Busca en Nuestro Sitio

30 marzo 2011

"Y entonces sucedió que..." Documental Mesoamérica



En el Facebook de Mormon Encounter LDS Tours se publica un video documental sobre la escritura Maya. En este fragmento se hace mención a la frase "Y entonces sucedió que.." la cual aparece en los jeroglíficos Mayas así como en el antiguo Hebreo y en el Libro de Mormón.

Un argumento antimormón critica esta frase usada frecuentemente en el Libro de Mormón, desconociendo totalmente, que precisamente el uso de esta frase no es más que otra evidencia de la autenticidad del registro.

20 febrero 2011

Planchas de oro en América Precolombina

Basado en la presentación "Metals and Golden Plates in Measoamerica" dictada por Daniel Johnson en Octubre de 2010 en la conferencia anual del Book of Mormon Archaeological Forum. Esta presentación pre-supone que la región geográfica del Libro de Mormón es Mesoamérica.

Una de las críticas más comunes es que la mención de ciertos metales por parte del Libro de Mormón es anacrónica y con "nula" evidencia en América precolombina. Menos, dicen los críticos, el siquiera pensar en fundamento para creer que hubo "planchas de oro". Nos apoyaremos en los descubrimientos compartidos recientemente por Daniel Johnson para refutar esta crítica.

¿Qué es una "plancha" de escritura?

Antes de comenzar, daremos una definición atingente al término "plancha". Entenderemos a una "plancha" tal como lo define la Real Academia de la Lengua Española, como "un pedazo de metal plano y delgado". Tomaremos "planchas" que contengan cierto tipo de información escrita, ya sea de caracter histórico o religioso.

Los metales del Libro de Mormon en Mesoamérica

Como las planchas se componen de una lámina delgada y plana de metal, es también importante describir los metales que menciona el Libro de Mormón. Éstos son, en orden alfabetico:
  1. Acero (El acero es una aleación de hierro y carbono, consecuentemente éste último elemento también está presente implícitamente en el Libro de Mormón)
  2. Bronce
  3. Cobre
  4. Hierro
  5. Oro
  6. Plata
A su vez, sabemos que las culturas del Libro de Mormón efectivamente escribían cierta información importante de carácter histórica o religiosa que era necesaria de perpetuar, en planchas de estos metales.

Las planchas que menciona el Libro de Mormón categorizadas por tipo de metal son:
  1. Planchas de Bronce: entre éstas se encuentran las planchas del hebreo Labán (1 Nefi 3-5,13:23) que Lehi trajo desde Jerusalén que contenían las Escrituras hasta el 600 a.C. y la genealogía de sus padres.
  2. Planchas de Oro: Las 24 planchas de los jareditas (Mosiah 8:9; Eter 1:2) y el mismo Libro de Mormón (muy posiblemente una aleación de oro y cobre, según declaración de William Smith, hermano menor de José Smith)
  3. Planchas de otros metales no especificados: Planchas de Nefi (mayores y menores) y Planchas de Mormón.
Sabemos que cualquier región que reclame ser la región geográfica de los pueblos del Libro de Mormón debiese cumplir la condición de tener estos metales en ella y consecuentemente dar la posibilidad a sus antiguos habitantes el haber fabricado utensilios con éstos, en específico el objeto de nuestro estudio planchas o láminas delgadas y planas con información culturalmente relevante.

Daniel Johnson, en su presentación, muestra primeramente cómo se distribuye el metal en la región de Mesoamérica para ver si verdaderamente hay sustento para los metales que menciona el Libro de Mormón:

Mapa de los yacimientos actuales de metales en la región de Mesoamérica


Al observar este mapa de los yacimientos de Guatemala, efectivamente hallamos suficiente evidencia para los metales del Libro de Mormón. Se mecionan yacimientos de oro, cobre, hierro, plata. [Nota del autor del presente articulo: También hay evidencias de yacimientos de carbón, así que la confección de acero era perfectamente factible. Ver aquí ]

Si vemos un mapa de México, al norte de la anterior, veremos que si bien es rico en oro, no es rico en hierro, como lo es el anterior:



Aquí visualizamos un mapa global de los yacimientos, dándonos una visión panoramica y global de los metales:


Planchas de oro en el viejo mundo

De forma previa a introducirnos en el hallazgo mismo de las planchas de oro en Mesoamérica, Daniel Johnson nos sitúa en el contexto y hace un resumen de los hallazgos de planchas de oro y otros metales anteriores en diferentes partes del mundo:

Pequeña plancha de oro encontrada en Autria [en la tumba de un niño romano]. Data del siglo III a.C. Contiene una de un hebreo de una transliteración al griego de Deuteronomio 6:4 "ΣΥΜΑ ΙΣΤΡΑΗΛ ΑΔΩNΕ ΕΛΩΗ ΑΔΩN Α" o en español "Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es"
Planchas de Bronce datadas en 109 a.C. durante el gobierno del emperador Trajano en Roma.

Parte de los rollos e Qumran del mar muerto (1%) fueron escritos en rollos de cobre. 
Datados entre 50-100 a.C.

Plancha de cobre de Taxila en Pakistán, escrita en el siglo I a.C

Planchas de oro de Pyrgi, cerca de Roma, escritas en etrusco antiguo que datan del siglo V a.C

Plancha de oro del Rey Dario, encontradas en Persia datadas en el 522 a.C.

Otras planchas de metal precioso encontradas en una caja de piedras

Libro etrusco hecho de 24 planchas de oro, encontrado en Bulgaria y datado en el siglo V a.C

Los manuscritos bíblicos más antiguos conocidos, escritos entre 600-700 a.C. en rollos de plata, encontrados en una tumba cerca de Jerusalén, conetniendo la bendición sacerdotal de Numeros 6 escrita en Paleo-Hebreo.


Planchas de oro en América

Daniel Johnon nos comparte el impresionante hallazgo de planchas de oro en Mesoamérica. El lugar en que se encontraron estas planchas es un afamado cenote sagrado de la región de Chichen Itzá. Los artículos fueron de varios tipos entre los cuales se hallaron planchas de oro rectangulares y circulares.


Vista del cenote sagrado de Chichen Itzá, lugar del descubrimiento de las planchas de oro
El arqueólogo Edward Hebert Thomson entre los años 1904 al 1910, drenó y excavó en el cenote. Las imagenes a continuación dan fe de sus hallazgos, los cuales fueron enviados y guardados desde esa fecha por el Museo Peabody en la Universidad de Harvard: 

Muchos objetos tales como puntas de flechas, hachas de bronce, herramientas de cobre. 
Así también dentro de los hallazgos de Thomson fue herramientas de hierro en una tumba de una momia en Costa Rica en 1883, entre otros objetos concordantes al los metales del Libro de Mormón.

Las planchas encontradas son de dos tipos:
  1. Fragmentos de planchas de forma rectangular de oro
  2. Planchas amplias de forma circular de oro
Daniel Johnson nos muestra fotografías exclusivas de estos objetos de interés:



Algunos fragmentos de planchas de oro precolombinas 
extraídas del cenote de Chichen Itzá, datadas en el siglo IX a.C con jeroglíficos en ellas

 Contexto de uso de las planchas circulares son discos de información
de guerreros Toltecas. Las imagenes arriba los resaltan en los jeroglíficos en los murales del  Templo del Jaguar en Chichen Itzá. Estos discos sirvieron como símbolos de poder, autoridad y profecía y proveyeron un enlace al mundo más allá de la muerte. El oro probablemente vino de America central y probablemente haya sido grabado en Yucatán

Daniel Johnson también nos muestra imágenes exclusivas de estas planchas circulares de oro con impresionante detalle de su escritura en ella:


Los escritos en estas planchas tuvieron un caracter sagrado, lo cual da evidencia que no sólo los precolombinos de Mesoamerica escribían en planchas de oro; sino que también usaban esta técnica del grabado sobre delgadísmas laminas de oro para perpetuar tratados religiosos.

Conclusión

Muchos detractores del Libro de Mormón por años fueron escépticos de que en la américa precolombina se hallaran estas láminas de oro escritas y en base a ello criticaron fuertemente la aseveración de José Smith acerca de la imposibilidad absoluta que los precolombinos Mormón y Moroni hubiesen podido compendiar un registro en planchas de oro, como lo hacían en ciertas ocasiones las civilizaciones del viejo mundo.

Ahora la evidencia, si bien primeriza, es tan contundente en contra de la crítica que una vez más reafirma la veracidad histórica del Libro de Mormón y echa por tierra todo escepticismo anterior a esta evidencia.

Nuestros agradecimientos a Daniel Johnson por su presentación.

19 febrero 2011

La frase "Y acontenció" en Mesoamérica



Otro hallazgo interesante se refiere a los jeroglíficos mayas y la frase "y aconteció" que se produce en la traducción en inglés del Libro de Mormón y que se menciona 1.381 veces ... Al parecer, el pueblo maya, que vivió en el sureste de México y Guatemala, adoptó la frase "y aconteció". Los descubrimientos recientes en la traducción de los glifos de las ruinas mayas de Palenque del siglo séptimo d.C. manifiestan la frase "y luego sucedió" y "había llegado a pasar". Recientemente, otro glifo se ha interpretado como: "y que vendrá a pasar." (Exploración de las Tierras del Libro de Mormón, José L. Allen, Ph.D.

17 febrero 2011

Mesoamérica y El Libro de Mormón

Esta presentación sobre Mesoamérica y el Libro de Mormón fue creada en Slideshare por el usuario: Earl Foote y constituye una excelente recopilacion de material y un muy buen trabajo.
Para verla en pantalla completa, presione en la esquina inferior derecha donde dice "view on slideshare" y para que las letras se vean completamente bien, puede descargar la presentación y verla directamente en su PC.

15 febrero 2011

Algunas similitudes entre Quetzalcoalt y Cristo





Tomado de Slideshare: Mesoamérica y el Libro de Mormón

Similitudes entre Quetzalcoalt y Cristo

  • Ambos fueron reconocidos como creadores de todas las cosas (Mosíah 4:2) (Sáenz 1962)
  • Ambos nacieron de vírgenes (Alma 7:10) (Gamiz)
  • Ambos  se describen blancos o llevando un manto blanco (3 Nefi 11:8) (Torquemada)
  • Ambos efectuaban milagros (3 Nefi 26:15) (Séjourné)
  • Ambos enseñaron la ordenanza del bautismo (3 Nefi 11:23) (Irwin 1963)
  • Ambos profetizaron acontecimientos futuros (Ixtlilxóchitl)
  • Ambos eran universales, opuestos a ser nada mas que reconocidos como dioses locales (3 Nefi 16:1) (Séjourné 1962)
  • Una gran destrucción fue asociada con ambos (3 Nefi 8:5) (Ixtlilxóchitl)
  • La cruz era un símbolo de ambos (3 Nefi 27:14) (Irwin 1963)
  • Ambos mandaron discípulos para predicar su palabra (3 Nefi 12:1) (Wirth)
  • Ambos prometieron que vendrían una segunda vez (2 Nefi 6:14) (Sahagún)
  • Una nueva estrella se asocia con ambos (3 Nefi 1:21) (Anales de Cuautitlán)
  • Los hijos de ambos serán señores y herederos de la tierra (4 Nefi 17) (Ixtlilxóchitl)

30 enero 2011

Orar a Dios por el Libro de Mormón es bíblico

¿Debemos orar para saber si el Libro de Mormón es verdadero? ¿Existe fundamento suficiente en la Santa Biblia para poder tener confianza en “orar a Dios para saber si el Libro de Mormón es verdadero” o es un subterfugio astuto para ser engañados por el diablo? ¿Qué dice la palabra de Dios en la Biblia?

Autor:  Israel González.


En este documento demostraremos que el acto de orar a Dios para saber si el Libro de Mormón es verdadero es bíblico de forma total y absoluta. Concluiremos que existe tan abundante evidencia bíblica de este acto, que es asombroso que algunas denominaciones hagan rehuir a sus feligreses de este acto.

Primero especificaremos:
  • Lo que el Libro de Mormón dice
  • Lo que la crítica dice
Para luego demostrar los siguientes tres postulados básicos:
  • Postulado 1: Orar a Dios para saber un asunto es bíblico
  • Postulado 2: Orar a Dios para consultar un asunto es bíblico
  • Postulado 3: Orar a Dios para consultar si un libro nuevo de Escritura es verdadero es bíblico

Lo que nos llevará, necesariamente, a concluir que la exhortación de "preguntar a Dios si el Libro de Mormón es verdadero" es absolutamente correcta y que habla de una necesidad imperiosa para todo aquel que haya recibido un ejemplar del Libro de Mormón.

Lo que el Libro de Mormón dice:

El Libro de Mormón, en palabras de su último escriba y profeta, dice que el proceso para saber por uno mismo si es cierto, es el siguiente:
"He aquí, quisiera exhortaros a que, cuando leáis estas cosas, si Dios juzga prudente que las leáis, recordéis cuán misericordioso ha sido el Señor con los hijos de los hombres, desde la creación de Adán hasta el tiempo en que recibáis estas cosas, y que lo meditéis en vuestros corazones. Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo; y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas" (Moroni 10:3-5)
Esto enseña un procedimiento establecido que culmina con una oración de consulta. Enumeremos los pasos del proceso que se plantea en la cita anterior:
  1. Creer que sí hay un Dios
  2. Creer que Dios es nuestro Padre Celestial
  3. Creer que Dios es amoroso y misericordioso. (De hecho implícitamente Moroni nos dice que debemos conocer los hechos precedentes de misericordia de Dios, antes del tiempo del Libro de Mormón, es decir que debemos conocer las enseñanzas de la Biblia)
  4. Meditar profundamente en el amor de Dios
  5. Tener fe en Cristo, manifestándola en una vida en armonía con él (Santiago 2:17)
  6. Creer que podemos consultar a Dios en oración
  7. Creer que Dios puede contestarnos por medio del Espíritu Santo
  8. Haber recibido un ejemplar del Libro de Mormón
  9. Haber dudado de la veracidad del Libro de Mormón (para que nazca la necesidad de la consulta)
  10. Haber leído el Libro de Mormón por completo
  11. Haber realizado una potente oración consultando si el Libro de Mormón es verdadero
  12. Haber finalizado la súplica en el nombre de Cristo
  13. Haber reconocido la respuesta de Dios por medio de la manifestación personal e inequívoca del Espíritu Santo (que no siempre es un ardor en el pecho, al menos el Libro de Mormón no lo encasilla solamente a eso, como dice la crítica)
  14. Estar dispuesto a vivir en conformidad a los principios del Libro de Mormón *
* Al defender la postura de que sí es bíblico el acto de orar a Dios para saber si el Libro de Mormón es verdadero, también llevará de la mano el hecho de que el lector subentiende todos y cada uno de los pasos del proceso. Que cada punto es importante y debe ser cumplido. Que el desafío del Libro de Mormón no es un acto simplista y con un esfuerzo de mala gana, de solo una plegaria más. Creemos que orar por orar no será más provechoso que un rezo repetitivo sin sentimiento y que orar solamente para saber por curiosidad y posteriormente no actuar - conocido como tentar al Señor en las Escrituras - también será igualmente inútil que el ejemplo anterior.

Lo que la crítica dice:

La crítica dice es que el proceso de consultar a Dios para saber si el Libro de Mormón es verdadero no sería bíblico. Algunos críticos incluso van más allá y aducen que es una práctica satánica. Se dice que no debiésemos tener suficiente “confianza” en este proceso de consulta por oración, y consecuentemente, no debiésemos practicarlo. Que el consultar incluso sería un asunto innecesario.

Sin embargo, si esta crítica fuese cierta, no podríamos hallar evidencia en la Biblia de los siguientes tres postulados (mencionados con anterioridad):

Postulado 1: Orar a Dios para saber un asunto es bíblico


Probaremos la necesidad que tenemos de orar para saber un asunto: que la oración, ruego, inclinación, humildad de corazón y diálogo de nosotros para con Dios es parte del proceso de adquisición de conocimiento espiritual en todas las épocas bíblicas. Se verá en las siguientes escrituras que de forma explícita o implícita, la oración es fundamental en el proceso de adquisición de sabiduría:

2 Crónicas 1:9-10. “Ahora pues, oh Jehová Dios, que se cumpla tu palabra dada a David, mi padre, porque tú me has hecho rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. Dame ahora sabiduría y conocimiento ...”. Salomón ora para que Dios le de sabiduría y conocimiento para su reinado.

Job 12:13; 28:20-21 “Con Dios están la sabiduría y el poder; suyos son el consejo y el entendimiento... ¿De dónde, pues, procede la sabiduría?¿Y dónde está el lugar del entendimiento? Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, y a toda ave del cielo le es oculta.” Job enseña que la sabiduría solamente se obtiene de Dios directamente.

Salmos 51:6. “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.” David señala que su comprensión de los asuntos de Dios lo halló en la privacidad de su relación con Él. Esto implica los momentos de estudio, meditación y súplicas en la intimidad personal de David. Jesús llegará a usar la expresión “en lo secreto” para justamente referirse a la oración sincera que se hace al Padre Celestial (ver Mateo 6:18)

Proverbios 2:2,10; 22:17:  “Dando oído a la sabiduría e inclinando tu corazón al entendimiento ... Cuando la sabiduría entre en tu corazón y el conocimiento sea grato a tu alma. Inclina tu oído, y oye las palabras de los sabios, y aplica tu corazón a mi conocimiento...”. Se da énfasis que sólo escuchar no era suficiente - recordemos que ley se aprendía en su mayoría de forma oral, es decir por el escuchar, eso equivaldría en nuestra época a leer - sino que se necesitaba inclinarse a Dios, cosa muy propia de la humilde, penitente y sincera oración que se hace de rodillas.

Eclesiastes 1:13, 7:25 “Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo ha dado Dios a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.” La sabiduría se halla en más partes que sólo las Escrituras que poseemos. Pablo posteriormente dirá: “Examinadlo todo, retened lo bueno”(1 Tesa. 5:21) bajo este mismo contexto. La tarea de buscar la sabiduría en todas las fuentes posibles es impuesta por Dios para todos los hombres.

Daniel 2:21-22,30. “Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios desde la eternidad hasta la eternidad, porque suyos son la sabiduría y el poder. Y él es el que ... da sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos; él revela lo profundo y lo escondido; Y a mí me ha sido revelado este misterio.” Daniel explica que sólo Dios sabe todo y que el hombre necesita conocer ‘asuntos desconocidos’, que a él por el proceso de la revelación personal se le ha posiso manifestar uno de ellos. La historia consta que Daniel y sus compañeros oraron intensamente (ver Daniel 2:16-18)  y solamente fue después de ello es que Daniel recibió la respuesta de Dios.

Lucas 21:15. “Proponeos, pues, en vuestros corazones no pensar de antemano cómo habéis de responder; porque yo os daré palabras y sabiduría, a las cuales no podrán resistir ni contradecir ninguno de los que se os opongan.” Jesús hace incapié a sus discípulos de la necesidad de depender de la influencia de Dios en una relación más estrecha que sólo la lectura o solamente el razonamiento (el pensar de antemano), que sí es necesario que es necesario el espacio de la revelación personal.

1 Corintios 2:5-7,12-13: “Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta … Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque, ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha dado; lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por humana sabiduría, sino con las enseñadas por el Espíritu”. Pablo hace incapié en que el proceso de adquisición de sabiduría de Dios difiere de la del mundo, que se basa sólo en el estudio y el razonamiento - como lo era el común pensar de los griegos siendo los Corintios una comunidad inmersa en ese mundo, era muy propio recordarlo -  sino que hace necesario involucrar al Espíritu Santo en el proceso del aprendizaje.

Efesios 1:17. “No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él;” Pablo evidentemente les cuenta de sus oraciones a los Efesios por ellos, para comprobar que ese acto es necesario para que Dios les diera sabiduría; y es muy razonable de suponer que también se los menciona para que ellos supiesen que también ellos podían orar por lo mismo, él les puso el ejemplo (Timoteo 4:12).

Colosenses 1:9. “Por lo cual también nosotros, desde el día en que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual;” Recalca el papel de la oración nuevamente con la misma finalidad explicada en el párrafo anterior.

Santiago 1:5. “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”. Santiago vuelve a mencionar la acción de orar  a Dios si no sabe un asunto y agrega que Dios dará el conocimiento sin reprochar, es decir que el acto de orar para pedir saber un asunto es algo que desea Dios que hagamos.

Sin embargo, los críticos dicen que estas evidencias no bastan. Argumentan que esto no es suficiente prueba para demostrar la necesidad de consultar a Dios en oración acerca de un asunto de importancia. Dicen que pedir sabiduría sería distinto a consultar a Dios un asunto. Por ello se hace necesario demostrar el siguiente postulado.

Postulado 2: Orar a Dios para consultar un asunto es bíblico


Ahora pasaremos a demostrar que no solamente se debe rogar la sabiduría para los asuntos, además es bíblico preguntar a Dios por asuntos desconocidos que debemos conocer. El hecho explícito de que la oración no sólo se agradezca y se pida, como un monólogo como lo haríamos en una carta, sino que también incluya preguntas directas y textuales a modo de diálogo con el Señor, es bíblico:

Éxodo 18:5: “Y Moisés respondió a su suegro: Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios”. Moisés dice que el pueblo hebreo tenía el hábito de consultar los hechos de la vida diaria a Dios y lo hacían a él, ya que él estaba “en el lugar de Dios” (Exodo 4:6). Sin embargo, el pueblo más tarde maduraría y sabría que ellos mismos podían recurrir en consulta al Señor, como veremos en las siguientes citas.

Jueces 18:5: “Y ellos le dijeron: Pregunta, pues, ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar este viaje que hacemos. Y el sacerdote les respondió: Id en paz, porque el viaje que hacéis está delante de Jehová.” Las consultas al Señor son “para que sepamos”, es decir para que estemos absolutamente seguros del conocimiento que necesitamos obtener.

1 Samuel 9:9. “Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios decía así: Venid y vamos a ver al vidente; porque al que hoy se le llama profeta, antes se le llamaba vidente”. Se refuerza la idea que Israel, el pueblo de Dios, tiene de consultar a Dios por medio del profeta vidente. Más tarde, se verá que la consulta al Señor se hará por medio o en el nombre de Jesucristo (Zacarías 13:9, Juan 16:24), donde él es el Mediador Celestial por excelencia.

1 Samuel 22:15: “Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando tú le diste pan y espada, y consultaste a Dios por él, para que se levantase contra mí y me acechase, como lo hace hoy? … Entonces Ahimelec respondió al rey y dijo: ¿Acaso he comenzado yo desde hoy a consultar a Dios por él?”. Este episodio es evidencia que la costumbre hebrea de consultar al Señor estaba mucho más arraigada en su cultura que lo que la crítica piensa, al grado que el acto de orar y consultar a Dios es tomado en cuenta como muy relevante en la vida.

2 Reyes 1:6,16-17:  “Y ellos le respondieron: Encontramos a un hombre que nos dijo: Id y regresad al rey que os envió, y decidle: Así ha dicho Jehová: ¿Acaso no hay Dios en Israel, para que tú envíes a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? ... Y le dijo: Así dice Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón (¿acaso no hay Dios en Israel para consultar su palabra?), no descenderás, por tanto, del lecho al que subiste, sino que de cierto morirás. Y murió conforme a la palabra de Jehová que había hablado Elías.” El profeta Elías encontró tan grave que no se consultara al Señor por parte el rey politico de Israel que decreto la drástica pena de muerte sobre él. ¿No es aún más importante en este tiempo practicar consultar al Señor en oración para evitar una muerte espiritual?

1 Crónicas 14:14: “Entonces David consultó a Dios, diciendo: ¿Subiré contra los filisteos? y, ¿los entregarás en mis manos? Y Jehová le dijo: Sube, porque yo los entregaré en tus manos”. Este es un gran ejemplo de lo que estamos hablando. Aquí David plantea su interrogante de forma explícita a Dios. Así vemos que la oración puede, y debe,  involucrar preguntas explícitas y no sólo peticiones o agradecimientos.

2 Crónicas 34:26: “Pero al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a Jehová, así le diréis: Jehová, el Dios de Israel, ha dicho así”. Se refuerza la idea de consulta a Dios.

Isaías 8:19-20: “Y si os dijeren: Preguntad a los que evocan a los muertos, y a los adivinos, y a los que susurran y a los que murmuran, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?. ¡A la ley y al testimonio!”. Isaías enfatiza incluso que el hecho de consultar a Dios es la base para que la ley y el testimonio del Señor se impregnen en el alma.

Ezequiel 20:3,31 “Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Jehová el Señor... Di, pues, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres y os prostituís tras sus abominaciones? Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar a vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿y he de responderos yo, casa de Israel? ¡Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no os responderé!” El Señor enfatiza que para obtener respuesta celestial a nuestras consultas en oración, debemos hacer un esfuerzo por vivir vidas acordes de uno que desea tener comunión con los cierlos o si no él no responderá, lo cual es completamente de acuerdo con lo que enfatiza el Libro de Mormón en la frase “teniendo fe en Cristo”, que se muestra tanto por la fuerza de la creencia en Cristo como por los frutos de la obediencia a los principios de su Evangelio.

Sin embargo un grupo reducido de la crítica dice que sí es bíblico orar para consultar a Dios, pero que no existe evidencia bíblica alguna que se haya consultado por un libro de escrituras nuevo, lo cual restaría importancia a consultar por un supuesto nuevo libro de Escrituras.

Postulado 3: Orar para consultar a Dios si un libro nuevo de escritura es verdadero es bíblico

Es un episodio casi pasado por alto, pero en sí mismo e independiente de su brevedad es muy significativo para el tema de este estudio. Quizá sea la brevedad de éste que es casi ignorado por la mayoría de los detractores así como de los conocedores del Libro de Mormón.

Es una prueba indiscutible que sí es correcto consultar a Dios en oración para saber si un nuevo libro de supuesta escritura sagrada es efectivamente de Dios: el episodio del hallazgo del libro de la ley contenido en 2 Reyes 22:
“Josías ... reinó en Jerusalén treinta y un años ... 
E hizo lo recto ante los ojos de Jehová y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda ...
Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías a Safán, el escriba: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó... Y Safán, el escriba, declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro [Nota: Como escriba, Safán hubiese detectado enseguida si era un libro ya conocido o nuevo de escritura sagrada]. Y lo leyó Safán delante del rey. 
Y sucedió que cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos. Y mandó el rey al sacerdote Hilcías, y a Ahicam hijo de Safán, y a Acbor hijo de Micaías, y al escriba Safán, y a Asaías, siervo del rey, diciendo: Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado, porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que está escrito de nosotros... Pero al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a Jehová, diréis así: Así dice Jehová, el Dios de Israel: En cuanto a las palabras que has oído, ya que tu corazón se enterneció y te humillaste delante de Jehová cuando oíste lo que yo hablé contra este lugar y contra sus moradores, que llegarían a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová. 
Por tanto, he aquí, yo te reuniré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traeré sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.” (2 Reyes 22: 1-2,9-10,12-14,18-20)

¿Porque entonces sí debo orar a Dios para saber si el Libro de Mormón es verdadero?

La evidencia es demasiado contundente como para ser rebatida. Ahora sólo nos queda preguntarnos las razones de porqué Dios nos ha puesto este desafío en frente a muchos, un desafío que prueba por sobre todas las cosas la humildad de la persona: consultar a Dios si el Libro de Mormón es verdadero.

Primero, porque el Libro de Mormón, a diferencia de otros libros de escritura supuestamente sagrados que la crítica suele citar como el Corán y otros poniéndolos a la par que el Libro de Mormón, ninguno de ellos clama ser “Otro Testamento de Jesucristo”. Ninguno apoya a la Biblia como palabra de Dios. En cambio, el Libro de Mormón se presenta como un compañero adicional que da más luz acerca de la divinidad del Señor Jesucristo y de la veracidad de la Biblia.

Segundo, porque el Libro de Mormón es para nosotros. Ningún jaredita, nefita, lamanita, zoramita, etc ni ningún prueblo pre-colombino de los que leemos en el libro tuvo acceso a él. Fue escrito y preservado por siglos especialmente para nuestra época. Eso tampoco tiene paralelo en la historia.

Tercero, porque existe salvación por gracia en la inocencia, pero condenación en la ignorancia. La sutil gran diferencia es que el inocente no pudo saber, el ignorante rechaza lo que sí pudo haber conocido. Así, de ser verdadero este proceso que culmina al orar para saber si el Libro de Mormón es verdadero, explicado al principio de Moroni 10:3-5; el rechazar a sabiendas la oportunidad de vivir este proceso, de conocer la veracidad de este Nuevo Testamento es tan importante que la consecuencia de rechazarlo es caer de la gracia del Señor:
“Mi pueblo perece por falta de conocimiento. Porque tú has rechazado el conocimiento, yo te rechazaré de mi sacerdocio; porque has olvidado la instrucción de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” (Oseas 4:6, TBJ)
Cuarto, el juicio final se basará en todos los libros sagrados. Si el Libro de Mormón fuese verdadero y si usted ya tenía un ejemplar de antemano en su poder y nunca lo apreció, ¿Que hará cuando, en frente de sus ojos, en la mesa del Juicio Final vea un ejemplar del Libro de Mormón abierto de par en par para juzgar su vida? Porque usted y yo “seremos juzgados por todos los libros sagrados” y no solamente los que más nos agraden (ver Apocalipsis 20:12). Así es de vital que usted sepa si este libro es Otro Testamento de Cristo o no lo es:
“Pero he aquí, hay muchos que endurecen sus corazones contra el Espíritu Santo, de modo que no tiene cabida en ellos; por tanto, desechan muchas cosas que están escritas y las consideran como nada.

Mas yo, Nefi, he escrito lo que he escrito; y lo estimo de gran valor, especialmente para mi pueblo. Porque continuamente ruego por ellos de día, y mis ojos bañan mi almohada de noche a causa de ellos; y clamo a mi Dios con fe, y sé que él oirá mi clamor.

Y sé que el Señor Dios consagrará mis oraciones para el beneficio de mi pueblo. Y las palabras que he escrito en debilidad serán hechas fuertes para ellos; pues los persuaden a hacer el bien; les hacen saber acerca de sus padres; y hablan de Jesús, y los persuaden a creer en él y a perseverar hasta el fin, que es la vida eterna.

Y hablan ásperamente contra el pecado, según la claridad de la verdad; por tanto, nadie se enojará con las palabras que he escrito, a menos que sea del espíritu del diablo.

Y ahora bien, mis amados hermanos, y también vosotros los judíos y todos los extremos de la tierra, escuchad estas palabras y creed en Cristo; y si no creéis en estas palabras, creed en Cristo. Y si creéis en Cristo, creeréis en estas palabras, porque son las palabras de Cristo, y él me las ha dado; y enseñan a todos los hombres que deben hacer lo bueno.

Y si no son las palabras de Cristo, juzgad; porque en el postrer día Cristo os manifestará con poder y gran gloria que son sus palabras; y ante su tribunal nos veremos cara a cara, vosotros y yo, y sabréis que él me ha mandado escribir estas cosas, a pesar de mi debilidad.” (2 Nefi 33: 2-5,10-11)
Por último, quisiera testificar mi experiencia personal. Sé que el proceso que clama el libro es cierto: que si lo leemos, meditamos y oramos a Dios en el nombre de Jesucristo para preguntarle si el Libro es verdadero, sabremos por nosotros mismos que es de Dios por medio del poder del Espíritu Santo. Yo lo he hecho y ahora sé por mí mismo que el Libro de Mormón también es la palabra de Dios.

Entiendo el resquemor y prejuicio que pueda tener antes de hacerlo. Nos ha pasado a todos los que hemos seguido el proceso ya que este parte por dudar acerca del Libro. El arrodillarse y preguntar, luego de haber un arduo esfuerzo por meditar y leer, es algo que requiere valentía y por sobre todo mucha humildad. He tratado de hacer mi mejor esfuerzo para que al menos usted confíe que el proceso es total y absolutamente acorde a lo que la Biblia enseña y que la crítica sensacionalista que tacha el proceso de “no-necesario” e incluso de “satánico” es totalmente errada y sin base bíblica alguna.

Lo invito que Ud confié y lo haga.

¡El Libro de Mormón es verdadero! ¡Que el Señor le bendiga en su esfuerzo!

26 enero 2011

Fraile Domingo de Vico y las tribus perdidas

El Fraile Domingo de Vico, misionero español en América en 1520, descubrió gran cantidad de evidencia hablada por los aborígenes y concluyó que estos eran descendientes de las tribus perdidas de Israel. Cito una parte de su libro de Historia "Teología Indorum". En el capitulo 101 dice:
“… Estos indígenas descienden de las diez tribus perdidas de los judíos, quienes no regresaron a su tierra de herencia pero conservaron todos los eventos escritos en su texto sagrado a través de la tradición verbal mientras el demonio los engañaba en muchos errores."

Adsense2