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09 enero 2008

la ley de moises y el libro de mormon


En el sitio de cumorah.org encontre unos enlaces interesantes videos en youtube, creo que los publico lamanitas.8m.com, hablan sobre la ley de moises y el libro de mormon,existe mucho material en contra de la iglesia en youtube, practicamente todos con mentiras, asi que pienso,fue muy bueno que la iglesia (o bien la universidad) comnezara a publicar videos de la iglesia, de esta forma quien los ve podra darse cuenta de la verdad.


http://www.youtube.com/watch?v=OAEFvDwriDs&eur

06 enero 2008

Los Hombres de Oriente



un Articulo mas completo sobre los nombres de el libro de mormon, de por si un trabajo bastante completo, notese la procedencia de los nombres.

Los Hombres de Oriente

Por Hugh Nibley.

Nombres Extraños.
La huella de Egipto estampada en la posteridad de Lehi puede distinguirse
con claridad en los nombres ostentados por ellos y sus descendientes. Los nombres
hebreos y egipcios en conjunto destacan por su mayoría abrumadora y presencia
en cantidades muy similares, lo cual es exactamente lo que uno podría esperar de
la declaración de Mormón en el sentido de que ambos idiomas fueron empleados
por su pueblo (lo que ciertamente no sería el caso si únicamente se hubiera usado
el idioma hebreo), sin embargo, también están presentes elementos Jonios, Hititas y
Arabes. Primeramente, examinemos algunos nombres egipcios, comparando los
nombres anotados en el Libro de Mormón (LM) con sus contrapartes equivalentes
del Mundo Antiguo (MA).1
Aha (LM), hijo de un comandante en jefe nefita.
Aha (MA), nombre del primer faraón egipcio; significa “guerrero” y es un término
común.
Amínadab (LM), misionero nefita durante la época de los jueces.
Amanatabí (MA), jefe de una ciudad cananita bajo el dominio egipcio. El nombre es
egipcio “reformado”.
Ammón (LM), el nombre que con mayor frecuencia aparece en el Libro de Mormón.
Ammón (Amón, Amún), el nombre más común en el imperio egipcio: el gran Dios
universal del imperio.
Ammoní[ah] (LM), nombre de una ciudad nefita.
Ammuni-ra (MA), príncipe de Beirut, ciudad sometida bajo el régimen de gobierno
egipcio. La relación es similar a la que
Camení[ah] (LM), un general nefita, tiene con
Khamuni-ra (MA), nombre Amarna, quizá un símil de Ammuni-ra.2
Cezóram (LM), juez superior nefita.
Chiziri (MA), gobernador egipcio de una ciudad de Siria.
Giddona (BM), a) juez superior que juzgó a Korihor, y b) padre de Amulek.
Dji-dw-na (MA), el nombre egipcio para referirse a Sidón.
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Lehi en el Desierto y el Mundo de los Jareditas.
Hugh B. Nibley.
Gidgiddoni y Gidgiddona (LM), generales nefitas.
Djed-djhwt-iw-f
y Djed-djhwti-iw-s agregando la terminación –ankh (MA), son nombres egipcios
que significan “Dios ha determinado: que él viva,” y “Dios ha determinado: que ella
viva,”, respectivamente.3 Tomando como patrón lo anterior, los dos nombres nefitas
significan “Dios ha determinado: que yo viva,” y “Dios ha determinado: que nosotros
vivamos,” respectivamente.
Giddiani (LM), general y jefe de los ladrones de Gadiantón.
Djhwti-anhki (MA), “Thoth es mi vida”; véase líneas arriba.
Gimgim[no] (LM), ciudad de Gimgim, compárese con la expresión bíblica No-Amón,
“ciudad de Amón.”
Kenkeme (MA), ciudad egipcia, también Kipkip, un asentamiento en Nubia de la
dinastía egipcia.
Hem (LM), hermano del primer Ammón, un explorador nefita.
Hem (MA), significa “siervo”, específicamente siervo de Amón, como en la frase
Hem tp n‘Imn; siervo principal de Amón” usado por los sumos sacerdotes de Tebas.
Helamán (LM), un gran profeta nefita.
Her-amón (MA), “en la presencia de Amón”, muy similar a otro nombre egipcio Heri-
i-her-imn.4 La letra “L” de las lenguas semíticas se escribe como “R” en el idioma
egipcio, ya que este último carece de “L”. De manera inversa, la letra “R” en el
idioma egipcio es considerada como una “L” en los lenguajes de origen semítico.
Himni (LM); un hijo del rey Mosíah.
Hmn (MA), nombre del Dios-Halcón egipcio, símbolo del emperador.
Korihor (LM), un agitador político apresado por el pueblo de Ammón.
Kherihor (en ocasiones escrito como Khuhor, etc.) (MA), el gran sumo sacerdote de
Amón, quien ascendió al trono de Egipto en Tebas alrededor del año 1085 a.C.
Mantí (LM), el nombre de un soldado nefita, una tierra, un cerro y una ciudad.
Manti (MA) es una forma semítica de un nombre egipcio, por ejemplo, Manti-
mankhi, príncipe del alto Egipto alrededor del año 650 a.C. Manti una derivación
idiomática tardía de Month, dios de Hermontis.
Matoni (LM), el discípulo nefita.
Maitena, Mattenos, etc. (MA), dos jueces de la ciudad de Tiro, que en diferentes
épocas llegaron a ser reyes, muy posiblemente bajo el auspicio y dirección egipcias.
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Lehi en el Desierto y el Mundo de los Jareditas.
Hugh B. Nibley.
Moriantón (LM), el nombre de una cuidad nefita y el de su fundador, también la
provincia nefita de Moriántum.
Meriatón y Meriamón (MA), nombres de príncipes egipcios; “Elegido de Atón” y
“Elegido de Amón”, respectivamente.
Nefi (LM), fundador de la nación nefita.
Nehi, Nehri (MA), destacados integrantes de la nobleza egipcia. El nombre de un
capitán egipcio era Nfy. Ya que en el Libro de Mormón en inglés el nombre de Nefi
aparece siempre escrito con “ph”(Nephi), esta forma en el idioma inglés es muy
semejante a Nihp, el nombre original del dios Pa-nepi, el cual, en un principio bien
pudo haber sido Nephi.5
Paanqui (LM), hijo de Pahorán y candidato al asiento judicial.
Paanqui (MA), hijo de Kherihor, a) gran sumo sacerdote de Amón, b) gobernador de
la tierra del sur, conquistador de Egipto y sumo sacerdote de Amón en Tebas.
Pahorán (LM), a) gran juez superior, b) hijo de este mismo juez.
Pa-her-an (MA), embajador de Egipto en Palestina, lugar en donde el nombre ha
sido “reformado” como Pahura; el nombre Pa-her-y en egipcio significa “el Sirio” o
nativo de Asia.
Pacumeni (LM), hijo de Pahorán.
Pakamen (MA), nombre egipcio cuyo significado es “ciego”; al igual que Pamenches
(en griego, Pacomios), nombre de un comandante de la región sur y sumo
sacerdote de Horus.
Pacus (LM), líder revolucionario y usurpador del trono.
Pa.ks y Pach-qs (MA), nombres egipcios. Compárense con Pa-ches-i, “el que
clama.”
Sam (LM), hermano de Nefi.
Sam Tawi (MA), en egipcio “el que unifica a dos tierras,” es un título tomado por el
hermano de Nehri tras alcanzar el trono.
Cezór[am] y Zeezr[om] (LM), un juez inicuo y un abogado entre el pueblo,
respectivamente. El nombre de este último mas tarde sería llevado por una ciudad
nefita.
Zoser, Zeser, etc. (MA), gobernante de la tercera dinastía y uno de los más grandes
e importantes faraones egipcios.
Zemna[ri][ah] (LM), un jefe de la banda de ladrones de Gadiantón.
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Lehi en el Desierto y el Mundo de los Jareditas.
Hugh B. Nibley.
Zmn[ha][re] (MA), nombre egipcio: los mismos elementos lingüísticos del nombre
anteriormente mencionado, solo que en diferente orden –una práctica egipcia
común.
Zeniff (LM), líder de una colonia nefita.
Znb, Snb (MA), elementos frecuentemente empleados en los nombres egipcios, cf.
Senep-ta.
Zenoc (LM), de acuerdo con varios autores del registro nefita, fue un antiguo profeta
en Israel.
Zenekh (MA) nombre egipcio; en otro tiempo propiedad exclusiva de un dios-
serpiente.
Se habrá notado que los nombres comparados rara vez son exactamente
iguales, exceptuando el caso de los monosílabos Sam y Hem. Extrañamente, tal
circunstancia es una sólida confirmación de un origen común, debido a que los
nombres fueron obligados to sufrir algún cambio con el tiempo y la distancia; por lo
tanto, si el parecido fuera perfecto, nos veríamos forzados a atribuirlo, por mas
descabellado que pudiera parecernos, a una simple coincidencia. Debe haber
diferencias; y lo que es mas, tales diferencias no deberían ser incongruentes sino
mostrar tendencias concretas. Esto nos conduce a la cualidad más impresionante
de los nombres del Libro de Mormón.
Tomemos como ejemplo el caso de Ammón. Siendo un nombre tan popular,
se podría esperar que apareciera tanto en nombres compuestos como en solitario, y
con toda seguridad, sería el elemento mas frecuentemente hallado en los nombres
compuestos, tanto en occidente como en Egipto. Pero en nombres compuestos
Amón o Amún sufre una metamorfósis, siempre de acuerdo con una regla general.
En su tratado sobre Gramática Egipcia, Gardiner escribe:
Entre los nombres compuestos existe una categoría sumamente importante
conocida como teóforus, en la que uno de los elementos que integran la
composición es el nombre de una deidad. En las trascripciones greco-romanas
ahora se aplica como regla que cuando el nombre de la deidad se encuentre al
inicio del nombre, este elemento se pronuncie con menor fuerza que cuando
aparezca solo o al final.6
Acto seguido, el autor procede a demostrar que, en algunos casos, Amón o
Amún frecuentemente se convierte en Amén, mientras que en otros su
pronunciación desaparece por completo. Basta considerar los nombres Amínadab,
Aminadí, Amnor, Amnihú, etc. del Libro de Mormón para ver cuán perfectamente
dicha regla tiene su aplicación. Por otra parte, en el nombre Helamán permanece la
pronunciación acentuada, debido a que “el nombre divino” no esta “situado al inicio”
del nombre. En vista que la “L” semítica equivale a una “R” en lengua egipcia (la
cual, no tiene letra L) Helamán necesariamente aparecería en el egipcio “sin
reformar” como el típico nombre egipcio de Heramón.
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Lehi en el Desierto y el Mundo de los Jareditas.
Hugh B. Nibley.
La presencia constante del elemento Mor- en los nombres del Libro de
Mormón concuerda sorprendentemente con el hecho de que en las listas de
nombres egipcios compilados por Liblein y Ranke el elemento Mr junto con Nfr son,
por mucho, los más comunes.
En un artículo publicado en la revista Improvement Era en Abril de 1948, el
autor dirigía su interés a la peculiar tendencia que tienen los nombres del Libro de
Mormón de ser exclusivamente oriundos del Alto Egipto y del sur de Tebas; en esa
ocasión no pudo hallar una explicación satisfactoria a tan extraño fenómeno, pero
ahora la respuesta es muy clara.7 Tras la caída de Jerusalén, muchos de los
contemporáneos de Lehi que lograron escapar huyeron a Egipto, en donde su
principal asentamiento parece haber sido en Elefantina o Yeb, al sur de Tebas. De
hecho, todo parece indicar que la colonización mas importante de Elefantina se
efectuó en esa época y proveniente de Jerusalén.8 ¿Que podría ser entonces mas
natural sino que los refugiados que escaparon de la Jerusalén de Lehi huyendo a
Egipto tuvieran nombres similares a los del Libro de Mormón ya que los integrantes
del grupo de Lehi los habían tomado de la misma fuente?
Una seria objeción para utilizar los nombres del Libro de Mormón como
evidencia filológica no debe quedar sin respuesta. Al tener ante sí tan extrañas
palabras ¿cómo pudo un iletrado José Smith haber sabido como pronunciarlas? y al
escucharlas ¿cómo pudo su escribiente haber sabido como escribirlas?
Recordemos que estos nombres no son traducciones al inglés como el resto del
libro, sino auténticas expresiones propias del idioma nefita. Entre ellas, las
suposiciones del Profeta al pronunciarlos y las suposiciones de Oliverio Cowdery al
escribirlos forzaría a realizar un arduo ejercicio de suposiciones mutuas para
completar exitosamente el proceso. Solo que no había nada que suponer. De
acuerdo con los testimonios de David Whitmer y de Emma Smith publicados en el
diario "The Saints Herald" y facilitados al autor por Preston Nibley, José nunca
pronunciaba los nombres registrados en las planchas; siempre los deletreaba.9 De
modo que no hay duda que su significado es tan preciso y fidedigno como es
posible interpretarlos mediante el uso de nuestro alfabeto.
Sin embargo, Egipto no era lo único. Palestina siempre fue una olla en
ebullición y más aún en la época de Lehi, cuando el Cercano Oriente por entero se
encontraba intensamente involucrado en operaciones comerciales y de tipo bélico.
Listas de nombres de obreros calificados que vivieron en Babilonia tras la caída de
Jerusalén muestran una increíble variedad de tipos.10
Dado que José Smith disponía del Antiguo Testamento, no hay errores al
listar los nombres en hebreo, pero sus variantes en el Libro de Mormón son
sumamente significativas. La fuerte tendencia a terminar en –iah es particularmente
notable, ya que la gran mayoría de nombres hebreos hallados en Laquish finalizan
de la misma forma, lo cual indica que los nombres con el sufijo –iah fueron
sumamente recurrentes en la época de Lehi.11 Los nombres hebreos grabados en
antiguas jarras provenientes de algunas otras partes de Palestina guardan cierta
familiaridad con los hallados en el Libro de Mormón: Serón, Memsat, Zif (L. de M.,
Zif), Méter, Efer, Jalón, Ezer, Méname, Lécah, Amnon (L. de M., Amnor), Zoet, etc.12
y nunca se sospecharía de ellos si fueran insertados en una lista de nombres del
Libro de Mormón. El Libro de Mormón ofrece el tipo correcto para nombres hebreos.
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Lehi en el Desierto y el Mundo de los Jareditas.
Hugh B. Nibley.
Algo verdaderamente sorpresivo es que cierto número de nombres del Libro
de Mormón posiblemente son de origen hitita y algunos de ellos indudablemente lo
son. Así que, mientras Mantí sugiere las voces egipcias Mont, Manti, Menedi, etc. y
el nombre de una ciudad hitita, Manda y un elemento característico de los nombres
Hurrian (mucho de lo hitita es hurrian, como lo ha demostrado el Prof. Goetze) –anti,
-andi, es igualmente común en el Libro de Mormón.13 De la misma manera lo son
Cumeni, Cumen-oni, Kish-kumen (del hitita Kumani, una importante ciudad),
Seántum (del hitita Sandon, Sandas), Akish (del hitita Achish, una denominación
para Chipre), Gadiandi (de una ciudad hitita, Cadianda).14 Su variante egipcia indica
que estos nombres llegaron a la gente de Lehi a través de otras rutas, no
directamente; sin embargo, recientemente se ha demostrado que algunos
contemporáneos de Lehi de cierto renombre eran hititas; los asentamientos y
nombres hititas seguían sobreviviendo sobre la montañosa Judea de su época.15
La presencia de nombres tales como Timoteo y Laconeo en el Libro de
Mormón es estrictamente correcto, sin embargo en primera instancia parecería ser
contradictorio. Ya que al menos en el siglo XIV a.C. Siria y Palestina habían estado
en permanente contacto con el mundo Egeo y que a mediados del siglo VII
mercaderes y mercenarios griegos se encontraban fuertemente ligados a intereses
egipcios (los mercenarios egipcios mas capaces siempre fueron griegos),
diseminados por todo el Cercano Oriente.16 La gente de Lehi, muy aparte de sus
actividades mercantiles, no habría podido evitar un considerable contacto con esta
gente en Egipto y especialmente en Sidón, la cual hasta esos días era alabada por
los poetas griegos como el más grande centro del comercio mundial. Es interesante
anotar que Timoteo es un nombre Jonio, ya que los griegos de Palestina eran jonios
(de ahí el apelativo de “hijos de Javanim”) y –debido a que Laconeo significa “un
Laconiano”- que los mas antiguos mercaderes griegos eran Laconianos con
colonias en Chipre (Akish en el Libro de Mormón) que por supuesto comerciaron
con Palestina.17
El recopilador de estas investigaciones se mostró tremendamente
sorprendido por la ausencia total de nombres Baal en el Libro de Mormón. ¿Qué
desafortunada circunstancia habría intervenido para que los autores del Libro de
Mormón olvidaran incluir por lo menos un nombre que contuviera el elemento Baal,
tan común en los nombres del Antiguo Testamento? Habiendo descubierto, como
pensábamos, que el libro estaba en un error, evitamos criticarlo al momento y de
hecho su reticencia a presentar en sus páginas nombres de Baal --lo que ha sido
asombrosamente justificado en años recientes-- sería una marca condenatoria
contra el libro. Ahora sabemos que el obstinado prejuicio de nuestro texto mostrado
hacia los nombres de Baal es en realidad la actitud correcta, y este descubrimiento,
plantado frente a nuestras preconcepciones y cálculos, debería con toda justicia ser
ponderado como una evidencia de peso a favor de la autenticidad del libro, dado el
supuesto error histórico que sus páginas presentaban.
Sucede que por una u otra razón los judíos a principios del siglo sexto a.C.
no habrían tenido nada que ver con los nombres Baal. Una revisión a las listas de
los nombres de Elefantina muestra que “el cambio de los nombres Baal, por
sustitución, concuerda con la admonición de Oseas en el sentido de que no
deberían ser usados mas por los Israelitas y consecuentemente resulta mas
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Lehi en el Desierto y el Mundo de los Jareditas.
Hugh B. Nibley.
interesante averiguar la forma en que los últimos descubrimientos arqueológicos
confirman al profeta, ya que de los mas de 400 nombres escritos en el papiro de
Elefantina ninguno de ellos esta compuesto por la palabra Baal.”18
Debido a que Elefantina fue ocupada durante mucho tiempo por los Israelitas
que escaparon de Jerusalén posteriormente a su destrucción, sus nombres
deberían mostrar las mismas tendencias que los presentes en el Libro de Mormón.
Sin embargo el traductor del libro quizá por el ejercicio de una astucia sobrehumana
habría sido advertido por Oseas 2:17 a omitir los nombres Baal, ya que el
significado de ese pasaje esta tan lejos de lo obvio que Albright, ya para 1942
encuentra como “muy significativo que los sellos e inscripciones de Judea…tan
numerosas en los siglos séptimo y octavo parece que no contienen nombres Baal
en absoluto.”19 Realmente muy significativo, pero difícilmente mas que la extraña
perspicacia que el Libro de Mormón muestra sobre el particular.
Con respecto a la presencia de algunos nombres de origen árabe en el
Antiguo Testamento, Margoliouth hace notar que, “considerando… que los nombres
registrados son una fracción infinitesimal de la población, tal evidencia resulta
extraordinaria.”20 Esta consideración encuentra aplicación con mucha fuerza en el
Libro de Mormón, en donde los nombres coincidentes con las diversas formas
lingüísticas del Mundo Antiguo representan “solo una fracción infinitesimal” de la
población nefita.

03 enero 2008

NOMBRES INUSUALES EN EL LIBRO DE MORMÓN


la de la foto es Cindia Escalante , analiza sobre los nombres que aparecen en el Libro de Mormón , después publico mas artículos sobre este increíble tema

NOMBRES INUSUALES EN EL LIBRO DE MORMÓN


CINDIA ESCALANTE MATTSSON

Filóloga. Universidad de Gotemburgo

Muchos son los estudios que se han realizado sobre El Libro de Mormón, sacado a la luz por Joseph Smith en el siglo XIX. Estos estudios intentan o bien corroborar la posible autenticidad del libro, es decir, que se trate verdaderamente de una recopilación de escritos de autores hebreos del año 600 A.C. que Smith tradujo de planchas de oro, o bien detractar su posible veracidad y demostrar que José Smith inventó el libro.

En 1950 Hugh Nibley publicó Lehi in the desert, un estudio analítico de las características de la expedición de Lehi y sus hijos desde Jerusalén, que es también el punto de partida del libro de Mormón, en el año en que Nabucodonosor invadiría la capital judía. Nibley hizo, entre otros, un estudio de los orígenes de los nombres extraños o inusuales de El Libro de Mormón. Tema que trataremos en este artículo.
Cuadro de texto:


Algunos críticos han afirmado que Smith pudo haber copiado los nombres que aparecen en El Libro de Mormón de la Biblia. En ese caso, no sería peculiar que existiese una gran cantidad de nombres hebreos y griegos en El Libro de Mormón. Si, por el contrario, los inventó, deberían ser nombres totalmente desconocidos. Coincidimos con Nibley en que si el libro es auténtico sus nombres también deberían reflejar las carasterísticas del pueblo israelita del 600 A.C. con influencias egipcias y retazos culturales árabes y babilonios.
El profesor Hugh Nibley

NOMBRES HEBREOS Y EGIPCIOS

La crítica ha sostenido que El Libro de Mormón estaba escrito en hebreo con caracteres egipcios. Sin embargo, Moroni (Mormón 9:32-34) observa que los nefitas habían alterado su egipcio escrito según su forma de hablar y que el hebreo había sido también alterado:

Hemos escrito estos anales según nuestro conocimiento, en los caracteres que entre nosotros se llaman egipcio reformado; y los hemos transmitido y alterado conforme a nuestra manera de hablar. Y si nuestras planchas hubiesen sido suficientemente amplias, habríamos escrito en hebreo; pero también hemos alterado el hebreo.

Como consecuencia, ningún otro pueblo conocía su idioma. No era ni egipcio ni hebreo. Moroni afirma que en caso de haber usado hebreo antiguo, que no es hablado por su pueblo, no hubiese habido imperfección en sus anales (Mormón 9:33) pero escribe ”en los caracteres que entre nosotros se llaman egipcio reformado”. Simplemente porque tomaba menos espacio al escribir. El egipcio se podía ecribir en menos espacio que el hebreo y, como además era la segunda lengua de Lehi -judío adinerado y orgulloso de su educación egipcia- no es de extrañar que Lehi no sólo escribiera y hablara egipcio sino que insitiera en que sus hijos hablasen también esta lengua. Sin embargo, la lengua de sus descendientes no sería ni hebreo ni egipcio sino una mezcla de los dos, siendo las dos lenguas corrompidas en el proceso hasta el punto de que ningún otro pueblo la conocía. Siendo así, los nombres hebreos y egipcios en El Libro de Mormón deberían componer a partes iguales la mayoría de los nombres del libro (además, encontraríamos elementos hititas, árabes y jónicos). Al menos, es lo que lo que deberíamos esperar encontrar según la información que recibimos de uno de los escritores, Moroni, cuando afirma que las dos lenguas se usaban igualmente entre ellos. Así pues, los nombres de los personajes de El Libro de Mormón deberían reflejar esta procedencia egipcia.

Lo extraño y la cuestión es cómo pudo Smith, un campesino sin estudios, tener conocimiento de estos nombres, ya que, sorprendentemente y, de hecho, coinciden con nombres egipcios.

He aquí algunos ejemplos :

Aha: nombre del primer Faraón y que significa ”guerrero”.

Aminadab: jefe de una ciudad cananea bajo domino egipcio.

Ammón: el dios universal del imperio.

Giddonah: el nombre egipcio de Sidón

Hem: hermano de Ammón

Helamán: ”en presencia de Ammón”

Korihor: sumo sacerdote de Ammón en Tebas, hacia el 1085 A.C.

Mantí: príncipe del Alto Imperio hacia el 650 A.C.

Paanchi: gobernador del sur de Egipto

Sam: título egipcio que significaba ”unificador de la tierra”

Zenoc: nombre propio egipcio, antiguo dios serpiente. (Nibley,1950)





Paiankh, hijo de Kherihor y Sumo Sacerdote Jefe de Ammón. Este nombre, en su forma ”Paankhi”, era el de dos gobernadores del sur, en el primero y quinto reinados de la Dinastía XXV. Es absolutamente idéntico al Paanchi de Helamán 13

(Hugh NIBLEY, 1950)




La forma egipcia del nombre ”Sidón” se pronuncia aproximadamente Djidonah (la ”d” muy fuerte), sugiriendo el nombre propio del Libro de Mormón ”Giddona”. La forma hebrea es muy común en el Libro (Max BURCHARDT, ”Altkanaanaischen Fremdworte”)





El título completo de Kherihor antes de ser rey en Tebas. En el Libro de Mormón (Alma 30), Korihor es enviado por Ammón, cuyo oficio de Sumo Sacerdote sobre el pueblo de Ammón tenía importantes funciones judiciales y políticas, para comparecer ante ”el sumo sacerdote y juez superior de la tierra”. Justamente esa autoridad combinada era ostentada por Kherihor en Egipto como Servidor Jefe (Hem) de Ammón. El Ammón del Libro de Mormón tenía un hermano llamado Hem.

NOMBRES ACABADOS EN –ÍAH

Como hemos indicado anteriormente, Smith tenía acceso al Antiguo Testamento y obviamente, los nombres hebreos de la Biblia podrían haber sido plagiados en el Libro de Mormón. Sin embargo, la abundancia de nombres propios acabados en -íah que el Libro de Mormón contiene, Moroníah, Nefíah, Zemnaríah, por ejemplo, no pudo ser deducida por José Smith de la Biblia. Las llamadas Cartas de Laquis, investigadas mucho después de su muerte (Torczyner 1938), revelan una especie de moda en poner nombres acabados en -íah entre los hebreos del tiempo de Lehi, en el año 600 A.C. Smith podía haber insertado en su libro, sin levantar sospecha alguna, nombres hebreos más comunes como, por ejemplo: Herzron, Menahem, Efer, Ezer, Lecah, Amnon, etc. (Nibley 1950). Curiosamente, el Libro de Mormón menciona el tipo correcto de nombres hebreos, a saber, los que eran modernos en aquella época.

DOS NOMBRES GRIEGOS

Al haberse escrito el Nuevo Testamento en griego podría Smith también haber plagiado los nombres griegos de esta parte de la Biblia. Sin embargo, los únicos nombres griegos que aparecen en el Libro de Mormón son Timoteo y Laconeo. Timoteo es un nombre jonio, y los griegos de la Palestina del 600 A.C. eran justamente jonios (el nombre hebreo para los griegos entonces era “hijos de Javanim”). Laconeo significa simplemente “procedente de Laconia”, y los laconios, que tenían colonias en Chipre, llevaban comerciando con los hebreos desde mucho antes de los tiempos de Lehi. Los contactos entre Palestina y el Egeo se iniciaron en el 1300 A.C., y proliferaban los mercenarios y los mercaderes griegos en Egipto desde el año 650 A.C. Justamente los mercernarios egipcios eran griegos (Nibley, 1950). Consecuentemente, el pueblo de Lehi no pudo evitar tener contactos con estos pueblos. Sobre todo, teniendo en cuenta que Lehi estaba educado según la cultura y tradición egipcia.

Debemos destacar que en El Libro de Mormón, todo lo que concierne a Egipto es estrictamente cultural. No se hace referencia ninguna del Faraón o del gobierno egipcio. Sólo de la cultura egipcia y especialmente de la lengua. Lehi, uno de los personajes principales de El Libro de Mormón, es un judío egiptófilo como debían de existir muchos en la época. El interrogante es cómo pudo José Smith, sin conocimientos de la cultura egipcia, inventar un personaje cuya educación y lenguas coincide precisamente con algo de lo que se tienen pruebas gracias a estudios realizados posteriormente a la publicación de su libro.

AUSENCIA DE NOMBRES ACABADOS EN –BEL O –BAAL

Como Nibley indica, no encontramos nombres en El Libro de Mormón con la partícula –baal, cuya transcripción biblíca es –bel. Existen nombres como Isaías, Benjamín, Aarón, Jacob, Ismael, etc., que también existen en la Biblia. Sin embargo, no existen nombres como Belsasar, Jezabel, Zorobabel, Asbel, Bela, Es-baal, Merib-baal, etc. (NIBLEY, 1950). Nombres que son biblícos de personajes hebreos. Para José Smith hubiese sido fácil, en caso de plagio, tomar alguno de estos nombres terminados en -bel. Sin embargo, no aparecen por ninguna parte de El Libro de Mormón. Curiosamente, en estudios posteriores a la publicación de dicho libro, se ha esclarecido el sentido del versículo 17 de Oseas 2, en el año 700 A. C., en el que el profeta Oseas había prohibido la continuación de los nombres con la partícula –baal (Oseas 2: 17). Además en el Papiro Elefantino, del 650 A. C. (OFFORD, 1917), podemos encontrar unos 400 nombres propios y ninguno con la partícula –bel. Estos documentos eran totalmente desconocidos por Smith y aún así, en El Libro de Mormón se cumple esta ley, una prohibición que data del siglo VII A. C.

LA PRONUNCIACIÓN DE LOS NOMBRES

Un dato que Nibley destaca y que no deberíamos pasar por alto y que tiene mucha importancia a la hora de utilizar los nombres de El libro de Mormón con miras filológicas es la forma en la que están escritos. José Smith tradujo el libro de planchas de oro y lo redactó a su escribiente, Oliverio Cowdery. ¿Cómo pudo José Smith saber cómo se pronunciaban estos nombres? Y si es que su escribiente los oyó, ¿cómo pudo saber transcribirlos fonéticamente? Debemos recordar que los nombres no fueron traducidos al inglés, como el resto del libro, sino que se mantuvieron como partes auténticas y originales en lengua nefita. De acuerdo con los registros que se conservan de entrevistas con personas allegadas a José Smith y Oliverio Cowdery, Smith nunca pronunció los nombres durante la traducción del libro ni Cowdery tuvo nunca que adivinar cómo se escribían. Los nombres fueron siempre deletreados por José Smith. Es por esta razón que no fueron alterados en la traducción.

FIGURAS POÉTICAS Y EXPRESIONES ARÁBICAS

No podemos dejar de considerar en esta reseña la existencia de figuras poéticas arábicas en El Libro de Mormón, figuras que no están en la Biblia, y que se explican por la proximidad cultural del grupo de Lehi con los árabes del desierto. La expresión “vapor de tinieblas”, que describe un fenómeno del desierto (1 Nefi 8:23), aparece en uno de los tempranos poetas árabes del desierto, al-Ajajj (AHLWARDT 1903), así como “un campo grande y espacioso, a semejanza de un mundo”, presente en la poesía árabe como maydân, que significa justamente “el mundo como campo grande y espacioso”; o la expresión “río de aguas”, que sólo emplearía un hombre del desierto, o la “fuente de aguas sucias”, que tiene su equivalente en el sayl árabe. Aparte hay otras figuras más sutiles, pero demasiado semejantes para ser consideradas casuales a la ligera: el vocativo “mormónico” “Oh, que tú...”, traduccíon literal del típico vocativo árabe Yâ laytaka; el juramento “Como vive el Señor...”, equivalente al juramento árabe wa hayat Allah, etc. etc.

No sólo nombres de personas, sino los nombres de lugares designados por la expedición de Lehi y sus descendientes presentan una exactitud etimológica difícil de inventar: Irreántum, que el mismo Libro de Mormón dice que significa “muchas aguas” (1 Nefi 17:5), es, en egipcio y en copto, justamente eso, “gran lugar que contiene agua” (SPIEGELBERG); Shazer, donde se muda el grupo de Lehi (1 Nefi 16:13-14), es una palabra común entre los árabes palestinos, que transcribiríamos como shajer, y que los árabes egipcios pronuncian shazher, lo cual significa “arboleda” (CONDER, 1876); Nahom, donde es enterrado Ismael (1 Nefi 16:34), presenta la raíz árabe NHM, con el significado básico de “suspirar, lamentarse”, cuando, casualmente, las hijas de Ismael “se lamentaron sobremanera a causa de la muerte de su padre” (1 Nefi 16:35; JAUSSEN, 1901).

EL SOPORTE: PLANCHAS DE ORO

Por último, José Smith indicó que El Libro de Mormón estaba originalmente escrito en planchas de oro. Si hubiese sido una invención suya, podía haber fácilmente afirmado que el libro había sido traducido de papiros egipcios, de tablillas de madera (como en algunos registros romanos) o de tablillas de arcilla, que eran los métodos de transcripción antigua más conocidos en aquella época. No obstante, Smith siempre sostuvo que los anales estaban escritos en planchas de oro. Aun habiendo testimonios escritos por testigos que afirmaban haber visto las susodichas planchas, la crítica se mostró escéptica a creer que planchas de ese tipo se hubiesen utilizado alguna vez para conservar y escribir registros. No fue hasta el siglo XX que se hicieron descubrimientos arqueológicos revolucionarios que apoyarían las afirmaciones de José Smith sobre las planchas de oro. Más de un siglo después de la publicación de El Libro de Mormón, publicado en el año 1830, se desterraron, entre otras, planchas de cobre hebreas del siglo XII A.C., planchas de oro con el registro real de Darío, planchas de bronce con textos en egipcio reformado en Byblos, planchas de metal con la Crónica Demótica de Egipto, sarcófagos con tablas de oro escritas en una lengua desconocida, etc. (ALBRIGTH 1939).

Como conclusión, apoyamos la parte de la crítica que sostiene que José Smith no pudo ni plagiar ni copiar los nombres de El Libro de Mormón . No existe la posibilidad de que, como hemos mencionado anteriormente, este joven sin estudios ni conocimientos de lenguas antiguas ni arqueología, pudiese haber inventado o plagiado estos nombres inusuales. Tampoco consideramos creíble que los hubiese podido escribir casualmente, por cuanto justamente estos nombres poco comunes siguen las leyes y modas que datan de muchos siglos A.C., conocimientos que no estaban ni al alcance de Smith ni de ninguna persona contemporánea a él, ya que se descubrieron gracias a estudios realizado muchos años después.

CINDIA ESCALANTE MATTSSON

Filóloga. Universidad de Gotemburgo

Bibliografía:

· W. AHLWARDT, Sammlungen alter arabischer Dichter. Berlín, Reuther & Reichard, 1903

· William ALBRIGHT, “A Hebrew Letter of the Twelfth Century”, Bulletin of the American Schools of Oriental Research, febrero 1939.

· Claude R. CONDER, “Notes on the Language of the Native Peasantry in Palestine”, Palestine Exploration Fund Quaterly, 1876

· Antonin JAUSSEN, “Chronique”, Revue Biblique 10, 1901:607

· Joseph OFFORD, “Further Illustrations of the Elephantine Aramaic Jewish Papyri”, Palestine Exploration Fund Quaterly, 1917.

· Hugh NIBLEY, Lehi in the desert, 1950.

· Hugh NIBLEY, Collected Works, Vol.5.

· Wilhelm SPIEGELBERG, Koptisches Handwörterbuch, 204, 258.

· Harry TORCZYNER, The Lachish Letters. Londres, Oxford University Press, 1938.

· El Libro de Mormón.

· La Biblia.

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