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09 julio 2013

Argumento de la complejidad

La complejidad del Libro de Mormón es un tema tratado por muchos eruditos y los puntos que destaca este artículo, son el inicio de este fuerte argumento, iniciado por Hugh W. Nibley.

Autor: Noel B. Reynolds.
Traductor: Álvaro Figueroa.
Revisado: Antonio A. Caballero.


Durante el último medio siglo Hugh W. Nibley, el ahora profesor emérito de escritura antigua en BYU, ha estado presentando un aluvión de conocimientos sobre las complejidades inherentes en el texto del Libro de Mormón; complejidades que posiblemente no pudieran haber sido producidas por José Smith o sus coetáneos debido a la naturaleza del proceso de traducción. 

Nibley abrió el camino a lo que podríamos llamar “el debate a partir de la complejidad”. 

Mel Thorne, editor ejecutivo de FARMS, ha desarrollado un recurrente análisis sobre este debate y presenta algunos ejemplos en el próximo libro de su autoría. Otros ejemplos que me han impresionado en la enseñanza del Libro son:
  • El libro tiene tres sistemas de fechas independientes que se mantienen precisas en todo momento. Varios escritores hicieron un seguimiento temporal desde que Lehi salió de Jerusalén, desde el inicio del gobierno de los jueces o desde el día que apareció la señal del nacimiento de Jesucristo. Aún así no se producen confusiones y la secuencia de fechas se puede reconstruir de forma precisa en todo momento.
  • El Libro de Mormón contiene un complejo sistema de enseñanzas religiosas. Éstas son presentadas de forma singular por profetas diferentes en sus propios contextos y épocas.
  • Lehi refleja una visión del árbol de la vida.
  • Nefi presenta el evangelio de Jesucristo junto con la visión del bautismo de Cristo.
  • Jacob cita a Zenós en cuanto a la alegoría del olivo.
  • [El rey] Benjamín dió un gran sermón del templo.
  • Alma enseñó que la palabra de Dios es una semilla que debe ser plantada y nutrida
  • Jesús dió a los nefitas una versión modificada de su sermón del monte. Mientras que cada una de estas [doctrinas] enriquece el entendimiento de las enseñanzas básicas, nunca se confunden o contradicen entre sí.
  • Los autores del libro se remiten a un gran y complejo conjunto de textos originales, incluyendo registros oficiales, sermones, cartas, diarios, inscripciones de monumentos, registros eclesiásticos y escrituras israelitas antiguas desconocidas hoy en día. Incluso, estos escritores, consiguen en todo momento mantener una relación correlativa entre las fuentes y el texto final.
  • Las complejas y sutiles tradiciones políticas evolucionan pronto en el texto y en apariencia de varias maneras en secciones posteriores, siempre de forma verosímil y consistente.
  • Las quejas de Lamán y Lemuel en contra de Nefi en sus primeras murmuraciones, evolucionan a una ideología nacional que se seguirá invocando 500 años después para justificar los esfuerzos lamanitas para subyugar a sus hermanos nefitas.
  • El libro describe varios altibajos de interacción étnica, sin jamás perder de vista incluso a los grupos más minoritarios.
  • Cientos de nombres individuales de lugares y personajes son introducidos satisfactoriamente y situados coherentemente.
  • Los datos geográficos que se proveen en el texto son diversos y complejos, sin embargo cuando se analizan cuidadosamente resulta que tienen sentido y que cuadran bastante bien con una porción identificable de Mesoamérica.

Fuentes

artículo original: http://maxwellinstitute.byu.edu/publications/transcripts/?id=26
artículo original: http://speeches.byu.edu/index.php?act=viewitem&id=509

20 junio 2013

Los anteojos, la piedra, el sombrero y el libro: la imagen que tiene un creyente del siglo XXI sobre la traducción del Libro de Mormón (Primera parte)

¿Cómo fue el proceso de traducción del Libro de Mormón? Un análisis a partir de algunos registros históricos sobre este acontecimiento, en los inicios de la restauración.

Autor: Roger Nicholson.
Traductor: Antonio A. Caballero.


En su libro de 1916, “The Birth of Mormonism” (El nacimiento del mormonismo), John Quincy Adams ofrece esta, digamos colorida, descripción del proceso de traducción del Libro de Mormón. 
El proceso de traducir las planchas de “egipcio reformado” era simple aunque peculiar. Todo se realizó con los anteojos de Urim y Tumim, pero para cualquiera que los usara, que no fuera José, era la muerte instantánea. Hasta cuando se los ponía, la luz se volvía tan cegadora que se veía obligado a mirar a través de su sombrero. Es más, cuando estaba inmerso [en la traducción], ningún ojo profano podía verle a él o al sombrero. José únicamente, detrás de una manta estirada cruzando la habitación, miraba al interior de su sombrero y leía las místicas palabras [1].
Cualquier Santo de los Últimos Días será capaz de clasificar inmediatamente los elementos familiares y desconocidos de este relato. Vemos el Urim y Tumim y la manta que escuda al traductor de otros en la habitación, pero ¿qué es toda esa habladuría de un sombrero? 

Cómo Santo de los Últimos Días activo, no puedo recordar los tiempos en los que no estaba familiarizado con la historia de la traducción del Libro de Mormón. El relato con el que estamos bastante familiarizados, de la escuela dominical y seminario, describe a José usando el Urim y Tumim (los intérpretes nefitas) para mirar las planchas de oro mientras que una cortina le separaba de su escriba. José dictaba a su escriba todo el texto del Libro de Mormón, retomando al día siguiente justo donde lo habían dejado el día anterior y el texto se escribió sin ninguna puntuación [gramatical]. José nunca requirió que se le volviera a leer cualquier parte del texto anterior cuando se reanudaba la traducción al día siguiente. 

La mayor parte de la traducción se realizó durante un período de casi tres meses y el texto resultante es extraordinariamente consistente, no sólo por sí mismo, sino con la Biblia. Las circunstancias que rodean la traducción y la producción del Libro de Mormón sólo pueden ser consideradas como milagrosas cuando son reflexionadas por un miembro creyente de la Iglesia.

Sin embargo, existe otra historia con la que muchos se han familiarizado en los últimos años. Representaciones modernas del proceso de traducción tales como la que se muestran en la popular serie animada de televisión South Park [2], describe a José mirando a una piedra en el fondo de su sombrero y dictando a su escriba sin usar una cortina. La popular enciclopedia virtual Wikipedia, muestra una “representación artística del siglo XXI de José Smith traduciendo las planchas doradas al examinar una piedra clarividente en su sombrero [3].” 

Buscar en Google “Book of Mormon translation” (traducción del Libro de Mormón) o “seer stone Joseph Smith” (piedra clarividente José Smith), produce un gran número de dichas imágenes, muchas de ellas ofrecidas por sitios web que son críticos sobre lo que la Iglesia proclama como verdad. Ésta es una forma de proceder que no aprendí en seminario y hay anécdotas sobre Santos de los Últimos Días que, cuando se les presentaron estas descripciones, simplemente negaron que se haya utilizado en alguna ocasión semejante método, atribuyendo dichas representaciones a fuentes “anti-mormonas”.

También han contribuido a la confusión las representaciones del proceso de traducción hechas por artistas. Los Santos de los Últimos Días están bastante familiarizados con varias interpretaciones artísticas de José y Óliver mientras realizaban la traducción. Algunos representan a José y su escriba sentados en una mesa con una cortina en medio. Otros muestran a José y Óliver sentados en una mesa, sin que se vea una cortina y las planchas claramente visibles, aunque sabemos que, antes de convertirse en uno de los “Tres testigos”, a Óliver no se le estaba permitido ver las planchas. 

Una cosa que tienen en común estas tres escenas es que no muestran el Urim y Tumim, aunque de hecho, sepamos que se utilizó un instrumento para traducir durante el proceso. No vemos ninguna piedra de cristal montada en un par de “anteojos”, ni vemos la pechera [4]. Definitivamente nunca vemos a José contemplar el fondo de su sombrero mientras dictaba.

El siglo XXI nos ha dado acceso a una rica fuente de recursos históricos que, en décadas pasadas, eran simplemente inaccesibles para cualquier Santo de los Últimos días. Ahora uno tiene que preguntarse: ¿Cuál de éstas representaciones es correcta? 

En la búsqueda de una respuesta, empezamos por un manual actual de la Iglesia para que nos proporcione nuestra primera pista. La siguiente descripción del proceso de traducción aparece en el manual del estudiante de 2003 “Church History In The Fulness Of Times” (“Historia de la Iglesia en el cumplimiento de los tiempos” al cual nos referiremos de ahora en adelante como el manual del estudiante).
Poco se sabe sobre el propio proceso de traducción del registro, primeramente porque aquellos que más sabían sobre la traducción, José Smith y Óliver Cowdery, fueron los que menos hablaron al respecto. Además, Martín Harris, David Whitmer y Emma Smith, quienes asistieron a José, no dejaron descripciones contemporáneas. Los registros poco precisos que documentaron mucho tiempo después eran frecuentemente contradictorios [5].
Es perfectamente lógico [pensar] que aquellos que estaban directamente involucrados u observaron la traducción, pudieran tener la información más precisa. Entonces, ¿qué dijeron aquellos testigos que parece haber sido contradictorio?, ¿hubo otros testigos que puedan arrojar luz a estos acontecimientos?, ¿qué tenían que decir las fuentes externas sobre el proceso de traducción? Como resume el investigador Santo de los Últimos Días Brant Gardner: “¿Qué relatos deberíamos creer?, ¿qué relatos sobre la traducción podríamos o deberíamos contar?, ¿qué relatos son los verdaderos? Para esta última pregunta sugeriría que todos son verdaderos, es decir, son verdaderos para las personas que los cuentan [6].”

¿Que dijeron José y Óliver?

¿Qué relatos deberíamos creer?, ¿qué relatos sobre la traducción podríamos o deberíamos contar?,
¿cuáles son los verdaderos?

El lugar lógico para empezar es con la propia traducción. ¿Qué dijo José Smith sobre el proceso de traducción del Libro de Mormón? Al parecer no habló mucho sobre el propio proceso de traducción que se usó para producir el Libro de Mormón, salvo destacar que se realizó “por el don y poder de Dios.” El manual del estudiante dice que José, de forma deliberada, no dió muchos detalles sobre el proceso.
El profeta era reacio a dar detalles sobre la traducción. En una conferencia de la Iglesia celebrada del 25 al 26 de octubre de 1831 en Orange, Ohio, Hyrum solicitó que se proporcionara información de primera mano sobre el surgir del Libro de Mormón, pero el profeta dijo: “No estaba previsto revelar al mundo los detalles de cómo salió a la luz el Libro de Mormón.” En 1833, José explicó al editor de un periódico lo esencial sobre este tema, pero dio pocos detalles, manifestando que el Libro de Mormón fue “hallado por medio de la ministración de un santo ángel y traducido a nuestro idioma [el inglés] por el don y poder de Dios.” Su explicación se corresponde con Doctrinas y Convenios, donde dice que se le otorgó “el poder para traducir el Libro de Mormón mediante la misericordia y el poder de Dios” (DyC 1:29) y que el Señor “le dio poder de lo alto para traducir el Libro de Mormón, por los medios preparados de antemano” (DyC 20:8) [7].
José decía de forma consistente, a las personas que preguntaban, que había traducido por medio del don y poder de Dios. No deseaba centrar la atención en cómo, sino en el resultado. Puesto que José decidió no revelar detalles, es indispensable analizar qué dijeron los otros testigos de la traducción para conseguir una imagen más precisa de los métodos utilizados.

Óliver Cowdery era el siguiente testigo más cercano a la traducción, ya que en la mayor parte [del tiempo] ejerció de escriba. Algunas de las descripciones de Óliver sobre la traducción son muy consistentes con respecto a la historia con la que ya estamos familiarizados. Sin embargo los comentarios de Óliver merecen una revisión más detallada. Retomaremos los comentarios de Óliver más adelante.

¿Que dijeron Martin Harris, David Whitmer y Emma Smith?

El manual del estudiante hace referencia a “registros poco precisos” dados “mucho tiempo después” por Martin Harris, David Whitmer y Emma Smith. ¿Qué contienen esos documentos posteriores?, ¿cómo contradicen lo que sabemos sobre el proceso de traducción?

Hay dos cosas en común entre estas tres descripciones: (1) todas fueron dadas casi al final de la vida de la persona y (2) todas describen el uso de un instrumento para traducir metido en un sombrero. En primera instancia, estos relatos pueden parecer poco consistentes con respecto a la historia con la que hoy estamos familiarizados, pero existe una buena razón para ello.

Cerca del final de su vida, en 1879, casi 49 años después de la publicación del Libro de Mormón, Emma Smith Bidamon fue entrevistada por su hijo José Smith III. Emma describió lo que recordaba sobre el proceso de traducción: “Al escribir para tu padre, frecuentemente transcribía día tras día, a menudo sentándome en la mesa junto a él, sentado con su cara metida en el sombrero con la piedra dentro y dictando hora tras hora sin nada entre nosotros [8].”

Esta descripción hace surgir algunas preguntas inmediatas. ¿Dónde está el Urim y Tumim?, ¿dónde está la cortina?, ¿por qué usaba José un sombrero?, ¿dónde están las planchas? Es muy fácil observar que la descripción de Emma parece contradecirse con lo que aprendemos en la escuela dominical.

Las descripciones de David Whitmer sobre el proceso de traducción también fueron dadas casi al final de su vida, con dos descripciones notables aportadas en 1885 y 1887, más de 55 años después de la publicación del Libro de Mormón. Whitmer sostenía que José le explicó el método y proporciona algunos detalles que Emma no dió.
[José] Usó una piedra llamada “piedra clarividente” tras haber sido despojado de los “intérpretes" por causa de una transgresión. Después de permitir que Martin Harris se llevase las 116 páginas de manuscritos del Libro de Mormón, a José le retiraron los “intérpretes” como castigo, aunque estaba autorizado a seguir traduciendo usando una “piedra clarividente” que tenía en su posesión y que ponía dentro de su sombrero, en el cual introducía su cara, declarando (a mi y a otros) que los caracteres originales aparecían en un pergamino y debajo la traducción en inglés [9].
Cabe destacar que Whitmer menciona los intérpretes (los cuales conocemos como Urim y Tumim) como si fueran diferentes a la “piedra clarividente.” Whitmer está indicando que a José le quitaron los intérpretes después de la pérdida de las 116 páginas y no se lo devolvieron. Menciona el uso de una piedra y un sombrero, tal y como lo hizo Emma. Una vez más no se menciona la cortina.

Varias fuentes creen que esta podría ser la “piedra clarividente”
A estas alturas uno podría preguntarse si estas documentaciones concuerdan con lo que la Iglesia ha enseñado. Sin embargo, el Élder Russell M. Nelson citó una declaración de 1887 de David Whitmer a un grupo de nuevos presidentes de misión en 1992. Esta descripción se encuentra en la revista Ensign de julio de 1993 y en la página web oficial de la iglesia (lds.org). Elder Nelson declaró:
Los detalles de su milagrosa forma de traducir siguen sin conocerse plenamente. Aún así tenemos algunas valiosas apreciaciones. David Whitmer escribió:

“José Smith ponía la piedra clarividente dentro del sombrero y colocaba su cara en el sombrero, ajustándoselo bien para no dejar pasar la luz; y en la oscuridad brillaba la luz espiritual. [Entonces] aparecía un trozo de algo semejante a un papiro y sobre él se mostraba el escrito. De uno en uno emergían los caracteres y bajo ellos estaban las interpretaciones en inglés. El hermano José dictaba en inglés a Óliver Cowdery, el cual era su escriba principal y cuando se transcribía y se repetía de vuelta al hermano José para ver que era correcto, entonces desaparecía y otro carácter con su interpretación aparecía. Por consiguiente el Libro de Mormón fue traducido por medio del don y poder de Dios y no por cualquier poder del hombre.” (David Whitmer, An Address to All Believers in Christ, Richmond, Mo.: n.p., 1887, p. 12.)[10].
Está claro que Élder Nelson conoce la piedra y el sombrero. Al parecer, no es la única referencia hacia esos objetos entre las publicaciones de la iglesia. Al buscar en lds.org el término “seer stone translation” (traducción piedra clarividente), se genera la siguiente descripción procedente de un artículo publicado en septiembre de 1974 en la revista para niños oficial de la iglesia, El Amigo: “Para ayudarle con la traducción, José encontró junto con las planchas de oro un “curioso instrumento que los antiguos llamaron Urim y Tumim, que constaba de dos piedras transparentes colocadas en una montura con forma de lazo sujeto a una pechera.” José también utilizó para traducir una roca marrón con forma de huevo llamada piedra clarividente [11]."

Aparentemente, las descripciones de Emma Smith y David Whitmer no son las únicas diferentes al proceso con el que estamos familiarizados, sino que la Iglesia ha mencionado periódicamente parte de esa información. 

Más tarde examinaremos la opinión de Martín Harris. Martín estaba muy involucrado con los inicios del proceso de traducción, ya que desempeñó el trabajo de escriba para José durante las primeras 116 páginas de manuscritos. Como se indica en el manual del estudiante, casi al final de su vida, Martin Harris también ofreció una descripción del proceso de traducción. Martín concedió una entrevista a Joel Tiffany en 1859, en la cual describió el instrumento para traducir comúnmente conocido como el Urim y Tumim.
Las dos piedras, colocadas en un lazo de plata, eran de unas dos pulgadas (5,08 cm) de diámetro, perfectamente redondeadas y de unas cinco-octavas partes de una pulgada de grosor en el centro; aunque no tan gruesas en los laterales, donde coincidían con el lazo. Estaban unidas por medio de una varilla de plata con un diámetro de unas cinco-octavas partes de una pulgada y de casi cuatro pulgadas (10,16 cm) de largo, con lo cual, las dos piedras hacían ocho pulgadas (20,32 cm). Las piedras eran blancas, con aspecto de mármol pulido, con algunas estrías grises. Nunca me hubiera atrevido a mirarlas poniéndolas en un sombrero, porque Moisés dijo que “ningún hombre podía ver a Dios y vivir” y al observar a través de ellas podíamos ver cualquier cosa deseada; y no podía sacar de mi mente el deseo de ver a Dios. Además, teníamos el mandamiento de no dejar a nadie que las mirara, excepto por mandamiento de Dios, no sea que viera alguna cosa y pereciera [12].
Esta descripción es bastante interesante, porque Harris explica que, en vez de una piedra, lo que se metía dentro del sombrero eran los intérpretes nefitas. De hecho, la declaración de Martín parece contradecir las declaraciones de David y Emma concerniente a que José usaba su propia piedra clarividente. Además, las tres declaraciones parecen no coincidir con la historia con la que estamos familiarizados sobre el uso que le dió José al Urim y Tumim, sentado detrás de una cortina y mirando las planchas mientras dictaba a Oliver Cowdery.

Fuentes
  1. John Quincy Adams, The Birth of Mormonism (Boston: Gorham Press, 1916), 36.
  2. Temporada 7 de South Park, Capítulo 12, “All About Mormons” (todo sobre los mormones) emitido originalmente el 19 de noviembre de 2003. http://www.southparkstudios.com/full-episodes/s07e12-all-about-mormons.
  3. Artículo de Wikipedia “Seer Stone (Latter Day Saints).”(Piedra clarividente Santo de los Últimos Días) http://en.wikipedia.org/wiki/Seer_stone_(Latter_Day_Saints).
  4. Por ejemplo, las historias ilustradas del Libro de Mormón (1978) muestran a José y su escriba separados por una cortina. José mira las planchas directamente sin usar un instrumento para traducir. Tanto en ”The Book of Mormon Reader” (“El lector del Libro de Mormón”) de 1985, cómo “Book of Mormon Stories” (“Relatos del Libro de Mormón”) de 1997, se reemplaza esta escena con una de José y su escriba sentados en una mesa a la intemperie, con las planchas claramente visibles. Sin ningún intento por parte del artista de representar el Urim y Tumim. Existe una imagen que se puede encontrar en internet que representa a José Smith usando la pechera y los anteojos, la cual se asegura procede de una edición de la década de “1970” de “the Book of Mormon Reader.” una colección de imágenes representativas de los diferentes caminos del proceso de traducción que se han representado, pueden verse en “Blair Hodges’ Life on Gold Plates blog, “The ‘Stone-In-Hat’ Translation Method in Art,”” posteado el 27 de octubre de 2009. http://www.lifeongoldplates.com/2009/10/stone-in-hat-translation-method-in-art.html.
  5. Church History in the Fulness of Times Student Manual (Salt Lake City: The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 2003), 58.
  6. Brant A. Gardner, The Gift and the Power: Translating the Book of Mormon(Draper, UT: Greg Kofford Books, 2011), 8.
  7. Church History in the Fulness of Times, 58.
  8. “Entrevista de Emma Smith Bidamon con José Smith III, febrero de 1879,” in Early Mormon Documents, ed. Dan Vogel (Salt Lake City: Signature Books, 1996), 1:541.
  9. David Whitmer, citado por Zenas H. Gurley, citado en Richard van Wagoner and Steven Walker, “Joseph Smith: ‘The Gift of Seeing’,” Diálogo 15/2 (verano de 1982), 54.
  10. Russell M. Nelson, “A Treasured Testament,” Ensign, julio de 1993. http://www.lds.org/ensign/1993/07/a-treasured-testament.
  11. “A Peaceful Heart,” Friend, septiembre de 1974, 7. http://www.lds.org/friend/1974/09/a-peaceful-heart.
  12. “Entrevista de Martin Harris con Joel Tiffany, 1859,” in Early Mormon Documents, 2:305.
  13. Artículo orignial: http://www.mormoninterpreter.com/the-spectacles-the-stone-the-hat-and-the-book-a-twenty-first-century-believers-view-of-the-book-of-mormon-translation/

07 junio 2013

¿De qué material eran las planchas?

¿Eran las planchas del Libro de Mormón de oro puro, o estaban hechas de una aleación que parecía oro?

Autor: Neal A. Maxwell Institute.
Traductor: Antonio A. Caballero.


La investigación más seria sobre esta pregunta la hizo hace 45 años Read H. Putman, un herrero y metalúrgico de Evanston, Wyoming [1]. Trabajando primeramente a partir de las dimensiones generales del conjunto de planchas que aportaron los testigos, calculó que un bloque de oro puro de ese tamaño, debería de haber pesado un poco más de 200 lb (91 Kg). Sin embargo, cierta cantidad de testigos dispusieron que el peso del conjunto era de unas 60 lb (28 Kg). La discrepancia puede ser parcialmente explicada por el hecho de que las láminas debieron de ser fabricadas a mano, probablemente a golpe de martillo y las irregularidades pudieron haber dejado huecos entre las planchas. Ésto llevó a Putnam a la conclusión de que probablemente todo el conjunto de planchas pudieron pesar menos de un 50% de lo que pesaría un bloque macizo del metal.

Debido a que el peso de un metal depende de su pureza, también debemos considerar si las planchas eran de oro puro. Los nefitas conocían las diferencias entre purezas y las aleaciones. Por ejemplo, sabemos que las planchas de “bronce” procedían de una aleación (muy posiblemente bronce, una mezcla de cobre y estaño) [2] y que las planchas de Éter se diferenciaban específicamente por ser de oro “puro” (Mosíah 8:9). Más adelante Nefi enseña a su pueblo “a trabajar con toda clase de” metales y “minerales preciosos”. Sin embargo en ninguna parte el texto dice que las planchas de los nefitas fueran de oro puro.

¿De oro puro o de una aleación con “la apariencia de oro”?

William, el hermano de José Smith, dijo específicamente que el material de las planchas era de “una mezcla de oro y cobre” [3] (Alguien tuvo que proporcionar un punto de vista  imparcial para esa declaración, ya que la suposición natural habría sido que las planchas eran de oro puro). Las cautelosas declaraciones de otros testigos, incluyendo al propio José Smith, quien habló de las planchas como si tuvieran “la apariencia de oro”, sugieren que el metal pudo ser una aleación [4].

Putnam observó que los dos únicos metales de color de la antigüedad eran el oro y el cobre. Una aleación de estos dos elementos era llamada por lo españoles “tumbaga” y su uso era muy común en la América tropical antigua para la elaboración de objetos preciosos. Putnam puso en marcha la razonable hipótesis de que las planchas de metal, fabricadas en los días de Mormón, eran de ese metal (la pieza arqueológica Mesoamericana más antigua de tumbaga -fabricada a partir de una hoja de metal martilleada- data del mismo siglo en que  Moroni escondió las planchas que tenía en su poder, el siglo V dC) [5]. Si las planchas del Libro de Mormón estaban hechas de tumbaga, su peso pudo haber sido mucho menor que si hubieran sido de oro puro. Putnam aclaró ese punto por medio de detalles matemáticos y concluyó que el peso total de las planchas, bajo responsabilidad de José Smith, pudo llegar a ser cerca de unas 60 lb (28 Kg) como declararon varios testigos.

Es interesante saber que al tumbaga se le daba un acabado dorado aplicándole ácido cítrico en la superficie. La reacción química resultante eliminaba los átomos de cobre de .0006 pulgadas de la superficie externa, dejando una microscópica capa de oro de 23 quilates que hacía que el objeto pareciera de oro macizo [6]. Planchas que tienen “la apariencia de oro”, es exactamente lo que se esperaría si estaban hechas de tumbaga [7].

Fuentes
  1. "Were the Plates of Mormon of Tumbaga?" Improvement Era, septiembre 1966, 788–89, 828–31; véase también en Ross T. Christensen, ed., Papers of the Fifteenth Annual Symposium on the Archaeology of the Scriptures (Provo, Utah: Extension Publications, BYU Division of Continuing Education, 1964), 101–9. Los hallazgos de Putnam son resumidos en "The 'Golden' Plates," en Reexploring the Book of Mormon, ed. John W. Welch (Salt Lake City: Deseret Book and FARMS, 1992), 275–77.
  2. Véase John L. Sorenson, An Ancient American Setting for the Book of Mormon (Salt Lake City: Deseret Book and FARMS, 1985), 283–84; y su "Metals and Metallurgy Relating to the Book of Mormon Text" (FARMS, 1992).
  3. William Smith interview, The Saints' Herald, 4 octubre 1884, 644.
  4. "El testimonio de ocho testigos," El Libro de Mormón; y Joseph Smith Jr., "Church History," Times and Seasons, 1 de marzo de 1842.
  5. David M. Pendergast, "Tumbaga Object from the Early Classic Period, Found at Altun Ha, British Honduras (Belize)," Science 168, 3 de abril de 1970, 117.
  6. Putnam, "Were the Plates of Mormon of Tumbaga?"; y Heather Lechtman, "Pre-Columbian Surface Metallurgy," Scientific American 250 (junio de 1984): 56–63.
  7. También es posible que otros procedimientos metalúrgicos, tales como una aleación a golpe de martillo de cobre-plata-oro, pudo dar lugar a un producto de apariencia similar (Véase Lechtman, "Pre-Columbian Surface Metallurgy"; y Dorothy Hosler and Guy Stresser-Pean, "The Huastec Region: A Second Locus for the Production of Bronze Alloys in Ancient Mesoamerica," Science 257, 28 de agosto de 1992, 1215). Véase también, Nephi's original plates might have been of different composition than Mormon's plates.
  8. http://maxwellinstitute.byu.edu/publications/jbms/?vol=10&num=1&id=393#_ednref7

03 junio 2013

Confirman presencia Egipcia en Israel del Antiguo Testamento

El Libro de Mormón comienza mostrándonos a un hebreo - Lehi - con conocimientos avanzados en el lenguaje y cultura egipcios pero en tierra judía. Se ha cuestionado este hecho principalmente bajo el concepto de que historiadores tradicionalmente han asumido hermetismo entre hebreos y egipcios en Tierra Santa. Reciente descubrimiento arqueológico confirma la presencia de egipcios en territorio Israelí en tiempos del Antiguo Testamento.

Autor(es): Universidad de Mainz.
Traducción y aditamentos: Israel González.


Nuevamente, este año (2012), Los departamentos de Estudios del Antiguo Testamento y Arqueología Bíblica de la Facultad de Teología Protestante de la Universidad Johannes Gutenberg en Mainz (JGU) y la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) lideraron las excavaciones en la antigua colina de Jaffa en Israel. Las recientes exploraciones no sólo han arrojado nueva luz sobre la destrucción de los elementos de la fortificación, sino que también han desenterrado evidencia que apunta a la presencia de población egipcia en el lugar.

Imagen muestra los ladrillos de barro cocido de la puerta de la 
fortificación expuestos al final de la excavación.
(Imagenes de © Martin Peilstöcker & The Jaffa Cultural Heritage Project)

Históricamente, Jaffa, ahora parte de la ciudad de Tel Aviv, es el puerto más antiguo que se ha documentado en la historia del mundo. Desde inicios del segundo milenio a.C., Jaffa ha sido el hogar de una intensa actividad de intercambio comercial. Restos de un pórtico perteneciente a una fortificación egipcia que data de la dinastía de Ramsés II (1279-1213 a.C.) ya había sido descubierto durante las excavaciones lideradas por el arqueólogo municipal de aquel momento Y. Kaplan en la década de 1950. Sin embargo, los hallazgos de Kaplan nunca se han publicado de forma extensa. 

Vista actual del pórtico egipcio en Jaffa, Tel Aviv

El Proyecto de Herencia Cultural de Jaffa, cuyos socios incluyen a las universidades en Mainz y Los Ángeles así como la Autoridad de Antigüedades de Israel y la Compañía de Desarrollo de Jaffa Antigua, no sólo pretenden publicar los hallazgos de estas antiguas excavaciones, sino que también auspician nuevas excavaciones en otros lugares alrededor de la ciudad.

Piedras con jeroglíficos egipcios de la fachada del pórtico

La meta de las excavaciones de este año (2012) era esclarecer la historia de lo asentamientos durante el segundo milenio a.C., por medio de la investigación de las fases de la destrucción del fuerte y de la naturaleza de la presencia egipcia. El director alemán del yacimiento [arqueológico], Dr. Martin Peilstöcker, de la JGU, explica que ahora está claro que el propio pórtico fue destruido y reconstruido por lo menos cuatro veces. Además, parece que hay más que solamente arquitectura de adobe y cerámica domésticas que reflejan una tradición egipcia. De hecho, ha sido hallado un peculiar amuleto de escarabajo, el cual lleva el cartucho del faraón egipcio Amenhotep III (1390-1353 a.C.), que también atestigua la presencia de una comunidad egipcia en la ciudad. Algunos de los descubrimientos efectuados en las excavaciones están destinados a ser expuestos, en el 2013, en una exhibición especial en el Museo de la Experiencia Bíblica en Frankfort. (1) (2) (3)

Fuentes
  1. Universität Mainz. "Excavations in Jaffa confirm presence of Egyptian settlement on the ancient city site." http://www.uni-mainz.de/presse/15689_ENG_HTML.php
  2. Excavaciones del Jaffa Cultural Heritage Project http://www.archaeological.org/fieldwork/afob/8070
  3. Paper detallado de la prueba de presencia de Egipcios en Canaan y los hallazgos en Jaffa http://www.jchp.ucla.edu/Bibliography/Burke_and_Lords_2010_(NEA_73,1).pdf

29 mayo 2013

Tercer Nefi visto por profesor de Harvard

Profesor de teología de la Universidad de Harvard da positiva evaluación al libro de Tercer Nefi del Libro de Mormón desde su silla experta y más neutral como cristiano no-mormón.

Autor(es): Francis Clooney, SJ.
Traductor: Israel González.


Francis X. Clooney, es profesor de Divinidad de la escuela de Divinidad de la Universidad de  Harvard, donde enseña desde el año 2005, después de enseñar 21 años en el Boston College. Desde el año 2010 es Director del Centro de Estudios religiosos de la Universidad de Harvard.

La prestigiosa revista católica América, recientemente publicó una serie de artículos donde el profesor Clooney analiza el Libro de Mormón desde su mirada erudita. Aquí hemos destacado uno de estos artículos, acerca del libro Tercer Nefi, libro que contiene el ministerio del Señor Jesucristo a los nefitas. 

Detallamos la siguiente porción de su artículo:
“Mientras preparaba esta tercera reflexión sobre el Libro de Mormón se me hizo evidente que trabajar a menor escala (centrado sólo en 3 Nefi, únicamente en éste de todos los libros del Libro de Mormón) en realidad me estaba dando más trabajo, no menos ... 
Aquí solamente voy a comentar la primera de las tres enseñanzas de Jesús. En 3 Nefi 12-14, Jesús repite en esencia el Sermón del Monte (Mateo 5-7). La última vez mencioné que el erudito Krister Stendahl escribió un artículo sobre las similitudes y las sutiles diferencias entre el sermón en Mateo y la versión mormona del sermón. No se visualiza un cambio destacable, pero pequeños cambios aparecen con frecuencia. Sugiero que estos capítulos se lean con el Nuevo Testamento a mano y con Hardy y Stendahl como ayudas. Si lo leen con atención, podrán apreciar tanto la continuidad, como los cambios. 
En mi propio estudio breve - inicial, aunque casi decisivo - no descubrí ninguna prueba irrefutable, que pudiera probar algo decisivo acerca de los mormones, o sobre el uso del Nuevo Testamento en [la traducción de] el Libro de Mormón. 
Es interesante que 3 Nefi pone el sermón en un nuevo contexto, uno más amplio. En el capítulo 15, Jesús explica con más detalle cómo Él cumple pero no finiquita la Ley y los Profetas, ya que los Profetas siguen siendo particularmente importantes, pues muchas profecías todavía no han sido cumplidas. En cualquier caso, todo es Cristo-céntrico, como Él declara, "He aquí, yo soy la ley y la luz. Mirad hacia mí, y perseverad hasta el fin, y viviréis; porque al que persevere hasta el fin, le daré vida eterna. He aquí, os he dado los mandamientos; guardad, pues, mis mandamientos. Y esto es la ley y los profetas, porque ellos en verdad testificaron de mí." (3 Nefi 15:9-10) 
En el mismo capítulo, Jesús explica con cierto detalle el significado de Juan 10:16 ("También tengo otras ovejas que no son de este redil ...") Estas palabras están citadas para hacerse realidad en el relato de 3 Nefi, donde Jesús se encuentra visitando y enseñando a un conjunto más amplio de oyentes, más allá de los descritos en los Evangelios: "Y en verdad, en verdad os digo que tengo otras ovejas que no son de esta tierra, ni de la tierra de Jerusalén, ni de ninguna de las partes de esa tierra circundante donde he estado para ejercer mi ministerio. Porque aquellos de quienes hablo son los que todavía no han oído mi voz; ni en ningún tiempo me he manifestado a ellos. Mas he recibido el mandamiento del Padre de que vaya a ellos, para que oigan mi voz y sean contados entre mis ovejas, a fin de que haya un rebaño y un pastor; por tanto, voy para manifestarme a ellos."(16:1-3) Después de continuar enseñando sobre el pueblo esparcido de Israel y los gentiles, Jesús enfatiza sus enseñanzas citando a Isaías 52:8-10 (" ... El Señor ha desnudado su santo brazo ante los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios"). Según 3 Nefi, esta buena noticia llegará a todas las naciones de una manera bastante directa, incluso aquí en el Nuevo Mundo, entre los nefitas. 
En el Capítulo 17 - bastante inusual, pero a su vez muy hermoso para mis gustos - Jesús sana a los enfermos y bendice a los niños. La última escena más tierna termina de una manera bastante dramática: "Y habló a la multitud, y les dijo: Mirad a vuestros pequeñitos. Y he aquí, al levantar la vista para ver, dirigieron la mirada al cielo, y vieron abrirse los cielos, y vieron ángeles que descendían del cielo cual si fuera en medio de fuego; y bajaron y cercaron a aquellos pequeñitos, y fueron rodeados de fuego; y los ángeles les ministraron." (17:23-24). 
En el capítulo 18, Jesús alimenta a la gente con pan y  vino, instándoles a que hagan lo mismo en su memoria. Exhorta a la multitud a la oración, para dejar que su luz brille y a que permitan que los forasteros se unan a su comunidad. Con palabras aún más fuertes dirigidas a sus discípulos escogidos, vuelve a recomendarles una apertura cautelosa para admitir forasteros y extraños a la comunidad. 
Y luego se va: "Y aconteció que cuando Jesús hubo dado fin a estas palabras, tocó con la mano a los discípulos que había elegido, uno por uno, hasta que los hubo tocado a todos, y les hablaba a medida que los tocaba. Y la multitud no oyó las palabras que él habló; por tanto, no dio testimonio; pero los discípulos dieron testimonio de que les dio el poder para conferir el Espíritu Santo. Y más adelante os mostraré que este testimonio es verdadero. Y sucedió que cuando Jesús los hubo tocado a todos, llegó una nube y cubrió a la multitud, de modo que no veían a Jesús. Y mientras los cubría, él partió de entre ellos y ascendió al cielo. Y los discípulos vieron y dieron testimonio de que ascendió de nuevo al cielo." (18:36-39) 
Hacer de todo esto Su voluntad. Estos hechos y dichos adicionales de Jesús no parecen estar destinados a ser sensacionalistas, ni superar o marginar a los cristianos tradicionales - el resto de nosotros. Esta primera enseñanza extendida de Jesús es interesante para mí, porque toda ella representa una forma de mantener la continuidad con los Evangelios, incluso cuando se busca para validar - espiritualmente, mediante la enseñanza - el mensaje de esta nueva comunidad en esta nueva tierra. Obviamente, no hay necesidad para un lector cristiano, como yo o la mayoría de ustedes, de ser conquistados por la llegada imaginaria de Jesús con su nueva/vieja enseñanza y sus acciones. Pero tampoco veo razón alguna por la que no podamos escuchar, aprender y beneficiarnos de lo que oímos. 
Después de todo, es en el Evangelio de Marcos, no en el Libro de Mormón, que escuchamos estas palabras: “Y le respondió Juan, diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue, y se lo prohibimos, porque no nos sigue. Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis, porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no está contra nosotros, por nosotros está.”(1)
Es sumamente positivo que una publicación católica y efectuada por un erudito destacado de Harvard envíe signos de apertura hacia la religiosidad cristiana del Libro de Mormón. 

La conclusión de Clooney al usar el pasaje de San Marcos, indica que él apoya que el Libro de Mormón efectivamente acerca espiritualmente al cristiano abierto al Espíritu a Dios, aquel que busca comunión con el mensaje del Dios vivo más que con el detallismo del hombre natural al error en la jota y la tilde, aquel que con sencillez busca al Espíritu Santo “en espíritu y en verdad”.

Quienes sabemos que el Libro de Mormón es verdadero compartimos esta visión espiritual positiva y cauta pero a la vez abierta - que por cierto Jesús mismo tenía de las personas - y, a diferencia del profesor Clooney, damos un paso más allá, cruzando el puente hasta el otro extremo de la fe genuina y testificando que el Libro de Mormón es palabra auténtica de Dios, que los relatos de Tercer Nefi no solo son altamente deseables para cualquier alma que crea en Jesús, sino que declaramos que éstos no fueron hechos “imaginarios” sino plenamente reales: Jesús dijo lo que el libro de Tercer Nefi dice. Jesús estuvo allí. Son palabras de Él, no de Smith. 

Pero destacamos con mucho entusiasmo que el reconocimiento de parte de un erudito de Harvard, de la lectura del Libro de Mormón como provechosa espiritualmente para un cristiano tradicional, ya es un gran avance puesto que con muchísima frecuencia se aborda el Libro de Mormón con recelo y hasta con cierta apatía y resentimiento por la mayoría de los cristianos no-mormones.

Después de todo, el hombre siempre tiene sed de verdad. Jesús dijo “la Verdad os hará libres”. Esa Verdad que emana de su persona divina, esa Verdad que es Él mismo, hoy también se puede beber de la fuente del Libro de Mormón Otro Testamento de Jesucristo. Él mismo situado con tierno poder de Dios, en estas bellas escenas comentadas por Clooney, pueden convertirse en una fuente inagotable de fe y esperanza para el alma que lo desee.

Fuentes
  1. Revista America. Edición Online. http://americamagazine.org/node/150695

27 mayo 2013

Simposio del Libro de Mormón para Instituto y JAS Estaca Talca, Chile

Simposio organizado por el liderazgo estudiantil de Instituto 2013 y líderes JAS de la Estaca Talca, dirigido a alumnos y jóvenes adultos solteros.


Con gran afluencia de público se realizó este domingo 19 de mayo, el primer Simposio del Libro de Mormón organizado por el liderazgo estudiantil de Instituto y líderes JAS de la Estaca Talca, al que también concurrió la presidencia de Estaca, obispos de algunos barrios, miembros de la Iglesia en general, además de investigadores invitados.

Los asistentes demostraron gran interés en las presentaciones y se mostraron agradecidos por la posibilidad de conocer evidencias concretas del Libro de Mormón y poder familiarizarse con el contenido de nuestro sitio web.

El primer orador fue el hermano Juan Barrientos, Coordinador de Seminarios e Institutos de la región Talca. El hermano Barrientos, explicó los orígenes de la Biblia y del Libro de Mormón, relacionándolos con el palo de Judá y el palo de José. Además, analizó 6 doctrinas asociadas a la expiación de Jesucristo que son expresadas de manera mucho más clara en las páginas del Libro de Mormón.

Por último, invitó a los presentes a aplicar el desafío del elder Bruce R. McConkie de encontrar 100 doctrinas básicas del evangelio y analizarlas a la luz del Libro de Mormón y de la Biblia para descubrir la claridad y simplicidad de las enseñanzas del registro nefita.

El segundo orador, fue Álvaro Figueroa, Director General de este sitio web, quien describió el entorno geográfico transitado por la familia de Lehi al salir de Jerusalén e iniciar su viaje por el desierto, realizando su mismo recorrido a través de Google Earth. 

Esta  herramienta, permitió identificar algunos sitios exactos, como la tierra de Abundancia, el río, los lugares de caza, incluso algunos sitios donde se han encontrado evidencias arqueológicas impresionantes, como la tierra de Nahom. 

Los asistentes se mostraron gratamente sorprendidos por la exactitud de los lugares descritos por Nefi y los descubiertos en el Google Earth, logrando una comprensión mucho más clara y vivencial de los versículos narrados en las primeras 40 páginas del Libro de Mormón.

También, Álvaro ejemplificó de manera práctica la unión que debe existir entre la Biblia y El Libro de Mormón como dos Testamentos de Jesucristo que se apoyan mutuamente.

Además, nos acompañó Pamela Carrasco, la editora online de nuestro sitio web, quien colaboró en la difusión del evento.

Agradecemos a los alumnos de Instituto y líderes JAS de la Estaca Talca, por organizar este Simposio e invitarnos a participar para mostrar algunos de los descubrimientos de nuestro sitio con respecto a evidencias del Libro de Mormón.

24 mayo 2013

Relato en la historia peruana sobre la visita de Jesucristo a las Américas

Evidencia histórica entregada por antiguos aborígenes del Perú. Relata los días de obscuridad y la visita de Cristo a sus tierras.

Autora: Pamela Carrasco.


El Libro de Mormón describe en sus páginas lo sucedido en las Américas al tiempo de la crucifixión de Cristo. Tal como lo predijeron profetas de la antigüedad (Helamán 14:20), los habitantes de estas tierras también vivirían las señales de su muerte y una de ellas, sería la obscuridad. 
“Y sucedió que hubo densa obscuridad sobre toda la faz de la tierra, de tal manera que los habitantes que no habían caído podían sentir el vapor de tinieblas; 

y no podía haber luz por causa de la obscuridad, ni velas, ni antorchas; ni podía encenderse el fuego con su leña menuda y bien seca, de modo que no podía haber ninguna luz.

Y no se veía luz alguna, ni fuego, ni vislumbre, ni el sol, ni la luna, ni las estrellas, por ser tan densos los vapores de obscuridad que había sobre la faz de la tierra.

Y sucedió que duró por el espacio de tres días, de modo que no se vio ninguna luz; y hubo grandes lamentaciones, gritos y llantos continuamente entre todo el pueblo; sí, grandes fueron los gemidos del pueblo por motivo de las tinieblas y la gran destrucción que les había sobrevenido.”  (3 Nefi 8: 20 - 23)
Por lo significativo de estos hechos, lo más lógico es pensar que debieron transmitirse a través de los tiempos como parte de la historia de los antiguos habitantes de América; y para comprobar esta afirmación,  presentamos algunos extractos del capítulo V, de la “Segunda parte de la crónica del Perú”, escrita por Pedro Cieza de León y publicada por Marcos Jiménez de la Espada en Madrid, en 1880, el que se titula “De lo que dicen estos naturales de Ticiviracocha, y de la opinión que algunos tienen que atravesó un Apóstol por esta tierra, y del templo que hay en Cáchan y de lo que allí pasó”.

Transcribimos de manera textual, sin modificaciones al lenguaje de la época y tal como se halla en las páginas de este registro histórico, a fin de mostrar de manera fidedigna el relato mismo hecho por estos antiguos habitantes de la zona del Perú, al propio Pedro Cieza de León:
“Antes que los Incas reinasen en estos reinos ni en ellos fuesen conocidos, cuentan estos indios otra cosa muy mayor que todas las que ellos dicen, porque afirman questuvieron mucho tiempo sin ver el sol, y que padeciendo gran trabajo con esta falta, hacian grandes votos é plegarias á los que ellos tenian por dioses, pidiéndoles la lumbre de que carecian...” (1)
Sin lugar a dudas, las señales de la muerte de Cristo descritas en el Libro de Mormón, formaron parte de la historia de los antiguos habitantes de América y por la magnitud de los hechos, debieron ser transmitidas de padres a hijos, hasta llegar finalmente a los historiadores españoles que preservaron algunos de estos relatos.

Pero incuestionablemente el hecho más importante descrito en las páginas del Libro de Mormón es la visita de Jesucristo a las Américas.
“Y aconteció que al entender, dirigieron la vista hacia el cielo otra vez; y he aquí, vieron a un Hombre que descendía del cielo; y estaba vestido con una túnica blanca; y descendió y se puso en medio de ellos. Y los ojos de toda la multitud se fijaron en él, y no se atrevieron a abrir la boca, ni siquiera el uno al otro, y no sabían lo que significaba, porque suponían que era un ángel que se les había aparecido.

Y aconteció que extendió la mano, y habló al pueblo, diciendo:

He aquí, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo.”  (3 Nefi 11: 8 - 10)
En 3 Nefi, en los capítulos 11 al 28, se encuentra el relato completo de la visita de Cristo a las Américas, tal como lo describe el Libro de Mormón; Sus tiernas enseñanzas, el establecimiento de Su Iglesia y Su doctrina, los milagros, entre muchas otras cosas maravillosas que dejó en estas tierras y que sabemos, también fueron transmitidas de generación en generación a través de los tiempos, tal como lo describe el capítulo V de la “Segunda parte de la crónica del Perú”:
“Y luego questo pasó, dicen que de hácia las partes del Mediodía vino y remanesció un hombre blanco de crecido cuerpo, el cual en su aspecto y persona mostraba gran autoridad y veneracion, y queste varon, que así vieron, tenia tan gran poder, que de los cerros hacia llanuras y de las llanuras hacia cerros grandes, haciendo fuentes en piedras vivas; y como tal poder reconociesen, llamábanle Hacedor de todas las cosas criadas, Principio dellas, Padre del sol, porque, sin esto, dicen que hacia otras cosas mayores, porque dió sér á los hombres y animales, y que, en fin, por su mano les vino notable beneficio. Y este tal, cuentan los indios que á mí me lo dixeron, que oyeron á sus pasados, que ellos tambien oyeron en los cantares que ellos de lo muy antiguo tenian, que fué de largo hácia el Norte, haciendo y obrando estas maravillas, por el camino de la serranía, y que nunca jamás lo volvieron á ver. 

En muchos lugares diz que dió órden á los hombres cómo viviesen, y que les hablaba amorosamente y con mucha mansedumbre, amonestándoles que fuesen buenos y los unos á los otros no se hiciesen daño ni injuria, ántes, amándose, en todos hobiese caridad. Generalmente le nombran en la mayor parte Ticiviracocha, aunque en la provincia del Collao le llaman Tuapaca, y en otros lugares della Arnauan. Fuéronle en muchas partes hechos templos, en los cuales pusieron bultos de piedra á su semejanza, y delante dellos hacian sacrificios: los bultos grandes questán en el pueblo de Tiahuanacu, se tiene que fué desde aquellos tiempos; y aunque, por fama que tienen de lo pasado, cuentan esto que digo de Ticiviracocha, no saben decir dél más, ni que volviese á parte ninguna deste reino.” (2)
Este es uno de los muchos relatos descubiertos en los anales de la historia de América que describen este importante acontecimiento.

Jesucristo conocía y amaba a los habitantes de estas tierras, por lo que deseó ministrarles también y de ello habló en el Nuevo Testamento:
“También tengo otras ovejas que no son de este redil; a aquéllas también debo traer, y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor.” (Juan 10:16)
Ellos fueron algunas de sus “otras ovejas”; ellas “oyeron Su voz”, tocaron las heridas en Sus manos y en Sus pies, fueron sanados de sus enfermedades, recibieron toda la luz y el conocimiento que sólo de Él proviene y fueron bendecidos en todas las cosas.

Esto realmente ocurrió y no es sólo descrito en El Libro de Mormón, sino en múltiples registros históricos descubiertos a lo largo del tiempo y en otros, que seguramente saldrán a la luz con el paso de los años.

Fuentes
  1. “Segunda parte de la crónica del Perú”, escrita por Pedro Cieza de Leon y publicada por Márcos Jiménez de la Espada en Madrid, en 1880, capítulo V.
  2. “Segunda parte de la crónica del Perú”, escrita por Pedro Cieza de Leon y publicada por Márcos Jiménez de la Espada en Madrid, en 1880, capítulo V.

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