducción. La descripción de Martín coincidía con el período en el que él era escriba, que a su vez correspondía con el de la traducción de las 116 páginas perdidas del manuscrito. La idea de que el Urim y Tumim fueran puestos en un sombrero no se parece mucho a la imagen mental que podamos tener de José usando los anteojos como un par de gafas para mirar las planchas. Sin embargo, recuerden que Martín describió las piedras en “the interpreters” como “blancas, al igual que el mármol pulido, con algunas estrías grises.” Lo cual no implica necesariamente que fueran transparentes.

Las alusiones en los periódicos sobre el posicionamiento de los anteojos dentro de un sombrero, continuaron durante varios años después de la publicación del Libro de Mormón. El 15 de octubre de 1831, el “Daily Albany Argus” mencionó la necesidad de escudar los intérpretes de la luz ambiental. “¡El predicador dijo que encontró en el mismo lugar dos piedras, con las que se le habilitaba a descifrar los jeroglíficos de las planchas, mediante la colocación de las mismas sobre sus ojos y poniendo su cabeza en un rincón oscuro![5] “The Morning Star” de Limerick, Maine (7 de marzo de 1833) declara que “un ángel le dió un par de anteojos que puso dentro de un sombrero y así leyó y tradujo, mientras que uno de los testigos lo escribía a partir de lo que dictaba”.[6] Cabe destacar que estos artículos de prensa siguen sin hacer referencias al término “Urim y Tumim,” hasta 1833 y en vez de eso se refieren a los intérpretes nefitas como “piedras” o “anteojos.”

En 1834 “The Protestant Sentinel” no conocía o no quiso usar el término Urim y Tumim para referirse a los anteojos, pero eran bastante conscientes de la posición de los anteojos en el sombrero. El relato evolucionó en cierto modo, hasta el punto que las planchas también se encontraban dentro del sombrero.

Algunas fuentes decían que José Smith se ponía los anteojos y metía la cara en su sombrero.
En el año 1828, se documentó que un tal José Smith, de Palmyra, condado de Wayne, Nueva York, un joven sin estudios e incapaz de leer su propio nombre, encontró varias reliquias de mucha antigüedad, unas planchas doradas junto con un par de anteojos. Los anteojos fueron diseñados para ayudar la visión mental bajo unas circunstancias un tanto peculiares. Debían ajustarse e incrustar el rostro en un sombrero. Hecho eso ¡Smith podía interpretar los misterios sagrados de las planchas, en el que yace, hipotéticamente, en el fondo del sombrero![7]
La frase “ayudar la visión mental” es digno de mención. Aunque no sabemos de donde cogió la idea el escritor, la declaración implica que los anteojos no funcionaban necesariamente como un par de gafas, sino más bien como una piedra clarividente.

En 1835, cinco años después de que se publicara el Libro de Mormón, “The New York Weekly Messenger” aseguró que, tanto la “plancha” como las “dos suaves y planas piedras” se ponían dentro del sombrero.
Smith actuaba como si hubiese encontrado unas planchas doradas o de bronce, con hojas que recuerdan las de un libro, escondidas en una caja enterrada hacia la que fue guiado por medio de un ángel en 1827, [decía] que lo escrito en ellas estaba en el “idioma egipcio reformado”, que fue inspirado a traducir lo escrito o grabado, poniendo plancha por plancha dentro de su sombrero junto con dos piedras suaves y planas (encontradas en la misma caja) e introduciendo su cara, que él no podía escribir, pero mientras traducía, un tal Óliver Cowdery escribía.[8]
Aunque en el relato se introducen algunas variaciones entretenidas comparado con lo que sabemos actualmente, una cosa que concuerda con todos los artículos periodísticos mencionados hasta ahora, es que todos mencionan el uso de los intérpretes nefitas (los anteojos) y el sombrero.

Incluso William, el hermano del profeta, 53 años después de la publicación del Libro de Mormón, mencionó que José ponía el Urim y Tumim dentro del sombrero.
Las tradujo por medio del Urim y Tumim, (que obtuvo junto con las planchas) y el poder de Dios. El modo por el que se hizo esto fue mediante la observación del Urim y Tumim, que se pusieron dentro de un sombrero para excluir la luz, (las planchas reposando tapadas cerca) y leyendo en voz alta la traducción que aparecía en las piedras por el poder de Dios.[9]
Joseph Knight era un buen amigo del profeta José. En sus registros se identifican el Urim y Tumim como gafas. Knight también menciona el sombrero de forma significativa.
Ahora su método de traducción era: ponía el Urim y Tumim dentro de su sombrero y oscurecía su visión, seguidamente tomaba una frase y ésta aparecía con brillantes caracteres latinos, a continuación se lo dictaba al escriba y éste lo transcribía, después desaparecía, surgía la siguiente frase y así sucesivamente. Pero si no se escribía bien no desaparecía hasta que estuviese correctamente y así vemos que era impresionante. De este modo fueron traducidas en su totalidad.[10]
Estos documentos presentan un dilema al considerar la idea de que José pusiera los anteojos, los cuales conocemos como Urim y Tumim, dentro de un sombrero durante el proceso de traducción. Normalmente asumimos que José tenía las planchas sobre la mesa y las miraba a través de los anteojos.

El Urim y Tumim como anteojos

Cómo se ha dicho anteriormente, ninguno de los artículos periodísticos contemporáneos impresos durante los años 1830 a 1833 mencionan el Urim y Tumim. En cambio, mencionan unos anteojos o una piedra blanca. Entonces, ¿cómo fue que los anteojos encontrados por José Smith llegaran a ser conocidos como el Urim y Tumim? Una de las primeras referencias al Urim y Tumim como anteojos que se conoce, apareció en el periódico de la iglesia SUD [(Santos de los Últimos Días)] “The Evening and Morning Star” en enero de 1833, tres años después de la publicación del Libro de Mormón. El texto es interesante, ya que parece ser una de las primeras veces que se utiliza el término Urim y Tumim para identificar los instrumentos de la traducción.
El Libro de Mormón, como una revelación de Dios, posee algunas ventajas sobre la antigua escritura: no ha sido teñida por la sabiduría del hombre o por el quita y pon de alguna palabra latina para suplir deficiencias. Fue traducido por el don y poder de Dios, por medio de un hombre inculto, gracias a la ayuda de un par de intérpretes o anteojos (quizás en la antigüedad fueran conocidos como Terafines o Urim y Tumim).[11]
Nótese el uso de la palabra “quizás”. No dá la sensación de que por aquel entonces se asociara de forma generalizada el término Urim y Tumim a los intérpretes.

Incluso La Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días incidió en que el término Urim y Tumim se empezó a utilizar únicamente después de 1833.
Las pruebas son claras y positivas, la historia de la traducción con el Urim y Tumim no se remonta más allá de 1833 o entre ese año y 1835; puesto que no se puede encontrar en ningún documento impreso de la Iglesia de Cristo hasta finales de 1833 o en el año 1834. El “Libro de Mandamientos” para la Iglesia de Cristo, publicado en Independence, Mo., en 1833, no contiene ninguna alusión al Urim y Tumim; aunque el término fue introducido en algunas de revelaciones de la reimpresión del “Libro de Doctrinas y Convenios” en 1835.[12]
Hasta ahora parece que la asociación del término Urim y Tumim con los anteojos empezó a usarse varios años después de la publicación del Libro de Mormón. Incluso es posible que el término no hubiese sido utilizado durante el transcurso de la propia traducción. Sin embargo, el historiador D. Michael Quinn opina que es posible que el término se utilizara ya en 1828. “Éste fue el término usado, en el “Historial de Manuscritos de la Iglesia”, para el objeto con el que se recibieron las primeras revelaciones de 1830 y esta declaración sobre el Urim y Tumim apareció en los encabezamientos de estas primeras revelaciones en Doctrinas y Convenios desde 1921 hasta el presente.[13]”

Sin embargo, Quinn también resalta que “no había ninguna referencia sobre el Urim y Tumim en los encabezamientos del Libro de Mandamientos (1833) o en los encabezamientos de la únicas ediciones de Doctrinas y Convenios preparadas durante la vida de Smith (en 1835 y 1844).”[14]

Finalmente, en 1836, encontramos una referencia del Urim y Tumim en una publicación no SUD. El relato fue impreso en el “Ohio Observer”. Truman Coe residía en Kirtland, Ohio, pero no era miembro de la Iglesia. Éste aparentaba repetir lo que José Smith u otro miembro de la Iglesia de Kirtland, le había dicho y de hecho usaba el término Urim y Tumim para referirse a los intérpretes. Es interesante que Coe no mencione el uso de un sombrero. “El proceso de traducción fue tan maravilloso como el descubrimiento. Al poner su dedo en uno de los caracteres e implorar por ayuda divina, procedía a mirar a través del Urim y Tumim, vería el significado escrito en un inglés sencillo en una pantalla frente a él.”[15]

Brant Gardner señaló que Coe “seguramente no aceptó el relato de forma literal,” pero que al “parecer lo contó sin sarcasmos ni distorsiones.” Gardner menciona también que la historia de Coe “provee una imagen sobre la traducción que ha perdurado desde 1836 hasta hoy.”[16] Desde luego, el relato de Coe parece acercarse mucho a la historia que usamos en la Iglesia en el presente, incluso se correlaciona con algunas obras de arte modernas que muestran a José sentado en una mesa con su dedo en las planchas.

Coe se correlaciona con algunas obras de arte modernas como esta.
En 1840 encontramos un documento hostil que utiliza el término Urim y Tumim para referirse a los intérpretes. En éste registro, los anteojos se ponen en los ojos y no se menciona el uso de un sombrero.
Declaró que un ángel fue enviado por Dios para hacerle saber donde fue escondido el libro, que lo buscó y encontró, que en las planchas de oro las palabras estaban grabadas en un idioma que ningún hombre podía entender y que dos grandes joyas, que recordaban a unos diamantes, les fueron entregadas, con las cuales, al ponerlas en los ojos a modo de anteojos, le permitían llegar al significado y traducir el Libro de Mormón al inglés. Estas joyas eran, según dijo, el Urim y Tumim del Antiguo Testamento.[17]
Una entrevista de 1891 con William Smith, hermano del profeta, ofrece una descripción del Urim y Tumim y su vínculo con la coraza. Por aquel entonces, cuando William dió su descripción, el término Urim y Tumim ya se había utilizado durante muchos años para describir los intérpretes nefitas. William dijo que “un lazo de plata recorría la parte superior de una piedra, rodeando la otra por debajo de la misma, para pasar por debajo de la primera formando así una figura en 8 horizontal muy similar a un par de anteojos.” William también dijo que los anteojos eran “demasiado grandes para José” y que José “sólo podía ver a través de una [piedra] a la vez, usando una y en ocasiones la otra. Al colocar su cabeza en un sombrero, o en cualquier objeto oscuro, no necesitaba cerrar un ojo mientras miraba por una de las piedras. De ese modo, cuando sus ojos se empezaban a cansar, aliviaba su esfuerzo.”[18]

William dijo que José “miraba a través de” las piedras “de una en una,” lo cual naturalmente implica que miraba las planchas a través de ellas, sin embargo, el poner su “cabeza dentro de un sombrero o en algún objeto oscuro” parece contradecir la idea de que las planchas estuviesen en el otro lado de las piedras. Debido a que los intérpretes nefitas tenían la forma de unos “anteojos” evidentemente asumimos que José tenía que mirar a través de los intérpretes directamente a los caracteres de las planchas.

Los anteojos y la piedra

Teniendo en cuenta que los artículos periodísticos contemporáneos concuerdan completamente con la descripción ofrecida por Martín Harris durante su vejez concerniente a que en los inicios del proceso de traducción los anteojos eran usados con un sombrero, ¿qué debemos hacer con las descripciones de Emma Smith y David Whitmer? Ambos especifican el uso de una “piedra clarividente” y un sombrero. La roca no se menciona mucho en publicaciones de la iglesia, pero hay algunos casos notables. Como ya se señaló con anterioridad, “The Friend” menciona dos instrumentos de traducción, asegurando que “José encontró junto con las planchas de oro” un Urim y Tumim, que consistía en dos piedras transparentes posicionadas en un lazo de metal acoplado a un peto” y que “José también usó una roca marrón con forma de huevo para traducir, llamada piedra clarividente.”[19]

Aquí tenemos una evidencia de que José utilizó más de un instrumento durante el proceso de traducción. Una confirmación adicional se puede encontrar en un artículo de Edward Stevenson, impreso en el “Deseret News” en 1881, en el cual cita a Martín Harris diciendo “que el profeta tenía en posesión una piedra clarividente, con la que también se le permitía traducir al igual que con el Urim y Tumim y que después usó la piedra clarividente por comodidad.”[20]

Ahora vemos que Martín conocía la existencia y distinguía dos instrumentos de traducción diferentes. De hecho, podemos aprender, de la “Ensign” de enero de 1988, que Martín no sólo sabía que José usó tanto los intérpretes nefitas como la piedra clarividente, sino que de hecho, en una ocasión, intercambió la piedra de José por una diferente con la intención de poner a prueba su habilidad para traducir.
Desde el 12 de abril hasta el 14 de junio, José tradujo mientras Martín escribía, con sólo una cortina entre ellos. De vez en cuando se tomaban un descanso de la ardua tarea, a veces yendo al río y tirando piedras. Una vez, Martín encontró una roca que se parecía mucho a la piedra clarividente que José usaba en algunas ocasiones en lugar de los intérpretes y la sustituyó sin que el profeta lo supiera. Cuando se reanudó la traducción José se detuvo durante mucho tiempo y entonces exclamó, “Martín, que pasa que todo está oscuro como en Egipto.” Entonces Martín confesó que deseaba que “cesaran las bocas de los incrédulos,” los cuales le dijeron que el profeta memorizaba las frases y simplemente las repetía. [21]
Martín quería pruebas de que José realmente era capaz de usar la piedra para traducir. Ya que no se atrevía a mirar los anteojos debido al mandamiento del Señor, sólo se hubiera atrevido a cambiar la piedra clarividente de José. Emma Smith también nos confirma que José alternaba entre el Urim y Tumim y la piedra clarividente. Emma declaró: “Ahora, lo primero que mi marido tradujo fue traducido por medio del Urim y Tumim y fue la parte que Martín Harris perdió, después de eso utilizó una pequeña piedra, sin llegar a ser negra pero más bien de un color oscuro.”[22]

El Urim y Tumim fueron encontrados junto con las planchas de oro.
Con esta declaración, Emma establece un período de tiempo para la transición entre los intérpretes nefitas y la piedra clarividente. Declarando que ocurrió después de la pérdida de las 116 páginas y al reanudar la traducción.

Davíd Whitmer, quien después de la pérdida de las 116 páginas solamente observó la traducción, también podía distinguir entre el Urim y Tumim (los anteojos) y la piedra clarividente.
Ahora manifiesto, con la aprobación y autorización de David Whitmer, que él no dice que, en alguna ocasión, José Smith tradujera en su presencia con ayuda del Urim y Tumim, sino por medio de una piedra opaca de un color oscuro, llamada "piedra clarividente" que colocaba en la copa de un sombrero [por dentro], en el cual José ponía su cara para así excluir la luz exterior. Entonces, una luz espiritual empezaría a brillar y delante de José aparecería un pergamino sobre el cual había una línea de caracteres procedentes de las planchas y debajo la traducción en Inglés; por lo menos, por lo que dijo José.[23]
Otra entrevista a Whitmer señala que, aunque José no estaba autorizado por el Señor a mostrar el Urim y Tumim, si estaba capacitado para mostrar a otros su piedra clarividente. 
Que José tenía otra piedra llamada “la piedra del vidente” y “piedra examinadora”, es bastante seguro. Ésta piedra se expuso a otros con frecuencia y ayudó a mitigar su espantosa curiosidad; pero el Urim y Tumim nunca, exceptuando posiblemente a Oliver Cowdery.... Lo que el Élder David Whitmer creía era que la traducción se hacía por medio de “la piedra del vidente”, como él la llamaba, en vez de con los intérpretes y la declaración de Emma Smith (Bidamon) concuerda con Whitmer, tal como se publicó en el “Herald” algunos años después. La única discrepancia entre las declaraciones de los testigos está relacionada con los detalles de la traducción; y, como se ha mostrado anteriormente, David y Emma, básicamente, no sabían cómo se usaba el Urim y Tumim, ya que ninguno lo vio. El lector podría amablemente tener en cuenta que a nadie se le permitía ver las planchas o el Urim y Tumim, salvo por mandato de Dios. A los ocho testigos se les permitió ver y manipular las planchas, tal como se ha mencionado con anterioridad; a nadie más.[24]
En 1886, David Whitmer indica que José usó su propia piedra clarividente para traducir todo el texto de nuestro Libro de Mormón actual. En esta entrevista, Whitmer declara que los anteojos nunca fueron devueltos después de la pérdida de las 116 páginas y que una piedra clarividente fue entregada a José Smith con el propósito de continuar la traducción.
Sin embargo, por medio de ferviente oración y humillación, el profeta encontró, una vez más, el favor y se le otorgó una extraña piedra con forma oval, de color chocolate, más o menos del tamaño de un huevo, aunque más aplastado. Se prometió que ésta serviría para el mismo propósito que el ya desaparecido Urim y Tumim (éste último era un par de piedras transparentes acopladas en una montura con forma de lazo que recordaba mucho a un par de anteojos). Con esta piedra fue traducido todo el Libro de Mormón actual.[25]
No obstante, la aseveración de Whitmer, que indica que José recibió una piedra, es probable que no sea correcta, puesto que José ya poseía al menos una piedra clarividente antes de recibir los intérpretes nefitas. Uno podría suponer que el ángel se llevó la piedra de José, al mismo tiempo que se llevó las planchas y los intérpretes nefitas y después se la devolvió tras haberla consagrado con el fin de traducir. Sin embargo, no hay evidencias que confirmen que este sea el caso, salvo el hecho de que José estaba autorizado a usar la piedra con ese fin.

José no sólo poseía una piedra clarividente antes de recibir los intérpretes nefitas, sino que: Ya estaba bastante familiarizado con su funcionamiento. Matthew B. Brown apuntó que “José Smith supuestamente dijo en 1826, mientras estaba siendo interrogado por un tribunal, que al principio, cuando obtuvo su piedra clarividente personal, lo ponía en su sombrero y descubrió que el tiempo, el lugar y la distancia eran fulminados; que todos los obstáculos que hubiere en medio eran retirados y que poseía uno de los atributos de la deidad, un ojo que todo lo ve.”[26]

Brown pasa a señalar que Brigham Young confirmó este punto de vista, “Cuando José tenía una revelación tenía, por así decirlo, los ojos del Señor. Veía cómo ve el Señor.”[27]

De hecho, al recibir los intérpretes nefitas, José los ve como una versión más poderosa que la piedra que ya poseía. Joseph Knight recordó que José parecía estar más emocionado de recibir las gafas que las propias planchas de oro. Después de que José regresara de recuperar las planchas, Joseph Knight recordó,
Después del desayuno José me llamó a otra habitación, puso su pie en la cama, inclinó la cabeza sobre su mano y dijo: -“Bien, estoy decepcionado.” -“Bien,” dije yo, “lo siento.” -“Bueno,” dijo él, “estoy muy decepcionado. Es diez veces mejor de lo que me esperaba.” Entonces, se fue a medir el largo, ancho y grosor de las planchas y dijo, “parecen ser de oro”. Pero al parecer esperaba más de las gafas, o Urim y Tumim, que de las planchas, puesto que dijo, “puedo ver lo que sea. Son prodigiosas. Ahora están escritas con símbolos y las quiero traducidas.”[28]
La idea de que los intérpretes nefitas fueran una versión más poderosa de la piedra clarividente de José es interesante, puesto que implica que había algo especial sobre las propias piedras. Sin embargo, que las piedras eran superiores, es más probable que fuera una impresión propia de José, porque esas piedras habían sido consagradas por Dios con el propósito de ver cosas.

A pesar de todo, la idea de que los intérpretes nefitas fueran superiores a la “piedra clarividente” común, fue aceptada por Joseph Fielding Smith, apóstol e historiador de la iglesia del siglo XX. Como respuesta a las argumentaciones que indicaban que José pudo haber usado su propia piedra clarividente durante la traducción del Libro de Mormón, Élder Smith aseguró de forma rotunda que él no creía que eso fuera cierto, puesto que la piedra era inferior a los intérpretes nefitas. En Doctrinas de Salvación, publicada en 1956, Smith declaró que consideraba dichas argumentaciones “rumores.”
Aunque la declaración sobre que el profeta José Smith usó una piedra clarividente durante parte de la traducción de los anales la realizaron algunos escritores y a pesar de que la información apunta a que de hecho tenía en su posesión dichas piedras, no existe ninguna declaración de autenticidad, en toda la historia de la iglesia, que afirme el uso de dicha piedra durante esa traducción. Toda información es rumorología y personalmente no creo que esa piedra fuera usada con ese propósito. El razonamiento que ofrezco para esta conclusión se encuentra en el mandato del Señor al Hermano de Jared, tal como se recoge en Éter 3:22-24. Éstas piedras, el Urim y Tumim, las cuales fueron entregadas al Hermano de Jared, fueron preservadas con el propósito de traducir los anales, tanto los jareditas como los nefitas. Entonces, al profeta se le recalcó nuevamente por Moroni que estas piedras fueron entregadas con ese mismo propósito. No parece muy razonable suponer que el profeta pudiera sustituir algo evidentemente inferior bajo dichas circunstancias. Pudo haber sido así, pero es muy fácil que circulara un relato de este tipo, debido al hecho de que el profeta tenía en su posesión una piedra clarividente, la cual pudo haber utilizado para otros propósitos. [29]
Hasta ahora hemos probado que existen múltiples declaraciones de testigos y fuentes de la Iglesia que confirman que, durante el proceso de traducción del Libro de Mormón, José alternó el uso de los anteojos, o intérpretes nefitas, con una piedra clarividente. La siguiente pregunta es: ¿Por qué José pasó de un instrumento de traducción a otro? ¿Fue, como indicó Martín Harris, simplemente por “comodidad”?

Una posible explicación es que el tamaño de los intérpretes pudiera ser un obstáculo para su uso. William Smith describió a los intérpretes nefitas como “demasiado grandes para José y sólo podía ver a través de uno a la vez, usando unas veces uno y otras el otro.”[30] Charles Anthon, quien tuvo que obtener su información por medio de Martin Harris, dio detalles adicionales cuando escribió que “estos anteojos eran tan grandes que si una persona se atreviera a mirar a través de ellos, sus dos ojos tendrían que enfocarse en uno de los cristales, simplemente, los anteojos en cuestión eran, en conjunto, demasiado grandes para la anchura de una cara humana.”[31]

En 1839, John Corrill confirmó que José había devuelto el Urim y Tumim al ángel antes de que el Libro de Mormón fuera publicado, apuntando que “Después de finalizar la traducción, las planchas y las piedras de Urim y Tumim fueron devueltas nuevamente y escondidas por el ángel con un sabio propósito y la traducción se publicó en el invierno del A. D. 1829 y 30.”[32]

Otra explicación posible es que los intérpretes nefitas nunca fueran devueltos a José y que se esperara de él que continuara la traducción con su propia piedra clarividente. David Whitmer parece indicarlo como posibilidad cuando declara que a José le retiraron el Urim y Tumim y se le “dio” una piedra clarividente.

En base a estos relatos, parece ser que José empezó el proceso de traducción usando los intérpretes nefitas y que puede que en algún momento los usara con un sombrero. Es posible que tras la pérdida de las 116 páginas pasara a usar su propia piedra clarividente, o que continuara usando los “anteojos” nefitas, nuevamente con el sombrero. De hecho, debido a las continuas declaraciones sobre el uso del sombrero durante la traducción, no es posible saber con certeza si José usaba los intérpretes nefitas o la piedra clarividente dentro del sombrero durante ese período de tiempo. Una cosa sí que parece cierta en base a las declaraciones de los testigos  —durante el transcurso del proceso de traducción, posterior a la pérdida de las 116 páginas, José se sentaba a la vista, sin una cortina, dictando a su escriba mientras miraba dentro de su sombrero.

Los anteojos y la piedra como Urim y Tumim

En cierto momento, varios años después de la publicación del Libro de Mormón, tanto los intérpretes nefitas (los anteojos) como la piedra clarividente fueron llamadas Urim y Tumim. Cuando el término Urim y Tumim se introdujo en 1833 no hacía referencia exclusivamente al instrumento que José recogió junto con las planchas, sino que también se refería a la propia piedra clarividente que ya poseía José antes de la traducción del Libro de Mormón. En 1907, Élder B. H. Roberts asoció claramente el término tanto a la piedra como a los intérpretes nefitas.
La piedra clarividente que se menciona aquí era de color chocolate, una piedra con la forma similar a un huevo, la cual el profeta encontró mientras excavaba un pozo junto con su hermano Hyrum. Poseía las cualidades del Urim y Tumim, ya que por medio de ella, (como se ha descrito anteriormente) así como por medio de los “intérpretes” encontrados junto con los anales nefitas, José podía traducir los símbolos grabados en las planchas. [33]
En cualquier conversación de la Iglesia, se asume que el Urim y Tumim son los intérpretes nefitas que José recuperó junto con las planchas. Únicamente los que están familiarizados con los orígenes pueden darse cuenta de que había más de un instrumento de traducción. El término Urim y Tumim, se refiere a cualquier instrumento usado con el propósito de traducir o recibir revelación.

La Ensign de enero de 2013 esclarece que José usó varios instrumentos de revelación y que todos se denominaban Urim y Tumim.
Aquellos que creían que las revelaciones de José Smith consistían en que la voz del Señor les hablaba, también aceptaron la milagrosa manera en que fueron recibidas. Algunas de las primeras revelaciones del profeta José llegaron por los mismos medios con los que se tradujo el Libro de Mormón de las planchas de oro. En la caja de piedra que contenía las planchas de oro, José encontró lo que los profetas del Libro de Mormón llamaban “intérpretes,” o una “piedra, que brillará en las tinieblas hasta dar luz” (Alma 37:23-24). [José] describió los instrumentos como “anteojos” y se refirió a ellos usando un término del Antiguo Testamento, Urim y Tumim (véase Éxodo 28:30).

Asimismo, algunas veces, aplicaba el término a otras piedras que poseía, llamadas "piedras clarividentes" porque le ayudaban a recibir revelaciones como vidente. El profeta recibió algunas de sus primeras revelaciones por medio del uso de estas piedras clarividentes.[34]
La idea de que pudiera haber más de un Urim y Tumim no es inusual y sólo tenemos que mirar en la Biblia. El Urim y Tumim que se menciona en la Biblia no es el mismo instrumento usado por los nefitas o por Joseph Smith. Sin embargo, las referencias bíblicas sobre el Urim y Tumim asocian el instrumento a una coraza. En Éxodo 28:30 leemos: "Y pondrás en el pectoral del juicio el Urim y el Tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando entre delante de Jehová." En Levítico 8:8 leemos: "Le puso luego encima el pectoral y en él puso el Urim y Tumim." Desde la web oficial de la Iglesia, lds.org, aprendemos que el Urim y Tumim era "un antiguo instrumento o herramienta preparado por Dios y utilizado por José Smith para ayudar en la traducción del Libro de Mormón. Dios proveyó un Urim y Tumim para Sus profetas de la antigüedad (véase Éxodo 28:30; 1 Samuel 28:6; Esdras 2:63).

El Urim y Tumim no es un instrumento único: Dios no dio el Urim y Tumim, sino que proveyó de un Urim y Tumim. Puede que haya más de un instrumento llamado “Urim y Tumim.”

El Urim y Tumim de La Biblia también se usaba para recibir revelación y se menciona en 1 Samuel 28:6, “Y consultó Saúl a Jehová, pero Jehová no le respondió, ni por sueños, ni por el Urim ni por profetas.”

Fuentes
  1. “Golden Bible,” Rochester Advertiser and Daily Telegraph (Nueva York, 31 de agosto de 1829). Reimpreso por “Palmyra Freeman”, el 11 de agosto de 1829. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/176.
  2. “Golden Bible,” The Gem: A Semi-Monthly Literary and Miscellaneous Journal (Rochester, Nueva York: 5 de septiembre de 1829), 70. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/161.
  3. C. C. Blatchley, “Caution Against the Golden Bible,” New-York Telescope 6/38 (20 de febrero de 1830), 150. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/4211.
  4. Cincinnati Advertiser and Ohio Phoenix,  2 de junio de 1830. Reimpreso por Wayne County Inquirer, Pennsylvania, ca. mayo de 1830. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/201.
  5. Daily Albany Argus VI/1866, 15 de octubre de 1831. http://www.sidneyrigdon.com/dbroadhu/NY/miscNYSe.htm#040931.
  6. Morning Star VII/45, 7 de marzo de 1833. http://www.sidneyrigdon.com/dbroadhu/NE/miscMe01.htm#030733.
  7. “Mormonism,” Protestant Sentinel (Schenectady, Nueva York) n.s. 5/1 (4 de junio de 1834): 4–5. Reimpreso por New England Review, ca. mayo de 1834.
  8. “Mormonism,” New York Weekly Messenger and Young Men’s Advocate (29 de abril de 1835). Reimpreso por The Pioneer (Rock Springs, IL), marzo de 1835.
  9. “William Smith, On Mormonism, 1883,” in Early Mormon Documents, 1:497.
  10. “Joseph Knight Sr., Reminiscence, Circa 1835–1847,” in Early Mormon Documents, 4, 17–18. La ortografía y puntuación se ha modernizado para facilitar la lectura. La ortografía original es la siguiente:   “Now the way he translated was he put the urim and thummim into his hat and Darkned his Eyes than he would take a sentance and it would apper in Brite Roman Letters then he would tell the writer and he would write it[.] Then <that would go away> the next sentance would Come and so on But if it was not Spelt rite it would not go away till it was rite[,] so we see it was marvelous[.] thus was the hol [whole] translated.” Lo interesante que podemos hallar aquí es el uso del término Urim y Tumim por parte de Joseph Knight para describir la “gafas”. La pregunta es si la declaración de Knight fue documentada en 1827 o si se registró después de 1833, cuando el término Urim y Tumim se usaba de forma habitual. Según Dean Jessee, la declaración de Knight no está “fechada ni firmada,” con las palabras “22 de septiembre de 1827” habiendo sido incluidas por Thomas Bullock, un clérigo de la iglesia durante los años 1843 a 1847.” Por tanto, la declaración de Knight no puede usarse para establecer de forma clara que el término Urim y Tumim se aplicara a los intérpretes nefitas (las gafas) en 1827. Vease Dean Jessee en “Joseph Knight’s Recollection of Early Mormon History,” BYU Studies 17/1 (1976), 2.
  11. W. W. Phelps, The Evening and The Morning Star, 1/8 (enero de 1833), 57.
  12. The True Latter Day Saints’ Herald, 26/22 (15 de noviembre de 1879).
  13. D. Michael Quinn, Early Mormonism and the Magic World View, Revisado y alargado (Salt Lake City: Signature Books, 1998), 174–75.
  14. Quinn, Early Mormonism and the Magic World View, 175.
  15. “Truman Coe Account, 1836,” in Early Mormon Documents, 1:47. impreso originalmente en Ohio Observer (Hudson, Ohio), 11 de agosto de 1836.
  16. Gardner, The Gift and the Power, 7.
  17. A Letter to Those Who Have Attended Mormonite Preaching (London: J. B. Bateman, 1840), 1–4.
  18. “William Smith interview by J. W. Peterson and W. S. Pender, 1890,” en Early Mormon Documents, 1:508.
  19. “A Peaceful Heart,” Friend, septiembre de 1974, 7.http://www.lds.org/friend/1974/09/a-peaceful-heart.
  20. Deseret News, 28 de diciembre de 1881.
  21. Kenneth W. Godfrey, “A New Prophet and a New Scripture: The Coming Forth of the Book of Mormon,” Ensign de enero de 1988. http://www.lds.org/ensign/1988/01/a-new-prophet-and-a-new-scripture-the-coming-forth-of-the-book-of-mormon.
  22. “Emma Smith Bidamon to Emma Pilgrim, 27 de marzo de 1870,” en Early Mormon Documents, 1:532. El texto se ha modificado para facilitar la lectura. Originalmente era como sigue: “Now the first that my <husband> translated, [the book] was translated by use of the Urim, and Thummim, and that was the part that Martin Harris lost, after that he used a small stone, not exactly, black, but was rather a dark color.”
  23. The True Latter Day Saints’ Herald 26/22 (15 de noviembre de 1879). http://www.sidneyrigdon.com/dbroadhu/IL/sain1872.htm#111579.
  24. Zenas H. Gurley, citando al “Dr. Robinson,” fuente: Zenas H. Gurley, “The Book of Mormon,” Autumn Leaves 5 (1892): 451-54, located on the Book of Abraham Project. http://www.boap.org/LDS/Early-Saints/BOM-Witn.html.
  25. “Mormon Relics,” The Sunday Inter-Ocean, Vol. 15, No. 207 (Chicago, Illinois, 17 de octubre de 1886). Así mismo el Saints’ Herald 33 (13 de noviembre de 1886): 706, citado en Van Wagoner and Walker, “The Gift of Seeing,” 53–54.
  26. Matthew B. Brown, Plates of Gold (American Fork, Utah: Covenant Communications, 2003), 167.
  27. Brown, Plates of Gold, 167.
  28. “Joseph Knight Sr., Reminiscence, Circa 1835-1847,” in Early Mormon Documents, 4:15. La ortografía se ha modernizado y organizado para facilitar la lectura. La ortografía y organización original es como sigue: “After Brackfist Joseph Cald me in to the other Room and he set his foot on the Bed and leaned his head on his hand and says well I am Dissop[o]inted. well, say I[,] I am sorrey[.] Well, says he[,] I am grateley Dissop[o]inted, it is ten times Better then I expected. Then he went on to tell the length and width and thickness of the plates[,] and[,] said he[,] they appear to be Gold But he seamed to think more of the glasses or the urim and thummem then [than] he Did of the Plates for[,] says he[,] I can see any thing[.] They are Marvelus[.] Now they are written in Caracters and I want them translated[.]“
  29. Smith, Doctrinas de salvación, 3:225–26.
  30. “William Smith interview by J. W. Peterson and W. S. Pender, 1890,” in Early Mormon Documents, 1:508.
  31. “Charles Anthon to E. D. Howe, 17 de febrero de 1834,” en Early Mormon Documents, 4:378.
  32. John Corrill, A Brief History of the Church of Christ of Latter Day Saints (1839), 12. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/fullbrowser/collection/BOMP/id/4577/rv/compoundobject/cpd/4592.
  33. B. H. Roberts, Defense of the Faith and the Saints (Salt Lake City: Deseret News, 1907), 1:257.
  34. Gerrit Dirkmaat, “Great and Marvelous Are the Revelations of God,” Ensign de enero de 2013, 45–46. http://www.lds.org/ensign/2013/01/great-and-marvelous-are-the-revelations-of-god.
  35. Artículo orignial: http://www.mormoninterpreter.com/the-spectacles-the-stone-the-hat-and-the-book-a-twenty-first-century-believers-view-of-the-book-of-mormon-translation/

09 julio 2013

Argumento de la complejidad

La complejidad del Libro de Mormón es un tema tratado por muchos eruditos y los puntos que destaca este artículo, son el inicio de este fuerte argumento, iniciado por Hugh W. Nibley.

Autor: Noel B. Reynolds.
Traductor: Álvaro Figueroa.
Revisado: Antonio A. Caballero.


Durante el último medio siglo Hugh W. Nibley, el ahora profesor emérito de escritura antigua en BYU, ha estado presentando un aluvión de conocimientos sobre las complejidades inherentes en el texto del Libro de Mormón; complejidades que posiblemente no pudieran haber sido producidas por José Smith o sus coetáneos debido a la naturaleza del proceso de traducción. 

Nibley abrió el camino a lo que podríamos llamar “el debate a partir de la complejidad”. 

Mel Thorne, editor ejecutivo de FARMS, ha desarrollado un recurrente análisis sobre este debate y presenta algunos ejemplos en el próximo libro de su autoría. Otros ejemplos que me han impresionado en la enseñanza del Libro son:
  • El libro tiene tres sistemas de fechas independientes que se mantienen precisas en todo momento. Varios escritores hicieron un seguimiento temporal desde que Lehi salió de Jerusalén, desde el inicio del gobierno de los jueces o desde el día que apareció la señal del nacimiento de Jesucristo. Aún así no se producen confusiones y la secuencia de fechas se puede reconstruir de forma precisa en todo momento.
  • El Libro de Mormón contiene un complejo sistema de enseñanzas religiosas. Éstas son presentadas de forma singular por profetas diferentes en sus propios contextos y épocas.
  • Lehi refleja una visión del árbol de la vida.
  • Nefi presenta el evangelio de Jesucristo junto con la visión del bautismo de Cristo.
  • Jacob cita a Zenós en cuanto a la alegoría del olivo.
  • [El rey] Benjamín dió un gran sermón del templo.
  • Alma enseñó que la palabra de Dios es una semilla que debe ser plantada y nutrida
  • Jesús dió a los nefitas una versión modificada de su sermón del monte. Mientras que cada una de estas [doctrinas] enriquece el entendimiento de las enseñanzas básicas, nunca se confunden o contradicen entre sí.
  • Los autores del libro se remiten a un gran y complejo conjunto de textos originales, incluyendo registros oficiales, sermones, cartas, diarios, inscripciones de monumentos, registros eclesiásticos y escrituras israelitas antiguas desconocidas hoy en día. Incluso, estos escritores, consiguen en todo momento mantener una relación correlativa entre las fuentes y el texto final.
  • Las complejas y sutiles tradiciones políticas evolucionan pronto en el texto y en apariencia de varias maneras en secciones posteriores, siempre de forma verosímil y consistente.
  • Las quejas de Lamán y Lemuel en contra de Nefi en sus primeras murmuraciones, evolucionan a una ideología nacional que se seguirá invocando 500 años después para justificar los esfuerzos lamanitas para subyugar a sus hermanos nefitas.
  • El libro describe varios altibajos de interacción étnica, sin jamás perder de vista incluso a los grupos más minoritarios.
  • Cientos de nombres individuales de lugares y personajes son introducidos satisfactoriamente y situados coherentemente.
  • Los datos geográficos que se proveen en el texto son diversos y complejos, sin embargo cuando se analizan cuidadosamente resulta que tienen sentido y que cuadran bastante bien con una porción identificable de Mesoamérica.

Fuentes

artículo original: http://maxwellinstitute.byu.edu/publications/transcripts/?id=26
artículo original: http://speeches.byu.edu/index.php?act=viewitem&id=509

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