Busca en Nuestro Sitio

05 agosto 2013

Los anteojos, la piedra, el sombrero y el libro: la imagen que tiene un creyente del siglo XXI sobre la traducción del Libro de Mormón (Segunda parte)

¿Cómo fue el proceso de traducción del Libro de Mormón? Un análisis a partir de algunos registros históricos sobre este acontecimiento, en los inicios de la restauración de la Iglesia (Segunda parte).

Autor: Roger Nicholson.
Traductor: Antonio A. Caballero.


Los anteojos y el sombrero

Para comprender mejor la visión que se tenía sobre el proceso de traducción por aquel entonces, podemos examinar cómo fue descrito por los periódicos contemporáneos. En 1829, el periódico neoyorquino “Rochester Advertiser and Daily Telegraph” informó sobre la traducción del Libro de Mormón. Es comprensible que el artículo tuviera un tono escéptico.
Y después de excavar una corta distancia en “la madre tierra”, ¡la Biblia dorada fue encontrada junto con un enorme par de anteojos! Sin embargo, [a José] se le mandó que no permitiera que ningún ser mortal las viera, ¡“bajo un castigo no inferior” a la muerte instantánea! ¡Por lo tanto fueron cuidadosamente envueltos y ocultados de la “vulgar mirada de los pobres y débiles mortales!” Se decía que las hojas de la biblia eran planchas de oro, de unas 8 pulgadas (20,32 cm) de largo, 6 (15,24 cm) de ancho y una octava parte de una pulgada (1/8 de 2,54 cm) de grosor, en las que se tallaron caracteres o jeroglíficos. Al poner los anteojos en el sombrero y mirar en él, Smith podía (por lo menos, eso dijo) interpretar dichos caracteres.[1]
Esta narración parece coincidir con el relato de Martín Harris, que decía que los intérpretes nefitas se ponían dentro de un sombrero. Observe también que a los anteojos no los llamaban Urim y Tumim. ¿Utilizó José realmente un sombrero junto con los intérpretes nefitas? También vemos en la evocación de 1859 de Martín, que “nunca se hubiese atrevido a mirarlas” porque “ningún hombre podía mirar a Dios y vivir,” siendo ampliado, por el artículo de prensa de 1829, con el “castigo” de una “muerte instantánea.” Es probable que éste relato, o uno similar, sea el génesis de la historia que John Quincy Adams resume en 1916 sobre la amenaza de la “muerte instantánea” esperando caer sobre cualquiera, menos José, que se atreviera a usar los intérpretes.

Esta descripción periodística no era una aberración. La misma descripción fue repetida, casi un mes después, en una revista neoyorquina llamada “The Gem: A Semi-Monthly Literary and Miscellaneous Journal”: “Mediante la colocación de los anteojos en un sombrero y mirando en su interior, Smith traduce los caracteres al inglés.”[2]

Cuatro meses después, en febrero de 1830, se cita a Martín Harris en el “New York Telescope”:
Prosiguió hasta el lugar y encontró la biblia junto con un enorme par de anteojos.... Se dice que mostró algunos de estos caracteres al profesor Samuel L. Mitchell, de esta ciudad, quien no pudo traducirlos. Martin Harris volvió y propuso a José Smith la labor de traducirlos: el cual, "mediante la colocación de los anteojos en un sombrero y mirándolos, José Smith dijo que podía interpretar estos caracteres.”[3]
En junio de 1830, “The Cincinnati Advertiser” mencionó una “piedra blanca” y el sombrero.
Un individuo con el nombre de José Smith, el cual reside en la zona alta del Condado de Susquehanna, nos dicen que ha estado, durante los últimos dos años, dedicando su tiempo, como él dice, por inspiración, en una nueva biblia. Insinuó que Dios le había confiado una biblia de oro que ha estado siempre oculta al mundo. Smith pondría su cara en un sombrero, en el que había una piedra blanca y hacía como el que leía en ella, mientras que su ayudante transcribía. [4]
La mención de una “piedra blanca” concuerda con la descripción de Harris sobre los intérpretes nefitas. Todos estos artículos de prensa coinciden completamente con la descripción dada por Martín Harris en 1859, después de 30 años. Por lo tanto, parece ser que Martín Harris contó una historia que concuerda. Tenemos evidencias de que Martín Harris, tanto en el momento en que se producía la traducción así como en el final de su vida, percibió que José usó los intérpretes nefitas o “los anteojos” junto con un sombrero para poder traducir los caracteres de las planchas de oro. Se ve claramente el uso del sombrero como parte del proceso de traducción. La descripción de Martín coincidía con el período en el que él era escriba, que a su vez correspondía con el de la traducción de las 116 páginas perdidas del manuscrito. La idea de que el Urim y Tumim fueran puestos en un sombrero no se parece mucho a la imagen mental que podamos tener de José usando los anteojos como un par de gafas para mirar las planchas. Sin embargo, recuerden que Martín describió las piedras en “the interpreters” como “blancas, al igual que el mármol pulido, con algunas estrías grises.” Lo cual no implica necesariamente que fueran transparentes.

Las alusiones en los periódicos sobre el posicionamiento de los anteojos dentro de un sombrero, continuaron durante varios años después de la publicación del Libro de Mormón. El 15 de octubre de 1831, el “Daily Albany Argus” mencionó la necesidad de escudar los intérpretes de la luz ambiental. “¡El predicador dijo que encontró en el mismo lugar dos piedras, con las que se le habilitaba a descifrar los jeroglíficos de las planchas, mediante la colocación de las mismas sobre sus ojos y poniendo su cabeza en un rincón oscuro![5] “The Morning Star” de Limerick, Maine (7 de marzo de 1833) declara que “un ángel le dió un par de anteojos que puso dentro de un sombrero y así leyó y tradujo, mientras que uno de los testigos lo escribía a partir de lo que dictaba”.[6] Cabe destacar que estos artículos de prensa siguen sin hacer referencias al término “Urim y Tumim,” hasta 1833 y en vez de eso se refieren a los intérpretes nefitas como “piedras” o “anteojos.”

En 1834 “The Protestant Sentinel” no conocía o no quiso usar el término Urim y Tumim para referirse a los anteojos, pero eran bastante conscientes de la posición de los anteojos en el sombrero. El relato evolucionó en cierto modo, hasta el punto que las planchas también se encontraban dentro del sombrero.

Algunas fuentes decían que José Smith se ponía los anteojos y metía la cara en su sombrero.
En el año 1828, se documentó que un tal José Smith, de Palmyra, condado de Wayne, Nueva York, un joven sin estudios e incapaz de leer su propio nombre, encontró varias reliquias de mucha antigüedad, unas planchas doradas junto con un par de anteojos. Los anteojos fueron diseñados para ayudar la visión mental bajo unas circunstancias un tanto peculiares. Debían ajustarse e incrustar el rostro en un sombrero. Hecho eso ¡Smith podía interpretar los misterios sagrados de las planchas, en el que yace, hipotéticamente, en el fondo del sombrero![7]
La frase “ayudar la visión mental” es digno de mención. Aunque no sabemos de donde cogió la idea el escritor, la declaración implica que los anteojos no funcionaban necesariamente como un par de gafas, sino más bien como una piedra clarividente.

En 1835, cinco años después de que se publicara el Libro de Mormón, “The New York Weekly Messenger” aseguró que, tanto la “plancha” como las “dos suaves y planas piedras” se ponían dentro del sombrero.
Smith actuaba como si hubiese encontrado unas planchas doradas o de bronce, con hojas que recuerdan las de un libro, escondidas en una caja enterrada hacia la que fue guiado por medio de un ángel en 1827, [decía] que lo escrito en ellas estaba en el “idioma egipcio reformado”, que fue inspirado a traducir lo escrito o grabado, poniendo plancha por plancha dentro de su sombrero junto con dos piedras suaves y planas (encontradas en la misma caja) e introduciendo su cara, que él no podía escribir, pero mientras traducía, un tal Óliver Cowdery escribía.[8]
Aunque en el relato se introducen algunas variaciones entretenidas comparado con lo que sabemos actualmente, una cosa que concuerda con todos los artículos periodísticos mencionados hasta ahora, es que todos mencionan el uso de los intérpretes nefitas (los anteojos) y el sombrero.

Incluso William, el hermano del profeta, 53 años después de la publicación del Libro de Mormón, mencionó que José ponía el Urim y Tumim dentro del sombrero.
Las tradujo por medio del Urim y Tumim, (que obtuvo junto con las planchas) y el poder de Dios. El modo por el que se hizo esto fue mediante la observación del Urim y Tumim, que se pusieron dentro de un sombrero para excluir la luz, (las planchas reposando tapadas cerca) y leyendo en voz alta la traducción que aparecía en las piedras por el poder de Dios.[9]
Joseph Knight era un buen amigo del profeta José. En sus registros se identifican el Urim y Tumim como gafas. Knight también menciona el sombrero de forma significativa.
Ahora su método de traducción era: ponía el Urim y Tumim dentro de su sombrero y oscurecía su visión, seguidamente tomaba una frase y ésta aparecía con brillantes caracteres latinos, a continuación se lo dictaba al escriba y éste lo transcribía, después desaparecía, surgía la siguiente frase y así sucesivamente. Pero si no se escribía bien no desaparecía hasta que estuviese correctamente y así vemos que era impresionante. De este modo fueron traducidas en su totalidad.[10]
Estos documentos presentan un dilema al considerar la idea de que José pusiera los anteojos, los cuales conocemos como Urim y Tumim, dentro de un sombrero durante el proceso de traducción. Normalmente asumimos que José tenía las planchas sobre la mesa y las miraba a través de los anteojos.

El Urim y Tumim como anteojos

Cómo se ha dicho anteriormente, ninguno de los artículos periodísticos contemporáneos impresos durante los años 1830 a 1833 mencionan el Urim y Tumim. En cambio, mencionan unos anteojos o una piedra blanca. Entonces, ¿cómo fue que los anteojos encontrados por José Smith llegaran a ser conocidos como el Urim y Tumim? Una de las primeras referencias al Urim y Tumim como anteojos que se conoce, apareció en el periódico de la iglesia SUD [(Santos de los Últimos Días)] “The Evening and Morning Star” en enero de 1833, tres años después de la publicación del Libro de Mormón. El texto es interesante, ya que parece ser una de las primeras veces que se utiliza el término Urim y Tumim para identificar los instrumentos de la traducción.
El Libro de Mormón, como una revelación de Dios, posee algunas ventajas sobre la antigua escritura: no ha sido teñida por la sabiduría del hombre o por el quita y pon de alguna palabra latina para suplir deficiencias. Fue traducido por el don y poder de Dios, por medio de un hombre inculto, gracias a la ayuda de un par de intérpretes o anteojos (quizás en la antigüedad fueran conocidos como Terafines o Urim y Tumim).[11]
Nótese el uso de la palabra “quizás”. No dá la sensación de que por aquel entonces se asociara de forma generalizada el término Urim y Tumim a los intérpretes.

Incluso La Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días incidió en que el término Urim y Tumim se empezó a utilizar únicamente después de 1833.
Las pruebas son claras y positivas, la historia de la traducción con el Urim y Tumim no se remonta más allá de 1833 o entre ese año y 1835; puesto que no se puede encontrar en ningún documento impreso de la Iglesia de Cristo hasta finales de 1833 o en el año 1834. El “Libro de Mandamientos” para la Iglesia de Cristo, publicado en Independence, Mo., en 1833, no contiene ninguna alusión al Urim y Tumim; aunque el término fue introducido en algunas de revelaciones de la reimpresión del “Libro de Doctrinas y Convenios” en 1835.[12]
Hasta ahora parece que la asociación del término Urim y Tumim con los anteojos empezó a usarse varios años después de la publicación del Libro de Mormón. Incluso es posible que el término no hubiese sido utilizado durante el transcurso de la propia traducción. Sin embargo, el historiador D. Michael Quinn opina que es posible que el término se utilizara ya en 1828. “Éste fue el término usado, en el “Historial de Manuscritos de la Iglesia”, para el objeto con el que se recibieron las primeras revelaciones de 1830 y esta declaración sobre el Urim y Tumim apareció en los encabezamientos de estas primeras revelaciones en Doctrinas y Convenios desde 1921 hasta el presente.[13]”

Sin embargo, Quinn también resalta que “no había ninguna referencia sobre el Urim y Tumim en los encabezamientos del Libro de Mandamientos (1833) o en los encabezamientos de la únicas ediciones de Doctrinas y Convenios preparadas durante la vida de Smith (en 1835 y 1844).”[14]

Finalmente, en 1836, encontramos una referencia del Urim y Tumim en una publicación no SUD. El relato fue impreso en el “Ohio Observer”. Truman Coe residía en Kirtland, Ohio, pero no era miembro de la Iglesia. Éste aparentaba repetir lo que José Smith u otro miembro de la Iglesia de Kirtland, le había dicho y de hecho usaba el término Urim y Tumim para referirse a los intérpretes. Es interesante que Coe no mencione el uso de un sombrero. “El proceso de traducción fue tan maravilloso como el descubrimiento. Al poner su dedo en uno de los caracteres e implorar por ayuda divina, procedía a mirar a través del Urim y Tumim, vería el significado escrito en un inglés sencillo en una pantalla frente a él.”[15]

Brant Gardner señaló que Coe “seguramente no aceptó el relato de forma literal,” pero que al “parecer lo contó sin sarcasmos ni distorsiones.” Gardner menciona también que la historia de Coe “provee una imagen sobre la traducción que ha perdurado desde 1836 hasta hoy.”[16] Desde luego, el relato de Coe parece acercarse mucho a la historia que usamos en la Iglesia en el presente, incluso se correlaciona con algunas obras de arte modernas que muestran a José sentado en una mesa con su dedo en las planchas.

Coe se correlaciona con algunas obras de arte modernas como esta.
En 1840 encontramos un documento hostil que utiliza el término Urim y Tumim para referirse a los intérpretes. En éste registro, los anteojos se ponen en los ojos y no se menciona el uso de un sombrero.
Declaró que un ángel fue enviado por Dios para hacerle saber donde fue escondido el libro, que lo buscó y encontró, que en las planchas de oro las palabras estaban grabadas en un idioma que ningún hombre podía entender y que dos grandes joyas, que recordaban a unos diamantes, les fueron entregadas, con las cuales, al ponerlas en los ojos a modo de anteojos, le permitían llegar al significado y traducir el Libro de Mormón al inglés. Estas joyas eran, según dijo, el Urim y Tumim del Antiguo Testamento.[17]
Una entrevista de 1891 con William Smith, hermano del profeta, ofrece una descripción del Urim y Tumim y su vínculo con la coraza. Por aquel entonces, cuando William dió su descripción, el término Urim y Tumim ya se había utilizado durante muchos años para describir los intérpretes nefitas. William dijo que “un lazo de plata recorría la parte superior de una piedra, rodeando la otra por debajo de la misma, para pasar por debajo de la primera formando así una figura en 8 horizontal muy similar a un par de anteojos.” William también dijo que los anteojos eran “demasiado grandes para José” y que José “sólo podía ver a través de una [piedra] a la vez, usando una y en ocasiones la otra. Al colocar su cabeza en un sombrero, o en cualquier objeto oscuro, no necesitaba cerrar un ojo mientras miraba por una de las piedras. De ese modo, cuando sus ojos se empezaban a cansar, aliviaba su esfuerzo.”[18]

William dijo que José “miraba a través de” las piedras “de una en una,” lo cual naturalmente implica que miraba las planchas a través de ellas, sin embargo, el poner su “cabeza dentro de un sombrero o en algún objeto oscuro” parece contradecir la idea de que las planchas estuviesen en el otro lado de las piedras. Debido a que los intérpretes nefitas tenían la forma de unos “anteojos” evidentemente asumimos que José tenía que mirar a través de los intérpretes directamente a los caracteres de las planchas.

Los anteojos y la piedra

Teniendo en cuenta que los artículos periodísticos contemporáneos concuerdan completamente con la descripción ofrecida por Martín Harris durante su vejez concerniente a que en los inicios del proceso de traducción los anteojos eran usados con un sombrero, ¿qué debemos hacer con las descripciones de Emma Smith y David Whitmer? Ambos especifican el uso de una “piedra clarividente” y un sombrero. La roca no se menciona mucho en publicaciones de la iglesia, pero hay algunos casos notables. Como ya se señaló con anterioridad, “The Friend” menciona dos instrumentos de traducción, asegurando que “José encontró junto con las planchas de oro” un Urim y Tumim, que consistía en dos piedras transparentes posicionadas en un lazo de metal acoplado a un peto” y que “José también usó una roca marrón con forma de huevo para traducir, llamada piedra clarividente.”[19]

Aquí tenemos una evidencia de que José utilizó más de un instrumento durante el proceso de traducción. Una confirmación adicional se puede encontrar en un artículo de Edward Stevenson, impreso en el “Deseret News” en 1881, en el cual cita a Martín Harris diciendo “que el profeta tenía en posesión una piedra clarividente, con la que también se le permitía traducir al igual que con el Urim y Tumim y que después usó la piedra clarividente por comodidad.”[20]

Ahora vemos que Martín conocía la existencia y distinguía dos instrumentos de traducción diferentes. De hecho, podemos aprender, de la “Ensign” de enero de 1988, que Martín no sólo sabía que José usó tanto los intérpretes nefitas como la piedra clarividente, sino que de hecho, en una ocasión, intercambió la piedra de José por una diferente con la intención de poner a prueba su habilidad para traducir.
Desde el 12 de abril hasta el 14 de junio, José tradujo mientras Martín escribía, con sólo una cortina entre ellos. De vez en cuando se tomaban un descanso de la ardua tarea, a veces yendo al río y tirando piedras. Una vez, Martín encontró una roca que se parecía mucho a la piedra clarividente que José usaba en algunas ocasiones en lugar de los intérpretes y la sustituyó sin que el profeta lo supiera. Cuando se reanudó la traducción José se detuvo durante mucho tiempo y entonces exclamó, “Martín, que pasa que todo está oscuro como en Egipto.” Entonces Martín confesó que deseaba que “cesaran las bocas de los incrédulos,” los cuales le dijeron que el profeta memorizaba las frases y simplemente las repetía. [21]
Martín quería pruebas de que José realmente era capaz de usar la piedra para traducir. Ya que no se atrevía a mirar los anteojos debido al mandamiento del Señor, sólo se hubiera atrevido a cambiar la piedra clarividente de José. Emma Smith también nos confirma que José alternaba entre el Urim y Tumim y la piedra clarividente. Emma declaró: “Ahora, lo primero que mi marido tradujo fue traducido por medio del Urim y Tumim y fue la parte que Martín Harris perdió, después de eso utilizó una pequeña piedra, sin llegar a ser negra pero más bien de un color oscuro.”[22]

El Urim y Tumim fueron encontrados junto con las planchas de oro.
Con esta declaración, Emma establece un período de tiempo para la transición entre los intérpretes nefitas y la piedra clarividente. Declarando que ocurrió después de la pérdida de las 116 páginas y al reanudar la traducción.

Davíd Whitmer, quien después de la pérdida de las 116 páginas solamente observó la traducción, también podía distinguir entre el Urim y Tumim (los anteojos) y la piedra clarividente.
Ahora manifiesto, con la aprobación y autorización de David Whitmer, que él no dice que, en alguna ocasión, José Smith tradujera en su presencia con ayuda del Urim y Tumim, sino por medio de una piedra opaca de un color oscuro, llamada "piedra clarividente" que colocaba en la copa de un sombrero [por dentro], en el cual José ponía su cara para así excluir la luz exterior. Entonces, una luz espiritual empezaría a brillar y delante de José aparecería un pergamino sobre el cual había una línea de caracteres procedentes de las planchas y debajo la traducción en Inglés; por lo menos, por lo que dijo José.[23]
Otra entrevista a Whitmer señala que, aunque José no estaba autorizado por el Señor a mostrar el Urim y Tumim, si estaba capacitado para mostrar a otros su piedra clarividente. 
Que José tenía otra piedra llamada “la piedra del vidente” y “piedra examinadora”, es bastante seguro. Ésta piedra se expuso a otros con frecuencia y ayudó a mitigar su espantosa curiosidad; pero el Urim y Tumim nunca, exceptuando posiblemente a Oliver Cowdery.... Lo que el Élder David Whitmer creía era que la traducción se hacía por medio de “la piedra del vidente”, como él la llamaba, en vez de con los intérpretes y la declaración de Emma Smith (Bidamon) concuerda con Whitmer, tal como se publicó en el “Herald” algunos años después. La única discrepancia entre las declaraciones de los testigos está relacionada con los detalles de la traducción; y, como se ha mostrado anteriormente, David y Emma, básicamente, no sabían cómo se usaba el Urim y Tumim, ya que ninguno lo vio. El lector podría amablemente tener en cuenta que a nadie se le permitía ver las planchas o el Urim y Tumim, salvo por mandato de Dios. A los ocho testigos se les permitió ver y manipular las planchas, tal como se ha mencionado con anterioridad; a nadie más.[24]
En 1886, David Whitmer indica que José usó su propia piedra clarividente para traducir todo el texto de nuestro Libro de Mormón actual. En esta entrevista, Whitmer declara que los anteojos nunca fueron devueltos después de la pérdida de las 116 páginas y que una piedra clarividente fue entregada a José Smith con el propósito de continuar la traducción.
Sin embargo, por medio de ferviente oración y humillación, el profeta encontró, una vez más, el favor y se le otorgó una extraña piedra con forma oval, de color chocolate, más o menos del tamaño de un huevo, aunque más aplastado. Se prometió que ésta serviría para el mismo propósito que el ya desaparecido Urim y Tumim (éste último era un par de piedras transparentes acopladas en una montura con forma de lazo que recordaba mucho a un par de anteojos). Con esta piedra fue traducido todo el Libro de Mormón actual.[25]
No obstante, la aseveración de Whitmer, que indica que José recibió una piedra, es probable que no sea correcta, puesto que José ya poseía al menos una piedra clarividente antes de recibir los intérpretes nefitas. Uno podría suponer que el ángel se llevó la piedra de José, al mismo tiempo que se llevó las planchas y los intérpretes nefitas y después se la devolvió tras haberla consagrado con el fin de traducir. Sin embargo, no hay evidencias que confirmen que este sea el caso, salvo el hecho de que José estaba autorizado a usar la piedra con ese fin.

José no sólo poseía una piedra clarividente antes de recibir los intérpretes nefitas, sino que: Ya estaba bastante familiarizado con su funcionamiento. Matthew B. Brown apuntó que “José Smith supuestamente dijo en 1826, mientras estaba siendo interrogado por un tribunal, que al principio, cuando obtuvo su piedra clarividente personal, lo ponía en su sombrero y descubrió que el tiempo, el lugar y la distancia eran fulminados; que todos los obstáculos que hubiere en medio eran retirados y que poseía uno de los atributos de la deidad, un ojo que todo lo ve.”[26]

Brown pasa a señalar que Brigham Young confirmó este punto de vista, “Cuando José tenía una revelación tenía, por así decirlo, los ojos del Señor. Veía cómo ve el Señor.”[27]

De hecho, al recibir los intérpretes nefitas, José los ve como una versión más poderosa que la piedra que ya poseía. Joseph Knight recordó que José parecía estar más emocionado de recibir las gafas que las propias planchas de oro. Después de que José regresara de recuperar las planchas, Joseph Knight recordó,
Después del desayuno José me llamó a otra habitación, puso su pie en la cama, inclinó la cabeza sobre su mano y dijo: -“Bien, estoy decepcionado.” -“Bien,” dije yo, “lo siento.” -“Bueno,” dijo él, “estoy muy decepcionado. Es diez veces mejor de lo que me esperaba.” Entonces, se fue a medir el largo, ancho y grosor de las planchas y dijo, “parecen ser de oro”. Pero al parecer esperaba más de las gafas, o Urim y Tumim, que de las planchas, puesto que dijo, “puedo ver lo que sea. Son prodigiosas. Ahora están escritas con símbolos y las quiero traducidas.”[28]
La idea de que los intérpretes nefitas fueran una versión más poderosa de la piedra clarividente de José es interesante, puesto que implica que había algo especial sobre las propias piedras. Sin embargo, que las piedras eran superiores, es más probable que fuera una impresión propia de José, porque esas piedras habían sido consagradas por Dios con el propósito de ver cosas.

A pesar de todo, la idea de que los intérpretes nefitas fueran superiores a la “piedra clarividente” común, fue aceptada por Joseph Fielding Smith, apóstol e historiador de la iglesia del siglo XX. Como respuesta a las argumentaciones que indicaban que José pudo haber usado su propia piedra clarividente durante la traducción del Libro de Mormón, Élder Smith aseguró de forma rotunda que él no creía que eso fuera cierto, puesto que la piedra era inferior a los intérpretes nefitas. En Doctrinas de Salvación, publicada en 1956, Smith declaró que consideraba dichas argumentaciones “rumores.”
Aunque la declaración sobre que el profeta José Smith usó una piedra clarividente durante parte de la traducción de los anales la realizaron algunos escritores y a pesar de que la información apunta a que de hecho tenía en su posesión dichas piedras, no existe ninguna declaración de autenticidad, en toda la historia de la iglesia, que afirme el uso de dicha piedra durante esa traducción. Toda información es rumorología y personalmente no creo que esa piedra fuera usada con ese propósito. El razonamiento que ofrezco para esta conclusión se encuentra en el mandato del Señor al Hermano de Jared, tal como se recoge en Éter 3:22-24. Éstas piedras, el Urim y Tumim, las cuales fueron entregadas al Hermano de Jared, fueron preservadas con el propósito de traducir los anales, tanto los jareditas como los nefitas. Entonces, al profeta se le recalcó nuevamente por Moroni que estas piedras fueron entregadas con ese mismo propósito. No parece muy razonable suponer que el profeta pudiera sustituir algo evidentemente inferior bajo dichas circunstancias. Pudo haber sido así, pero es muy fácil que circulara un relato de este tipo, debido al hecho de que el profeta tenía en su posesión una piedra clarividente, la cual pudo haber utilizado para otros propósitos. [29]
Hasta ahora hemos probado que existen múltiples declaraciones de testigos y fuentes de la Iglesia que confirman que, durante el proceso de traducción del Libro de Mormón, José alternó el uso de los anteojos, o intérpretes nefitas, con una piedra clarividente. La siguiente pregunta es: ¿Por qué José pasó de un instrumento de traducción a otro? ¿Fue, como indicó Martín Harris, simplemente por “comodidad”?

Una posible explicación es que el tamaño de los intérpretes pudiera ser un obstáculo para su uso. William Smith describió a los intérpretes nefitas como “demasiado grandes para José y sólo podía ver a través de uno a la vez, usando unas veces uno y otras el otro.”[30] Charles Anthon, quien tuvo que obtener su información por medio de Martin Harris, dio detalles adicionales cuando escribió que “estos anteojos eran tan grandes que si una persona se atreviera a mirar a través de ellos, sus dos ojos tendrían que enfocarse en uno de los cristales, simplemente, los anteojos en cuestión eran, en conjunto, demasiado grandes para la anchura de una cara humana.”[31]

En 1839, John Corrill confirmó que José había devuelto el Urim y Tumim al ángel antes de que el Libro de Mormón fuera publicado, apuntando que “Después de finalizar la traducción, las planchas y las piedras de Urim y Tumim fueron devueltas nuevamente y escondidas por el ángel con un sabio propósito y la traducción se publicó en el invierno del A. D. 1829 y 30.”[32]

Otra explicación posible es que los intérpretes nefitas nunca fueran devueltos a José y que se esperara de él que continuara la traducción con su propia piedra clarividente. David Whitmer parece indicarlo como posibilidad cuando declara que a José le retiraron el Urim y Tumim y se le “dio” una piedra clarividente.

En base a estos relatos, parece ser que José empezó el proceso de traducción usando los intérpretes nefitas y que puede que en algún momento los usara con un sombrero. Es posible que tras la pérdida de las 116 páginas pasara a usar su propia piedra clarividente, o que continuara usando los “anteojos” nefitas, nuevamente con el sombrero. De hecho, debido a las continuas declaraciones sobre el uso del sombrero durante la traducción, no es posible saber con certeza si José usaba los intérpretes nefitas o la piedra clarividente dentro del sombrero durante ese período de tiempo. Una cosa sí que parece cierta en base a las declaraciones de los testigos  —durante el transcurso del proceso de traducción, posterior a la pérdida de las 116 páginas, José se sentaba a la vista, sin una cortina, dictando a su escriba mientras miraba dentro de su sombrero.

Los anteojos y la piedra como Urim y Tumim

En cierto momento, varios años después de la publicación del Libro de Mormón, tanto los intérpretes nefitas (los anteojos) como la piedra clarividente fueron llamadas Urim y Tumim. Cuando el término Urim y Tumim se introdujo en 1833 no hacía referencia exclusivamente al instrumento que José recogió junto con las planchas, sino que también se refería a la propia piedra clarividente que ya poseía José antes de la traducción del Libro de Mormón. En 1907, Élder B. H. Roberts asoció claramente el término tanto a la piedra como a los intérpretes nefitas.
La piedra clarividente que se menciona aquí era de color chocolate, una piedra con la forma similar a un huevo, la cual el profeta encontró mientras excavaba un pozo junto con su hermano Hyrum. Poseía las cualidades del Urim y Tumim, ya que por medio de ella, (como se ha descrito anteriormente) así como por medio de los “intérpretes” encontrados junto con los anales nefitas, José podía traducir los símbolos grabados en las planchas. [33]
En cualquier conversación de la Iglesia, se asume que el Urim y Tumim son los intérpretes nefitas que José recuperó junto con las planchas. Únicamente los que están familiarizados con los orígenes pueden darse cuenta de que había más de un instrumento de traducción. El término Urim y Tumim, se refiere a cualquier instrumento usado con el propósito de traducir o recibir revelación.

La Ensign de enero de 2013 esclarece que José usó varios instrumentos de revelación y que todos se denominaban Urim y Tumim.
Aquellos que creían que las revelaciones de José Smith consistían en que la voz del Señor les hablaba, también aceptaron la milagrosa manera en que fueron recibidas. Algunas de las primeras revelaciones del profeta José llegaron por los mismos medios con los que se tradujo el Libro de Mormón de las planchas de oro. En la caja de piedra que contenía las planchas de oro, José encontró lo que los profetas del Libro de Mormón llamaban “intérpretes,” o una “piedra, que brillará en las tinieblas hasta dar luz” (Alma 37:23-24). [José] describió los instrumentos como “anteojos” y se refirió a ellos usando un término del Antiguo Testamento, Urim y Tumim (véase Éxodo 28:30).

Asimismo, algunas veces, aplicaba el término a otras piedras que poseía, llamadas "piedras clarividentes" porque le ayudaban a recibir revelaciones como vidente. El profeta recibió algunas de sus primeras revelaciones por medio del uso de estas piedras clarividentes.[34]
La idea de que pudiera haber más de un Urim y Tumim no es inusual y sólo tenemos que mirar en la Biblia. El Urim y Tumim que se menciona en la Biblia no es el mismo instrumento usado por los nefitas o por Joseph Smith. Sin embargo, las referencias bíblicas sobre el Urim y Tumim asocian el instrumento a una coraza. En Éxodo 28:30 leemos: "Y pondrás en el pectoral del juicio el Urim y el Tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando entre delante de Jehová." En Levítico 8:8 leemos: "Le puso luego encima el pectoral y en él puso el Urim y Tumim." Desde la web oficial de la Iglesia, lds.org, aprendemos que el Urim y Tumim era "un antiguo instrumento o herramienta preparado por Dios y utilizado por José Smith para ayudar en la traducción del Libro de Mormón. Dios proveyó un Urim y Tumim para Sus profetas de la antigüedad (véase Éxodo 28:30; 1 Samuel 28:6; Esdras 2:63).

El Urim y Tumim no es un instrumento único: Dios no dio el Urim y Tumim, sino que proveyó de un Urim y Tumim. Puede que haya más de un instrumento llamado “Urim y Tumim.”

El Urim y Tumim de La Biblia también se usaba para recibir revelación y se menciona en 1 Samuel 28:6, “Y consultó Saúl a Jehová, pero Jehová no le respondió, ni por sueños, ni por el Urim ni por profetas.”

Fuentes
  1. “Golden Bible,” Rochester Advertiser and Daily Telegraph (Nueva York, 31 de agosto de 1829). Reimpreso por “Palmyra Freeman”, el 11 de agosto de 1829. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/176.
  2. “Golden Bible,” The Gem: A Semi-Monthly Literary and Miscellaneous Journal (Rochester, Nueva York: 5 de septiembre de 1829), 70. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/161.
  3. C. C. Blatchley, “Caution Against the Golden Bible,” New-York Telescope 6/38 (20 de febrero de 1830), 150. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/4211.
  4. Cincinnati Advertiser and Ohio Phoenix,  2 de junio de 1830. Reimpreso por Wayne County Inquirer, Pennsylvania, ca. mayo de 1830. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/compoundobject/collection/BOMP/id/201.
  5. Daily Albany Argus VI/1866, 15 de octubre de 1831. http://www.sidneyrigdon.com/dbroadhu/NY/miscNYSe.htm#040931.
  6. Morning Star VII/45, 7 de marzo de 1833. http://www.sidneyrigdon.com/dbroadhu/NE/miscMe01.htm#030733.
  7. “Mormonism,” Protestant Sentinel (Schenectady, Nueva York) n.s. 5/1 (4 de junio de 1834): 4–5. Reimpreso por New England Review, ca. mayo de 1834.
  8. “Mormonism,” New York Weekly Messenger and Young Men’s Advocate (29 de abril de 1835). Reimpreso por The Pioneer (Rock Springs, IL), marzo de 1835.
  9. “William Smith, On Mormonism, 1883,” in Early Mormon Documents, 1:497.
  10. “Joseph Knight Sr., Reminiscence, Circa 1835–1847,” in Early Mormon Documents, 4, 17–18. La ortografía y puntuación se ha modernizado para facilitar la lectura. La ortografía original es la siguiente:   “Now the way he translated was he put the urim and thummim into his hat and Darkned his Eyes than he would take a sentance and it would apper in Brite Roman Letters then he would tell the writer and he would write it[.] Then <that would go away> the next sentance would Come and so on But if it was not Spelt rite it would not go away till it was rite[,] so we see it was marvelous[.] thus was the hol [whole] translated.” Lo interesante que podemos hallar aquí es el uso del término Urim y Tumim por parte de Joseph Knight para describir la “gafas”. La pregunta es si la declaración de Knight fue documentada en 1827 o si se registró después de 1833, cuando el término Urim y Tumim se usaba de forma habitual. Según Dean Jessee, la declaración de Knight no está “fechada ni firmada,” con las palabras “22 de septiembre de 1827” habiendo sido incluidas por Thomas Bullock, un clérigo de la iglesia durante los años 1843 a 1847.” Por tanto, la declaración de Knight no puede usarse para establecer de forma clara que el término Urim y Tumim se aplicara a los intérpretes nefitas (las gafas) en 1827. Vease Dean Jessee en “Joseph Knight’s Recollection of Early Mormon History,” BYU Studies 17/1 (1976), 2.
  11. W. W. Phelps, The Evening and The Morning Star, 1/8 (enero de 1833), 57.
  12. The True Latter Day Saints’ Herald, 26/22 (15 de noviembre de 1879).
  13. D. Michael Quinn, Early Mormonism and the Magic World View, Revisado y alargado (Salt Lake City: Signature Books, 1998), 174–75.
  14. Quinn, Early Mormonism and the Magic World View, 175.
  15. “Truman Coe Account, 1836,” in Early Mormon Documents, 1:47. impreso originalmente en Ohio Observer (Hudson, Ohio), 11 de agosto de 1836.
  16. Gardner, The Gift and the Power, 7.
  17. A Letter to Those Who Have Attended Mormonite Preaching (London: J. B. Bateman, 1840), 1–4.
  18. “William Smith interview by J. W. Peterson and W. S. Pender, 1890,” en Early Mormon Documents, 1:508.
  19. “A Peaceful Heart,” Friend, septiembre de 1974, 7.http://www.lds.org/friend/1974/09/a-peaceful-heart.
  20. Deseret News, 28 de diciembre de 1881.
  21. Kenneth W. Godfrey, “A New Prophet and a New Scripture: The Coming Forth of the Book of Mormon,” Ensign de enero de 1988. http://www.lds.org/ensign/1988/01/a-new-prophet-and-a-new-scripture-the-coming-forth-of-the-book-of-mormon.
  22. “Emma Smith Bidamon to Emma Pilgrim, 27 de marzo de 1870,” en Early Mormon Documents, 1:532. El texto se ha modificado para facilitar la lectura. Originalmente era como sigue: “Now the first that my <husband> translated, [the book] was translated by use of the Urim, and Thummim, and that was the part that Martin Harris lost, after that he used a small stone, not exactly, black, but was rather a dark color.”
  23. The True Latter Day Saints’ Herald 26/22 (15 de noviembre de 1879). http://www.sidneyrigdon.com/dbroadhu/IL/sain1872.htm#111579.
  24. Zenas H. Gurley, citando al “Dr. Robinson,” fuente: Zenas H. Gurley, “The Book of Mormon,” Autumn Leaves 5 (1892): 451-54, located on the Book of Abraham Project. http://www.boap.org/LDS/Early-Saints/BOM-Witn.html.
  25. “Mormon Relics,” The Sunday Inter-Ocean, Vol. 15, No. 207 (Chicago, Illinois, 17 de octubre de 1886). Así mismo el Saints’ Herald 33 (13 de noviembre de 1886): 706, citado en Van Wagoner and Walker, “The Gift of Seeing,” 53–54.
  26. Matthew B. Brown, Plates of Gold (American Fork, Utah: Covenant Communications, 2003), 167.
  27. Brown, Plates of Gold, 167.
  28. “Joseph Knight Sr., Reminiscence, Circa 1835-1847,” in Early Mormon Documents, 4:15. La ortografía se ha modernizado y organizado para facilitar la lectura. La ortografía y organización original es como sigue: “After Brackfist Joseph Cald me in to the other Room and he set his foot on the Bed and leaned his head on his hand and says well I am Dissop[o]inted. well, say I[,] I am sorrey[.] Well, says he[,] I am grateley Dissop[o]inted, it is ten times Better then I expected. Then he went on to tell the length and width and thickness of the plates[,] and[,] said he[,] they appear to be Gold But he seamed to think more of the glasses or the urim and thummem then [than] he Did of the Plates for[,] says he[,] I can see any thing[.] They are Marvelus[.] Now they are written in Caracters and I want them translated[.]“
  29. Smith, Doctrinas de salvación, 3:225–26.
  30. “William Smith interview by J. W. Peterson and W. S. Pender, 1890,” in Early Mormon Documents, 1:508.
  31. “Charles Anthon to E. D. Howe, 17 de febrero de 1834,” en Early Mormon Documents, 4:378.
  32. John Corrill, A Brief History of the Church of Christ of Latter Day Saints (1839), 12. http://contentdm.lib.byu.edu/cdm/fullbrowser/collection/BOMP/id/4577/rv/compoundobject/cpd/4592.
  33. B. H. Roberts, Defense of the Faith and the Saints (Salt Lake City: Deseret News, 1907), 1:257.
  34. Gerrit Dirkmaat, “Great and Marvelous Are the Revelations of God,” Ensign de enero de 2013, 45–46. http://www.lds.org/ensign/2013/01/great-and-marvelous-are-the-revelations-of-god.
  35. Artículo orignial: http://www.mormoninterpreter.com/the-spectacles-the-stone-the-hat-and-the-book-a-twenty-first-century-believers-view-of-the-book-of-mormon-translation/

09 julio 2013

Argumento de la complejidad

La complejidad del Libro de Mormón es un tema tratado por muchos eruditos y los puntos que destaca este artículo, son el inicio de este fuerte argumento, iniciado por Hugh W. Nibley.

Autor: Noel B. Reynolds.
Traductor: Álvaro Figueroa.
Revisado: Antonio A. Caballero.


Durante el último medio siglo Hugh W. Nibley, el ahora profesor emérito de escritura antigua en BYU, ha estado presentando un aluvión de conocimientos sobre las complejidades inherentes en el texto del Libro de Mormón; complejidades que posiblemente no pudieran haber sido producidas por José Smith o sus coetáneos debido a la naturaleza del proceso de traducción. 

Nibley abrió el camino a lo que podríamos llamar “el debate a partir de la complejidad”. 

Mel Thorne, editor ejecutivo de FARMS, ha desarrollado un recurrente análisis sobre este debate y presenta algunos ejemplos en el próximo libro de su autoría. Otros ejemplos que me han impresionado en la enseñanza del Libro son:
  • El libro tiene tres sistemas de fechas independientes que se mantienen precisas en todo momento. Varios escritores hicieron un seguimiento temporal desde que Lehi salió de Jerusalén, desde el inicio del gobierno de los jueces o desde el día que apareció la señal del nacimiento de Jesucristo. Aún así no se producen confusiones y la secuencia de fechas se puede reconstruir de forma precisa en todo momento.
  • El Libro de Mormón contiene un complejo sistema de enseñanzas religiosas. Éstas son presentadas de forma singular por profetas diferentes en sus propios contextos y épocas.
  • Lehi refleja una visión del árbol de la vida.
  • Nefi presenta el evangelio de Jesucristo junto con la visión del bautismo de Cristo.
  • Jacob cita a Zenós en cuanto a la alegoría del olivo.
  • [El rey] Benjamín dió un gran sermón del templo.
  • Alma enseñó que la palabra de Dios es una semilla que debe ser plantada y nutrida
  • Jesús dió a los nefitas una versión modificada de su sermón del monte. Mientras que cada una de estas [doctrinas] enriquece el entendimiento de las enseñanzas básicas, nunca se confunden o contradicen entre sí.
  • Los autores del libro se remiten a un gran y complejo conjunto de textos originales, incluyendo registros oficiales, sermones, cartas, diarios, inscripciones de monumentos, registros eclesiásticos y escrituras israelitas antiguas desconocidas hoy en día. Incluso, estos escritores, consiguen en todo momento mantener una relación correlativa entre las fuentes y el texto final.
  • Las complejas y sutiles tradiciones políticas evolucionan pronto en el texto y en apariencia de varias maneras en secciones posteriores, siempre de forma verosímil y consistente.
  • Las quejas de Lamán y Lemuel en contra de Nefi en sus primeras murmuraciones, evolucionan a una ideología nacional que se seguirá invocando 500 años después para justificar los esfuerzos lamanitas para subyugar a sus hermanos nefitas.
  • El libro describe varios altibajos de interacción étnica, sin jamás perder de vista incluso a los grupos más minoritarios.
  • Cientos de nombres individuales de lugares y personajes son introducidos satisfactoriamente y situados coherentemente.
  • Los datos geográficos que se proveen en el texto son diversos y complejos, sin embargo cuando se analizan cuidadosamente resulta que tienen sentido y que cuadran bastante bien con una porción identificable de Mesoamérica.

Fuentes

artículo original: http://maxwellinstitute.byu.edu/publications/transcripts/?id=26
artículo original: http://speeches.byu.edu/index.php?act=viewitem&id=509

20 junio 2013

Los anteojos, la piedra, el sombrero y el libro: la imagen que tiene un creyente del siglo XXI sobre la traducción del Libro de Mormón (Primera parte)

¿Cómo fue el proceso de traducción del Libro de Mormón? Un análisis a partir de algunos registros históricos sobre este acontecimiento, en los inicios de la restauración.

Autor: Roger Nicholson.
Traductor: Antonio A. Caballero.


En su libro de 1916, “The Birth of Mormonism” (El nacimiento del mormonismo), John Quincy Adams ofrece esta, digamos colorida, descripción del proceso de traducción del Libro de Mormón. 
El proceso de traducir las planchas de “egipcio reformado” era simple aunque peculiar. Todo se realizó con los anteojos de Urim y Tumim, pero para cualquiera que los usara, que no fuera José, era la muerte instantánea. Hasta cuando se los ponía, la luz se volvía tan cegadora que se veía obligado a mirar a través de su sombrero. Es más, cuando estaba inmerso [en la traducción], ningún ojo profano podía verle a él o al sombrero. José únicamente, detrás de una manta estirada cruzando la habitación, miraba al interior de su sombrero y leía las místicas palabras [1].
Cualquier Santo de los Últimos Días será capaz de clasificar inmediatamente los elementos familiares y desconocidos de este relato. Vemos el Urim y Tumim y la manta que escuda al traductor de otros en la habitación, pero ¿qué es toda esa habladuría de un sombrero? 

Cómo Santo de los Últimos Días activo, no puedo recordar los tiempos en los que no estaba familiarizado con la historia de la traducción del Libro de Mormón. El relato con el que estamos bastante familiarizados, de la escuela dominical y seminario, describe a José usando el Urim y Tumim (los intérpretes nefitas) para mirar las planchas de oro mientras que una cortina le separaba de su escriba. José dictaba a su escriba todo el texto del Libro de Mormón, retomando al día siguiente justo donde lo habían dejado el día anterior y el texto se escribió sin ninguna puntuación [gramatical]. José nunca requirió que se le volviera a leer cualquier parte del texto anterior cuando se reanudaba la traducción al día siguiente. 

La mayor parte de la traducción se realizó durante un período de casi tres meses y el texto resultante es extraordinariamente consistente, no sólo por sí mismo, sino con la Biblia. Las circunstancias que rodean la traducción y la producción del Libro de Mormón sólo pueden ser consideradas como milagrosas cuando son reflexionadas por un miembro creyente de la Iglesia.

Sin embargo, existe otra historia con la que muchos se han familiarizado en los últimos años. Representaciones modernas del proceso de traducción tales como la que se muestran en la popular serie animada de televisión South Park [2], describe a José mirando a una piedra en el fondo de su sombrero y dictando a su escriba sin usar una cortina. La popular enciclopedia virtual Wikipedia, muestra una “representación artística del siglo XXI de José Smith traduciendo las planchas doradas al examinar una piedra clarividente en su sombrero [3].” 

Buscar en Google “Book of Mormon translation” (traducción del Libro de Mormón) o “seer stone Joseph Smith” (piedra clarividente José Smith), produce un gran número de dichas imágenes, muchas de ellas ofrecidas por sitios web que son críticos sobre lo que la Iglesia proclama como verdad. Ésta es una forma de proceder que no aprendí en seminario y hay anécdotas sobre Santos de los Últimos Días que, cuando se les presentaron estas descripciones, simplemente negaron que se haya utilizado en alguna ocasión semejante método, atribuyendo dichas representaciones a fuentes “anti-mormonas”.

También han contribuido a la confusión las representaciones del proceso de traducción hechas por artistas. Los Santos de los Últimos Días están bastante familiarizados con varias interpretaciones artísticas de José y Óliver mientras realizaban la traducción. Algunos representan a José y su escriba sentados en una mesa con una cortina en medio. Otros muestran a José y Óliver sentados en una mesa, sin que se vea una cortina y las planchas claramente visibles, aunque sabemos que, antes de convertirse en uno de los “Tres testigos”, a Óliver no se le estaba permitido ver las planchas. 

Una cosa que tienen en común estas tres escenas es que no muestran el Urim y Tumim, aunque de hecho, sepamos que se utilizó un instrumento para traducir durante el proceso. No vemos ninguna piedra de cristal montada en un par de “anteojos”, ni vemos la pechera [4]. Definitivamente nunca vemos a José contemplar el fondo de su sombrero mientras dictaba.

El siglo XXI nos ha dado acceso a una rica fuente de recursos históricos que, en décadas pasadas, eran simplemente inaccesibles para cualquier Santo de los Últimos días. Ahora uno tiene que preguntarse: ¿Cuál de éstas representaciones es correcta? 

En la búsqueda de una respuesta, empezamos por un manual actual de la Iglesia para que nos proporcione nuestra primera pista. La siguiente descripción del proceso de traducción aparece en el manual del estudiante de 2003 “Church History In The Fulness Of Times” (“Historia de la Iglesia en el cumplimiento de los tiempos” al cual nos referiremos de ahora en adelante como el manual del estudiante).
Poco se sabe sobre el propio proceso de traducción del registro, primeramente porque aquellos que más sabían sobre la traducción, José Smith y Óliver Cowdery, fueron los que menos hablaron al respecto. Además, Martín Harris, David Whitmer y Emma Smith, quienes asistieron a José, no dejaron descripciones contemporáneas. Los registros poco precisos que documentaron mucho tiempo después eran frecuentemente contradictorios [5].
Es perfectamente lógico [pensar] que aquellos que estaban directamente involucrados u observaron la traducción, pudieran tener la información más precisa. Entonces, ¿qué dijeron aquellos testigos que parece haber sido contradictorio?, ¿hubo otros testigos que puedan arrojar luz a estos acontecimientos?, ¿qué tenían que decir las fuentes externas sobre el proceso de traducción? Como resume el investigador Santo de los Últimos Días Brant Gardner: “¿Qué relatos deberíamos creer?, ¿qué relatos sobre la traducción podríamos o deberíamos contar?, ¿qué relatos son los verdaderos? Para esta última pregunta sugeriría que todos son verdaderos, es decir, son verdaderos para las personas que los cuentan [6].”

¿Que dijeron José y Óliver?

¿Qué relatos deberíamos creer?, ¿qué relatos sobre la traducción podríamos o deberíamos contar?,
¿cuáles son los verdaderos?

El lugar lógico para empezar es con la propia traducción. ¿Qué dijo José Smith sobre el proceso de traducción del Libro de Mormón? Al parecer no habló mucho sobre el propio proceso de traducción que se usó para producir el Libro de Mormón, salvo destacar que se realizó “por el don y poder de Dios.” El manual del estudiante dice que José, de forma deliberada, no dió muchos detalles sobre el proceso.
El profeta era reacio a dar detalles sobre la traducción. En una conferencia de la Iglesia celebrada del 25 al 26 de octubre de 1831 en Orange, Ohio, Hyrum solicitó que se proporcionara información de primera mano sobre el surgir del Libro de Mormón, pero el profeta dijo: “No estaba previsto revelar al mundo los detalles de cómo salió a la luz el Libro de Mormón.” En 1833, José explicó al editor de un periódico lo esencial sobre este tema, pero dio pocos detalles, manifestando que el Libro de Mormón fue “hallado por medio de la ministración de un santo ángel y traducido a nuestro idioma [el inglés] por el don y poder de Dios.” Su explicación se corresponde con Doctrinas y Convenios, donde dice que se le otorgó “el poder para traducir el Libro de Mormón mediante la misericordia y el poder de Dios” (DyC 1:29) y que el Señor “le dio poder de lo alto para traducir el Libro de Mormón, por los medios preparados de antemano” (DyC 20:8) [7].
José decía de forma consistente, a las personas que preguntaban, que había traducido por medio del don y poder de Dios. No deseaba centrar la atención en cómo, sino en el resultado. Puesto que José decidió no revelar detalles, es indispensable analizar qué dijeron los otros testigos de la traducción para conseguir una imagen más precisa de los métodos utilizados.

Óliver Cowdery era el siguiente testigo más cercano a la traducción, ya que en la mayor parte [del tiempo] ejerció de escriba. Algunas de las descripciones de Óliver sobre la traducción son muy consistentes con respecto a la historia con la que ya estamos familiarizados. Sin embargo los comentarios de Óliver merecen una revisión más detallada. Retomaremos los comentarios de Óliver más adelante.

¿Que dijeron Martin Harris, David Whitmer y Emma Smith?

El manual del estudiante hace referencia a “registros poco precisos” dados “mucho tiempo después” por Martin Harris, David Whitmer y Emma Smith. ¿Qué contienen esos documentos posteriores?, ¿cómo contradicen lo que sabemos sobre el proceso de traducción?

Hay dos cosas en común entre estas tres descripciones: (1) todas fueron dadas casi al final de la vida de la persona y (2) todas describen el uso de un instrumento para traducir metido en un sombrero. En primera instancia, estos relatos pueden parecer poco consistentes con respecto a la historia con la que hoy estamos familiarizados, pero existe una buena razón para ello.

Cerca del final de su vida, en 1879, casi 49 años después de la publicación del Libro de Mormón, Emma Smith Bidamon fue entrevistada por su hijo José Smith III. Emma describió lo que recordaba sobre el proceso de traducción: “Al escribir para tu padre, frecuentemente transcribía día tras día, a menudo sentándome en la mesa junto a él, sentado con su cara metida en el sombrero con la piedra dentro y dictando hora tras hora sin nada entre nosotros [8].”

Esta descripción hace surgir algunas preguntas inmediatas. ¿Dónde está el Urim y Tumim?, ¿dónde está la cortina?, ¿por qué usaba José un sombrero?, ¿dónde están las planchas? Es muy fácil observar que la descripción de Emma parece contradecirse con lo que aprendemos en la escuela dominical.

Las descripciones de David Whitmer sobre el proceso de traducción también fueron dadas casi al final de su vida, con dos descripciones notables aportadas en 1885 y 1887, más de 55 años después de la publicación del Libro de Mormón. Whitmer sostenía que José le explicó el método y proporciona algunos detalles que Emma no dió.
[José] Usó una piedra llamada “piedra clarividente” tras haber sido despojado de los “intérpretes" por causa de una transgresión. Después de permitir que Martin Harris se llevase las 116 páginas de manuscritos del Libro de Mormón, a José le retiraron los “intérpretes” como castigo, aunque estaba autorizado a seguir traduciendo usando una “piedra clarividente” que tenía en su posesión y que ponía dentro de su sombrero, en el cual introducía su cara, declarando (a mi y a otros) que los caracteres originales aparecían en un pergamino y debajo la traducción en inglés [9].
Cabe destacar que Whitmer menciona los intérpretes (los cuales conocemos como Urim y Tumim) como si fueran diferentes a la “piedra clarividente.” Whitmer está indicando que a José le quitaron los intérpretes después de la pérdida de las 116 páginas y no se lo devolvieron. Menciona el uso de una piedra y un sombrero, tal y como lo hizo Emma. Una vez más no se menciona la cortina.

Varias fuentes creen que esta podría ser la “piedra clarividente”
A estas alturas uno podría preguntarse si estas documentaciones concuerdan con lo que la Iglesia ha enseñado. Sin embargo, el Élder Russell M. Nelson citó una declaración de 1887 de David Whitmer a un grupo de nuevos presidentes de misión en 1992. Esta descripción se encuentra en la revista Ensign de julio de 1993 y en la página web oficial de la iglesia (lds.org). Elder Nelson declaró:
Los detalles de su milagrosa forma de traducir siguen sin conocerse plenamente. Aún así tenemos algunas valiosas apreciaciones. David Whitmer escribió:

“José Smith ponía la piedra clarividente dentro del sombrero y colocaba su cara en el sombrero, ajustándoselo bien para no dejar pasar la luz; y en la oscuridad brillaba la luz espiritual. [Entonces] aparecía un trozo de algo semejante a un papiro y sobre él se mostraba el escrito. De uno en uno emergían los caracteres y bajo ellos estaban las interpretaciones en inglés. El hermano José dictaba en inglés a Óliver Cowdery, el cual era su escriba principal y cuando se transcribía y se repetía de vuelta al hermano José para ver que era correcto, entonces desaparecía y otro carácter con su interpretación aparecía. Por consiguiente el Libro de Mormón fue traducido por medio del don y poder de Dios y no por cualquier poder del hombre.” (David Whitmer, An Address to All Believers in Christ, Richmond, Mo.: n.p., 1887, p. 12.)[10].
Está claro que Élder Nelson conoce la piedra y el sombrero. Al parecer, no es la única referencia hacia esos objetos entre las publicaciones de la iglesia. Al buscar en lds.org el término “seer stone translation” (traducción piedra clarividente), se genera la siguiente descripción procedente de un artículo publicado en septiembre de 1974 en la revista para niños oficial de la iglesia, El Amigo: “Para ayudarle con la traducción, José encontró junto con las planchas de oro un “curioso instrumento que los antiguos llamaron Urim y Tumim, que constaba de dos piedras transparentes colocadas en una montura con forma de lazo sujeto a una pechera.” José también utilizó para traducir una roca marrón con forma de huevo llamada piedra clarividente [11]."

Aparentemente, las descripciones de Emma Smith y David Whitmer no son las únicas diferentes al proceso con el que estamos familiarizados, sino que la Iglesia ha mencionado periódicamente parte de esa información. 

Más tarde examinaremos la opinión de Martín Harris. Martín estaba muy involucrado con los inicios del proceso de traducción, ya que desempeñó el trabajo de escriba para José durante las primeras 116 páginas de manuscritos. Como se indica en el manual del estudiante, casi al final de su vida, Martin Harris también ofreció una descripción del proceso de traducción. Martín concedió una entrevista a Joel Tiffany en 1859, en la cual describió el instrumento para traducir comúnmente conocido como el Urim y Tumim.
Las dos piedras, colocadas en un lazo de plata, eran de unas dos pulgadas (5,08 cm) de diámetro, perfectamente redondeadas y de unas cinco-octavas partes de una pulgada de grosor en el centro; aunque no tan gruesas en los laterales, donde coincidían con el lazo. Estaban unidas por medio de una varilla de plata con un diámetro de unas cinco-octavas partes de una pulgada y de casi cuatro pulgadas (10,16 cm) de largo, con lo cual, las dos piedras hacían ocho pulgadas (20,32 cm). Las piedras eran blancas, con aspecto de mármol pulido, con algunas estrías grises. Nunca me hubiera atrevido a mirarlas poniéndolas en un sombrero, porque Moisés dijo que “ningún hombre podía ver a Dios y vivir” y al observar a través de ellas podíamos ver cualquier cosa deseada; y no podía sacar de mi mente el deseo de ver a Dios. Además, teníamos el mandamiento de no dejar a nadie que las mirara, excepto por mandamiento de Dios, no sea que viera alguna cosa y pereciera [12].
Esta descripción es bastante interesante, porque Harris explica que, en vez de una piedra, lo que se metía dentro del sombrero eran los intérpretes nefitas. De hecho, la declaración de Martín parece contradecir las declaraciones de David y Emma concerniente a que José usaba su propia piedra clarividente. Además, las tres declaraciones parecen no coincidir con la historia con la que estamos familiarizados sobre el uso que le dió José al Urim y Tumim, sentado detrás de una cortina y mirando las planchas mientras dictaba a Oliver Cowdery.

Fuentes
  1. John Quincy Adams, The Birth of Mormonism (Boston: Gorham Press, 1916), 36.
  2. Temporada 7 de South Park, Capítulo 12, “All About Mormons” (todo sobre los mormones) emitido originalmente el 19 de noviembre de 2003. http://www.southparkstudios.com/full-episodes/s07e12-all-about-mormons.
  3. Artículo de Wikipedia “Seer Stone (Latter Day Saints).”(Piedra clarividente Santo de los Últimos Días) http://en.wikipedia.org/wiki/Seer_stone_(Latter_Day_Saints).
  4. Por ejemplo, las historias ilustradas del Libro de Mormón (1978) muestran a José y su escriba separados por una cortina. José mira las planchas directamente sin usar un instrumento para traducir. Tanto en ”The Book of Mormon Reader” (“El lector del Libro de Mormón”) de 1985, cómo “Book of Mormon Stories” (“Relatos del Libro de Mormón”) de 1997, se reemplaza esta escena con una de José y su escriba sentados en una mesa a la intemperie, con las planchas claramente visibles. Sin ningún intento por parte del artista de representar el Urim y Tumim. Existe una imagen que se puede encontrar en internet que representa a José Smith usando la pechera y los anteojos, la cual se asegura procede de una edición de la década de “1970” de “the Book of Mormon Reader.” una colección de imágenes representativas de los diferentes caminos del proceso de traducción que se han representado, pueden verse en “Blair Hodges’ Life on Gold Plates blog, “The ‘Stone-In-Hat’ Translation Method in Art,”” posteado el 27 de octubre de 2009. http://www.lifeongoldplates.com/2009/10/stone-in-hat-translation-method-in-art.html.
  5. Church History in the Fulness of Times Student Manual (Salt Lake City: The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 2003), 58.
  6. Brant A. Gardner, The Gift and the Power: Translating the Book of Mormon(Draper, UT: Greg Kofford Books, 2011), 8.
  7. Church History in the Fulness of Times, 58.
  8. “Entrevista de Emma Smith Bidamon con José Smith III, febrero de 1879,” in Early Mormon Documents, ed. Dan Vogel (Salt Lake City: Signature Books, 1996), 1:541.
  9. David Whitmer, citado por Zenas H. Gurley, citado en Richard van Wagoner and Steven Walker, “Joseph Smith: ‘The Gift of Seeing’,” Diálogo 15/2 (verano de 1982), 54.
  10. Russell M. Nelson, “A Treasured Testament,” Ensign, julio de 1993. http://www.lds.org/ensign/1993/07/a-treasured-testament.
  11. “A Peaceful Heart,” Friend, septiembre de 1974, 7. http://www.lds.org/friend/1974/09/a-peaceful-heart.
  12. “Entrevista de Martin Harris con Joel Tiffany, 1859,” in Early Mormon Documents, 2:305.
  13. Artículo orignial: http://www.mormoninterpreter.com/the-spectacles-the-stone-the-hat-and-the-book-a-twenty-first-century-believers-view-of-the-book-of-mormon-translation/

07 junio 2013

¿De qué material eran las planchas?

¿Eran las planchas del Libro de Mormón de oro puro, o estaban hechas de una aleación que parecía oro?

Autor: Neal A. Maxwell Institute.
Traductor: Antonio A. Caballero.


La investigación más seria sobre esta pregunta la hizo hace 45 años Read H. Putman, un herrero y metalúrgico de Evanston, Wyoming [1]. Trabajando primeramente a partir de las dimensiones generales del conjunto de planchas que aportaron los testigos, calculó que un bloque de oro puro de ese tamaño, debería de haber pesado un poco más de 200 lb (91 Kg). Sin embargo, cierta cantidad de testigos dispusieron que el peso del conjunto era de unas 60 lb (28 Kg). La discrepancia puede ser parcialmente explicada por el hecho de que las láminas debieron de ser fabricadas a mano, probablemente a golpe de martillo y las irregularidades pudieron haber dejado huecos entre las planchas. Ésto llevó a Putnam a la conclusión de que probablemente todo el conjunto de planchas pudieron pesar menos de un 50% de lo que pesaría un bloque macizo del metal.

Debido a que el peso de un metal depende de su pureza, también debemos considerar si las planchas eran de oro puro. Los nefitas conocían las diferencias entre purezas y las aleaciones. Por ejemplo, sabemos que las planchas de “bronce” procedían de una aleación (muy posiblemente bronce, una mezcla de cobre y estaño) [2] y que las planchas de Éter se diferenciaban específicamente por ser de oro “puro” (Mosíah 8:9). Más adelante Nefi enseña a su pueblo “a trabajar con toda clase de” metales y “minerales preciosos”. Sin embargo en ninguna parte el texto dice que las planchas de los nefitas fueran de oro puro.

¿De oro puro o de una aleación con “la apariencia de oro”?

William, el hermano de José Smith, dijo específicamente que el material de las planchas era de “una mezcla de oro y cobre” [3] (Alguien tuvo que proporcionar un punto de vista  imparcial para esa declaración, ya que la suposición natural habría sido que las planchas eran de oro puro). Las cautelosas declaraciones de otros testigos, incluyendo al propio José Smith, quien habló de las planchas como si tuvieran “la apariencia de oro”, sugieren que el metal pudo ser una aleación [4].

Putnam observó que los dos únicos metales de color de la antigüedad eran el oro y el cobre. Una aleación de estos dos elementos era llamada por lo españoles “tumbaga” y su uso era muy común en la América tropical antigua para la elaboración de objetos preciosos. Putnam puso en marcha la razonable hipótesis de que las planchas de metal, fabricadas en los días de Mormón, eran de ese metal (la pieza arqueológica Mesoamericana más antigua de tumbaga -fabricada a partir de una hoja de metal martilleada- data del mismo siglo en que  Moroni escondió las planchas que tenía en su poder, el siglo V dC) [5]. Si las planchas del Libro de Mormón estaban hechas de tumbaga, su peso pudo haber sido mucho menor que si hubieran sido de oro puro. Putnam aclaró ese punto por medio de detalles matemáticos y concluyó que el peso total de las planchas, bajo responsabilidad de José Smith, pudo llegar a ser cerca de unas 60 lb (28 Kg) como declararon varios testigos.

Es interesante saber que al tumbaga se le daba un acabado dorado aplicándole ácido cítrico en la superficie. La reacción química resultante eliminaba los átomos de cobre de .0006 pulgadas de la superficie externa, dejando una microscópica capa de oro de 23 quilates que hacía que el objeto pareciera de oro macizo [6]. Planchas que tienen “la apariencia de oro”, es exactamente lo que se esperaría si estaban hechas de tumbaga [7].

Fuentes
  1. "Were the Plates of Mormon of Tumbaga?" Improvement Era, septiembre 1966, 788–89, 828–31; véase también en Ross T. Christensen, ed., Papers of the Fifteenth Annual Symposium on the Archaeology of the Scriptures (Provo, Utah: Extension Publications, BYU Division of Continuing Education, 1964), 101–9. Los hallazgos de Putnam son resumidos en "The 'Golden' Plates," en Reexploring the Book of Mormon, ed. John W. Welch (Salt Lake City: Deseret Book and FARMS, 1992), 275–77.
  2. Véase John L. Sorenson, An Ancient American Setting for the Book of Mormon (Salt Lake City: Deseret Book and FARMS, 1985), 283–84; y su "Metals and Metallurgy Relating to the Book of Mormon Text" (FARMS, 1992).
  3. William Smith interview, The Saints' Herald, 4 octubre 1884, 644.
  4. "El testimonio de ocho testigos," El Libro de Mormón; y Joseph Smith Jr., "Church History," Times and Seasons, 1 de marzo de 1842.
  5. David M. Pendergast, "Tumbaga Object from the Early Classic Period, Found at Altun Ha, British Honduras (Belize)," Science 168, 3 de abril de 1970, 117.
  6. Putnam, "Were the Plates of Mormon of Tumbaga?"; y Heather Lechtman, "Pre-Columbian Surface Metallurgy," Scientific American 250 (junio de 1984): 56–63.
  7. También es posible que otros procedimientos metalúrgicos, tales como una aleación a golpe de martillo de cobre-plata-oro, pudo dar lugar a un producto de apariencia similar (Véase Lechtman, "Pre-Columbian Surface Metallurgy"; y Dorothy Hosler and Guy Stresser-Pean, "The Huastec Region: A Second Locus for the Production of Bronze Alloys in Ancient Mesoamerica," Science 257, 28 de agosto de 1992, 1215). Véase también, Nephi's original plates might have been of different composition than Mormon's plates.
  8. http://maxwellinstitute.byu.edu/publications/jbms/?vol=10&num=1&id=393#_ednref7

03 junio 2013

Confirman presencia Egipcia en Israel del Antiguo Testamento

El Libro de Mormón comienza mostrándonos a un hebreo - Lehi - con conocimientos avanzados en el lenguaje y cultura egipcios pero en tierra judía. Se ha cuestionado este hecho principalmente bajo el concepto de que historiadores tradicionalmente han asumido hermetismo entre hebreos y egipcios en Tierra Santa. Reciente descubrimiento arqueológico confirma la presencia de egipcios en territorio Israelí en tiempos del Antiguo Testamento.

Autor(es): Universidad de Mainz.
Traducción y aditamentos: Israel González.


Nuevamente, este año (2012), Los departamentos de Estudios del Antiguo Testamento y Arqueología Bíblica de la Facultad de Teología Protestante de la Universidad Johannes Gutenberg en Mainz (JGU) y la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) lideraron las excavaciones en la antigua colina de Jaffa en Israel. Las recientes exploraciones no sólo han arrojado nueva luz sobre la destrucción de los elementos de la fortificación, sino que también han desenterrado evidencia que apunta a la presencia de población egipcia en el lugar.

Imagen muestra los ladrillos de barro cocido de la puerta de la 
fortificación expuestos al final de la excavación.
(Imagenes de © Martin Peilstöcker & The Jaffa Cultural Heritage Project)

Históricamente, Jaffa, ahora parte de la ciudad de Tel Aviv, es el puerto más antiguo que se ha documentado en la historia del mundo. Desde inicios del segundo milenio a.C., Jaffa ha sido el hogar de una intensa actividad de intercambio comercial. Restos de un pórtico perteneciente a una fortificación egipcia que data de la dinastía de Ramsés II (1279-1213 a.C.) ya había sido descubierto durante las excavaciones lideradas por el arqueólogo municipal de aquel momento Y. Kaplan en la década de 1950. Sin embargo, los hallazgos de Kaplan nunca se han publicado de forma extensa. 

Vista actual del pórtico egipcio en Jaffa, Tel Aviv

El Proyecto de Herencia Cultural de Jaffa, cuyos socios incluyen a las universidades en Mainz y Los Ángeles así como la Autoridad de Antigüedades de Israel y la Compañía de Desarrollo de Jaffa Antigua, no sólo pretenden publicar los hallazgos de estas antiguas excavaciones, sino que también auspician nuevas excavaciones en otros lugares alrededor de la ciudad.

Piedras con jeroglíficos egipcios de la fachada del pórtico

La meta de las excavaciones de este año (2012) era esclarecer la historia de lo asentamientos durante el segundo milenio a.C., por medio de la investigación de las fases de la destrucción del fuerte y de la naturaleza de la presencia egipcia. El director alemán del yacimiento [arqueológico], Dr. Martin Peilstöcker, de la JGU, explica que ahora está claro que el propio pórtico fue destruido y reconstruido por lo menos cuatro veces. Además, parece que hay más que solamente arquitectura de adobe y cerámica domésticas que reflejan una tradición egipcia. De hecho, ha sido hallado un peculiar amuleto de escarabajo, el cual lleva el cartucho del faraón egipcio Amenhotep III (1390-1353 a.C.), que también atestigua la presencia de una comunidad egipcia en la ciudad. Algunos de los descubrimientos efectuados en las excavaciones están destinados a ser expuestos, en el 2013, en una exhibición especial en el Museo de la Experiencia Bíblica en Frankfort. (1) (2) (3)

Fuentes
  1. Universität Mainz. "Excavations in Jaffa confirm presence of Egyptian settlement on the ancient city site." http://www.uni-mainz.de/presse/15689_ENG_HTML.php
  2. Excavaciones del Jaffa Cultural Heritage Project http://www.archaeological.org/fieldwork/afob/8070
  3. Paper detallado de la prueba de presencia de Egipcios en Canaan y los hallazgos en Jaffa http://www.jchp.ucla.edu/Bibliography/Burke_and_Lords_2010_(NEA_73,1).pdf

29 mayo 2013

Tercer Nefi visto por profesor de Harvard

Profesor de teología de la Universidad de Harvard da positiva evaluación al libro de Tercer Nefi del Libro de Mormón desde su silla experta y más neutral como cristiano no-mormón.

Autor(es): Francis Clooney, SJ.
Traductor: Israel González.


Francis X. Clooney, es profesor de Divinidad de la escuela de Divinidad de la Universidad de  Harvard, donde enseña desde el año 2005, después de enseñar 21 años en el Boston College. Desde el año 2010 es Director del Centro de Estudios religiosos de la Universidad de Harvard.

La prestigiosa revista católica América, recientemente publicó una serie de artículos donde el profesor Clooney analiza el Libro de Mormón desde su mirada erudita. Aquí hemos destacado uno de estos artículos, acerca del libro Tercer Nefi, libro que contiene el ministerio del Señor Jesucristo a los nefitas. 

Detallamos la siguiente porción de su artículo:
“Mientras preparaba esta tercera reflexión sobre el Libro de Mormón se me hizo evidente que trabajar a menor escala (centrado sólo en 3 Nefi, únicamente en éste de todos los libros del Libro de Mormón) en realidad me estaba dando más trabajo, no menos ... 
Aquí solamente voy a comentar la primera de las tres enseñanzas de Jesús. En 3 Nefi 12-14, Jesús repite en esencia el Sermón del Monte (Mateo 5-7). La última vez mencioné que el erudito Krister Stendahl escribió un artículo sobre las similitudes y las sutiles diferencias entre el sermón en Mateo y la versión mormona del sermón. No se visualiza un cambio destacable, pero pequeños cambios aparecen con frecuencia. Sugiero que estos capítulos se lean con el Nuevo Testamento a mano y con Hardy y Stendahl como ayudas. Si lo leen con atención, podrán apreciar tanto la continuidad, como los cambios. 
En mi propio estudio breve - inicial, aunque casi decisivo - no descubrí ninguna prueba irrefutable, que pudiera probar algo decisivo acerca de los mormones, o sobre el uso del Nuevo Testamento en [la traducción de] el Libro de Mormón. 
Es interesante que 3 Nefi pone el sermón en un nuevo contexto, uno más amplio. En el capítulo 15, Jesús explica con más detalle cómo Él cumple pero no finiquita la Ley y los Profetas, ya que los Profetas siguen siendo particularmente importantes, pues muchas profecías todavía no han sido cumplidas. En cualquier caso, todo es Cristo-céntrico, como Él declara, "He aquí, yo soy la ley y la luz. Mirad hacia mí, y perseverad hasta el fin, y viviréis; porque al que persevere hasta el fin, le daré vida eterna. He aquí, os he dado los mandamientos; guardad, pues, mis mandamientos. Y esto es la ley y los profetas, porque ellos en verdad testificaron de mí." (3 Nefi 15:9-10) 
En el mismo capítulo, Jesús explica con cierto detalle el significado de Juan 10:16 ("También tengo otras ovejas que no son de este redil ...") Estas palabras están citadas para hacerse realidad en el relato de 3 Nefi, donde Jesús se encuentra visitando y enseñando a un conjunto más amplio de oyentes, más allá de los descritos en los Evangelios: "Y en verdad, en verdad os digo que tengo otras ovejas que no son de esta tierra, ni de la tierra de Jerusalén, ni de ninguna de las partes de esa tierra circundante donde he estado para ejercer mi ministerio. Porque aquellos de quienes hablo son los que todavía no han oído mi voz; ni en ningún tiempo me he manifestado a ellos. Mas he recibido el mandamiento del Padre de que vaya a ellos, para que oigan mi voz y sean contados entre mis ovejas, a fin de que haya un rebaño y un pastor; por tanto, voy para manifestarme a ellos."(16:1-3) Después de continuar enseñando sobre el pueblo esparcido de Israel y los gentiles, Jesús enfatiza sus enseñanzas citando a Isaías 52:8-10 (" ... El Señor ha desnudado su santo brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios"). Según 3 Nefi, esta buena noticia llegará a todas las naciones de una manera bastante directa, incluso aquí en el Nuevo Mundo, entre los nefitas. 
En el Capítulo 17 - bastante inusual, pero a su vez muy hermoso para mis gustos - Jesús sana a los enfermos y bendice a los niños. La última escena más tierna termina de una manera bastante dramática: "Y habló a la multitud, y les dijo: Mirad a vuestros pequeñitos. Y he aquí, al levantar la vista para ver, dirigieron la mirada al cielo, y vieron abrirse los cielos, y vieron ángeles que descendían del cielo cual si fuera en medio de fuego; y bajaron y cercaron a aquellos pequeñitos, y fueron rodeados de fuego; y los ángeles les ministraron." (17:23-24). 
En el capítulo 18, Jesús alimenta a la gente con pan y  vino, instándoles a que hagan lo mismo en su memoria. Exhorta a la multitud a la oración, para dejar que su luz brille y a que permitan que los forasteros se unan a su comunidad. Con palabras aún más fuertes dirigidas a sus discípulos escogidos, vuelve a recomendarles una apertura cautelosa para admitir forasteros y extraños a la comunidad. 
Y luego se va: "Y aconteció que cuando Jesús hubo dado fin a estas palabras, tocó con la mano a los discípulos que había elegido, uno por uno, hasta que los hubo tocado a todos, y les hablaba a medida que los tocaba. Y la multitud no oyó las palabras que él habló; por tanto, no dio testimonio; pero los discípulos dieron testimonio de que les dio el poder para conferir el Espíritu Santo. Y más adelante os mostraré que este testimonio es verdadero. Y sucedió que cuando Jesús los hubo tocado a todos, llegó una nube y cubrió a la multitud, de modo que no veían a Jesús. Y mientras los cubría, él partió de entre ellos y ascendió al cielo. Y los discípulos vieron y dieron testimonio de que ascendió de nuevo al cielo." (18:36-39) 
Hacer de todo esto Su voluntad. Estos hechos y dichos adicionales de Jesús no parecen estar destinados a ser sensacionalistas, ni superar o marginar a los cristianos tradicionales - el resto de nosotros. Esta primera enseñanza extendida de Jesús es interesante para mí, porque toda ella representa una forma de mantener la continuidad con los Evangelios, incluso cuando se busca para validar - espiritualmente, mediante la enseñanza - el mensaje de esta nueva comunidad en esta nueva tierra. Obviamente, no hay necesidad para un lector cristiano, como yo o la mayoría de ustedes, de ser conquistados por la llegada imaginaria de Jesús con su nueva/vieja enseñanza y sus acciones. Pero tampoco veo razón alguna por la que no podamos escuchar, aprender y beneficiarnos de lo que oímos. 
Después de todo, es en el Evangelio de Marcos, no en el Libro de Mormón, que escuchamos estas palabras: “Y le respondió Juan, diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue, y se lo prohibimos, porque no nos sigue. Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis, porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no está contra nosotros, por nosotros está.”(1)
Es sumamente positivo que una publicación católica y efectuada por un erudito destacado de Harvard envíe signos de apertura hacia la religiosidad cristiana del Libro de Mormón. 

La conclusión de Clooney al usar el pasaje de San Marcos, indica que él apoya que el Libro de Mormón efectivamente acerca espiritualmente al cristiano abierto al Espíritu a Dios, aquel que busca comunión con el mensaje del Dios vivo más que con el detallismo del hombre natural al error en la jota y la tilde, aquel que con sencillez busca al Espíritu Santo “en espíritu y en verdad”.

Quienes sabemos que el Libro de Mormón es verdadero compartimos esta visión espiritual positiva y cauta pero a la vez abierta - que por cierto Jesús mismo tenía de las personas - y, a diferencia del profesor Clooney, damos un paso más allá, cruzando el puente hasta el otro extremo de la fe genuina y testificando que el Libro de Mormón es palabra auténtica de Dios, que los relatos de Tercer Nefi no solo son altamente deseables para cualquier alma que crea en Jesús, sino que declaramos que éstos no fueron hechos “imaginarios” sino plenamente reales: Jesús dijo lo que el libro de Tercer Nefi dice. Jesús estuvo allí. Son palabras de Él, no de Smith. 

Pero destacamos con mucho entusiasmo que el reconocimiento de parte de un erudito de Harvard, de la lectura del Libro de Mormón como provechosa espiritualmente para un cristiano tradicional, ya es un gran avance puesto que con muchísima frecuencia se aborda el Libro de Mormón con recelo y hasta con cierta apatía y resentimiento por la mayoría de los cristianos no-mormones.

Después de todo, el hombre siempre tiene sed de verdad. Jesús dijo “la Verdad os hará libres”. Esa Verdad que emana de su persona divina, esa Verdad que es Él mismo, hoy también se puede beber de la fuente del Libro de Mormón Otro Testamento de Jesucristo. Él mismo situado con tierno poder de Dios, en estas bellas escenas comentadas por Clooney, pueden convertirse en una fuente inagotable de fe y esperanza para el alma que lo desee.

Fuentes
  1. Revista America. Edición Online. http://americamagazine.org/node/150695

Adsense2