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11 septiembre 2013

Cival: una ciudad amurallada en Mesoamérica

El Libro de Mormón menciona ciudades fortificadas, algo comúnmente criticado en círculos antagónicos. Excavaciones recientes de una gran ciudad maya del período preclásico, denominada Cival, vienen a apoyar lo relatado por el Libro de Mormón. Cival ha demostrado ser una urbe rodeada por una imponente muralla de piedras, coincidiendo incluso en fecha con la primera ciudad amurallada mencionada por el Libro de Mormón.

Autor: Joel Skidmore [1].
Traductor: Israel González.


Mayo 5, 2004. La National Geographic Society anunció hoy que las excavaciones del sitio maya de 2.000 años de antigüedad, Cival, en Guatemala, han revelado una de las primeras y más grandes ciudades del período preclásico. Un proyecto arqueológico liderado por Francisco Estrada-Belli, de la Universidad de Vanderbilt, ha descubierto dos monumentales máscaras talladas y elaboradas de objetos rituales de [material] jade en excavaciones recientemente efectuadas en la plaza central de la ciudad. Estos hallazgos han contribuido grandemente a hacer retroceder lo que son considerados los hitos de la civilización maya del período clásico hasta bien adentrada la era preclásica.

La tradición pone al período preclásico entre el 2000 a.C. al 250 d.C, y al clásico entre el 250 d.C. al 900 d.C. Estrada-Belli data a Cival alrededor del 150 a.C. "[El término] ‘Preclásico’ es un nombre inadecuado", de acuerdo al arqueólogo. "Las sociedades mayas del Preclásico ya tenían muchas de las características que se le atribuyen al período clásico — reyes, iconografía compleja, palacios elaborados y cementerios."

Estrada-Belli estima que Cival pudo haber albergado a más de 10,000 personas en su peak, haciéndola una de las más grandes ciudades del período preclásico Maya. Así, podría haber sobrepasado a Holmul, el sitio que terminó por suplantarla en dominio regional en el Clásico.

Francisco Estrada-Belli de la Universidad de Vanderbilt excavando los cimientos de Cival

Como experto en el uso de tecnología arqueológica, Estrada-Belli usó imágenes satelitales para detectar posibles sitios arqueológicos, seguido del uso de GPS por suelo, y luego de computación para generar sofisticados mapas del área. Estrada-Belli y su equipo han determinado que el centro ceremonial de Cival es de cerca de milla y media, el doble de lo estimado por su descubridor, el explorador Ian Graham del Proyecto Corpus of Maya Hieroglyphics. Graham dijo al New York Times que cuando se mapeó el sitio hace 20 años la selva ocultó algunos bordes de los edificios y de las pirámides.

La primera de las dos caras de las máscaras estucadas de 5x3 metros fue descubierta durante la inspección de una trinchera cuando Estrada-Belli alcanzó una grieta en la pared y sintió una sección de estuco tallado. En una presentación del Maya Meetings en Texas el pasado Marzo, el arqueólogo mostró fotografías y describió una boca de "jaguar abierta" y otros artefactos Olmecoides, así como un motivo en forma de U que aparece en los murales Preclassic de San Bartolo, Guatemala, hace poco descubiertos.

Recién este Abril una segunda máscara fue descubierta en el otro lado de un conjunto de escaleras. Estrada-Belli cree que originalmente hubo dos pares de máscaras flanqueando el camino a la pirámide. La máscara nueva tiene lo que parecen ser hojas de maíz adornando los ojos, sugiriendo la conexión con el dios Maya del maíz que aparece como figura central en la iconografía de San Bartolo.

Otro hallazgo significativo en Cival fue un depósito de ofrendas en la plaza principal. Detrás de un recoveco sostenido por un recipiente rojo, dos conchas de spondylus y un tubo de jade, había una depresión en forma de cruz conteniendo cinco frascos rotos, uno de los cuales estaba ubicado en el centro de la cruz. Bajo este jarro, de acuerdo a la publicación de la National Geographic, "había 120 piezas de jade, la mayoría de ellas guijarros redondeados, pulidos, de jade, verdes y azules". Cinco hachas de jade estaban puestas cerca con sus  hojas hacia arriba.

De acuerdo a la publicación de la National Geographic, las ofrendas son algunos de los primeros ejemplos de rituales públicos asociados con el acceso al poder entre los mayas del periodo preclásico. Basados en la orientación cruzada del amanecer, Estrada-Belli cree que las ofrendas eran parte de rituales del sol asociados con el ciclo de agricultura maya. Los jarros significan agua, dice, y pueden datar del 500 a.C. Las piezas de jade probablemente simbolizan el maíz, y las hachas representan plantas de maíz. Los reyes de ambas eras, clásica y preclásica, eran creídos como personificaciones del dios del maíz en la Tierra.

Los rituales en Cival pudieron haber tenido lugar por luchas de poder que los rodeaban, dice Estrada-Belli. Los restos de una muralla defensiva que rodeaba la ciudad le indica la probabilidad que Cival haya estado bajo amenaza. "Cival fue abandonada después de un ataque violento, probablemente por un poder superior como el de Tikal," dice.

Mapa que muestra a Cival y los restos de su muralla que la rodea
Los eruditos maya tales como Estrada-Belli ven a Cival y a otros sitios preclásicos como poseedores de alianzas estratégicas, cada uno compitiendo por poder, como las ciudades clásicas de Tikal y Calakmul que vendrían después. Varios centros preclásicos — incluyendo El Mirador, Cerros y Becán — se desvanecieron casi al mismo tiempo que Cival, dice, posiblemente todos vencidos por un mismo centro de poder más fuerte.

La fotografía muestra la importante altura de la muralla sólida alrededor de la ciudad de Cival
La excavación del túnel que tenía la máscara antigua fue liderada por el arqueólogo Guatemalteco Angel Castillo. Los estudiantes graduados de la Universidad de Vanderbilt, Molly Morgan y Jeremy Bauer excavaron la ofrenda de jade.

Un descubrimiento reciente del equipo que trabaja en Cival es lo que podría ser la primera estela tallada en tierras mayas, datada el 300 a.C. En línea se ven los monumentos preclásicos y los templos [2] en Cival, Petén, Guatemala por Francisco Estrada-Belli, Nikolai Grube, Marc Wolf, Kristen Gardella y Claudio Lozano Guerra-Librero. Los autores hablan acerca de la Stela 2 de Cival:

“El diseño tallado muestra una figura humana caminando en el estilo fluido y dinámico conocido solamente desde las primeras esculturas mayas de tierras bajas. Sus características, los pies  apuntando en la misma dirección y las piernas no superponiendo las rodillas, distintivas de los monumentos pre-Bak'tun de los períodos posteriores al 435 d.C. (Proskouriakoff 1950: 19-21). Los pies carecen de sandalias, y los brazos están adornados sólo con una pulsera alrededor de la muñeca, indican que la escultura precede al primer período clásico y es posterior a los últimos monumentos del preclásico, tales como la Estela 1 de Nakbé (Hansen 1992). Las sandalias están igualmente ausentes en el preclásico medio y las primeras esculturas del preclásico tardío tales como la Estela 9 y 11 de Kaminaljuyú, la Estela 3 de Abaj Takali, el relieve de Loltún y la Estela 10 de Uaxactun. La figura viste un taparrabos simple atado con un cinturón. El único adorno es una máscara con tres hachas adosadas a ella, cubriendo el área del pecho y vientre. La máscara antropomorfa tiene una frente cuadrada y una quijada alargada, similar a las máscaras de deidades Olmecas y de Izapan (Norman 1976 Figs. 6.28-6.31) más que imágenes conocidas de la iconografía Maya.

El estilo del tallado y la ausencia completa de jeroglifos sugieren fuertemente que esta escultura es muy temprana, antecediendo a otros tallados preclásicos, tales como el pectoral de Dumbarton Oaks, el tallado del acantilado de San Diego y la problemática y squeda Estela de Hauberg. También antecede a monumentos de Nakbé, los cuales muestran un estilo mucho más estático anticipando los adelantos de la escultura del clásico temprano. Las características arcaicas, incluyendo el uso de incisión, la máscara olmecoide y la ausencia de texto son indicios seguros de que la Estela 2 de Cival Stela 2 es de las más antiguas esculturas mayas de tierra baja.”

Cival se lista en in El Corpus de Inscripciones Jeroglíficas Maya "Fuentes de Escultura y sus Códigos" y se designa como CVL (Graham and Mathews 1999).

En el artículo en Mexico, Estrada-Belli (2002) describe a Cival como un gran centro ceremonial que se extiende sobre los bordes de una ‘cival’, o laguna, de donde toma su nombre. La gran estructura, un grupo triádico de unos 27 metros, tiene características del Preclásico Tardío. Estrada-Belli sugiere que dada la impresionante construcción, las relaciones del Preclassic con el vecino Holmul, el cual emerge como un centro de poder durante el clásico, es digno de una mayor investigación.

Estrada-Belli también dirige el proyecto arqueológico en Holmul. En línea vía FAMSI [3], se ven las Investigaciones Arqueológicas en Holmul, Petén, Guatemala (resultados preliminares en la tercer temporada, 2002). En la foto abajo, se asoma por una ventana de los restos de la muralla pintada. Tal cual el estilo de los murales de Teotihuacan-style que han sido encontrados por Estrada-Belli y su equipo en Holmul.

Fotografía que muestra la muralla pintada. Agradecimientos a Kenneth Garrett, National Geographic.
El proyecto Cival, los murales de San Bartolo y el trabajo de Richard Hansen' en el sitio Preclásico de El Mirador serán difundidos la próxima semana por National Geographic a través de señal abierta.

A pesar de que los hallazgos de Cival, San Bartolo y El Mirador han cambiado nuestro entendimiento del término Preclásico, vale la pena considerar que la distinción tradicional de un salto alrededor del año 250 d.C. sigue siendo significativa. Cuentas Dinásticas tales como las que se observan en Tikal y otros sitios Clásicos Maya, así como en indicios de un enfoque en gobiernos dinásticos, no son aparentes en el Preclásico. Tal como Simon Martin (2003:4) observa,

Un tema de permanente importancia en los estudios mayas es la transición entre el Preclásico y el Clásico, el cambio de percepción de un orden social y político al otro. Sería prematuro cuestionar al Preclásico como verdaderamente "predinástico," pero no hay duda de que el Clásico hizo hincapié en el gobierno dinástico que era ausente o débilmente articulado en épocas anteriores.

Fuentes
  1. Articulo original: http://www.mesoweb.com/reports/cival.html
  2. http://antiquity.ac.uk/ProjGall/belli/belli.html
  3. Reporte de FAMSI acerca de trabajos de Estrada-Belli http://www.famsi.org/reports/07028es/07028esEstradaBelli01.pdf

07 septiembre 2013

¿Dónde descendió Jesucristo cuando visitó a los Nefitas?

Un estudio personal en que el autor, entrelaza escrituras bíblicas, el viaje de Lehi y registros mesoamericanos que hablan de la visita del verdadero Hijo de Dios.

Autor(es): Luis Arsenio Castillo Rodríguez.


Deseo compartir con todos los lectores, el siguiente conocimiento adquirido, a través del estudio de las escrituras. Se trata del posible lugar geográfico de la llamada “tierra de Abundancia”, además de las promesas cumplidas a Efraín y Manasés, que se reflejan en la familia de Lehi, Ismael y José Smith, de acuerdo a  las bendiciones patriarcales.

1. La descendencia de Lehi

El Libro de Mormón  nos indica la descendencia directa de Lehi, quien provenía de Manasés, hijo de José, hijo de Jacob.
“Y Aminadí era descendiente de Nefi, que era hijo de Lehi, que vino de la tierra de Jerusalén, y el cual era descendiente de Manasés, que era hijo de José, el que fue vendido para Egipto por sus hermanos.” (Alma 10:3)
Israel bendice a Efraín y a Manasés para que sean perpetuados sus nombres y se multipliquen  en medio de la tierra. Sabemos que esta promesa se cumplió al llegar Lehi e Ismael a América y expandir allí su descendencia.  
“Y bendijo a José y dijo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, el Ángel que me redime de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y mi nombre sea llamado en ellos y el nombre de mis padres Abraham e Isaac; y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.” (Génesis 48: 15 - 16)
Otra profecía señala que los vástagos de José se extenderán sobre “el muro”. Entendemos este “muro” como el océano o las “grandes aguas” que dividen al viejo con el nuevo continente. 
“Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se  extienden sobre el muro.” (Génesis 49: 22)
Las mejores bendiciones se le prometen a José y a sus hijos y se simbolizan con el “rocío del cielo” y con “abundancia”.
“… por el Dios de tu padre, el que te ayudará, y por el Omnipotente, el que te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba…” (Génesis 49:25) 
“Dios, pues, te dé del rocío del cielo, y de las grosuras de la tierra y abundancia de trigo y de mosto.” (Génesis 27:28)
Analicemos ahora las palabras de Moisés: Esta fue una bendición dada a José, en la que se le prometía una tierra bendita, una tierra de promisión que tendría lo mejor de los cielos y nuevamente se menciona el “rocío”.
“Bendita de Jehová sea tu tierra, con lo mejor de los cielos, con el rocío…” (Deuteronomio 33:13)
Continuando con esta bendición dada a José, los versículos 15 y 16 plantean lo siguiente:
“... y con lo mejor de los montes antiguos, y con lo mejor de los collados eternos y con lo mejor de la tierra y su plenitud.” 
Como sabemos y el Libro de Mormón describe; al visitar las Américas Jesús descendió en la “tierra de Abundancia”. En este lugar, se hallaba un Templo, o sea, un “collado eterno” o “monte eterno”. En las escrituras se menciona muchas veces esta analogía. 

Además, es interesante destacar que el nombre “Moroni”, significa “montaña” o “monte antiguo” en idioma maya-chorti; y que esta bendición dada a José, menciona que tendrá “lo mejor de los montes más antiguos”, es decir, El Libro de Mormón, como lo mejor que Moroni podría ayudar a sacar a la luz.

También es posible asociar este hecho con el versículo 11 del salmo 85:
“La verdad brotará de la tierra, y la justicia mirará desde los cielos.”
Podemos reconocer también en este libro del Antiguo Testamento, otros aspectos interesantes con respecto al linaje de los pueblos.
“Su gloria es como el primogénito de su toro, y sus cuernos como cuernos de toro salvaje; con ellos arrinconará a todos los pueblos hasta los confines de la tierra; y éstos son los diez millares de Efraín, y éstos los millares de Manasés."  (Deuteronomio 33:17)
Los cuernos de este toro, podrían ser Efraín y sus descendientes, Ismael y José Smith; y Manasés junto a profetas que escribieron el Libro de Mormón y que descendían de él, tales como Nefi, Alma y Mormón. La escritura dice que “ellos arrinconarán a todos los pueblos hasta los confines de la tierra”, lo que podemos relacionarlo con el recogimiento de Israel y la proclamación del evangelio en todo el mundo, misión que, tal como los cuernos del toro son inseparables, deben efectuar Efraín y Manasés en conjunto por primogenitura y principado.

2. El rocío del cielo

Después de analizar las genealogías, simbolismos y bendiciones patriarcales y descubrir en ellas el reflejo del Libro de Mormón y sus actores principales, intentaremos comprender otros aspectos interesantes.

Notamos que en muchas ocasiones se menciona “el rocío del cielo”.
 “Como el rugido del león es la ira del rey, y su favor, como el rocío sobre la hierba.”   (Proverbios 19:12) 
“... como el rocío del Hermón, que desciende sobre los montes de Sión, porque allí mandó Jehová bendición, la vida eterna.”  (Salmos 133:3) 
“Y el remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío que viene de Jehová, como las lluvias sobre la hierba...”  (Miqueas 5: 7) 
“Y cuando descendía el rocío de noche sobre el campamento, el maná descendía sobre él.”  (Números 11:9) 
“Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como la escarcha sobre la tierra. Y al verla los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto?, porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.”  (Éxodo 16: 14 - 15)  
Relacionando su propia vida, con este pan dado por Jehová a los israelitas en el desierto, Jesús dijo:
“Yo soy el pan vivo que ha descendido del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre...”  (Juan 6:51)
A diferencia del maná, que satisfacía el hambre en un tiempo determinado, Jesús prometió ser el pan que permite alcanzar la vida eterna. 

Al relacionar ésta con las anteriores citas, comprendemos que Jesús desciende como o con el “rocío del cielo”, tal como lo hacía el maná de la antigüedad,  para entregarnos la dádiva de su amor y la posibilidad de vivir para siempre.

Resumen de los puntos principales descubiertos hasta ahora en estas citas de escrituras:
  • Jesús es el maná o pan de vida que desciende con el “rocío del cielo”.
  • Efraín y Manasés estarán juntos siempre, “hasta los confines de la tierra”, juntos en su misión de recoger al Israel disperso y predicar el evangelio.
  • Se les bendice con el “rocío del cielo”, osea, se les revela Jesucristo.
  • Además son bendecidos con “abundancia”, que asociamos con la “tierra de Abundancia”.
  • Se les promete “lo mejor de la tierra y su plenitud”, o en otras palabras, el Libro de Mormón.
  • Se les bendice con los “mejor de los montes antiguos y lo mejor de los collados eternos”. Asociamos este concepto a los Templos, pero además, al significado del nombre Moroni en idioma chorti-maya. 
3. Lugar [probable] dónde descendió Jesús
“No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu descendencia y del occidente te recogeré.” (Isaías 43:5)
En la península de Yucatán en México, hay muchísimas ruinas arqueológicas, pero las más sobresalientes son Tulum y Chichen-Itza. 

Tulum es una imponente ciudad arqueológica situada frente al mar y que tiene grabada en una de sus ruinas principales, la imagen del “dios descendiente”. Conozco personalmente estos lugares pues provengo de esas tierras.

Chichen- Itza,  es famosa por el fenómeno del equinoccio; ya que dos veces al año  se forma la serpiente de luz  que desciende desde la punta principal de la pirámide, hasta la cabeza de la serpiente, formando así 7 triángulos de luz. Lo anterior no tendría gran significado, si no fuera porque los dos centros ceremoniales hacen referencia a un “dios descendente”… a Kukulcan o Quetzalcoatl. 

Creo que ninguno de estos dos lugares mencionados, corresponde a “Abundancia”, pues no se relacionan con las profecías y los símbolos mencionados anteriormente. 

En la literatura hebrea, existe el “midrash”; el método de “éxegesis judía” en que “lo que ya fue, será”  o como dijo Eclesiastés en la Biblia: “Nada hay nuevo debajo del sol",  o sea… todo es un ciclo continuo de repetición.

A los nefitas no se les enseñó la éxegesis judía, salvo a Lehi, Nefi e Ismael que sí la conocían. Recordemos que según este método, todo tiende a repetirse, por ello el Antiguo Testamento se compone de claves, sombras y figuras de lo que ha de venir…  Todo futuro se halla en el pasado, para encontrar las claves del presente y acontecimientos futuros hay que echar una mirada al pasado..
“Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro; yo soy Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero…” (Isaías 46: 9 - 10)
Más arriba de Chichen-Itza,  hay otro centro ceremonial  llamado: Izamal (antiguo Etzemal). El nombre de este lugar tiene un hermoso significado: “rocío del cielo”, lo que concuerda con las profecías dadas a Efraín y Manasés (Lehi e Ismael y los profetas del Libro de Mormón).


En esta tierra, en este lugar, fueron bendecidos los nefitas con “lo mejor de los cielos de arriba, el rocío...”;  y ese rocío fue Jesucristo, cuando descendió, tal como lo hizo una vez el maná a los hijos de Israel.

Aparte de que Etzemal, “rocío del cielo”, fue un centro ceremonial importantísimo para los antiguos habitantes de las Américas, también fue y es una tierra de “abundancia”, debido a que posee terrenos fértiles, hay mucha leche, miel y lluvias en su tiempo. La península está rodeada de mares, selvas, arqueología, sabiduría maya, y además existen allí anales antiguos tales como:

El Chimbalam de Chumayel: Libro de los profetas mayas.

La página 29 de este libro sagrado de los mayas dice lo siguiente: 
“...y fue abandonada la ciudad adonde baja la lluvia del rocío, Etzemal (Izamal); allí bajó el hijo del verdadero Dios, Señor del cielo, virgen milagrosa y dijo el rey: bajen las rodelas de Kinich Kakmo, ya no puede reinar aquí… baló su voz y entonces fue reverenciada su divinidad…”
Al leer estas palabras todo empieza a tener sentido. Etzemal se encuentra en Chichen-Itza, donde “desciende la serpiente emplumada de luz” y cerca está Tulum, en donde se encuentra grabada la imagen del “dios descendiente”; todo en la península de Yucatán. Además, relativamente cerca, en Veracruz, México, se halla el “cerro vigía”, que muchos expertos afirman, se trataría del cerro Cumorah de Mormón.

Lehi e Ismael (Efrain y Manasés), en su tierra de promisión, bendecidos con los frutos de los collados antiguos, recibiendo las mejores dádivas de la tierra, la abundancia y el rocío del cielo. Ahí, justamente al conjugarse todos estos elementos, desciende el Hijo de Dios, habló y todos oyeron Su voz...
“Goteará como la lluvia mi doctrina; destilará como el rocío mi palabra, como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba.” (Deuteronomio 32:2)
Nuevamente se compara el rocío del cielo con Jesucristo, en este caso con Su palabra o “Su voz”. Y otra cita también señala:
“Y el remanente de Jacob será en medio de muchos pueblos como el rocío que viene de Jehová, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan al hombre ni aguardan a los hijos de los hombres.” (Miqueas 5:7)
Lehi e Ismael, eran remanente de Jacob proveniente de José, por lo que también son considerados como el “rocío de Jehová”. 

4. El Dios Itzamna y vestigios argeológicos

Izamal fue uno de los sitios importantes de la civilización maya.

Al igual que muchas grandes ciudades y centros poblacionales, Izamal fue parcialmente abandonada después de la destrucción de la liga de Mayapán,  en el periodo posclásico (cronología mesoamericana), hacia el siglo XII.

Por esta razón a la llegada de los españoles el lugar se hallaba prácticamente deshabitado. Era un importante centro de peregrinación dado que ahí se veneraba a Itzamná o Zamná, "Rocío del cielo", el sacerdote patriarca de los Itzá.(1)

Itzamná; es un dios del cielo en el pensamiento maya. Esta deidad reúne grandes opuestos cósmicos: es como un pájaro que representa el cielo y como la serpiente que personifica la tierra.

Como héroe Itzamná inventó la agricultura, la escritura, los calendarios y las creaciones humanas. Dictó la  leyes y siguió gobernando a los mayas por medio de sus elegidos. En los códices se observa escribiendo, es cuando se dice que es el inventor de la escritura. Itzamná  aparece como un anciano sabio de ojos cuadrados, nariz aguileña, igual al dios sol. En su tocado lleva una alhaja de valva de molusco y una cinta con una especie de espejo en forma de flor que se apoya en su frente, la banda adornada con perlas se conoce como itz, que significa “néctar y rocío”.Se dice que Itzamná era el rocío de las nubes y del cielo, el agua sagrada que los mayas recolectaban de la hojas para usar sus ritos y ceremonias.  Itzamná está relacionado con el árbol del mundo, el eje central que unía el cielo, la tierra y el inframundo. (2)  
Los mayas tenían un Dios creador, al que llamaban Hunab Ku. Pero el creador de los hombres era  Itzamná, su hijo; un dios bueno, señor de los cielos, del día y de la noche.

Itzamná era una deidad benévola, siempre amiga del hombre. Nunca se ve asociado con la  destrucción o desastre, no aparece en los códices acompañado de los símbolos de la muerte. (3)

Entre los Mayas, Itzamná es el Dios de la sabiduría, el inventor de las ciencias y los conocimientos, representación viva de nuestro Padre que está en Secreto. Es el inventor de la  sabiduría que sirve al intelecto, la sabiduría de los libros o de la ciencia como la conocemos  en su forma convencional con sus científicos, sus instrumentos y laboratorios.

Itzamná es Dios del cielo, la noche y el día; se le considera espíritu universal de vida que anima al caos para que haya creación. (4) 

Lo anterior, nos ayuda a entender que Itzamna, tal como señalan muchas escrituras,  es,  al igual que Jesucristo,  simbolizado con el rocío del cielo y que descendió en el sitio llamado Izamal (Etzemal), península de Yucatán, México.

Fuentes:

1. Enciclopedia virtual Wikipedia: IZAMAL
2. http://alonzonovelo.com/mitologia/itzamna-mitologia-maya/
3. http://pueblosoriginarios.com/meso/maya/maya/itzamna.html
4. Apuntes de la Antropología Gnóstica

05 agosto 2013

Los anteojos, la piedra, el sombrero y el libro: la imagen que tiene un creyente del siglo XXI sobre la traducción del Libro de Mormón (Segunda parte)

¿Cómo fue el proceso de traducción del Libro de Mormón? Un análisis a partir de algunos registros históricos sobre este acontecimiento, en los inicios de la restauración de la Iglesia (Segunda parte).

Autor: Roger Nicholson.
Traductor: Antonio A. Caballero.


Los anteojos y el sombrero

Para comprender mejor la visión que se tenía sobre el proceso de traducción por aquel entonces, podemos examinar cómo fue descrito por los periódicos contemporáneos. En 1829, el periódico neoyorquino “Rochester Advertiser and Daily Telegraph” informó sobre la traducción del Libro de Mormón. Es comprensible que el artículo tuviera un tono escéptico.
Y después de excavar una corta distancia en “la madre tierra”, ¡la Biblia dorada fue encontrada junto con un enorme par de anteojos! Sin embargo, [a José] se le mandó que no permitiera que ningún ser mortal las viera, ¡“bajo un castigo no inferior” a la muerte instantánea! ¡Por lo tanto fueron cuidadosamente envueltos y ocultados de la “vulgar mirada de los pobres y débiles mortales!” Se decía que las hojas de la biblia eran planchas de oro, de unas 8 pulgadas (20,32 cm) de largo, 6 (15,24 cm) de ancho y una octava parte de una pulgada (1/8 de 2,54 cm) de grosor, en las que se tallaron caracteres o jeroglíficos. Al poner los anteojos en el sombrero y mirar en él, Smith podía (por lo menos, eso dijo) interpretar dichos caracteres.[1]
Esta narración parece coincidir con el relato de Martín Harris, que decía que los intérpretes nefitas se ponían dentro de un sombrero. Observe también que a los anteojos no los llamaban Urim y Tumim. ¿Utilizó José realmente un sombrero junto con los intérpretes nefitas? También vemos en la evocación de 1859 de Martín, que “nunca se hubiese atrevido a mirarlas” porque “ningún hombre podía mirar a Dios y vivir,” siendo ampliado, por el artículo de prensa de 1829, con el “castigo” de una “muerte instantánea.” Es probable que éste relato, o uno similar, sea el génesis de la historia que John Quincy Adams resume en 1916 sobre la amenaza de la “muerte instantánea” esperando caer sobre cualquiera, menos José, que se atreviera a usar los intérpretes.

Esta descripción periodística no era una aberración. La misma descripción fue repetida, casi un mes después, en una revista neoyorquina llamada “The Gem: A Semi-Monthly Literary and Miscellaneous Journal”: “Mediante la colocación de los anteojos en un sombrero y mirando en su interior, Smith traduce los caracteres al inglés.”[2]

Cuatro meses después, en febrero de 1830, se cita a Martín Harris en el “New York Telescope”:
Prosiguió hasta el lugar y encontró la biblia junto con un enorme par de anteojos.... Se dice que mostró algunos de estos caracteres al profesor Samuel L. Mitchell, de esta ciudad, quien no pudo traducirlos. Martin Harris volvió y propuso a José Smith la labor de traducirlos: el cual, "mediante la colocación de los anteojos en un sombrero y mirándolos, José Smith dijo que podía interpretar estos caracteres.”[3]
En junio de 1830, “The Cincinnati Advertiser” mencionó una “piedra blanca” y el sombrero.
Un individuo con el nombre de José Smith, el cual reside en la zona alta del Condado de Susquehanna, nos dicen que ha estado, durante los últimos dos años, dedicando su tiempo, como él dice, por inspiración, en una nueva biblia. Insinuó que Dios le había confiado una biblia de oro que ha estado siempre oculta al mundo. Smith pondría su cara en un sombrero, en el que había una piedra blanca y hacía como el que leía en ella, mientras que su ayudante transcribía. [4]
La mención de una “piedra blanca” concuerda con la descripción de Harris sobre los intérpretes nefitas. Todos estos artículos de prensa coinciden completamente con la descripción dada por Martín Harris en 1859, después de 30 años. Por lo tanto, parece ser que Martín Harris contó una historia que concuerda. Tenemos evidencias de que Martín Harris, tanto en el momento en que se producía la traducción así como en el final de su vida, percibió que José usó los intérpretes nefitas o “los anteojos” junto con un sombrero para poder traducir los caracteres de las planchas de oro. Se ve claramente el uso del sombrero como parte del proceso de traducción. La descripción de Martín coincidía con el período en el que él era escriba, que a su vez correspondía con el de la traducción de las 116 páginas perdidas del manuscrito. La idea de que el Urim y Tumim fueran puestos en un sombrero no se parece mucho a la imagen mental que podamos tener de José usando los anteojos como un par de gafas para mirar las planchas. Sin embargo, recuerden que Martín describió las piedras en “the interpreters” como “blancas, al igual que el mármol pulido, con algunas estrías grises.” Lo cual no implica necesariamente que fueran transparentes.

Las alusiones en los periódicos sobre el posicionamiento de los anteojos dentro de un sombrero, continuaron durante varios años después de la publicación del Libro de Mormón. El 15 de octubre de 1831, el “Daily Albany Argus” mencionó la necesidad de escudar los intérpretes de la luz ambiental. “¡El predicador dijo que encontró en el mismo lugar dos piedras, con las que se le habilitaba a descifrar los jeroglíficos de las planchas, mediante la colocación de las mismas sobre sus ojos y poniendo su cabeza en un rincón oscuro![5] “The Morning Star” de Limerick, Maine (7 de marzo de 1833) declara que “un ángel le dió un par de anteojos que puso dentro de un sombrero y así leyó y tradujo, mientras que uno de los testigos lo escribía a partir de lo que dictaba”.[6] Cabe destacar que estos artículos de prensa siguen sin hacer referencias al término “Urim y Tumim,” hasta 1833 y en vez de eso se refieren a los intérpretes nefitas como “piedras” o “anteojos.”

En 1834 “The Protestant Sentinel” no conocía o no quiso usar el término Urim y Tumim para referirse a los anteojos, pero eran bastante conscientes de la posición de los anteojos en el sombrero. El relato evolucionó en cierto modo, hasta el punto que las planchas también se encontraban dentro del sombrero.

Algunas fuentes decían que José Smith se ponía los anteojos y metía la cara en su sombrero.
En el año 1828, se documentó que un tal José Smith, de Palmyra, condado de Wayne, Nueva York, un joven sin estudios e incapaz de leer su propio nombre, encontró varias reliquias de mucha antigüedad, unas planchas doradas junto con un par de anteojos. Los anteojos fueron diseñados para ayudar la visión mental bajo unas circunstancias un tanto peculiares. Debían ajustarse e incrustar el rostro en un sombrero. Hecho eso ¡Smith podía interpretar los misterios sagrados de las planchas, en el que yace, hipotéticamente, en el fondo del sombrero![7]
La frase “ayudar la visión mental” es digno de mención. Aunque no sabemos de donde cogió la idea el escritor, la declaración implica que los anteojos no funcionaban necesariamente como un par de gafas, sino más bien como una piedra clarividente.

En 1835, cinco años después de que se publicara el Libro de Mormón, “The New York Weekly Messenger” aseguró que, tanto la “plancha” como las “dos suaves y planas piedras” se ponían dentro del sombrero.
Smith actuaba como si hubiese encontrado unas planchas doradas o de bronce, con hojas que recuerdan las de un libro, escondidas en una caja enterrada hacia la que fue guiado por medio de un ángel en 1827, [decía] que lo escrito en ellas estaba en el “idioma egipcio reformado”, que fue inspirado a traducir lo escrito o grabado, poniendo plancha por plancha dentro de su sombrero junto con dos piedras suaves y planas (encontradas en la misma caja) e introduciendo su cara, que él no podía escribir, pero mientras traducía, un tal Óliver Cowdery escribía.[8]
Aunque en el relato se introducen algunas variaciones entretenidas comparado con lo que sabemos actualmente, una cosa que concuerda con todos los artículos periodísticos mencionados hasta ahora, es que todos mencionan el uso de los intérpretes nefitas (los anteojos) y el sombrero.

Incluso William, el hermano del profeta, 53 años después de la publicación del Libro de Mormón, mencionó que José ponía el Urim y Tumim dentro del sombrero.
Las tradujo por medio del Urim y Tumim, (que obtuvo junto con las planchas) y el poder de Dios. El modo por el que se hizo esto fue mediante la observación del Urim y Tumim, que se pusieron dentro de un sombrero para excluir la luz, (las planchas reposando tapadas cerca) y leyendo en voz alta la traducción que aparecía en las piedras por el poder de Dios.[9]
Joseph Knight era un buen amigo del profeta José. En sus registros se identifican el Urim y Tumim como gafas. Knight también menciona el sombrero de forma significativa.
Ahora su método de traducción era: ponía el Urim y Tumim dentro de su sombrero y oscurecía su visión, seguidamente tomaba una frase y ésta aparecía con brillantes caracteres latinos, a continuación se lo dictaba al escriba y éste lo transcribía, después desaparecía, surgía la siguiente frase y así sucesivamente. Pero si no se escribía bien no desaparecía hasta que estuviese correctamente y así vemos que era impresionante. De este modo fueron traducidas en su totalidad.[10]
Estos documentos presentan un dilema al considerar la idea de que José pusiera los anteojos, los cuales conocemos como Urim y Tumim, dentro de un sombrero durante el proceso de traducción. Normalmente asumimos que José tenía las planchas sobre la mesa y las miraba a través de los anteojos.

El Urim y Tumim como anteojos

Cómo se ha dicho anteriormente, ninguno de los artículos periodísticos contemporáneos impresos durante los años 1830 a 1833 mencionan el Urim y Tumim. En cambio, mencionan unos anteojos o una piedra blanca. Entonces, ¿cómo fue que los anteojos encontrados por José Smith llegaran a ser conocidos como el Urim y Tumim? Una de las primeras referencias al Urim y Tumim como anteojos que se conoce, apareció en el periódico de la iglesia SUD [(Santos de los Últimos Días)] “The Evening and Morning Star” en enero de 1833, tres años después de la publicación del Libro de Mormón. El texto es interesante, ya que parece ser una de las primeras veces que se utiliza el término Urim y Tumim para identificar los instrumentos de la traducción.
El Libro de Mormón, como una revelación de Dios, posee algunas ventajas sobre la antigua escritura: no ha sido teñida por la sabiduría del hombre o por el quita y pon de alguna palabra latina para suplir deficiencias. Fue traducido por el don y poder de Dios, por medio de un hombre inculto, gracias a la ayuda de un par de intérpretes o anteojos (quizás en la antigüedad fueran conocidos como Terafines o Urim y Tumim).[11]
Nótese el uso de la palabra “quizás”. No dá la sensación de que por aquel entonces se asociara de forma generalizada el término Urim y Tumim a los intérpretes.

Incluso La Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días incidió en que el término Urim y Tumim se empezó a utilizar únicamente después de 1833.
Las pruebas son claras y positivas, la historia de la traducción con el Urim y Tumim no se remonta más allá de 1833 o entre ese año y 1835; puesto que no se puede encontrar en ningún documento impreso de la Iglesia de Cristo hasta finales de 1833 o en el año 1834. El “Libro de Mandamientos” para la Iglesia de Cristo, publicado en Independence, Mo., en 1833, no contiene ninguna alusión al Urim y Tumim; aunque el término fue introducido en algunas de revelaciones de la reimpresión del “Libro de Doctrinas y Convenios” en 1835.[12]
Hasta ahora parece que la asociación del término Urim y Tumim con los anteojos empezó a usarse varios años después de la publicación del Libro de Mormón. Incluso es posible que el término no hubiese sido utilizado durante el transcurso de la propia traducción. Sin embargo, el historiador D. Michael Quinn opina que es posible que el término se utilizara ya en 1828. “Éste fue el término usado, en el “Historial de Manuscritos de la Iglesia”, para el objeto con el que se recibieron las primeras revelaciones de 1830 y esta declaración sobre el Urim y Tumim apareció en los encabezamientos de estas primeras revelaciones en Doctrinas y Convenios desde 1921 hasta el presente.[13]”

Sin embargo, Quinn también resalta que “no había ninguna referencia sobre el Urim y Tumim en los encabezamientos del Libro de Mandamientos (1833) o en los encabezamientos de la únicas ediciones de Doctrinas y Convenios preparadas durante la vida de Smith (en 1835 y 1844).”[14]

Finalmente, en 1836, encontramos una referencia del Urim y Tumim en una publicación no SUD. El relato fue impreso en el “Ohio Observer”. Truman Coe residía en Kirtland, Ohio, pero no era miembro de la Iglesia. Éste aparentaba repetir lo que José Smith u otro miembro de la Iglesia de Kirtland, le había dicho y de hecho usaba el término Urim y Tumim para referirse a los intérpretes. Es interesante que Coe no mencione el uso de un sombrero. “El proceso de traducción fue tan maravilloso como el descubrimiento. Al poner su dedo en uno de los caracteres e implorar por ayuda divina, procedía a mirar a través del Urim y Tumim, vería el significado escrito en un inglés sencillo en una pantalla frente a él.”[15]

Brant Gardner señaló que Coe “seguramente no aceptó el relato de forma literal,” pero que al “parecer lo contó sin sarcasmos ni distorsiones.” Gardner menciona también que la historia de Coe “provee una imagen sobre la traducción que ha perdurado desde 1836 hasta hoy.”[16] Desde luego, el relato de Coe parece acercarse mucho a la historia que usamos en la Iglesia en el presente, incluso se correlaciona con algunas obras de arte modernas que muestran a José sentado en una mesa con su dedo en las planchas.

Coe se correlaciona con algunas obras de arte modernas como esta.
En 1840 encontramos un documento hostil que utiliza el término Urim y Tumim para referirse a los intérpretes. En éste registro, los anteojos se ponen en los ojos y no se menciona el uso de un sombrero.
Declaró que un ángel fue enviado por Dios para hacerle saber donde fue escondido el libro, que lo buscó y encontró, que en las planchas de oro las palabras estaban grabadas en un idioma que ningún hombre podía entender y que dos grandes joyas, que recordaban a unos diamantes, les fueron entregadas, con las cuales, al ponerlas en los ojos a modo de anteojos, le permitían llegar al significado y traducir el Libro de Mormón al inglés. Estas joyas eran, según dijo, el Urim y Tumim del Antiguo Testamento.[17]
Una entrevista de 1891 con William Smith, hermano del profeta, ofrece una descripción del Urim y Tumim y su vínculo con la coraza. Por aquel entonces, cuando William dió su descripción, el término Urim y Tumim ya se había utilizado durante muchos años para describir los intérpretes nefitas. William dijo que “un lazo de plata recorría la parte superior de una piedra, rodeando la otra por debajo de la misma, para pasar por debajo de la primera formando así una figura en 8 horizontal muy similar a un par de anteojos.” William también dijo que los anteojos eran “demasiado grandes para José” y que José “sólo podía ver a través de una [piedra] a la vez, usando una y en ocasiones la otra. Al colocar su cabeza en un sombrero, o en cualquier objeto oscuro, no necesitaba cerrar un ojo mientras miraba por una de las piedras. De ese modo, cuando sus ojos se empezaban a cansar, aliviaba su esfuerzo.”[18]

William dijo que José “miraba a través de” las piedras “de una en una,” lo cual naturalmente implica que miraba las planchas a través de ellas, sin embargo, el poner su “cabeza dentro de un sombrero o en algún objeto oscuro” parece contradecir la idea de que las planchas estuviesen en el otro lado de las piedras. Debido a que los intérpretes nefitas tenían la forma de unos “anteojos” evidentemente asumimos que José tenía que mirar a través de los intérpretes directamente a los caracteres de las planchas.

Los anteojos y la piedra

Teniendo en cuenta que los artículos periodísticos contemporáneos concuerdan completamente con la descripción ofrecida por Martín Harris durante su vejez concerniente a que en los inicios del proceso de traducción los anteojos eran usados con un sombrero, ¿qué debemos hacer con las descripciones de Emma Smith y David Whitmer? Ambos especifican el uso de una “piedra clarividente” y un sombrero. La roca no se menciona mucho en publicaciones de la iglesia, pero hay algunos casos notables. Como ya se señaló con anterioridad, “The Friend” menciona dos instrumentos de traducción, asegurando que “José encontró junto con las planchas de oro” un Urim y Tumim, que consistía en dos piedras transparentes posicionadas en un lazo de metal acoplado a un peto” y que “José también usó una roca marrón con forma de huevo para traducir, llamada piedra clarividente.”[19]

Aquí tenemos una evidencia de que José utilizó más de un instrumento durante el proceso de traducción. Una confirmación adicional se puede encontrar en un artículo de Edward Stevenson, impreso en el “Deseret News” en 1881, en el cual cita a Martín Harris diciendo “que el profeta tenía en posesión una piedra clarividente, con la que también se le permitía traducir al igual que con el Urim y Tumim y que después usó la piedra clarividente por comodidad.”[20]

Ahora vemos que Martín conocía la existencia y distinguía dos instrumentos de traducción diferentes. De hecho, podemos aprender, de la “Ensign” de enero de 1988, que Martín no sólo sabía que José usó tanto los intérpretes nefitas como la piedra clarividente, sino que de hecho, en una ocasión, intercambió la piedra de José por una diferente con la intención de poner a prueba su habilidad para traducir.
Desde el 12 de abril hasta el 14 de junio, José tradujo mientras Martín escribía, con sólo una cortina entre ellos. De vez en cuando se tomaban un descanso de la ardua tarea, a veces yendo al río y tirando piedras. Una vez, Martín encontró una roca que se parecía mucho a la piedra clarividente que José usaba en algunas ocasiones en lugar de los intérpretes y la sustituyó sin que el profeta lo supiera. Cuando se reanudó la traducción José se detuvo durante mucho tiempo y entonces exclamó, “Martín, que pasa que todo está oscuro como en Egipto.” Entonces Martín confesó que deseaba que “cesaran las bocas de los incrédulos,” los cuales le dijeron que el profeta memorizaba las frases y simplemente las repetía. [21]
Martín quería pruebas de que José realmente era capaz de usar la piedra para traducir. Ya que no se atrevía a mirar los anteojos debido al mandamiento del Señor, sólo se hubiera atrevido a cambiar la piedra clarividente de José. Emma Smith también nos confirma que José alternaba entre el Urim y Tumim y la piedra clarividente. Emma declaró: “Ahora, lo primero que mi marido tradujo fue traducido por medio del Urim y Tumim y fue la parte que Martín Harris perdió, después de eso utilizó una pequeña piedra, sin llegar a ser negra pero más bien de un color oscuro.”[22]

El Urim y Tumim fueron encontrados junto con las planchas de oro.
Con esta declaración, Emma establece un período de tiempo para la transición entre los intérpretes nefitas y la piedra clarividente. Declarando que ocurrió después de la pérdida de las 116 páginas y al reanudar la traducción.

Davíd Whitmer, quien después de la pérdida de las 116 páginas solamente observó la traducción, también podía distinguir entre el Urim y Tumim (los anteojos) y la piedra clarividente.
Ahora manifiesto, con la aprobación y autorización de David Whitmer, que él no dice que, en alguna ocasión, José Smith tradujera en su presencia con ayuda del Urim y Tumim, sino por medio de una piedra opaca de un color oscuro, llamada "piedra clarividente" que colocaba en la copa de un sombrero [por dentro], en el cual José ponía su cara para así excluir la luz exterior. Entonces, una luz espiritual empezaría a brillar y delante de José aparecería un pergamino sobre el cual había una línea de caracteres procedentes de las planchas y debajo la traducción en Inglés; por lo menos, por lo que dijo José.[23]
Otra entrevista a Whitmer señala que, aunque José no estaba autorizado por el Señor a mostrar el Urim y Tumim, si estaba capacitado para mostrar a otros su piedra clarividente. 
Que José tenía otra piedra llamada “la piedra del vidente” y “piedra examinadora”, es bastante seguro. Ésta piedra se expuso a otros con frecuencia y ayudó a mitigar su espantosa curiosidad; pero el Urim y Tumim nunca, exceptuando posiblemente a Oliver Cowdery.... Lo que el Élder David Whitmer creía era que la traducción se hacía por medio de “la piedra del vidente”, como él la llamaba, en vez de con los intérpretes y la declaración de Emma Smith (Bidamon) concuerda con Whitmer, tal como se publicó en el “Herald” algunos años después. La única discrepancia entre las declaraciones de los testigos está relacionada con los detalles de la traducción; y, como se ha mostrado anteriormente, David y Emma, básicamente, no sabían cómo se usaba el Urim y Tumim, ya que ninguno lo vio. El lector podría amablemente tener en cuenta que a nadie se le permitía ver las planchas o el Urim y Tumim, salvo por mandato de Dios. A los ocho testigos se les permitió ver y manipular las planchas, tal como se ha mencionado con anterioridad; a nadie más.[24]
En 1886, David Whitmer indica que José usó su propia piedra clarividente para traducir todo el texto de nuestro Libro de Mormón actual. En esta entrevista, Whitmer declara que los anteojos nunca fueron devueltos después de la pérdida de las 116 páginas y que una piedra clarividente fue entregada a José Smith con el propósito de continuar la traducción.
Sin embargo, por medio de ferviente oración y humillación, el profeta encontró, una vez más, el favor y se le otorgó una extraña piedra con forma oval, de color chocolate, más o menos del tamaño de un huevo, aunque más aplastado. Se prometió que ésta serviría para el mismo propósito que el ya desaparecido Urim y Tumim (éste último era un par de piedras transparentes acopladas en una montura con forma de lazo que recordaba mucho a un par de anteojos). Con esta piedra fue traducido todo el Libro de Mormón actual.[25]
No obstante, la aseveración de Whitmer, que indica que José recibió una piedra, es probable que no sea correcta, puesto que José ya poseía al menos una piedra clarividente antes de recibir los intérpretes nefitas. Uno podría suponer que el ángel se llevó la piedra de José, al mismo tiempo que se llevó las planchas y los intérpretes nefitas y después se la devolvió tras haberla consagrado con el fin de traducir. Sin embargo, no hay evidencias que confirmen que este sea el caso, salvo el hecho de que José estaba autorizado a usar la piedra con ese fin.

José no sólo poseía una piedra clarividente antes de recibir los intérpretes nefitas, sino que: Ya estaba bastante familiarizado con su funcionamiento. Matthew B. Brown apuntó que “José Smith supuestamente dijo en 1826, mientras estaba siendo interrogado por un tribunal, que al principio, cuando obtuvo su piedra clarividente personal, lo ponía en su sombrero y descubrió que el tiempo, el lugar y la distancia eran fulminados; que todos los obstáculos que hubiere en medio eran retirados y que poseía uno de los atributos de la deidad, un ojo que todo lo ve.”[26]

Brown pasa a señalar que Brigham Young confirmó este punto de vista, “Cuando José tenía una revelación tenía, por así decirlo, los ojos del Señor. Veía cómo ve el Señor.”[27]

De hecho, al recibir los intérpretes nefitas, José los ve como una versión más poderosa que la piedra que ya poseía. Joseph Knight recordó que José parecía estar más emocionado de recibir las gafas que las propias planchas de oro. Después de que José regresara de recuperar las planchas, Joseph Knight recordó,
Después del desayuno José me llamó a otra habitación, puso su pie en la cama, inclinó la cabeza sobre su mano y dijo: -“Bien, estoy decepcionado.” -“Bien,” dije yo, “lo siento.” -“Bueno,” dijo él, “estoy muy decepcionado. Es diez veces mejor de lo que me esperaba.” Entonces, se fue a medir el largo, ancho y grosor de las planchas y dijo, “parecen ser de oro”. Pero al parecer esperaba más de las gafas, o Urim y Tumim, que de las planchas, puesto que dijo, “puedo ver lo que sea. Son prodigiosas. Ahora están escritas con símbolos y las quiero traducidas.”[28]
La idea de que los intérpretes nefitas fueran una versión más poderosa de la piedra clarividente de José es interesante, puesto que implica que había algo especial sobre las propias piedras. Sin embargo, que las piedras eran superiores, es más probable que fuera una impresión propia de José, porque esas piedras habían sido consagradas por Dios con el propósito de ver cosas.

A pesar de todo, la idea de que los intérpretes nefitas fueran superiores a la “piedra clarividente” común, fue aceptada por Joseph Fielding Smith, apóstol e historiador de la iglesia del siglo XX. Como respuesta a las argumentaciones que indicaban que José pudo haber usado su propia piedra clarividente durante la traducción del Libro de Mormón, Élder Smith aseguró de forma rotunda que él no creía que eso fuera cierto, puesto que la piedra era inferior a los intérpretes nefitas. En Doctrinas de Salvación, publicada en 1956, Smith declaró que consideraba dichas argumentaciones “rumores.”
Aunque la declaración sobre que el profeta José Smith usó una piedra clarividente durante parte de la traducción de los anales la realizaron algunos escritores y a pesar de que la información apunta a que de hecho tenía en su posesión dichas piedras, no existe ninguna declaración de autenticidad, en toda la historia de la iglesia, que afirme el uso de dicha piedra durante esa traducción. Toda información es rumorología y personalmente no creo que esa piedra fuera usada con ese propósito. El razonamiento que ofrezco para esta conclusión se encuentra en el mandato del Señor al Hermano de Jared, tal como se recoge en Éter 3:22-24. Éstas piedras, el Urim y Tumim, las cuales fueron entregadas al Hermano de Jared, fueron preservadas con el propósito de traducir los anales, tanto los jareditas como los nefitas. Entonces, al profeta se le recalcó nuevamente por Moroni que estas piedras fueron entregadas con ese mismo propósito. No parece muy razonable suponer que el profeta pudiera sustituir algo evidentemente inferior bajo dichas circunstancias. Pudo haber sido así, pero es muy fácil que circulara un relato de este tipo, debido al hecho de que el profeta tenía en su posesión una piedra clarividente, la cual pudo haber utilizado para otros propósitos. [29]
Hasta ahora hemos probado que existen múltiples declaraciones de testigos y fuentes de la Iglesia que confirman que, durante el proceso de traducción del Libro de Mormón, José alternó el uso de los anteojos, o intérpretes nefitas, con una piedra clarividente. La siguiente pregunta es: ¿Por qué José pasó de un instrumento de traducción a otro? ¿Fue, como indicó Martín Harris, simplemente por “comodidad”?

Una posible explicación es que el tamaño de los intérpretes pudiera ser un obstáculo para su uso. William Smith describió a los intérpretes nefitas como “demasiado grandes para José y sólo podía ver a través de uno a la vez, usando unas veces uno y otras el otro.”[30] Charles Anthon, quien tuvo que obtener su información por medio de Martin Harris, dio detalles adicionales cuando escribió que “estos anteojos eran tan grandes que si una persona se atreviera a mirar a través de ellos, sus dos ojos tendrían que enfocarse en uno de los cristales, simplemente, los anteojos en cuestión eran, en conjunto, demasiado grandes para la anchura de una cara humana.”[31]

En 1839, John Corrill confirmó que José había devuelto el Urim y Tumim al ángel antes de que el Libro de Mormón fuera publicado, apuntando que “Después de finalizar la traducción, las planchas y las piedras de Urim y Tumim fueron devueltas nuevamente y escondidas por el ángel con un sabio propósito y la traducción se publicó en el invierno del A. D. 1829 y 30.”[32]

Otra explicación posible es que los intérpretes nefitas nunca fueran devueltos a José y que se esperara de él que continuara la traducción con su propia piedra clarividente. David Whitmer parece indicarlo como posibilidad cuando declara que a José le retiraron el Urim y Tumim y se le “dio” una piedra clarividente.

En base a estos relatos, parece ser que José empezó el proceso de traducción usando los intérpretes nefitas y que puede que en algún momento los usara con un sombrero. Es posible que tras la pérdida de las 116 páginas pasara a usar su propia piedra clarividente, o que continuara usando los “anteojos” nefitas, nuevamente con el sombrero. De hecho, debido a las continuas declaraciones sobre el uso del sombrero durante la traducción, no es posible saber con certeza si José usaba los intérpretes nefitas o la piedra clarividente dentro del sombrero durante ese período de tiempo. Una cosa sí que parece cierta en base a las declaraciones de los testigos  —durante el transcurso del proceso de traducción, posterior a la pérdida de las 116 páginas, José se sentaba a la vista, sin una cortina, dictando a su escriba mientras miraba dentro de su sombrero.

Los anteojos y la piedra como Urim y Tumim

En cierto momento, varios años después de la publicación del Libro de Mormón, tanto los intérpretes nefitas (los anteojos) como la piedra clarividente fueron llamadas Urim y Tumim. Cuando el término Urim y Tumim se introdujo en 1833 no hacía referencia exclusivamente al instrumento que José recogió junto con las planchas, sino que también se refería a la propia piedra clarividente que ya poseía José antes de la traducción del Libro de Mormón. En 1907, Élder B. H. Roberts asoció claramente el término tanto a la piedra como a los intérpretes nefitas.
La piedra clarividente que se menciona aquí era de color chocolate, una piedra con la forma similar a un huevo, la cual el profeta encontró mientras excavaba un pozo junto con su hermano Hyrum. Poseía las cualidades del Urim y Tumim, ya que por medio de ella, (como se ha descrito anteriormente) así como por medio de los “intérpretes” encontrados junto con los anales nefitas, José podía traducir los símbolos grabados en las planchas. [33]
En cualquier conversación de la Iglesia, se asume que el Urim y Tumim son los intérpretes nefitas que José recuperó junto con las planchas. Únicamente los que están familiarizados con los orígenes pueden darse cuenta de que había más de un instrumento de traducción. El término Urim y Tumim, se refiere a cualquier instrumento usado con el propósito de traducir o recibir revelación.

La Ensign de enero de 2013 esclarece que José usó varios instrumentos de revelación y que todos se denominaban Urim y Tumim.
Aquellos que creían que las revelaciones de José Smith consistían en que la voz del Señor les hablaba, también aceptaron la milagrosa manera en que fueron recibidas. Algunas de las primeras revelaciones del profeta José llegaron por los mismos medios con los que se tradujo el Libro de Mormón de las planchas de oro. En la caja de piedra que contenía las planchas de oro, José encontró lo que los profetas del Libro de Mormón llamaban “intérpretes,” o una “piedra, que brillará en las tinieblas hasta dar luz” (Alma 37:23-24). [José] describió los instrumentos como “anteojos” y se refirió a ellos usando un término del Antiguo Testamento, Urim y Tumim (véase Éxodo 28:30).

Asimismo, algunas veces, aplicaba el término a otras piedras que poseía, llamadas "piedras clarividentes" porque le ayudaban a recibir revelaciones como vidente. El profeta recibió algunas de sus primeras revelaciones por medio del uso de estas piedras clarividentes.[34]
La idea de que pudiera haber más de un Urim y Tumim no es inusual y sólo tenemos que mirar en la Biblia. El Urim y Tumim que se menciona en la Biblia no es el mismo instrumento usado por los nefitas o por Joseph Smith. Sin embargo, las referencias bíblicas sobre el Urim y Tumim asocian el instrumento a una coraza. En Éxodo 28:30 leemos: "Y pondrás en el pectoral del juicio el Urim y el Tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando entre delante de Jehová." En Levítico 8:8 leemos: "Le puso luego encima el pectoral y en él puso el Urim y Tumim." Desde la web oficial de la Iglesia, lds.org, aprendemos que el Urim y Tumim era "un antiguo instrumento o herramienta preparado por Dios y utilizado por José Smith para ayudar en la traducción del Libro de Mormón. Dios proveyó un Urim y Tumim para Sus profetas de la antigüedad (véase Éxodo 28:30; 1 Samuel 28:6; Esdras 2:63).

El Urim y Tumim no es un instrumento único: Dios no dio el Urim y Tumim, sino que proveyó de un Urim y Tumim. Puede que haya más de un instrumento llamado “Urim y Tumim.”

El Urim y Tumim de La Biblia también se usaba para recibir revelación y se menciona en 1 Samuel 28:6, “Y consultó Saúl a Jehová, pero Jehová no le respondió, ni por sueños, ni por el Urim ni por profetas.”

Fuentes
  1. “Golden Bible,” Rochester Advertiser and Daily Telegraph (Nueva York, 31 de agosto de 1829). Reimpreso por “Palmyra Freeman”, el 11 de agosto de 1829. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/176.
  2. “Golden Bible,” The Gem: A Semi-Monthly Literary and Miscellaneous Journal (Rochester, Nueva York: 5 de septiembre de 1829), 70. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/161.
  3. C. C. Blatchley, “Caution Against the Golden Bible,” New-York Telescope 6/38 (20 de febrero de 1830), 150. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/4211.
  4. Cincinnati Advertiser and Ohio Phoenix,  2 de junio de 1830. Reimpreso por Wayne County Inquirer, Pennsylvania, ca. mayo de 1830. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/201.
  5. Daily Albany Argus VI/1866, 15 de octubre de 1831. http://www.sidneyrigdon.com/dbroadhu/NY/miscNYSe.htm#040931.
  6. Morning Star VII/45, 7 de marzo de 1833. http://www.sidneyrigdon.com/dbroadhu/NE/miscMe01.htm#030733.
  7. “Mormonism,” Protestant Sentinel (Schenectady, Nueva York) n.s. 5/1 (4 de junio de 1834): 4–5. Reimpreso por New England Review, ca. mayo de 1834.
  8. “Mormonism,” New York Weekly Messenger and Young Men’s Advocate (29 de abril de 1835). Reimpreso por The Pioneer (Rock Springs, IL), marzo de 1835.
  9. “William Smith, On Mormonism, 1883,” in Early Mormon Documents, 1:497.
  10. “Joseph Knight Sr., Reminiscence, Circa 1835–1847,” in Early Mormon Documents, 4, 17–18. La ortografía y puntuación se ha modernizado para facilitar la lectura. La ortografía original es la siguiente:   “Now the way he translated was he put the urim and thummim into his hat and Darkned his Eyes than he would take a sentance and it would apper in Brite Roman Letters then he would tell the writer and he would write it[.] Then <that would go away> the next sentance would Come and so on But if it was not Spelt rite it would not go away till it was rite[,] so we see it was marvelous[.] thus was the hol [whole] translated.” Lo interesante que podemos hallar aquí es el uso del término Urim y Tumim por parte de Joseph Knight para describir la “gafas”. La pregunta es si la declaración de Knight fue documentada en 1827 o si se registró después de 1833, cuando el término Urim y Tumim se usaba de forma habitual. Según Dean Jessee, la declaración de Knight no está “fechada ni firmada,” con las palabras “22 de septiembre de 1827” habiendo sido incluidas por Thomas Bullock, un clérigo de la iglesia durante los años 1843 a 1847.” Por tanto, la declaración de Knight no puede usarse para establecer de forma clara que el término Urim y Tumim se aplicara a los intérpretes nefitas (las gafas) en 1827. Vease Dean Jessee en “Joseph Knight’s Recollection of Early Mormon History,” BYU Studies 17/1 (1976), 2.
  11. W. W. Phelps, The Evening and The Morning Star, 1/8 (enero de 1833), 57.
  12. The True Latter Day Saints’ Herald, 26/22 (15 de noviembre de 1879).
  13. D. Michael Quinn, Early Mormonism and the Magic World View, Revisado y alargado (Salt Lake City: Signature Books, 1998), 174–75.
  14. Quinn, Early Mormonism and the Magic World View, 175.
  15. “Truman Coe Account, 1836,” in Early Mormon Documents, 1:47. impreso originalmente en Ohio Observer (Hudson, Ohio), 11 de agosto de 1836.
  16. Gardner, The Gift and the Power, 7.
  17. A Letter to Those Who Have Attended Mormonite Preaching (London: J. B. Bateman, 1840), 1–4.
  18. “William Smith interview by J. W. Peterson and W. S. Pender, 1890,” en Early Mormon Documents, 1:508.
  19. “A Peaceful Heart,” Friend, septiembre de 1974, 7.http://www.lds.org/friend/1974/09/a-peaceful-heart.
  20. Deseret News, 28 de diciembre de 1881.
  21. Kenneth W. Godfrey, “A New Prophet and a New Scripture: The Coming Forth of the Book of Mormon,” Ensign de enero de 1988. http://www.lds.org/ensign/1988/01/a-new-prophet-and-a-new-scripture-the-coming-forth-of-the-book-of-mormon.
  22. “Emma Smith Bidamon to Emma Pilgrim, 27 de marzo de 1870,” en Early Mormon Documents, 1:532. El texto se ha modificado para facilitar la lectura. Originalmente era como sigue: “Now the first that my <husband> translated, [the book] was translated by use of the Urim, and Thummim, and that was the part that Martin Harris lost, after that he used a small stone, not exactly, black, but was rather a dark color.”
  23. The True Latter Day Saints’ Herald 26/22 (15 de noviembre de 1879). http://www.sidneyrigdon.com/dbroadhu/IL/sain1872.htm#111579.
  24. Zenas H. Gurley, citando al “Dr. Robinson,” fuente: Zenas H. Gurley, “The Book of Mormon,” Autumn Leaves 5 (1892): 451-54, located on the Book of Abraham Project. http://www.boap.org/LDS/Early-Saints/BOM-Witn.html.
  25. “Mormon Relics,” The Sunday Inter-Ocean, Vol. 15, No. 207 (Chicago, Illinois, 17 de octubre de 1886). Así mismo el Saints’ Herald 33 (13 de noviembre de 1886): 706, citado en Van Wagoner and Walker, “The Gift of Seeing,” 53–54.
  26. Matthew B. Brown, Plates of Gold (American Fork, Utah: Covenant Communications, 2003), 167.
  27. Brown, Plates of Gold, 167.
  28. “Joseph Knight Sr., Reminiscence, Circa 1835-1847,” in Early Mormon Documents, 4:15. La ortografía se ha modernizado y organizado para facilitar la lectura. La ortografía y organización original es como sigue: “After Brackfist Joseph Cald me in to the other Room and he set his foot on the Bed and leaned his head on his hand and says well I am Dissop[o]inted. well, say I[,] I am sorrey[.] Well, says he[,] I am grateley Dissop[o]inted, it is ten times Better then I expected. Then he went on to tell the length and width and thickness of the plates[,] and[,] said he[,] they appear to be Gold But he seamed to think more of the glasses or the urim and thummem then [than] he Did of the Plates for[,] says he[,] I can see any thing[.] They are Marvelus[.] Now they are written in Caracters and I want them translated[.]“
  29. Smith, Doctrinas de salvación, 3:225–26.
  30. “William Smith interview by J. W. Peterson and W. S. Pender, 1890,” in Early Mormon Documents, 1:508.
  31. “Charles Anthon to E. D. Howe, 17 de febrero de 1834,” en Early Mormon Documents, 4:378.
  32. John Corrill, A Brief History of the Church of Christ of Latter Day Saints (1839), 12. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/fullbrowser/collection/BOMP/id/4577/rv/compoundobject/cpd/4592.
  33. B. H. Roberts, Defense of the Faith and the Saints (Salt Lake City: Deseret News, 1907), 1:257.
  34. Gerrit Dirkmaat, “Great and Marvelous Are the Revelations of God,” Ensign de enero de 2013, 45–46. http://www.lds.org/ensign/2013/01/great-and-marvelous-are-the-revelations-of-god.
  35. Artículo orignial: http://www.mormoninterpreter.com/the-spectacles-the-stone-the-hat-and-the-book-a-twenty-first-century-believers-view-of-the-book-of-mormon-translation/

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